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ENCUENTRO

15 de Enero de 2010.

Hoy es un día de esos en los que piensas: no tengo ganas de salir de casa…
hace mucho frío… y cosas así por el estilo. Llamas a tus amigas y les dices que
no tienes ganas de salir… y es cierto; aunque realmente con quien no tienes
ganas de salir es con ellas o con quien supuestamente es tu novio… no después
de todo lo que está sucediendo en tu casa. Tus amigas no entenderían por lo
que estas pasando por lo que piensas que es mejor que ellas no sepan nada.

Después de llamarlos, miras el reloj que hay en la pared del salón; las nueve y
media de la noche…. Miras a tu alrededor, al parecer tanto tu padre como tu
madre van a llegar tarde de nuevo de donde quieran que estén… ya no te
molesta donde pueden estar ni te preocupas por ellos… pues sabes que lo
único que entonces vas a provocar es comenzar a sufrir de nuevo tú.

Echas un vistazo en el periódico a ver lo que pueden dar en la tele, no dan


nada interesante; así que finalmente coges una chaqueta y decides salir a dar
una vuelta. Llevas el móvil, las llaves y dinero por si acaso lo necesitas.

Sales al portón y miras hacia el cielo… hace bastante frío. Observas en el


panel de la farmacia que hacen 8 grados. Te abrigas bien y comienzas a
caminar mirando al suelo y de vez en cuando por donde andas… puesto que
has decidido salir a andar pero no sabes a donde iras… Sigues caminando
durante un tiempo más hasta que se te ocurre la idea de ir al cine. La idea te
parece un poco absurda, pero no tienes otra cosa mejor que hacer, así que te
pones en marcha hacia el cine.

Tras caminar unos veinte minutos, llegas hasta el cine y observas la cartelera.
Miras en general todas, ya que te da igual cual ir a ver… Recuerdas una
película que te recomendó una amiga hace unos días y decides ver esa. Vas a
la taquilla y compras la entrada, después te compras unas palomitas y la
bebida y vas a la sala.

Allí el acomodador te lleva hasta tu asiento que está en las filas del centro y
te sonríe. Parece una persona agradable. Colocas las palomitas en su sitio y la
bebida en el otro lado y te echas una palomita a la boca. Al cabo de unos
minutos, cuando han empezado ya los créditos que van antes de la película,
alguien se sienta a tu lado.

Giras la cabeza levemente y observas que es un chico… parece de tu edad y al


igual que tu, ha venido solo. Te extrañas un poco, puesto que la película que
vais a ver es un drama y no parece la clase de película que vería uno de
ellos… Solo por eso, te sientes cómoda a su lado, puesto que si a un chico le
gusta esa clase de películas puede significar que también tiene su lado
romántico y sensible.

El chico te observa, tiene el cabello corto, por debajo de las orejas y parece
de color negro… Observas el color de sus ojos hasta que las luces de la sala se
apagan para dar comienzo la película. El se te queda mirando igualmente y
finalmente te sonríe. Tiene una sonrisa la mar de hermosa y hace que tu
corazón lata durante unos instantes con rapidez.

Miras al frente y lees el título de la película y los actores principales: Querido


John, con los actores Channing Tatum y Amanda Seyfried. La actriz la conoces
por la película de Mamma Mia, y a él lo reconoces por alguna película de
boxeo que tu padre te pone de vez en cuando.

Aunque estás atenta a la película, no puedes evitar de vez en cuando al chico


que está a tu lado y que está comiendo en este momento unas palomitas. Te
mira de soslayo y le sonríes sin poder evitarlo; el te devuelve la sonrisa y
acaricia tu mano con dulzura y suavidad. Sientes un escalofrío cuando tu piel
y la tuya se rozan y tu corazón vuelve a latir con rapidez… Con tu “novio” (si
es que así se le puede llamar a alguien que no está cuando lo necesitas y liga
con tus amigas) no te pasó nunca eso, en cambio con este chico que no
conoces no deja de sucederte.

Él se te queda mirando durante un tiempo más y tú con el rostro sonrojado,


vuelves la cara y miras la película aunque no estás atenta a ella y lo sabes
perfectamente. Tu mente no para de pensar en el apuesto chico que hay a tu
lado y que acaricia tu mano con dulzura. Pasados unos minutos, notas como
lentamente el chico está soltándote la mano y automáticamente la tuya
agarra la de él mientras tus ojos se cruzan con los suyos. Estás sonrojada, y en
tu interior te maldices por lo que acabas de hacer y aunque quieres soltarle la
mano, no tienes fuerzas para hacerlo ya que te gusta el contacto de vuestras
pieles. Piensas entonces como será el tacto de sus labios y del resto de su
cuerpo y tus mejillas casi parecen explotar al estar más rojas que la lava de
un volcán ante lo que acabas de pensar. Él sonríe como si hubiera leído tus
pensamientos y muy despacio se acerca hasta ti. Su cara está a escasos
milímetros de la tuya y vuestras narices se rozan. Abres los labios para querer
decir algo pero él te hace callar posando sus labios en los tuyos y besándote
con dulzura y suavidad. Cierras los ojos al sentir tal contacto y el con la mano
que le queda libre te acaricia las mejillas sonrojadas que tienes.

No puedes dejar de besarlo… te sientes tan bien cuando lo besas y te olvidas


de todas las preocupaciones que hayas podido tener… te gusta besarlo, te
podrías tirar así todo el tiempo. Parece como si vuestras bocas estuvieran
hechas para estar unidas siempre. Tu otra mano se alza y acaricia sus cabellos
con suavidad y la mano de él te atrae más cerca de él juntando aun más
vuestros rostros.

Tras unos segundos sientes la necesidad de respirar y os separáis sin dejar de


miraros el uno al otro. Tu rostro sigue sonrojado y acariciado por la mano de
él pero con tanta suavidad como si fuera una pluma lo que te acariciase.

Lentamente, os colocáis bien en vuestros asientos para terminar de ver la que


será a partir de ahora una de tus películas favoritas.

Cuando se ven los créditos finales, te esperas a que salga todo el mundo y te
levantas, coges la caja de las palomitas y las bebidas y en la otra mano,
aferras la del chico que te sigue hasta la salida del cine. Allí, tiráis lo que os
ha sobrado en la papelera y cuando vas a soltarle la mano, el atractivo chico
la aferra con fuerza y la acerca a su rostro acariciando tu mano con sus labios.

Lo más sensato que se te ocurre es que deberíais de hablar de lo que ha


sucedido en la sala de cine pero tienes miedo de que si dices algo lo acabes
empeorando todo y el chico se marche. Durante unos segundos permanecéis
en silencio mirándoos fijamente el uno al otro hasta que el decide hablarte.

-¿Te apetece una hamburguesa mientras que hablamos?

Sonríes y asientes con la cabeza; él sonríe también y te conduce hacia el


McDonald más cercano. Os pedís unas hamburguesas y os sentáis el uno frente
al otro en una de las mesas del local.

-Me llamo Alberto ¿tú cómo te llamas?- te pregunta mientras come una patata
frita.

-Yo soy Lucía. Gracias por invitarme, no sé como agradecértelo- respondes


sonrojándote y pensando que su nombre es realmente bonito. Comes la
hamburguesa lentamente mientras él te mira con una sonrisa en su rostro.

-No te preocupes. No me lo tienes que agradecer de ninguna forma.


Solamente sonríe como lo has hecho antes y estaré contento. Tienes una
sonrisa muy hermosa como para estar triste todo el tiempo- contestó el
acariciando tu mano y dándole un gran bocado a su hamburguesa comiendo
casi la mitad de ella. Ríes al ver su rostro, se ha manchado de kétchup en el
labio inferior y con un dedo se lo limpias mientras sientes como te vuelves a
sonrojar y te pones nerviosa.
Comenzáis a hablar sobre vuestras vidas, te enteras que está pasando por una
situación parecida a la tuya y que fue al cine para olvidarse de todo… por eso
eligió esa película. Su padre es un drogadicto –alcohólico y no deja de pegar a
su madre y a él, así que tras denunciarlo su padre huyó de casa no sin antes
casi matar a su madre. La historia te hace comenzar a llorar… no entiendes
como alguien puede sufrir tanto y como existen esa clase de padres. El niega
con la cabeza y seca tus lagrimas con sus dedos diciéndote que todo está bien
ya y que no le molesta. Seguidamente, tu le cuentas lo que sucede en casa,
con tus amigas, con quien creías que era tu pareja, a lo cual él se queda un
poco triste; pero tu rápidamente le dices que no se preocupe, que él es cien
veces mejor que lo que haya podido tener antes y que te gustaría seguir
teniéndolo a tu lado. El sonríe de forma abierta y dulce y te besa de nuevo en
los labios durante unos minutos haciendo que tu cuerpo se estremezca de
nuevo por el contacto.

Seguís hablando hasta que se hacen las tantas de la noche. Salís del local y
Alberto te acompaña hasta casa. Por el camino, os dais los números de
teléfono, las direcciones de casa y el correo electrónico. Camináis cogidos de
la mano mientras los copos de nieve van cayendo en vuestras cabezas y por
alrededor, dejando una fina capa de nieve en el suelo. Sonríes… estas feliz de
haberlo encontrado; nunca te habías sentido así antes.

Llegáis al portón de tu casa y le invitas a pasar la noche, ya que tus padres no


están en casa como de costumbre. Él duda unos instantes pero asiente con la
cabeza finalmente al ver que te pones triste. Le enseñas la casa y os acostáis
con ropa y todo a dormir… te acurrucas a su lado y el te abraza y te acerca a
él con fuerza para que no te vayas mientras acaricia tu cabello con dulzura.

Antes de dormir susurras unas palabras y el te sonríe y te besa de nuevo en los


labios.

-Gracias por haberme encontrado

-Gracias a ti por haber dejado que te buscara.

Finalmente os quedáis dormidos mientras piensas en que ojala todo no haya


sido un sueño y al día siguiente Alberto despierte a tu lado.

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