El Poder Mágico de Los Cristales

LIBRO PODER DE LOS CRISTALES 25/9/08 16:13 Página 5
Alicia Gallotti
El poder mágico
de los cristales
Sus extraordinarias propiedades
energéticas y terapéuticas
INTRODUCCIÓN
Cristal. Transparencia…, belleza…, reflejos de luz…

Para la mayoría de la gente, la palabra «cristal» se confun-
de con el vidrio o con una variedad más refinada, más costosa
o de más calidad que el vidrio. En una acepción más estricta se
la asocia con lo que comúnmente se denominan piedras pre-
ciosas o semipreciosas, como la esmeralda, el rubí o el ojo de
tigre. Quienes se sienten atraídos por las supersticiones consi-
deran que hay cristales de buena o mala suerte, y a ello —ade-
más de su valor como ornamento— debe adjudicarse la cos-
tumbre de lucir colgantes con gemas incrustadas o la de
intercambiar anillos con piedras preciosas en las bodas. En re-
sumen, para la mayor parte de la gente, un cristal es un ele-
mento decorativo, caro, bello e inútil.
La realidad es bien distinta. Por lo pronto, el cristal es el re-
sultado de un proceso natural de enfriamiento de los minerales,
mientras que el vidrio es un elemento que no existe como tal en
la naturaleza. Se trata de una mezcla de silicatos inventada por
el hombre y de cuya existencia existen los primeros testimo-
nios, provenientes de Egipto, unos 1400 años antes de Cristo,
en tanto que el cristal existe desde hace millones de años en
Introducción • 15
nuestro planeta. Pero por tratarse de un mineral, el cristal irra-

dia energía. Y esta energía puede ser aplicada a nivel físico y
psíquico de manera positiva.
Como la electricidad o el magnetismo, la energía del cristal
es una fuerza natural que aún no ha sido totalmente asimilada
por la mente humana: con el paso del tiempo, hemos aprendi-
do a aceptar la energía eléctrica, y las numerosas pruebas acu-
muladas a través de los años han terminado por convencernos
de la existencia de los campos magnéticos. Pero los seres hu-
manos somos escépticos respecto de la existencia de lo que no
podemos ver ni tocar.
La energía puede dividirse artificialmente en dos grandes
grupos, a fin de verificar que no todas las formas energéticas
pueden ser medidas de la misma manera. A uno de ellos se le
puede denominar energía mundana y al otro, energía espiri-
tual. El primer grupo podría definirse como el que admite la
medición por métodos científicos corrientes, como la electrici-
dad, la luz, el calor o la energía mecánica. Pero el otro grupo, la
energía espiritual, no puede ser medida por métodos científicos
corrientes. ¿Significa esto que no puede admitirse su existen-
cia? Tomemos el ejemplo del pensamiento: ¿no desarrolla ener-
gía en su funcionamiento? ¿Y cómo podría ser medida? En la
misma línea, ¿qué sucede con la fuerza que generan los deseos
o los sentimientos?
El acto de vivir es una demostración de la existencia de la
energía vital. Cuando una persona se sienta y comienza a leer
un libro, desarrolla energía para pensar en lo que lee, para im-
poner a su mano que vuelva la página, para controlar lo que es-
tán haciendo sus hijos en la habitación contigua. Hay una fuer-
za vital en acción que, si es interna, no admite medición con los
sistemas conocidos, y que, si es externa, puede someterse a me-
16 • E L P O D E R M Á G I CO D E LO S C R I STA L E S
dición, como es el caso de las vibraciones de la voz, la fuerza de

la aspiración del aire, el pulso o el ritmo cardíaco. Como el
hombre, también las plantas y los animales poseen una energía
vital, y asimismo los minerales, aunque su tasa sea la más baja
en los planos terrestres.
La energía produce vibraciones. Esto es un hecho que pue-
de ser demostrado y comprobado. No pertenece al campo eso-
térico ni al universo de la magia. La ciencia ha progresado lo
suficiente como para que la energía equilibrada y armonizado-
ra de los minerales pueda ser registrada. Si un cristal de cuarzo
ve comprimida su estructura momentáneamente por el peso de
un mazo, acrecienta su poder luminoso, es decir, emite hacia el
exterior una energía que puede ser visualizada (no por el ojo
humano, del mismo modo que no puede verse la energía eléc-
trica) por sensores especiales. La ciencia actual ha creado apa-
ratos de medición que comprimen láminas de cristal, cada una
de las cuales se halla conectada a un sistema de medición elec-
trónica. La compresión produce una modificación de la es-
tructura de los átomos que puede ser registrada.
Pero así como puede probarse la capacidad de un cristal de
emitir energía, existen también métodos científicos para funda-
mentar que esa emisión se reduce a través de vibraciones. Esto,
desde luego, no es nuevo y se conoce desde hace décadas. El
descubrimiento de los sistemas de vibración por segundo del
cristal —la frecuencia de vibración— es lo que ha permitido su
utilización en tecnología, particularmente en sonares y resona-
dores de cuarzo para control de frecuencia, en los brazos de los
gramófonos y en calibradores de presión. Por supuesto, el
ejemplo más corriente se halla al alcance de la mano, o más
exactamente en la muñeca del lector, que seguramente ostenta
un reloj con mecanismo electrónico. En este mecanismo, el cris-
Introducción • 17
La cualidad piezoeléctrica del cuarzo

es una de las comprobaciones más
evidentes de la capacidad de los
cristales de irradiar su energía.
tal de cuarzo vibra un cierto número de veces por segundo.

Una especie de pequeño ordenador instalado en el reloj cuenta
la cantidad de vibraciones y, llegado a un cierto número, hace
avanzar el indicador un segundo. Cuando esto sucede sesenta
veces, el indicador de minutos avanza; y así sucesivamente.
El poder de los cristales constituye una fuerza serena y ar-
mónica que puede hacer mucho en favor de la vida física y psí-
quica del ser humano si se tiene la suficiente disposición como
para aprovecharlo. Puede ayudar a armonizar la vida afectiva
y emocional, a conquistar los sueños y a establecer mejores re-
laciones con uno mismo y con los demás. Y no se trata de dog-
mas de fe indemostrables ni de misterios ocultos: hay una
fuerza real, equilibrada y benéfica, que aguarda para ser utili-
zada y cuyo conocimiento y dominio se halla apenas en sus co-
mienzos. En la vida futura, la energía del cristal será una parte
insustituible de la supervivencia del planeta.
LA ESTRUCTURA DEL CRISTAL
¿P UEDEN CURAR LOS CRISTALES ?
Desde el punto de vista estructural, los cristales siempre tien-

den hacia el perfecto equilibrio. Sus moléculas, átomos o iones
no pueden moverse libremente de forma caótica, como sucede
en los gases o en los líquidos, sino que tienden a establecer un
equilibrio vibrando alrededor de posiciones fijas, distribuidas
ordenadamente en las tres direcciones del espacio. El impulso
del cristal, por lo tanto, es el de armonizar aquello hacia lo que
irradia sus vibraciones. Y aquí radica su beneficioso poder.
Esto no significa que la persona que utiliza el poder del
cristal ve acrecentada su propia energía. A pesar de que exis-
ten diversas teorías al respecto, ninguna de ellas está avalada
suficientemente. Lo que hace el cristal es equilibrar, balancear,
localizar, es decir, dirigir adecuadamente la energía del ser hu-
mano, y es por ello por lo que, utilizando cristales, se tiene la
sensación de que la energía física y psíquica se ha incrementa-
do. Pero los cristales no son entidades mágicas que proporcio-
nan aquello que no existe. La curación con cristales es posible
si quien los usa dispone de la propia energía para lograrlo. Si
La estructura del cristal • 19

el impulso existe, el poder del cristal colaborará para que su

orientación se encamine hacia el equilibrio y la armonía. Si no
existe, el poder del cristal resulta inútil.
Los diamantes, las turquesas, los zafiros, los granates, las
piedras que todos conocemos, son minerales cristalizados, son
cristales que poseen una energía que se irradia a través de vi-
braciones. Estas vibraciones pueden actuar positivamente en
el ser humano, pues crean un campo de influencia propio no-
tablemente más grande que la fuente de la que parten. Esto no
significa necesariamente que los grandes cristales creen cam-
pos de energía más poderosos que los cristales pequeños, por-
que también son factores determinantes el brillo y la claridad.
Desde luego, los cristales opacos crean campos de energía me-
nos poderosos que los cristales brillantes. Estos campos de
fuerza, estas longitudes de onda, son captadas —igual que la
electricidad o el sonido— por el organismo y la psique a través
del propio campo de fuerza que crea el cuerpo humano, un
halo al que se denomina aura. Aun cuando no ha sido feha-
cientemente probado a nivel científico, los datos existentes
hasta ahora permiten suponer que el sistema endocrino es el
primer receptor de estas vibraciones.
Cuando se habla del poder curativo de los cristales, convie-
ne dejar aparte la superstición, la mitología, las tradiciones y
lo que se cree o se supone sin demasiado fundamento. No bas-
ta con frotar una gema con entusiasmo para que el dolor de
cabeza cese, ni llevar en el cuello un colgante de cristal de roca
para que desaparezcan los problemas cutáneos. El poder del
cristal es lento, si hay que decirlo de alguna manera; no resuel-
ve problemas o afecciones de un momento a otro. En realidad,
la irradiación de su energía se produce desde los niveles no fí-
sicos hacia el físico, y viceversa. Una gema es una esencia viva
y vibrante de moléculas que evoluciona, que absorbe e irradia,

y cuya energía puede ser utilizada para mejorar la calidad de
vida. Lo único importante es crear las condiciones adecuadas
para que esa energía pueda actuar de manera beneficiosa so-
bre el ser humano.
¿QUÉ PUEDEN Y NO PUEDEN HACER LOS CRISTALES?
Los cristales siempre atrajeron a los hombres, pero nunca ha-

bían sido utilizados con tanta sabiduría como hasta ahora, no
sólo en el plano tecnológico, sino en su uso para fines curati-
vos, de meditación, de introspección, autoconocimiento y ele-
vación de los niveles de percepción. El gran interés que des-
pierta el poder del cristal en la actualidad es, con todo, sólo la
punta de un inmenso iceberg: aún ignoramos qué nuevos y
maravillosos universos nos resultarán cada vez más cercanos
gracias a su experimentación.
Un cristal es el reflejo externo de su estructura molecular in-
terna. Es un macrocosmos de moléculas que transmite energía
positiva. En este contexto, cuando se habla de positivo y nega-
tivo, no significa lo mismo que cuando se habla de cargas eléc-
tricas, emitidas por la fuente de energía, es decir, el cristal. Los
conceptos «positivo» y «negativo» no son valores universales:
se refieren a vibraciones buenas o malas para cada individuo, y
que no necesariamente son iguales para todo el mundo.
Se puede o no se puede creer que un cristal posee poderes
mágicos. Eso es algo que depende de la concepción vital de
cada persona. Pero no se puede dudar de la capacidad del cris-
tal para irradiar energía, y que esta energía puede equilibrar,
localizar, direccionalizar, purificar o tonificar la propia energía

Los distintos niveles y densidades de energía contenidos en cada cristal

tienen su propio modo de irradiación según se trate de vibraciones
primarias, secundarias o terciarias.
vital, porque esto entra en el campo de la comprobación cien-

tífica. La desconfianza y el escepticismo que despiertan estos
temas obedece a que su difusión generalmente magnifica o dis-
torsiona la realidad, derivando hacia el campo de lo intangible
y la leyenda. Los charlatanes, los ocultistas, los adivinadores
de feria, los adeptos a las curas milagrosas o las supersticiones
populares hablan de los mismos cristales que se utilizan en los
microscopios o los telescopios, aunque se trata de elementos
totalmente diferentes, porque mientras unos poseen propieda-
des demostrables y concretas, otros se pierden en el nebuloso

campo de la magia, donde todo es posible.
Uno de los aspectos más difundidos de las gemas es su presun-
ta capacidad de atraer la buena o la mala suerte. Se dice que el
diamante despierta sed de poder, que el rubí fomenta la pasión, el
topacio llama al dinero y la esmeralda a la codicia. También se
dice que el ópalo, las perlas y las mismas esmeraldas atraen la
mala suerte. Por supuesto, todas estas supersticiones carecen de
fundamento razonable. En principio, los cristales, absolutamente
todos, irradian energía positiva.
Su influencia en la raza humana es poco conocida y bas-
tante mitificada, de modo que antes de manipular cristales con
fines curativos es bueno conocer sus beneficios y sus límites.
Los cristales no pueden:
• Hacer milagros. No se curan los enfermos ni se estabili-

zan los deprimidos solamente por tocar, frotar o llevar
consigo un cristal.
• Hacer daño. Los cristales son totalmente inocuos. No
pueden ocasionar ningún tipo de perjuicio físico o psí-
quico al ser humano.
• Encontrar lo que se ha perdido. No es cierto que las vi-
braciones de ciertas piedras ayuden a localizar esa llave
que no se encuentra o aquel número de teléfono que no
se recuerda dónde ha sido anotado.
• Reconstruir lo destruido, como hacer volver a la esposa
que abandonó el hogar o recuperar el maravilloso uni-
verso de la infancia. En todo caso, pueden reforzar y
fortalecer la capacidad energética del individuo para
que luche con mejores armas a fin de recuperar lo que
ha perdido.

• Relevar de las responsabilidades. Los cristales no son

sustitutos de ninguna cosa, ni siquiera de la necesidad
mágica de esperar que venga del exterior una ayuda que
ponga las cosas más fáciles.
• Sustituir la cura que ofrece el especialista. Los cristales
contribuyen a mejorar la calidad de vida y resolver pro-
blemas, incluso pueden curar dolencias físicas, pero no
siempre y en todas las circunstancias, por lo que en ca-
sos de cierta importancia es necesario recurrir a los espe-
cialistas que se encargan de proporcionar cura u orien-
tación en el plano físico y psíquico.
En cambio, los cristales sí pueden:
• Mejorar la calidad de vida. Colocados en una habitación, o

en nuestro cuerpo, irradian energía positiva al entorno faci-
litando la creación de ambientes serenos y armónicos, en
los que resulta más fácil obtener una sensación de bienestar.
• Contribuir a la autovaloración, a partir de la percepción de
que la propia energía vital se halla intensificada.
• Incrementar capacidades, no sólo a través de una mejo-
ra en las relaciones consigo mismo y los demás, sino au-
mentando el nivel de percepción.
• Favorecer la meditación y la capacidad de concentración.
• Ayudar a dormir mejor, erradicar las pesadillas, comba-
tir el insomnio, facilitar la producción de sueños agrada-
bles y el recuerdo de estos sueños al despertar.
• Aumentar la capacidad decisoria, lo que deriva en una
mejor capacitación para alcanzar los objetivos que se
desean en el plano del trabajo, el reconocimiento perso-
nal o los afectos.
• Curar dolores localizados.

• Impulsar los cambios. Al manipular positivamente la
energía vital, los cristales esclarecen acerca de los objeti-
vos, facilitan la comprensión de los aspectos más impor-
tantes de las experiencias que se viven y producen una
sensación íntima de reafirmación para enfrentar los
cambios.
¿E XISTE EL AURA ?
Durante mucho tiempo, la gente creyó que el concepto de que

nuestros cuerpos irradian vibraciones que trascienden nuestros
límites físicos y nos acompañan dondequiera que vayamos era
falso y poco científico. La famosa fotografía Kirlian demostró,
sin embargo, su veracidad. Este célebre experimento descubrió
que cuando la pierna de una persona se desplaza, deja un halo
durante cierto tiempo en el lugar en el que anteriormente estu-
vo, es decir, que los límites reales del espacio que ocupamos no
son solamente los de nuestro cuerpo, sino también del halo que
producen las vibraciones que irradiamos.
Este halo o hálito es llamado aura. Rodea completamente
nuestro cuerpo, pero los ojos no pueden percibirlo, aunque
una sensibilidad bien entrenada pueda captarlo. De hecho,
esta captación no es tan dificultosa: basta con pensar en los
grandes maestros pintores del Renacimiento, que retrataban a
los ángeles y a los hombres santos con una suerte de emana-
ción o halo alrededor de su cabeza, que luego dio pie a la insti-
tucionalización de las imágenes aureoladas. Con frecuencia,
en pinturas que tratan el tema de la Anunciación, la figura de
la Virgen es plasmada emitiendo destellos uniformes hacia to-

das partes. También puede hallarse este recurso respecto al

tratamiento de la imagen de Jesucristo. Desde luego, se puede
pensar que fue el camino elegido por el artista para destacar a
una figura de las demás, pero ¿qué pensar, cuando esa figura
se halla sola en la composición, sino que su profundo misticis-
mo incentivaba su energía y que, de alguna manera, la profun-
da sensibilidad del genio artístico supo captarla?
El ser humano posee su propio sistema energético que lo
mantiene en funcionamiento a todos los niveles, su propia
«electricidad», que es la que produce un campo de energía.
Gracias a la fotografía Kirlian, este campo energético ha deja-
do de ser sólo una hipótesis de trabajo y en los últimos años se
han desarrollado complejos sistemas que recurren a la tecnolo-
gía punta para estudiar y medir su fuerza y el modo en que se
desarrolla. Las investigaciones científicas han demostrado que
los órganos de la percepción de los que está dotado nuestro
cuerpo son mucho más sensibles a diversos tipos de energía
electromagnética de lo que nosotros nos damos cuenta. Capta-
mos la energía ajena, nuestros órganos de percepción «leen» el
aura de los otros, y sin embargo nuestro nivel consciente no lo
registra. Hacemos un trabajo de percepción sin darnos cuenta
de que lo estamos haciendo y sin saber cómo aprovechar todo
ese caudal de información que hemos recogido. Por supuesto,
este esfuerzo inútil ya no existirá en el futuro: dentro de dos-
cientos años el ser humano estará mucho más evolucionado y
podrá aprovechar instantáneamente esta información.
La gente «nos cae bien» o «nos cae mal» tan pronto como
nos la presentan y, en la mayoría de los casos, no podemos
explicarnos las razones. Nos vemos obligados a recurrir a tó-
picos y arquetipos conocidos para justificarlo, apelando a
definiciones como «simpático», «antipático», «tiene cara de
buena persona», «se ve que es una resentida», o tonterías se-

mejantes. Es la percepción del aura ajena lo que impulsa nues-
tra atracción o nuestro rechazo.
La irradiación de energía es equilibrada o desequilibrada,
armónica o perturbada, según el estado de la fuente de la que
emana.
Si hay un desorden físico o psíquico, el aura lo refleja. Y
puesto que el campo de energía se irradia buscando otro cam-
po de energía para establecer el equilibrio, las vibraciones po-
sitivas de los cristales buscan el aura de la persona para armo-
nizarla. Por todo ello los cristales pueden hacer tanto por
nosotros.
¿Q UÉ SON LOS CRISTALES ?
Cuando un mineral en estado líquido se enfría a determinada

temperatura, cristaliza en poliedros naturales cuya estructura
interna se caracteriza por la perfecta ordenación que adoptan
sus moléculas. Como sabemos, los minerales son sustancias
que forman nuestro planeta. Todos los cristales son minerales,
aunque, como es lógico, no todos los minerales cristalizan. Si
un mineral no toma forma externa de cristal, recibe el nombre
de masivo. Si tiene estructura atómica regular y balanceada, se
le llama cristalino. Si su estructura cristalina no se define en
cristales individuales, es llamado cripto-cristalino. Existen ex-
cepciones como el cuarzo rosa, por ejemplo, que es masivo en
su forma, aunque su estructura atómica sea regular, o el ágata,
que también es masivo en su forma, pero no se resuelve en
cristales individuales, por lo que entra en la categoría de crip-
to-cristalino.

La caracterización del cristal se produce por el conocimien-

to de su estructura interna y por su forma externa. El primer
aspecto —que ha podido descubrirse gracias a la difracción de
los rayos X— ha permitido explicar la mayoría de las propie-
dades físicas y químicas que presentan las sustancias.
Una de las leyes cristalográficas en las que se basa la dispo-
sición espacial de los planos del cristal es la Ley de Simetría.
Formulada por el científico francés René Just Haüy en 1784,
establece que «todos los cristales de la misma sustancia poseen
los mismos elementos de simetría». Estos elementos son el
centro, que implica la existencia de caras paralelas; el plano,
que divide al cristal en dos partes geométricamente idénticas,
y el eje, que al girar el cristal a su alrededor tomándolo como
eje de giro, su aspecto se repite dos, tres, cuatro o seis veces en
una vuelta completa. Según los elementos de simetría, los cris-
tales se agrupan en 32 clases o grupos de simetría que forman
7 sistemas cristalinos caracterizados por la inclinación mutua
de los ejes cristalográficos y por la relación entre los paráme-
tros fundamentales del plano unidad. Estos sistemas son:
ISOMÉTRICO: Llamado también «cúbico» o «regular», cuya

forma geométrica fundamental es el cubo, de los
que pueden ser ejemplo el diamante o la fluorita.
TETRAGONAL: De cuatro caras, cuya forma geométrica fun-
damental es un prisma recto de base cuadra-
da, de los que pueden ser ejemplo la wulfoni-
ta, la casiterita o el rutilo.
RÓMBICO: Llamado también «ortorrómbico», su forma
geométrica fundamental es un prisma recto
cuya base es un rombo, como por ejemplo el
topacio.
MONOCLÍNICO: Llamado también «oblicuo» y «clinorrómbi-

co», su forma geométrica fundamental es un
prisma oblicuo cuya base es un rombo, como
por ejemplo la azurita.
TRICLÍNICO: Llamado también «anórtico», su forma geo-
métrica fundamental es un prisma oblicuo
cuya base es un paralelogramo, como por
ejemplo la turquesa.
HEXAGONAL: De seis caras, su forma geométrica funda-
mental es un prisma recto de base hexagonal,
como la esmeralda y los demás berilos.
ROMBOÉDRICO: De tres caras (llamado también «trigonal»),
su forma geométrica fundamental es un rom-
boedro, paralelepípedo cuyas caras son rombos,
como el cristal de cuarzo.
Estas siete denominaciones, de valor universal, contienen las

categorías básicas que conforman el reino del cristal.
El diamante, por ejemplo, proviene del carbono y es una de
las formas alotrópicas en que se presenta este mineral. En 1797,
el químico inglés Smithson Tennant logró demostrar que se tra-
ta de carbono puro. El cuarzo o la amatista, en cambio, son
cristalizaciones del silicio, que, a diferencia del carbono, no se
encuentra libre en la naturaleza. La presencia de impurezas es la
que da color a los cristales como el ágata, el jaspe o el ónix.
El silicio —palabra que viene de silex (pedernal)— acom-
paña al hombre prácticamente desde su instalación en el pla-
neta, a través de sus primeras armas y herramientas fabricadas
con pedernal, una de las variedades del dióxido de silicio.
Los cristales, en general, forman parte activa de la evolución
de nuestra raza a través de los tiempos. Su propio conocimiento

El proceso de cristalización de los minerales se produce en siete sistemas

básicos: cúbico, tetragonal, hexagonal, trigonal, ortorrómbico,
monoclínico y triclínico.
es como una síntesis del progreso del pensamiento humano en el

campo científico. Es necesario tener presente que, para poder des-
entrañar su estructura y penetrar en el misterio de la irradiación
de su energía, fue preciso aguardar por lo menos hasta el siglo
XIX, cuando en 1803 se admitió como un hecho real la existencia
del átomo. En 1898 se descubrieron los electrones. Para conocer
la existencia de los neutrones hubo que esperar hasta 1930.
¿Q UÉ NO SON LOS CRISTALES ?
El tema de los cristales se presta a numerosas interpretaciones

erróneas, a partir de la habitual confusión con el vidrio. En el
caso de los cristales artificiales, desde luego que carecen de uti-
lidad para curar o equilibrar, puesto que el cristal real se carga
con buena parte de la energía que posee en el medio en el que
se desarrolla, y los cristales artificiales crecen en un medio es-
téril del que, desde luego, no pueden absorber energía.
Muchos de estos cristales se obtienen violando las leyes na-
turales o, dicho de otro modo, son «forzados» a crecer y des-
arrollarse contra sí mismos. Así, las esmeraldas sintéticas, los
diamantes desarrollados para uso industrial, los rutilos utiliza-
dos en sustitución del diamante, los granates obtenidos a par-
tir del aluminio, los cristales de rubí que se utilizan en láser o
los zafiros de los cojinetes son algunos de los ejemplos de cris-
tales artificiales, a los que podrían sumarse los silicon chips o
cristales de silicona, cuya técnica se ha desarrollado de manera
extraordinaria en la Unión Soviética en los últimos años.
Son numerosas las creencias equivocadas acerca de lo que
son o no son los cristales y de lo que pueden o no pueden ha-
cer. Por ejemplo, respecto a la utilización de cristales de cuarzo

en electrónica: el hecho de que se los use en radiotransmisores,

receptores y amplificadores no quiere decir que los cristales de
cuarzo sean transmisores o amplificadores del sonido. Lo que
sucede es que, si se aplica electricidad a láminas de cuarzo cor-
tadas y dispuestas de una manera determinada, estas láminas
vibran a cierta frecuencia. Es esta capacidad vibratoria lo que
se aprovecha en electrónica. La verdad es que los cristales de
cuarzo son sólo una parte de las muchas que componen los
amplificadores y los transmisores.
En los últimos tiempos adquirió cierta relevancia —sobre
todo en las revistas de difusión paracientífica— la hipótesis de
que nuestro planeta era un gran cristal, basándose en la forma
geométrica de un icosaedro, combinada con un dodecaedro.
Varias posiciones significantes de la intersección de las caras y
las aristas del cristal se hallan perfiladas en la superficie de la
Tierra y esto ha dado lugar a que tales posiciones sean objeto
de estudio con la intención de hallar evidencias arqueológicas
de actividades significativas entre estas líneas. Desgraciada-
mente, la superficie del planeta se halla recubierta en su mayor
parte por agua y muchos de estos puntos y líneas coinciden
con el lugar que ocupan océanos y mares. Por lo demás, esta
hipótesis ignora los aspectos más fundamentales de los crista-
les, como que tienen armonía interna precisa y una simetría
externa precisa. De cualquier forma que se la mire, la Tierra
puede ser muchas cosas menos simétrica.
Otro aspecto erróneo respecto a las capacidades del cristal
se da con la característica del cuarzo de irradiar momentánea-
mente una carga de energía cuando es comprimido por la pre-
sión de un mazo. Como las rocas de granito se componen en
un 50% de cuarzo, suele deducirse que el granito también tie-
ne capacidad de irradiar energía.
Eje o extremo fundamental

de irradiación
Faceta piramidal
Faceta de pirámide
truncada
Prisma
En la descripción tradicional
de un cristal, uno de los Terminación
extremos de su eje es el
máximo punto de irradiación
de energía.
Pero esta afirmación no tiene en cuenta que los cristales

de cuarzo que contiene el granito no están bien formados y
que sus ejes de cristalización apuntan virtualmente en todas
direcciones. En un gran trozo de granito como el utilizado,
por ejemplo, en la llamada Cámara del Rey o en los sopor-
tes del techo de la Gran Pirámide, en Egipto, resultaría sor-
prendente que un 1% de los cuarzos que contiene estuvieran
alineados en una misma dirección, de tal modo que produje-
ran una carga eléctrica. Mirando las cosas con sentido co-
mún, convendremos en admitir que esa probabilidad resulta
inconcebible. Es evidente que los materiales cuidadosamen-
te elegidos para erigir la Gran Pirámide fueron también cui-
dadosamente dispuestos, aunque no por la supuesta capaci-
dad de generar grandes cantidades de energía eléctrica. La
misma forma de la Pirámide posee muy valiosas propieda-
des energéticas, aunque se trata de energías no mecánicas ni
eléctricas.
Desde luego, es sabido que la cuidadosa elección de sus

materiales y su definitiva localización han llegado a producir

acumulación de varios tipos de energía sobre las pirámides (de
hecho, los aviones no vuelan sobre ellas). Pero las investiga-
ciones científicas más rigurosas se inclinan a creer que esto se
vincula con las corrientes subterráneas que comprimen las pie-
dras. De cualquier forma, está claro que no es el cuarzo conte-
nido en el granito el generador de energía.
Una de las cualidades que suelen atribuirse al cristal se re-
fiere a la acumulación de electricidad estática en sus aristas.
Por supuesto, existe una relación entre la forma de los cristales
y la acumulación de electricidad estática; pero la relación es
con su forma y no con la materia: al igual que en las aristas del
cristal, la electricidad estática se acumula, por ejemplo, en la
punta del lápiz, en la cola del gato, en la punta de un tejado,
en la cruz que domina el campanario e incluso en el marco de
un cuadro o una fotografía.
¿T IENE CADA PERSONA SU CRISTAL QUE LE ES

PROPIO ?
Cuando se lee la caracterización del propio signo del horósco-

po, así como cuando aparece un color o un número, siempre
se mencionan piedras que, se supone, resultan más favorables
que las restantes. Las relaciones y significado esotérico de los
minerales con los signos zodiacales parten de su afinidad pla-
netaria, desde la perspectiva de la astrología, en la convicción
de que existen doce esquemas energéticos que se correlacionan
con los signos.
De acuerdo a esta concepción esotérica, la relación entre
los cristales más conocidos y los signos es la siguiente:
ARIES Rubí, espinela, siberita, amatista, rodocrosita,

granate, jade, malaquita, azurita, topacio claro,
turmalina sandía.
TAURO Aguamarina, lapislázuli, jade, berilo, esmeral-
da, jaspe, circón, piedra de sangre.
GÉMINIS Crisopracio, topacio del Brasil, malaquita, zafi-
ro, ojo de gato, crisoberilo, ágata, alejandrita,
turmalina sandía.
CÁNCER Crisopracio, esmeralda, piedra lunar, ópalo,
turmalina verde, turquesa.
LEO Topacio, topacio del Brasil, diamante, berilo do-
rado, ámbar amarillo, ágata fuego, granate,
rubí, turmalina rosa.
VIRGO Ojo de gato, ágata, ágata musgosa, turmalina
sandía, turquesa, jade, azurita, cornalina, zafiro
blanco.
LIBRA Circón azul, esmeralda, jade verde, berilos cla-
ros, aguamarina, diamante, ópalo arlequinado,
turmalina rosa.
ESCORPIO Granate, aventurina oscura, rubí, topacio, pie-
dra de sangre, malaquita, piedra lunar, turmali-
na verde.
SAGITARIO Amatista, zafiro azul, lapislázuli, diamante, tur-
malina rosa, turmalina sandía, turquesa, azurita.
CAPRICORNIO Ópalo, ónix, peridoto, malaquita, zafiro azul, ám-
bar, piedra de sangre, cornalina, turquesa, granate.
ACUARIO Ópalo irisado, ojo de gato, rubí, diamante, cri-
sopracio, jade, lapislázuli, azurita, turmalina
sandía.
PISCIS Berilo verde, zafiro claro, circón, aguamarina,
jade verde, aventurina verde, piedra lunar.

Las teorías más modernas consideran que si la convicción

esotérica impulsa a la elección, es muy posible que la suges-
tión aporte a esta relación de piedras y signos una efectividad
real. Si en cambio predomina la desconfianza, los astrólogos
piden a los desconfiados que por lo menos no escojan una
piedra del signo precedente porque es un mal augurio o por-
que la afinidad zodiacal puede volverse en su contra. Así, un
nativo de Sagitario, por ejemplo, debe consultar qué gemas
corresponden a su signo precedente, es decir, Escorpio, para
no utilizarlas.
En los tiempos actuales se considera que cada persona es
una unidad diferente de todas las restantes y que, por lo tanto,
no puede verse ceñida a una de doce categorías. Así pues, lo
que verdaderamente importa es la afinidad.
Al comprar este libro, posiblemente el lector cogió un
ejemplar del montón de ejemplares iguales que se hallaban
dispuestos para la venta. ¿Por qué escogió éste y no el de al
lado, siendo los dos exactamente iguales? ¿Simplemente por-
que era el que estaba más al alcance de su mano o porque el
vendedor se lo dio? ¿No tuvo en cuenta el cristal…, su for-
ma…, su tonalidad…, su tamaño? El ejemplo puede repetirse
de un modo sencillo: basta con acudir a una tienda de venta de
rocas y cristales y detenerse frente a la sección de cristales de ro-
ca. Todos cuestan lo mismo, pero no todos son iguales. ¿Por
qué se selecciona uno de entre todos los demás? En el plano
exterior podría decirse que es porque resultaba más grande,
más atractivo, más brillante o más bonito. En un plano no vi-
sible se ha establecido una afinidad similar a la que se pone de
manifiesto cuando somos invitados a una fiesta cuyos partici-
pantes nos resultan en su mayoría desconocidos. En un mo-
mento determinado, nos apetece charlar con alguno de los in-
vitados. ¿Escogeremos al azar? No, establecemos una afinidad

previa antes de acercarnos a otra persona.
Esta sintonía con los cristales es muy valiosa y es la que
debe determinar su elección, porque los cristales que más pue-
den ayudarnos son los que intuitivamente más nos atraen. A
partir de ellos podremos seleccionar otros complementarios
para aprovechar su poder, pero serán los que nos resulten más
afines quienes nos presten más ayuda para canalizar nuestra
propia energía.
¿C OMBINAN ENTRE SÍ TODOS LOS CRISTALES ?
Aunque resulte obvio mencionarlo, cuando se habla del poder

energético del cristal, se está haciendo referencia al cristal na-
tural: el cuarzo desarrollado en laboratorio o las gemas sinté-
ticas carecen de valor desde el punto de vista terapéutico, tan-
to en el plano físico como en el psíquico.
En las experiencias en las que se aprovecha la energía del
cristal, casi siempre se utilizan varias unidades. No son mu-
chas las posibilidades de las que se dispone con una sola pie-
dra. Sin embargo, la obtención de varias de ellas no resulta
muy costosa y, además, puede ser gradual. A partir de la pose-
sión de un trozo de cuarzo pueden realizarse diversas expe-
riencias terapéuticas, cuyas posibilidades se irán ampliando
con la obtención de nuevas gemas.
Pero no todos los cristales combinan entre sí. En algunos,
la afinidad energética es altamente positiva y, por lo tanto,
muy recomendable. Pero hay casos en los que los diferentes
campos vibratorios pueden neutralizarse y hacer perder efica-
cia a la experiencia. Esta tabla se refiere a ello:

CRISTAL RECOMENDABLE NO RECOMENDABLE
Diamante jade, ámbar, zafiro, jaspe, aventurina

rodocrosita, aguamarina,
esmeralda, ágata, berilo, cuarzo,
obsidiana, peridoto
Ópalo diamante, labradorita, turmalina, esmeralda, rubí,
piedra lunar, topacio granate, lapislázuli,
zafiro, jade, amatista
Piedra lunar zafiro azul, aguamarina, lapislázuli, rubí, jade, granate
turmalina, turquesa, obsidiana
Lapislázuli diamante, crisopracio, obsidiana, rubí, granate,
piedra lunar, basanita, aventurina, esmeralda, jade,
cuarzo ópalo, jaspe
Rubí rodocrosita, amatista, topacio, piedra lunar, jade,
cuarzo, turmalina, zafiro, granate, ópalo
peridoto, obsidiana
Esmeralda diamante, topacio, apatita, fluorita jade, ópalo
Topacio turmalina, cuarzo, ámbar, esmeralda, jade, zafiro estrellado
aventurina
¿D E DÓNDE PROVIENEN LAS GEMAS ?
AMATISTA: Brasil, México, Uruguay, Australia.

AGUAMARINA: Brasil, Sri Lanka (Ceilán).
ÁMBAR: Orillas del mar Báltico.
APATITA: Unión Soviética, México.
CUARZO: Brasil, Estados Unidos, India, Argentina, Sri Lan-
ka, Madagascar, Paraguay, México, Noruega, etc.
DIAMANTE: África del Sur, Colombia, india, Brasil, Estados
Unidos, Unión Soviética, Australia.
ESMERALDA: Colombia, Brasil.

ESTAUROLITA: Estados Unidos, Suiza, Australia.
FLUORITA: Estados Unidos, Suiza.
GRANATE: Sri Lanka, India.
OJO DE TIGRE: México, Brasil, Sri Lanka.
ÓNIX: Uruguay, Argentina, España, etc.
RODOCROSITA: Argentina, Uruguay, Chile.
RUBÍ: Sri Lanka, Tailandia, Birmania, Estados Uni-
dos, Brasil.
TOPACIO: Brasil, México, Unión Soviética, Estados Uni-
dos, Sudáfrica, Australia.
TOPACIO DEL Brasil, Colombia.
BRASIL:
TURMALINA: Brasil, Sri Lanka, Sudáfrica, Madagascar.
ZAFIRO: Sri Lanka, Birmania, Tailandia, Brasil, Australia.

El poder mágico de los cristales
Alicia Gallotti
No se permite la reproducción total o parcial de este libro,

ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión
en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico,
mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos,
sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción
de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito
contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes
del Código Penal)
© Alicia Gallotti, 1988
© Ediciones Planeta Madrid, S. A., 2008

Ediciones Martínez Roca es un sello editorial de Ediciones Planeta Madrid, S. A.
Paseo de Recoletos, 4, 28001 Madrid (España)
www.planetadelibros.com
El editor agradece a José L. Bernal, de Ópalo Minerales, su desinteresada colaboración

en las fotografías que ilustran la presente obra
Primera edición en libro electrónico (epub): octubre de 2011
ISBN: 978-84-270-3850-9 (epub)
Conversión a libro electrónico: Newcomlab, S. L. L.

www.newcomlab.com

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LIBRO PODER DE LOS CRISTALES 25/9/08 16:13 Página 5

Cristal. Transparencia…, belleza…, reflejos de luz…

nuestro planeta. Pero por tratarse de un mineral, el cristal irra-

dición, como es el caso de las vibraciones de la voz, la fuerza de

La cualidad piezoeléctrica del cuarzo

tal de cuarzo vibra un cierto número de veces por segundo.

LA ESTRUCTURA DEL CRISTAL

¿P UEDEN CURAR LOS CRISTALES ?

Desde el punto de vista estructural, los cristales siempre tien-

La estructura del cristal • 19

el impulso existe, el poder del cristal colaborará para que su

y vibrante de moléculas que evoluciona, que absorbe e irradia,

¿QUÉ PUEDEN Y NO PUEDEN HACER LOS CRISTALES?

Los cristales siempre atrajeron a los hombres, pero nunca ha-

La estructura del cristal • 21

Los distintos niveles y densidades de energía contenidos en cada cristal

vital, porque esto entra en el campo de la comprobación cien-

des demostrables y concretas, otros se pierden en el nebuloso

• Hacer milagros. No se curan los enfermos ni se estabili-

La estructura del cristal • 23

• Relevar de las responsabilidades. Los cristales no son

En cambio, los cristales sí pueden:

• Mejorar la calidad de vida. Colocados en una habitación, o

• Curar dolores localizados.

Durante mucho tiempo, la gente creyó que el concepto de que

La estructura del cristal • 25

das partes. También puede hallarse este recurso respecto al

buena persona», «se ve que es una resentida», o tonterías se-

¿Q UÉ SON LOS CRISTALES ?

Cuando un mineral en estado líquido se enfría a determinada

La estructura del cristal • 27

La caracterización del cristal se produce por el conocimien-

ISOMÉTRICO: Llamado también «cúbico» o «regular», cuya

MONOCLÍNICO: Llamado también «oblicuo» y «clinorrómbi-

Estas siete denominaciones, de valor universal, contienen las

La estructura del cristal • 29

El proceso de cristalización de los minerales se produce en siete sistemas

es como una síntesis del progreso del pensamiento humano en el

¿Q UÉ NO SON LOS CRISTALES ?

El tema de los cristales se presta a numerosas interpretaciones

La estructura del cristal • 31

en electrónica: el hecho de que se los use en radiotransmisores,

Eje o extremo fundamental

Pero esta afirmación no tiene en cuenta que los cristales

La estructura del cristal • 33

materiales y su definitiva localización han llegado a producir

¿T IENE CADA PERSONA SU CRISTAL QUE LE ES

Cuando se lee la caracterización del propio signo del horósco-

ARIES Rubí, espinela, siberita, amatista, rodocrosita,

La estructura del cristal • 35

Las teorías más modernas consideran que si la convicción

vitados. ¿Escogeremos al azar? No, establecemos una afinidad

¿C OMBINAN ENTRE SÍ TODOS LOS CRISTALES ?

Aunque resulte obvio mencionarlo, cuando se habla del poder

La estructura del cristal • 37

CRISTAL RECOMENDABLE NO RECOMENDABLE

Diamante jade, ámbar, zafiro, jaspe, aventurina

¿D E DÓNDE PROVIENEN LAS GEMAS ?

AMATISTA: Brasil, México, Uruguay, Australia.

ESMERALDA: Colombia, Brasil.

La estructura del cristal • 39

No se permite la reproducción total o parcial de este libro,

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