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Relatoría

“Principales problemas y desafíos para el Desarrollo Rural en


áreas de pueblos originarios”

Autor(a):

Lic. Leonor Slavsky

Este documento integra los análisis de los Tópicos Transversales efectuados en el marco
de la preparación de la Estrategia Nacional de Desarrollo Rural para la Argentina. Es
parte del convenio entre la Secretaría de Agricultura Ganadería Pesca y Alimentación y el
Programa Multidonante –establecido entre el Gobierno de Italia, el Fondo Internacional
de Desarrollo Agrícola y el Banco Interamericano de Desarrollo. La coordinación de la
preparación de la Estrategia es responsabilidad del Rimisp – Centro Latinoamericano para
el Desarrollo Rural. Las opiniones expresadas en este trabajo son de la exclusiva
responsabilidad de los autores.

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LISTADO DE ASISTENTES

1. Eduardo Soria – CCOPISA Consejo de Coordinación de organizaciones Indígenas en Salta


2. Heuque Oscar A. Montenegro – Comunidad Wiritray, Río Negro
3. Fernando Pachao - Comunidad Indígena Diaguita Calchaquí Amblayo – Congreso Provincial
de la Quinoa, Salta
4. Norma Cano - Comunidad Indígena Mollar, Tafí del Valle, Tucumán.
5. Francisco Candito – Comunidad Huarpe Guaytamaryi, Mendoza
6. Liliana Claudia Herrera – Secretaría de la Mujer de la Organización de Naciones y Pueblos
Indígenas en la Argentina.
7. Gabriel Beber – Asociación Pro Patagonia; Proyecto DCI (INAI), Neuquén
8. Sebastián Valverde – UBA, Facultad de Filosofía y Letras
9. Juan Carlos Radovich – UBA, Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano,
CONICET.
10. Gabriel Stecher – Universidad Nacional del Comahue – AUSMA
11. Osvaldo Cipolloni – Programa Nacional de Educación Intercultural Bilingüe, Ministerio de
Educación Ciencia y Tecnología.
12. Cristina Marinosci - PSA, Formosa
13. Luis Paniagua – Organización de Comunidades Aborígenes de Santa Fe, OCASTAFE.
14. Jorge Luis Barral – Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires.
15. Lia Ines Lagreca - Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires.
16. Esteban de Nevares – Presidente de FUNDAPAZ
17. Tomás López – Dirigente de la comunidad wichí El Sauzalito, Chaco.
18. Favio Pirone - PRODERNEA NOA
19. Francisco Pérez – Asociación Indígena Lhaka Honhat, Salta.
20. Rogelio Segundo - Asociación Indígena Lhaka Honhat, Salta
21. Carlos Juárez - Asociación Indígena Lhaka Honhat, Salta
22. Marcos Lucas - Asociación Indígena Lhaka Honhat, Salta
23. Morita Carrasco – UBA
24. José Canteros - ASOCIANA

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En el plenario del Taller “Principales problemas y desafíos para el desarrollo rural en áreas de pueblos
originarios” desarrollado el 26 de agosto en Ciudad de Buenos Aires y coordinado por la Lic. Leonor Slavsky
se expresa lo siguiente:

-Que “el documento es abarcativo y pertinente”.

RESPECTO DEL ROL ESTADO:


Para impulsar una política de desarrollo rural entre las comunidades indígenas es requisito previo contar con
una solución a los siguientes temas básicos:
• tierra (entregar los títulos de propiedad de tierras fiscales y regularizar las propiedades ocupadas
ancestralmente)
• recursos
• formas de reconocimiento jurídico (provincial y del estado nacional)

Además, el estado tiene que hacerse cargo de dar solución a los temas vinculados al agua, salud, vivienda y
educación: “este es el piso desde el que debe empezar el funcionamiento del estado”. Antes que nada debe
contemplarse dar una respuesta a estos problemas urgentes.

El marco jurídico que existe es inadecuado: el Código Civil y el Penal están pensados desde el derecho
romano y colapsa con los tiempos, pautas culturales, etc. de las comunidades. Por otra parte, el
reconocimiento de derechos en la Constitución y otros instrumentos legales no está ajustado al verdadero
desarrollo de los procesos legales (tiempos y procedimientos demorados y complejos)

Muchas cuestiones tienen que ver con que el estatus jurídico queda acotado a la comunidad. Falta su
reconocimiento como sujeto político con pleno derecho porque existe una concepción de “tutelaje” por parte
del estado. El estado, en función de pactos y marcos regulatorios tiene que garantizar un sujeto pleno de
derecho.

¿Qué alternativas se pueden pensar a la Personería Jurídica?


-como figura pública y no como derecho privado
-un grupo de comunidades con una asociación civil
-como una tendencia que traspasa los límites nacionales, como en los casos mapuche y guaraní
El estado debe asegurar la continuidad de los proyectos y programas iniciados así como el control de su
cumplimiento.

El estado debe intervenir frente al impacto que provocan sobre el medio ambiente las actividades de empresas
agropecuarias y mineras, “finqueros”, etc. Se deben discutir las consecuencias de la expansión de la frontera
agrícola. No puede colocarse en un mismo nivel de responsabilidad con respecto a la degradación ambiental a
las comunidades indígenas y a las empresas.

RESPECTO DEL DISEÑO DE LOS PROGRAMAS DE DESARROLLO:


Los proyectos o programas deben partir de la revisión de las experiencias previas e incorporar esos resultados
en sus propuestas. Ejemplos a tomar en cuenta son los resultados del PPI, las consecuencias que acarrea la
gestión de los proyectos a nivel del poder político local, las experiencias en el marco educativo, etc.
En ese sentido, no incluir en los proyectos de desarrollo modalidades de funcionamiento que se probaron
inadecuadas. Existe una disparidad de marcos administrativos y jurídicos, provinciales y nacionales, que son
manipulados por el poder local -por ejemplo, los recursos que en los programas de desarrollo rural son
asignados para financiar la contratación de servicios de profesionales que actúan en la regulación de las tierras
o la intervención de los organismos consultivos de los municipios-. En todo caso, proponer un apropiado
monitoreo de la cuestión.

El asistencialismo estatal y el desembolso económico directo a las comunidades indígenas pierde la visión
indígena en los temas relacionados con la propiedad, la producción, el agua, los sistemas de riego. Todos ellos
deben ser discutidos con las organizaciones indígenas, con sus equipos técnicos y políticos en el ámbito
provincial y nacional. De esta forma se espera: -que los proyectos de desarrollo no lleguen solamente a las

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comunidades consolidadas y con mayor presencia en las instancias actuales, -que puedan coordinarse las
diferentes acciones entre las comunidades y la Secretaría de Agricultura (por ejemplo qué tipo de técnicos y
profesionales llevarán adelante los proyectos), que la orientación financiera de los programas abarque a
cantidad de pequeños proyectos productivos, que la inversión económica propuesta desde los proyectos de
desarrollo no sea devuelta sino reinvertida en la comunidad.

Establecer los mecanismos de implementación de los principios básicos (interculturalidad, consenso y


participación, gradualidad e integralidad) en forma clara, por escrito y con derecho a veto.

“Desarrollo con identidad” quiere decir considerar, conocer las características de cada comunidad pero el
punto fundamental es el reconocimiento de los derechos de propiedad comunitaria cuando al mismos tiempo
existe una ausencia de marcos jurídicos que atiendan esta forma de propiedad.
También, desarrollo con identidad es participación técnica en el diseño y ejecución de los proyectos.

Se propone la organización de un equipo de técnicos indígenas rurales para que sean integrados a la discusión
de los proyectos de desarrollo. Esta práctica favorece la real participación y permite considerar e incorporar
los conocimientos y tecnologías propios de las comunidades.

Algunos procedimientos de los proyectos chocan con la burocracia del estado como por ejemplo cantidad de
pequeñas decisiones que no pueden ser resueltas apropiadamente porque se encuentran centralizadas. Por ello
se propone integrar al documento un item sobre “cuestiones de procedimiento”.
Por otra parte, problemas como el requisito de emitir factura no encuentran solución. Los Recibos Indígenas
propuestos como una alternativa desde el INAI no funcionan porque, entre otras cosas, no son aceptados por
los programas o porque los sitios dispuestos para la inscripción de los agentes son sumamente escasos y no
tienen difusión. Estas trabas atentan contra la real participación de las comunidades indígenas.

En los proyectos y programas rurales se considera que el beneficiario es siempre el mismo, que se trata de un
actor homogéneo. Es necesario que se reconozca la existencia de un sujeto rural distinto.
Se recomienda que en la identificación de los beneficiarios de los programas de desarrollo se atiendan no sólo
las sugerencias del INAI (a través del Consejo de Coordinación) sino también las propuestas de las ONG’s
vinculadas y las organizaciones indígenas de base.
Para identificar a las comunidades beneficiarias se recomienda establecer un diagnóstico previo. Para ello, se
propone tomar la experiencia organizativa del PSA conformando Mesas de Coordinación en cada provincia.
(En Formosa, por ejemplo, de cada comunidad indígena wichi se eligieron 3 representantes uno de los cuales
debía ser mujer. Lo mismo ocurre entre los pilagá, los toba, etc.) Estos representantes integran una Unidad
Provincial. La construcción de este mecanismo llevó 4 años. Cada vez, las decisiones a tomar se consultaban
con la comunidad. La reuniones son bimestrales, duran dos días y se hacen en Pozo del Tigre. Cada reunión
de Unidad Provincial demanda un presupuesto de $ 800.-. Es una propuesta económicamente sustentable.
Se cuestiona la estrategia de “focalización” implementada desde los proyectos y programas de organismos
internacionales que seleccionan sólo algunas comunidades beneficiadas con la asistencia técnica y financiera
(por ejemplo el DCI del Banco Mundial)

En los Manuales Operativos no se indica cómo trabajar o proceder con el “Componente Indígena” (ver por
ejemplo el Programa para Pequeños Productores).

Tener en cuenta la concepción del tiempo de las comunidades indígenas (por ejemplo el que ocupan en
actividades como la pesca, la caza) cuando se articula el trabajo entre ellas y los técnicos (que responden al
tiempo que impone el proyecto).

Otra cuestión para ser tenida en cuenta es que en los Programas no está representada la estructura de toma de
decisiones y que en ellos deberá establecerse la manera de implementar los principios básicos (identificados
en la pág. 22 del Documento)

RESPECTO DE LA PARTICIPACIÓN:
Faltan espacios para la participación de las comunidades indígenas en las instituciones estatales.

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Es necesario determinar los lineamientos de esa participación. Definir con claridad quiénes van a participar
(por ejemplo todas las organizaciones indígenas o sólo las que tengan personería jurídica). También,
establecer si esa participación es vinculante y si hay derecho a veto.

Por otra parte, tener en cuenta que existen diversas interpretaciones y estrategias de participación -y no sólo el
modelo de participación del “blanco”-. Por ese motivo, se debe consultar a las comunidades de qué forma
quieren participar, cuál sería la manera más adecuada de elegir a quienes las representen. Además, hay una
gran heterogeneidad en las formas de representación comunitaria, por ejemplo en algunas provincias la
estructura organizativa es más importante que en otras.
Por ello, el primer punto es establecer mecanismos claros de consulta y participación con recursos
económicos previstos previamente y destinados a ese efecto.

La consulta debe hacerse desde la base, es decir desde las comunidades. Una instancia intermedia y masiva
puede organizarse a través de una asamblea por regiones. Cada pueblo, desde sus organizaciones por ejemplo,
puede plantear lo que las comunidades entienden por desarrollo. Cada tema implica una discusión concreta.

Además, surgió del plenario la necesidad de dejar expuesto en este documento un cuestionamiento a la forma
de selección del Consejo de Participación Indígena del INAI expresando que “no se está de acuerdo en cómo
se están llevando a cabo los mecanismos de consulta” e insistir, que las propuestas respecto a los distintos
temas que se vinculan a las comunidades indígenas tienen que surgir de las comunidades y sus representantes
y no del INAI.

RESPECTO DE LA CAPACITACIÓN:
• La capacitación deberá orientarse en dos direcciones:
A) hacia las comunidades indígenas
Revisar las formas en las que se transmiten a las comunidades indígenas sus derechos. Fortalecer en las
prácticas el ejercicio de esos derechos las comunidades están cansadas de recibir Talleres donde se los
capacita en sus derechos).
B) hacia las instancias que asisten los reclamos indígenas
Capacitar a los agentes de las instituciones del estado vinculados con las comunidades indígenas sobre los
derechos que les son reconocidos y los procedimientos administrativos que permitan su adecuado ejercicio. Se
piensa en los técnicos que trabajan en los proyectos (que tienen una formación de caracter “productivista”), la
Secretaría de Agricultura, las diferentes instancias del poder judicial donde los miembros de las comunidades
efectúan sus reclamos así como también las distintas administraciones municipales, ministerios, etc. Se
recomienda incluir en esa capacitación un “componente social”.

• Valorizar la educación no formal.


Por ejemplo el conocimiento de los “perforeros” indígenas de pozos de agua en el centro-oeste de la provincia
de Formosa o la incorporación de sus saberes en las especificaciones técnicas de los botiquines sanitarios. No
sólo se propone su inclusión como conocimiento sino que se destaca que estas actividades no son retribuidas
económicamente.

• Formación de técnicos y profesionales universitarios.


Plantear desde las comunidades qué tipo de capacitación se requiere para adquirir qué habilidades. Descartar
la creación de instituciones de enseñanza especiales para comunidades indígenas, defendiendo la necesidad de
interacción con el conjunto de la sociedad.
Discutir la experiencia llevada adelante a través de las EPAS (escuelas de modalidad agrícola alternativa) y su
pertinencia como modelo.
Establecer un programa de becas a través del Ministerio de Educación y de las universidades nacionales en
cuyo diseño y control de gestión participe un equipo técnico indígena. De esta forma podrán considerarse las
realidades y necesidades de cada zona y de cada pueblo y modificar cuestiones como por ejemplo: el control
de la intervención del poder político local en la selección de los candidatos a becas, la orientación respecto de
la formación requerida (jerarquizando lo productivo, lo jurídico, el impacto ambiental, etc.), la amplia
difusión de las características de los convenios ya que planteados como hasta ahora los tiempos para obtener
el beneficio son cortos y dependen del manejo de información a través de Internet, participar en el diseño de

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un sistema de enseñanza semi-presencial o mediante tutorías para desarrollar el plan de estudios de las
carreras en dos o tres años.
Buscar cooperación y crear un centro de estudios terciarios en zonas donde el acceso a las instituciones
educativas de nivel superior se encuentren muy distantes.

RESPECTO DE LA PRODUCCIÓN:
La concepción de “producción” que tiene la Secretaría de Agricultura es diferente de la que tienen los pueblos
indígenas sobre la relación con la tierra y con los mecanismos de subsistencia.
Se entiende que la asociación entre la inversión privada con exención impositiva y las comunidades indígenas
es un tema que interesa investigar en la medida que surja como demanda del sector y no como alternativa en
el marco de una estrategia de desarrollo. La Secretaría de Agricultura está trabajando en un programa de
fortalecimiento de los pequeños productores empobrecidos y su asociación con productores más grandes. Se
sugiere considerar los resultados que esta experiencia pueda generar y discutir en qué medida ellos pueden ser
aplicados a la realidad de las comunidades indígenas.

El turismo es una nueva actividad económica cuyos beneficios y consecuencias -como por ejemplo el impacto
sobre lo sagrado-, deben ser discutidos con las comunidades indígenas. La planificación turística que hace el
estado no contempla su participación y las decisiones sobre la oferta quedan en manos de profesionales como
los arqueólogos, las empresas y los operadores de turismo. Las comunidades reclaman el desarrollo de un
“turismo responsable” es decir, su derecho a elegir qué mostrar al visitante y qué tipo de turista se quiere
recibir. Se hace necesario una revisión del estado de la cuestión como por ejemplo el resultado de proyectos
autogestionados -como los espacios para acampar en áreas de Parques Nacionales- o la dificultad que acarrea
la superposición de las jurisdicciones provincial y nacional en sitios que además, pueden encontrarse bajo la
custodia del INAI sin que esa facultad sea respetada.

Es motivo de especial preocupación que en los “planes de rescate y comercialización de productos y técnicas
tradicionales” (citados en pág. 24 del Documento) se establezcan medidas de protección de las plantas
medicinales que son buscadas por los laboratorios para su patentamiento.

En el cierre de la discusión sobre el Documento presentado se solicita:


• que las propuestas surgidas en cada uno de los talleres del Proyecto Argentina Rural circulen entre todos
los participantes.
• que las organizaciones de los pueblos indígenas estén presentes en la instancia política de discusión y
decisión sobre el Proyecto. Se cuestionó la propuesta del Instituto de Desarrollo Rural donde no existen
canales para la participación ni se reconoce a los pequeños productores ni a las comunidades indígenas
como interlocutores válidos.

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