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Autor(a):
Este documento integra los análisis de los Tópicos Transversales efectuados en el marco
de la preparación de la Estrategia Nacional de Desarrollo Rural para la Argentina. Es
parte del convenio entre la Secretaría de Agricultura Ganadería Pesca y Alimentación y el
Programa Multidonante –establecido entre el Gobierno de Italia, el Fondo Internacional
de Desarrollo Agrícola y el Banco Interamericano de Desarrollo. La coordinación de la
preparación de la Estrategia es responsabilidad del Rimisp – Centro Latinoamericano para
el Desarrollo Rural. Las opiniones expresadas en este trabajo son de la exclusiva
responsabilidad de los autores.
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LISTADO DE ASISTENTES
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En el plenario del Taller “Principales problemas y desafíos para el desarrollo rural en áreas de pueblos
originarios” desarrollado el 26 de agosto en Ciudad de Buenos Aires y coordinado por la Lic. Leonor Slavsky
se expresa lo siguiente:
Además, el estado tiene que hacerse cargo de dar solución a los temas vinculados al agua, salud, vivienda y
educación: “este es el piso desde el que debe empezar el funcionamiento del estado”. Antes que nada debe
contemplarse dar una respuesta a estos problemas urgentes.
El marco jurídico que existe es inadecuado: el Código Civil y el Penal están pensados desde el derecho
romano y colapsa con los tiempos, pautas culturales, etc. de las comunidades. Por otra parte, el
reconocimiento de derechos en la Constitución y otros instrumentos legales no está ajustado al verdadero
desarrollo de los procesos legales (tiempos y procedimientos demorados y complejos)
Muchas cuestiones tienen que ver con que el estatus jurídico queda acotado a la comunidad. Falta su
reconocimiento como sujeto político con pleno derecho porque existe una concepción de “tutelaje” por parte
del estado. El estado, en función de pactos y marcos regulatorios tiene que garantizar un sujeto pleno de
derecho.
El estado debe intervenir frente al impacto que provocan sobre el medio ambiente las actividades de empresas
agropecuarias y mineras, “finqueros”, etc. Se deben discutir las consecuencias de la expansión de la frontera
agrícola. No puede colocarse en un mismo nivel de responsabilidad con respecto a la degradación ambiental a
las comunidades indígenas y a las empresas.
El asistencialismo estatal y el desembolso económico directo a las comunidades indígenas pierde la visión
indígena en los temas relacionados con la propiedad, la producción, el agua, los sistemas de riego. Todos ellos
deben ser discutidos con las organizaciones indígenas, con sus equipos técnicos y políticos en el ámbito
provincial y nacional. De esta forma se espera: -que los proyectos de desarrollo no lleguen solamente a las
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comunidades consolidadas y con mayor presencia en las instancias actuales, -que puedan coordinarse las
diferentes acciones entre las comunidades y la Secretaría de Agricultura (por ejemplo qué tipo de técnicos y
profesionales llevarán adelante los proyectos), que la orientación financiera de los programas abarque a
cantidad de pequeños proyectos productivos, que la inversión económica propuesta desde los proyectos de
desarrollo no sea devuelta sino reinvertida en la comunidad.
“Desarrollo con identidad” quiere decir considerar, conocer las características de cada comunidad pero el
punto fundamental es el reconocimiento de los derechos de propiedad comunitaria cuando al mismos tiempo
existe una ausencia de marcos jurídicos que atiendan esta forma de propiedad.
También, desarrollo con identidad es participación técnica en el diseño y ejecución de los proyectos.
Se propone la organización de un equipo de técnicos indígenas rurales para que sean integrados a la discusión
de los proyectos de desarrollo. Esta práctica favorece la real participación y permite considerar e incorporar
los conocimientos y tecnologías propios de las comunidades.
Algunos procedimientos de los proyectos chocan con la burocracia del estado como por ejemplo cantidad de
pequeñas decisiones que no pueden ser resueltas apropiadamente porque se encuentran centralizadas. Por ello
se propone integrar al documento un item sobre “cuestiones de procedimiento”.
Por otra parte, problemas como el requisito de emitir factura no encuentran solución. Los Recibos Indígenas
propuestos como una alternativa desde el INAI no funcionan porque, entre otras cosas, no son aceptados por
los programas o porque los sitios dispuestos para la inscripción de los agentes son sumamente escasos y no
tienen difusión. Estas trabas atentan contra la real participación de las comunidades indígenas.
En los proyectos y programas rurales se considera que el beneficiario es siempre el mismo, que se trata de un
actor homogéneo. Es necesario que se reconozca la existencia de un sujeto rural distinto.
Se recomienda que en la identificación de los beneficiarios de los programas de desarrollo se atiendan no sólo
las sugerencias del INAI (a través del Consejo de Coordinación) sino también las propuestas de las ONG’s
vinculadas y las organizaciones indígenas de base.
Para identificar a las comunidades beneficiarias se recomienda establecer un diagnóstico previo. Para ello, se
propone tomar la experiencia organizativa del PSA conformando Mesas de Coordinación en cada provincia.
(En Formosa, por ejemplo, de cada comunidad indígena wichi se eligieron 3 representantes uno de los cuales
debía ser mujer. Lo mismo ocurre entre los pilagá, los toba, etc.) Estos representantes integran una Unidad
Provincial. La construcción de este mecanismo llevó 4 años. Cada vez, las decisiones a tomar se consultaban
con la comunidad. La reuniones son bimestrales, duran dos días y se hacen en Pozo del Tigre. Cada reunión
de Unidad Provincial demanda un presupuesto de $ 800.-. Es una propuesta económicamente sustentable.
Se cuestiona la estrategia de “focalización” implementada desde los proyectos y programas de organismos
internacionales que seleccionan sólo algunas comunidades beneficiadas con la asistencia técnica y financiera
(por ejemplo el DCI del Banco Mundial)
En los Manuales Operativos no se indica cómo trabajar o proceder con el “Componente Indígena” (ver por
ejemplo el Programa para Pequeños Productores).
Tener en cuenta la concepción del tiempo de las comunidades indígenas (por ejemplo el que ocupan en
actividades como la pesca, la caza) cuando se articula el trabajo entre ellas y los técnicos (que responden al
tiempo que impone el proyecto).
Otra cuestión para ser tenida en cuenta es que en los Programas no está representada la estructura de toma de
decisiones y que en ellos deberá establecerse la manera de implementar los principios básicos (identificados
en la pág. 22 del Documento)
RESPECTO DE LA PARTICIPACIÓN:
Faltan espacios para la participación de las comunidades indígenas en las instituciones estatales.
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Es necesario determinar los lineamientos de esa participación. Definir con claridad quiénes van a participar
(por ejemplo todas las organizaciones indígenas o sólo las que tengan personería jurídica). También,
establecer si esa participación es vinculante y si hay derecho a veto.
Por otra parte, tener en cuenta que existen diversas interpretaciones y estrategias de participación -y no sólo el
modelo de participación del “blanco”-. Por ese motivo, se debe consultar a las comunidades de qué forma
quieren participar, cuál sería la manera más adecuada de elegir a quienes las representen. Además, hay una
gran heterogeneidad en las formas de representación comunitaria, por ejemplo en algunas provincias la
estructura organizativa es más importante que en otras.
Por ello, el primer punto es establecer mecanismos claros de consulta y participación con recursos
económicos previstos previamente y destinados a ese efecto.
La consulta debe hacerse desde la base, es decir desde las comunidades. Una instancia intermedia y masiva
puede organizarse a través de una asamblea por regiones. Cada pueblo, desde sus organizaciones por ejemplo,
puede plantear lo que las comunidades entienden por desarrollo. Cada tema implica una discusión concreta.
Además, surgió del plenario la necesidad de dejar expuesto en este documento un cuestionamiento a la forma
de selección del Consejo de Participación Indígena del INAI expresando que “no se está de acuerdo en cómo
se están llevando a cabo los mecanismos de consulta” e insistir, que las propuestas respecto a los distintos
temas que se vinculan a las comunidades indígenas tienen que surgir de las comunidades y sus representantes
y no del INAI.
RESPECTO DE LA CAPACITACIÓN:
• La capacitación deberá orientarse en dos direcciones:
A) hacia las comunidades indígenas
Revisar las formas en las que se transmiten a las comunidades indígenas sus derechos. Fortalecer en las
prácticas el ejercicio de esos derechos las comunidades están cansadas de recibir Talleres donde se los
capacita en sus derechos).
B) hacia las instancias que asisten los reclamos indígenas
Capacitar a los agentes de las instituciones del estado vinculados con las comunidades indígenas sobre los
derechos que les son reconocidos y los procedimientos administrativos que permitan su adecuado ejercicio. Se
piensa en los técnicos que trabajan en los proyectos (que tienen una formación de caracter “productivista”), la
Secretaría de Agricultura, las diferentes instancias del poder judicial donde los miembros de las comunidades
efectúan sus reclamos así como también las distintas administraciones municipales, ministerios, etc. Se
recomienda incluir en esa capacitación un “componente social”.
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un sistema de enseñanza semi-presencial o mediante tutorías para desarrollar el plan de estudios de las
carreras en dos o tres años.
Buscar cooperación y crear un centro de estudios terciarios en zonas donde el acceso a las instituciones
educativas de nivel superior se encuentren muy distantes.
RESPECTO DE LA PRODUCCIÓN:
La concepción de “producción” que tiene la Secretaría de Agricultura es diferente de la que tienen los pueblos
indígenas sobre la relación con la tierra y con los mecanismos de subsistencia.
Se entiende que la asociación entre la inversión privada con exención impositiva y las comunidades indígenas
es un tema que interesa investigar en la medida que surja como demanda del sector y no como alternativa en
el marco de una estrategia de desarrollo. La Secretaría de Agricultura está trabajando en un programa de
fortalecimiento de los pequeños productores empobrecidos y su asociación con productores más grandes. Se
sugiere considerar los resultados que esta experiencia pueda generar y discutir en qué medida ellos pueden ser
aplicados a la realidad de las comunidades indígenas.
El turismo es una nueva actividad económica cuyos beneficios y consecuencias -como por ejemplo el impacto
sobre lo sagrado-, deben ser discutidos con las comunidades indígenas. La planificación turística que hace el
estado no contempla su participación y las decisiones sobre la oferta quedan en manos de profesionales como
los arqueólogos, las empresas y los operadores de turismo. Las comunidades reclaman el desarrollo de un
“turismo responsable” es decir, su derecho a elegir qué mostrar al visitante y qué tipo de turista se quiere
recibir. Se hace necesario una revisión del estado de la cuestión como por ejemplo el resultado de proyectos
autogestionados -como los espacios para acampar en áreas de Parques Nacionales- o la dificultad que acarrea
la superposición de las jurisdicciones provincial y nacional en sitios que además, pueden encontrarse bajo la
custodia del INAI sin que esa facultad sea respetada.
Es motivo de especial preocupación que en los “planes de rescate y comercialización de productos y técnicas
tradicionales” (citados en pág. 24 del Documento) se establezcan medidas de protección de las plantas
medicinales que son buscadas por los laboratorios para su patentamiento.