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Recóndito

He subido al bus, mareado,

y aunque solo deseaba dormir

he dedicado unos minutos

para solo dejarte en mi mente.

No es que viva de recuerdos

de cosas que ya han pasado,

mas solo es pensar en ti

y sentir que estas a mi lado.

Las ruedas del bus giraron,

me alejaba, a cada revolución,

de tu lugar, de tu sitio bello.

Recordé cuando solía irme antes

y me recordaba contento de irme,

pero esa noche no me sentí así,

a pesar de los estragos del alcohol,

mi tristeza era mucho más fuerte,

y al cerrar mis ojos tú estabas allí.

Parpadeé unas cuantas veces,

y finalmente me dormí y aún así

no podía dejar de sentirme triste,

sentía que me alejaba de algo bello

sentía que me alejaba de ti.

Y no me deprime la tristeza,

al contrario, me renueva,

pues con ella sé, lo mucho,


que me siento enamorado de ti.

Sin dudar registro mis palabras,

sin lastimar ningún sentimiento,

sin tratar de confundirte, o ambos,

sin querer que te abrume la culpa,

mas solo quiero expresar mi sentir,

y lo que mi corazón me dicta,

yo lo hago verso y poesía.

He despertado luego y no volví a dormir,

he pensado mucho aquella madrugada,

y es porque puedo hacer nada.

Te quiero o nos queremos,

aunque tu trates de huir de tu sentir,

y a veces sólo me consuele el pensar.

Ansío un futuro contigo, y no soy ansioso,

recuerdo un pequeño pasado contigo

y no soy un triste soñador.

Vivo lo más pegado a la realidad,

y esa realidad me permite no abdicar,

luchar por tu amor aunque sea difícil

imaginar un futuro juntos, lo sé.

Y aunque ahora estés sonriendo

con mis locas palabras, sé que te anima,

porque es un deseo que llevas dentro,

lo puedo sentir sin miedo a equivocarme,

y no es que sea irreprochable mi defecto


de imaginar cosas que no sean ciertas,

pero el sentir no me miente

y ante ello, me aventuro a perderme,

en las cosas recónditas que tiene el amor,

aún en capricho a lo adverso,

pero el mapa de mi amor, atraviesa

un camino sobre montañas elevadas,

y el final de ese camino, son tus ojos,

y la víspera a tus miradas,

son tus labios que desean besarme.

Los huéspedes de tus palabras

son tus suspiros, que no descansan,

y la actividad onírica sombría,

no es nada más que yo, que espero.

He cerrado mis ojos para despertar

y he visto nuestras almas besarse

unir dos universos en un ósculo

que no para hasta la inmensidad,

la inmensidad de un pequeño punto,

en donde me basta para besar tus manos

y decirte muy cerca al oído, te quiero.

Giancarlo García R.

Fragmento de “Travesías”

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