La formación de competencias implica cambiar las metodologías
tradicionalistas en los procesos de enseñanza-aprendizaje, este último término se ha sido substituido por el de “enseñar a aprender”. Aquí, el maestro tiene el compromiso y al mismo tiempo el reto de lograr que los alumnos desarrollen y/o adquieran aptitudes que los hagan competentes en su vida, en el aspecto personal y laboral.
Tal como menciona Guzmán (1998) en la educación basada en
competencias se pretende formar a los alumnos mediante una metodología de enseñanza que enfatiza el saber hacer, para que todas las habilidades, conocimientos y aptitudes que desarrollen, las puedan utilizar en todas y cada una de las situaciones a las que se enfrentan diariamente; es decir, se pretende educarlos para la vida, para ser partícipes de una sociedad cambiante, y la forma de lograrlo es a través de la implementación de nuevas formas de trabajo con las cuales se “formen” competencias en los alumnos.
Así mismo Guzmán (1998), menciona que “la formación de
competencias está dirigida a cumplir con propósitos claramente delineados, lo que favorece la enseñanza individualizada, ya que al explicitar la norma, el educando sabe de antemano lo que se espera de él y a donde debe dirigir sus esfuerzos”, y esa enseñanza individualizada es lo que tanto se pretende hoy en día, pues es una forma de atender las necesidades, intereses y tomar en cuenta las capacidades de todos y cada uno de los alumnos.
5.1. La programación de actividades de enseñanza y de aprendizaje.
El mismo autor señala que en las aulas se fomenta una enseñanza
centrada excesivamente en la transmisión de información, privilegiando los aprendizajes memorísticos y superficiales sin interés por lograr que el alumno tenga una comprensión cabal de lo enseñado. El resultado es la falta de dominio de los conocimientos y habilidades establecidos en los programas de estudio; dado que estas deficiencias se van perpetuando de un grado a otro se forman las llamadas “lagunas” que en algunos alumnos constituyen verdaderos “océanos” de ignorancia; por ello es importante diseñar actividades que realmente dejen conocimientos y aprendizajes significativos en nuestros alumnos, además de que propicien el desarrollo de competencias tanto para la adquisición de nuevos conocimientos como para ser capaces de resolver las situaciones presentadas a lo largo de su vida.
Para ello, deben implementarse actividades en las que el propósito
principal sea la formación de los individuos y no solamente el “llenarlos” de conocimientos que no estamos seguros que hayan quedado bien fundamentados, pero primeramente se debe tener muy claro lo que se pretende que los estudiantes conozcan y dominen y empezar a trabajar en la búsqueda del logro de ese objetivo.
Las actividades de un programa que busque la formación de
competencias deben pretender que los individuos desarrollen habilidades y capacidades que les permitan aplicar los conocimientos adquiridos en su formación de manera práctica, solucionar los problemas, tener una postura crítica y analítica ante diversas situaciones que se le presenten, imaginar y crear, muestren autonomía, capacidad para regular sus emociones, y utilizar las oportunidades que se presentan para seguir formándose y tomar como un reto cada cambio.
5.2. Las características de la operación de los cursos y programas de
formación de competencias de aprendizaje.
Uno de los programas de formación de competencias de aprendizaje de
las últimas décadas es el aprender a aprender en el cual el alumno aprende mejor los contenidos y procedimientos que le permitan seguir aprendiendo dentro de la institución como fuera de ella, es decir dar significado a las cosas, para enriquecer su conjunto de saberes y poder adaptarse a diferentes contextos del mundo actual a lo largo de su vida. Considerando como metodología de diseño curricular el desarrollo de capacidades y habilidades adquiridas por el alumno para lograr un mejor desempeño laboral y social.
Mediante el uso de estrategias cognitivas y meta cognitivas que le
permitan el logro de aprendizajes significativos los cuales se basan en: El aprendizaje en base a objetivos, relacionar información con conocimientos previos, aprender a organizar la información así como transferir el conocimiento a la resolución de problemas.
Considerando además la autoestima del alumno, la iniciativa de
aprendizaje, la motivación sostenida y su capacidad para utilizar diversas oportunidades para aprender como resultado de las nuevas tecnologías son elementos importantes a considerar.
Así mismo los programas de formación de competencias deben considerar
los cuatro pilares de la educación (Delors, 1966, citado por Posada):
• Aprender a conocer: implica decidir entre una cultura general y los
conocimientos particulares de diferentes disciplinas, en. Requiere aprender a aprender, con el fin de aprovechar las posibilidades que ofrece la educación a lo largo de la vida.
• Aprender a hacer: adquirir no sólo una certificación profesional, sino
más bien competencias que capaciten al individuo para hacer frente a gran número de situaciones previstas e imprevistas y a trabajar en equipo.
• Aprender a vivir juntos: realizar proyectos comunes y prepararse para
asumir y resolver los conflictos, respetando los valores, a través de la comprensión del otro y de las formas de interdependencia.
• Aprender a ser: actuar con creciente capacidad de autonomía, de
juicio y responsabilidad personal, para que florezca en mejor forma la propia personalidad. 6. La certificación de competencias. 6.1. El significado y la cobertura de la certificación de competencias. Según Irigoin (2002), la certificación de competencias es el reconocimiento público, formal y temporal de la capacidad laboral demostrada por un trabajador, efectuado con base en la evaluación de sus competencias en relación con una norma y sin estar necesariamente sujeto a la culminación de un proceso educativo. Considerándose de suma importancia debido a la necesidad de mejorar la calidad laboral y productividad de las organizaciones. La cobertura de la certificación permite garantizar la calidad y el nivel de competencia alcanzado por las personas mejorando sus oportunidades de movilidad laboral, así como permitir a las empresas disponer de criterios de desempeño laboral que le permitan valorar la competencia de la gente que podría reclutar. 6.2. El proceso de certificación de competencias. La certificación de competencias tanto de personas como de empresas se lleva acabo por organismos certificadores que pueden ser instituciones, asociaciones y organismos que son acreditados por el CONOCER. La certificación consta de tres etapas: 1.- La primera es el diagnóstico previo a la evaluación, mediante el cual se informa a la persona si tiene posibilidad de cumplir con los requerimientos de la evaluación; 2.- La segunda etapa es la evaluación en sí, en donde la persona realiza una serie de funciones solicitadas por el evaluador y éste las contrasta con los requerimientos del instrumento de evaluación; 3.- La tercera etapa es el resultado de evaluación en donde se le informa a la persona si es competente o si es aun no competente, en cuyo caso se le capacita para realizar en fecha posterior una nueva evaluación.
Pasos del proceso de certificación de personal docente aplicado en
Caracas, Venezuela (2005) : El primer paso consiste en que el docente conozca los requisitos necesarios para certificación en su área, el segundo paso es que el docente debe familiarizarse con los estándares de desempeño y el tercer paso consiste en la preparación de un portafolio didáctico el cual consta de planes de clase, muestra de los recursos empleados, muestra de los trabajos de los alumnos en cada nivel siendo evaluados y revisados por el profesor, evaluaciones del desempeño de los docentes por parte de los alumnos, informe de supervisión y de logros fuera del aula, reflexión de su actuación profesional y por último, informes de auto evaluación. Bibliografía
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