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ALGUNOS ASPECTOS DE LOS PENSAMIENTOS PEDAGÓGICOS ORIENTAL,

GRIEGO Y ROMANO QUE AÚN INFLUENCIAN LAS PRÁCTICAS DE AULA.

Confucio 400 años a.C. advierte de los peligros de la “ausencia de enseñanza”, peligros
que aun existen, cuando la bondad del ser humano se altera en malos hábitos, descuido y
como resultado final el abandono de sí mismo, sus enseñanzas están enfocadas en la
moralidad, basados en cinco virtudes: bondad, honradez, decoro, sabiduría y fidelidad.
Es fundamental mencionar el gran aporte de la cultura hebrea la educación con
idealismo religioso, aunque en Colombia en este momento la educación religiosa no
está marcada, es importante destacar que esta fue base fundamental no solo en la
educación, sino en la historia de nuestro país.

Continuando con la educación griega, Sócrates, Platón y Aristóteles, representantes del


periodo clásico de la filosofía, hacen énfasis en la enseñanza de la virtud, vista esta
como principio fundamental en la formación del ser humano para alcanzar la felicidad.
También es primordial resaltar en la educación romana la entrega del pueblo para servir a
su patria, el patriotismo, el cual se reflejaba en sus buenas competencias ciudadanas,
además se desarrollan los humanitas, ideales de formación para un romano ejemplar.

RELACION MAESTRO ESTUDIANTE

Aunque la enseñanza en China era considerada severa, el maestro o el profesor no solo


es aquel que enseña o dirige el caracter chino jiao, que significa enseñar, también se
entiende como “el profesor llevando una barra en la mano, obliga a un niño a estudiar”, el
maestro también es considerado como aquel que disipa las tinieblas de la ignorancia y
abre la mente a la luz de la inteligencia. Las Analectas de Confucio, reflejan el espíritu de
este, mediante sus enseñanzas, escritas por sus discípulos; y muestra la relación
armoniosa que existía entre el maestro y sus discípulos.

Los hebreos también muestran enseñanzas muy interesantes en la esencia del Talmud,
por ejemplo aquella en donde manifiesta que la carga que lleva un alumno, se debe a que
su maestro no lo asesora con bondad y paciencia; tantos años de sabiduría y verdades,
que aun quince siglos después de escritas siguen vigentes, como si el tiempo no pasara.
“Aprendí mucho con mis maestros, más con mis compañeros, y aún más con mis
alumnos.” Otra de las enseñanzas del Talmud que llama la atención por su validez en la
práctica docente, es cierto, de la experiencia con los estudiantes se aprende, se forma, se
moldea el docente, tanto de lo que toma de sus estudiantes, como de lo que descubre de
su interior como ser humano al servicio de la educación.

En Grecia los maestros invitaban a que sus alumnos o discípulos descubrieran su propia
inteligencia, mediante métodos que hacían que sus mentes reflexionaran, razonaran y
encontraran los conocimientos por sí mismos. Por otra parte en la educación Romana el
padre de familia era el mejor educador.

¿YA NO SOMOS ASÍ?

Cada maestro debe realizar una autoevaluación de su pensamiento pedagógico y, con


ella, la visión que tiene del estudiante: ¿Soy el dueño y transmisor del conocimiento?
¿Todos los estudiantes son iguales? ¿Estoy de acuerdo con aplicar una disciplina militar?
¿Soy cuestionable?, muy seguramente las respuestas serán algo así como: Podemos
aprender de los estudiantes, entre todos se construye el conocimiento, cada estudiante es
un “universo” distinto, hay que tener en cuenta las inteligencias múltiples, los regímenes
militares vulneran la creatividad y libertad de la persona. Si se contrastaran esas
respuestas con las prácticas diarias de aula nos encontraremos, no en pocos casos, con
una realidad muy diferente y, a su vez, bastante parecida a la relación docente-estudiante
de hace más de 2000 años; y no precisamente en los grandiosos aportes como La
Paideia, La humanitas y el ludi-magister, sino al dominio imperial que se transloca en el
docente sobre el estudiante queriendo convertirlos en una masa uniforme que desconoce
el valor individual y los aportes que surgen desde las diferencias.

Es necesario, una vez más, invitar a la reflexión y al actuar derrumbando aquellas


barreras mentales que impiden el cambio, si bien es cierto que asuntos como la
legislación y administración educativa tienen mucho que ver con la ejecución pedagógica
también lo es que es el maestro quién en últimas está en contacto directo con el
estudiante desde su vivir diario y está obligado moralmente a dar lo mejor para
transformar una realidad y volverla acorde al pensar y el sentir de la educación del siglo
veintiuno.

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