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La perinola

Este maldito país


Álex Ramírez-Arballo

Los límites de nuestro entendimiento son con toda claridad muy grandes y así es que nos
enfrentamos diariamente al arduo trabajo de comprender. Desde que somos pequeños intentamos
asir el mundo, sujetarlo con nuestro sentidos, explicárnoslo a nosotros mismos y a los demás. La
educación formal, la que recibimos en los centros educativos, trata de sistematizar nuestra
experiencia vivencial e intelectual. Todo aprendizaje es un diálogo que no termina nunca.

Sin embargo, cuando me debo enfrentar a la realidad nacional, la realidad que se nos muestra en
los medios, siento que la compleja brutalidad de ella me sobrepasa de tal manera que me deja
anonadado y en silencio; si el aprendizaje es un diálogo, la realidad nuestra es un interlocutor
gritón y majadero que nos llena de injurias y que no permite que digamos media palabra.

Ayer, precisamente, la prensa dio cuenta de una degollina espantosa. Casi ochenta personas
fueron asesinadas a tiros como parte de este frenesí de sangre y plomo en el que nos vemos
envueltos; hoy amanecimos con un sin fin de columnas en las que los articulistas y gente bien
informada desmenuza la realidad bronca de nuestro pueblo y trata de explicarnos lo que ocurre.
Sin embargo yo tengo mis dudas, sospecho de todas esas explicaciones porque las encuentro
simplistas y marcadamente insuficientes.

Los cronistas del narco hablan de pugnas intestinas, pero en esta guerra no parece haber frentes
claros o bandos notoriamente definidos; por otra parte, la autoridad no tiene más representación
que los discursos de los políticos, ya que las "fuerzas del orden" conviven en un inexplicable
matrimonio con los malosos. La razón no penetra la intrincada red de sucesos carniceros que
recubren nuestra vida social. Los escenarios cambiar vertiginosamente y en cualquier momento
aparecen nuevos y más grotescos actores; los límites del espanto son los límites de la
imaginación, y en ese sentido la historia nos demuestra que la imaginación humana es
particularmente prolífica.

En nuestra realidad el caos se ha convertido en destino y ya todos hemos asumido esta


circunstancia, y aún más, lo hemos hecho pasivamente. Una de las mejores defensas contra el
horror es hacerlo nuestro, dibujarlo con rostro de bufón, dedicarle bromas y gracejadas: creo que
esto es lo que ocurre en México. Hay días, hay horas como esta en las que me pregunto si habrá
una salida a todo este desorden moral en el que nos descubrimos un día, pero que siempre estuvo
ahí, gestándose debajo de la superficie. Me pregunto si en este "maldito país" (como dijera doña
Patricia Duarte, madre del Movimiento 5 de Junio) queda una esperanza, una puerta de salida
que nos conduzca hacia un mejor futuro.

P.S. Los hechos de sangre que recientemente hemos visto los mexicanos nos hablan de la
diseminación de la violencia y la innegable acción paramilitar. La vieja escuela, la de los sicarios
bigotones y sus "trocas" del año", ha dado paso a la acción concertada, efectiva y profundamente
perversa de grupos sin nombre, sin ideología ni lema, pero que claramente están dispuestos a
todos con tal de desarticular lo poco que queda de lo que alguna vez fue el estado mexicano. Los
bloqueos de Monterrey, las emboscadas, los falsos retenes y los fusilamientos en centros de
rehabilitación y cárceles son el nuevo signo de los tiempos.

Álex Ramírez-Arballo es doctor en literaturas hispánicas por la University of Arizona y actualmente trabaja como
profesor en el departamento de Español, Italiano y Portugués de la Pennsylvania State University. Su correo
electrónico es alexrama@orbired.com y su página web www.orbired.com Además puede establecer contacto con
él en las redes sociales:  Youtube: www.youtube.com/orbired Twitter: www.twitter.com/orbired Facebook:
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