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MARTES

V 1.06.10

Dos años, dos paquetes


:: TEXTO: FRANCISCO APAOLAZA
:: FOTOGRAFÍA: AHMAD NAAFI/AFP

Ardi tiene lo que los franceses llaman ‘de


l’allure’, esa elegancia innata que desprende
cuando agarra el cigarro entre sus recién es-
trenados dientes, al estilo de Winston Chur-
chill cuando sujetaba el puro mientras con-
templaba el cruce del Rhin de las tropas alia-
das, contumaz, victorioso, seguro de sí mis-
mo. Es un fumador con clase, como si hu-
biera visto ya la displicente suficiencia con la
que Bogart sostenía el cigarro en ‘Casablan-
ca’, con el hilo de aire blanco acariciándole
los dedos en láminas antes de disolverse en
la atmósfera estática del Rick’s Café. El niño
podría ser una estrella de Hollywood de las
de antes, cuando las tabacaleras pagaban a
los actores por fumar en pantalla, si no fuera
porque realmente Ardi Rizal no es más que
un niño ‘yonki’ de la nicotina en Indonesia,
víctima de un mundo que no alcanza a en-
tender.
En eso no está solo. Nadie en el mundo
se ha explicado aún la irresponsabilidad de
su padre, Mohammed, que le ofreció su
primer pito cuando tenía 18 meses. Ahora,
la criatura se mete al día dos paquetes en-
tre pecho y espalda, como una curiosa cele-
bración del Día Mundial sin Tabaco, que se
conmemoró ayer.
Es muy joven. Dos años. Hasta viste pa-
ñales, con lo que no sabe cuándo tiene que
ir al baño, pero sí cuándo le falta un ciga-
rro... y al cabo del día se fuma unos cuatro
por hora en su horario infantil. ¿Por qué se
lo dan? Nadie ha encontrado una respuesta
a la pregunta. No hay lógica en esta histo-
ria. A su madre, Mum Diana, le falta todo
el carácter que tiene el pequeño Ardi en
sus rabietas. «Es adicto al tabaco. Si no se lo
damos, se enfada y grita, golpeando la ca-
beza contra la pared y dice que se siente
enfermo».
El niño quiere comida, mucha comida,
su triciclo y tabaco rubio para hacer aros
en el aire, como si fuera un intelectual
maldito o el dictador de una república ba-
nanera. Nada se sabe de sus amigos, ni
del resto de sus juegos, aunque todos se
hacen una idea de la catadura del padre
que le ve «perfectamente sano» y no ad-
vierte problema alguno en el chaval. A
nadie le ha hecho la misma gracia ver el
vídeo del pequeño Ardi, que ha durado en
Youtube lo que un caramelo en la puerta
de un colegio.

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