por las diócesis PONCE
30 de mayo al 5 de junio de 2010 ev: 19
Adiós
a un pastor
bueno
AMADO Vega Velázquez
Para El Visitante
Ponce- Conoció a cabalidad lo que
es ser padre. Fue primero esposo y pa-
dre de familia, vio crecer a sus tres hi-
jos, y más tarde – después de enviudar
– dijo sí al llamado del Señor y abrazó
a los nuevos hijos que trajo consigo el
Sacerdocio.
La muerte del Padre Héctor Zayas
Chardón, quien falleció recientemente
por complicaciones de salud, dejó una
gran tristeza tanto entre sus familiares
como para sus amigos y feligreses, pero
el recuerdo de una fructífera vida en la
que se distinguió tanto como servidor
público como en el servicio al prójimo
sirvió de consuelo para todos que le co-
nocieron.
El obispo de Arecibo, Iñaki Mallo-
na, y el obispo de Ponce, Félix Lázaro,
junto a sacerdotes de ambas diócesis, se
reunieron en la catedral ponceña para
darle el último adiós al Padre Héctor.
“Era un hombre de Dios, era un
hombre para los demás hermanos y
sensible a nuestras necesidades, era un
signo del Buen Pastor que guía las ove-
jas”, dijo monseñor Mallona en la homi-
lía de la misa de cuerpo presente con la
que se despidió al Sacerdote.
El Padre Héctor nació en Ponce.
El obispo de Arecibo, Iñaki Mallona, y el obispo de Ponce, Félix Lázaro, junto a sacerdotes de ambas dió-
cesis, se reunieron en la catedral ponceña para darle el último adiós al Padre Héctor.
Previo a su ordenación sacerdotal, fue
subsecretario de Agricultura y adminis-
trador de Fomento Cooperativo durante
el mandato del gobernador Luis Muñoz
Marín. A lo largo de su trayectoria im-
pulsó el movimiento cooperativista en
la Isla y su nombre quedó inscrito en
la historia como el primer inspector de
cooperativas de Puerto Rico.
Tras la muerte de su esposa Esther
Seijo en 1988, Zayas Chardón decidió
abrazar el sacerdocio. Su amor por
la Iglesia y por el servicio a los demás
tomó un nuevo giro cuando en 1995 re-
cibió la imposición de manos de parte
del obispo Mallona que lo convirtieron
en sacerdote para siempre. Como pres-
bítero de la Diócesis de Arecibo aten-
dió capillas y parroquias de Utuado y
más tarde, tras su retiro, oficiaba la misa
siempre que podía en la capilla San Ber-
nardo del barrio Mameyes de Jayuya.
Antes de concluir la misa de exe-
quias, uno de los hijos del padre Héctor,
el ex alcalde de Ponce Francisco Zayas
Seijo, se dirigió a los presentes . “Mi
sentimientos son de tristeza, pero (tam-
bién) son de alegría. Lo que hizo el vie-
jo, lo que hizo el padre Zayas, no lo hace
mucha gente en esta vida. Nosotros tu-
vimos la bendición de tenerlo 93 años,
eso no se llora, eso se celebra”, dijo.