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Rubén Dario Salas* 2 Miitos y utopias en el discurso politico de la revolucién e independencia rioplatense: 1 [Ante una mira tena 2 inquits, la realidad ropatene que surge de a rupture de launided petal hspinieaseofrece como un complejo entramado para el que nuestas ve tdporas memales pareeen no encontrar en el aqui y ahore fil traduccion, Estas se Atentean separades por un profundo ahismo respcio de las categories distntvas de ites ropatenss pues, como lo explise Michel Foucault, ta modem rompe con Viempo eli de transparencalingtstie: frente ally la vsin analtea que con ileal elasicisma, exe “ro” que conforma la moderidadplena le opone a borrosidad Iii vision do ln sttsis objetiva es deci, el educsionsmo fruto dels genealzacones (Foucault 1997: 333-355). “Kaicada al orden politic, y desde nuestra sigifcativided present, lavoz “revol- ine esoge el significado modemo de rebelda, de sacudimientoviolentoyextrinseeo, Samo progeso evelutive que agta un determinado orden y permite su supeacin,ima- Ser se “cambio” =“caisuofe”etimol6pcamentehablando- el ala semtia inaugy- Fade por la Francia republican (Kosellek 1993: 67-85). ‘Rubén Dare Seles, nacido en Argentina, 1 lceneiado en Historia (Fouled de Flesofiay Lora, Universidad de Buenos dies) y doctor en fa misma ascilia (Fact de Nistoriay Utes. Usiversi- dad del Salvador Benes die) Es docent-nvertigoder ena Universidad Nacional el Sor (Argent ‘tly Profan dt Hisrta Argentina y dnriara (go) om el Isto Super de Formacin ‘Dactnte No. 63 de Quilmes (Provincia de Bueno Aires ese 198. y de itera Argentina | (1776: 1862) en la Facultad de Flosfiay Letras (Universidad de Bueros Ares) desde 1987..omiili. Tretmay Tes Orenles 970 C (1236) Coptt Faderol. epics Argentina ‘Algtoos pees del presence ent ern conmelcados cn el“Pimer Simposi ntecional de Nera (alge de erlcerintertscplineio- que. cme ulo“Lafuneién nat y ss rvevas dimensio- tes fra convocsde por el Centro de Estudios de Narataogiayeuspcino porla UNESCO. Et ‘nimo fe elzao ete los ins 239 25 septembre de 195Ren as sede els Faeutades de Fle {hflny Laas y de Derecho y Ciencias Sociales de a Universidad de Buenos Ales. ‘Aaliralietlsipo" madernidad lo hacemos en seis esc. esto como moderndedplena (Gite xu). refiriendo tla instance inci en toro T83D con la Revolucion de lio en Francie “A porara dl siglo nx, qu algnnos estudlores foalizan pari de Waterloo époa ue sreanoce a ‘Honma rege nc ealismo kano y ena sin storcsta qu instal conepcin fs ‘adel pensdor lem, iauguradspresursorarnent en el siglo xs. Sebel refexii ania tans ‘ht, Garcla Morente (1938 321-327), CE ene lg expresfonescecaras ala secuecia extuaids en Ste vabso qe rein siglo nacre” Alber (1984: 318): dade la plc contenporiaes Hauser (1974 IE 12) respec det ii del silo xkcon refereate en Wateroo. Lash (196%: 200} Inport 4 | En suma, ye no se entiende Ia revolucién como cambio en el orden. recibida por el discurso historico-poltico desde el ambito de la Astronom La “Independencia”, bajo Ia misma Sptica moderna, supondria Is + aspiracién revolucionara; el non plus ulira de squel ideal prometeico, Nuestra tec uber dos custones nto al duo des tes opeens como fusra nde la gue el dscurso planteado se inserta en ls cinones del clasiism ilstrao metodo Remenéutico en la atoografa pero day in rellexign Fae acre Ie cbr cs Koveleck y Gadamer (1997), Orros efoqueseios, colcidents por suanclajeen os dominios den Hngsien que o ‘ead de cues en temo als cists enevades vious cone ama “a ini ogy oieen elses peito «curso utSpico que, sobre el par retérico revalucisn-independencia y desde una perspecti- ‘a semidtica mitico-simbdlica, estas minorias nos ofrecen en Ia superfie ¢ misma det text. 1 Empleames la voz mito ea tanto “representacién (expresi6n] sensible, casual, del cancepto”, donde domina “Ia forma de lo iguraivo” (Hegel 1983: 131 y 133), eerila a tn determinada realidad temporal ehistérca, caracterizada por elementes “ittaciona- tes, por un “trasfondo emotiv [..] junto von el cual se sostiene™ (Cassier 1947: 19) El mito, como el sinbolo, auntalan emocionafmente un orden polite; lo personif can (Friedrich 1968: 123; Csstagno 1980: 53-58). El mite contiuye una ‘alidad ope- rane; "une fuerza de investiura dela sensibilidad” yen teno ~tranguilizar,reeonfortan Ose hacen temer” los mitos ejercen una determinacion socal (Ceilois 1993: 31 y 39). Por ota part, ~lo cual resulta relevante para nuesco trabajo que reorte una époasig- nada por coniictes y desencuentros, pero en permanente Bisqueda de an retorno al Orden permanente de las cosas-, myvhos, como apunta Aristécles en la Poctica es “rrama',consircsin de concordancia en el seno dla cual juga surilmente la discor~ dancig, siempre en acecho frente ala muralla tic levantada por la primera (Ricoeut 1995: 80-112). Finalmente, hablar de mito supone refer @ una dimensién del conocimiento que se define por eonsiuirse en sminos del par utopia verona, entendidos ambos términos como referencias esquerdticas, el primero sin relacon alguna con el espacio evcldian, sino como simple “espacio estructural” (Cassiter 1971: 19 y 122),y el segundo, como ‘gue! que més que defniraguello que no ocure en pat algn, seal lo alga en un “pasado supuesto™ a veces, no totalmente inventado(Ferrater Mira 1975: weronia Respecto de lt vor utopia, siguiendo « Melvin J. Lasky’y tal como lasmpleareinos aqui a definimos en terminos de accién conerea oientads a dar satisfeccin a determi nados “valores ideals", Son “nterpreiaciones del orden oxstentev, muchis veces, pro- ‘amas de cambio", pero wmbién de “restauracion” (Lasky 1983: 26 y 324. Mito y utopia resultan das expresiones que advertienios alo argo de nuestra expo- icin en ima y ecurent relaign dialctica planteamientodialéstico que es parte ce aquél mis amplio constituida por mythos y dogos Se advertirienel complejo entamado discursivo una reacién diretament propor~ ional ene el aceleramiento de lx dimension utpicay la multiplicaién del eomponen- te mitioo, Mis ain, la constuccion del horizonteutdpic s¢ fusionar cou el horizonte ‘nico (Gadamer 1998: 456-458) y, de tal manera, como en los comienzos del saber. a imagen se convertirsenelsustent dela idea -energinwtdpca- haciendo posible resis- tirlas dstntasinstaneias agOnicas que conducirian, por un camino tan largo com fr tuoso, a la arguiteetnica del nuevo Estado, prefigurado ya en los ato: finales de la Revolucion de Mayo. limbo histriogrifc,pucdsn squires en Chante (1992: {S44 Bure (1996 11-19) (4992: 17-100, m Inmetsas en la nueva realidad derivada de la ersis de la monarguis dasa perfilarel futuro poltico-institucional, el “mito de! Estado" 2a las minoriasreflexivas rioplatenses durante el proceso de revolue ‘Atenderemos en el presente trabajo alas expresiones miticas » mos como mas convocantes en ka eoyuntura y, ental sentido, refe ‘mundo clisico” y del “pasado preiispanieo”, poniendo especial “ince” y en el anbelo utépico de monarguia incdsiea. De igual forma. referremos al mito ¥ utopia del “gobierno mixto™, que vehiculiza aquellos referidos al “constucionalisr ¥ al “contractualismo”. Finalmente, nos ocuparemos del mito-utopie de [a “monarguia Constitucional”, segin i ritualizacibn tradicional. "Algunas consideraciones generales nos parecen de interés en funcion del tema plane teado: 1. Resulta un hugar comén aribuit casi can caricter de axioma~ a as postrnneria del siglo xin en Occidente ~dobido a su acusado racionalismo post-catesiano~ rasgos positvistas y, de syo,vineuarlo con la repulsa hacia toda acttud mica. Sin embargo, fal caraeterizacién no responde al perfil ilustrado, donde los rasgos mitioos, en tanto representaciones de épocas pretris, no resulta en la estructura discursiva un “simple tasgo eatlistio (Gay 1990-17-31) oexpresivo a manera de topo omamental, aunque se {dvierta en In cultraclisiea en sv conjunf, la tendeneia a convetr el universo mitico “en un sistema de imgenes-alegoriss discretas I6gicamente dispuestas” (Lotman y Mints 1996. 205 5). La recurrencia a las dimensiones mitica y simbolica obedece a una necesidad vita del universo semidtco en que hunde su aie la cultura del siglo Xvi, £1 simbolo mit 0 siempre encamna “alg areaico” y “toda cultura nevesita de una capa de textos que fcumplan fa neti de épceaarcaea”. Los simbolos,y los mitos alos ue ésts alu. Fepresentan ‘uno de los elementos més estables del continuum cultura, de alli que ss presenta result imperativs par la cultura raconalsta csi, pues tadavis nose aribo & le eoncepcion historiista que ceracterizari a la episteme modem, 2. El mito demto del discus del clasicismo ilustrad del siglo Xv, no constcuys tun motivo bre del que se puede prescingir para Ia comprension del testo, Aun cuando fen momento alguno el persamieno mitco opacar la primaca de la corstrceionracio- nal pdr sin embargo integrar sin tensiones por lanaursleza eonciiadora dela episte~ tne lise la estructura siloistiarigurosa que hace a a eseneia del texto cisio: cua eniramado discursivo respond a una concepeidn vital que advert en e\ lengua la pe Yeccitn deca del pensamient, Recusrlese que ya en el siglo xvi se habia asistido al affanzanvento de un nuevo paredigma, que entre sts notas desteadas,registraba el ones iio por a lengua nacional, por le gramitica que le sire de base, entiendase pr a pra tica general o filosica que da sentido ala otra. particular propia de ead lengua y que resulta la corteza visible que busca constitirse en represenacin vercsimil del ser del 7 eae soe iscirso poitco-inattucional aes Hplrenses Salas (1498 8185), Lerman "Ei simboloer sistema dela cut (en Loman 1956 145) 1 opiate! cus otis 7 lenguaje, esto es, del ser del pensamiento (Ducrot y Todorov 1974: s.., “Gramaticas Generales"). 3. Las dlites rioplatenses se mueven en el marco de lo que Michel Foucault denomi- ‘na “episteme cldsiea" (Foucault 1968: 67)’ y, en tal contexto, el hombee es consciente de ‘que no escapa alos efectos de las mismas feyes que “determinan el compertamiento de ‘tras especies”. No se percibe a si mismo como distante y superior, de alli que deje Muir libremente “las reacsiones y eonstelaciones primordiales” (Caillois 1993; 90) en la hors de construir sus utopias. Las revoluciones politcas resultan singularmente prolifieas en expresiones miticas ‘porque en muchos casos e! mito sive, dada su naturalezaicénica, de efectivo relevo del concepto en el proceso de activacion de la memoria colectiva. Por tanto, aungue se tate de épocas eminentementelogicistss, en los momentos eriticos la concieneia soe pare ce encontrar en el sedimento mitico-simbolico la respuesta mas acabada el mite y e! simbolo se convierten en el mensajero que mejor transmite ty inmutable, la “esetcis invariante” dela cultura’, 4, Este trabajo quiere dejar constancia de cémo en el proceso de transiion hacia Is moclernidad plena, el mito constituye una auténtica nevesidad de la que se nutre ct dis ‘urs clision, cuya resrica define el universo cultura de la revolucine inlepend ces decir, descubre ontoldgicamente una actitud mental caracterizada ain por la conc = lisciin de opuestos. Cuando el consponente mitico, dentro de la estructura del discurso clisico, pareze anoderarse de Ias riendas de Ia trama, resulta ef anuncio de un contTieto que, dada st intensidad dramitiea, no puede abarcar por si solo la estructura lozica de lt proposieion discursiva El mito aparece como la nice vor autorizada, expresion rotunda del “éeber ser”. de quella suprema “razin prctica” de que hablaba Kant. Es en esa instancia onde el pen= sammiento elésico aparece con el pleno desu eficaca, exhibiendo su verdadera naturaleza nel seno del discurso ~que es el seno de la accién~ de manera singular mihos y fogos se articulan sin enfrentarse; dos realidades espaciales y temporales (esquematica ¥ estructural, una, matematicay funcional, la otra) constituyen su fuerza argumentativa. Se cenfventa ls accidentalidad historica desde una estéticaaristocratia, segura y equilibrad. El orador se eleva por sobre su individualidad y conflere a su alocucion, como narrador fez universal Las soluciones alas discordancias reinantes, dentro del paradigmia clisico, silo pueden derivar de la concliaeion final, por fo cual, oda solncién ddeberd someterse & la medida uniforme de los valores morales. Dentro de la cultura elésica, camo no loser, pese a las declamaciones en contrario, durante el Romanticismo, mythos y Jogos ain pueden convivie denise de wn mismo cua dro, y lo pueden hacer porque alin no rina la conciencia histSrica y su sentido del pro- sgreso en clave evolutiva, dimension del tiempo que rompe el continnaim del que parcici= [aban todos los sees y todas las 60385, aquel que reservaa al tiempo material apenas uo 7 Ch una vais sss sobre porsemienn de Faucet en White: “El cus igri do anhumeniana” (1982: 125-183), Una sites desu enogu en Japan 1977 1-138, La, “El solo ea sistema de elt” Lan 1996 146): Burke 336 9-52 8 k lugar disereto acotado al orden de la riqueza. Se trata durante fs moder adviene con el Romanticism, de un rescate de la tradicion y del mito imiento @ la edad del pre-saber ~de aquella estructure primera que leniament dejaria ‘paso ala formacién de otra de base lduica~, tramo final de le bisqued ansiads de| or- ‘gen de I racionaldad y, de suyo, basement autéatica y legitimo del dominio antropos- {ico que, contrariamente a los postulados del pensamiento ilustrado de cui frances. tentiende como tnico y excluvente de cualquier otro dominio, Con el Romanticismo. la tradicién y el mundo del mito que can etl se fusiona. se ‘alzan como un verdadero “otra”. El reférente mitico #s valorado ¥ exhibido como pieza arqueoligica, se le devuelve el higar de honor del que se entiende nunce debi ser mo = do, pero es el reconocimiento que se le brinda desde Ia atalaya onmipotente de ls rac nalidad antropolégiea. Frente a una Ilustracion que no ocults el triunfo c= la razon pen {que tampoco niega un lugae al pensamiento mitico al que munca renuncis eomo referen= te, ms ain en épocas aciagas, el Romanticism lo rescata como “origen”, es devi. como instaneia material idemtificable por alain rasto o reliquia que oftezca un punto de pari- da aceptable para su vision utiitria de la vida (Cassier 1971: 9-21). El mundo elésico la rica cantera de donde se abastecen las minoriasreflexivas rioplatenses p divinizar 0 demonizar su anhelo atépico, siguiendo en esto una importante tradicién politco-erudita occidental, ampliamente desarrollada durante los clasiismos barroco & itustrado. Figuras prominenres del mundo helénico latino, asi como fs mismas citia- ddes—Esparta, Atenas, Tebas, Roma—adverten en el relato histirico, sobre el vértice anérquico 0 despotic que siempre envuelve alas situaciones eambiantes, sobre la nece- sidad de exiirsblidas virtdes civieas a los magisirados, de recordar lacondictaejem~ plar de Catén y la viciosa de Catilna, la humildad de Cincinatoy la scherbia de Julio César, en fin, ememoran aquellos caminos que hicieron la gloria pero también fa des- ventura de las ciudades del mundo eldsico. Los escrtos de Mariano Moreno” y la exalta~ a retérica tepublicana de Bernardo de Monteagudo'” consttuyen un extend recitaive en este sentido, aunque no falta tampaco entre quienes se altean en e! monarquisi. ‘La metifora mitico-utdpiea de los republicanos se orientara hacia Ia excliacion del mito de as replicas antiguas de sus ctoresrelevamtes: quienes encaucen su energiarevo- lucionaria hacia la solucién monérquice, usarin de las mismas referencias, pero para subrayar sus zonas de sombra. * “Spa, Mai, Osa, Astonia, rwvieton grandes tnt. y muchas viaudes so enbarzo sus pene slones quetliss esperar is ua. que haba wei de ellos importants servicios Sno $= ubiesn selnindo ens tempo Isles» ontombres que Fermaron a Cano y= Regalo” (Moeee0 1915:2728). "Yo veo que un mismo esl determina 8 Curio aprevitase en el aismo [| a joven Mats 3 extra en inapier I mano sobre loscarhones eeansids a Sina passes pti Call ives» Cir ener ov a st Ce — © top ene as plico ” Desde una perspectiva semiolgica adverts que el discurso sabre fy plitco-ins- tirucional recure a recursos temiticos donde la dimensi6a mitica y simbstica constitye In expresion didéctca de la proposicion l6gico-lingistica, aunque nunca clesnza a rele- ‘arla como materia signifcante. Hablamos de retérica en tanto conjunto de rasgos que detinen a la totalidad de la trama discursiva (aspectos draméticos, organizacion del relat, tempos de la expos cién'!:atonde ala “esfera de proposieién de nuevas ideas, de establecimiento de postu lados ehipgtesis™”® Utopia y revolucin resultan voces complementarias; en otros trminns, lv eoncre- cidn de una revolucién, ya desde su génesis o en el curso de su resolucién,requiere de sus actors un sedinento ut6pico, sin el eval la misma estaia condenada al fracaso, La «dimension utépica es la que la separa de su carder meremente fisico y le da ls posibili- dad de plasmar en alin tipo posible de transformacion o de realizacign que minima- mente atesore algunos de los logres que la impulsaron (Lasky 1985: 26, 284-287, 34 Ferrater Mora 1975: 53, opie). Pasado prehispanico (1a monanquia incésica) El mito de los origenes, relactonado con el pasado prehispéinico, comienzos de esa revolucin que. al decir de sus aetores, fue obra de las [més que] de un plan meditado de ideas” (Monteagudo 1916: 95). Pero se trata, desde tuna éptica clisica, de una biisqueda de origenes miticos y no de perseguit desesperads ‘mente un ofigen material, « manera de partida de nacimiento, como quiere el paradigma de la modernidad plena, aquel que ha renunciado a eualquier referencie ontologica 0 twascendente (Chartier 1996: 20), El inca como figura paradigmatica sera el simbolo ~“remanente mistico” (Trias 1993: 17}- en quien encare este pasado, y ast la et6rica del discurso nos offecera ya las primeras referencias apenas coneretado el Pronunciamiento de Mayo. Lego encontrar ‘umbién su lugar en la cancién patria en st evocacion a fa libertad y al tran> como expre= sidn de la noble igualdad: sleanzaré un lugar de destacada significacion en el proyect impulsado por Manuel Belgrano, relérente ala eoronaciGn de un inca como monarea de las Provineias Unidas en Sud-Ameérica, con lo cual el mito (actitud existencial”) se inserta en la utopia (“actitud mental”; Garcia Pelayo 1981: 83). El primero aporta ce bagaje de la mencionada tradicién prehispanica y, el segundo, evoea un futuro que veria ala América independiente unida baja un solo cetro, construccién utéipica, emparentado con los proyectos dieciachescos de la monarquia hispinica. Tritase de una concepcién utépiea del futuro Estado americano que se nutre del pasado hispinico; es sna aspiracin 1 recobrar un pasado perdido, pero que se advierte expurgado ya de los vicias que habien signado al regimen caido; ] futuro promisorio de América serd tal en tanto coronado; se "Sembee (1953: 48) Ct en ean con les distin uncon de a rete pein ered pdegdpiea—(Rebou! 198: XVI ric (eh tan 196: 1303 0 ‘ trata del trono unificador, trono de libertad, et “trono dignisimo™ que sbren lo cias Unidas del Sud”, seg reza la canci6n patria ‘La concepeidn del futuro retoma un determinado modelo gvbematisa yo plantea como tinica sida viable, como el elemento que exoreizaria los rales que le nev reali= dad exhibia; una concepcién utépica que perfecciona et pasado, que nolo esorte, sino {ue sali hacia instanciasocultas u olvidadas del mismo y que “construye™ arbi mente al re-significarlo, No se trata pues de una utopia historicista. pues n a pasado por el camino de la tradi, en tento “rompe ia continuidad Newsrica™ E> tl Senlido, no incurtirin en contradiceion las minoris rellexivas cuando periten us frag mento del pasado hispanico, mientras deprimen otro Se trata de une visin que pereibe que los males que amenazan devortr el univers cultura hispinico habrian de surgir de Ia opci6n institucional equivocadh'*. Por rnc. decidido el camino de la independencia, a solucién institionel no debert sparse de «amino trazado por ln naturaleza; el camibio debe operarse dentro del order conocido, La Visidn utdpicn quiere reconstruir aquellos ligaments que dentro del cuerpo politien se han eortado, portant, la revolucin no nace en la region riaplatense concebica en stm nos de desafio ni de violenta ruptua, sino de reforme y de reparacion, pues se trata de situaciones “que de tiempo en tiempo cnusa el eco de la naturaiza” (Momeagudo 1916 39), El lema de la utopia revolueionaria e independentista debera ser fel ala premise fevolucion-independencia v orden ctisco ‘No obstant, Ia pasion humana deberé necesariamente ser encauzada sn tiempos de «ambio, porque puede emenazar el rumbo que la naturaleza imprime alos hechos!, tender al proyecto de monarquia incasica ~anunciado por Manue! Belerano en Sesin seoreta del Congreso de Tucuman'®—es reteir al mito de fos orizees, aque que permitiria ofrecer una salide legitima a la nueva realidad: legitimidad reforzada por !anclar el mito fundacional en un pasado concreto pero ala vez misterioso.solucidn que Supone el expositortranquilizara a las potencias europeas ya su vez, opeariaafectiva- mente en los pueblos del interior yen la racion indigena, Mito incdsieo que encastra con «1 mito clasica del “gobierno mixto” y eon ef anhelo utépico de fa unidad continental «americana, prayectad a un primer plano ante elfantasma de la anargia, y que const ye también una “vuelta”, regreso parcial ala matriz original de monargsia universal, Des fa monarquia articular las rpiones del Rio dels Plata, Peri y Chile El proyecto incésico busca aglutinar voluntades dispersas, ritualizarls, activa las ‘imagenes en las que el mito vive y que constituyen “una objetivacin de fa experiencia social del hombre”, en tanta son consideradas por éste, no como “simbolos”. sine CCE. enn, “Gesamte Sebel 3, 1234 apo Mate 1993: 196 3, Ro en ls hombres ex donde debe epiarseel ring de ues mals cl mest en ls nstcioe ey slo els instiuciones” (Cura de Jest. de San Manin a Vicente Line. Braschi, 8 de mat 2 1850 en DASM 1912. 1X: 383) Silas eyes de moviieno nielan en bo Pisco ra sistema de la ature, as pasos dete rm enelerden mora lnensenia. leu, ofa rim de los ented (Moateago 1916; Shy ‘a fonna de pobieme mis connie ara xa provincia seria ade va manrgu emprats ‘mando la dnasia de los Ineus por a justia queens envueve la esta de ealaCas fa niu mete espojaia dl woo (Exposcn de Manus eign ane los congresales de Toc, Jilin ele 1816 en Rasignn’ 19381-48148, ony wap ene eo tn 3 ~realidades” (Cassirer 1947: 60-61), Se impetra el rito a tavés de las Prociaias que tanto Belgrano, en Tucumén, como el general Gemes, en Salta, pronuncian ante trop: “Muy en breve [serd] restablecida la dinastia de los Incas” y veremmns “sentado en el trono y antigua corte del Cuzco al egitim sucesor de la Corona’. Gobierno mixto ‘Utopia que algunos visualizardn bajo ta forma de una monarquia apenas temperad + para I que otros echardn mano del paradigm britanico de ~“gobiemo mixio" convert do en el mito de los nuevos tiempos. Dos mites encabalgados serviran as! de sustento fa concepeién utopiea del Estado americano y, como resultaba de rigor en el discurso- tipo rioplatense compriesto candnicamente dentro de la “episteme clasiea”, Minos y LLicurgo se convertirian en os atifices de aquellacbrapotitieo-institucioml perfeccion da por el genio britinico y articulada por el equilibrio de los poderes'». Ausencia ce uns “conciencia histérica” que signin tanto como decit:reinado absoluto dt evfis sobte sualguier eoncepcin material de espacio y tiempo. imperio de tia “realidad que es in-si” y “por-sl"- (Gareia Morente 1938: 321-327), constituye la marca que delata el discurso rioplatense coma expresién inconfundible det clasicisimo, Ne asoma hull ‘alguna de historicidad ~apenas comienza a insinuarse ene] universo semitico de Ocei- dente-y asi las referencias coneretas a datos historicos no aparecen enel"jueo de! len- zaaje™ en su dimension material temporal, accidental o histériea), sino conto referen~ tes puramente éticas. La campana que anuncisba el aribo de fa historia ritien no habia sonado ain. Pretérito/Presente/Futuro exigen ain ser concebidos en clave agustiniana, donde dimensiones del tiempo se conjugan fundidas en le dimensién del presente, estructurades ‘en un eterno continuum (San Agustin 1985: |. XI, ¢, XXI, part. 275. 2X. parr 26: XXVIII, parr. 38; Ricoeur 1995: 41-79). En tl sentido, el espacio y tierypo Ue la Anti giledad y el de inglaterra se unen sin tensiones, sin resentr en nada una argumentacion Fetérica que ha imaginado teleologicamente su lenguse. Prolana el Comandante general y GobemadorIntendsrte ela Provincia de Sala. Matin Gems asus trop” ley. 6 de agosto de (SUG (LI Center. 38. de sieire de 8: en Mbit ‘Moyo 1960-43 Vill 6953} CF a" Moca de Relgrano is Mohs de Tucus.Tocin. 27 de jill de 1816 £1 Cenzor, no. $5, 12 de septiembre de 1816: en Biota de Mero 126065. WIE: 6863-686). Liege primero ue raejando soe sessions de Minas. encod ts visi odersel nea fen para cone al mgistado en 3s deberes. [| Desde eons ns a vpsieni, qu a formas alta inlay defestosaravsimos. qus no pee pa Tammeela combinscion de oda lay a Egle, es gran an. edo ui ou: ‘empos alos pctles qi dsean serves. abi visto dspace ibe 1s los podees no nbiese conten a lsteyes. sin dtr agar a cenela es puch m7. [Expesin ental empleads por Lud Witgenstein para frie os sgnitiesios segin sv artculacon den dl tna. Dei la exorsin como el "ed fonmad ‘ecopes oa ls gue et eneigo™(Wiagessten 1988: 25). ‘ino go te conduce a Js armonia primera aunque varie e} caracier ce: ‘eoniempiael cambio, pero como algo ya previsto por is naturaiezs 212 g6rieo de los revolucionarios en su conjunto. Los mitos y utopias en que reposa el discurso de larevolucién e independence ran la estructura retdrica del diseurso de Is épaca. en el cual Ia argumentacion histor = fctica aparece como figura omamental. ‘Alo largo de este trabajo hemos procedido a un andlisis textal de algunas fen {que consttiyen una muestra de un vasto campo documental consultade y que express €ldiseurso-tipo imperante entre las élitesrioplatenses. Tal tacea In emprenimmos desde Ia perspectiva de un método hermensutico que, dada sus caracteristicas, compele a una decodificacién atenta del texto focalizada en ls representacién que de su ealidad se hact sn dichas elites. ‘Hemios avanzado en una tesis que podria traducirse asi: el discursostpo de las élites que opetan en fa época de la revolucién e independencia y que cube taba ta década de 1820, responde a un entramado eminentementeclisico y no moderna; si lo deja adver- tir, por ejemplo, le dimensin mica de dicho discurso ~generalmente zntendida por la historiografia argentina como un elemento puramente estilistico— que nos ocups de manera especifica ‘Nuestra tesis, que hemos padido verificar através de otros rasgos del discurso, no ineluides aqui por razones de espacio, entendemos obligaria a una reconsideracion de los postulados atribuidos a los agentes de la épocs en cuestion, de aquella que iniciada en ‘mayo de 1810 empezar recign a avizorar una solucién politico-instiwcional al mediar al sigh xx, ensamos gue el método hermeneutic, aplicado la representacida que de sui €po=8 tenian sus actores, conmine a una aproximacion intelectual a los eddigos de ese univers0 semigtico, recordando que lo histdrico ~de manera singularisima en esta secuensio~ s6lo guarda sentido en funcién del eneuadre epistemolégico imperant, el cual se reduce para los aetores de a época en miradas muy diferentes de aquellas que desce nuestra rea lidad les impanemos; borrosidad de suyo mas acentuada cuando, a priv. renunciam: ‘cualquier esfuerzo que suponga distanciamos de nuestro herizonte histrio. ‘Como ya lo adelantaramos al comenzar este estudio lo apantado no supone la quime: ta de apresar dicha realidad pretérita (Klimovsky e Hidalgo 1998; 192), sélo se trata de modificar la aetitud invelectual, para permitir que ese fragmento de

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