Hedley Bull
La sociedad
anarquica
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CAPITULO 2
jEXISTE EL ORDEN EN LA POLITICA MUNDIAL?
Ya hemos dejado claro lo que en este trabajo se entiende por orden en la politica
mundial. La pregunta que debemos hacernos ahora es: existe dicho orden?
El orden en la politica mundial podria llegar a consistir en el mantenimiento de
los fines elementales de la vida social de una sociedad concretao de la gran sociedad
formada por el conjunto de la humanidad. MAs adelante nos plantearemos en qué
medida el sistema de estados esté dando paso a una sociedad de este tipo y si esto
seria deseable. Pero todavia no se puede decir que una sociedad formada por toda la
humanidad sea una aspiracién vigente hoy en dia. En la fase en la que atin nos
encontramos, estamos acostumbrados a pensar que el orden en la politica mundial
consiste en la existencia de un orden doméstico, u orden dentro de los estados, y de
un orden internacional, u orden entre los estados.
Nadie negaria que en el interior de algunos estados existe un alto grado de
orden doméstico 0 nacional. En cambio, a menudo se argumenta que el orden
internacional no existe salvo como aspiracion, y que la historia de las relaciones
internacionales consiste unicamente en el desorden o el conflicto. Para muchos, la
idea del orden internacional sugiere, no algo que ha tenido lugar en el pasado, sino
simplemente un estado de las relaciones internacionales posibles o deseables en el
futuro, sobre el que podemos especular 0 que podemos intentar alcanzar. ParaHEDLEY BULL
quienes comparten esta visién, en la linea de Sully, Cruce, St Pierre, y otros irenis-
tas o teéricos de la paz, un estudio sobre el orden internacional no es mas que un
plan para un mundo futuro.
/ Enel presente trabajo proponemos como punto de partida que, contrariamen-
te a esta vision, el orden forma parte de la historia de las relaciones internacionales
y, concretamente, que los estados modernos han formado y siguen formando, no
sdlo un sistema de estados, sino también una sociedad internacional. Para justificar
esta afirmacién empezaré por demostrar que a lo largo de la historia del actual sis-
tema de estados siempre ha estado presente la idea de una sociedad internacional,
que asi lo han proclamado varios filésofos y publicistas, y que asi se ha evidenciado
también en la retérica de los lideres de los estados. En segundo lugar, intentaré
demostrar que esta idea se refleja, al menos en parte, en la realidad internacional: la
idea de una sociedad internacional tiene una base importante en la practica inter-
nacional actual. En tercer lugar, estableceré cu4les son las limitaciones de la idea de
sociedad internacional como guia de la practica actual de los estados, asi como de la
naturaleza precaria e imperfecta del orden al que aquélla da lugar.
1, LAIDEA DE SOCIEDAD INTERNACIONAL
Alo largo de la historia del actual sistema de estados, tres tradiciones de pensamien-
to han competido entre si: la hobbesiana o realista, que considera la politica interna-
cional como un estado de guerra; la kantiana o universalista, que percibe en la politica
internacional actual una potencial comunidad de la humanidad; y la tradici6n grocia-
na o internacionalista, que entiende que la politica internacional tiene lugar dentro
de una sociedad internacional!. Aqui especificaré aquello que es esencial para la idea
grociana o internacionalista de la sociedad internacional, y aquello que la diferencia,
por un lado, de la tradicién realista, y por otro, de la tradicién kantiana o universalis-
ta. Cada uno de estos patrones de pensamiento implica una determinada descripcién
de la naturaleza de la politica internacional, asi como un conjunto de prescripciones
sobre la conducta vinculada ala misma.
La tradicién hobbesiana describe las relaciones internacionales como un
estado de guerra de todos contra todos, como un Ambito de conflicto en el que cada
estado esté enfrentado a los demas. Las relaciones internacionales, segin la visi6n
hobbesiana, representan el conflicto puro entre los estados y se asemejan a un
juego totalmente distributivo o, dicho de otra forma, un juego de suma-cero: los
intereses de cada estado son incompatibles con los intereses del resto. La actividad
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LA SOCIEDAD ANARQUICA
internacional que, segin la visidn hobbesiana, mejor caracteriza a la actividad
internacional en su conjunto, o la que mas pistas da sobre ]a misma, es la guerra.
Por ello, para la visién hobbesiana, la paz no es sino un periodo de recuperacién de
la ultima guerra y de preparacién para la siguiente.
La prescripcién hobbesiana para el comportamiento en el ambito de la poli-
tica internacional es que el estado debe ser libre de perseguir sus propios fines
frente a otros estados sin que existan restricciones morales o legales de ningin
tipo. La moralidad y el derecho, segun esta visién, sélo son validos en el contexto
de una sociedad, y la vida internacional se sittia mas all4 de las fronteras de cual-
quier sociedad. Los inicos fines morales o legales que deben ser perseguidos en
la politica internacional son los fines morales y legales del propio estado. Se suele
adoptar hien la postura de que el estado dirige Ja politica exterior en una especie
de vacio moral y legal (como es el caso de Maquiavelo), bien que el comporta-
miento moral de un estado, cuando se trata de politica exterior, consiste en
defender sus propios intereses (como es el caso de Hegel y sus sucesores). Las
unicas normas 0 principios que, para quienes se situan dentro de la tradicién
hobbesiana, pueden limitar 0 circunscribir el comportamiento de los estados en
sus relaciones con otros estados son las normas de la prudencia y la conveniencia.
Por tanto, los pactos deben ser respetados si resulta conveniente mantenerlos,
pero se pueden romper si no es asi.
La tradicién kantiana o universalista se sitia en el extremo opuesto y entien-
de que la naturaleza esencial de la politica internacional no reside en el conflicto
entre estados, como en el caso de la visién hobbesiana, sino en los vinculos socia-
les transnacionales que unen a los individuos que son ciudadanos de los diferentes
estados. Seguin la vision kantiana, las relaciones entre estados constituyen el tema
dominante de las relaciones internacionales tan sdlo en apariencia ya que, en rea-
lidad, el tema dominante es la relacién entre todos los hombres dentro de la comu-
nidad de la humanidad. Esta comunidad, a pesar de que hoy en dia no existe, si
existe potencialmente y, en el momento en que se haga realidad, desplazara al sis-
tema de estados’.
Dentro de la comunidad formada por el conjunto de la humanidad, segun la
visi6n universalista, los intereses de todos los hombres se reducen en realidad a
sélo uno que es comun a todos ellos. La politica internacional, considerada desde
este punto de vista, no es un juego distributivo o de suma-cero, como defienden los
hobbesianos, sino que es un juego cooperativo o no-de-suma-cero. Los conflictos
de intereses tienen lugar entre los grupos de estados dominantes, pero esto s6lo
ocurre en un nivel superficial o pasajero del actual sistema de estados; pero bien
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entendidos, los intereses de todos los pueblos son los mismos. La actividad inter-
nacional concreta que, segin la vision kantiana, mejor caracteriza a la actividad
internacional en su conjunto es el conflicto horizontal de ideologias que atraviesa
las fronteras de los estados y que divide a la sociedad humana en dos campos: los
defensores de la inmanente comunidad de la humanidad, y los que obstaculizan su
camino, los verdaderos fieles y los herejes, los libertadores y los oprimidos.
Seguin la vision kantiana o universalista de la moralidad internacional, a dife-
rencia de la concepcién hobbesiana, en el ambito de las relaciones internacionales
hay imperativos morales que limitan la accién de los estados. No obstante, estos
imperativos no implican la coexistencia y cooperacién entre los estados sino el fin
del sistema de estados y su sustitucién por una sociedad cosmopolita. La comuni-
dad de la humanidad, segan la visién kantiana, no es s6lo la realidad central de la
politica internacional en el sentido de que las fuerzas que pueden hacerla posible
estan presentes, sino que también constituye el objetivo al que se debe consagrar
el mayor esfuerzo moral. Las normas que mantienen la coexistencia y el intercam-
bio social entre los estados deben ser ignoradas si asi lo exigen imperativos que
gocen de esta estatura moral. Las buenas intenciones hacia los herejes no tienen
sentido, salvo por conveniencia tactica; tampoco cabe plantearse la cuestion de la
aceptacion mutua de los derechos de soberania o independencia entre los elegidos
y los malditos, o entre los libertadores y los oprimidos.
La que ha dado en Iamarse la tradicién grociana o internacionalista se situa
entre la tradicion realista y la universalista. La tradicién grociana describe la rea-
lidad internacional como una sociedad de estados o una sociedad internacional’.
A diferencia de la tradicién hobbesiana, los grocianos sostienen que los estados
no s6lo est4n implicados en luchas, cual gladiadores en una arena, sino que los
conflictos entre ellos estan limitados por normas e instituciones comunes. Pero
contrariamente a lo que defiende la visién kantiana 0 universalista, los grocianos
aceptan la premisa hobbesiana de que los soberanos 0 los estados son la realidad
principal de la politica internacional; los estados, y no los individuos, son los
miembros inmediatos de la sociedad internacional. La politica internacional,
entendida en el sentido grociano no consiste solamente en el conflicto entre esta-
dos, ni se basa en una identidad absoluta de intereses sino que recuerda a un juego
que es, en parte distributivo, y en parte también productivo. La actividad interna-
cional que, segin la vision grociana, mejor ejemplifica la actividad internacional
en. su conjunto no es ni la guerra entre estados, ni el conflicto horizontal que atra-
viesa las fronteras de los estados, sino el comercio 0, de forma mis general, el
intercambio econémico y social.
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Segan entienden los grocianos el comportamiento en el 4mbito interna -
cional, todos los estados, en sus relaciones con el resto, tienen el deber de res-
petar las normas e instituciones de la sociedad de la que forman parte. A
diferencia de la visién hobbesiana, para los grocianos los estados no sdlo
deben cumplir con las normas de prudencia o de conveniencia sino también
con los imperativos de la moralidad y del derecho. Pero, en contra de la visién
de los universalistas, lo que estos imperativos implican no es el fin del sistema
de estados y su sustitucién por una comunidad universal de toda la humanidad,
sino la aceptacién de la exigencia de coexistencia y de cooperacién en una
sociedad de estados.
Cada una de estas tradiciones comprende toda una serie de doctrinas sobre
la politica internacional que se encuentran débilmente relacionadas entre si. A
lo largo de las distintas épocas, cada patrén de pensamiento ha ido adoptando
tonos distintos y se ha ido relacionando con asuntos y preocupaciones diferen-
tes. No es éste el lugar para explorar con mis detalle las conexiones y las dife-
rencias que se pueden encontrar dentro de cada una de las tradiciones. Lo unico
que debemos tener en cuenta es que la idea grociana de la sociedad internacio -
nal siempre ha estado presente en el pensamiento sobre el sistema de estados y
debemos también sefialar, en términos generales, que a lo largo de los ultimos
tres o cuatro siglos esta idea ha sufrido una metamorfosis importante.
1.1. LASOCIEDAD INTERNACIONAL CRISTIANA
Durante los siglos XV, XVI y XVII, cuando la organizacién politica universal de
la cristiandad occidental se hallaba aan en proceso de desintegracion y los esta-
dos modernos en proceso de articulacién, fueron tomando forma por primera
vez los tres patrones de pensamiento que aspiraban a describir la politica inter-
nacional y a prescribir cémo debia ser el comportamiento dentro de la misma.
Por una parte, pensadores como Maquiavelo, Bacon y Hobbes entendian que los
estados emergentes estaban continuamente enfrentados entre si en medio del
vacio social y moral dejado por Ja Republica cristiana que se hallaba en retirada.
Por otra, los escritores papistas e imperiales llevaban a cabo una lucha en favor
de la idea de autoridad universal del Papa y del Emperador. Un tercer grupo de
pensadores, que se oponia a cualquiera de estas dos alternativas al poner el
énfasis en la tradicién y el derecho natural, afirmaba la posibilidad de que los
principes, que se estaban constituyendo a si mismos como autoridades supre-
mas frente a sus rivales locales, e independientes con respecto a autoridades
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