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Capitulo 4 LA ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD Los capitulos precedentes describieron la metodologfa de la observacién participante: la investigaci6n de campo en un escenario natural. Este capitulo trata sobre Ja entrevista cualitativa en pro- fundidad, una investigacién relacionada con la anterior, pero en muchos sentidos diferente. Después de un examen de los tipos de entrevistas y de las potencialidades y jimitaciones de este método, consideraremos estrategias y tacticas especificas de la entrevista cualitativa.! TIPOS DE ENTREVISTAS Tal como lo sefialan Benney y Hughes (1970), la entrevista es “4a herramienta de excavar” favorita de los socidlogos. Para adqui- rir conocimientos sobre la vida social, los cientificos sociales repo- san en gran medida sobre relatos verbales. Cuando oyen la palabra “entrevista”, la mayor parte de las personas piensan en un instrumento de investigacién éstructurado Lrambién remitimos al fector a los capitulos sobre la observacién parti- cipante, puesto que muchos de fos puntos considerados en tales capftulos, como los que tienen que ver con el establecimiento de rapport, se aplican a las entrevistas en. profundidad . LA ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD 101 como las encuestas de actitud o de opinién y ios cuestionarios. Estas entrevistas son tfpicamente “‘administradas” a un grupo grande de “sujetos” (Benney y Hughes, 1956). Puede que se le pida a los encuestados que ubiquen sus sentimientos a lo largo de una es- cala, que seleccienen las respuestas més apropiadas a un conjunto Preseleccionado de preguntas, o incluso que respondan a pregun- tas abiertas con sus propias palabras. Aunque estos enfoques inves- tigativos difieren en muchos aspectos, todos ‘adoptan una forma estandarizada: el investigador tiene las préguntas y el sujeto de la investigacién tiene las respuestas. De hecho, en las entrevistas mds estructuradas a todas las personas se les formulan las preguntas en términos idénticos para asegurar que fos resultados sean compara- bles. El entrevistador sirve como un cuidadoso recolector de datos; su rol incluye el trabajo de lograr que los sujetos se Telajen lo bas- tante como para tesponder por completo a la serie predefinida de Preguntas. . En completo contraste con la entrevista estructurada, las en- trevistas cualitativas son flexibles y dindmicas. Las entrevistas cuali- tativas han sido descriptas come no 'directivas, no estructuradas, no estandarizadas y abiertas. Utilizamos fa expresi6n “entrevistas en profundidad” para referimnos a este método de investigacién cualitativo. Por entrevistas cualitativas en profundidad entende- mos reiterados encuentros cara a cara entre el investigador y los informantes, encuentros éstos dirigidos hacia la comprension de fas perspectivas que tienen los informantes respecto de sus vidas, experiencias 0 situactones, tal como las expresan con sus propias Palabras. Las entrevistas en profundidad siguen el modelo de una conversacién entre iguales, y no de un intercambio formal de pre- guntas y respuestas. Lejos de asemejarse a un robot recolector de datos, ef propio investigador es el instrumento de la investigacién, ¥ no lo es un protocolo o formulario de entrevista. El rol implica no sdlo obtener respuestas, sino también aprender qué preguntas hacer y cémo hacerlas. En tanto método de investigacion cualitativo, las entrevistas en profundidad tienen mucho en comin con la observacién Parti- cipante. Del mismo modo que los observadores, el entrevistador “avanza lentamente” al Principio. Trata de establecer rapport con los informantes, formula inicialmente preguntas no directivas y aprende lo que es importante pata los informantes antes de enfo- car los intereses de la investigaci6n. La diferencia primordial entre la observacién participante y las entrevistas en profundidad reside en los escenarios y situaciones 102 METODOS CUALITATIVOS DE INVESTIGACION en Jos, cuales tiene par la investipacién. Mientras que los observa- LA ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD 103 Pruebas de que se dispone y que las interpretaciones del sujeto sean aporta- das honestamente. El sociélogo mantiene al sujeto orientado hacia las cues- tiones on las que est4 interesada la sociologia, haciéndole preguntas sobre acon- tecimicntos que necesitan desarrollo; trata de hacer que fa historia narrada tenga que ver con materizs que son objeto de registro oficial y con material Proporcionado por otras personas que conocen al individuo, el acontecimien- to o el lugar que nos es descripto. Hace que el juego sea honesto con nosotros. La historia de vida tiene una larga tradicién en las ciencias socia- kes y figuré de modo prominente en el trabajo de la Escuela de Chi- cago durante Jas décadas de 1920, 1930 y 1940 (Shaw, 1931, 1966; Shaw y otros, 1938; Sutherland, 1937; véase también Angell, 1945, y Frazier, 1978). Gran parte de las consideraciones de este capf{- tulo se basan en las historias de vida de un “transexual” (Bogdan, 1974) y de dos “retardados mentales” (Bogdan y Taylor, 1982). El segundo tipo de entrevistas en profundidad se dirigen al aprendizaje sobre acontecimientos y actividades que no se pueden observar directamente. En este tipo de entrevistas nuestres interlo- ecutores son informantes en el mds verdadero sentido de la palabra. Actian como observadores del investigador, son sus ojos y ofdos en el campo. En tanto informantes, su rol no consiste simplemente en revelar sus propics modos de ver, sino que deben describir lo que sucede y el modo en que otras personas lo perciben. Entre los “ejemplos de este tipo de entrevista se cuentan el estudio de Erik- son (1976) sobre la reaccién de una ciudad de Virginia Occidental ante un desastre natural, y el estudio de Domhoff (1975) sobre las élites de poder. La investigacién de Erikson no podrfa haber- se realizado de otro modo a menos que el autor se encontrara acci- dentalmente en el lugar de un desastre natural, algo improbable por cierto, mientras que podemos suponer que Domhoff no ha- bria podido lograr el acceso a los lugares intimos frecuentados por los poderosos. El tipo final de entrevistas cualitativas tiene la finalidad de pro- porcionar un cuadro amplio de una gama de escenarios, situacio- nes o personas. Las entrevistas se utilizan para estudiar un nomero relativamente grande de personas en un lapso relativamente breve si se lo compara con el tiempo que requerirfa una investigacién me- diante observacién participante. Por ejemplo, probablemente se “podrian realizar varias entrevistas en profundidad con 20 maestros empleando la misma cantidad de tiempo que tomar{a un estudio de observacién participante en un aula Unica. El estudio de Ru- bin (1976) sobré familias obreras, basado en 100 entrevistas de- 104 METODOS CUALITATIVOS DE INVESTIGACION talladas con esposas y esposos, es un buen ejemplo de este tipo de investigaci6n. Aunque los investigadores optan por uno u otro de los tipos de entrevistas en profundidad con diferentes propdsitos, las téc- nicas basicas son andlogas en los tres tipos. En todos los casos los investigadores establecen rapport con los informantes a través de repetidos contactos a lo largo de cierto tiempo, y desarrollan una comprensién detallada de sus experiencias y perspectivas, Este ca- pitulo describe enfoques y estrategias para las entrevistas en pro- fundidad, tal como las definimos aqui. No obstante, mucho de lo que s¢ dice en las piginas siguientes se puede aplicar a todas las entrevistas con independencia del enfoque. OPTANDO POR ENTREVISTAR Todo enfoque investigativo tiene sus puntos fuertes y sus des- ventajas. Nosotros tendemos a concordar con Becker y Geer (1957) en cuanto a que de la observacién participante surge un patron para medir los datos recogidos ‘mediante cualquier otro método. Es decir que ningén otro método puede proporcionar la compren- sion detallada que se obtiene en la observacion directa de las perso- nas y escuchando lo que tienen que decir en la escena de los hechos. Pero ta observaci6n participante no es prictica ni siquiera po- sible en todos los casos. El observador no puede retroceder en el tiempo para estudiar hechos del pasado, o forzar su entrada en todos los escenarios y situaciones privadas. Los estudios dé Erikson (1976) y Domhoff (1975) ilustran este punto. Ademas, la observacion participante exige una cantidad de tiempo y esfuer- zo que no siempre se ve recompensada por la comprensi6n adicio-. nal que se obtendrfa en comparacion con otros métodos. Nuestras historias de vida de personas rotuladas como retardados mentales constituyen un ejemplo til: Aunque se podria asumir la posicién | de que el mejor modo de yealizar historias de vida consiste en seguir a los sujetos durante toda su vida, serfa una necedad proponer | este método como alternativa a las entrevistas en profundidad. Asi, ningin método es igualmente adecuado para todos los propésites, La eleccién del método de investigacién debe estar determinada por los intereses de la investigacién, las citcunstancias del escenario o de las personas a estudiar, y por las limitaciones practicas que enfrenta el investigador. Las entrevistas en profundi- § dad parecen especialmente adecuadas en las situaciones siguientes. | LA ENTREVISTA EN PROFUNDDDAD 105 en profundidad cuando se desean estudiar -acontecimientos de! pasado 0 no se Puede tener acceso @ un particular tipo de escenario 0 de personas, Mas andlogos, los estudios basados en entrevistas por Jo general Pueden completarse en un lapso mas breve que observaci6n par- ticipante. Mientras que el observador Participante Buede perder tiempo €sperando que alguien di entrevistador Tecoge invariablemente datos durante jos Perlodos qe pasa con los informantes. La Presion por obtener Tesultados en los estudios subsidiados o Por escribir disertaciones Puede limj- tar severamente Ja Cantidad. de tiempo que -e] investigador Puede dedicar a un estudio. Con Ia is 106 METODOS CUALITATIVOS DE INVESTIGACION en beneficio de la amplitud y de la posibilidad de generalizar que se logra estudiando toda una gama de lugares y personas. Por ejem- plo, la inducci6n analftica es un método para construir teorfas a partir de datos cualitativos que requiere un considerable némero de casos (Robinson, 195!; Turner, 1953). Mediante la induccién analitica Lindesmith (1968) desarroll6 una teorfa sobre la adic- cién al opio basada en entrevistas con un gran nimero de consumi- dores de opio. El investigador quiere esclarecer experiencia humana subje- fiva. Nos estamos refiriendo aqui a historias de vida basadas en en- trevistas en profundidad. Mas que cualquier otro enfoque de la cien- cia social, la historia de vida nos permite conocer intimamerte a las personas, ver el mundo a través de sus ojos, ¢ introducirnos vi- cariamente en sus experiencias (Shaw, 1931). Las historias de vida Tepresentan una 1ica fuente de comprensién en y por si mismas. Tal como to sefisla Becker (1966), proporcionan una piedra de toque con la cual podemos evaluar las teorfas sobre la vida social. En nuestra propia investigaci6n con retardados meniales, las his- torias de vida pusieron a prueba mitos y concepciones erréneas- sobre el retardo mental. Es también importante sefialar las desventajas de las entrevis- tas, que provienen del hecho de que los datos que se recogen en ellas consisten solamente en enunciados verbales o discurso. En primer lugar, en tanto forma de conversacién, las entrevistas son susceptibles de producir las mismas falsificaciones, engafios, exa- geraciones y distorsiones que caracterizan el intercambio verbal entre. cualquier tipo de personas. Aunque los relatos verbales de la gente pueden aportar comprensién sobre el modo en que piensan acerca del mundo y sobre e! modo en que actian, es posible que exista una gran discrepancia entre lo que dicen y fo que realmente hacen (Deutscher, 1973). Benney y Hughes (1970, pdg. 137) des criben este problema perfectamente bien: Toda conversacién posee su propio equilibrio de zevelacién y ocultamien- to de pensamientos e intenciones: sélo en circunstancias muy inusuales ei discurso es tan completamente expositivo que cada palabm puede ser tomads como auténtica. . Andlogamente, Becker y Geer (1957) observan que la gente ve el mundo a través de lentes distorsionadores y que el entrevistador LA ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD 107 no debe aceptar sin sentido erftico Ja validez factica de las descrip- ciones de acontecimientos por parte de tos informantes. En segundo término, las personas dicen y hacen cosas diferen- tes en distintas situaciones. Puesto que la entrevista es un tipo de situacion, no debe darse por sentado que lo que una persona dice en la entrevista es lo que esa persona cree o dice en otras situacio- nes. Irwin Deutscher (1973) ha escrito y compilado un libro es- tupendo que trata directamente sobre Ja diferencia entre las’ pala- bras y los hechos de la gente. Deutscher critica en especial las in- yestigaciones sobre actitudes y sobre la opinién pdblica en las cua- kes se supone que las personas llevan en su cabeza actitudes que determinaran lo que haga en cualquier situacion determinada. Deutscher reimprime y dedica bastante espacio a examinar un estudio de Richard LaPiere (1934-1935). A principios de la déca- da de 1930, LaPiere acompafié a una pareja china a hoteles, cam- pamentos de casas rodantes, pensiones para turistas y restauran- tes a través de los Estados Unidos. Entre 251 establecimientos, solo uno se rehusé a albergarlos. Seis meses mds tarde, LaPiere envié un cuestionario a cada uno de esos establecimientos pregun- tando si aceptarfan como huéspedes a personas de raza china. De los 128 establecimientos que contestaron, s6lo uno respondid que aceptarfa a chinos. Como Deutscher concienzudamente explica, * Ja artificialidad det cuestionario y la entrevista cefiidamente contro- lada produce respuestas “‘irreales”’. , En tercer lugar, puesto que los entrevistadores, en tanto tales, no observan directamente a. las personas en su vida cotidiana, no conocen el contexto necesario para comprender muchas de las pers- pectivas en las que estén interesados. En su comparacién de la observacién participante con las entrevistas, Becker y Geer (1957) enumeran una lista de defectos de las entrevistas que se relacionan con aquelia idea general: os probable que los entrevistadores com- prendan ma! el lenguaje de los informantes, puesto que no tienen la oportunidad de estudiarlo en su uso comun; los informantes no quieren o no pueden expresar muchas cosas importantes y sdlo observindotos en sus vidas diarias es posible adquirir conocimnien- tos sobre tales cosas; los entrevistadores deben plantearse supues- tos sobre cosas que podrian haber sido observadas, y algunos de esos supuestos seran incorrectos. A pesar de estas limitaciones, pocos investigadores (si es que hay alguno) propugnardn el abaridono de las entrevistas como enfoque bdsico para estudiar la vida social. Becker y Geer (1957, pag. 32) sostienen que los entrevistadores pueden beneficiarse con la con- 108 METODOS CUALITATIVOS DE INVESTIGACION ciencia de esas limitaciones y “quizis mejoren sus marcas tomdn- dolas en cuenta”. Precisamente a causa de esas desventajas subrayamos la im- portancia de las entrevistas en profundidad, que permiten conocer a la gente lo bastante bien como para comprender io que quiere decir, y crean una atmodsfera en la cual es probable que se exprese libremente. Segan nuestro propio punto de vista, mediante las entrevistas el investigador habil logra por lo general aprender de qué modo los informantes se ven a si mismos y a su mundo, obte- niendo a veces una nasraci6n precisa de acontecimientos pasados y de actividades presentes, y casi nunca predicen con exactitud la manera en que un informante actuard en una situacién nueva. LA SELECCION DE INFORMANTES Como la observacion participante, las entrevistas cualitativas requieren un disefio flexible de la investigacién. Ni el namero ni el tipo de informantes se especifica de antemano. El investigador comienza con una idea general sobre Jas personas a las que entre- vistaré y el modo de encontrarlas, pero est4 dispuesto a cambiar de curso después de las en trevistas iniciales. Es dificil determinar a cudntas personas se debe entrevistar en un estudio cualitativo. Algunos investigadores tratan de entrevis- tar al mayor ndmero posible de personas familiarizadas con un tema o acontecimiento. En un estudio sobre un sindicato de maes- tros de la ciudad de Nueva York, Cole (1976) realizd entrevistas en profundidad con 25 Ifderes sindicales, es decir con casi todos los Ifderes de la ciudad. La estrategia de] muestreo tedérico puede utilizarse como guia para seleccionar las personas a entrevistar (Glaser y Strauss, 1967). En el muestreo tedrico el namero de “casos” estudiados carece telativamente de importancia. Lo importante es el potencia! de cada “caso” para ayudar al investigador en el desarrollo de com- prensiones teéricas sobre e] drea estudiada de la vida social. Des pués de compketar las entrevistas con varios informantes, se diver- sifica deliberadamente el tipo de personas entrevistadas hasta des cubrir toda la gama de perspectivas de las personas en las cuales estamos interesados. Uno percibe que ha Ilegado a ese punto cuan- do las entrevistas con personas adicionales no producen ninguna comprension auténticamente nueva, Existe un cierto nGmero de maneras de encontrar informantes. LA ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD 109 Tal como se vio en el capftulo sobre el trabajo de campo previo en la observacién participante, el modo mds facil de, constituir un grupo de informantes es la técnica de la “bola de nieve”: conocer a algunos informantes y lograr que ellos nos presenten a otros. En el inicio se pueden ubicar informantes potenciales a través de las mismas fuentes de las que sé sirven los observadores participan- tes para lograr acceso a escenatios privados: la averiguacién con amigos, parientes y contactos personales; el compromiso activo con la comunidad de personas. que se quieren estudiar; la aproxi- macién a organizaciones y organismos, la publicidad. En la inves- tigacién sobre familias con nifios pequefios en la que trabajé uno de los autores de este libro, se emplearon una variedad de técnicas para ubicar a las familias, entre ellas la revisiOn de registros de na- cimientos, la toma de contacto con centros de cuidado diurno de nifios, centros vecinales y preescolares, iglesias y clubes sociales, la entrega de volantes en los comercios locales y (en algunos vecin- darios) la realizaci6n de una encuesta puerta a puerta (los investi- gadores tenfan tarjetas identificatorias que estipulaban su partici- pacién en un proyecto de investigacién universitario). Las historias de vida se redactan sobre la base de entrevistas en profundidad con una persona o con una pequefia cantidad de personas. Aunque todos tienen una buena historia para contar (la. propia), las historias de algunos son mejores que las de otros, y algunos individuos son mejores compafieros de investigacion a los fines de la construccién de la historia de vida. Obviamente, es esencial que la persona de que se trata tenga tiempo para dedi- car a las entrevistas, Otra consideracién importante se refiere a la buena voluntad y capacidad del individuo para hablar sobre sus experiencias y expresar sus entimientos. Sencillamente, las perso- nas no tienen la misma capacidad para proporcionar relatos deta- Hados de aquello por lo que han pasado y de sus sentimientos al respecto. Por to general pareceria asimismo que los extrafios son mejores informantes que los amigos, parientes, clientes y otras personas con las cuales el investigador tiene una relacién anterior (Spradley, 1979). Al construir historias de vida el investigador busca a un tipo particular de persona que ha pasado por ciertas experiencias. Por ejemplo, se han escrito historias de vida sobre las experiencias de delincuentes juveniles (Shaw, 1931, 1966; Shaw y otros, 1938), de un negociador profesional de efectos robados (Klockars, 1974), de un transexual (Bogdan, 1974) y de un ladrén profesional (Suther- land, 1937). Aunque estemos interesados en estudiar a cierto tipo 110 METODOS CUALITATIVOS DE INVESTIGACION de persona, tengamos presente que las experiencias pasadas de la gente pueden no haber generado un efecto importante sobre sus vidas y perspectivas presentes, Lo que a nosotros nos parece signi- ficativo puede no serlo para un informante potencial. Practicamen- te todos los jévenes participan en actividades que alguien podria calificar como delitos juveniles, Pero para la mayorfa de los jdéve- nes la participacién en tales actividades tiene poco que ver con el modo en que se ven a si mismos, Spradley (1979) sostiene que uno de los requerimientos de los buenos informantes es la “‘encul- turacién completa”, es decir, que conozcan tan bien una cultura (o subcultura, grupo u organizacién) que ya no piensen acerca de ella, No existen pasos faciles para encontrar a un buen informante proveedor de una historia de vida. En este tipo de investigaci6n es poco frecuente que los informantes surjan como consecuencia de una bisqueda; antes bien, aparecen en las propias actividades cotidianas. El investigador se encuentra con alguien que tiene una historia importante para contar y quiere contarla. Desde luego, cuanto mds se participa en cfrculos que estdn fuera de] escenario universitario, mds probable es que se establezcan los contactos y g¢ adquiera la reputacién necesaria para descubrir a un buen infor mante. Nosotros encontramos a Ed Murphy y a Pattie Burt (los suje- tos de Jnside Our) a través de nuestra participacién en grupos locales preocupados por las personas rotuladas como retardados mentales. Ed nos fue recomendado como orador invitado para un curso que uno de nosotros estaba dictando, Ed fue claro en la presentacién de su experiencia como persona rotulada “retardado mental”. que habfa vivido internado en una institucién. De hecho, la palabra “retardado” fue perdiendo sentido a medida que hablaba. Nos mantuvimos en contacto con él después de esa charla en el curso, encontrandolo en una asociacién local. Unos dos afios después de haberlo conocido, fuimos abord4ndolo con la idea de trabajar en su historia de vida. Uno de nosotros encontré a Pattie cuando ella estaba viviendo en una institucién local. Cuando la mujer dijo que queria desesperadamente salir de la institucién, ¢l autor la ayudd a hacerlo. Durante un lapso breve, ella vivié con el otro autor y su familia. Vimos con frecuencia a Pattie en los quince. meses siguien- tes, mientras residfa en una serie de hogates diferentes. Comenza mos a entrevistarla poco después de que ella se mudara a su pro pio departamento en una ciudad cercana. La historia de vida de Jane Fry, Being Different, fue prepardm A ee nnn nnn nnn nnnneeeee eee n nnn nnn Ne LA ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD 1 dose de modo similar. Uno de nosotros la conocié cuando ella ha- bd en una clase en ja que ensefiaba un colega. La presentacién de su vida como transexual era sorprendentée por la comprensién que permitia alcanzar y por la descripcién de sus experiencias. Aigin tiempo después ¢} autor Ja volvié a encontrar en un centro local de intervencién en crisis, donde ella estaba haciendo un voluntaria- do. Gracias a ese encuentro y 4 varios otros, ef autor llegé a cono- cerla lo bastante bien como para poder pedirle que cooperara en laredaccién de su historia de vida. APROXIMACION A LOS INFORMANTES En la mayoria de los casos no se sabe cudntas entrevistas en pro- fundidad habr4 que realizar hasta que se comienza a hablar real mente con los informantes. Algunas personas van entrando en ca- lor de modo gradual; otras tienen mucho que decir y con ellas bas- tan muy pocas sesiones. Los proyectos de entrevistas por lo gene- ral toman en cualquier parte de varias a mds de 25 sesiones, y de 50a 100 horas para las historias de vida. Puesto que no se puede decir de antemano cudntas entrevistas exactamente quéremos realizar, es recomendable avanzar lentamen- ‘te al principio con -los informantes. D{gales que le gustarfa mante- ner una entrevista o dos con ellos, pero no los comprometa a per- der mucho tiempo en el proceso. Después de haber realizado un par de entrevistas, se pueden discutir los planes de modo mds direc- to, Nosotros nos encontramos con Ed Murphy y Jane Fry varias veces antes de plantear la posibilidad de escribir sus historias de vida. Es interesante que ambos hubieran pensado previamente en escribir sus autobiograffas (la mayor parte de las personas pro- babkemente piensen en lo mismo en algin punto de sus vidas). Jane habia intentado redactar su historia de vida varios aftos an- tes, pero abandond el proyecto al cabo de unas pocas péginas. Ed y Jane quedaron entusiasmados con el plan después de que por primera vez lo discutiéramos setiamente con cada uno de ellos. Por lo general no es diffeil conseguir las entrevistas iniciales, en la medida en que los individuos de que se trate puedan introdu- cirnos en sus agendas. La mayor parte de las personas estdn dispues- tas a hablar sobre sf mismas. En realidad, se sienten con frecuencia halegadas por la perspectiva de ser entrevistadas para un proyecto investigative. En ef estudio sobre las familias, muchos progenito- res se sintieron honrados por haber sido seleccionados para parti- 112 METODOS CUALITATIVOS DE INVESTIGACION cipar en un estudio universitario concerniente a la crianza de los nifios. Desde luego, es muy halagador pedirle a alguien que narre su vida, Cuando encaramos a informantes potenciales, fes decimos que nos parece probable que hayan tenido algunas experiencias interesantes o que tengan algo importante que decit, y que nos gustarfa sentarnos juntos y hablar sobre ellos alguna vez, Si pa- recen aceptar la idea, concertamos el primer encuentro, Cuando, después de un par de sesiones, decidimos que quere- mos entrevistar a un individuo un cierto ndmero de sesiones adi- cionakes, debemos tratar de esclarecerlo acerca de cualquier proble- ma que pueda tener en mente, y de cualquier posible idea err6nea. Las historias de vida, en particular, son él resultado de un esfuer- zo cooperative. El tono que deseamos establecer es de compafieris- mo antes que e] de una relacién investigador-sujeto (Klockars, 1977), Los puntos siguientes son los que con mayor facilidad suscitan desinteligencias y por lo tanto !o que es mds importante plantear. t, Los motivos e-intenciones del investigador. Muchas personas se preguntarén qué es lo que usted espera obtener del proyecto. Pueden inchiso temer que el producto final se use en perjuicio de ellas. Si usted es un cientffico social, es probable que su motiva- cién tenga que ver con el apotte de conocimientos a su campo y con el progreso profesional, Esto se puede examinar con los infor- mantes, Aunque algunas personas no captan los intereses precisos de la investigacién, la mayor parte comprende Jas metas educacio- nales y académicas, Probablemente usted no sepa si los resultados de su estudio serdn publicados ni (en caso afirmativo) dénde lo serdn. Pero debe explicar que tratard de hacer publicar dicho estudio en un libro o en un periddico, o {en el caso de estudiantes) como disertacién © tesis. En muy pocos casos los estudios de este tipo se publican comercialmente. También esto hay que explicarlo, Finalmente, aunque uno no querrfa perder su tiempo en el proyecto si no pensa- ra que se obtendrd de ¢l algin resultado concreto, también se debe advertir a los informantes sobre dificultades potenciales para Is publicacién del estudio. 2, Anonimato. Es casi siempre sensato emplear seudénimos pa- ra designar a personas y lugares en los estudios escritos. Son muy pocos les intereses legftimos de la investigacién que se satisfacen publicando los nombres auténticos. Los riesgos son sustanciales: dificultades para los informantes u otras personas; problemas lega- les; autoexaltacién; ocultamiento de detalles e informacién impor- LA ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD 113 tantes. Aunque algunas personas podrfan desear ver sus nombres en letras de molde por una variedad de razones, hay que resistirse a conformarlos, explicando las razones a los informantes. En la historia de vida de Jane Fry, ella queria fervientemente ver su nom- bre impreso, y el investigador al principio se manifesté de acuerdo. No obstante, a medida que se suced{fan las entrevistas, resulté claro que ese proceder ocasionaria numerosos problemas y ambos con- cordaron en utilizar seudénimos. 3. La palabra final, Un modo de ganar la confianza de los informantes consiste en decirles que tendrdn la oportunidad de ker y comentar los borradores de cualquier libro o art{culos an- tes de la publicacién. Algunos investigadores incluso garantizan a los informantes un poder de veto sobre lo publicabile. Aunque nosotros somos renuentes a conceder a los informantes la palabra final sobre el contenido del material escrito, permitirles que revi- sen los originales fortalece la relacién entre ellos y e] investigador y la calidad de! estudio. 4, Dinero. El dinero puede corromper el vinculo entre el entre- yistador y el informante, convirtiendo el deseable compafierismo en una relacién de empleador y empleado. También hace surgir el fantasma de que el informante se sienta alentado a fabricar “una buena historia” para ganar algtin dinero. Sin embargo, muches pro- yectos investigativos en gran escala retribuyen econédmicamente a los entrevistados.* En el estudio sobre la familia s¢ abonaton retribuciones a los progenitores por participar en las entrevistas. Sin duda esto indujo a algunos padres a seguir participande en el estudio cuando querfan desertar. No obstante, si hay que pagar- fe a la gente para que se preste a las entrevistas, es discutible que hable con sinceridad sobre cualquier cosa que posea una importan- cia real en su vida. Compartir los derechos.de autor de un libro con los informan- tes no es lo mismo que pagarles por las entrevistas. Esto crea un espfritu de compafierismo en el esfuerzo investigativo, Puesto que les informantes por lo genera! no ven sus nombres impresos ni se acreditan ningin mérito profesional, tal vez merezcan una parte de jos réditos de un bro, aunque la mayoria de las obras acadé- micas no devengan derechos considera bles. El autor de la historia de vida de Jane Fry resolvié el tema de 4 Ademds, muchos de los autores o sujetos de las historias de vida prepara- des por la Escuela de Chicago recibieron pagos por escribirlas (véase Shaw y otros, 1938; Sutherland, 1937). 114 METODOS CUALITATIVOS DE INVESTIGACION : los derechos de autor con la ayuda de un abogado. Como muchos sujetos de historias de vida, Jane era pobre en esa época y recibia ; un subsidio piblico. Para asegurar que los pagos por. derecho de ; autor no afectaran sus beneficios, se recurrié al abogado para abrir una reserva de depésitos a nombre de ella. 4. Logistica. Finalmente, hay que establecer un horario gene- ral y un lugar para los encuentros. La frecuencia y extensién de las entrevistas dependerd de las respectivas agendas. Una entrevis- ta requiere por lo general unas dos horas. Un tiempo menor es in- suficiente para explorar muchos temas; un lapso mayor dejard pro- bablemente exhaustos a los dos participantes. Para preservar la continuidad de las entrevistas, los encuentros deben ser aproxima- damente semanales, Es demasiado diftcil retomar las cosas en el” punto en que se dejaron cuando las entrevistas no se realizan a intervalos regulares. La extensién del proyecto general dependerd de la libertad con que hable la persona y de lo que el investigador espere cubrir. Completar una historia de vida leva por lo menos unos cuantos meses. La historia de vida de un negociador profesio- nal de efectos robados, realizada por Klockars (1974) le llevé quince meses de entrevistas semanales o quincenales (Klockars, 1977). Se debe tratar de hallar un sitio con privacidad donde se puede hablar sin interrupciones y el informante se sienta relajado. Muchas personas se sienten mds cémodas en sus propias casas y oficinas, © Sin embargo, en los hogares de muchos resulta dificil conversar en privado. En e! estudio sobre la familia, algunos progenitores inten- taron escuchar subrepticiamente las entrevistas con los cényuges, lo cual constituye un factor inhibidor obvio. En nuestras inves- tigaciones sobre Ed Murphy y Jane Fry realizamos las entrevistas en nuestras oficinas, ubicadas en una casa refaccionada, después de las horas de trabajo. A. Pattie Burt la entrevistamos en su pro- pio departamento. Nada impide que el investigador concierte en- trevistas en un festaurante o un bar, en la medida en que la pri- J vacidad quede asegurada. EL COMIENZO DE LAS ENTREVISTAS E) sello autenticador de las entrevistas cuaiitativas en profun- didad es el aprendizaje sobre lo que es importante en la mente de 4 los informantes: sus significados, perspectivas y definiciones; el. modo en que ellos ven, clasifican y experimentan el mundo. Es presumible que los investigadotes quieran formular algunas pregun- LA ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD 115 tas generales antes de iniciar e] trabajo. Pero deben ser cuidado- 808 para no forzar su Programa demasiado tempranamente, Al plantear de entrada Preguntas directivas,. el investigador crea una mente ellos ven las cosas, Durante fas Primeras entrevistas él investigador establece el tono de ia relacién con los informantes. En esas entrevistas ini- ciales, ef entrevistador debe aparecer como alguien que no esté totalmente seguro de las preguntas que quiere hacer y que estd dispuesto a aprender de los informantes, Robert Coles (21971, pag. 39) describe con elocuencia este marco de referencia: Mi trabajo... consists en Presentar vivas hasta donde me resulte posible un clerto niimero de vidas... que confian en una Person como yo, alguien de afvera, un extrafio, un oyente, un observador, un curioso... un sujeto al que un montafids describié como Uno “que siempre vuelve ¥ aparentemente fo sabe exactamente qué quiere ofr o saber”, Las preguntas de Scriptivas Probablemente el mejor modo de iniciar las entrevistas con informantes consista en pedirles que describan, enumeren o bos- quejen acontecimientos, experiencias, lugares o Personas de sus Vidas. Prdcticamente en todas las entrevistas uno puede presen- far una lista de preguntas descriptivas que les Permitir4n a las per- sonas hablar sobre lo que ellos consideran importante, sin estruc- turarles las respuestas. En fuestras historias de vida de retardados Mentales iniciamos las entrevistas pidiendo a los informantes que Nos Proporcionaran cronologias de jos Principales acontecimientos 116 METODOS CUALITATIVOS DE INVESTIGACION de sus vidas. Pattie Burt enumeré hechos tales como su nacimien- to, su ubicacién en diversos hogares sustitutos, la institucionali- zacion y el arriendo de su departamento. Ed Murphy listé la muer- te de su padre, la muerte de su madre, la muerte de su hermana, ademds de los lugares en los que habia vivido. En nuestro trabajo con Ed Murphy frecuentemente inicidba- mos las sesiones haciéndole puntualizar acontecimientos y expe- tiencias (a veces esto absorbfa toda la sesién). Puesto que su ins- titucionalizacién fue muy gravitante en su vida, seguimos esa ex- periencia con gran profundidad. Por ejemplo, ie pedimos que bos- quejara cosas tales como las salas en las que habfa vivido, un dia tfpico en las diferentes salas, sus amigos en la institucién y las tareas que se le asignaban. Cuando los informantes mencionan experiencias especificas, se pueden indagar mayores detalles. También es una buena idea tomar notas de temas para volver a ellos ulteriormente. Relttos soitcitados Muchas de las historias de vida clasicas de las ciencias sociales se han basado en una combinaci6n de entrevistas en profundidad y relatos escrites por los propios informantes. Shaw (1931, 1966), Shaw, McKay y McDonald (1938) y Sutherland (1937) hacen un amplio uso de este enfoque en sus historias de vida de delincuentes y criminales, Shaw y sus colegas se sirvieron de diversas técnicas para es tructurar historias de vida de delincuentes en la década de !930. Shaw (1966) informa que, aunque se apoyaba en gran medida en entrevistas personales, preferia basarse en documentos escri- tos. En The Jack-Roller, Shaw (1966) primero entrevisté a Stan- fey, el protagonista de la historia de vida, para preparar una cro- nologfa detallada de sus actos y experiencias delictivos. A con- tinuacién le entreg6 esa cronologfa a Staniey para que él la usara como gufa en la redaccién de su propia historia. Shaw (1966, pdég. 23) escribe que instruyé a Stanley en el sentido de que “propar-. | cionara una descripcion detallada de cada acontecimiento, la si- tuacién. en la que se produjo y sus reacciones personales a la ex- periencia”. En otras historias de vida, como Brothers in Crime (1938), Shaw y sus colaboradores s6lo dan a sus informantes la | indicaci6n de que proporcionen una descripcién detallada de sus experiencias durante la infancia y adolescencia. La ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD 117 Sutherland fue aigo mds directivo al solicitar la historia de vida titulada The Professional Thief (1937). Aunque no describe detalladamente su enfoque, dice que la mayor parte del texto fue escrito por el ladrén protagonista, sobre la base de preguntas y temas sugeridos por el investigador. A continuacién Sutherland sx entrevist6 con el ladrén aproximadamente siete horas por se- mana durante doce semanas, para examinar lo que el sujeto ha- bia escrito. La historia de vida final incluye el reiato original del ladrén, el material de las entrevistas, pasajes menores escritos por Sutherland a los fines de fa compaginaci6n, y notas al pie basadas en una amplia gama de fuentes, entre ellas entrevistas con otros ladrones y con detectives. En el caso de Being Different, el investigador le pidié a Jane Fry que escribiera una cronologfa detallada de su vida. Después utilizS esa cronologia como base para entrevistarse con ella. En las ditimas entrevistas éi y Jane recorrieron fa cronologia punto por punto a fin de retomar cualquier ftem pasado por alto. No todas las personas pueden o estén dispuestas a escribir sobre sus experiencias. No obstante, los bosquejos y cronologias pueden también emplearse como gufas en entrevistas abiertas en profundidad. La entrevista con cuaderno de bitécora En este enfoque, los informantes llevan un registro corriente de sus actividades durante un perfodo especifico; ese registro pro- porciona una base para las entrevistas en profundidad. Zimmer- man y Wieder (1977), que se refieren a esta técnica como ‘‘mé- todo de la entrevista con diario”, han descripto procedimientos especificos asociados con ella. En un estudio sobre los “estilos de vida de la contracultu- ra”, Zimmerman y Wieder pidieron a los informantes que Mleva- Tan un “cuaderno de bitécora’’ en el que debfan anotar cronold- gicamente sus actividades. Los instruyeron para que registraran esas actividades tan detalladamente como pudieran hacerlo, rea- lizaran anotaciones por lo menos diarias, y se remitieran a un conjunte normalizado de preguntas al considerar cada actividad: iQuitn? ;Qué? ;Cudnde? ;Donde? Como? Puesto que Zimmer- man y Wieder estaban interesados en las actividades sexuales y el consumo de drogas, indicaron a los informantes que describie- tan esas actividades especificamente. 118 METODOS CUALITATIVOS DE INVESTIGACION Zimmerman y Wieder contabdn con dos investigadores que revisaban cada diario y preparaban un conjunto de preguntas y exploraciones que se formularian a los informantes sobre la base de sus relatos. Informan que por cada 5 a 10 pdginas de diario, los investigadores generaban 100 preguntas que suponian 5 horas de entrevista. Como los relatos solicitados, la entrevista con cuaderno de bitécora no se adecua a informantes que no son adeptos a regis trar sus actividades por escrito. Tal como lo sefialan Zimmerman y Wieder, las conversaciones telefénicas diarias y el grabador pueden empkearse como métodos sustitutivos. Documentos personales Los documentos personaies (los diarios, cartas, dibujos, regis- tros, agendas y listas de cosas importantes de tas propias perso- nas) pueden utilizarse para guiar las entrevistas sin imponer uns estructura a los informantes. La mayor parte de las personas guar- dan antiguos documentos y registros, y estdn dispuestas a mostrar a terceros por lo menos algunos de aquellos elementos. Si al in- vestigador no ke falta una idea general de las experiencias que quie- re cubrir en las entrevistas, puede pedir a los informantes que ke muestren documentos relacionados con esas experiencias antes de empezar a entrevistar. Mas adelante, en ef curso de la entrevis- ta, esos materiales pueden encender recuerdos y ayudar a las per sonas a revivir antiguos sentimientos. Jane Fry guardaba antiguas cartas y otros documentos y he bfa escrito relatos autobiogréficos en momentos criticos de su vida. :Los compartié libremente con el investigador. Esos docu- mentos no slo proporcionaron un marco para las entrevistas, a- no que finalmente fueron incorporados a su historia de vida. En algunas investigaciones mediante entrevistas, ¢] entrevis tador tiene una buena idea de lo que pasa por la mente de los in- formantes antes de que él empieve a entrevistar. Por ejemplo, at gunos entrevistadores han realizado previamente observacién par- ticipante; otros utilizan sus propias experiencias para guiar su in- vestigacion. El estudio de Becker sobre mdsicos de jazz partié de su propia experiencia en una banda. En nuestra investigacion, no- sotras pasamos una considerable cantidad de tiempo con los infor mantes antes de empezar a entrevistarlos formalmente. Habfamos ofdo a Ed Murphy hablar sobre su vida en las instituciones antes La ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD 119 de que se nos ocurriera Ja idea de escribir su historia de vida. Cuan- do los investigadores tienen como base un cuerpo de experiencia directa, pueden ser algo mds directivos y agresivos en su indagacién inicial. LA GUIA DE LA ENTREVISTA Ens los proyectos de entrevistas en gran escala algunos investi- gadores utilizan una guia de la entrevista para asegurarse de que los temas claves sean explorados con un cierto namero de infor- mantes. La guia de la entrevista no es un protocolo estructurado. Se trata de una lista de Sreas generales que deben cubrirse con cada informante. En la situacién de entrevista e} investigador de- cide como enunciar las preguntas y cudndo formularlas. La guia de la entrevista sirve solamente para recordar que se deben hacer Preguntas sobre ciertos temas. El empleo de gufas presupone un cierto grado de conocimien- to sobre las personas que uno intenta estudiar (por lo menos en las entrevistas en profundidad). Este tipo de gufa es Gtil cuando e! investigador ya ha aprendido algo sobre los informantes a tra- vés del trabajo de campo, entrevistas preliminares u otra experien- cia directa. Esa ‘guia puede asimismo ser ampliada o revisada a medida que se realizan entrevistas adicionales. La gufa de la entrevista es especialmente Util en la investi- gacion y evaluacién en equipo, o en otras investigaciones subsi- diadas (Patton, 1980). En la investigaci6n en equipo, la gufa pro- porciona un modo de asegurar que todos los investigadores ex- ploren con los informantes las mismas dreas generales. Uno de los autores de este libro utilizé una gufa de la entrevista en un proyecto de investigaci6n que implicaba visitas al campo, intensi- vas y a corto plazo; una media docena de investigadores debian concurrir a cierto numero de sitios (véase Taylor, 1982), En la investigacién subsidiada y en. la evaluacién cualitativa la guia de la entrevista puede emplearse para proporcionar a fos patrocina- dores wna idea de lo que el investigador abarca realmente con los informantes. LA SITUACION DE ENTREVISTA E! entrevistador debe crear un clima en el cual las personas se 120 METODOS CUALITATIVOS DE INVESTIGACION sientan cOmodas para hablar ibremente sobre sf mismas. jEn qué tipos de situacién es mds probable que las personas expresen sus modos de ver? En la entrevista estructurada se instruye al entre- vistador para que actie como una figura desinteresada; ¢! disefio de la situacién de entrevista intenta remedar las condiciones de laboratorio. Pero, como lo observa Deutscher (1973, pdg. 150); pocas veces las personas expresan sus verdaderos sentimientos y opiniones en esas circunstancias: “Lag expresiones reales de la actitud o la conducta abierta pocas veces se producen en las con- diciones de esterilidad que se estructuran deliberadamente para { la situecién de entrevista”’. En la entrevista cualitativa, el investigador intenta construir ; una situaci6n que se asemeje a aquellas en las que las personas hablan naturalmente entre sf sobre cosas importantes. La entre- vista es relajada y su tono es el de una conversacién, pues asf es como las personas interactian normalmente. El entrevistador se relaciona con los informantes en un nivel personal. Por cierto, las relaciones que se desarrollan a medida que transcurre.el tiempo . entre el entrevistador y tos informantes son la clave de la recolec- cién de datos. Hay sin duda diferencias entre la situaci6n de entrevista y aquellas en que las personas interactGan normalmente: ios entre- vistadores a veces deben contenerse y no expresar sus opiniones; se entiende que la conversacién es privada y confidencial; el flujo de la informacién es en gran medida (aunque no exclusivamente) unilateral; los entrevistadores comunican un interés genuino en las opiniones y experiencias de la gente y estan dispuestos a es- cucharta durante horas hasta el final. Sin embargo, sdlo disefian- do ja entrevista segin los lineamientos de la interaccién natural puede el entrevistador calar en lo que es mds importante para ks personas. En realidad, el entrevistador tiene muchas figuras pe ‘ ralelas en la vida cotidiana: el que sabe escuchar, el hombro sobre | el que se puede lIlorar, el confidente. Lo mismo que la observacién participante, !as entrevistas en profundidad requieren capacidad para relacionarse con otret en sus propios términos. No hay ninguna férmula simpk para en | trevistar con éxito, pero los puntos siguientes dan el tono del atmésfera que e} investigador debe tratar de crear. La ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD 121 Noabrir juicio Cuando los informantes comienzan a compartir un nimero creciente de experiencias y sentimientos con el entrevistador, de- jan caer sus fachadas publicas y revelan partes de sf mismos que por lo comén mantienen ocultas. Es frecuente que las personas introduzcan o cierren sus revelaciones con repudios o comentarios tales como ‘Usted debe pensar que estoy loco para hacer eso” y “No puedo justificar lo que hice, pero...” . Una parte importante de la técnica de entrevistar consiste en no abrir juicio. Benney y Hugues (1970, pag. 140) escriben: “ Ja entrevista es una comprensién entre dos partes en la cual, a cambio de permitir al entrevistador dirigir la comunicaci6n, se asegura al informante que no se encontraré con negaciones, con- tradicciones, competencia u otro tipo de hostigamiento”. En otras palabras, si queremos que la gente se abra y manifieste sus sen- timientos y opiniones, debemos abstenernos de emitir juicios ne- gativos sobre ella y de “thumillarla”’ o “‘acallarla”. Por supuesto, el mejor modo de evitar la apariencia de que se est juzgando a las personas consiste en tratar de aceptarlas por quienes son y por lo que son, sin abrir juicio tampoco mentalmen- te. Cuando no podemos adoptar esa actitud, es posible enunciar nuestra posicién, pero amablemente y sin condenar a la persona como un todo. Durante la entrevista hay que tomar la iniciativa de tranqui- lizar al interlocutor en cuanto a que en é1 todo estdé bien a nues- tros ojos, después de que nos haya revelado algo perturbador, per- sonal o desacreditante. Debemos comunicar nuestra comprensién y simpatia: “‘Sé lo que quiere decir”, “Lo mismo me pasd a mi una vez”, “Yo he pensado en hacerlo”, “Tengo un amigo que tam- bién hizo eso”. Permitir que la gente hable La entrevista en profundidad a veces requiere una gran cantidad de paciencia. Los informantes pueden extenderse sobre cosas en las que no estamos interesados. En especial durante las entrevistas iniciales, es necesario no interrumpir al informante aunque no estemos interesados en el tema que toca. Por lo general se puede conseguir que una persona vuelva atrés mediante gestos sutiles,. como dejando de asentir con la ca- 122 METODOS CUALITATIVOS DE INVESTIGACION beza y de tomar notas (Patton, 1980), y cambiando amablemen- te de tema durante las pausas en la conversacién: “Me gustaria volver a algo que usted dijo el otro dia’. Con el tiempo, los in- formantes por lo general aprenden a leer nuestros gestos y conocen lo bastante nuestros intereses como para hablar sobre algunas cosas y no sobre otras. Cuando e] entrevistado comienza a hablar sobre algo impor- tante, deje que la conversacién fluya. Los gestos de simpatfa y jas preguntas pertinentes sirven para mantenerlo en el tema. Prestar atencion Durante las entrevistas prolongadas es facil que !a mente vague. Esto ocurre especialmente cuando se estd grabando y uno no tie- ne la obligacién de concentrarse para recordar cada palabra que se diga. Prestar atencién significa comunicar un interés sincero on lo que tos informantes estén diciendo, y saber cuando y como indagar formulando la pregunta correcta. Tal como Thomas Cot- tie (1973b, pdg. 351) lo expresa claramente, prestar atenci6n tam-. bién significa abrirse para ver las cosas de un modo nuevo y dife- rente: Si es que existe una regla para esta forma de investigacién, ella podria -teducirse @ un enunciado tan simple corto “‘prestar atencién’’. Prestar aten- cién a lo que Is persona hace, dice y siente; prestar atencidn a lo que es evo- cado por estas conversaciones y percepciones, en particular cuando nuestra mente vage muy lejos; finalmente, prestar atencién a las respuestas de aque- los que, a través de nuestro trabajo, podrien ofr a estas personas. Prestar aten- cién implica abrirse; no una maneta de abrirse especial o metafisica, sino sim- plemente Ia observacién de uno mismo, la autoconciencia, la creencia de que todo lo que uno toma del exterior y experimenta en su interior es digno de consideraci6n y esencial para comprender y respetar a aquellos con quienes nos encontramos. Ser sensible Los entrevistadores siempre deben percibir el modo en que sus palabras y gestos afectan a los informantes. A veces tienen que “‘ha- ¢erse los tontos”, pero no ser insultantes. Deben ser simpdticos, pero no tratar con condescendencia. Deben saber cudndo indagar, LA ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD 123 pero mantenerse alejados de las heridas abiertas. Deben ser amis- tosos, pero no como quien sélo trata de congraciarse. La sensi- bilidad es una actitud que uno debe llevar a las entrevistas y a la observaci6n participante. Robert Coles (1971b, pag. 29) alcanza el centro de la cuestién cuando escribe: De alguna manera todos debemos aprender 2 conocer a los otros... Por cierto debo decir que a mi mismo, amablemente y en ocasiones firme o seve- ramente, se me recordé Io absurdas que habian sido algunas de mis preguntas, lo enigafiosos o presumidos que eran los supuestos que ellas transmitfan. Et hecho es que reiteradamente he visto a un trabajador emigrante iletrado, po- bre y humilde, retroceder un poco ante algo que yo hice o dije, sonreir un tanto nerviosamente, echar chispas por los ojos y enfurrufiarsc, haceras algu- nas preguntas sobre mi y mis propésitos, y a través de sus gestos hacerme cono- cer lh desaprobackin que seguramente habia sentido; y, en efecto, la critica que también surgia en él, la critica serena, reflexionada, quizé dificil de sx- presar en palabras... EL SONDEO Una de las claves de ia entrevista fructuosa es el conocimiento de cudndo y cémo sondear, explorar, escudrifiar. A lo largo de las entrevistas, el investigador realiza el seguimiento de temas que emergicron como consecuencia de preguntas espectficas, alienta al informante a describir jas experiencias en detalle, y presiona constantemente para clarificar sus palabras. En la entrevista cualitativa tenemos que sondear los detalles de las experiencias de Jas personas y los significados que éstas les atribuyen. Ese es ¢l punto en que las entrevistas en profundidad se apartan de las conversaciones cotidianas. A diferencia de la mayor parte de ias personas, el entrevistador estd interesado en aconte- cimientos triviales, en las luchas y experiencias diarias, tanto como en los puntos brillantes de la vida. Ademds, en contraste con la conversacién natural, jos entrevistadores no pueden dar por su- puesto que entienden exactamente lo que la gente quiere decir. ET entrevistador no puede dar por sentados supuestos y compren- siones del sentido comtin que otms personas comparten. Deuts- cher (1973, pdg. 191) explica cémo palabras aparentemente cb- jetivas pueden tener diferentes significados culturales: Cuando un camionero norteamericano s¢ queja a la camarera en el coche comedor porque Ia cerveza esta “caliente” y la sopa ‘‘fria”’, el liquido “‘calien- 124 METODOS CUALITATIVOS DE INVESTIGACION te”? puede tener una temperatura. de 10°C, y el “frie” estar 2 25°C... La nor- ma para los mismos objetos puede variar de cultura 8 cultura, de pais 2 pais, de region @ region y, para el caso, dentro de cualquier ‘unidad social —entre clases, grupos de edad, #x0s, 0 Jo que s tenga—; una sopa ‘“fria” para un adulto puede estar demasiado “caliente” para un nifio. Los entrevistadores cualitativos deben pedir constantemente a los informantes que clarifiquen y elaboren lo que han dicho, incluso a riesgo de parecer ingenuos. Spradky (1979) coments que el entrevistador tiene que ensefiar al informante a scr un buen informante, alentindolo continuamente 4 propercionar descrip- ciones detalladas de sus experiencias. Durante 1a entrevista se debe continuar indagando pata ob- tener clarificacién hasta que se esté seguro de lo que el informan- te quiere decir exactamente: reformular lo que dijo y pedir con fir- macién; pedir al entrevistado que proporcione ejemplos; sefialar jo que no esté claro para nosotros. También se deben seguir sus comentarios, hasta lograr un cuadro mental claro de las petsonas, jugares, experiencias y sentimientos de su vida. Formule una can- tidad de preguntas especificas: jMe puede decir a qué se parecia ese tugar? 4Cémo se sintié entonces? ise acuerda de lo que dijo en ese momento? Qué estaba haciendo usted? yQuién mas estaba alt? ‘ Qué ocurri6 después de eso? El entrevistador jdbil presenta preguntas que estimulan la: memoria. Muchos acontecimientos pasados yacen profundamente 3 ocultos en el recuerdo y muy alejados de la vida diaria, Trate de imaginar preguntas que recuperen algunos de esos acontecimientos; por ejemplo: jEn esa época, como lo describfa a usted su familia? ySus padres siempre contaban cuentos sobre cOmo era usted cuando estaba creciendo? 7Qué clase de cuentos contaba usted cuando se reunfa con sus hermanos ¥ hermanas? Ast como los observadores participantes pueden pasar a ser mas agresivos en las ltimas etapas de la investigacion, la indage- LA ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD ‘125 .Gién del entrevistador puede hacerse més directiva a medida que aprende cosas sobre los informantes y sus perspectivas. No es poco comin que los informantes no estén dispuestos o no puedan hablar sobre temas que sor obviamente importantes para ellos. En nues- tras entrevistas con Ed Murphy, por ejemplo, é1 se mostré renuente a comentar en términos personales el hecho de que habia sido totulado como retardado mental. En lugar de ello, hablaba sobre el modo en que ¢] rétulo estigmatizaba injustamente a otros ‘“‘re- tardados mentales”. Para conseguir que se explayata sobre la expe- tiencia de sobrellevar ese rétulo, plantearmos preguntas que le per- mitian conservar una identidad de persona “normal”: “Usted es obviamente. una persona brillante; ,c6mo se enredo en una insti- tucion para retardades?”, y “Muchos nifios tienen problemas de aprendizaje; gcémo le fue a usted en Ja escuela?” Durante las en- trevistas con Ed Murphy hubo también oportunidades en que en- frentamos su tendencia a evitar ciertos asuntos. Tratamos de incul- carle la idea de ta importancia de que hablara sobre esas experien- cias, Cuando mostré reluctancia a hablar sobre su familia, le diji- mos algo parecido a lo siguiente: Creo que es importante conocer su vida familiar. Muchisimas familias no saben cémo tratar 2 nifios discapacitados. Pienso que tiene que tratar de hablar sobre sus sentimientos y experiencias. Aunque Ed continué sintiéndose incomodo con algunos temas, finalmente habl6 sobre muchos de los que habfa evitado. Como el observador participante, el entrevistador puede tam- bién utilizar lo que Doughas (1976) denomina “tdctica de la aser- cién en etapas” y otras técnicas de indagacién agresivas. Como ya lo hemos visto, aquella tactica supone actuar como si uno ya “es- tuviera enterado”’, con el fin de obtener mds informacién. CONTROLES CRUZADOS Mientras los entrevistadores cualitativos tratan de desarrollar una relacion abierta y honesta con ‘os informantes, deben estar alertas ante eventuales exageraciones y distorsiones en las historias. Tal como lo sefiala Douglas (1976), en fa vida diaria la gente ocul- ta hechos importantes acerca de sf misma. Cada uno puede “men- tit un poco, engaflar un poco”, para decirlo con las palabras de 126 METODOS CUALITATIVOS DE INVESTIGACION Deutscher (1973). Ademds, todas las personas son propensas a exa- gerar sus éxitos y negar o escamotear sus fracasos, A lo largo de estas paginas hemos subrayado que en la inves- tigacion cualitativa el problema de Ia “verdad” es diffcil. El inves- tigador cualitativo no esta interesado en la verdad per se, sino en perspectivas. Asi, el entrevistador trata de extraer una traduccién mds o menos honesta del modo en que los informantes se ven real- mente a si mismos y a sus experiencias, Shaw (1955, pdgs. 2-3) explica muy bien este punto en su introduccién a The Jack-Roller: También debe sefialarse que la validez y el valor del documento personal no depende de su objetividad o veracidad. No se espera que el delincuente necesariamente describird sus situaciones de vida con objetividad. Por el con- trario, lo que se desea es que su historia refleje sus propias actitudes ¢ inter- pretaciones personales. Las racionalizaciones, las fabulas, los prejuicios, las exageraciones, son tan valiosos como las descripeiones objetivas, siempre que, desde luego, esas reacciones sean adecuadamente identificadas y clasificadas. Después de escribir esas palabras, Shaw cita un célebre aforis- mo de W. I. Thomas (1928, pag. 572): “Si los hombres definen jas situaciones como reales, ellas son reales en sus consecuencias”. En contraste con los observadores participantes, al entreviste- dor le falta el conocimiento directo del modo en que actian las personas que estudia en sus vidas cotidianas. Esto puede hacer que resulte dificil diferenciar tas distorsiones deliberadas y las exagera- ciones groseras, por una parte, y las perspectivas auténticas (que son necesariamente “‘subjetivas” y ‘“‘tendenciosas”), por la otra. Si usted conoce suficientemente bien a una persona, por lo general puede decir cudndo ella elude un terna o simuta, En las entrevistas en profundidad pasamos con la gente el tiempo nece sario como para poder “‘leer entre lineas’’ sus observaciones y son- dear detalles suficientes para saber si estan fabricando una historia. En su examen de The Natural History of a Delinquent Career, de Shaw, Ernest Burgess (en Shaw, 1931, pdg. 240) aduce que la validez de una historia de vida depende de Ja manera en que ha sido obtenida: A mi juicio, la validez def enunciado de actitudes en la historia de vida pa- rece depender esirechamente de los elementos siguientes: a) un documento sobre el que se informa con fas palabras de ka persona, es decir una autobio- grafia escrita o un registro palabra por palabra de un relato oral; b) un documen- to que represente una expresién libre, espontdnea y detallada de experiencias co LA ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD 127 pasadas, aspiraciones presentes y planes pera el futuro; c) un documento obte- nido en una situacién favorable en el que las tendencias al engafio o el prejui- ¢io estén presentes en grado minimo o falten por completo. El investigador tiene también la responsabilidad de establecer controles cruzados sobre las historias de los informantes. Debe exa- minar !a coherencia de los dichos en diferentes relatos del mismo acontecimiento o experiencia: (Klockars, 1977). En la investiga- cién con Jane Fry, por ejemplo, ei investigador controlé la cohe- rencia de su historia. Con frecuencia Jane saltaba de un tema a otro. Puesto que en el curso de las entrevistas se refiri6 varias veces a los mismos acontecimientos, se pudieron comparar versiones di- ferentes proporcionadas en distintos momentos. Asimismo, pata controlar las afirmaciones de los informantes se deben apelar a tantas fuentes de datos diferentes como result¢ posible. En las primeras obras de Ia Escuela de Chicago, los inves- tigadores comparaban regularmente las narraciones de los infor- mantes con los registros oficiales conservados por !a policfa y por organismos de asistencia social. Sutherland (1937) hizo leer la historia de vida de un ladr6én profesional por otros ladrones profe- sionales y por detectives, para obtener sus opiniones sobre la ve- racidad del relato. En nuestra investigaci6n, confrontamos las na- traciones de nuestros informantes con otras de personas conoce- doras y con nuestras propias observaciones y experiencias. Por ejemplo, habiamos realizado una extensa observacién participante en las instituciones en las que estuvieron ubicados Ed Murphy y Pattie Burt. Al redactar la historia de vida de Jane Fry, et investi- gador entrevist6 2 otras. personas que habfan pasado por experien- cias similares. Asf, interrogé a un ex oficial naval sobre la exacti- tud del relato de Jane sobre la vida en ia armada. Al final de fa his- toria de vida, yuxtapuso los relatos de experiencias de Jane con registros’ psiquidtricos, aunque su propdésito era menos controlar fa historia que comparar ideclogfas competitivas sobre Ja transexua- lidad. Probablemente el mejor modo de tratar las contradicciones ¢ incoherencias internas consista en plantear el problema directamen- te. Enfrente a la persona con las pruebas, en términos amables. Quizds usted pueda explicarme algo. En una oportunidad usted me dijo es- to, pero lo que me dijo en otro momento no concuerda con e390. No lo com- prendo. 128 METODOS CUALITATIVOS DE INVESTIGACION Lo que se sospecha que son mentiras o engafios con frecuencia se convierten en desinteligencias o cambios sinceros en las perspec- tivas del informante. Es también importante sefialar, como lo ob- serva Merton (1946) que a veces una persona sostiene modos de ver que son contradictorios desde un enfoque légico. LAS RELACIONES CON LOS INFORMANTES La relacién entre entrevistador e informante es en gran medida unilateral. A través de ella, el entrevistador tiene la oportunidad de realizar un estudio y con él ganar ei status y las recompensas que acompafian a la obtencién de un titulo o a la publicacién de libros o articulos. No esté claro qué es lo que obtienen los informan- tes, si es que obtienen algo, saivo la satisfaccién de que alguien piense que sus vidas y modos de ver tienen importancia. Aunque las recompensas tangibks para los informantes son muy pocas, se les pide que dediquen considerable tiempo y energfa al esfuerzo. A causa de la naturaleza unilateral de la relacién, con frecuen- cia los entrevistadores deben trabajar intensamente para mantener la motivacién de los informantes. El mejor modo de lograr éxito en esa tarea consiste en relacionarse con estos ultimos como per- sonas y no como si fueran meras fuentes de datos. Puesto que se espera que los informantes se abran por comple- to (como si desnudaran sus almas) tienen que encontrar alguna compensacién en lo que los entrevistadores dicen sobre s{ mismos. Probablemente no sea prudente que los entrevistadores no exterio- ricen en absoluto sus sentimientos, Es obvio que el entrevistador no deberd manifestar su opinién sobre cada tema que surja, en es pecial durante las entrevistas iniciales, En algin lugar entre la re- - velacién total y el total mutismo esté el “feliz punto medio” gue el entrevistador debe tratar de hallar. El mejor consejo es ser dis creto ¢n las entrevistas, pero hablar sobre uno mismo en otras sk tuaciones. Hay que estar dispuesto a vincularse con los informantes en tér- minos que no sean los de Ja relacién entrevistador-informante. Los entrevistadores pueden ser ernpleados como mensajeros ertan- 4 tes, choferes, baby-sitters, abogados y, lo deseen o no, terapeutas | Togerianos (si usted es un entrevistador eficaz, est4 obligado a sus citar recuerdos y sentimientos penosos y debe estar preparado para tratar con ellos). En nuestras entrevistas destinadas a recoger historias de vida, ocasionalmente almerzamos o cenamos con nuce LA ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD 129 tros informantes, Este contacto fortalecié ia relaci6n, ademas de permitirnos. conversar informalmente con ellos y aprender algo mas sobre sus vidas cotidianas. Tanto con Jane Fry, una transexual, como con Ed Murphy, un hombre rotulado como fetardado con discapacidades fisicas menores, aprendimos much{simo con la sim- ple observacién dei modo en que la gente reaccionaba a ellos y en que ellos reaccionaban a su vez. En muchos proyectos de entrevistas, los informantes son “‘pe- tros sometidos” (Becker, 1966) de la sociedad, carentes de poder ‘por su status social o econémico. Los investigadores, en contraste, es probable que ocupen con seguridad su status en las universida- des, Por esta raz6n, los investigadores estén bien ubicados como para ayudar a los informantes en la defensa de sus derechos. Cuan- do el college de una comunidad discriminé contra Jane Fry, el investigador. le consigui6 un abogado y Ja puse en contacto con un grupo de derechos de la salud mentai. Como ocurre con cualquier relaci6n, en el curso de las entre- vistas pueden emerger tensiones entre el entrevistador y su infor- mante. No es poco comtn que el rapport deciine durante proyec- tos prolongados (Johnson, 1975). El informante puede cansarse de contestar preguntas, 0 comenzar a ver las entzevistas como una imposici6n en su vida. El entrevistador puede empezar a impacien- tarse cuando el informante se muestra renuente a contestar o elude ciertos temas. Incluso uno de Jos dos puede haberse aburrido. Se debe tratar de ser sensible a los sentimientos y puntos dé- biles de] informante. Cuando usted piensa que algo est4 mal, tra- te de ventilar la atmdésfera expresando sus preocupaciones. A ve- ces es una buena idea hacer una pausa en las entrevistas. Un problema comin en los proyectos en gran escala son las ci- tas canceladas o malogradas. En el estudio sobre la familia, un con- siderable n@mero de progenitores cancelaban las entrevistas en el Qitimo minuto o no se encontraban en el hogar en el momento concertado. El equipo de investigacién introdujo una serie de tac- ticas para impedir las cancelaciones, entre ellas llamadas teleféni- cas el dia anterior a cada entrevista, tarjetas recordando las citas, compra de agendas para algunas familias, llegada con una hora de anticipacién y notas expresando perplejidad cuando las familias nose encontraban. en la casa. Cuando los progenitores incumplie- ron citas repetidamente, se les pregunt6 de modo directo si que- tfan o no continuar en el estudio. Aunque estas tacticas redujeron el niimero de cancelaciones, resulté obvio que algunos padres sim- plemente no querian participar. en el estudio, pero se resistfan a 130 METODOS CUALITATIVOS DE INVESTIGACION decirlo, por una u otra razén. En elLequipo de investigacién se pro- dujeron desacuerdos en cuanto a Io que se debfa hacer con esas familias; algunos miembros sostuvieron que si no querfan partici- par habfa que dejarlas en paz, y otros abogaron por continuar con ios intentos para obtener los datos. A medida que avanzaba, el estudio abandoné a muchas de estas familias cuando intentos Teiterados de concertar citas se fueron frustrando en el transcurso del tiempo. ENTREVISTAS GRABADAS En et capitulo sobre ta observacién participante aconsejamos a los investigadores que confiaran en su memoria para el registro de los datos, por lo menos hasta que hubieran desarrollado una idea del escenario. Adujimos que los dispositives automaticos para el registro podian inhibir a las personas. . Aunque los grabadores, por simple presencia, pueden modi- ficar lo que la gente dice en las primeras etapas de fa investigacion, los entrevistadores pueden por lo general salir de! paso con entre- vistas grabadas, En las entrevistas los informantes son agudamente conscientes de que e! propdsito del entrevistador es realizar una investigacién. Puesto que ya saben que sus palabras son sopesadas, es menos probable que los alarme la presencia de un grabador. Asimismo, el entrevistador cuenta con un lapso considerable para fograr que los informantes se relajen y acostumbren al aparato. En la observacién participante los investigadores interactGan con un cierto nimero de personas, algunas de las cuales nunca llegan a conocerlos, no digamos ya a confiar en ellos. Un grabador permite al entrevistador captar mucho mds que si reposara tinicamente sobre su memoria. Los datos del entrevista- dor son casi exclusivamente palabras. A diferencia de los observa- dores participantes, los entrevistadores no pueden quedarse senta- dos un rato, observando solamente, durante las lagunas en la con- versacién. Es posible que muchas de las mds importantes historias de vida de fas ciencias sociales munca se hubieran escrito de no me- diar el empleo de dispositives de registro electrénico. Oscar Lewis (1963, pag. xii) escribe en su introduccién a The Children of San- chez: ‘El grabador, utilizado para tomar nota de las historias de vi- da de este libro, ha hecho posible el comienzo de un nuevo tipo de literatura de realismo social’’. Estas observaciones no deben hacernos perder de vista el hecho LA ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD 131 de que las personas tienen en general una memoria mejor de lo que sospechan. Aunque en la mayorfa de nuestras entrevistas hemos utilizado grabadores, confiamos en nuestras memorias para regis- trar la sustancia de entrevistas breves, de una hora de duraci6n. Algunos investigadores, como por ejemplo-Thomas Cottle (1972), realizan regularmente entrevistas sin usar grabador. Es obvio que no se deben grabar las entrevistas si ello hace que los informantes se sientan incémodos (Klockars, 1977). Antes de proponer la idea de grabar, hay que relacionarse suficientemente con la persona. Incluso aunque los informantes no presten mucha atencién a la grabacién, trate de reducir a un mfnimo la presencia B de! grabador. Use un aparato pequefio y coKbquelo fuera de la vie _ sién. El mictéfono no debe ser intrusivo; tendrd una sensibilidad suficiente como para recoger las voces sin que sea necesario hablar frente a él, Utilice cassettes de larga duracién para que no sea nece- sario interrumpir la conversacién con frecuencia. : Unas pocas palabras finales de advertencia: rotule cada cassette . Glaramente y antes de comenzar cada entrevista asegirese de que _ $8 equipo esté funcionando de modo adecuado..En uno de nues- tros estudios nos olvidamos de realizar este control antes de algunas de las entrevistas. Cuando posteriormente quisimos escuchar esas grabaciones, resultaron apenas audibles. Nuestro mecanégrafo ni ‘siquiera intent6 transcribirlas, y terminamos perdiendo muchas he- fas teproduciéndolas reiteradamente para recoger los datos. EL DIARIO DEL ENTREVISTADOR Es una buena idea llevar un diario detallado durante el perfodo de entrevistas. E] diario del entrevistador puede servir a varios pro- pésitos. En primer lugar, debe contener un bosquejo de los temas examinados en cada entrevista. Esto lo ayudard a seguir la pista de lo que ya ha sido cubierto y a volver atras, a conversaciones especificas, cuando quiera seguir desarrollando algo que dijo el informante. En nuestras entrevistas con Ed Murphy no hicimos esto y perdimos mucho tiempo escuchando grabaciones y kyendo tanscripciones en busca de puntos especificos. . En segundo lugar, el diario cumple la funcién de los ‘‘comenta- ties del observador” registrados en las notas de campo de la obser- yacién participante. Lo mismo que el observador, el entrevistador ; debe tomar nota de los temas, interpretaciones, intuiciones y con- : jeturas emergentes, gestos notables y expresiones no verbales esen- 132 METODOS CUALITATIVOS DE INVESTIGACION ciales para comprender el significado de io que se dice. Los siguien- tes son ejemplos del tipo de comentarios que deben incluirse en el diario: Por tas caras que ponia, creo que ella ironizaba al hablar sobre su madre, Pero no parecia querer decir nada realmente negativo sobre ella. Es la tercera vez que plantea el tema. Debe ser importante para ella. Ten- go que estudiar esto en el futuro. De algin modo los dos estébamos aburridos esta noche. Sdlo queriamos que la entrevista terminaza. Quizds esto se debié al tema o tal vez ambos esté- bamos cansados hoy. Creo que fui demasiado agresivo esta noche. Me pregunto si dijo esas cosas S610 para que yo no lo apremiara. Debo tenerlo presente cuando repase Ja conversacién. Notas de este tipo ayudaraén a orientar futuras entrevistas y a interpretar los datos ulteriormente. Finalmente, el diario es un buen lugar para llevar un registro de conversaciones con los informantes fuera de la situacién de entrevista. Ed Murphy con frecuencia hablaba extensamente sobre cosas importantes de su vida entre entrevista y entrevista, en contac- tos informales con los investigadores. Tales datos son sin duda sig- nificativos y deben ser analizados junto con los recogidos durante las entrevistas. Es necesario esforzarse por escribir en el diario después de cada contacto con los informantes, y ademds siempre que se crea tener algo importante para registrar. De tanto en tanto repase su diario para redondear una idea de lo que ha cubierto y de lo que ha apren- dido. En varios de los capftulos anteriores presentamos las estrate- gias y tacticas de los métodos de investigaci6n cualitativos predo- minantes: la observacién participante y Ia entrevista en profundi- dad. En el capitulo préximo ofreceremos ejemplos de otros modos de llevar a cabo ta investigacién cualitativa. En ese capftulo cambia- mos ei enfoque, pasando del “cémo hacer” a la descripcién. Nues- tra meta en ¢se capftulo es alentar la creatividad y la innovacién en la investigacion.

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