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Catolica a ub. aS ° & Vm, ~~ Isabel yt Te” ey FH ID per ARIYUTL ISABEL FLORES DE LEMUS cruz “Pre Ecclesia et Ponti Al cumplirse el v centenario del descubrimiento de Amérii Justo rendir honenaje a la junto con Cristobal Colén fué su Principal promotora y colaborado Fa, y la que més se interesé en mandar misioneros para convertir para Cristo los habitantes de las tierras descublertas, ‘Sus grandes vireude y fama te santidad fueron tan eminentes que en 1974 fué tntroductaa en Roma 1 proceso de su beat! Por lo que esparamo: @fa suba a los alta: que sus parientas sta. na de Mungria y Sta, Taabel Reina de Portugal. APOS1 Huso una vez en Castilla una Infantita rubia, de ojos azules con mirada inteligente y bondado- sa. Nacié el jueves dia 22 de abril de 1451 en la enton- ces villa seforial de Madrigal de las Altas Torres, asi Ila- mada porque cien torres coronaban la muralla que la circundaba: Lleva la nina en sus venas sangre de reyes santos, sabios y conquistadores. Porque por parte de su padre, el Rey Don Juan Il, de Castilla, desciende de Fernando III, el Santo, y de Alfonso X, el sabio. Y por parte de su madre, la Reina Dona Isabel de Portugal, de Santa Isabel, Infanta de Aragon y soberana de Portugal, y de Santa Isabel, reina de Hungria. En la iglesia de San Nicolas, recibe la nifia, con el bautis- mo, el nombre de Isabel. Las gentes de Madrigal la llaman ahora: “Santa Isabel la Catolica”. Cuanvo la Infantita tiene tres afos muere su padre Don Juan II. Es proclamado rey Enrique, hermanastro de Isabel, y entonces la Reina madre se retira al castillo de Arévalo, con sus dos hijos: Isabel y Alonso. La vida en el castillo de Arévalo no es alegre para los nifos, porque Doja Isabel esta muy triste. Y Dofia Isabel esta triste al ver que Enrique IV no es buen rey, porque se dedica a divertirse, olvidan- do sus deberes de soberano, que son los de ocuparse del bien- estar del pueblo y el progreso de la nacion. La Rei- na madre es una gran seno- ra, una firme cris- tiana, una ejemplar } s educadora, y se ocupa de at trina Cristiana, Historia, Geografia. que los Infantitos estudien Doc- Musica y Poesia. La Infantita, que es muy habil para el trabajo manual, hila y borda. Le gusta muchisimo montar a caballo. Alguna vez va con su hermano, acompanados de duefias y escuderos, a las ferias de Medina del Campo. U N dia se oye el galopar de unos caballos. A poco anun- cian a la Reina madre: “Senora, jcorreo del Rey!” Se ha estremecido Dojia Isabel, y no sin motivo. Porque el correo trae una carta de Enrique IV, diciendo que se lleva a sus hermanitos a la Corte. Y se los lleva, porque algunos nobles castellanos, viendo que Enrique IV esta hundiendo el Reino, se inclinan a proclamar Rey al pe- queno Infante. Y el Monarca, para evi- tarlo, quiere tenerle a su lado. Enriaue IV se ha casa- do con Dona Jua- na de Portugal que es preciosa pero. muy vanidosa, aficionada a ricos trajes y cos- tosas joyas, a bailes y diversiones, muy lejos del deber de una Sobe- rana, que ha de ser la primera en dar buen ejemplo a sus stibditos Y como los Reyes dan mal ,, elemplo, la Corte no es sino una cadena no solo de torneos, f 4 \ — comedias y corridas de toros, sino 7 de pecados. Por eso, los nifos, arrancados bruscamente del carifio y cuidados de su madre, no se acostumbran a este ambiente. La infanta Isabel se acuerda del castillo de Arévalo. Un dia acude, asustada, a quejarse a su hermano, Don Alonso, porque la pro- pia Reina Dofa Juana y sus damas la han incitado a seguir su mal ejemplo. Don Alonso, aunque es un nino, recor- dando que su madre, la Reina Dojia Isabel, al despedirse, le ha encargado que, como caballero, ha de defender a su hermana, toma su espada, y con ella desenvainada corre al cuarto de la frivola Dona Juana, amenazandola. La Reina toma a risa el gesto del nino, pero nunca mas vuelve a incitar a la Infantita, que se refugia en sus habitaciones, hila, borda, lee, estudia y reza, y como es muy devota de la Virgen Maria a Ella se encomienda con mucho fervor, pidiendo que los guar- de, a ella y a Don Alonso, libres de pecado. Isaset y Alonso se quie- ren con deli- rio. Y desde que los han alejado de su madre estan todavia mas unidos. No saben vivir el uno sinel otro. Pero no les dura esta union, porque los partidarios de derrotar a Enrique IV aprovechan la ausencia del Rey para llevarse a Don Alonso de castillo en castillo y de ciudad en ciudad. Un dia avisan a la Infanta que Don Alonso esta gravemente enfermo en Cardefiosa. Inmediatamente se pone en camino Isabel, y no se separa del lado de su hermano, ni de dia ni de noche, hasta que, el dia 5 de junio de 1468, el Sefor se lo lleva al Cielo. El Principe tenia catorce afos. Transida de pena, la infanta Isabel se retira al convento de Santa Ana, de Avila, para llorar en la soledad y tomar dnimo en la oracion. Pero las cosas del Reino van de mal en peor, y los nobles castellanos acuden a Isabel para proponerle que sustituya al Principe, y acepte el ser ella la Reina de Castilla La propuesta es tentadora. Pero la respuesta de Isabel es terminante: —Agradezco la adhesion de Grandes del Reino y Prelados de la Iglesia, pero mientras viva Enrique IV, Rey legitimo, jamds consentiré en levantarme conya mi rey y sefor natural. Asi, con esta prudencia y esta energia, actua Isabel, que sdlo tie- ne diecisiete afios. Entonces los nobles se deciden a convencer a Enrique IV para que proclame heredera del trono a su hermana Isabel. Y lo consiguen. El dia 19 de septiembre de 1468 se encuentran Don Enri- que IV y Dofa Isabel, con sus respectivas comitivas, en la Venta Avila. El Rey y la Infanta se hacen tres reverencias, y ésta quiere besar la mano del Rey, que no lo consiente, y la abraza con carifio, santiguandola después en la frente. Luego, ante el Obispo de Leén, que es también Legado y Nuncio del Papa, el Rey jura: “Que la legitima sucesion en el trono pertenece a su hermana dona Isabel.” La gentil infantina de Arévalo es ya Princesa de Asturias, como heredera de los Reinos de Leon y de Castilla. Ev dia 19 de octubre de 1469, en un gran salén del pa- lacio de Vivero, en Valladolid, se celebra el matrimonio de !sabel de Castilla con Fernando de Aragon. Asi se va uniendo Espajia. Cinco afios después muere Enrique IV. Dia 13 de diciembre de 1474. En Segovia. Aparece la Princesa de Asturias. Detras de ella, dos lindos pajecillos sos- tienen sobre un almohadon la corona de San Fernando. Ocupa Isabel el trono situado en la plaza. Se levantan los pendones reales, suenan los trompetas y clarines, y los heraldos, a grito de pregén, lanzan a los cua- tro vientos la proclama: “\Castilla! { Castilla! {Por la Reina Dojia Isabel y por el Rey A Don Fernando! ~~ Tiene veintitrés ahos la Reina. Suave y enérgica a la vez, va uniendo los pedazos en que ha dejado dividido el Reino la omisién del deber del Rey Enrique IV. Incansable, la Reina cabalga bajo el sol ardiente de Extre- madura y de Andalucia para, con sus altas dotes de prudencia y de persuasién, someter a los altivos y pendencieros senores que, con sus luchas, estén destrozando el Reino. Sometidos los nobles, los Reyes crean la Santa Hermandad para proteger a las gentes honradas. Asi prosperan la riqueza y el bienestar. Y con su ejemplo la Reina transforma la Corte, y la santifica, y asi recristianiza Espana. Pero, en el Sur, el reino de Granada esta todavia en po- der de los moros. Y, en abril de 1491, después de haber con- quistado a los musulmanes noventa y siete villas y catorce ciudades, salen Isabel y Fernando para lanzarse a la conquista de la capital granadina, que es mora desde hace ochocientos afios. —™ e La Reina misma, con sus hijos, se establece G se . en el campamento. Un dia se incendia éste. Isa- bel, serena, anima a los soldados. Y se recons- truye. Desde ahora se llama Santa Fe. Los moros, que ya han oido hablar de esta mujer extraordi- naria, se asoman a las torres de la Alhambra para ver a esta Reina prodigiosa, cuya sola presen- cia obra el milagro de rehacer un ejército. Es tal la presion de los cristianos que Boabdil, el Chico, que reina en Granada, se rinde. Y el dia 2 de enero de 1492, el Rey moro llega al campo donde estan Sus Altezas, besa las llaves de la ciudad, y se las entrega al Rey Fernando. Este se las ofrece a la Reina Isabel, quien se las entrega al conde de Tendilla, que queda nombrado custodio de Granada y de su Alhambra. ; Después, sobre la 4 torre mas alta de la Alhambra, el Cardenal Mendoza coloca la Santa Cruz. Todos caen de rodi- llas; los primeros, los Reyes. Ahora se enarbolan el pendon de Santiago y el ft estandarte real, mientras > resuena por todas partes el 2 grito: “jGranada por los e : r Reyes Don Fernando y Dona Isabel!” Pero la Reina Isabel no es solo la Reina conquistadora, andariega y gobernante. Es también mujer de su casa. Su hogar es mo- delo de orden y bien- estar. Desde que se ha casa- do, nunca se ha puesto el Rey ninguna camisa que ella no haya hilado y cosido. Es madre ejemplar de cinco hijos: Isabel, Juan, Juana, Maria y Catalindty Los educa en el amor de Dios y busca para ellos profesores de Religién, Filosofia, Historia y Humanidades. Y ella preside muchas veces las lecciones. Los cuidados de la Reina se extienden también a sus doncellas y criados, en quienes fomenta las buenas costumbres, de las cuales ella, la Reina, es el mejor ejemplo. En La Rabida, de la provincia de Huelva, donde el mar es muy azul y la luz muy blanca, hay un monasterio franciscano. Aqui llega un dia un hombre de presencia distinguida, mo- dales corteses y mucho brillo en los ojos. Trae un nino de la mano, que es su hijo. Los religiosos de San Francisco le ofrecen hospitalidad, por- que viene fatigado y sediento. El habla a los frailes de un proyecto que ni en Génova, ni en Inglaterra, ni en Portu- gal han querido aceptar. Quiere descubrir nuevas tierras. Fray Juan de Marchena le prote- ge y le busca vale- dores que le dan en- trada en la Corte. A ulti- mos de abril de 1486, Cristébal Co- lon es recibido por los Reyes. A la Reina Isabel le brillan los ojos de entuslas- mo, no solo por las tierras que se puedan descubrir, y que seran de Espajfia, sino también, y sobre todo, porque se ganaran mu- chas almas para Dios. E Isabel empuja tanto que, a pesar de estar en plena conquista de Granada, se decide el viaje. El 3 de agosto de 1492, después de oir misa y comulgar en la iglesia de Palos de Moguer y de encomendarse a la Virgen de los Milagros, ciento veinte hombres, al mando de Cristébal Colon, se embarcan en tres carabelas, la “Pinta”, la “Nina” yla “Santa Maria”, y emprenden la navegacion, impelidos por el afan misionero de la Reina Isabel de Castilla. At clarear el dia 12 de octubre de 1492, Rodrigo de Triana, el marinero vigia, da un grito: “jTie- rra! jTierra!” Alli estaba América. jSe habia descubierto América! Desembarcan. Cristobal Colon cae de rodillas, planta una cruz y, con la espada en una mano y el pendén de Castilla en la otra, toma posesion de estas tierras en nombre de los Reyes Catdlicos de Espara. Colén, en su viaje de retorno, trae con él un indi- to. La Reina Isabel, llena de ternura y de ansias de llevar a Dios a aquellas almas, pone todo su afdn en promover otros viajes. Y siguen los espafoles descubriendo y bautizando tierras. En la isla llamada La Espanola —que hoy es la Republica Domi- nicana— se celebra la primera Misa en América y se funda el primer templo que en América se eleva a la Madre de Dios. Y la primera ciudad cris- tiana de esta isla se bautiza con el nombre de Isabela, en honor de la Reina Cato- lica. Asi veinte naciones rezan y hablan en espafol. Porque Isabel de Castilla es madre de pueblos, y lo mismo que se desvela por la educacion de sus hijos y el bien- estar de sus stibditos, ahora lo hace dictando leyes para los indios, leyes que son un orgullo de Espafa, y una prueba del inmenso amor que encierra el corazon de la Reina Isabel. Auora Espafia conquista las Islas Canarias. Y como el Papa manifiesta el deseo de que las plazas del norte de Africa sean liberadas de los turcos, porque someten a terrible cauti- verio a los cristianos, la Reina Isabel promueve una campana contra el poder musulman en Africa. Patrocinadas por los Reyes Catdlicos florecen la Literatura y las Bellas Artes. San Juan de los Reyes. en Toledo; la Cartu- ja, de Burgos; Santo Tomas, de Avila; el Hospital de los Reyes, en Santiago de Compostela, y la maravillosa fachada de la Uni- versidad de Salamanca, han surgido por iniciativa de la Reina Isabel. Y se introduce la imprenta en nuestra Patria. Nebrija publica la primera Graméatica de la Lengua espafola. Jorge Manrique. Fernando de Rojas y Juan del Enzina componen sus bellisimas obras. Bajo el cetro de Isabel la Catolica nace la Edad de Oro de Espafia. Para Espafia labra Isabel la Catélica un Siglo de Oro. Pero esto no lo ha logrado sélo con su activi- dad constante, sino con su oracién y con muchos dolores, sopurtados con una entrega total a lo que Dios queria. Dios la quiso Infanta huérfana, en medio de una corte desordenada, y ella fue una nina ejemplar. Dios le pidid la muerte de su hermanito, y la Infantita lo acepto sin protesta. Dios la quiso soberana de un Reino hecho pedazos y lejos de la obediencia a la Ley divina, y ella, Isabel, da el ejemplo mas perseverante de vida cristiana, se esfuerza en favorecer la virtud y castigar los delitos. Y Dios le pidié el sacrificio inmenso de ver a sus hijas desgraciadas, y el de la muerte de su hijo, Don Juan, en quien ella tenia toda la esperanza como digno sucesor, y como Reina y como madre, aceptdé valiente y resignada tan terrible dolor. Y ahora lleva cien dias enferma, en Medina del Campo. Vive muy cerca de Dios; y por ello, porque esta muy cerca de Dios, piensa mucho en su pueblo y en dejar disposiciones que, cuando ella ya no viva en la tierra, puedan servir para que el progreso y el bienestar conti- nuen. A nadie olvida en su testamento, en el que repite sus afanes misioneros: “Nuestra principal intencion fue —dice la Reina— la de procurar llevar y atraer a los pueblos a nuestra Santa Fe catdlica.” Y a sus hijos les dice “que no dejen de luchar por la Fe”. Recibe los Sacramentos con muchisimo fervor, y escucha con devocion las alentadoras palabras del Cardenal Cisneros, su confesor, que tanto la ha ayudado en su afan de santificacion. Sobre el mediodia del 26 de noviembre del afio 1504, dofia Isabel mira al Rey. su marido, le sonrie y asi, dulcemente, la gran Reina Doja Isabel la Catdlica entrega su alma al Sefor. Ha dicho la Reina que quiere ser enterrada en Granada. Y el 27 de noviembre parte el cortejo de Medina del Campo. A su paso por las tierras de Espana salen los habitantes a banda- das para saludar a la que Ilaman su buena reina unos, su santa reina, otros. Por la noche se deposita el cuerpo en la iglesia del pueblo donde se llega, y los fieles velan el cuerpo de esta Reina, que, como dice su confesor, el Cardenal Cisneros, “no ha de tener semejante en la tierra, en su grandeza de alma, pureza de corazon, piedad cristiana, justicia a todos por igual”. Por fin, el 18 de diciembre de 1504, entra en Wes Granada el cortejo, cruzando por la misma puer- ta por donde doce anos antes habia entrado Isabel a caballo, a la cabeza de su victorioso ejército. Auiora yace el cuerpo de Isabel la Catdlica, en la capilla real de Granada. Ha reinado durante treinta afios. Cada uno de sus hechos bastaria para cubrir de gloria a un rey. Y todo, gracias al impulso creador de esta mujer llena de talento, de prudencia, de delica- deza, de simpatia, de pureza admirable de conciencia, que cumplié con perfeccién sus deberes de ensenar y elevar amoro- samente a su pueblo. Porque el éxito como Reina se debe a su santidad personal. Por ello decia su capellan. “Por sus oraciones, méritos y santas obras. Dios miré benignamente a su pueblo y al reino de Espana; y le ayudé, engrandecié, defendio y encumbro".

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