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OSWALD DUCROT | 1 | EL DECIR Y LO DICHO UNICTAT 1 LA ENUNCJACION! 10 Solo en épocas muy recientes la-consideracion sistemstica de la enuncia- se ha vuelto fiabitual, dentro de la lingurstica llamada moderna o cien- tifica?. Aunque diversas obras de Charles Bally o de Henri Frei dejan ya ver esta actitud, Ia popularidad de la enunciacion data de 1966, fecha en que Emile Benveniste publica Probléwes de linguistique générale, Cuya seccién V lengua”. La originalidad Desde el punto: de de los hechos, que const jombre de “habl “I al sistema, ita a menudo por medio del término para denominar el domimoide los hechos, sugiere por contraste que te6rico no debe contener minguna alusion al acto de hablar, Se deriva ‘dea de que este objeto (='la lengua) consiste en un cédigo, enter e-Ja realidad fonica y la realidad psiqui aT), Anscombe, “Délociltvté benvenistienne, délocutvité pénéraliage ~~ BL DECIR ¥ Lo picHo ‘medida en que se cédigé. Pero la si6n alguna al uso, asi como un ss empleo. mm. se caracteriza por un funcionamiento metodologice entre lo obser- ido por las pricticas del lenguaje) y el objeto tebrico que se construye para explicarlo (objeto que puede seguir denomindndose lengua”), se piensa que este objeto comporta de una manera constitutiva indicaciones referidas al acto de hab! eacin de las diferentes Contendria una descripeion general y una clasifi- fi como también pmo propios o imponer a los _ ‘que muchas formas gram palabras del léxico, giros, y construcciones tienen la caracteri de que, al hacer uso de ellos, se instaura, 0 se contribuye @ instaurarrelaciones | 25 entre los interlocutores. La lengua puede seguir considerindose > como un cbdi medida en que este Gltimo sea visto como un-repe de comportamientos sociales (asi como se habla de un cédigo de la co y no ya como aquel que sirve para selalar contenidos de pensamiento. ‘TERMINOLOGIA Decir que una serie lingistic cenunciado, equivale a decir, en pr se ha presentado como asumiendo Supongamos que nombre Pedro no con: locutor no aceptaria tener que ju que la ha pronunciado para formular se va.a declarar comprometido, en lo que conciema a la ia de esa pregunta tomada en su totalidad. Tempoco el seg- mento: “Pedro vino”, considerado dentro de la serie precedente, constituye tun enunciado, ya que el objetivo explicito del acto del habla no residia en averiguar la venida de Pedro sino en la. int lo tanto, para cons totalidad de la serie, Esta primera condicién fja una ciado; se aflade a ella una segunda ficarse por haber pronuncia pregunta que ha form: ‘midad 0 pertine lidad, diremos que esta serie constituye no uno sino dos enunciados. Tal ENUNCIACION ¥ ARGUMENTACTON giistica. Resulta de ello que esta decision depende de lo que se entienda por structura lingiisica”. Si pensamos que ésta es una sucesién lineal de pala- bras, ser necesario y suficiente con que los dos enunciados estén compuestos de las mismas palabras alineadas en el mismo orden. Pero no ocurre lo mismo si introducimos relaciones mis complejas en la tiocion de estructura; podemos imaginar que la misma serie de palabras pueda corresponder a organizaciones ‘muy diferentes y por ende a oraciones diferentes, y asi también, que oracién, De esta manera, nada tiene de absurdo (ni tampoco de evidente) de- cir que el enunciado “Pedro vino para e307” realiza la misma oracién que el enunciado que habiamos tomado como ejemplo més arriba. Deduciremos de esto que las oraciones, entidades abstractas, no pertenecen a lo observable, lo dado, sino que son elementos del objeto teérico que se construye con la finalidad de dar cuenta de 1o dado (en términos saustureanos, pertenecen a Jalengu). tenemos que distinguir del enunciado y Ia o sel aconteinintohstrce ‘que const enunciado y enunciacién sa ambigieded de una expresiOn como: “Su \dos que la componian y que contenian quiza indicaciones sorprendentes? {0 el motivo de mi asombro reside en el hecho de que se me haya enviado esta carta, tal como es, ya sea porque su autor no me escribe habitualmente Entendida de esta lo que me somprende no es el enunciado sino la enunci manera, como surgimiento de un enunciado, Ia enunciacién no debe confun- ica, e8 decir, con el conjunto de movimientos 8, de procesos intelectuales, de célculos de medios y de fines que /6 a un locutor a produc io. Mientras que e porinea respecto de mas adelante que, si la ciados, no puede ignorar la enur BL DECIR ¥ LO DICHO . pertenece a lo ot hecho que es preciso explicar. La significacién, en cambio, se postula, como I ‘oracién, nada més que como instrumento explicativo del sentido del enuncia- do, y su tinica justficacion posible reside en a manera como ayuda'a dar cuenta de ese sentido, Esta diferencia tan minifiesta entre el sentido y Ia sig. nificacién desde el punto de vista de sus respe hhace eviden- on de’ que la venida d ién con cierta conclusién (la situacion de discurso es la que especi ilusién). Pero es evidente que la oracién por misma no permite conocerlos. 6 Facil ver que la diferencia entre sen- tido y significacion se debe a la naturaleza de las indicaciones que se transmiten yy no solamente a su cantidad, Lo que la oracién aporta son instrucciones para comprender el enuncisdo. Asi, por ejemplo, en el enunciado anterior, la ora- cién no dice solamente que la venida de Pedro es un indicio de algo (Io cu ‘una conclusion particular, mn para poder comprender. cchazar la nocién habitual de sentido literal, sientendemos por éste una fa leerse ya en la oracion. En realidad, lo que dice el enunciado, Seria imposible comunicar por medio de oraciones, ys {que su significacién consiste sobre todo en instrucciones que ayudan 2 de- terminar el valor seméntico del enunciado; el nico que puede ser objeto de ‘comunicacion es ese valor.) Es preciso efectuar, ademé: Ja enunciaciOn; se trata de la de que se confundan a menudo las dos nociones y se las considere eo!n0 ras variantes de la nocién general de receptor. Los auditores de un enut son todos aquellos que pot una razén 0 por otra lo-oyen.o, en un sentido mis limitado, lo escuchan. Por ‘no es necesario compfender un enunciado para saber quién es su auditor, porque es suficiente con conocer las circuns- tancias en que fue producido. En cambio, los alocutarios son las personas & las que el locutor declara dirigirse. Se trata, por consiguiente, de una funcién que el locutor confiere @ tal o cual persona por la fuerza de su mismo discurso, ENUNCIACION ¥ ARGUMENTACION sncias no basta para deter- ‘de Rousseau (* jOh, ") sin que se ne- >, Ios lectores) reales 0 virtuales. pueden no ser alocuta- ), Chrysale tiene buen cuida- do de dirigise solamente a su hermana Bélise para criticar las pretensiones. cientificas de las mujeres ya que de su hermana nada teme. Y como mantiene su temible mujer, Philamninte, en el estatuto de auditora, puede dejar enten- hhace blanco de sus eriticas. Del mismo modo, si un niflo quiere “una nota picante” en la conversacién que sus padres mantienen presencia, te-hablamos de las lenguas utilizan marcas especiales para des rio. En francés, tenemos el pronombre fu {ti}. Si A se dtige a B delante de , designa a B por medio de un tu y aC por medio de un dl (61] (segin los casos, puede experimentarse este if como agresivo en la medida en que excluye C de Ja comunidad que constituye ef habla). Es el cao, también, de la prepo- (por oposicion a devant [delant sin “X habla a Y", El slocutario es también el que denota la funciOn gra ", que corresponde a Pedro y amaldito en“Pedro, iqué pa y “Maldito, ;dénde estén mis pantuflas?” (el sintagma el maldito, que es una pura exclamacién, no tendria forzosamente la misma funeiéa), Por otra parte, la teorfa literaria debe describir los procedimientos que el autor emplea para transformar al lector de un libro o al espéctador de una obra de teatro en alo- cutario, Puede asf interpelarios directamente 0, para marcar, por el contrario, que no quiere dares la funcién de alocutaro, ditigizse a cualquier o Nos faltan todavia dos pares (por lo menos) de nociones, que son indis- pensables: la oposicion del enunciador y el focutor y 1a oposicion, paralela, del destinatario y el alocutario, La necesidad de estas nociones aace de Ia lad que ofrece el lenguaje, y que el discurso explota cons- palabra” a personas que so son 2 persona que habla, diferentes de la que produce efectivamente e] enuncia la responsabilidad de 1o_qui s dice, segin él, 1o que se 3s simple, aunque no el mis frecuente) de un discurso no distanciado, el enunciador es el locutor y EL DEGIR ¥ Lo DICHO locutor, o también un tercero. Daremos algunos ejemplos. Puede ocurrir que un locutor formule él mis smo las preguntas a las que tiene ganas 0 se cree obligado a responder, Ast, algunos psicélogos han observado que. algunos nifios que quieren hacer saber in virtuosa~ tienen tendencia a “ha ran. Un nifio, que v8 a sen representa a su madre como En el discurso del ni primer enuncjado, y el nif impresion de que B se asombra de su presencia, le dice: {Por qué estoy aqui? Porque me gus locutor de la pregunta es su destinatario, y el slocutario es el enunciador de la pregunta, Encontramos el mismo procedimiento en el dicurso universitario. Para anunciar las partes principales de su prOxima expo- sicién, el autor formula una serie de preguntas, es decir, se las hace formular un lector interesado (y por i) que accede de ese modo a la condicién de enunciador. El doble sentido de la palabra question® es si tivo a este respecto: se trata de una cuestiOn (que se considera como del discurso) pero se la formula (considerindola como una interroga i wero el feos que Ta (mas e los interlocutores es incitan a comprender ‘muchos enunciados negativos como mes de los enunciados afirmativos correspondie ior fitiio. Un cjamplo de ello son las estricturas retificativas como: “No es francés, ino belga”. Si observamos sus condiciones de empleo, vemos que, para utiizarls, tenemos que imaginar que alguien hal do Io que nosotros negaos. El enunciado que tomamos como ejemplo const cie de diflogo cristalizado en que un envinciador “Jos enunciados se ENUNCIACION Y ARGUMENTACION La telacién de contrarios se da con la afirmacién que se niega en el primero y que cons tanto una especie de presencia a pesar de la negacién de ue €s objeto. También en este caso obtenemos una buena explicacion de los hhechos si describimos el enunciado negative como conteniendo a la vez una in, euyo enunciador es a veces el alocutario, a veces tn tercero, y un La‘idea de que una afirmacién subyace al enunciado negativo es una idea ‘motivada desde el punto de vista lingifstico pero ademés, es aclaradora desde el punto de vista psicolégico. Para reconocer esto, no es necesario sostener, con Freud, que esa afirmacién constituye la verdad del enunciado, que ex: se0 inconsciente, y que la negacién es solamente una formalidad superficial impuesta por la censura para que la afirmacién pueda hecerse ‘Aun limiténdose ala superficie, es suficiente tratar de expli idenan en el discurso. Se veri a menudo que la negacion, uun desarrollo que, en virtud de ciertos principios de podria llegar a la conclusién A. En la primera Bgloga de Virgilio, Melibeo com Para su lamentable suerte con la prosperidad de su amigo Titiro, y agrega: ‘Non equidem invideo {No siento envidia en absoluto”). Para dar una co- herencia interna al discurso de Melibeo, hay que aceptar que la negacién en este caso refuta In conclusion: “Sin duda, sientes envidia”, que Melibeo atribu- ye au amigo Ti DOA si dentro de ramente, Suponga- ‘mos, en efecto, que un locutor A quiera informar a su alocutario de las pala bras pronunciadss por B. A va a decir, en estilo directo: “B dijo: le desocu- a ©, en estilo indirecto ligado: “B dijo que la desocupa- iuido”. En ninguno de los dos casos B desempefia el rol de del discurso de A. La tinica afirmacion que se hace tiene labras anteriores de B; A es el enunciador de esta afirmacién, ‘s® presenta como responsable de ella, tanto como si se tratara de una afirma. cién que tuviera que v ahora que A dijera: “La pe iin B, la desocupacion habria disminuido”. En es deja de ser el habla de B (ya no puede deducirse nada de ella como conclusion, hhabla que ademé: 3) para residir en econém esocupacidn y deduce de ello so sobre Ia realidad y no sobre pero de un bla se da s un enunciador que no coincide con el lo- BL DECIR ¥ LO DICHO te en referie palabr explicita del discurso no con sas. Las figuras integran en un discurs ese procedimiento son 1a apel la autoridad como “e Para demostrar que una absurdos, que se atribuyen ter absurdo de su discurso termina por hacer revel: ‘concesién so integra también en el mismo esquema. El enunciado concesi- yo, que introducimos a menudo por medio de aunque 0 seguido de pero, es * a menudo el do un adversario, real 0 ficticio, al que damos la palabra, y al cual incluso permitimos por un momento que argumente en direcciOn opuesta res- ppecto de aquella que corresponde a la conclusion que quisigramos extraer. Es asi, que siguiendo una estrategia esencial el derecho a la palabra, que reconocemos al otro, como un refuerz clusién que nos va a oponer a él, conclusion que va @ pa ‘adm, ya que no ha temido hacer tersubjetivas pueden realizarse en ica porque la enun- ciacion no se confunde con la mera emisiOn de palabras, ya que! locutor puede cceder el lugar de enunciador al aldcutario o a un lercero y ocupar el del de natario. EL SENTIDO DEL ENUNCIADO ‘COMO DESCRIPCION DE LA ENUNCIACION jue acabamos de proponer, la nocién de enue ir el sentido de los enunciados (considerado co- a recibir una explicacion) como pa 10 por medio del cual de imagen que ‘mo una descripcién de su enunciacién: tho historico 1 locutor construye para el alocutario ‘en que consiste la aparicin del enunciado, En el centro de esta definicién esta presente la idea de que el locutor habla e Ja enunciacién, incluso en los enunciados que pueden aparecer a primera vista més “objetivos”. Historicamente, debemos vincular esta tigaciones de E. Benveniste sobre neral, I, cap. XX), aun cuando Jas indagaciones de este lingista, eva a poner en duda, al fin y al cabo, ENUNCIACION Y ARGUMENTACION Benveniste se basa en el hecho por todos conocido de que los pronombres de la primera y segunda persona sirven para designar, respectivamer gue esté hablando y a aquél al que se habla. Se deriva de esto que la ut de estos pronombres implica siempre una alusién @ nuestra propia habla, a la instancia.del discurso dentro de Ia cual los utilizamos. El momento dificil del razonamiento de Benveniste se produce cuando este autor, después de estable- cer el hecho mencionado y de tener en cuenta que existen pronombres mera y segunda sin a la instaneia del discurso es un rasgo esencial, fundamen mana. Pero esta conclusion no tiene por qué ser necesaria “rasgo osoncial” un rasgo que reviste su caricter de necesidad en’ contenidos que esa habla comunica. Se puede siempre replicar a es en todas las lenguas, saca la conclusién de que Ia alu- del habla hu- rir a yo y a fi para designar seres particulares es un mero procedimiento cu- ya universalidad es expli se Dupont dirfa “Dupont esté triste”, y para decir ‘La persona presente en mento se llama Dupont”, Por lo tanto, si queremos sostener la concl i Benveniste segin la cual la alusion a Ia instancia de discurso es esencial al ha- bia, tendremios que disociala de su argumentacién y rio apoyarnos en ion referencial de palabras particulares (pronombres personales, 0 de como aqui y ahora), porque en ayuda de otras palabras. De un modo mis general, la alusion. no €s consttutiva del sentido det enunciado porque este sen- indicaciones que serfan imposibles de comunicar si no fuera on en la que se habla, Para defender la tess de Benveniste, hay que sostener que el sentido mismo consite en ua ‘escripcién de Ia enunciacién: por ende, Ia alusién que el sentido hace a esta litima se debe a que habla de ella y, en esta medida, no consist en un proce- dimiento sino en una necesidad, Vamos « encontrar un primer argumento si examinames Jo 41 lenguaje, siguiendo a J. L. Austin, laman “actos ilocutorios”. ‘que podemos querer efectuar produciendo un enuncia 3 actos ilocutorios (preguntar, afirmar, ordenar, promet rios (consolar, confumdir, hacer creer. ..) Lo que za fundamentalmente a los primeros es que un enunciador no puede efectuarlos sin intentar hacer saber al destinatario que é1 los efectia. En cambio, podemos consolar a alquien ocultindole que Io consolamos; pero no podemos interrogar- Jo o darle una orden sin intentar al mismo tiempo hacerle saber que es estos actos, su relacién necesai Aliffcll no considerarlos como por medio de tos cuales se los efectia iegrante del sentido de los enunciados EL DECIR ¥ LO DICHO Pero veurre que la realizacién de un acto ilocu 3s ésta una segunda ccaracteristca) contiene necesariamente una califica la enunciacién. Dar una orden equivale a pretender, por un lado, que el destinatario esté obligado a cumplir determinada accién, y, al mismo tiempo, que esti obligado a ello Como consecuencia de la enunciacion que vehicula ciador ordena a alguien que venga, atribuye a su propia habla el poder de crear cen el destinatario una obligaciOn que éste no tenfa antes de entonees, Ocurre Jo mismo con la pregunta. Preguntar a alguien: * ;Qué has hecho?” equivale a ‘caracterizar el acto mismo constituido por la produccién de esas palabras co- ‘mo una obligaci6n que lleva al destinatario a adoptar cierto tipo de comporta- ‘miento lingivstico (en este caso, decir lo que hizo). Estos ‘ran la implicancia de Ia hipOtesis, al sentido de un enunciado ser un sideremos que ese sentido se constituye en base a un califcacion cimiento en que consiste la aparicion del enunciado. Se describe cimiento como ereador de abligaciones, es decir, como productor de formacién juridica de la situacién de los interlocutores. Para examinar de qué modo la calificacién de la enunciacién es constitu tiva del sentido, se puede tener en cuenta también lo que J. C. Anscombre y ©, Ducrot aman “argumentacién”. Muchos enunciados no pueden compren- derse si no acoedemos a reconocer que el enunciador alimenta la intencion abierta de Hevar a su destinatario a sacar cierto tino de conclusiones, Compare- ‘mos, por ejempio, un enunciado de (i): “Pedro comi de (2): “Pedro comié un poco”. No se diferencian proporcionan: La Gnica manera en que se hace posible oponerlos consiste en fobservar que no se presentan a favor de una misma conclusion, Un enunci- dor que utilizara el primero con la intencién declarada de incitar a su desti- natario a haoas que Pedro almuerce pensaria que el segundo enunciado, por @l contra, incta x no invtarlo (de tal modo que, si quisiera a la vez usar (2) y sugerir abiertamente ufa invitacion, deberia recurrir a un pero: “Pedro ‘ha comide un poco, pero no importa, invitalo”). Si admitimos, por lo tanto, que un enunciado ae (1) y un enunciado de (2), producidos en la misms Situacién, tienen sentidos diferentes, parece dificil no pensar que la intencion argumentativa ee consttutiva del sentido. Para que esta conclusiGn pueda contribuira la tess que defendemos aqu, za que el sentido es ealifleacion de la enunciacin, hace f lo invite & almorzar. Pero el uso de due ver en este caso con la niobra, con Ia manipulacion, ya que dad a la que se apunta ‘mente es contraria a la que se finge tener: con (2),"“fingimos” que no estami ENUNCIACION ¥ ARGUMENTACION queda de [a invitaciOn, Por lo tanto, lo nico que separa a (1) de (2) es argumentativo que se confiere a la enunciacién, Segiin que ramos 2 uno u otro, describimos la enunciacién de tal modo que las influen- cias que ella ejerce son diferentes, Esto nos leva a deducir que un enunciado lo son) habla de su propia enunciacién, diciendo cull es el efecto que intenta provocar. + Diremos algunas palabras acerca de un teroer tipo de fenémeifo en el cual se revela también de qué modo el sentido califica el acontecimiento cons primeros de la enunciaci6n, el locutor y el alocutario, Esto ocurre en lo que hace al alocutario, por ejemplo, siempre que se le da el rol de enunciador,to- das las veces que se lo hace hablar. Asi, si aceptamos que los enunciados ne- sativos postulan un enunciador que aserta lo que se niega nos, ade. ris, que este enunciador se identifica muy a menudo con el alocuterio, debe- mos concluir que, en estos catos, el sentido del enunciado contiene una imagen al’ que se presenta como un hombre eapez de afirmar lo que niega el locutor. La utilizacion de una conjuncién como ya que (“puisque”} te- ne un efecto semejante. Al decir A ya que B, postulamos un enunciador que fect el acto iocutorio indicado por A, y que se basa, para ello, en el hecho de que su destinatario ha afirmado por sf mismo, o esté dispuesto a hacerlo, la proposicin afirmade en B. Un enunciado: “Saige, ya que hace buen tiem: po”, presenta de este moder # un emuncisdor que aconseje al dastinatario que salga y basa esta orden en el hecho de que el destinatario supuso o reconocio que hacfa buen tiempo, proposicion que el enuncisdor puede no asumir por cuenta propia. (Néteso que no ocurrisfa lo mismo si se remplazara ya que por ‘porque: en esie caso, se anunciarfa el buen tiempo a un destinataro que duda ‘ello 0 que no lo ha pensedo asi). Por consiguiente, tratandose de un discur- en que por un iado se identifica locutor y enunciador y Yy destinaari, la utlizacion de ya que implica ciorta re- decires y ereencias de la persona a la que nos dirigimos observarse que esa representacién del otro y, de una manera mas imagen de la enunciacion vehiculada en el sentido del enunciado firma sino bien se las representa (en el mismo sentido en que puede decirse que cl actor de una obra de teatro no afirma los hechos que se representan en esa obra sino que los representa, o sea, que les confiere una realidad en virtud de Su presencia). Si se admite la concepci6n del sentido que tcabamos de exponer, li nocion de afirmacién o asercién no nos puede servir para definir la relacién ‘que liga a un enunciado con su sentido. No debemos considerar al enuncisdo tendriamos que decir, manifiesta el sentido, Desde este punto de vista, se vielve interna respecto del sentido. Constituye un acto ilocutorio entre ciR Y Lo DICHO €l sentido en sf mismo, es decir, el hecho de que la enut cosas, afirmacion de tal o cual idea, ese sentido no es objeto de asercién sino dde mostracién por parte del enunciado, "LA INSCRIPCION DE LA ENUNCIACION EN LA LENGUA. Acabamos de demostrar que ls lingitice debe tener en enuncia cidn en la medida en que ésta puede representa el sentido de los enancia Pero-también debe permitir que se explique ese sentido, basindose en nificaién de las oraciones y en ls eircunstancias del hebla. Ahora bie xazones para que accedamos a reconocer que en este conjunto de instr que constituye la signific de las oraciones existen alusiones a su enuci cidn virtual (podemos expresar esto diciendo que la lengua toma en cuenta la enunciaci). El estudio de los adverbios puede propercionamos un primer ejempl ‘bemos que algunos adverbios o locuciones adverbiales, con exclusin de pueden referse a un acto docutorio efectuado en un enunciado en el que han hecho su aparcién. Ocure esto sobre todo cuando encabezames una oracién con locuciones como sinceramente, para ser imparciales, confiden- i alguna de estas expresiones delante de ones restaurant sea excelente sino la afirmacion que hacemos acerca de esa excelencia, afirmacién a la que se califica de sincera, imparcial, confi- dencial oa la que se presenta como un resumen. Estos usos adverbiales participan en esa calificaci6n de Ia enunciacion ya implicada (cf. swpra) por la realizaciOn de actos ilocutorios como la afirme cién, Pero debemos notar que toda locucién adverbial no es susceptible de esta funcién, aun cuando se aproxime mucho a las anteriores desde el punto de vista seméntico, Por ejemplo, no podemos remplazar éstas, en el rol que les hemos conferido, por con sinceridad, de un modo imparcial, misteriosa- ‘mente, brevemente. Se deduciri de ello que un uso enunciativo de Ios adver- bios no es algo que se agregaria a la lengua como un elemento més sino que esté previsto en su organizacién gramatical interna. Aun cuando s dé el sentido ‘mds restringido al término “lengua”, nos vemos obligados, si queremos descri- birla, a describir algunos de esos elementos como predicados potenciales de Se nos impone la misma conclusion si consideramos la existencia de me- canismos exclamativos en muchas lengua (ude tod), Pande stare de gir0s sintécticos, los que permi iplo, dar a la afirmacion de que X cs muy amable un aparenca “sbjetva" “expres” formuldndls como: jQué amable es XI, iX es de una amabilidad!, ;X es tan amable! ENUNCIACION Y ARGUMENTACION {Como describir el efecto semantio de estos giros? Es indudable que no tien- den a marcat diferente del que puede mar- car, por ejemplo, el adverbio muy. Mis bien, sirven para construir una ima- sen de la enunciaciin; gracias a estos giros, tenemos la impresiGn de que la enunciacién le ha sido “arrancada” al enunciador por lo que experimenta; Ia admiracién que siente por la amabilidad de X parece impelirio a hablar de esa amabilidad, su habla se presenta como casi involuntaria, provocada por un jento al que expresa més que declats, sonstrucciones exclamativas, provistas d ilidad de evitar el pronuncis desenipefian siempre la mism: ‘desprecio por medio de una entonacién y no por medio de una declaracién cién al manifestarla, que hemos dejado que se manifieste por sf mismo, como si hubiera desbordado del corazon desplazdndose hacia los labios. Asi, los tres ‘componentes principales de la lengua, sintaxis, éxico y fonética, implican pro- ccedimientos especiales que permiten al locutor, dentro de un enunciado, des- cribir a enuncizcién de éste como si fuera necesaria, no arbitraria (Jo cual no impide que estos procedimientos, al igual que las otras entidades lingistcas sean ampliamente arbitrarios). Daremos un iltimo ejemplo, que se refiere a un fenémeno muy diferente, pero que muestra también la inscripci6ri del hecho general de Ia enunciacién en Ia lengua Las marcas de la enunciacin que hemos mencionado hasta ahora son entidades lingifsticas consideradas aisladamente (palabras, construcciones 1). Nos referimos ahora a relaciones entre entidades ficamente, a una relacién particular, Ia derivaci6n de- mera vez esta nocion en el cap. XIII ir que el signo Sz se deriva del signo Sy equi- ‘una semejanza (y eventualmente una idad) entre sus signifi 1 ¥ Tz y, por otra parte, a decidir que S, debe intervenir en Ia descripciin que se da del significado E de Sz, pero no te modo, decir que cxsita (Sq) deriva de cast (S,) equivale a significado Ez de caslia se representa, respecto del significado squefia casa” y que se rechaza representar aasa como “gran "En este ejemplo, el vinculo entre E y 8; tiene su razén de ser en que E; se percibe como una particularizaciOn del significado Ey de Sy; a ve- ces, tambin se hace intervenir el significante T, de Sz en la representacion de S. Consideremos el sir como Sy y el verbo americano to sir como S;. Es posible pensar que el segundo deriva BL DECIR Y Lo DICHO See eee een Si mca sae tmsary me cuando ba stn aS; 00) del significado E, de S, no es solamenti alusin a la produccién de la serie fénica T, rome En un pine ejemplo de deivaién doe bo cuyo sien Ty es rmerler [aad hace 0 patil”, Pode dom cot 6 au eet manne 1, = Tp = remercery que presenta un sigificado Ey “despedie au ec lx memai rt Hours (Hicaqedcenma| io para despedie a alguien, y en el cual remercier, al mismo te tae acto de marear su grativd(E,), sine para efctuar un cto uy diferente, Tete dene el puto de vte Mtoe como pra dr crn Ge tl que los locutores experimentan en expresign, Padido(y muchos otro demise ) va tener tendencin lvidire ‘cuando la Nous vous remercions, y va a re coat ver , ¥ Yaa retener solamente el des- franaen las formulas alas que penn ame nite muy fete ntereins on no jrcionar un segundo ejemplo para iustrar e6mo una palabra provita de fores vineulados con la enuncicion se incorpora don. Sea § la iacion se incon ificacion, palabra vive [vival,subjuntivo del verbo vine vii. Em rr Gado Ey (= "deseo de vida") en férmulas como Vive le ue oe dese larga el de manife una palabra evs S3, que co lor consste simplemente en mani al objeto que se menciona des ENUNCIACION ¥ ARGUMENTACION Vive la guerra! (Ia muerte I electricida ‘como ocurria en el ejemplo ant de las fbrmulas inicales que hace que olvidemos el ia el rey! Podriamos preguntarnos sila mayoria de las mno fueron alguna vez, derivados delocutivos de oracio- ignificacion E, se ha perdido en mayor o menor grado: jones es un acto efectuado al enunciarlas,es una fur es posible una seo de larga vida en interjecciones no son, nes exclamativas cuy’ Jo que queda de estas cién de su enunciaci6n. ‘Cuando Ia interjeccion se sitia en el punto de Hegada de Ia derivacion de- rocutiva, el pasaje de S, a Sp parece llevar de un signo de contenido “més obje- Yio” a un signo de contenido “menos objetivo”, Pero se produce el proceso inverso cuando la interpret iste en el punto de partida (Benoit de Cor. lier Tue quien descubrié este tipo de derivacion). Consideremos la interjec tide Digble! como S;. Su valor seméntico E, consiste en marcar le confusién Sun enunciador ante un hecho que lo desborda. Segin Commulier, de Ss se Seivd dlablement (Sq) cuyo significado E, reviste una apariencia més “obje- SEa ge asemeja al de los intensifiadores como eres [may] o vraiment [real Monte]. Podemos explicar este hecho descrbiendo Ea del modo siguiente Ti modificar un adjetivo por medio de diablement, se significa que la calidad Gue ese adjetivo express alcanza un grado tan elevado que “arranca” al enon Gor la interjeccion Diable! Un hombre diablement intelligent {un hombre crdemonisdamente inteligente] es un hombre que posee una gran intligen- Girque, cuando me la hago. presente mentalmente, no puedo evitar enunciay se nos presente as{ como calificada por el discurso define por derivacion delocutiva pertenez~ ropiedad, prueba siempre que la lengua ones los valores producidos por el ‘campo de la tiene tendencia a incluir en sus significac Hecho enuneiativo, Un problema de la semantica actual reside justamente en wiper hay sigificaciones primarias que no tendrian ese origen, o silo dicho hoes siempre una especie de cristalizacion del deci. Cualquiera sea ‘a aeste problema, existen en la lengua tion come para comprender que los locutores hag feurso al hecho mismo de su habla, qu J que encadenen sus enunciados no solamente en rclacién con tas informacio: 4S ue Gatos vehiculan sino en relacién con los acontecimientos en que esos cemunciados consisten Ja enuncis-

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