durmi en el desierto del olvido. En ese mar la verdad lo ilumin todo, tu voz entre espacios que destin al secreto. T en mi sueo sofocante, habitando un pequeo espacio de la madrugada, derramar sudor, pensar en ti, imagino flores que ruedan en tu espalda. Me es funesta la lejana, la distancia, maldigo un tiempo aejado que quisiera detener, usurpar los minutos, los segundos, necesito tus ojos construyndolo todo, mi habitacin: t, yo y el amanecer. De nuevo la grieta en mi nostalgia, tu cuerpo de blanca miel, solo me bast un da para grabar en ti mi recuerdo, solo te bast un da para quedarte en mi piel. El idioma es imperfecto, soy hombre, eres mujer. Un enorme camino de surcos y rechazos de juegos y batallas de bosques no iluminados al anochecer. Luego, el recuerdo nos alimenta en la lejana de las ciudades, emanando fra desilusin mordaz, desesperados, buscndonos, abandonados, negando lo que hemos encontrado, por miedo, incapaces de reconocer que las sombras se iluminan con el fuego del deseo en un trance, hasta enloquecer. Beto Rojas. Agosto del 2013. 1:00 am