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CONMIGO
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Ignacio Larrañaga
OBRAS DEL MISMO AUTOR
IGNACIO LARRAÑAGA
Miiéütrame tu rostro
Escrito en el año 1974; 77 ediciones
VA silencio de María
Escrito en el año 1976; 74 ediciones
Sube conmigo
Escrito en el año 1978; 52 ediciones
El Hermano de Asís
Escrito en el año 1980; 33 ediciones
Del sufrimiento a la paz
Escrito en el año 1984; 32 ediciones
Encuentro. Manual de oración
Escrito en el año 1984; 44 ediciones
Salmos para la vida
Escrito en el año 1985; 10 ediciones
SUBE CONMIGO
Para los que viven en común
ISBN 950-724-367-4
© 1993 by LUMEN
Hecho el depósito que previene la ley 11.723
Todos los derechos reservados fflBII
LIBRO DE EDICIÓN ARGENTINA Editorial LUMEN
PRINTED IN ARGENTINA Viamonte 1674 (1055)
r 49-7446 / 814-4310 / FAX 54-1-814-4310
Buenos Aires • República Argentina
EL AUTOR Y SUS OBRAS
Nacido en España, casi toda la vida sacerdotal de Ignacio La-
rrañaga transcurrió en América Latina. En los últimos años se
ha convertido en un poderoso instrumento del cual Dios se está
sirviendo para la transformación de las Comunidades religiosas
en los países de América Latina, principalmente en Brasil, Chi-
le, Argentina, Venezuela... mediante los Encuentros de Experien-
cia de Dios (seis días) y la Escuela de oración (quince días).
Sus libros —de gran éxito en muchos países e idiomas— llevan
el sello típico de lo vital: claridad, profundidad y realismo. Sube a nacer conmigo, hermano.
Dame la mano desde la profunda
zona de tu dolor diseminado.
Pablo Neruda
Salmo 132
DESTINATARIO
EL AUTOR
CAPITULO I
SOLEDAD, SOLITARIEDAD,
SOLIDARIDAD
Viaje al interior
Para comprender bien lo que estamos diciendo, se e irrepetible, en el sentido de mi singularidad, de mi mis-
han de eliminar ciertos verbos como entender, pensar... midad. Sólo yo mismo, y sólo una vez.
Y debemos quedarnos con el verbo percibir, porque de
eso se trata, precisamente: de la percepción de mí mis- Buber dice estas palabras:
mo. Tampoco podemos hablar de idea sino de impresión.
¿Cómo es eso? ¿De qué se trata? Se trata de una
impresión, en la que y por la que, yo me poseo a mí mis- Cada una de las personas que vienen a este
mundo, constituye algo nuevo, algo que nunca había
mo. La persona queda, concentradamente, consigo mis- existido antes.
ma. Es un acto simple y autoposesivo, sin reflexión ni Cada hombre tiene el deber de saber que no ha
análisis, como quien queda paralizado en sí mismo y con- habido nunca nadie igual a él, en el mundo, ya que
si hubiera habido otro como él, no habría sido nece-
sigo mismo. A pesar de todo esto, explicado así, se parece sario que naciese.
al egoísmo, no tiene nada que con él, antes bien, es todo Cada hombre es un ser nuevo en el mundo, lla-
lo contrario, como se verá en el contexto de estas pági- mado a realizar su particularidad.
nas.
bajando en círculos concéntricos, llegaremos a un algo, Y así quedo frente a mi propio misterio, algo que
por lo que, somos diferentes a todos, y nos'hace ser idén- nunca cambia y siempre permanece. Por ejemplo, me en-
ticos a nosotros mismos. señan una fotografía mía, de cuando tenía 5 años, y aho-
Por ejemplo, si observamos a un agonizante, nos- ra tengo, vamos a suponer, 50 años. Comparo mi figura
otros percibiremos que el tal agonizante es, en su inti- actual con aquella figura de cinco años, y digo: ¡ qué fi-
midad, un ser absolutamente solitario: por muchos fami- sonomía tan diferente! Dentro de la permanente renova-
liares que estén a su derredor, nadie está "con" él; en su ción biológica de aquel cuerpo de cinco años, no queda
intimidad, nadie lo acompaña en su travesía, desde la en mí ni una célula. Sin embargo aquel (de cinco años)
vida hacia la muerte. soy yo. Y yo soy aquel. A morfologías tan diferentes se
El agonizante experimenta, dramáticamente, el mis- aplica el mismo yo. La identidad personal sobrevive a to-
terio del hombre, que significa ser soledad, el hecho de dos los cambios, hasta la muerte, y más allá. ¡ Mi propio
estar ahí, arrojado a la existencia, y el hecho de tener misterio!
que salir de la vida contra su voluntad, y no poder hacer
nada para evitar eso. Experimenta la invalidez o indigen-
cia, en el sentido de que él está rodeado de todos los
seres queridos, y nadie de ellos puede llegar hasta aque-
lla soledad final, ni tampoco pueden llegar hasta allá las
lágrimas, los cariños, las palabras y la presencia de sus
familiares. Está solo. Es soledad.
Lot fugitivos
cualquier refugio, con tal de escaparse de su propio mis- Así como el enfrentamiento del h o m b r e con su pro-
terio y problema! pia soledad, lo abre, en u n a reacción gozosa, al misterio
del hermano, la solitariedad, al contrario, sumerge al
h o m b r e en el m a r triste y estéril del aislamiento. Su
Los fugitivos nunca aman, n o pueden a m a r p o r q u e m u n d o es un m u n d o temible, hundido siempre en la no-
siempre se buscan a sí mismos; y si buscan a los de- che.
más no es p a r a amarlos sino para encontrar un refugio Por eso, la solitariedad deriva rápidamente en per-
en ellos. El fugitivo es individualista. Es superficial.
turbaciones mentales por las que se produce u n a diso-
¿Qué riqueza puede tener y c o m p a r t i r ? La riqueza está
ciación de las funciones anímicas, aproximándose fácil-
siempre en las profundidades.
mente, el solitario, al b o r d e de la locura.
La solitariedad recuerda, o se parece, a la invalidez
Existe tan poco a m o r p o r q u e se vive en la superfi- de un niño pequeño, que n o puede valerse p o r sí mismo
cie, igual en la fraternidad que en el matrimonio. La me- para nada, en cuanto a las funciones elementales de la
dida de la e n t r a d a en nuestro propio misterio será la vida. ¿Qué sería de un r i ñ o , en el corazón del desierto
medida de nuestra a p e r t u r a a los hermanos. o de la selva? Sin duda moriría, en una agonía intermi-
Nuestra crisis profunda es la crisis de la evasión. nable.
Escapados de nosotros mismos, vivimos escapados, tam-
bién, de los hermanos. Es preciso que el h e r m a n o co-
mience p o r ser persona, es decir, comience p o r enfrentar
y aceptar su propio misterio.
Los solitarios
Así como hay fugitivos hacia afuera, también hay La solitariedad es, algunas veces, efecto de alguna
fugitfvos hacia dentro. Estos son los solitarios, separados perturbación genética.
de los demás por murallas que ellos mismos levantaron, Otras veces, un sujeto, cuando se siente m a l t r a t a d o
o aislado? por fronteras que ellos, unilateralmente, mar- injuslamente por los demás, o considera que no ha sido
caron. suficientemente estimado, toma la vía del aislamiento
"Sentirse completamente aislado y solitario, condu- como actitud de arrogante venganza, o como bandera de
ce, a la desintegración mental", dice Fromm. autoafirmación.
Cuando la Biblia afirma que no es conveniente que Pero hay otra historia más frecuente. Un individuo
el h o m b r e viva solo, ese solo se ha de traducir p o r soli- llega a u n a comunidad. Pasan los años. A su alrededor
tario. De la esencia de la persona es, tanto ser soledad, no ve más que mundos individuales y noches cerradas.
como ser relación, tal como explicaremos m á s tarde. El h o m b r e se siente inseguro. Y, buscando seguridad,
emprende el viaje hacia sus regiones interiores. Allí en-
cuentra la paz, pero una paz parecida a la de los muer-
tos.
20 Cap. I - SOLEDAD; SOLITARIEDAD, SOLIDARIDAD
2. SOLITARIEDAD 21
Hay personas marcadas con el sello de la timidez.
La tal timidez no nació de alguna "herida" de la lejana replegado, siempre es de noche, y siempre hace frío. Ne-
infancia, sino que proviene desde mucho más allá, desde cesariamente, el hombre acaba por enfermarse. Y una
Tas distantes fronteras de las leyes genéticas Ahora, un vez enfermo, irá caminando hacia el reino de las tinie-
típico tímido es siempre un fugitivo hacia dentro. Esta blas y de la muerte. Allí sólo habitan la tristeza, el vacío,
clase de personalidades sólo se sienten bien cuando se el egoísmo químicamente puro y, en fin, todas las fuerzas
retraen hasta los últimos rincones de sí mismos. regresivas y agresivas.
Nosotros nacimos para salir y darnos. En otras pá-
ginas ^veremos cómo salvarnos del aislamiento.
Ansiedad
Hay personalidades de apariencia ambigua. Unos, en
un primer momento, padecen cerrados. Después de una
larga convivencia, resultan ser personas de profunda inti-
midad y de fácil proximidad. En otros, en cambio sucede La enfermedad típica de los fugitivos, y sobre todo
TcT contrario: en un primer momento, causan la impre- de los solitarios, es la ansiedad, debido a que ella es, fun-
sión de gran encanto personal y de fácil comunicación. damentalmente, vacío, y el síntoma específico de ambos
Y después de convivir, con ellos, bastante tiempo, uno grupos es, también, el vacío o paralización de las ener-
llega a la conclusión d; que la comunicación, con ellos, gías.
sólo se efectuaba en un primer plano, pero aue, en rea- La ansiedad es hija del miedo, y hermana de la an-
'idad, eran cerrados y solitarios, sin saberse los motivos gustia, pero no se sabe, dónde comienzan y, dónde termi-
de tal comportamiento. nan sus correspondientes fronteras. Nace y vive —la an-
siedad— entre la tristeza y el temor, entre el vacío y la
La_ioHtanedad.no es una actitud normal en el creci- violencia, entre la lucha y la inercia. Se parece a la apa-
miento evolutivo de la personalidad. Las energías huma- tía o tedio de la vida, y se pueden sentir ganas de morir
nas, latentes y concentradas en la intimidad de la per-
sona, tienden, por su propia vitalidad explosiva, a abrirse por momentos, pero no es compulsiva ni agitada.
v derramarse en dirección de los demás hermanos. Pero Cuando la ansiedad es de carácter neurótico, signi-
hay algo, instalado en ciertos campos o niveles de la per- fica que tiene hundidos sus raíces en ios conflictos pro-
sonalidad, que bloquea el avance de aauel ímpetu, y las fundos y en los problemas no resueltos.
energías quedan frustradas e inhibidas.
\ Puertas que debieran estar abiertas, quedan semice-
rradas o completamente cerradas, impidiendo la entrada
a cualquier hermano, exceptuando, quizás, algún deter-
minado y exclusivo amigo. Los soldados de un campo de batalla, si el enemigo
está a la vista, sienten miedo, pero combaten. Mas, sí
quedan incomunicados, aislados de la retaguardia por-
que el enemigo les cortó las líneas telefónicas, entonces
El aislamiento o solitariedad se puede comparar a se apodera de ellos la ansiedad y quedan paralizados sin
un lento suicidio. Allí dentro, donde el individuo está saber qué hacer.
n Cap. I - SOLEDAD, SOLITARIEDAD, SOLIDARIDAD 2. SOLITARIEDAD 23
Lo peor de la ansiedad es que ella surge desde pro- La fuente fecunda de la ansiedad es la falta de sen-
fundidades tan remotas y tan ignotas, que e l ansioso es tido en la vida, es decir, el vacío. Tanto los fugitivos co-
una vícfiír.a infeliz que no sabe cómo luchar, contra mo, sobre todo, los solitarios, son ramas desprendidas
quién luchar, cuál estrategia escoger y cuáles son las ar- del árbol de la vida, y m u e r t a s . El árbol es su propio
mas de combate, y él queda ahí, inerte, a t r a p a d o entre misterio. ¿Quién soy? ¿Cuál es el proyecto fundamental
fuerzas cruzadas, y vive tenso, con una tensión que no de mi vida? ¿Cuáles son los compromisos que mantienen;
es la de angustia, p e r o es más profunda y más perma- en pie ese proyecto? ¿Soy consecuente con esos compro^
nente que la angustia. misos y conmigo mismo?
Si usted, al atravesar una calle, se da Cuenta de que Al hecho de ser uno mismo llaman autenticidad.
se le viene encima un coche a alta velocidad, siente mie- Cualquiera que cae por la pendiente de la incoherencia
do, p e r o ese miedo pone sus pies en movimiento para vital, será poblado por las sombras de la ansiedad, sea
colocarse en lugar seguro Pero si, de repente, se encuen- en el matrimonio, sea en la fraternidad.
tra en medio de coches que vienen sobre usted desde to-
das las direcciones, seguramente va a sentirse paralizado
por la ansiedad.
Es -*—la ansiedad— una sensación tensa y latente, en El peor de los sufrimientos —la ansiedad— deriva
que sé j u n t a n la parálisis de la catalepsia con la angus- del peor de los m a l e s : no saber p a r a qué se está en este
tia del parto, el pánico del vértigo con el presentimiento m u n d o . Por eso hemos dicho que la ansiedad se parece
de t¡n temblor áe tierra. a un lecito suicidio y a la región de la muerte. Decía
Nietzsche que quien tiene un objetivo en la vida, es ca-
paz de soportar cualquier cosa. Y yo agregaría que aque-
Se dan diferentes grados y formas de ansiedad. lla vida que sea poseedora de un sentido, j a m á s conocerá
Una es la ansiedad del individuo a quien le comuni- la ansiedad, a! menos aquella ansiedad profunda y per-
can que tiene pocos días de vida o constata que ha sido manente.
calumniado. Y otra, cuando presiente la amenaza de Una comunidad religiosa, sin calor fraterno, sin vida
q u e d a r marginado en el seno de la comunidad, o de que de oración, d u d a n d o de la validez de su trabajo ministe-
ya no es auerido, o de que su "imagen" h a quedado no- rial, sabiendo que se vive u n a sola vez y no sabiendo si
tablemente deteriorada. Cuando, en u n a comunidad, ca- esa sola vez nos equivocamos o no, preguntándose cada
da cual busca su propio r u m b o , y sólo se preocupa de día si ese proyecto de vida tiene todavía sentido o si ya
sus propios intereses, ¡están tan j u n t o s y tan distantes!, caducó, viendo que los años pasan y que la juventud ya
todos ellos sufrirán el asalto de la ansiedad^ a no ser que se fue, y Dios llegó a ser u n a palabra vacía .. . esa comu-
la supriman a base de fuertes compensaciones. nidad, ese h e r m a n o va a ser asaltado y dominado por la
ansiedad permanente.
* * *
*
24 Cap. I - SOLEDAD, SOLITARIEDAD, SOLIDARIDAD 2. SOLITARIEDAD 25
La ansiedad generalizada es un fenómeno típico de que estaban semi-ocultas, por las que vate la pena
las épocas de transición, de las vísperas de caída de las seguir viviendo.
grandes hegemonías y, sobre todo, de todo aquello que Podemos poner en juego nuestra vida por el valor
de algún "proyecto personal", aun cuando no estemos
signifique agonía o desaparición. seguros del éxito. Los miembros de la resistencia
En las épocas de transición, el individuo queda sin francesa en la Europa de Hitler sabían que tenían
suelo firme bajo sus pies, no sabe en que dirección ca- pocas probabilidades de éxito, pero sentían que su
minar, un velo cubre el futuro, y la niebla de la ansiedad objetivo era algo por lo que valía la pena de dedicar
una vida y hasta sacrificarla. Los sufrimientos y la
penetra y ocupa todo su interior. muerte son superados cuando el hombre tiene un
Nunca se vio t a n t a ansiedad en el rostro de los her- IdeaL(i)
manos, y sobre todo, de las hermanas, como en nuestra
época. Derribaron a golpes la muralla de los valores de
la institución religiosa. Los "teóricos" pusieron en j a q u e El sentido de vida, p a r a un religioso es, sin duda,
los valores de los tres votos. Se anunció con tanto des- D i o s ' m i s m o . En la flor de su juventud, el religioso se
parpajo como superficialidad que la Vida Religiosa, co- dejó seducir p o r la personalidad de Jesucristo, se con-
mo institución, ya caducó. Metieron, de contrabando, a venció de que Cristo era u n a causa que valía la pena, re-
los nuevos "profetas", como elemento de reflexión dia-
nunció a otras opciones y d i j o : Jesucristo, mi Señor, me
léctica : Freud, Marx y Nietszche, Llegó la desorientación,
e m b a r c o contigo; vamonos a alta mar, y sin retorno;
el vacío, se les movió el suelo y muchísima gente quedó
i¡ hasta la o t r a orilla!
presa de pánico y ansiedad. No se puede generalizar. Pe-
ro m u c h o de esto sucedió * Desde aquel día, Dios fue, p a r a él, fortaleza en la
debilidad, consuelo en la desolación, todos sus deseos
Nunca olvidaré la expresión ansiosa de aquel vene-
se colmaron, todas sus regiones se cubrieron de Presen-
rable religioso de 70 años, que me decía: he vivido con
cia, todas sus capacidades se transformaron en plenitu-
alta fidelidad los tres votos religiosos, casi durante 50
des y . . . la ansiedad fue desterrada p a r a siempre.
años. Y ahora, al final . . . ¿me dicen que eso no vale
nada? El único problema del religioso es que Dios sea, en
él y p a r a él, verdaderamente vivo. Si esta condición se
El hombre se halla "arrojado" a un mundo in- cumple, p o d r á n amenazar a este h o m b r e los fracasos, las
comprensible. Casi no puede evitar una corriente enfermedades y la muerte. Pero nunca la ansiedad. Dios
subterránea de miedo, con remolinos de agudo pánico. lo liberó del supremo m a l : el vacío de la vida.
Vive en una vorágine de inestabilidad, soledad y su-
frimiento, bajo la amenaza del espectro de la muerte
y la nada. Querría escapar del agobio de la ansiedad.
La falta de sentido es más terrible que la angustia, Desterrados y solitarios
porque si existe un propósito definido de la vida, es
posible soportar la angustia y el terror.
Cuando se pregunta a alguien si tiene designios Vamos, de nuevo, a t r a n s p o n e r los umbrales de la
por los que daría su vida, en la mayoría de los casos
se obtiene una respuesta afirmativa. Hasta el hom- conciencia, para enfrentarnos con n u e s t r o propio miste-
bre más deprimido, si lo preguntamos crudamente: rio.
"Entonces ¿por qué no se suicida usted?", quedará
asustado al principio, y luego encontrará razones,
(') G. Allport, La Personalidad, Barcelona, 1973, pp. 648-649.
Cap. I SOLEDAD, SOLITARIEDAD, SOLIDARIDAD 2. SOLITARIEDAD 27
Aquí estoy. Nadie me pidió autorización p a r a lan- El h o m b r e " e s " , experimentalmente, conciencia de sí
zarme, a mí, a esta existencia. Sin permiso mío, estoy mismo.
uquí. La existencia no se me prepuso ni se m e p r o p u s o : Al t o m a r conciencia de sí mismo, el h o m b r e comenzó
se me impuso. En esto de que yo, ahora, exista y piense, a sentirse solitario, como expulsado de la familia, que
no tengo arte ni p a r t e . Puedo decir que, en cierto sentido, era aquella unidad original con la Vida. Aun cuando for-
estoy " a q u í " en contra de mi voluntad. Estoy abocado m a parte de la creación, el h o m b r e está, de hecho, aparte
a la muerte, igual q u e el día está abocado a la noche. No de la creación. Comparte la creación, junto a los demás
opté p o r esta vida, como tampoco opto p o r la m u e r t e seres —pero no con ellos— como si la creación fuese un
que me espera. hogar, pero, al m i s m o tiempo se siente juera del hogar.
Estoy hundido en la substancia del tiempo, igual que Desterrado y solitario.
las raíces del árbol en la tierra. Yo no soy p o r q u e paso; Y, n o solamente se siente juera de la creación, sino
y el verbo ser sólo se puede aplicar a Aquel q u e nunca también, p o r encima de la misma. Se siente superior —y,
pasa. Sólo Dios es. de consiguiente, en cierto sentido, enemigo— a las cria-
Montado sobre este potro, que es el tiempo —del cual turas, p o r q u e las domina y las utiliza. Se siente señor,
no puedo descolgarme, a u n q u e quisiera—, cada m o m e n t o pero es un señor desterrado, sin hogar ni patria.
que pasa es una pequeña despedida, p o r q u e estoy dejan-
do atrás tantas cosas que amo, y en cada m o m e n t o m u e r o
un poco.
Al tener conciencia de sí mismo, el h o m b r e toma en
cuenta y mide sus propieis limitaciones, sus impotencias
y posibilidades. Esta conciencia de su limitación perturba
su paz interior, aquella gozosa armonía en la que viven
los otros seres, que están m á s abajo, en la escala vital.
Al c o m p a r a r las posibilidades con las impotencias, el
La vida no se nos da hecha y acabada, como un traje.
La vida, yo la tengo que vivir, o tiene que ser vivida por h o m b r e comienza a sentirse angustiado. La angustia lo
mí, es decir, es un problema. El h o m b r e es el ser m á s in- sume en la frustración. La frustración lo lanza a un eter-
válido e indigente de la creación. Los demás seres n o se no caminar, a la conquista de nuevas rutas y nuevas fron-
hacen problemas. Toda su vida está solucionada p o r me- teras.
dio de los mecanismos instintivos. "Un delfín, una serpien- La razón, dice F r o m m , es p a r a el h o m b r e , al mismo
te o un cóndor se sienten "en a r m o n í a " con la naturaleza tiempo, su bendición y su maldición." (')
toda, mediante un conjunto de energías instintivas, afines
a la Vida.
Los animales viven gozosamente sumergidos " e n " la
naturaleza, como en un hogar, en u n a profunda " u n i d a d "
vital con los demás seres. Se sienten plenamente realiza-
dos —-aunque n o tengan conciencia de ello— y nunca ex-
perimentan la insatisfacción. No saben de frustración ni
de aburrimiento.
(') I. Larrañaga, El Silencio de María, p. 217.
3. SOLIDARIDAD
Esencialmente relación
En la Trinidad, cada persona es relación subsistente. Esta comunicación (relación) hace de las tres per-
Quiero decir: cada persona, en aquel Abismo, es pura re- sonas, una común-unidad ("como nosotros somos uno"),
lación respecto a las otras personas. Por ejemplo: el Pa- de tal manera que las tres divinas personas tienen, repito,
dre no es propiamente padre, sino paternidad, es decir, todo en común: tienen el mismo conocimiento y el mis-
un proceso interminable de dar a luz —al Hijo—, de re- mo poder. Pero, a pesar de tenerlo todo en común, cada
lacionarse. Inclusive, para hablar con exactitud, tendría- persona no pierde su mismidad sino que subsiste como
mos que inventar, aquí, una nueva palabra, pater-acción, realidad diferenciada, toda entera. No existe, pues, fusión.
proceso de hacerse padre. Existe unión: identidad de persona y comunión de bienes.
El Hijo no es propiamente hijo, sino filiación, es de-
cir, proceso eterno de ser engendrado. El Padre no sería
padre sin el Hijo. El Hijo no sería hijo sin el Padre.
Pues bien, el Padre y el Hijo se proyectan mutuamen- Aquí está la clave de la fraternidad: ser distintos en
te, y nace una tercera persona, que, en el lenguaje que la intercomunicación de sí mismos, porque no se trata,
estamos usando, se llamaría Intimidad (Espíritu Santo). sobre todo, de intercambiar bienes o palabras sino inte-
Esta tercera persona no sería nada sin las dos anteriores. rioridades. Cada persona divina, como cada persona hu-
De manera que, el Espíritu Santo, es como el fruto de mana, son sujetos verdaderos. Sin embargo, son, deben
una relación: es como la Plenitud, la Madurez, la Perso- ser, sujetos que dan y reciben todo lo que tienen, y todo
nalización acabada. lo que son.
En otras palabras: en aquella inefable Comunidad,
cada persona, permaneciendo subsistente en sí misma,
Esta tercera persona constituye, en aquel Abismo, lo es, al mismo tiempo Don de sí; de tal manera que el Ver-
que llamaríamos el Hogar; y origina una corriente vital, bo, el proceder del Padre, posee y retiene las mismas per-
Vi Cap. I SOLEDAD, SOLITARIEDAD, SOLIDARIDAD CAPITULO II
Grupos humanos
En tercer lugar, la afinidad origina, en la sociedad, Llega Jesús. Pasa por encima de todas estas motiva-
los diferentes círculos de amigos. Así como la consangui- ciones, y planta un otro fundamento, absolutamente dife-
nidad es una realidad biológica, la afinidad pertenece a rente de los anteriores, sobre el que, por el que, y en el
la esfera psicológica. Es una especie de simpatía, que no que los hombres, desde ahora en adelante, podrán jun-
se procura ni se cultiva sino que nace ahí, espontánea- tarse y convivir hasta la muerte: el Padre.
mente, como algo natural y preexistente, entre dos per- Jesús, sin decirlo, declara que ya caducaron aque-
sonas. llos tiempos en que decían: somos hijos de Abraham.
Esta afinidad origina grupos de amigos, que vienen La carne (consanguinidad) no vale para nada, dice
a ser como comunidades espontáneas. A veces, estos gru- Jesús. Dios es nuestro Padre, y, de consiguiente, todos
pos, tienen mavor solide/ y más calor que algunos hoga- nosotros somos hermanos. Aquéllos que experimentaron
res. En la sociedad, muchos prefieren alternar con ami- vivamente que Dios es "mi Padre", experimentarán tam-
gos más que con sus parientes. bién que el prójimo que está al lado es "mi hermano"
Se rompieron todos los cercos estrechos de la carne, y
lodo queda abierto a la universalidad del espíritu.
Otra razón, menos común. Dor la que los seres hu-
manos se juntan v conviven es la proximidad o razones
de patria. Por eiemplo, si dos argentinos, aue nunca se
han visto, se encuentran por sorpresa en París, se sen- * * *
tirán con la confianza de viejos amigos desde el primer *
42 Cap. II - EL MISTERIO DE LA FRATERNIDAD 1. GRUPOS HUMANOS Y FRATERNIDAD Í3
Estaba, Jesús, en una casita de Cafarnaum, dedicado Nosotros llegamos a la vida religiosa, y nos hemos
a la formación de un grupo de discípulos. Llegó su Ma- encontrado con unos h o m b r e s , digamos así, unos "com-
dre con unos parientes, golpeó la puerta, salió alguien, p a ñ e r o s " . Nosotros n o llegamos buscando a esos hom-
y éste comunicó a Jesús : Maestro, aquí está tu Madre que bres. Hasta, me atrevería a decir que, en principio, no
quiere h a b l a r contigo. nos interesaban, podían ser cualesquiera otros, nos eran
Jesús quedó, por un instante, como sorprendido. indiferentes.
Luego, alzando la voz y levantando el vuelo por encima Lo único que teníamos, y tenemos en común con
de las realidades h u m a n a s , p r e g u n t ó : ¿mi m a d r e ? ¿quién
esos h o m b r e s es que ellos fueron seducidos p o r Jesús, y
es mi m a d r e ? Y, sin esperar respuesta, extendió los bra-
yo también. Ellos quieren vivir con Jesús y yo también.
zos y la m i r a d a por encima de los que lo rodeaban, y
Ellos quieren pertenecer exclusivamente a Jesús, y yo
a f i r m ó : estos son mi m a d r e y mis h e r m a n o s . Y no sola-
m e n t e éstas. Todo el que tome a Dios por Padre y cum- también. Ellos renunciaron al m a t r i m o n i o p a r a vivir en
ple su voluntad, ése es para mí, hermano, h e r m a n a y virginidad en y por Jesús, y yo también.
m a d r e (Me 3, 33-35).
Dejarse amar
O Esta evolución de Jesús "en las cosas divinas" está ampliamente desarro-
llada en mi libro "Muéstrame tu Rostro", pp. 286-342.
50 Cap. II - EL MISTERIO DE LA FRATERNIDAD
2. JESÚS EN LA FRATERNIDAD DE LOS DOCE 51
bien los campos de los injustos y de los traidores. El Pa-
Fue, con ellos, exigente y comprensivo, a la vez: Co-
dre es así. Los hombres le disparan blasfemias y El les
m o en todo grupo h u m a n o , también allí nacieron y cre-
envía u n sol fecundante. Sean como El.
cieron las yerbas de la rivalidad y de la envidia. Jesús
necesitó un extraordinario tacto y delicadeza para sua-
vizar las tensiones, y superar las rivalidades con criterios
Si ustedes son cariñosos y saludan tan sólo a sus de eternidad. Con infinita paciencia, en innumerables
parientes y amigos, ¿en qué se diferencian de los demás? oportunidades, les corrigió su mentalidad m u n d a n a .
H a s t a los ateos proceden así.
Les lavó los pies. Fue delicado con el traidor, tratán-
Miren esa lluvia. ¿Acaso el Padre hace discriminación, dolo con u n a palabra de amistad. Fue comprensivo con
regando los campos de los buenos, y dejando áridos los Pedro, con una m i r a d a de misericordia. Fue cariñoso con
campos de los blasfemos e ingratos? El no guarda rencor Andrés y Bartolomé. Sobre todo fue un sembrador infati-
ni t o m a venganza. Devuelve bien p o r mal, y envía indis- gable de la esperanza. Se manifestó paciente con todos
tintamente la lluvia benéfica sobre los unos y los otros. y en todo m o m e n t o . Sólo en un m o m e n t o aparece un
Sean como El, y se llamarán hijos benditos del Padre ce- destello de impaciencia " ¡ h a s t a cuando!" (Le 9,41). Fuera
lestial. de ese m o m e n t o , la paz, para con ellos, fue la tónica ge-
neral.
Familia itinerante
Y así nació la primera fraternidad evangélica, mode-
lo de todas las comunidades religiosas.
Jesús, sabiendo que había llegado su Hora, y la hora- yó llegue a mi Casa, les enviaré un soplo de fortaleza y
de regresar al Hogar del Padre, y que disponía de pocos consolación, que los transformará en murallas invenci-
m i n u t o s p a r a estar con ellos, abrió p a r a ellos todas las bles frente a cualquier adversidad. Y si, en u n a suposi-
puertas de su intimidad, en u n a a p e r t u r a total. ción imposible, fallara todo esto, s e p a n : yo mismo, per-
sonalmente, estaré entre ustedes h a s t a el fin del m u n d o .
E n un gesto dramático, se arrodilló ante ellos, les
lavó los pies, suprema expresión de humildad y amor. Y
les d i j o : a h o r a hagan ustedes lo m i s m o : trátense con
veneración y cariño. Me voy. Como recuerdo, les dejo u n a herencia: mi,
propia felicidad. ¿Me. vieron alguna vez triste? E n medio
Nunca se vio que u n simple o b r e r o ocupara el lugar
del combate, siempre me vieron en paz, nunca resentido.
ni la función del p a t r ó n . Nunca se ha visto tampoco que
Esa misma paz les dejo por herencia. Sean felices. Este
u n recadista o enviado tenga mayor categoría que aquel
es mi precepto f u n d a m e n t a l : ¡ ámense los unos a los
que lo envió. Ustedes me llaman m a e s t r o y señor y lo soy
otros!
efectivamente. ¿Vieron alguna vez que el señor esté sir-
viendo a la mesa? Sin embargo, yo, a pesar de ser maes-
t r o y señor, rompí todos los precedentes y me vieron en
el suelo, a sus pies, y a h o r a sirviéndoles la comida. Ya * * *
les di el ejemplo. Tengo autoridad moral para darles aho-
r a el p r e c e p t o : ¡ ámense!
Jesús levantó s u s ojos. Y, con u n a expresión, hecha
de veneración y cariño, dirigió al Padre esta súplica:
¿Quieren saber quién es el grande? Los hombres de
este m u n d o , p a r a afirmar su personalidad y su autoridad, Padre Santo,
dan golpes de fuerza, ponen los pies sobre la cabeza de sacándolos del mundo, los depositaste a todos estos
sus subditos y los oprimen con la fuerza b r u t a . Así se en mis manos, a mi cuidado.
sienten h o m b r e s superiores. Ustedes no. Si alguno de Yo les expliqué quién eres Tú.
ustedes quiere ser grande, hágase como aquel que está Ahora ellos saben quién eres Tú
a los pies de los demás para reverenciarlos, servirlos a la y saben, también, que yo nací de tu Amor.
mesa, lavarles y secarles los pies. ¡ Ámense!
de mí; desde ese momento no puedo evitar mirarlo como Vivían unidos. Tenían todo común. Se les veía ale-
gres. Nunca hablaban con adjetivos posesivos: "mío",
enemigo, y tratarlo como t a l . . . "tuyo". Acudían diariamente, y con fervor, al templo. Go-
Será necesario imponer, por encima de esas reaccio- zaban de la simpatía de todos. En una palabra, tenían un
nes naturales, las convicciones de fe: el Padre de ese solo corazón y una sola alma. Y todo esto causaba una
hermano es mi Padre. El Dios que me amó y me acogió enorme impresión en el pueblo.
es el Dios de ese hermano. Será necesario abrirme, acep-
tarlo y acogerlo como al hijo de "mi Padre".
La fraternidad evangélica tiene, en sí misma, su ra-
Signo y meta
zón de ser: la de ser un ambiente en el cual, los herma-
nos tratan de establecer verdaderas relaciones interper-
sonales y fraternas.
Hubo, pues, en los últimos tiempos, una explosión Fraternidad no significa tan sólo que vivimos juntos,
de la benignidad y amor de nuestro Salvador a los hom- unos y otros, ayudándonos y completándonos en una ta^
bres (Tit 3,4). Los redimidos por el amor, sintiéndose rea común, como en un equipo pastoral, sino que, sobre
admirados, emocionados y agradecidos por tanta predi- todo, tenemos la mirada fija, los unos en los otros, para
lección, pasan decididamente a esta conclusión: amarnos mutuamente. Y más que eso, quiere indicar que
vivimos unos-con-los-otros, así como el Señor ríos dio el
Si Dios nos ha amado
ejemplo y el precepto.
de esta manera,
nosotros
debemos amarnos unos a otros (I Jn 4,7).
a m o r oblativo. Una comunidad unida, se transforma rá- Impresionan las insistencias de Bonhoeffer. El pas-
pidamente, p a r a el Pueblo de Dios, en un signo de admi- tor luterano sabía, p o r propia experiencia, qué significa
ración, y también, en u n signo de interrogación que lo vivir en comunidad. Casi desde los comienzos de su acti-
cuestiona*—a ese Pueblo— y lo obliga a preguntarse por vidad ministerial había sido orientador espiritual de los
la acción redentora de Jesús cuyos frutos quedan a la seminaristas teólogos de la Iglesia Confesante de Pome-
rania. Y, en sus orientaciones comunitarias, insiste, de
vista.
forma casi exclusivista, sobre el carácter espiritual de la
comunidad.
A aquel h o m b r e , que se equilibró entre la "resisten-
Muchas tareas señaló Jesús a los suyos. Les dijo que cia y la sumisión" y acabó su vida, como Testigo de Je-
se preocuparan de los necesitados y que, lo que hicieran sús, a manos de los coroneles de las SS, no le parecía
por ellos, lo habían hecho p o r Jesús mismo. Les dijo có- que el h e r m a n o debe buscar a Dios en el otro h e r m a n o ,
m o tenían que defenderse cuando fueran llevados a los c orno se dice hoy, sino que un h e r m a n o solamente puede
tribunales. Les pidió que limpiaran leprosos, sanaran en- llegar al otro h e r m a n o mediante Jesucristo.
fermos, resucitaran m u e r t o s . Les m a n d ó que recorrieran
el m u n d o anunciando las noticias de Ultima Hora. Y añade que nosotros desde la eternidad, hemos sido
elegidos c c m o hermanos en Jesucristo, fuimos aceptados
Pero, al final, en el último momento, y con carácter
en el tiempo, y unidos para la eternidad.
urgente de testamento final, les comunicó que, entre to-
das las actividades señaladas o preceptuadas, la actividad
esencial habría de ser, vivir amándose unos a otros, en
cuanto y h a s t a que El regresara. Sólo mediante Jesucristo es posible que uno sea
Es, pues, la fraternidad, la meta para los seguidores nermano del otro.
Yo soy hermano para el otro gracias a lo que
de Jesús. jwucristo hizo por mí y en mí. El otro se ha con-
vertido en mi hermano gracias a lo que Jesucristo
Aceptai a Jesús como HERMANO hizo por él y en él.
El hecho de que sólo por Jesucristo seamos her-
Dios es a m o r porque a m a r significa dar. Y Dios nos manos, es de una trascendencia inconmensurable.
ha dado lo que m á s q u e r í a : su Hijo. Jesucristo es, pues, Porque significa que el hermano con quien me en-
frento en la comunidad no es aaueb otro ser grave,
el don de Jos dones, o el colmo de los regalos. piadoso, que anhela hermandad. El heraiano es
Si el a m o r es el fundamento de la fraternidad, y Je- aquel otro redimido por Cristo, absuelto de sus pe-
sús es el centro de ese amor, es preciso concluir que Jesu- cados, llamado a la fe y a la vida eterna.
cristo es el Misterio Total de la Fraternidad. Y el secreto Nuestra comunión consiste exclusivamente en lo
que Cristo ha obrado en ambos. Estoy y estaré en
del éxito comunitario está en aceptar a Jesús, en el seno comunidad con el otro, únicamente por Jesucristo.
de la comunidad, como Don del Padre y HEP.MANO nues-
tro. Cuanto más auténtica y profunda se haga, tanto
más retrocederá todo lo t}ue mediaba entre nos-
otros, con tanta más claridad y pureza vivirá en
nosotros, sola y exclusivamente, Jesucristo y su obra.
60 Cap. II - EL MISTERIO DE LA FRATERNIDAD 2. JESÚS EN LA FRATERNIDAD DE LOS DOCE 61
Nos pertenecemos únicamente por medio de Je- cia Dios y hacia el hermano. Ahora los cristianos
sucristo. Pero, por medio de Cristo nos poseemos, pueden convivir en paz, amarse y servirse unos a los
también, realmente los unos a los otros, para toda otros; pueden llegar a ser un solo cuerpo.
la eternidad. (r) Únicamente en Jesucristo somos un solo cuerpo.
Únicamente, por medio de El, estamos unidos, i1)
Sin Cristo, hay discordia entre Dios y el hombre, Cuando Dios se hizo misericordioso, revelándonos
y entre el hombre y el hombre. Cristo se convirtió en a Jesús como hermano; cuando nos ganó el corazón
mediador e hizo la paz con Dios y entre los hombres. mediante el amor, comenzó también la instrucción en
Sin Cristo no reconoceríamos al hermano ni po- el amor fraterno.
dríamos llegar a él. El camino está bloqueado por el Habiéndose, Dios, manifestado misericordioso,
propio yo. hemos aprendido al mismo tiempo a ser misericor-
Cristo ha franqueado el camino que conduce ha- diosos con nuestros hermanos.
(') Dietrích Bonhoeffer, Vida en comunidad, Buenos Aires, 1966, p . 14. ' ( ' ) Ibidem, p . 14.
62 Cap. II - EL MISTERIO DE LA FRATERNIDAD 3. LA REDENCIÓN DE LOS IMPULSOS
Habiendo recibido el perdón en lugar de Juicio,
estábamos preparados para perdonar al hermano.
Lo que Dios obrara en nosotros, lo debíamos, en
consecuencia, a nuestro hermano.
Cuanto más habíamos recibido, tanto más debía-
mos dar. De este modo, Dios mismo nos enseña a
encontrarnos, los unos a los otros, tal como Dios nos Las dificultades
encontrara en Cristo. "Por tanto, recibios los unos a
los otros, como también Cristo nos recibió, para glo-
ria de Dios. (Rm 15,7). (i)
Desde las profundidades del inconsciente, afloran a
la superficie del hombre, las energías no redimidas, hijas
de la "carne":
orgullo, vanidad, envidia, odio,
resentimientos, rencor, venganza,
deseo de poseer personas o cosas,
egoísmo y arrogancia,
miedo, timidez, angustia, agresividad.
Estas son las fuerzas primitivas que lanzan al her-
mano contra el hermano, separan, oscurecen, obstruyen
y destruyen la unidad. Sin Dios, la fraternidad es utopía.
Solamente Dios puede bajar a las profundidades ori-
ginales del hombre para calmar las olas, controlar las
energías y transformarlas en amor.
Existe, también, el placer de la venganza y la alegría Otras veces, los motivos que aparecen en el primer
p o r el fracaso del adversario. Ciertas personas difícilmen- plano, no son los verdaderos impulsores, sino aquellos
te disimulan la satisfacción de las derrotas ajenas. ¡ Hay otros que están sepultados bajo tierra, en las profundi-
que ver cuánto entusiasmo despliegan cuando t r a m a n y dades.
llevan a cabo planes de represalia, maquiavélicamente El h o m b r e dominó una explosión, cedió en una dis-
hurdidos, en contra de sus adversarios! cusión, calló en una polémica. El cree que lo hizo por hu-
Como se ve, siempre hay un placer que motiva las mildad o p o r sentido fraterno. Los verdaderos motivos
í
reacciones h u m a n a s , y esas motivaciones nacen, a veces, u e r o n , sin embargo, muy diferentes : miedo al ridículo,
en los fondos irredentos. Necesitamos u n Redentor. inseguridad, timidez, temor de ser desestimado por la
comunidad.
El motivo de una sobreestima de sí mismo puede lle-
El motivo profundo var a un individuo a - c o m p o r t a m i e n t o s que, a primera
vista, podrían significar desestima de sí m¡?mo. ¡ Extra-
ños juegos, motivados por resortes que vienen desde re
El éxito de la fraternidad depende de que Dios sea giones muy lejanas!
el Motivo de los comportamientos fraternos.
E n la intimidad del h o m b r e , entre mil posibles reac-
ciones que se pueden tener, existe una opción. ¿Saludo
o no saludo a este sujeto que, ayer, m e molestó? Y a cada
decisión corresponde siempre un motivo impulsor, no
muy bien vislumbrado, a veces. Voy a saludarlo (deci-
sión) ¿Motivo? Temor de perder la buena imagen ante Comunidad de Fe significa que los hermanos se es-
la opinión pública. Voy a dejar de saludarlo d u r a n t e tres fuerzan p a r a que los sentimientos, los reflejos y la con-
días (decisión) p a r a que ("motivo) él tome conciencia de ducta de Jesús sean el motivo inspirador de sus reaccio-
que me ofendió. nes, en la convivencia de todos los días.
El motivo que impulsa y concretiza nuestra conducta En un m o m e n t o determinado surgieron dentro de u n
es, a vecss, confuso. Tuvimos u n a revisión de vida, en la individuo, una legión de impulsos que motivaron la deci-
comunidad. E n el transcurso de la reflexión, u n determi- sión, p o r ejemplo, de mantenerse cerrado frente a otro
nado sujeto tomó y sostuvo una posición altiva, casi agre- sujeto, de herir la susceptibilidad de u n o t r o tímido agre-
siva, frente a los demás. Hablando después con él, en sivo, de m i n a r el prestigio de u n autosuficiente . . . En
privado, manifestó que él procedió así p o r q u e estaba este momento, la Palabra —Jesús y sus criterios— tienen
convencido de que ésa era la posición correcta. Al final que sofocar todos esos oscuros impulsos, para que el her-
reconoció que el impulso profundo de su actitud, fue la m a n o perdone, acepte, estimule a los otros miembros de
necesidad de autoafirmación. la comunidad.
En esos casos, la oración debe hacer vivamente pre-
sente a Dios, cuyo " r e c u e r d o " (presencia) debe sofocar,
en mí, las voces del instinto, y motivar conductas seme-
jantes a la de Jesús.
66 Cap. II EL MISTERIO DE LA FRATERNIDAD
3. LA REDENCIÓN DE LOS IMPULSOS 67
Una voluntad, revestida e impulsada p o r Jesús, debe
esconde, agazapado, detrás de tu puerta. El te acecha
decidir soberanamente, en nosotros, por encima de las
como u n a fiera. Pero tú tienes que d o m i n a r l o " (Gn 4,9).
oscuras fuerzas impulsoras, y así, en lugar de tener u n a
Nacen los instintos y los impulsos, exigiendo urgen-
reacción explosiva, voy a q u e d a r en silencio, como Jesús
temente su satisfacción, y asaltan la conciencia p a r a que
ante Pilatos: más tarde, voy a dialogar con calma y paz;
ella les dé cobertura. La conciencia halla que no debe
después, voy a e n t e r r a r los recuerdos ingratos de una dejar vía libre, pero no siempre consigue d o m i n a r los
d e s a v e n e n c i a , y olvidarlo todo generosamente; a h o r a niveles inferiores. Viene el conflicto entre ellos. Y enton-
voy a ser con todos delicado y paciente, como lo fue Je- ces sucede aquello que dice san P a b l o : "Hago lo que no
sús con los suyos. quiero hacer" (Rom 7,15).
Así nace y crece la comunidad bajo la Palabra, en E n algunas vicisitudes de la comunidad (debido a
presencia de Jesús. situaciones de crisis personal o colectiva, o cuando falla
la oración) surgen impetuosamente, en el individuo, fuer-
zas inferiores y arcaicas, dominando por completo la
El inconsciente
personalidad. Como consecuencia, se producen situacio-
nes de alta tensión, y se abren profundas hendiduras en
el cuerpo de la fraternidad que, a veces, se prolongan
El inconsciente es una región sumergida, oscura y por mucho tiempo.
amenazadora. Se parece, en p r i m e r lugar, a un enorme ce-
menterio de recuerdos estrangulados (suprimidos o repri-
midos) y apegados (olvidados). Es, al mismo tiempo, un Sólo la presencia viva de Jesús podría, en ese mo-
volcán de energías primitivas que, en cualquier m o m e n t o , mento, a t e n u a r y equilibrar esos campos de fuerza.
puede lanzar una masa hirviente de impulsos agresivos. Si, en tales momentos, Jesús no está vivo en el co-
El inconsciente es, esencialmente, egoísmo, y ahí razón de los hermanos, nacen los conflictos íntimos y
reina solamente el código del placer: evitar lo desagra- las frustraciones. Llegan, también, las ansiedades que
dable, y conseguir todo aquello que sea placentero al son puertas abiertas para la neurosis. Se hacen presentes
tgoísmo. las diferentes perturbaciones de la personalidad. Y por
Por ejemplo, quiere acoger al encantador y rechazar estos caminos encontramos personas desoladas, tristes
al antipático, quiere convivir solamente con aquel que y ansiosas.
sea de su t e m p e r a m e n t o o mentalidad, ahora siente "ne-
cesidad" de t o m a r venganza de un antiguo agravio, m á s
tarde siente el impulso de retirar la cara a éste, gritar *
aquí, inhibirse en otro m o m e n t o , insultar después, ahora * * *
organizar una guerra de competencia contra el prójimo, *
después desmoronar el prestigio de tal otro p o r q u e eso
le causa no sé qué extraña satisfacción por la vía de com-
pensación . . . Esta es la realidad. ¿Qué hacer? ¿Cómo redimir im-
Así es el inconsciente. Con otras palabras, es exacta- pulsos tan primitivos? ¿Cómo llegar hasta esa región tan
mente aquello que Dios dice a Caín: " . . . el pecado se recóndita y explosiva?
68 Cap. II - EL MISTERIO DE LA FRATERNIDAD 3. LA REDENCIÓN DE LOS IMPULSOS 69
Yo me hago una pregunta: ¿la presencia de Jesús De pronto tengo conciencia de que una oscura ene-
puede redimir el inconsciente? ¿Podrá, la presencia viva mistad, contra el prójimo, está echando raíces silenciosa-
de Jesús, "poblar" aquella región, iluminar aquella oscu- mente en mi tierra. Comienzo a pensar en Jesús, pienso
ridad, transfigurar fuerzas tan salvajes? en su conducta y, sin otra terapia, la enemistad comienza
Me parece que no. Esa región —el inconsciente— es a extinguirse, ¡ y con qué facilidad!
lo que san Pablo llama "carne", y de la carne sólo nace- Los hermanos tuvimos un mal momento, nos insul-
rán hijos de la carne, a saber: tamos. Fueron pasando los días casi sin hablarnos. Jesús
no nos dejó vivir tranquilos, hasta que tuvimos un diá-
logo franco y reconciliador, y llegó la paz.
Fornicación, impureza, celos, iras, rencillas, divi- Un sujeto, típicamente tímido, se sintió dominado
siones, disensiones, envidias, odios, libertinaje, borra- por el impulso de fuga, debido a unas confusas desave-
cheras, orgías y cosas semejantes. (Gal 5,19-22).
niencias. Se acordó de Jesús, que subió a Jerusalén para
enfrentar grandes dificultades, y se fue al encuentro de
¿Qué hacer? ¿Cómo será posible la fraternidad con los demás para esclarecer, por medio de una revisión
semejante subsuelo? ¿Cómo hará Jesús para que el her- de vida, situaciones bastante oscuras, ¡ y lo hizo con tan-
mano no sea lobo para su hermano? ta paz!
Es la conciencia la que tiene que estar alerta. Jesús ¿Qué hacer y cómo hacer para que tanta maravilla
tiene que estar ocupando el campo de la conciencia. no sea sueño sino realidad? Dos condiciones. Primero,
Cuando, en un hermano, surjan desde el inconsciente esos que Jesús esté verdaderamente vivo en el corazón de los
impulsos violentos, y se hagan presentes en el campo hermanos. Y esto se conseguirá cuando ellos tengan un
de la conciencia, exigiendo satisfacción, es aquí y ahora, trato frecuente y profundo con El. Y segundo, estar des-
donde y cuando Jesús puede calmar esa tempestad. piertos.
* * *
Vivir atentos
* * *
Imagen social
intelectual, que puede ser ponderado y m e n s u r a d o con m o el m u n d o es un inmenso estadio en el que el orgullo
u n test. Tiene, además, una estructura temperamental, de la vida juega el gran " m a t c h " de las etiquetas, formas
caracterología, equipo instintivo, campos de energía, re- sociales y exhibiciones económicas para competir por la
acciones primarias o secundarias . . . Todo ese conjunto imagen social, combate, en el que, a los hombres, no les
está presidido y compenetrado por una conciencia que interesa ser, ni siquiera tener, sino aparecer.
integra todas esas partes.
Todos saben que están representando y participando
No diré que ese conjunto pertenece a fulano porque, de una comedia. Pero ¿qué hacer? Ya están metidos en
en ese caso, lo haríamos propietario de sí m i s m o (¡ gran
el escenario, y no pueden salir de ahí, porque perderían
desgracia!) sino que digo: todo ese conjunto integrado
es fulano, tal individuo. A ese conjunto le endosamos un su imagen. Y eso, para ellos, equivaldría a morir.
nombre, por ejemplo, Manuel Pérez. El n o m b r e es una
etiqueta p a r a la diferenciación social, pero no altera en
nada la realidad del sujeto. -£ Para gran parte de los mortales, no existe mavor °
placer que tener una imagen espléndida, proclamada y
adorada por las multitudes. Se trata, en el fondo, del
Pues bien, a ese n o m b r e , la sociedad lo enviste y re- deseo idolátrico del hombre, superior a todos los demás
viste de u n a aureola, digamos así. Esa aureola, es lo que deseos y satisfacciones.
llamamos prestigio personal que, en el fondo, no es o t r a
cosa sino la opinión pública —favorable— sobre tal
nombre. Tiene un buen nombre, decimos. * * *
La opinión, a su vez, es la visión que la sociedad tiene
sobre tal fulano. Así pues, la sociedad que rodea al indi-
viduo tiene u n a imagen (opinión, visión) sobre tal sujeto. Pero yo, aquí, no estoy hablando a los mortales del
Expresándonos a la inversa, diríamos que tal sujeto pro- " m u n d o " , sino a los hermanos que se reunieron en el
yecta tal imagen sobre la opinión pública. A lo proyectado n o m b r e de Jesús, y viven en una comunidad. Sin embar-
llamamos el personaje de la persona. go, no raras veces, el " m u n d o " se traslada a estas comu-
nidades, y, la cuestión del n o m b r e o prestigio personal
es, frecuentemente, la raíz de innumerables conflictos y
* * * fuentes de fricciones, manifiestas unas veces, sutilísimas,
otras.
y apreciación proporcional de la realidad. Tenemos, tam- Y aquí nos encontramos con o t r a novedad: ahora
bién, humildad. Hay tres palabras que son s i n ó n i m a s : e n t r a en juego el elemento emocional. El proceso, expli-
objetividad, humildad, sabiduría. cado hasta ahora, había sido una actividad intelectual:
Pero en contraste coa esta sabiduría, puede darse, era u n a visión, desenfocada y alucinante si se quiere,
en diferentes grados, un proceso de enajenación o locura, pero visión.
que consiste en que la conciencia comienza a separarse Pero el h o m b r e , aquí y ahora, puede empezar a ad-
de la apreciación objetiva de su conjunto, en u n doble herirse (emocionalmente) a la imagen idealizada e iluso-
m o v i m i e n t o : primero, no gusta ni acepta su realidad, r i a de sí mismo. Esta adhesión puede tener, en algunos
sino que la resiste y rechaza. casos, u n carácter morboso, cuando su intensidad vital
Al mismo tiempo, desearía ser de otra forma. Ese es desproporcionada. En este caso, el orgullo, la vanidad
desearía se transforma paulatinamente en yo deseo. Del y el nacisismo pueden alcanzar alturas demenciales.
desear ser así, pasa insensiblemente al imaginar ser así. Más aún; cuando la adhesión ( a su imagen aureola-
Esto e s : el deseo desenfoca la visión, y la visión, desen- da) toma carácter simbiótico, entonces sobreviene un
focada, acaba p o r enturbiar la imagen de sí mismo; y terrible desequilibrio en toda la personalidad, y aparecen
termina, el hombre, rechazando su realidad y adhirién- depresiones descontroladas, negalomanías, extraños com-
dose a la imagen aureolada e ilusoria de su realidad. plejos y locuras narcisistas como quien vive en un cas-
tillo de cristal, suspendido en el aire.
Todo esto se da en la mayoría de los mortales, aun-
Después, se pasa a confundir e identificar lo que soy que en diferentes grados, y en un periplo variadísimo de
con lo que quisiera ser (imagino s e r ) . Y, poco a poco, la intensidades y coloraturas. Todavía más; la adhesión a
simbiosis avanza hacia la profundidad total, hasta que se su imagen, en ciertos grados, es un elemento positivo
pierde la noción de la realidad y sólo va quedando lo que para la productividad en la vida, y hasta podría ayudar
imagino ser, que levanta vuelo hasta inflarse por com- al crecimiento fraterno. Pero eso no desvirtúa la idea
pleto, en cuanto van a u m e n t a n d o las distancias entre la central que estamos desenvolviendo aquí, esto es, que la
m e n t i r a de la realidad y la realidad misma. preocupación p o r la propia imagen roba la alegría del
Y así, si nos vamos enajenando (alienando) de la vivir, y origina gran parte de las dificultades fraternas.
realidad, ya estamos entrando, casi insensiblemente, en
la esfera de la locura.
Enfrentamiento de las dos imágenes
Vamonos a una m o n t a ñ a y situémonos en un plano
inclinado, de pronunciado desnivel. El sol nos bate por
u n costado, y p o r el otro nuestro cuerpo proyecta una
s o m b r a alargada de cuarenta metros. Vamos a suponer Ahora, y aquí, se encuentran, se enfrentan y se con-
que yo mido u n m e t r o ochenta centímetros. ¿Cuál es la frontan las dos imágenes: la social y la interior.
verdad, y cuál la m e n t i r a : mi altura real o la longitud Este es el p u n t o de fricción, y aquí comienzan, pro-
de la s o m b r a ? ¿Dónde está la ficción, y dónde la realidad? piamente, los problemas y desencuentros de la fraterni-
dad. El individuo sufre y está deprimido p o r q u e no le
* * * aprecian como él cree que se merece. El otro vive preocu-
80 Cap. III - CONDICIONES PREVIAS PARA AMAR 1. LA ILUSIÓN DE UNA IMAGEN 81
pado porque siente que su imagen social va perdiendo El amor se confunde con el aprecio (expresión —y
esplendor, en comparación del brillo que tiene su ima- actitud— emocional). El aprecio es consecuencia de una
gen de sí mismo ante sí mismo. opinión favorable (imagen) porque, generalmente, la
opinión y el aprecio van iuntos. El aprecio es adhesión.
Anteayer, este sujeto sufrió una profunda depresión El desprecio es rechazo. Y, normalmente, existe aprecio
porque le criticaron. ¿Cómo se explica una crisis tan donde existe una opinión favorable.
aguda? En realidad, hubo desproporción entre la pequeña "Me ama" significa "me aprecia". "Me aprecia" sig-
crítica y la tremenda depresión. La tal desproporción nifica "tiene una buena opinión (imagen) de mí". En
fue, precisa y exactamente, la existente entre la imagen última instancia, en el amor, se libra, casi siempre, la
social y la imagen inflada que el sujeto se tiene de sí batalla de la imagen.
mismo. Este individuo se mantiene cerrado, entreabierto o
Este otro hermano no sabe qué hacer, y cómo hacer, abierto frente a otro, según el aprecio que el primero
para adecuar y hacer coincidir la imagen social con la perciba, de parte del segundo. No me quiere significa no
imagen que tiene de sí mismo. me aprecia. No me aprecia significa tiene una pobre idea
de mí.
En cualquiera comunidad humana, de repente se for- La falta de confianza, en cualquiera comunidad, es
man dos bandos rivales. Cada grupo está capitaneado debida a la falta de apertura; la falta de apertura se debe
por su respectivo "líder". En un análisis en profundidad, a la falta de aprecio; y esto, a su vez, se debe a las imá-
observaremos que se trata de una guerra de "imágenes", genes deformadas que mutuamente se tienen los miem-
aunque en la periferia no lo parezca. En la convivencia bros del grupo.
diaria, hasta puede parecer que las banderas de la "gue-
rra" tengan un fulgor sacrosanto: los unos dicen que se
trata de preservar los valores religiosos; los otros dicen Agresividad, complejos, antipatías
que se trata de luchar por la promoción social. Sin em-
bargo, detrás de tales banderas, combaten las imágenes
con sus respectivos intereses. Esto, ciertamente, no siem- En la sociedad humana existe una cantidad ingente
pre es así, porque, a veces, todo está mezclado; más sí de violencia compensadora. Los sujetos irrealizados son
generalmente. frustrados Los frustrados son negativos; y los negativos
No raras veces, las otras personas de personalidad "necesitan" destruir, porque ellos solamente se sienten
más apagada, acoplan su propia imagen a la imagen del "realizados", destruyendo en los demás aquello que ellos
"líder", identificándola simbióticamente, y luchan juntos, no fueron capaces de construir.
haciendo bandera común e imagen común; y los "peque- Estos frustrados agresivos no perciben, sin duda, la
ños" se sienten crecidos. diferencia entre la persona y la imagen. Sería rarísimo
—sólo un psicópata*— el caso de que alguien auisiera o
* intentara arruinar la persona del otro. Por eso. los ha-
* * * chazos los dan en la estatua, es decir, en la imagen de la
persona: y SP sienten construirse a sí mismos, derribando
y destruyendo las "estatuas" de los demás.
82 Cap. III • CONDICIONES PREVIAS PARA AMAR 1. LA ILUSIÓN DE UNA IMAGEN 83
No hay ser más temible que un frustrado. Es capaz tada; si la vida la gobierna el diablo y no Dios, en-
de desencadenar cualquier cantidad de energía reactiva, tonces, realmente, la vida se hace odiosa.
por la vía de compensación, porque la frustración con-
Lo que se desea demostrar es que la vida es mala,
duce, necesariamente, a la agresión. Los que no hacen que los hombres son malos, que uno mismo es malo-
nada, "necesitan" criticar a los que hacen algo. Aquel que cree y ama la vida, una vez desengañado, se
convertirá en un cínico y un destructor.
Esta destructividad, es la destructividad de la
desesperación. El desengaño de la vida lo condujo al
Se sienten felices cuando escuchan: todo va mal. odio de la vida. (•*)
El día en que, realmente, todo marchara mal, el día en
que los demás fracasaran, con la consiguiente caída de *
sus estatuas, estos sujetos negativos se sentirían conten- * * *
tos y aliviados; de alguna manera se sentirían realizados *
porque, ahora, su estatua fracasada quedó a la misma
altura que las estatuas —también fracasadas— de los Los acomplejados (no hay que confundirlos con los
demás miembros. Como se ve, siempre estamos metidos tímidos) son especialmente peligrosos, en el sentido de
en el juego de las imágenes. la agresividad. Llevan allá abajo, en sus sótanos, un pozo
de resentimiento que surge y aflora a la superficie cada
* * * vez que se presenta una oportunidad para complicar.
Como, en su intimidad, se sienten fracasados, a veces
aparecen humildes, y frecuentemente causan impresión
de bondad. Pero de repente, nadie sabe por cuáles mis-
Es impresionante observar, por ejemplo, lo que su- teriosos resortes compensatorios, comienzan a molestar,
cede con aquellos que abandonan el sacerdocio o la vida hasta conseguir un clima extraño.
religiosa. Otras veces, todo está en calma y, en el momento
Meses antes —quizás años—, en cuanto están prepa- menos pensado, sacan desde el subsuelo una singular
rando su "salida", muchos de ellos critican obsesivamen- carga negativa para enrarecer una situación comunitaria,
te la institución religiosa, la formación, la autoridad, la y molestar a una o varias personas, con intrigas y me-
misma Iglesia . .. Necesitan destruir, confundir, justifi- canismos complicados; y cuando lo han conseguido,
carse; necesitan, en una palabra, que los demás fracasen quedan tranquilos y satisfechos. Era una "necesidad"
para paliar su propio fracaso. Existe, en esta destructiva para ellos.
actitud, una complejidísima red de misteriosas motiva-
ciones que sería largo de analizar, y que trasciende el Hay tiempos en que se "botan a víctima", se ponen
análisis psicológico y nos mete en el misterio de la Gracia. complicados, y permanecen así, como enfermos que ne-
cesitan atención, hasta que reciben unn completa satis-
facción compensatoria.
El individuo, profundamente desengañado y des-
ilusionado, puede también comenzar a odiar la vida.
Si no hay nada ni nadie en quien creer, si la bon- (') Erich Fromm, El corazón del hombre, Fondo de Cultura Económica. Mé-
dad y la justicia no fue más que una ilusión dispara- xico, 1966. p. 27.
84 Cap. III CONDICIONES PREVIAS PARA AMAR 1. LA ILUSIÓN DE UNA IMAGEN 85
Donde nadie imaginaba, ellos vislumbran segundas destituyeron del cargo. Tanto que podría rendir, y n o me
intenciones. Frecuentemente son dominados p o r la manía dan oportunidad. Son envidiosos p o r q u e son "pequeños".
persecutoria, y n o pueden liberarse de esa obsesión. En Algún día se convencerán, y vendrán de rodillas a pedir
el día menos pensado amanecen vestidos de tristeza y n o mi colaboración.
lo pueden evitar. El síntoma específico de este grupo
es la envidia.
La depresión, sin embargo, p u e d e tener otras r a í c e s :
cuando se trata de una depresión de c a r á c t e r maníaco,
* * * y acomete violentamente a la persona con cierta periodi-
cidad, en ese caso, la depresión surge desde u n a miste-
riosa combinación entre los códigos genéticos y la com-
La envidia, en sus variadas manifestaciones, es una posición bioquímica de esa persona. Los h e r m a n o s que
reacción agresiva, al sentir, pálida, su propia imagen ante sufren de esta clase de depresión, son criaturas dignas
el resplandor de la imagen del otro. de una profunda comprensión y respeto.
La luz de la imagen ajena deja al descubierto la opa-
cidad de la propia imagen. Y se siente la necesidad de
eclipsar la imagen del otro. Cuanto más oscura se vea la *
imagen ajena, más brillante se verá la suya. Cuanto más * * *
centímetros quiten a la altura del otro, este otro se siente *
proporcionalmente más alto, aunque, objetivamente, no
haya crecido nada.
¿Antipatías instintivas? No son instintivas. Son la
* * * evocación de u n a historia olvidada. Vamos a suponer que
yo viví u n a situación conflictual con u n determinado in-
dividuo, hace muchísimos años. Aquel recuerdo ya está
La depresión nace en la misma tierra, impulsada por m u e r t o y enterrado.
los mismos mecanismos. La depresión se parece tanto a Si yo, ahora, sin saber cómo y sin p r o m e d i a r fricción
la tristeza que, a veces, es difícil percibir sus diferencias, alguna, siento u n a viva repulsa contra este sujeto, es
y a m b a s están enmarcadas, generalmente, en el p r o b l e m a p o r q u e aquel individuo de a n t a ñ o "resucitó" en este o t r o ,
de la imagen. p o r medio de no sé cuáles asociaciones combinadas. Con
Este individuo está deprimido porque no se siente otras p a l a b r a s : el fenómeno debe interpretarse en el sen-
aceptado; y esto significa, con otras palabras, que dicho tido de que este sujeto me recuerda y evoca, entre b r u m a s
invisibles e inconscientes, a aquel otro que, en o t r o tiem-
sujeto percibe y siente la desproporción entre la imagen
po, amenazó el fulgor de mi prestigio.
que él tiene de sí mismo, y la pobre imagen y poco apre-
cio que los demás tienen de él. A eso llaman transferencia p o r q u e se transfiere
Eso que le sucede en la intimidad, lo manifiesta con ( n o r m a l m e n t e sin darse cuenta) el recuerdo-imagen de
expresiones como é s t a s : no me aprecian. Es injusto: me una persona, ausente en el espacio o en el tiempo, a o t r a
86 Cap. III - CONDICIONES PREVIAS PARA AMAR I. I.A ILUSIÓN DE UNA IMAGEN 87
persona presente. Como se ve entre las antipatías, lla- colgada entre la verdad y la mentira, y ¡hay que ver qué
m a d a s instintivas, resucitan historias enterradas en el acrobacias verbales y mentales necesitan hacer para equi-
inconsciente. librarse, p a r a que no peligre la estatua de sí mismos!
Es bueno tener presente que el fenómeno de la trans- Ellos no son lo que son, sino lo que aparentan ser.
ferencia es extraordinariamente común en las aversiones, Y su imagen está de tal m a n e r a identificada con su per-
bloqueos emocionales . . . Uno no debe asustarse de sí sona que, si su imagen es amenazada, se sienten en una
mismo ni de los demás, al sentirse dominado por emo- verdadera angustia de agonía, porque, m u e r t a la imagen,
ciones en las que renacen y se proyectan, sin darse cuen- ellos tendrían la sensación de h a b e r m u e r t o . Y la racio-
ta, " h e r i d a s " antiguas. nalización los libra de ese peligro.
Y, frecuentemente, antes de que nadie les diga nada,
ya están dando explicaciones de sus actuaciones, p a r a
Las otras antipatías, las conscientes, con sus secue- preservar su efigie de una eventual amenaza. Tienen pa-
las como la agresividad verbal, críticas negativas v blo- vor a la crítica. Y los reparos que se hacen a sus ideas,
queos emocionales . . . no son otra cosa sino sutiles luchas ellos los interpretan como ataque a sus personas. Si son
por la prevalencia de la imagen e intereses propios. heridos en su figura, se sienten amenazados en toda su
Cuando se habla, en la intimidad, con estas perso- existencia.
nas, en seguida afloran a la superficie, las motivaciones
de tales a n t i p a t í a s : él no me apoyó en tal ocasión. En
tal oportunidad, él dio un informe negativo de mí. El es
amigo de aquel o t r o que me desprecia abiertamente . . . * * *
*
¿Qué es el nombre? Una etiqueta acoplada a una ima- Al máximo despojo corresponde la máxima libertad,
g e n : u n vestido. ¿Y qué es la imagen? Otra etiqueta, aco- a la máxima libertad corresponde la máxima grandeza.
plada a la p e r s o n a : vestido también. ¿Qué significa, qué E n Getsemaní, el Padre asumió la voluntad de Jesús. Con
es, p o r ejemplo, el n o m b r e de Antonio Pérez? Voz, so- esta entrega total en las manos del Padre, Jesús quedaba
p o r t e de aire que sustenta una figura, y la figura sustenta sin n a d a : n o tenía discípulos, amigos, frutos de los tra-
u n a opinión. Lo importante es la persona. Lo decisivo bajos, fama, sangre, vida . . . Quedaba sin nada. Si no te-
no es la imagen ni el nombre, sino que yo sea verdad, nía nada, no tenía nada que perder; era el h o m b r e m á s
producción, amor. libre del m u n d o p o r q u e era el h o m b r e m á s p o b r e del
Todo esto significa humildad. mundo. Por eso, nunca se comportó con t a n t a grandeza
Este despertar es una verdadera purificación trans- y libertad como en las escenas de la Pasión, porque, al
formadora; es la conversión que nos introduce en el reino que nada tiene y nada quiere tener ¿qué le puede t u r b a r ?
de la sabiduría. La sabiduría nos remite al reino del amor.
Ahora si podemos hablar del a m o r fraterno.
Si J u a n dice que, al final, se colmaron todas las me-
didas de amor, en Jesús, fue p o r q u e a la máxima humil-
dad corresponde el máximo amor, lo que sucede también
en la fraternidad.
Jesús atravesó el escenario de la Pasión vestido de
silencio, dignidad y paz, p o r q u e se había vaciado com-
Esta es la disposición que Pablo pedía a los fieles de pletamente; había barrido, dentro de El, hasta el polvo
Filipo: la disposición de Jesús. El, a pesar de su condi- de la estatua de sí mismo, E r a la Pureza total. Por ser
ción divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al tan humilde, se comportó tan grande. Al final nos amó
contrario, se despojó de su rango, y tomó la condición sin medida porque había llegado al colmo del vaciamien-
de esclavo, pasando p o r uno de tantos. Y así, actuando to y de Ja ^umildad.
como u n h o m b r e cualquiera, se rebajó hasta someterse
incluso a la muerte, y u n a m u e r t e de cruz.
Siendo omnipotente, no soñó en omnipotencias. Re- P a r a poder amar, es necesario ser p o b r e y vaciarse
nunciando a todas las ventajas de ser Dios, se sometió al máximo posible. Esta es la m a n e r a concreta y eficien-
a todas las desventajas de ser h o m b r e . Es, en la escena te de prepararse p a r a u n a hermosa fraternidad.
de la Pasión, donde resplandece el poder y la sabiduría.
Basta m i r a r . a la intimidad de Jesús, v n r o n t o nos
daremos cuenta de aue El no tenía imagen inflada de sí Intereses y propiedades
mismo, no había en El adhesión a su " y o " porque no tenía
"vo", y por eso se comportó, en esas escenas, con tanta
libertad, tanta serenidad y tanta qrandeza. No le imnor- El pobre y humilde Francisco de Asís fue un sabio,
taba nada, ni los insultos ni las iniusticias. Estaba des porque todo ser despojado tiene u n a m i r a d a limpia p a r a
ligado de todo. Por eso se sentía libre. Porque era libre, apreciar la proporcionalidad del m u n d o . Aquel sabio n o
fue libertador. Sólo los libres pueden libertar intentó fundar una Orden sino u n a fraternidad itinerante
96 Cap. III - CONDICIONES PREVIAS PARA AMAR 2. LIBERACIÓN 97
de hermanos penitentes y testigos de la Resurrección. Le ¿Por qué no permites unas propiedades para los herma-
interesaba, por encima de todo, que fueran hermanos. Pe- nos?" Francisco respondió: "Porque si tuviéramos pro-
ro, como era un sabio, se dio cuenta de que es imposible piedades, necesitaríamos armas para defenderlas". Pare-
que los hombres de una comunidad sean hermanos, si, ce una respuesta ingenua, pero está llena de sabiduría y
previamente, no son menores. profundidad.
Y, a la hora de organizar la nueva forma de vida, El mínimo y dulce hombre de Asís se dio cuenta,
coloca el Sermón de la Montaña como la única condición por la observación de la vida, que si los hermanos están
y posibilidad para aue los hermanes puedan establecer llenos de intereses y propiedades, infatuados con su pro-
relaciones interpersonales de reverencia, apertura y aco- pia imagen, llenos de adherencias a mil cosas, hechos y
gida. Hay que comenzar por derribar estatuas, retirar personas, sucederá que, en la convivencia diaria, saltarán
propiedades, desligarse áe los intereses propios, vaciarse, los intereses de los unos contra los intereses de los otros,
barrer hasta los escombros, dejar todo limpio y expedito y la fraternidad volará por los aires, hecha mil pedazos.
para que el hermano haga su entrada en nuestro recinto Esto es: donde había propiedades, se hizo presente la
interior. violencia.
Sólo los puros pueden amar. Los puros son aquéllos
que no tienen intereses, no tienen nada que defender, no
tienen por qué desconfiar y por qué tener sus puertas
cerradas, ya que no esconden ninguna propiedad. Sólo
ellos pueden abrirse, sin recelo y sin cálculo, a sus her-
manos. Basta observar un poco la vida de las comunidades,
y analizarla en sus reacciones y motivaciones. Pronto nos
daremos cuenta de que, cuando los hermanos se sienten
amenazados en su prestigio, en alguna secreta apropia-
ción, saltarán defensivamente a la pelea, para la seguri-
dad de sus posiciones, y de la defensiva pasarán a la
Francisco de Asís se dio cuenta de que toda propie- ofensiva.
dad es potencialmente violencia. Siempre sucede lo mis- Y en el seno de esa comunidad, se harán presentes,
mo : la propiedad fácilmente se siente amenazada. Al sen- como chispas de fuego, aquellas armas adecuadas que
tirse amenazada, la propiedad sacude y tironea al pro- aseguran las propiedades, a saber: rivalidades, enemis-
pietario, pidiéndole aue la defienda del peligro. Es esto tades, venganzas, bloqueos emocionales, críticas destruc-
lo que significa aquel adagio, romano res clamat domi- tivas, acusaciones, grupos rivales . . . En una palabra, allí
num, las propiedades reclaman a su dueño. Y, entonces donde habían propiedades, se hizo presente la violencia,
el propietario echa mano de las armas para defender sus que acabará sembrando división y muerte.
propiedades. Y se enciende la guerra. Imposible la fraternidad, sin humildad y pobreza de
corazón.
Cuando el Obispo Guido preguntó a Francisco: "her-
mano Francisco, ustedes, ahora, son pocos; pronto serán
muchos, van a necesitar bienes para el sustento diario.
98 Cap. I I I - CONDICIONES PREVIAS PARA AMAR 2. LIBERACIÓN 99
Por eso, Francisco de Asís, en lugar de decir a los na. Esos h e r m a n o s s a b r á n respetarse, reverenciarse, aco-
h e r m a n o s ¡ámense unos a otros!, coloca ante sus ojos el gerse, animarse. ¡ Qué cosa más estupenda, cuando los
programa de la humildad, y pide a los h e r m a n o s , "en el hermanos viven unidos bajo un mismo techo!
n o m b r e de nuestro Señor Jesucristo", que se esfuercen
p o r adquirir "benignidad, paciencia, moderación, manse-
d u m b r e y humildad", en su peregrinación por el m u n d o . Desligarse
Es evidente que, si los miembros de una comunidad
se colocan en un esfuerzo de conversión, p o r adquirir
mansedumbre, humildad, paciencia, moderación . . . no Para amar, es necesario ser libre. Nuestras desgra-
es necesario darles grandes explicaciones teológicas ni cias provienen del hecho de extender un cordón umbili-
apremiantes consejos de unidad. Aquella casa será el ho- cal, el cual siempre encadena, y por ende, esclaviza. Todo
gar más gozoso y más dulce del mundo, admiración para cuanto ata, sujeta. Y el sujetado no es sujeto sino objeto.
los que lo observan e interrogación p a r a los que no creen Toda ligadura es, pues, sujeción. Una cosa es tener, y otra
en Cristo Jesús. retener. Una cosa es usar, y otra apropiarse. Voy a expli-
carme.
*
(') Muchos de estos conceptos están tratados en el Cap. IV. Y la materia ínte-
* * * gra será exhaustivamente abordada en un libro que espero escribir en el futuro,
* y que se titulará "En tu manos".
106 Cap. III - CONDICIONES PREVIAS PARA AMAR
2. LIBERACIÓN 107
Acepte con paz el hacho de no ser aceptado por todos.
Acepte con paz el hecho de querer ser humilde, y no po- Mientras tanto, los rayos de la luna,
der; el hecho de no ser puro como quisiera. Acepte con filtrados y peinados por las rejas,
paz el hecho de que, con grandes esfuerzos, va a conse- se entrecruzan sobre tu tumba.
guir pequeños resultados; y el hecho de que la marcha No lo puedo soportar . . .
hacia la perfección sea tan lenta y pesada. Acepte con
paz la condición pecadora: el hecho de hacer lo que no
quisiera, y el no poder hacer aquello que quisiera. En una palabra, todo sigue igual. Acepte con paz la
Acepte con paz las leyes inherentes a la condición ley de la insignificancia humana.
humana: contingencia, precariedad, mediocridad y toda
limitación. En todo esto, ¿puede mejorar algo? Ponga to-
da la generosidad para transformarlo. Pero cuando, en
cada momento, se encuentre con las limitaciones absolu-
tas, deje que las cosas sean tal como son. No resista. Son
asuntos del Padre. ¿Alguna vez, alguien fue su consejero? Acepte con paz el hecho de que los ideales sean siem-
pre más altos que las realidades. Acepte con paz el saber
que, en cada empresa que acomete, al final va a encon-
trarse, casi siempre, con un pequeño regusto a frustra-
ción. Acepte con paz su deseo de agradar a todos, y no
poder; el deseo vehemente de llegar a una profunda inti-
midad con Dios, y que el camino sea tan lento y difícil.
Acepte con paz, contra todos los sueños de grandeza Contra todos los sueños de omnipotencia, fósiles de
inmortal, el hecho de que, después que hayan terminado la infancia, se encontrará con tanta limitación, en todas
sus días, todo siga igual como si nada hubiera sucedido sus latitudes. Saque energías de sus pozos interiores; y si
en este mundo, como dice Storm en su poesía "A una algo puede alterar, sea generoso y supere sus propias me-
muerta": didas y las del mundo. Pero, en la marcha de su vida, no
permita que ninguna frontera absoluta le irrite o le de-
No puedo soportar prima. Venza todos los imposibles, aceptándolos con paz.
que, como siempre, el sol ría; Póngase en las manos del Padre; y el árbol de la paz cre-
que, como cuando tú vivías, cerá en su huerto, y cubrirá todo con la sombra de la paz.
marquen los relojes, toquen las campanas,
alternen sin descanso noche y día.
corriente emocional con aquellos hechos o personas ha- La esencia de la historia, fenomenológicamente ha-
ciéndolos suyos de alguna manera, y sufre o goza. blando, es —repetimos— la transitoriedad y la imperma-
N o se sabe p o r cuáles misteriosos impulsos, el indi- nencia. Todo aparece y desaparece, nace y muere.
viduo extiende una comunicación, sea de simpatía o de
repulsa, con tal o cual personaje, movimiento político o Abrimos hoy el periódico, y quedamos conmovidos
sucesos deportivos. Y, según como sean las alternativas por u n a noticia internacional. Mañana abrimos de nuevo
que a c o m p a ñ a n a aquella institución o persona, sufre o el periódico, y ¡otra noticia m á s sensacional!; la noticia
disfruta al compás del fracaso o del éxito. Y ¡ c u á n t o su- del día anterior quedó caducada. La esencia misma de la
fre, cuánto miedo pasa y cuánta energía quemada! historia es pasar, suceder.
En esta ciudad, hace trescientos años, vivía una ge-
Eventos religiosos, políticos o deportivos, en el área neración, con sus dramas y pasiones. Hace doscientos
local o mundial, suscitan en el interior del h o m b r e u n años, otra generación, con sus propios d r a m a s . Hace
temblor de emoción. El y otros m i e m b r o s de la comuni- cien años, otra generación. Ahora, otra. Después de u n
dad viven algunas veces especiantes, tensos, temen, de- siglo, otra. Pasan las generaciones, a r r a s t r a n d o , cada una,
sean, consumen energías. La iornada pasó, el combate sus dolores y alegrías al abismo del silencio. Un día, pa-
concluyó. Gran descarga emocional. Surgen nuevos líde- sará también la ciudad, llevándose a h o m b r o s su carga
res, otras instituciones. A la resistencia o adherencia a las histórica. (')
nuevas situaciones, corresponde euforia o depresión, se-
gún los altibajos. Y sigue girando la r u e d a de la historia,
mientras se consuma n u e s t r a existencia, y la vida sigue
igual. ¿Puede hacer algo p a r a poner orden y mejoría en
t o d o esto? ¡Hágalo! De otra manera, ¿para qué resistir?
Desligúese y deje que las cosas c o r r a n y sean.
Nerviosismo
En este momento se halla en disposición ideal para
amar.
Su relación con los hermanos de la comunidad estará La observación de la vida me ha llevado a la conclu-
tejida de comprensión, bondad y fortaleza. sión de que el nerviosismo es un producto típico de la
Ahora puede meterse en el mundo tenso de la defen- sociedad tecnológica en la que vivimos, y es también una
sa de los pobres y explotados. No se quebrará por las de las causas más importantes de los desencuentros fra-
incomprensiones, ni se desalentará por las dificultades. ternos en las comunidades. Es la enfermedad del siglo.
Entiendo por nerviosismo una superproducción de
energías neuroeléctricas, en estado de descontrol, en una
persona determinada. El acento se ha de poner, no tanto
en la excesiva carga nerviosa, sino en el concepto de falta
de control. Porque si las cargas energéticas estuvieran
debidamente controladas y canalizadas, una sobrecarga
de energía nerviosa podría enriquecer poderosamente una
personalidad.
En el cuarto momento, usted imagine "ser" como Cierre los ojos, hágase presente todo usted (su aten-
ese gran árbol, "siéntase" por un minuto como ese árbol: ción completa) en su cerebro, identificándose con su ma-
vivir sin sentir nada. Abra los ojos. Tiene que encontrarse sa cerebral. Con atención y sensibilidad detecte aquel
aliviado y descansado. punto exacto que le molesta o está tenso. Con gran tran-
quilidad y cariño, muy identificado con ese punto, co-
mience a decir, pensando o hablando suavemente: Cál-
mese, sosiégúese, esté en paz . .. repitiendo varias veces
esas palabras, hasta que la molestia desaparezca.
c) Preparación.
Tome el reloj en sus manos, quede inmóvil, mirán- Luego pase (con su atención) a la garganta, y haga
dolo.
Con gran tranquilidad, fije sus ojos en la punta del lo mismo hasta que todo quede relajado.
segundero. Siga con su vista el rotar del segundero, du-
rante un minuto, sin pensar ni imaginar nada. Su mente Después pase al corazón. Identifiqúese atencional-
está vacía. mente con ese noble músculo, como si fuera una "perso-
Repita eso, unas cinco veces. na" diferente. Es necesario tratarlo con gran cariño, ya
Si se le interfieren las distracciones, no se impacien- que lo maltratamos frecuentemente (cada euforia y cada
te. Elimínelas, y continúe tranquilamente. disgusto es una agresión). Quede usted inmóvil, y con
paz y cariño, "niegue" : cálmese, funcione sosegadamente,
más lentamente ... Repita esas palabras varias veces has-
ta que el ritmo cardíaco se normalice.
Los tesoros más grandes de la vida serían esos dos:
A modo de evaluación, pregunté muchas veces a los control mental y control cardíaco. ¡ Cuántos disgustos se
grupos, cuál de las tres modalidades les ayudaba a con- evitarían! Estarían de sobra muchas de las consultas mé-
seguir el vacío. Casi unánimemente me respondían que la dicas, se prolongaría la vida y se viviría en paz. Con pa-
primera modalidad (letra a). ciencia y constancia pueden adquirirse.
Luego pase al área grande del estómago y pulmones.
Ejercicio de RELAJAMIENTO Recuerde dónde se siente el miedo, la ansiedad y la an-
gustia: en la boca del estómago. Quede inmóvil, y detec-
te, con atención y sensibilidad, las tensiones y las acu-
¿Qué se pretende? — Este ejercicio pretende, direc- mulaciones nerviosas, y tranquilice todo diciendo las mis-
tamente, relajar y pacificar todo el ser. Indirectamente, mas palabras de arriba.
consigue el dominio de sí y la concentración mental.
Consigue, también —cuando se hace bien— eliminar
las molestias neurálgicas, y aliviar los dolores orgánicos. Si en este momento siente algún dolor orgánico, pase
¿Cómo se practica? — En primer lugar, la prepara- mentalmente ahí, y alivie ese dolor con las palabras de
ción. arriba. .
122 Cap. III CONDICIONES PREVIAS PARA AMAR 3. CALMARSE, CONCENTRARSE, UNIFICARSE 12?.
Reinando la calma en su interior, haga un paseo rá- concentración, le ayudará el decir suavemente varias ve-
pido por la periferia del organismo. "Sienta" que la ca- ces : fulano (diga mentalmente su n o m b r e ) yo soy yo mis-
beza y el cuello, en su p a r t e exterior, están relajados. mo . . . Yo soy mi conciencia . . .
"Sienta" que están sueltos y relajados, los brazos, las
manos, espalda, abdomen, piernas, pies . .
Para terminar, experimente, de u n golpe e intensa- Ejercicio AUDITIVO
mente, lo que voy a decir en este m o m e n t o : en todo mi
ser reina una completa calma. ¿Qué se pretende? — Concentrarse.
¿Cómo se practica? — Haga la preparación.
Ejercicio de CONCENTRACIÓN
Quede inmóvil, m i r a n d o a un p u n t o fijo, tome una
palabra y vaya repitiéndola lentamente durante unos cin-
¿Qué se pretende? — Dos c o s a s : la facilidad para co minutos, en cuanto todo va desapareciendo en su inte-
controlar y dirigir la atención, y en segundo lugar, unifi- rior. Sólo queda la palabra y su contenido.
car la interioridad. Las palabras pueden ser e s t a s : paz, calma, nada ...
Para ayudar a la oración, puede s e r : mi Dios v mi
¿Cómo se practica? — Haga la preparación. Todo.
AMOR OBLATIVO
Silesius
E. Fromm
Cuidado queridos míos: lodo lo que está adherido vitalmente a la persona, como
en esto del amor t-n el caso de perdonar, adaptarse . . . antes de darme ne-
es fácil emocionarse cesito desligarme de una adherencia, y ese desprenderse
y decir palabras lindas. de algo vivo es morir un poco.
Pero lo que importan son los hechos ( I Jn 3,17). Amar oblativamente es morir un poco.
Vía oblativa
¿Qué significa dar la vida, en el contexto de los escri- Por gusto no se perdona, tampoco por una idea. Para
tos de Juan? darme en forma de perdón a aquel sujeto que me des-
Hay que tener presente que no se trata de dar algo: prestigió, tendré que llevar la muerte a los impulsos de
tome este regalo, acepte esta limosna. Se trata de darse. represalia, morir a algo mío, muy vivo que es el resenti-
Ahora bien, para darnos, tenemos quel desprendernos, y miento, olvidar viejas heridas, y darme en forma de
todo desprendimiento es doloroso y envuelve un sentido perdón.
de muerte.
Esto no causa ninguna emoción : no es un amor emo-
Si le doy este reloj, yo no sufro porque no hav des- tivo. Más bien, produce dolor, por eso es un amor obla-
prendimiento. Pero si intento darle mi piel, antes de dár- tivo.
sela, tengo que desprenderme de ella. Y eso, sí, duele.
114 Cap. IV - AMOR OBLATIVO
I DAR LA VIDA 135
No sé si yo proyecto o transfiero a este individuo
algún personaje olvidado, pero el hecho es que su pre- i iiérdese lo dicho sobre el inconsciente. ¿Qué hacer? ¿Se-
sencia me irrita. Si m e dejara llevar por las reacciones pararlos y colocarlos en diferentes casas? Pero eso, ¿sería
espontáneas, uno procedería atropelladamente respecto •olución o evasión?
d e él. Para actuar en forma bondadosa, con él, tengo que La solución, en este caso, tiene que venir desde afue-
dar la vida, suprimiendo los impulsos violentos, y darme I.I. El libertador que nos sacará de este callejón sin salida
en forma de paciencia. »\s Jesucristo. Sólo El puede bajar a la región indómita
v "redimir" las cuerdas del corazón. Sólo Dios puede
invertirlo t o d o : las fuerzas de resistencia en fuerzas de
¿Imposible el amor oblativo? ai'ogida, la violencia en suavidad . . .
La raíz del a m o r de la fraternidad es la fe, como lo El psicoanálisis muestra que el amor, por su mis-
ma naturaleza, no puede quedar restringido a una
vimos. La fraternidad evangélica es una comunidad en persona. Quien ame sólo a una persona, y no ame a
fe, bajo la Palabra. su "prójimo", demuestra que su amor es un apelgo
de sumisión o de dominación, pero no de amor.
El amor que únicamente puede sentirse hacia
una sola persona, demuestra, por este mismo hecho,
no ser amor, sino vinculación simbiótica. O1)
No os podéis soportar;
no os amáis suficientemente
a vosotros mismos.
144 Cap. IV - AMOR OBLATIVO 2. ACEPTAR, AMAR SU PROPIA PERSONA 145
ble". Pero se puede decir eso mismo, de forma camuflada, Si tiene u n a memoria brillante o una simpatía irra-
haciendo u n a referencia altamente elogiosa de su raza, diante, seguramente las va a amar. ¿Amar qué? ¿Su cua-
equipo deportivo o campeón nacional con los cuales se lidad o su persona? Normalmente no existe a m o r ni odio,
siente fanáticamente identificado. rechazo ni acogida de mi persona, sino de las partes de
Para muchos, la única m a n e r a de sentirse "realiza- mi persona.
d o s " es fijando su personalidad ( a p o c a d a ) en cualquiera
agrupación hasta transformarla en ídolo y entregándole Usted no va a tener problemas en aceptar y a m a r lo
una adhesión fervorosa. ¿Quién a m a ? ¿A quién a m a ? ijue hay de agradable en su persona. Sus problemas co-
menzarán cuando usted se encuentre con aquellos aspeó-
los de su persona que no le gustan. Ahí comienzan los
Gustar, ¿es amor? lechazos.
Hubiera querido, dice usted, tener un carácter en- ¿Quién está golpeando con su cabeza contra los m u r o s
cantador, saber reaccionar suavemente, saber mantener- inquebrantables? Recordar con rencor los sucesos ingra-
se equilibrado y constante, vivir alegre, sentirse opti- tos de la vida es como t o m a r con la mano unas brasas
mista, experimentar la existencia como un espléndido ardientes. Es uno mismo el que se quema. No se casti-
regalo . . . gue. Acepte con paz los hechos consumados. ¿Qué diría-
E n t r e t a n t o usted dice que se siente como aquel que mos del h o m b r e que se va a una playa, a r r i m a el h o m b r o
a r r a s t r a una cadena; vienen sobre usted las melancolías a un enorme acantilado, y comienza a empujarlo, preten-
y no las puede despejar; se apoderan las depresiones diendo removerlo? Acepte con paz la voluntad del Padre
maníacas y su alma se parece a un pequeño infierno; a que permitió aquellos hechos.
veces nada le alegra y no sabe por qué, todo lé entristece
y no sabe por qué . . . Nació así y morirá así.
No se entristezca por eso. Tome en sus manos, ma-
nos de cariño, su estructura personal y deposítete, como
ofrenda oblativa de amor, en los brazos del Padre, di-
ciendo : acepto y a m o ésta mi persona, porque ella es
expresión de tu voluntad, y yo amo tu voluntad^ p o r q u e Sí; era el Padre quien andaba metido en medio de
Tú eres mi Padre. todo aquello. Si El no lo hubiera querido, nunca hubiese
acontecido aquello, porque para El nada es imposible.
Asumir la propia historia Nosotros protestamos contra el Padre porque somos
ignorantes; y somos ignorantes porque somos superfi-
ciales; y somos superficiales porque analizamos los su-
Nosotros nos parecemos, a veces, a aquel h o m b r e cesos montados sobre la superficie de la historia.
loco que se paró ante un muro, y se daba de golpes, con
¿Qué sabemos nosotros de lo que se esconde detrás
su cabeza contra la pared. ¿Quién sufre, la cabeza o la
de la muralla del tiempo? ¿Qué sabemos de lo que suce-
pared? Vamos a suponer que, en su vida, h u b o un acon-
derá dentro de cinco minutos? Nosotros no tenemos
tecimiento doloroso, hace años. Si ahora usted pasa el
día y la noche, recordando con a m a r g u r a aquel suceso, perspectiva para analizar y juzgar. Nosotros analizamos
su conducta se parece a la del h o m b r e de los golpes con- todo, pegada la nariz al cristal dei instante. Por eso so-
t r a la pared. mos superficiales.
El tiempo es irreversible. Lo sucedido ei> el tiempo, ¿Qué sabemos nosotros de los designios mesiánicos,
queda atrás irremediablemente. J a m á s volveremos, ni que el Padre puede cargar sobre nuestros h o m b r o s ? ¿Qué
cinco minutos, hacia atrás. Todo lo a u e sucedió desde sabemos nosotros del misterio de las almas víctimas,
este m i n u t o para atrás, jamás nadie lo podrá remover. misterio por el que los unos sufren en vez de los otros, y
Todos los sucesos de mi vida, por muy dolorosos que los unos mueren en lugar de los otros? ¿No h u b o Alguien
sean, y por mucho que vo los resista recordándolos con que sufrió y murió en lugar de los demás? ¿Qué derecho
ira obstinada, esos hechos no se alterarán ni un milíme- tenemos nosotros para cuestionar al Padre, y p r o t e s t a r
tro. Entonces, ¿dónde está la locura? ¿Quién sufre? contra ciertos sucesos de la vida?
CAPITULO V
152 Cap. IV - AMOR OBLATIVO
J. R. Jiménez
a) Amar es RESPETAN
una isla solitaria. Esa comunidad —sea hogar o frater- Pero no sólo eso. Desde los días de formación de los
nidad— se transforma como en un recinto peligroso y jóvenes, la comunidad puede y debe despertar en sus
frío. Viene la necesidad de evasión, y se tiende a buscar miembros una actitud de respeto y reverencia —aun
refugio emocional y "espacio vital", lejos de la casa fra- prescindiendo de la mirada de fe— frente al misterio
terna. Y así, la falta de respeto desencadena un proceso de cada persona.
generalizado de todos los males comunitarios y perso-
nales.
Callar es amar
En general, la crítica y la murmuración, son violencia
compensadora, típica reacción de los "pequeños" y de los El modo ideal de respetar es el silencio.
irrealizados. Las personas plenamente realizadas no ne- Silencio interior, en primer lugar. Como dice Pablo,
cesitan meterse con nadie. Pero los inválidos espiritual- es en el corazón donde nacen las rencillas y riñas. La
mente y los estériles "necesitan" destruir, en los demás, murmuración, antes de ser esa fea fonética, comienza por
aquello mismo que, ellos, no fueron capaces de construir ser un nocturno desabrido en el interior. Es en el corazón
en sí mismos o por sí mismos. donde cada uno tiene que atajar y silenciar la murmu-
ración, y ofrecerle a Jesús como un sacrificio oblativo.
No pensar mal. No sentir mal. Respetar al otro "callan-
Reverenciar do" en la intimidad.
El respeto viene desde dentro. Hay que comenzar Silencio exterior, en segundo lugar. Muchas veces no
por redimir las raíces. En una comunidad cristiana, las se puede justificar ciertas reacciones de una personali-
emociones hostiles, originadas por diversas causalidades, dad, o ciertas actitudes irregulares de algunos sujetos,
sólo pueden apagarse en la proximidad emocional con porque son defectos evidentes. Pero siempre podremos
Jesucristo. Las palabras destructivas son hijas de los respetar las espaldas del hermano ausente, simplemente
sentimientos destructivos. Son éstos los que necesitan ser callando. Es, el silencio, una actitud tan noble y ele-
silenciados, como homenaje oblativo, a Jesús. Las solu- gante . . .
ciones profundas de los males comunitarios nacen a los
pies de Jesucristo.
¿Cómo se puede tener reverencia hacia una persona
cuando ella aparece, dentro de un análisis de valoración, Al enterarme del "pecado" de mi hermano, mi mejor
como un "pequeño"? Respetar es también amor oblativo, homenaje hacia él y mi manera primera v concreta de
la mayoría de las veces.'Una vez más repetimos: respe- amarlo, consistirá en echar siete llaves al tal "secreto",
taremos el misterio del hermano SQI6 si nos colocamos y el día de la mueite bajar a la tumba con el secreto
en la esfera de la fe, y hacemos una transferencia "vien- archivado, sin que, de mi boca, hubiese salido ninguna
do" al HERMANO Jesús en este hermano que está junto información directa ni indirecta.
"a mí. Así nace la veneración. Siempre pienso que, al presentarnos a las puertas d e ..
la eternidad, el mejor billete de entrada será un ramillete
160 Cap. V - RELACIONES INTERPERSONALES a) AMAR ES RESPETAR 161
de secretos, silenciosamente guardados. Allá solamente mana es la capacidad de g u a r d a r en silencio las confi-
e n t r a n los que a m a r o n ; y los que callaron, a m a r o n . dencias que se reciben, o las pequeñas irregularidades
Ciertamente n o basta callar. Eventualmente, hay que h u m a n a s que se observan.
informar, alguna vez. Sobre todo, hay que "elevar" al Una persona poco m a d u r a recibe u n a confidencia u
prójimo "pecador". También en esto consiste el amor. observa algo errado, y en lugar de ser señora de sí misma
Pero el p r i m e r deber es encubrir con el m a n t o del silen- y retener la noticia, se quiebra al peso psicológico de la
cio las espaldas del h e r m a n o "pecador". En esto está la información, le traicionan los nervios, se le sueltan las
misericordia y la sabiduría. noticias, cuenta, se d e r r a m a . . .
Muchas veces no se consigue nada con polemizar, Esta es la razón por la que los subditos, frecuente-
defendiendo con palabras ardientes el prestigio menos- mente, no tienen confianza en sus autoridades. Ya tuvie-
cabado del prójimo, porque los demás arrecian en su ron varios desengaños, y acaban diciendo, respecto al
ataque. En cambio, simplemente al callarse, u n o ya está c o o r d i n a d o r : tiene buena voluntad pero se le escapa la
defendiendo al otro, con altura y dignidad. lengua. No se puede confiar.
deposite en su corazón, la guarda como en un cofre se- Nuestra desgracia es ésta: el ser humano tiende a
llado, hasta la tumba y más allá . . . Esa casa está salvada adaptar todas las cosas a él, mediante la racionalización,
de la angustia y de la psicosis. en lugar de adaptarse, él, a todo. Si no hacemos una
severa autocrítica, o si no permitimos que nos critiquen
constructivamente, es casi seguro que llegaremos al abis-
mo de la muerte, cargando todos los defectos congénitos
de nuestra personalidad, habiendo, ellos, aumentado y
crecido en el camino de nuestros días.
La esencia misma de la fraternidad es ser transpa- Si las circunstancias ambientales no nos presionan,
rencia. Vivir en fraternidad significa ir derribando lenta- nosotros no cambiamos con el noviciado ni con los reti-
mente las murallas que separan a los hermanos, para ros o cursos. Hasta a Dios mismo lo adaptamos a nuestra
hacerse, todos, mutuamente patentes y presentes. Para medida y deseos mediante sutiles racionalizaciones.
esta finalidad, hay que crear un clima de confianza, y He aquí nuestra desdicha: disponemos de un exce-
para crear ese clima, hay que comenzar por cultivar un lente equipo de mecanismos de defensa para recrearlo
gran respeto mutuo. todo a nuestra medida.
esa "salida", el sujeto vuelve a la normalidad, y torna a sivamente el culpable de las colisiones? Si estamos a
ser una excelente persona. El relacionamiento con los cincuenta metros de distancia, ¿cuántos metros tengo que
hermanos descubrió, en su personalidad, ciertas reaccio- caminar yo, y cuántos usted, para que haya encuentro?
nes típicas que son verdaderas aristas para los demás.
Es necesario limarlas.
Adaptarse significa dejarnos cuestionar por los her-
manos, y cuando nuestros ángulos de personalidad que- Se trata, repetimos, de suavizar aquellos rasgos de
den descubiertos a la luz de la revisión, de la corrección personalidad que resultan molestos por angulosos, al
fraterna, o simplemente de la convivencia diaria, debe- entrar en relación con el otro. Rasgo de personalidad es
mos comenzar un lento proceso para suavizar ángulos y aquella manera peculiar de reaccionar frente a los estí-
controlar compulsiones. mulos exteriores.
Otros sujetos presentan, por suposición, un cincuen- Es uno mismo quien tiene que darse cuenta de cuá-
ta por ciento de normalidad. Es difícil encontrar perso- les son los rasgos propios que lastiman. Así como el do-
nas que sean "normales" en todos los campos de actua- lor señala la enfermedad, así, cuando el hermano queda
ción. Otra vez llegamos al misterio del hombre. Toda molesto o irritado con una reacción determinada mía,
persona tiene rasgos individuales, en diferentes grados, es señal de que tal rasgo está "enfermo".
en diversas combinaciones y proporciones. Esta variedad Sin embargo, si una típica reacción mía, por suposi-
de rasgos, como ramas del árbol de su personalidad, pue- ción, moíesta a este sujeto y no a los otros, ¿quién está
de tener diferentes manifestaciones: dominación, perse- "enfermo"?, ¿quién tiene que adaptarse? No raras veces,
verancia, sociabilidad, tacañería, escrupulosidad, irrita- una misma persona es encantadora para dos sujetos de
bilidad, pulcritud, agresividad . . . Ja comunidad, e insoportable para otros dos. ¿Dónde está
la falla? ¿Quién tiene que adaptarse?
En la actuación ordinaria, no siempre aparecen los
rasgos. A veces son más visibles; otras, menos. No se
sabe por qué, en tal circunstancia, aparece tal rasgo; en Otro problema. ¿Hasta dónde uno tiene que adap-
tal otra circunstancia, tal otro rasgo. Ciertas caracterís- tarse? ¿Hasta qué punto, uno tiene que ser uno mismo?
ticas están obstinadamente presentes en nuestra perso- Una actitud "personalista", ¿hasta dónde es afirmación
nalidad, pero en cuanto al grado de manifestación depen- de la individualidad y hasta dónde, testarudez? ¿Hasta
den de los estímulos y otras circunstancias. qué punto estamos racionalizando, al decir ¡ hay que ser
auténtico! y, en nombre de la autenticidad, estamos atre-
pellando a medio mundo?
? Estamos en la hora de la adaptación. Ciertamente, la
Í aptación es el problema más álgido entre las relaciones
Es la comunidad, son los hermanos de la comunidad,
mterpersonales. Adaptarse significa evitar colisiones. Si
nuestras ramas chocan, con peligro de incendio, ¿cuántos los que van a señalar, más con sus reacciones que con
centímetros de ellas deberá cortar usted, y cuántos yo, sus palabras, hasta qué límite tengo que limar las aris-
para que haya conjunción y no colisión? ¿Soy yo, exclu- tas hirientes y dolientes de mi personalidad.
166 Cap. V - RELACIONES INTERPERSONALES b) AMAR ES ADAPTARSE 16?
¿Qué había sucedido? Pueden darse, también, evasiones más sutiles. Ima-
ginemos una situación. Son cuatro personas. Cada u n a
En la situación anterior no habían tenido conflictos se creó su propio " m u n d o individual". No hav, entre sí,
p o r q u e no se habían interrelacionado en profundidad, u n compromiso social, aunque si tácito, como si hubieran
y no habían aparecido los lados angulosos de sus perso- hecho el siguiente convenio: no te metas en mi m u n d o
nalidades; igual que en el caso de algunos novios: antes y no m e meteré en el tuyo. Te respetaré c u a n t o me res-
de casarse, miel; después de casarse, hiél. Al aparecer petes. No te preocupes c u á n d o salgo, c u á n d o regreso,
los lados desconocidos y conflictivos, llega la h o r a ver- con quién ando, quién me llama p o r teléfono. Tal como
dadera del amor. sea tu actitud para conmigo, será mi actitud para con-
tigo.
Efectivamente, la comunidad grande no da, general-
Tienen casa para comer, para dormir, y para ver al-
mente, oportunidad para establecer verdaderamente re-
gunos p r o g r a m a s de televisión. Si falla la economía do-
laciones interpersonales. Allí las relaciones son superfi-
méstica, disponen del resDaldo de la economía provin-
ciales. ¿Por qué?
cial. Cada u n o se las arregló para vivir, como si las otras
Allí se da lo que yo llamo el juego de pelota. Se bus- Dersonas n o existieran, como en un hotel. En esa casa
ca, para relacionarme, a aquel otro sujeto que se ajusta hav paz, pero una paz eman?da del "esnléndido aisla-
a mi modo de ser. Más que h e r m a n o s , amigos. Si u n día m i e n t o " en que vive cada cual. No sucede siempre así,
surge u n conflicto, uno puede ir saltando como una pe- claro está. Pero hay peligro de que suceda frecuente-
lota, de sujeto en sujeto, hasta encontrar otro individuo mente.
que se ajuste a mi carácter. Y sigue el juego.
No digo que siempre suceda así. Pero, contra las E s t a m o s viendo que n o existe adaptación sin dolor,
sin una cierta tensión. La no existencia de tensiones n o
apariencias, en las comunidades grandes puede no existir necesariamente significa presencia de amor. Y la presen-
relacionamiento en profundidad. Por eso se puede vivir cia de tensiones nuede significar un magnífico esfuerzo
allí sin adaptarse, sin transformarse, sin amar. por " d a r Ja vida". Toda adaptación es morir un poco.
168 Cap. V - RELACIONES INTERPERSONALES b) AMAR ES ADAPTARSE 169
Los inadaptados A veces, sin embargo, en ios caminos por donde avan-
zan los mecanismos de adaptación, se instalan fuerzas
paralizantes que bloquean el funcionamiento de aquellos
La neurosis es la incapacidad de adaptarse. Y como mecanismos de adaptación.
a m a r es a d a p t a r s e y adaptarse es amar, neurosis significa Todos nosotros somos un poco neuróticos, o tempo-
fundamentalmente incapacidad de amar. Dicho de otra ralmente neuróticos. Esto es fácil de entender. Adaptado
m a n e r a : neurótico es aquel ser, incapaz de equilibrarse significa m a d u r o . Maduro significa colmado, realizado:
armoniosamente en la sociedad en que vive. Como con- que las potencias llegaron a su altura correspondiente.
secuencia, vive siempre conflictuado. Es conflictuante. Es diferente acabado que realizado. El ser h u m a n o nun-
Es eminentemente racionalizador: echa la culpa a todo ca está acabado, sino siempre abierto. Realizado significa
el m u n d o porque él es incapaz de darse cuenta de su pro- que, dadas las potencialidades congénitas, u n a persona
pia "culpabilidad". ¿Cómo se origina esta enfermedad? está consiguiendo resultados satisfactorios, al menos en
términos subjetivos.
Es una persona que vive exclusivamente en sí y p a r a
sí. Al relacionarse con el m u n d o exterior, comienza por Ahora bien, en este crecimiento, siempre ondulante,
u n juicio de valoración, desenfocado y falso. ¿Qué hace? cualquiera de nosotros puede provisoriamente presentar
En lugar de captar el m u n d o exterior, en sí mismo, co- síntomas neuróticos, concretamente en los m o m e n t o s de
mienza por proyectar su propio m u n d o interior sobre el crisis que, p o r definición, son transitorias.
exterior, identificándolos. De m a n e r a que, en lugar de
c o n t e m p l a r al m u n d o que lo rodea, en sus dimensiones
objetivas, lo percibe a través del prisma de su propio Pero u n a persona normal consigue, n o r m a l m e n t e
m u n d o subjetivo, p o r q u e para él, sólo éste existe. Tiene, adecuarse a las exigencias de las circunstancias, y equili-
p o r tanto, incapacidad de distinguir lo que hay dentro b r a r su conducta al tiempo y lugar, usando los medios
de él, y fuera de él. No puede desprenderse de su m u n d o . a p r o m a d o s , según las normas de su conciencia y los pun-
tos de vista de los demás.
Adaptado ( m a d u r o ) es aquel que consigue ser él mis-
mo en medio de individualidades muy diferenciadas, sin
entrar, p o r eso, en choque al esforzarse los demás por
ser ellos mismos. El hombre m a d u r o es aauel que se
ajusta en su medio ambiente, con sus cualidades y sus
El ser humano dispone de formidables equipos de defectos.
a d a p t a c i ó n , a nivel fisiológico y también a nivel psico-
lógico. Cuando verdaderamente se relaciona con sus se- El a d a p t a d o es una persona eminentemente objetiva,
m e j a n t e s , y aunque esta relación sea m o m e n t á n e a m e n t e capaz de m i r a r los hechos v las personas, en sí m i s m a s ,
conflictiva, el hombre aprende a reaccionar de un m o d o desligándolas de mis proyecciones emocionales. Y en con-
semiautomático, desarrollando hábitos de acción que secuencia procede armoniosamente, reconociendo sus lí-
p u e d e n ser interpretados como reflejos condicionados. mites v las potencialidades de los demás. Es capaz de
E s t o , normalmente. renunciar a u n valor, por ejemplo al matrimonio, y no
170 Cap. V - RELACIONES INTERPERSONÁLES
b) AMAR ES ADAPTARSE 17Í
por eso q u e d a inválido o desequilibrado antes al contra-
rio, es capaz de canalizar aquellas fuerzas renunciadas Por eso, hay p o r ahí " n i ñ o s " de cuarenta o de cin-
hacia u n a productividad mayor. cuenta años, que hicieron de sus vidas una búsqueda in-
En una palabra, a d a p t a r s e es u n lento y progresivo saciable de c a r i ñ o : que todos m e quieran, m e aprecien,
crecimiento hacia una coherencia integradora entre eí me alaben . . . Estas personas, habiendo crecido biológi-
sentir, pensar, h a b l a r y actuar. camente, quedaron estancadas, en cuanto a su crecimien-
to psicológico, en las primeras etapas de la vida. El índice
más alto de la m a d u r e z h u m a n a es la capacidad de a m a r
sin ser a m a d o , de lo cual la máxima expresión es la Ora-
ción Simple de san Francisco.
Diferentes formas
Las raíces
El rencor es la tendencia a hacer daño, y a recrearse
en ello.
El perdón es el don de los dones, como lo dice la Llamamos odio a la inclinación a exterminar al o t r o .
palabra. Ciertamente es el don más difícil de regalar. A Es una "protesta", hecha con toda el alma, del hecho de
la raíz de todos los conflictos fraternos está el p r o b l e m a que el o t r o exista. El rasgo específico del odio es el deseo
del perdón. La malevolencia, digamos con una palabra, de que el otro no disfrute de la existencia. Es lo más
es la muralla absoluta que bloquea la comunicación con opuesto al a m o r fraterno, y a ello se refiere san Juan en
el prójimo. sus cartas. Uno siente repugnancia hasta de pronunciar
la palabra odio. Pero la emoción del odio puede encubrir-
se, con m á s frecuencia de lo que se cree, entre los plie-
El sentimiento normal, como tendencia fundamental gues de otros sentimientos.
de la vida, es la benevolencia hacia el otro. No siempre,
sin embargo, funciona en el h o m b r e la tendencia de ser-
para-otro, sino también la inclinación de ser-contra-otro. Cuando el deseo de poseer y la necesidad de estima-
Pero esto último no es lo normal. ción son lesionados, nace la necesidad de la venganza,
así como nace la gratitud como un impulso ¡reactivo a lo
bueno q u e recibimos de los demás. Si el deseo de p o d e r
La agresividad cordial nace casi siempre e n t r e los c estimación, repito, quedan lesionados en sus exigencias,
pliegues de la concurrencia y de la rivalidad, por las que se busca la compensación produciendo un daño igual, a
u n o quiere conseguir algo, y los otros se lo disputan. La
c) AMAR ES PERDONAR 175
174 Cap. V - RELACIONES INTERPERSONALES
Otras veces, en cambio, es el resultado de u n a transfe-
aquel que ha obstruido la aspiración: ojo por o j o : me rencia inconsciente p o r la que u n o evoca u n personaje
quitas u n ojo, te quito un ojo. Existe, pues, en la ven- olvidado con el que h u b o conflictos en tiempos pasados.
ganza un ajuste de cuentas.
En la envidia existe todo el contenido del resenti- P e r d o n a r es extinguir esos sentimientos, como quien
miento y, además, encierra la inclinación a vengarse de apaga una llama.
los que han sido más afortunados que uno, a pesar de En estas emociones de malevolencia existe una vin-
q u e los tales afortunados no me han causado ningún culación emocional entre el otro y yo. Estos sentimientos
daño. adversos son cargas de resistencia, lanzadas mentalmente
Se procura la satisfacción rebajando los valores de contra el prójimo. Las cargas, al ser permanentes, for-
los demás; y en esta operación desvalorizadora se puede man una cadena que sujeta destructivamente a los dos
tomar un aire de objetividad, racionalizando con nuevos individuos.
principios, otros códigos de valores, otros criterios p a r a P e r d o n a r es, pues, q u e b r a r esos vínculos y desligarse.
poder decir: al final, tú no eres más que yo. En la emo- Odiar —si se me permite la expresión— es locura :
ción de la envidia hay siempre escondida cierta dosis de es como aquel que almacena un veneno que irá lenta-
frustración. No hay resentimiento sin envidia, aunque sí mente destruyéndolo por dentro.
envidia sin resentimiento ¿Quién sufre? ¿El que odia o el que es odiado? Cuan-
tas personas pasan días y noches, lanzando mentalmente
agresivas cargas emocionales contra una determinada
En los celos queda p e r t u r b a d o el deseo de tener todo persona, y esta persona ni siquiera se entera. Mientras
para sí, al observar que el otro es objeto de grande esti- que usted se consume, sombrío y enconado, contra su
mación de parte de los demás, estima que uno la desea- prójimo, mientras tanto, el otro está "bailando" feliz en
ría exclusivamente para sí. la vida, completamente desligado de usted. La inmensa
mayoría de las veces no llegan al interesado los efectos
Antipatía es una tendencia emocional por la que el de n u e s t r a s emociones destructivas, en tanto que estamos
prójimo es como un polo en el que yo no encuentro re- siendo l e n t a m e n t e presionados y aprisionados por nues-
sonancia. Esta emoción nace, a veces, del fondo vital. tras p r o p i a s s o m b r a s tenebrosas.
c) AMAR ES PERDONAR 177
176 Cap. V - RELACIONES INTERPERSONALES
Así pues, la malevolencia es una carga emocional ne-
¿Masoquismo? ¿Autodestrucción? No. Insensatez. gativa. Ahora bien u n a carga emocional negativa sola-
Odiar es locura. mente puede ser disuelta dentro de u n a carga emocional
El resentimiento destruye al resentido. positiva, y con esto, paso a señalar la segunda manera
Vale la pena perdonar. ¿Para qué sufrir inútilmente? de perdonar.
Nunca tendrá paz, en cuanto no se decida a perdonar. El Concretamente entiendo por carga emocional posi-
día que perdone, sentirá u n ' a l i v i o tan grande, que aca- tiva, la intimidad con Jesús.
bará diciendo : valió la pena. Por la experiencia de la vida, sabemos cuánto cuesta
perdonar; sabemos también que, p a r a ello, m á s que p a r a
cualquiera otra actitud fraterna, necesitamos de Jesús.
* Por gusto no se perdona. Tampoco por ideas ni por con-
* * * vicciones, ni siquiera por los ideales. Por una persona sí.
*
Con frecuencia tenemos miedo a e n t r a r en comuni- En una palabra, la comunicación es una aventura, y
cación con los demás. Lo queremos y no lo queremos. exige corage. Solamente con mucho amor, u n o se puede
E s t a m o s convencidos de que hay que hacerlo, pero no abrir. Pero el hecho de abrirse a los demás fortalece la
nos agrada porque vislumbramos riesgos. E n t r a m o s en personalidad y aumenta la capacidad de amor.
u n a sabrosa comunicación con aquellos que tienen afi-
n i d a d con nosotros. Pero en la fraternidad, los gustos
e s t á n hiera de circulación. Es el a m o r oblativo el que nos El arte de abrirse
coloca por encima de los gustos.
La confianza
Un reloj en medio del que está enfrente. Pero si colocamos otras dos per-
sonas, que miran a cada lado del reloj, y j u n t a m o s las
cuatro percepciones, entonces la "verdad" del reloj será
El diálogo no es un debate de ideas, en el que se mucho más completa.
combate con el fuego cruzado de criterios, tras los cua-
les se ocultan y se defienden las actitudes e intereses
personales. Plenitud e indigencia
Diálogo no es polémica, ni controversia, ni confron-
tación dialéctica de distintas concepciones o mentalida-
des. No se trata, tampoco, de varios monólogos, entre- En la vida de cada persona hay, pues, una plenitud
cortados p o r el juego de luces verdes y rojas, como su- y una indigencia. Digo plenitud porque cuando veo o vivo
cede con los semáforos de las calles. una realidad, tengo la impresión de ver y vivir esa reali-
dad plenamente.
Sin embargo, cuando los otros ven y viven esa misma
realidad también ellos sienten que la ven y viven plena-
mente. Experimentan otros enfoques, diferentes al mío,
pero con la sensación de plenitud: ellos sienten que la
Se trata de buscar la verdad entre dos personas, o realidad es completamente así.
en un grupo. Yo necesito —indigencia— de la plenitud de ellos,
Imaginemos un caso. Yo me encuentro frente a o t r a de la visión perceptiva de ellos. Ellos necesitan de mi
persona. Ponemos un reloj en medio de los dos. Los dos percepción visual —de mi plenitud—. He aquí la necesi-
vemos el mismo reloj. Sin embargo, el reloj (la parte del dad y el fundamento del diálogo.
reloj) que ve usted es diferente, y hasta opuesto, a lo
que veo yo, a pesar de tratarse del m i s m o reloj.
Cada persona contempla las cosas desde la perspec- Nos complementamos
tiva propia. Cada u n o capta y participa de las cosas y de
los sucesos, de u n a m a n e r a original y diferente.
Por est mismo, nuestra percepción personal es ne- Tenemos para dar, y necesitamos recibir. Comple-
cesariamente parcial, y nos enriquecemos con la percep- mentariedad significa e s o : yo tengo algo que tú no tienes,
ción, también limitada, d e los demás. Captamos la verdad y viceversa.
de forma necesariamente incompleta debido a la condi- Todo diálogo se desarrolla sobre diferencias. Es ne-
ción h u m a n a limitada, debido a la relatividad e histori- cesario que tú seas tú mismo, y yo sea yo mismo, cada
cidad humanas. cual con la total identidad consigo mismo. El diálogo exi-
ge, pues, en primer lugar, una gran sinceridad.
Esto sucede porque nos cuesta recibir la "verdad" siciones acaban por anular el verdadero diálogo. Para
de los demás, sobre todo cuando la "visión" del hermano un diálogo constructivo, hay que comenzar por descubrir
contradice mi propia visión. Peor aún, cuando la "ver- lo que tenemos, en común, entre él y yo, y luego, discer-
dad" ajena amenaza indiiectamente la actitud vital que, nir con precisión lo que hay de diferente entre los dos.
con frecuencia, se esconde detrás de mis criterios.
Cuando surgen las diferencias sobreviene el momen-
to más difícil. En este momento existe el peligro de que
el diálogo se transforme en un debate a la ofensiva o a
la defensiva, o en una palabrería estéril.
Es, pues, inevitable cierta tensión, en todo diálogo.
Tengo que esforzarme, sin compulsión, por seguir siendo
Aparece la tensión yo mismo, sin dejarme absorver, pero al mismo tiempo
debo admitir y hacer mío todo cuanto de bueno existe
en el otro Y al mismo tiempo, de mi parte, tengo que
abrirme hacia los otros, para ofrecer mi verdad y mi ri-
Por lo general, en este momento surgen dos estrate- queza, teniendo sumo cuidado de no invadir ni anular
gias : el instinto de anular las diferencias, resistiéndolas, a nadie.
buscando argumentos y luchando para que los demás Como se ve, el diálogo y la comunicación avanzan,
piensen como yo. La otra tentación consiste en imponer en su proceso de maduración, por un camino erizado de
la propia verdad de forma avasalladora, atacando y anu- conflictos, que son el precio de una madurez. Es verdad
lando la "verdad" del otro. que el conflicto puede matar el diálogo, pero también
Esta actitud dominadora puede pasar peligrosamen- puede matarlo la falta de conflicto. El diálogo, sin una
te a otro instinto: el de la "destrucción" de la persona cierta tensión, no es diálogo sino una conversación.
del otro, cuando un sujeto se siente completamente
perdido y sin posible salida, o cuando presiente que la
"verdad" del otro puede constituirse en una amenaza pa- Palabras con significados diferentes
ra su posición vital.
Cuando los dialogantes son inexpertos e inmaduros,
o están dominados por una fuerte dosis de narcisismo, Para un diálogo entre dos sujetos, entre subdito y
el diálogo, entonces, tiende a ser invasión total del "vo" coordinador, o a nivel comunitario, las dificultades co-
en el "tú". mienzan por el lenguaje.
Las palabras del vocabulario están cargadas de dife-
rentes valores y significados. Palabras que, a mí me dicen
Existe también otra tentación: la de dejarse llevar mucho, al otro no le dicen nada, y viceversa.
por lo que los otros dicen. Esto ocurre cuando el otro Ciertas expresiones despiertan, en un determinado
tiene una personalidad dominadora, y la de uno, en cam- sujeto, emociones desagradables e historias ingratas, por
bio, es débil, con tendencia a la dependencia. Ambas po- una combinada asociación de recuerdos.
200 Cap. V - RELACIONES INTERPERSONALES g) AMAR ES DIALOGAR 201
Otras expresiones pueden despertar, en algunas per- y hace que no se soporte a nadie que disienta de n u e s t r o
sonas, profundos complejos o un conjunto de tensiones parecer. Cualquier criterio contrario se interpreta como
no resueltas, o, en fin, fragmentos vivos de la historia actitud personal contraria.
personal. Esas tensiones, sin resolverse, mantienen para-
lizadas, en lo más profundo de nuestro ser, grandes ener- Condiciones para el diálogo
gías, eventualmente reprimidas. Todo eso —a la hora del
diálogo— puede t u r b a r nuestro lenguaje, mejor, nuestra
comunicación con inhibiciones, compulsiones . . . Siempre que se busca la verdad o se quiere s u p e r a r
A veces se forman, en u n a comunidad, bloques men- un conflicto interpersonal, por medio del diálogo, la acti-
tales, según la visión política, mentalidad eclesial o crite- tud primera y elemental es la humildad.
rios pastorales E n este caso, unas mismas palabras, se No hay disparate en este m u n d o que no tenga p a r t e
gún sea la boca que las pronuncie, conllevan diferentes, de verdad. Y no hav mente h u m a n a que sea capaz de
y hasta opuestos, significativos; y eso dificulta la comu- a p r e h e n d e r la verdad completa.
nicación. Necesitamos humildad para olvidar viejas historias,
desaveniencias pasadas, lo que ocurrió en nuestro diá-
logo anterior. Se necesita la actitud generosa de perdo-
nar. Son las situaciones emocionales las que bloquean la
En el corazón del hombre comunicación entre los hermanos. Las distancias, en los
corazones, cristalizan en distancias, en las mentes. En
esos casos, las personas se inhiben y se repliegan hasta
Sin e m b a r g o los obstáculos más serios, p a r a el diá- las regiones más lejanas de sí mismos.
logo, se esconden en el corazón h u m a n o . Ya conocemos
los frutos desabridos que produce una raíz i r r e d e n t a : Se necesita humildad para comenzar de nuevo, des-
discordias, iras, envidias . . . (Gal 5, 20). El egoísmo, en pués del fracaso del diálogo anterior. Necesitamos humil-
sus mil formas, o b s t r u y e el diálogo, en todos sus niveles. dad p a r a desligar mi persona de la verdad, para buscar
la verdad y no a mí mismo o mis intereses exclusivos,
con ocasión del diálogo.
De este egoísmo nace la necesidad de autoafirmación, Necesitamos humildad Dará reconocer errores o al-
con tendencia a excluir a los demás. Esto origina, a su gunos aspectos de la verdad en que estábamos equivoca-
vez, u n a adhesión m o r b o s a a nuestro p u n t o de vista, p o r dos, y dejarnos enriquecer con la verdad del otro. Nece-
la identificación simbiótica existente entre la persona, sitamos humildad para no a s u m i r un aire triunfal cuando
la imagen, y las i d e a s de la propia persona. se llega a la conclusión de que uno tenía razón.
Esto puede t e n e r consecuencias desastrosas en cual- En fin, necesitamos humildad para bajar la voz, e
quiera discusión doméstica, así se t r a t e de cuestiones ba- incluso silenciarnos, cuando la discusión entró en la zona
nales. Peor todavía si la necesidad de autoafirmación es- de fuego, o cuando uno percibe que el "adversario" se
tá enraizada en c o m p l e j o s de inferioridad. sintió humillado por el resultado del diálogo.
Una imagen i n f l a d a de uno mismo hace que preten-
d a m o s c o n s t i t u i r n o s en monopolizadores de la verdad.
202 Cap. V RELACIONES INTERPERSONALES h) AMAR ES ASUMIR AL HERMANO "DIFÍCIL" 203
Para dialogar bien, necesitamos también da buena Perseverancia para no tirar por la borda al segundo
voluntad. o tercer fracaso. No se debe pretender quemar etapas,
Esto significa, primeramente, que uno debe tener fe precipitando los acontecimientos, y dejándose llevar por
en el otro. Tenemos que pensar que, también el otro, pro- la impaciencia.
cede con recta intención, llevado por una sincera bús-
queda de la verdad.
Es necesario tener presente que, en todo conflicto
fraterno, cada uno se bota a víctima, y todos dicen tener
razón. Normalmente la culpa está en los dos lados. Y es En cada comunidad debería crearse un verdadero
uno mismo quien tiene que comenzar por preguntarse culto al diálogo: creer en el diálogo, esperar en el diálo-
por la parte de su propia culpa. go, cultivar el diálogo.
Buena vo'untad significa respetar al otro, sobre todo El diálogo es un arte donde no hay rutas ni pautas
en las reuniones grupales. Cualquier comentario, sonrisa preestablecidas. Sólo dialogando se aprende a dialogar,
o gesto despectivo, no solamente turba al que habla, sino igual que el niño, que. sólo dando pasos, aprende a andar.
que a algunos hermanos los deja inhibidos y como para- La comunidad debe creer y amar el diálogo porque él
lizados para los futuros encuentros.
desenlaza todos los nudos,
disipa todas las suspicacias,
abre todas las puertas,
Es necesario aceptar al otro, tal como es, sin prejui- soluciona todos los conflictos,
cios, sin apriorismos. Tengo que pensar que, así como yo, madura la persona y la comunidad,
también él tiene derecho a ser él mismo, con sus peculia- es el vínculo de la unidad v de la paz,
ridades y deficiencias. En el momento de escucharlo, ten- es el alma y la "madre" de la Fraternidad.
go que acallar los prejuicios contra él, mirarlo con sim-
patía, y comprender la globalidad de su personalidad, su
historia pasada y su situación presente.
No vamos a hacer aquí un amplio cuadro clírtico de Pues bien, una vez allá dentro de sí mismo, el p o b r e
los distintos síntomas de enfermedades del alma, de rare- h e r m a n o se siente envuelto en la noche fría de la solita-
zas y excentricidades que pueden darse en todas las co- riedad.
munidades. Los verdaderos hombres de ciencia nos dirán Esa fría soledad interior es un clima propicio para
que gran parte de esas "enfermedades" provienen de la contraer las enfermedades del espíritu. Cuando este su-
constitución bioquímica, de los códigos genéticos y de jeto salga de sus solitarias interioridades para relacio-
las diferentes combinaciones de cromosomas. Los llama- narse con los demás, es seguro que, para ese momento,
dos traumas, represiones y otras deficiencias de higiene ya estará "enfermo".
mental, no influyen decisivamente en las tendencias, ac- En mi apreciación, esta es la radiografía para expli-
titudes y comportamientos humanos. carnos el caso de aquellos miembros, que siendo sanos
Un electroencefalograma, el funcionamiento deficien- cuando ingresaron en una comunidad, al cabo de muchos
te de cualquiera glándula endocrina, sobre todo de la hi- años acaban por ser individuos agresivos, resentidos o
pófisis o una excesiva descarga de adrenalina pueden infantiles. Esta es, también, la razón que explica el caso
explicar muchos comportamientos irregulares mejor que de aquellos individuos que disponían, antes de incorpo-
cualquier diagnóstico psicoanalítico. rarse a una comunidad, de un modo de ser suave y cari-
Sin embargo, a nosotros no nos interesa diseñar aquí ñoso, y años más tarde se les ve duros e insensibles. En
un cuadro patológico completo de tantos tipos de sujetos vez de madurar, recrudecieron.
difíciles que pueden darse en las comunidades, sino sa-
ber en qué medida puede contribuir la comunidad para
generar o curar las enfermedades espirituales de sus Por la observación de la vida he llegado a la conclu-
miembros. sión de que los sujetos difíciles son así porque se sienten
vacíos de afecto fraterno. Tienen la sensación de que
Un caso frecuente nadie los quiere. Se sienten solos. Y entonces, por esos
misteriosos dispositivos de compensación, reaccionan
molestando a medio mundo. Con esta violencia se com-
El caso más corriente, según me parece, es el si- pensan (se "vengan") de la solitariedad dolorosa que
guiente. sufren. No digo que siempre sea así, pero sí frecuente-
El ser h u m a n o nació p a r a a m a r y ser amado. Y sólo mente.
comienza a sentirse realizado, en un crecimiento perso- Difícilmente nos percataremos en su exacta medida
nalizante, al desplegar sus capacidades afectivas, en con- de cómo la cosa más triste que le puede suceder a una
t a c t o con los demás en una actitud de servicio y dona- persona en este mundo es sentirse sola, percibir que na-
ción. die se interesa por ella. Una gran potencia mística podría
Ahora bien; si un sujeto, una vez incorporado a \& sublimar esta frustración, pero normalmente no hay más
comunidad percibe que los demás m i e m b r o s están "au- sustitutivos que las compulsiones.
sentes", aunque estén codo a codo con él, entonces aquel Como se ve, la consecuencia necesaria de una frus-
sujeto, por u n instinto de reacción defensiva, toma la di- tración es la violencia. No aman porque no se sienten
rección hacia sus regiones interiores, en u n temeroso mo- amados. Sin embargo, cuando un hombre muy maduro
vimiento de repliegue. no se siente amado, en lugar de buscar ser amado, puede
208 Cap. V - RELACIONES INTERPERSONALES
h) AMAR ES ASUMIR AL HERMANO "DIFÍCIL" 209
reactivar su capacidad de amar, y en este caso, no se da
u n a crisis depresiva o un llanto histérico, n o por eso debe
la frustración sino una marcha acelerada hacia la madu-
eludirse la corrección grupal, p o r q u e después de un cierto
rez.
tiempo, el díscolo podría reconocer la falta en su intimi-
Con otras palabras, la frustración de no ser a m a d o dad, y corregirse; o podría también corregirse por t e m o r
puede ser c o m p e n s a d a con la satisfacción de amar. ¿No al desprestigio público, ya que la imagen es vital p a r a él.
me a m a n ? Voy a amarlos. ¿No me comprenden? Voy a
comprenderlos. ¿Aquí sólo hay pesimismo? Voy a poner
optimismo.
E s como pedir demasiado. No siempre los responsa- Ya en los últimos años de su vida, Francisco de Asís
bles conseguirán tal dominio de nervios p a r a envolver al aconseja insistentemente la receta del amor, como la úni-
sujeto incorrecto en una atmósfera de paz. ca medicina p a r a sanar. El responsable de una Provincia
había escrito a Francisco explicándole que, entre los her-
manos, había algunos rebeldes y contestatarios, y le pre-
guntaba cómo debía actuar con ellos. El h o m b r e de Asís
le respondió por c a r t a : "Ama a los que te hacen estas
cosas". Más tarde, en la misma carta, le r e i t e r a : "les da-
rás pruebas de a m o r " . A la pregunta concreta sobre qué
Después de vivir mucha vida en pocos años, el hom- determinaciones t o m a r contra aquellos rebeldes, Francis-
b r e de Asís cambió de criterio. Fue convenciéndose de co dio esta sorprendente r e s p u e s t a : "Amales más que a
que las leyes medicinales y vindicativas son eficaces para mí". A su sucesor en el gobierno de la Fraternidad, Fray
ía hora de corregir. Las amonestaciones canónicas, las Elias, en una primera carta, le entregó estos consejos de
amenazas y castigos encierran u n a excelente eficacia pa- a m o r : "Sólo en esto reconoceré si eres siervo de Dios : si,
ra m a n t e n e r el orden, g u a r d a r la disciplina y erradicar por medio del amor, llevas a Dios a tu h e r m a n o extra-
los males. viado, y minea dejes de amarlo, por más grave que sea
Pero observó también que esas mismas leyes eran su pecado".
extraordinariamente estériles p a r a la hora de "redimir".
Nunca había conocido un solo h e r m a n o " s a n a d o " por
las leyes coercitivas. Aquí está el problema difícil. Cuando un sujeto es-
Y después de ver tantos casos y cosas, llegó a la candaliza o p e r t u r b a el orden, la comunidad —sobre todo
conclusión final de que, en este mundo, lo único que re- el coordinador— reacciona airada y conturbadamente.
dime a los rebeldes y enfermos es el amor, ya que, justa- Todos sienten repulsa por aquel sujeto. Mental v emo-
mente son "enfermos" por carecer de amor. cionalmente condenan al rebelde. Este, al sentirse conde-
nado, se endurece en su rebeldía "Nunca dejes de amar-
lo" ¡ he ahí la actitud necesaria y difícil! Que no sorpren-
La corrección separa, distancia al que corrige del co-
da la noche, al coordinador, m o n t a d o sobre la ira. Para
rregido. Detrás de la corrección parecen escucharse el
estos casos, a m a r significa amainar la ira y la conturba-
estallido del látigo y músicas de amenazas. El amor, en
ción.
cambio, asume al "enfermo" con las dulces manos de la
comprensión y del cariño.
Yo mismo he presenciado verdaderos prodigios de *
transformación, gracias a la eficacia del amor. He cono- * * *
cido o he sabido de caracteres verdaderamente "imposi-
bles" que, al fin, se encontraron con un "superior" pa-
ciente que, simplemente, comenzó a amarlos (sin amo-
n e s t a r ) . Y aquellos rebeldes comenzaron a cambiar como Amar al rebelde es cosa fácil y natural, pero para
p o r arte de magia, hasta llegar a una gran transforma- a m a r al difícil se necesita un coraje poco común, una
ción. ¡Cuántos de estos casos! naturaleza especial o un don infuso de lo alto.
212 Cap. V - RELACIONES INTERPERSONALES h) AMAR ES ASUMIR AL HERMANO "DIFÍCIL" 213
Justamente aquí está el filo de la cuestión. Estamos Hoy día, en algunos países, se ha introducido la cos-
metidos en un círculo vicioso. Está "enfermo" porque tumbre de frecuentar consultorios psiquiátricos, costum-
n o lo aman. No lo aman porque no es amable. Para mal bre practicada sobre todo por las religiosas. Conocí mu-
de males, se trata de un círculo vicioso acelerado. Cuanto chas Madres provinciales que, al menor síntoma de crisis
menos lo aman, más difícil y hosco se torna. Cuanto más de una religiosa, la aconsejan de entrada —a veces pre-
difícil y hosco se torna, menos lo aman, y van abriéndose sionando, alguna vez obligando— irre a consultar con un
las heridas y las distancias. psiquiatra.
¿Qué significa asumir? La comunidad deberá tener Después de conocer y tratar a millares de religiosas,
infinita paciencia con los sujetos difíciles. Esta actitud siendo fuertes reservas sobre este hábito, tan generali-
sólo puede tenerse como gesto oblativo por amor a Jesús zado.
porque por gusto es imposible tratar con paz y cariño al
perturbador de la comunidad. Para tener esta paciencia
ayudará también tener presente las consideraciones que En estos tratamientos —tanto en el análisis como en
hicimos más arriba sobre la comprensión. la terapia— se le sumerge a la paciente (la religiosa) en
un contexto sin Dios, se prescinde del espíritu de consa-
gración, las enfermedade-? son efecto de las represiones,
A veces se encuentran en las comunidades, suietos como si el alma no existiera, como si la Gracia no exis-
tan difíciles que ni siquiera se dejan amar. Cuando la tiera, como si, fuera de la "carne", todo fuese ilusión.
comunidad intenta asumirlos, ellos reaccionan extraña- Hemos caído en un nuevo dogmatismo; es un nuevo mito
mente resistiendo y rechazando el amor que se les brinda. al que tantos eclesiásticos se adhirieron con tanta devo-
Generalmente sucede esto porque la actitud cariñosa ción como superficialidad con peligro de perder de vista
de la comunidad les "suena" a estos sujetos como si se los valores sobrenaturales; muchas personas quedaron
les dijera: te trato así para que te portes bien, y te corri- con una mentalidad confusa v con la fe deteriorada.
jas. Les suena, con otras palabras, a amor "interesado"
que no es amor—. Como el sujeto difícil está "enfer-
mo" por carencia de amor —aunque no siempre—, justa- Cuando los analistas son freudianos (lo que ocurre
mente por eso tiene una sensibilidad única a todo lo que casi siempre), la religiosa es llevada —sin premedita-
sea afecto, y rápidamente "huele" que en tal actitud de ción— a la íntima convicción de que el valor más impor-
la comunidad no sólo hay interés sino también una tram- tante de la vida es el valor sexual; y como no cultivó este
pa —como el cebo de un anzuelo— para que sea "bue- valor, la paciente queda con la impresión de haber per-
nito". Con esto, el difícil se siente humillado y reacciona dido el tiempo en su vida.
de forma esquiva.
Sin embargo, no existe otra medicina para estos ca-
sos sino el amor paciente y desinteresado. Sin proponerse, se ha sustituido, en muchos casos,
al confesor y director espiritual por el psicoanalista. Di-
* cen que escasean los sacerdotes oue se dedican a orien-
* * * tadores espirituales. Entre las religiosas, hay mujeres de
pdmriable equilibrio y sabiduría. ¿Por qué no se busca
h) AMAR ES ASUMIR AL HERMANO "DIFÍCIL" 215
214 Cap. V RELACIONES INTERPERSONALES
En cuanto a los exámenes o test psicológicos para la
a ellas, como animadoras y orientadoras? En muchas admisión de las candidatas, he visto a lo largo de mi vida
partes, hasta los laicos buscan a las religiosas como orien- casos que indignan por su arbitrariedad e injusticia.
tadoras de los problemas de su vida. He visto cómo los tales exámenes psicológicos son
frecuentemente desmentidos por la vida.
He presenciado con dolor cómo excelentes mucha-
Muchas veces me he preguntado por qué la mujer chas fueron arbitrariamente interceptadas en su deseo
religiosa —y no sólo la religiosa— acude con tanta faci- de consagrarse al Señor. En lugar de observarlas y "es-
lidad al consultorio psiquiátrico, a veces por largos años, tudiarlas" en los años de formación, cercenan tranquila-
y a alto precio. La explicación, me parece, es ésta : se sien- mente una eventual vocación apoyándose en una de esas
ten centro de atención e interés, se sienten atendidas conclusiones "científicas" que, frecuentemente, están en
personalmente. Y justamente aquí reside el desafío para contradicción con la observación y el sentido común.
ia fraternidad. Si se sintieran amadas por los miembros Algunos casos que he conocido, no dudo en considerar-
de la comunidad, no habría necesidad de consulta psi- los como un atentado contra el misterio de la persona
quiátrica v vivirían libres y felices. y de los designios de Dios.
Exámenes psicológicos: he ahí el nuevo mito al que
tantos Consejos Provinciales se adhieren superficial y
El psicoanálisis pretende engendrar la independencia ciegamente como si fueran dogmas infalibles.
(libertad) en el paciente. Y lo que se observa, con nota- No estoy en contra de los tales Test sino en contra
ble frecuencia, es cuánta dependencia genera en sus pa- de su dogmatización. Algunas veces son necesarios. Siem-
cientes, respecto al anal i si a. pre son convenientes; pero a condición de que se los mire
como lo que, en realidad, son: como una orientación
para la observación y conocimiento de la persona.
La observación de la vida me ha llevado a la con-
clusión de que la inmensa mayoría de las llamadas en-
fermedades psíquicas pueden ser sanadas en el seno cá-
lido de una fraternidad, y con una atención esmerada de
parte de la coordinadora. Son muy pocas las personas
que necesitan de ayuda "clínica".
Ser cariñosos
cariñoso que hacer cariño. Ser cariñoso significa, en de- el calor solar no penetra en sus entrañas. En los nidos
finitiva, que el o t r o , a partir de mi trato con él, percibe que las golondrinas construyen en los claustros de las
que yo estoy con él. Es una corriente sensible, cálida y catedrales, los huevos fecundados nunca se transforma-
profunda. rían en vida si la h e m b r a no se posara sobre ellos durante
veintidós días, con treinta y ocho grados de calor.
Asimismo, los seres h u m a n o s de u n a comunidad,
Hay gestos que, inequívocamente, son portadores de p a r a conseguir la madurez adulta y ser fecundos, nece-
c a r i ñ o : una sonrisa, u n a breve visita, u n a pregunta sin- sitan también h a b i t a r en una atmósfera cálida, impreg-
cera, "cómo amaneció", "cómo se siente hoy", un peque- nada de cariño.
ño servicio, el vivir con el corazón en la mano. ¡ Es tan
fácil hacer feliz a una persona! Basta una palabra, un
gesto, una sonrisa, una mirada. ¡ Qué linda "profesión"
ésta de hacer felices a los demás, siquiera sea por un * * *
momento! Llevar u n vaso de alegría al prójimo ¡ qué ta-
rea tan fácil y sublime!
¡ Qué cosa estupenda el acercarse a un h e r m a n o de-
primido v ofrecerle una palabra de esperanza: no tengas Amar es perder el tiempo con el h e r m a n o . Hoy día
miedo; todo pasará; cuenta conmigo; m a ñ a n a será me- todo el m u n d o vive con el agua al cuello y la lengua afue-
j o r ! Para ser cariñoso, l o único que se necesita es no estar ra. Corremos contra el reloj, como dicen los deportistas.
consigo mismo, sino salirse p a r a estar con los demás. Hay peligro de que cada individuo se pierda en el bosque
San Francisco dice a los h e r m a n o s : si cualquiera de sus actividades, bastante desordenadas, generalmente.
m a d r e se preocupa y cuida al hijo de sus entrañas, con Amar implica p e r d e r el tiempo.
cuánta más razón aquellos hermanos que nacieron de Perder tiempo significa dedicar fragmentos de tiem-
u n mismo espíritu, deberán a m a r s e y cuidarse mutua- p o a los demás sin un por qué, sin una utilidad concreta.
mente, con cariño. Y les agrega estas p a l a b r a s : Es tan fácil. Basta hacerse un hueco, buscar al otro, sen-
tarse a su lado, preguntarle cómo van sus compromisos,
Quiero que todos los hermanos cómo se siente de salud . . .
se comporten Amar es celebrar. Con esta noble expresión no auiero
como hijos significar aquella elevada actitud de apreciar y proclamar
de una misma m a d r e . la existencia del h e r m a n o sino otra actitud doméstica.
Cualquier m i e m b r o de la comunidad tiene actuaciones
brillantes. No cuesta nada descorchar un champagne o
c o m p r a r una torta con ocasión de u n o de estos éxitos.
Celebrando el éxito, estamos, de hecho, enalteciendo la
persona del h e r m a n o . ; F a l t a de pobreza? Me parece que,
Todo lo que es vida necesita, para germinar y madu- si alguna vez n o se debe tener escrúpulo para descuidar
r a r , el carlor circundante. Una pera, un r a c i m o de uvas un poco la economía doméstica, es cuando andan de por
o el fruto de la zarzamora nunca llegarán a la sazón si medio los valores fraternos.
Cap. V RELACIONES INTERPERSONALES h) AMAR ES ASUMIR AL HERMANO "DIFÍCIL" 219
218
Amar es estimular. Son los pusilánimes los que ne- A los ancianos se les mira con veneración, se les pro-
cesitan de estímulo. Pero no sólo ellos. Frecuentemente diga consolación, se les manifiesta gratitud porque ellos
las personalidades optimistas pasan períodos de postra- ya soportaron el peso y el calor del día.
ción y necesitan reanimación. A los hermanos que sufren u n a crisis de vocación se
Es tan.fácil estimular cuando se vive para el otro. les t r a t a tanto con respeto como c o n comprensión. Todos
Basta felicitarlo por un éxito; comunicarle una buena los q u e sufren un d r a m a necesitan proximidad, afecto y
noticia, diciéndole, por ejemplo: el otro día se hicieron consolación.
de ti estos elogios; todo el mundo está contento de ti; tu
actuación despertó una aprobación unánime . . .
De esta manera, igual que en un hogar, todos y cada
uno de los hermanos viven las alternativas de todos y
* cada u n o de los demás. ¡ Qué cosa admirable y estupenda
* * * cuando los hermanos viven así, unidos bajo un mismo
* alero!
SUBE CONMIGO
Tú que esperas
y que, en tu espera, a veces
te sientes como una tenue
neblina, anclada
en el fondo oscuro del tiempo,
no desfallezcas.
Anónimo.
• ¿Qué p o d e m o s hacer por fulano? Tú me decías un endiosamiento embrionario. Yo n o creo en eso. Al con-
que, antes, él n o era así. Siempre nos topamos con la trario; creo que, en este m u n d o , todo el que ejerce un
muralla ciega del misterio humano. Aquel h o m b r e que cargo de responsabilidad, es un ser solitario. Distancia
conocimos, erecto como un álamo e inmune a la acción y aislamiento no son cosas agradables para nadie, y nadie
de los vientos, desde que dejó la coordinación provin- opta por esa vía. Si hay algún culpable en todo este fenó-
cial, no consigue encontrarse a sí mismo ni acierta a dar meno, somos nosotros. Todas las mañanas, al rayar el
con su centro. alba, deberíamos aproximarnos al coordinador para de-
Hace un mes me acerqué a él e intenté e n t r a r en el cirle : sube conmigo.
recinto de su intimidad, pero lo hice con tanta timidez
y tan poca n a t u r a l i d a d que los dos quedamos con un
secreto disgusto. Hace unos días hice un nuevo intento.
Le costó abrirse; al principio n o se sentía cómodo. Yo
tampoco. Luego e n t r a m o s en la región de la cordialidad. • Me dices que, a veces, n o me comprendes y que,
Al final, me declaró, emocionado y agradecido: la llave inclusive, alguna vez te parezco enigmático. ¿Qué será?
de oro está en nuestras manos; si supiéramos preocupar- Tú mismo me decías que, muchas veces, duermes bien
nos unos por otros, habría una aurora para cada crisis. y amaneces cansado. Otras veces, duermes mal y des-
Eso me dijo. piertas alegre. No hay geometría en el ser humano, ni en
su morfología ni en su psicología. La vida, j a m á s y en
ninguna de sus formas, tiene líneas rectas. ¿Que a veces
• Estás preocupado por el caso del coordinador te parezco extraño? ¿Me comprenderé yo a mí mismo?
de la comunidad. Siempre me dices que tienes la impre- Soy yo mismo quien, a veces, m e parezco extraño a mí
sión de que el traje le cae demasiado ancho. De mi parte, m i s m o . ¡ Qué espléndida definición del h o m b r e , la de Ale-
tengo la impresión de que nuestro h e r m a n o navega sobre xis Carrel, cuando dice: el hombre, ese desconocido*.
las encontradas aguas de su timidez innata, un gran res-
peto a la autonomía ajena y una carencia completa de Cuando uno se sumerge un poco en su propio abis-
coraje. mo, u n o tiene la impresión de estar ante un universo sin
Pero aquí hay otra cosa. Tú te preguntabas el o t r o contornos, lleno de misterio y complejidad. Desde las
d í a : ¿qué misterio es éste? Al mejor amigo, entre nues- profundidades vienen los impulsos y tú no sabes en qué
tros compañeros, lo visten de autoridad, y yo no sé qué latitudes nacen y a dónde te llevan. A veces da miedo el
p a s a : queda tan distante, se evapora la confianza, nos enigma del h o m b r e . Soy sincero contigo, y mis puertas
m i r a m o s como extraños y u n o h a s t a se coloca a la defen- están abiertas al máximo c u a d r a n t e posible. Pero así y
siva como quien espera la acción de un eventual enemigo. todo, ciertos niveles de intimidad, aun los conscientes,
no se los abrimos absolutamente a nadie en este mundo.
¿Quién entiende esto? ¿Quién se aleja? A veces pien-
De otra m a n e r a perderíamos los segmentos más sagra-
so q u e se trata de nuestra innata prevención a toda auto-
dos de nuestro misterio. Las zonas más íntimas de nues-
ridad, prevención que, p o r o t r a parte, no deja de ser un
tra experiencia histórica dormirán con nosotros en la
a r m a defensiva. Alguien, p a r a explicar el caso, comen-
sepultura. Tal vez por eso encuentras en mi personalidad
taba el otro día aue lo divino parece exigir distancia y
algunos destellos de enigma.
diferencia, y que la a u t o r i d a d genera inconscientemente
224 CONCLUSIÓN SUBE CONMIGO 225
• ¡Es una criatura!, repites tú siempre. Es, la fra- Realmente es, la fraternidad, un vaso frágil en nues-
ternidad, como un niño delicado y sensible a las oscila- tras manos. O, como dices tú, una criatura sumamente
ciones de la salud. sensible a las alteraciones de salud. Mejor aún; no existe
¿Recuerdas qué sucedió hace un año? Un arranque la fraternidad. Ella nunca es un edificio acabado, o un
agitado de un individuo fue suficiente para dejar la con- árbol que creció alto o una criatura a quien se le dio
fianza doméstica, colgada de un abismo. La paz huyó a luz por completo. La fraternidad es un comenzar todos
como una paloma asustada. Siguieron tres o cuatro se- los días. Todos los días hay que cuidarla y cultivarla
manas nubladas. La misa de fraternidad de una noche, como una delicada planta. Hay que curarla frecuente-
con aquella sincera intercomunicación a la hora de la mente como a un niño herido.
homilía, operó un prodigio que no entra en los paráme- Un día nos sentamos en el hall de la casa para pensar
tros psicológicos. De la misa fuimos a cenar y ¡ qué un poco sobre nuestra vida. Dijimos: vamos a inventar
diferente atmósfera!, ¡qué alivio! No tiene explicación recetas para la "medicina" fraterna. Uno dijo: el secreto
humana. está en no tomar ninguna decisión cuando se está en cri-
Aquel clima de serenidad duró varios meses. En sis. Todo consiste, dijo otro, en esconder la lengua cuan-
aquella reunión que tuvimos para organizar los trabajos do, en un altercado, entramos en el círculo de fuego. Un
del año, tocamos aquel asunto desdichado que era vital, tercero añadió: el secreto está en saber que aun los casos
y no se podía eludir. Aparecieron tantos criterios como imposibles son posibles. Todo consiste, dijo otro, en man-
cabezas, y tantas cabezas como intereses personales. No tener la cabeza fría y en no desmayarse cuando navega-
se dialogó. Se discutió. Algo importante e infeliz sucedió mos sobre las olas de la tormenta, que siempre es tran-
en nuestros niveles interiores. Desde entonces tenemos sitoria. Un último añadía: lo importante es no asustarse
la impresión de que, allá, se quebró algo tan vital como la cuando llega un marcha atrás en el crecimiento.
médula espinal. Todavía hoy, nuestras palabras son calcu-
ladas y nuestras miradas inseguras. Tenemos, sin embar-
go, la esperanza de que, también esta situación, se solu- • Todos los días me repites lo mismo: si supiéra-
cionará pronto. mos juzgarnos . . . Yo también digo siempre: el primer
don del Espíritu Santo es la autocrítica.
Hace unas semanas tuvimos aquella revisión de vida.
Hace tiempo, en una oportunidad semejante, el clima Cuando yo observaba cómo se defendía fulano (tú sabes
de desconfianza fue sanado en una tarde de oración. Una de quién se trata) montado sobre el potro de la racio-
otra vez. la humilde sinceridad de uno de los hermanos nalización, yo pensaba: ¡qué ciego está!, ¡qué manera
puso tranquilidad y paz. ¿Recuerdas aquello de hace tres de cerrar los ojos a la luz y a la evidencia! Siempre te
años? Aquella desaveniencia que arrastrasteis por largo dije: que el Padre nos conceda la gracia de (por lo me-
tiempo tú y aquel otro sujeto que ya no está entre nos- nos) dudar de nuestra posición cuando alguien nos cri-
otros . . . , ¡qué mal nos sentíamos todos!, ¡cmé desven- tica. Pero hoy te digo más: estaremos eternamente hun-
turada nube cubrió nuestro hogar por culpa de vosotros didos en la noche de la miopía y de la mentira hasta que
dos! La misericordia del Padre os dio, al fin, la gracia y abramos los ojos y reconozcamos como el publicano:
potencia para acabar con aquello. Nunca podías imaginar soy "pecador", necesito cambiar, ¡ayúdenme!
qué sensación de descanso sentimos todos.
Tú conoces muy bien el hermano de esta casa, que
226 CONCLUSIÓN
SUBE CONMIGO 227
decía a o t r o : si quieres demostrarme que me amas, aví-
same, p o r favor, todo aquello que tú (o la comunidad) p r o n t o sncontrañios u n o que o t r o individuo que es u n
observes de incorrecto en mi comportamiento. Cuando caso acabado. No hay nada que hacer. Morirá así. Nunca
me lo digas, seguramente yo voy a montar en cólera. se le debió h a b e r dado el "pase". Y a ñ a d i s t e : nosotros
No importa, a g u á n t a m e y dímelo. Bienaventurados los no debemos capitular, al contrario, debemos seguir asu-
que proceden d e esta m a n e r a porque ellos ya pertenecen miéndolo, pero sabiendo de a n t e m a n o que todo está
al reino de los cielos. El índice más seguro para medir la perdido.
m a d u r e z h u m a n a es la capacidad de absorber con paz Al escucharte, yo quedé m u d o . Tímidamente te dije:
las críticas de los demás. no tengo seguridad p a r a decirte que no es así ni p a r a
Concédenos, Señor, el don de la sabiduría y de la decirte que es así. Pero ahora te digo: si así fuera, ciertas
autocrítica. comunidades habrían sido elegidas por el Padre para
t r a n s p o r t a r u n a pesada cruz. Y la cruz es luz, sólo cuando
se la mira con paz. Los miembros de tal comunidad de-
• Nunca acabamos por conocernos. Qué interesan- berán m i r a r e interpretar al supuesto sujeto como u n
tes observaciones salieron a luz en aquel paseo que hici- "regalo especial" del Padre y como un misterio doloroso
m o s el otro día. de la vida. Sólo de esta m a n e r a p o d r á n sortear el escollo
Es verdad. Todos llevamos, algún niño escondido del desaliento.
e n t r e los repliegues de nuestro ser. Tú me hablabas de
fulano. Me decías que no podías c o m p r e n d e r cómo una
personalidad tan colmada y m a d u r a como es él p u d o • Fue interesante nuestra discusión. Tú decías que
tener aquella reacción del otro día. Yo te hacía una ob- la paciencia es el a r t e de esperar. Yo te contestaba que la
servación semejante respecto de otro individuo, poseedor paciencia es el arte de saber. Quién sabe si, en el fondo,
también de una madurez poco común. ¡ Otra vez el mis- a m b a s expresiones encierran el m i s m o meollo.
terio del hombre! Nadie es adulto en todos los terrenos, Comentábamos que algunas gentes no "creen" en la
todos los rasgos y todas las reacciones. R e p i t o : aun en fraternidad porque los sucesivos fracasos las desalenta-
las personalidades más adultas vive un niño que, de ron. Y se desalentaron p o r q u e se impacientaron. Y se
p r o n t o , asoma su carita p o r la ventana menos prevista. impacientaron p o r no saber, y aceptar con paz, el hecho
Esto, para la hora de la c o m p r e n s i ó n : para no asus- de que toda la vida, desde el embrión hasta el fruto ma-
tarnos. duro, avanza lenta y evolutivamente. No hay saltos en la
vida. Hay pasos.
La historia de un grano de trigo es admirable. Cae
• Lo que hablamos en la tarde del último domingo en la tierra. Se sumerge en ella. Muere. Nace y sale al
n o se me quita de la cabeza. aire, que es su c a m p o de combate. Enseguida encuentra
Cuando yo hice aquel recorrido m e n t a l p o r las dife- enemigos, comenzando por las nieves y escarchas. Para
r e n t e s comunidades que conocemos, al detenernos a ana- no perecer, el joven trigo se agarra obstinadamente a la
lizar aquella determinada comunidad, tú m e dijiste algo vida y sobrevive. Llegan temperaturas bajísimas, capa-
q u e m e causó consternación, y todavía fio se me pasa el ces de q u e m a r toda vida; y el pobre trigo, tan tierno to-
s u s t o . Me dijiste: entre las diversas c o m u n i d a d e s , de davía, de nuevo se agarra a la vida con una obstinada
perseverancia. Va pasando el invierno, el trigo va ven-
228 CONCLUSIÓN SUBE CONMIGO 229
riendo, uno por uno, los obstáculos. Llega la primavera, N o fue tarea fácil. Un muro de cal y canto se levanta
el trigo levanta la cabeza v comienza a escalar velozmente con facilidad. Suben también rápidamente las paredes
la p e n d i e n t e de la vida. Llega el verano y ¡qué prodigio!, construidas con piedras cuadradas o bloques de cemento.
aquel h u m i l d e grano se ha transformado en un esbelto Pero para construir un muro sólido con piedras tan dis-
y elegante tallo, coronado por una espiga dorada con cien pares se necesitó de una ardiente paciencia y de una
granos de o r o . esperanza inquebrantable. A pesar de todo, si el Señor
Si los m i e m b r o s dz las comunidades tuvieran tanta no hubiera estado con nosotros, de nada hubiera servido
paciencia como el grano de trigo .. . el esfuerzo de los albañiles.
• Para terminar, he aquí el significado de la por- He aquí la historia de una fraternidad. Es, también,
tada de este libro. el significado de la portada de nuestro libro.
Estamos levantando el m u r o de la fraternidad con
piedras desiguales. Algunas son redondas como lunas lle-
nas. Otras son puntiagudas. Algunas parecen cortadas a Los que pasan por delante de nuestra edificación se
plomada, otras son perfectas formas geométricas. Las alejan repitiendo: esta es obra del Señor.
hay también informes.
Cada piedra tiene su historia. Las redondas provie-
nen de los ríos Ellas rodaron d u r a n t e muchos años en
el seno de las corrientes sonoras. Otras fueron cantos
rodados, bajando por las pendientes de las montañas.
Alpunas fueron extraídas expresamente de las canteras
ardientes.
Todas ellas son tan diferentes por sus orígenes, his-
toria v formas, de la misma m a n e r a que los miembros
de la comunidad que vienen de diversos hogares, latitu-
des, continentes, con sus historias inéditas y personali-
dades únicas.
Con tan peculiares personalidades, todas las piedras
tuvieron ave a d o n t a r posiciones aoropiadas para ajus-
farse a las formas, tan diferentes, de las demás piedras.
S<= hizo nn esfuer/n sostenido de adaptación Muchas de
ellas recibieron eoJnes v perdieron ángulos de persona-
lidad para noder ajustarse mejor. Todas se apovan mu-
tuamente. Unas sostienen a las otras. Las grandes reci-
b e n ?ran narte de la presión del m u r o . Cada una respeta
la forma de la otra. Se a m ó mucho p o r q u e se dio mu-
c h a vida.
MAS ALLÁ
Págs.
Capítulo I
SOLEDAD, SOLITARIEDAD, SOLIDARIDAD 9
1. Soledad 11
2. Solitariedad 17
3. Solidaridad 29
Capítulo II
EL MISTERIO DE LA FRATERNIDAD 37
1. Grupos humanos y fraternidad 39
2. Jesús en la fraternidad de los doce 47
3. La redención de los impulsos 63
Capítulo III
CONDICIONES PREVIAS PARA AMAR 71
1. La ilusión de una imagen 75
2. Liberación 91
3. Calmarse, concentrarse, unificarse 113
Capítulo IV
AMOR OBLATIVO 125
1. Dar la vida 127
2. Aceptar, a m a r su propia persona . • 143
Capítulo V
RELACIONES INTERPERSONALES 1S3
a) Amar es respetar IS5
b ) Amar es adaptarse 1*1
c) Amar es perdonar I 'J
d) Amar es aceptar •*•
e) Amar es comunicarse .. I**1
f) Amar es acoger I**
g) Amar es dialogar . . 1*'
h) Amar es asumir al hmimm» ililii II HU
Conclusión: Sube Conmigo tl\