Hace más de dos milenios que un grupo de valerosos
judíos se rebelaron contra el invasor sirio-macedonio logrando, después de encarnizadas batallas, su independencia y recuperando la tradición que jamás debían haberles arrebatado. Esa saga de judíos conocidos como los Macabeos creó su propia dinastía, la Asmonea, y lograron reinar en Israel durante casi cien años. Tuvo que venir Roma a imponer a un nuevo rey vasallo, Herodes, que se plegara a sus deseos hegemónicos en el Oriente Próximo. Estas y otras tropelías imperialistas trajeron una nueva revuelta; los zelotes se rebelaron contra Roma. El resultado es por todos conocido, la destrucción del segundo templo por parte de las legiones de Tito y los hechos heroicos de Masada donde los nacionalistas hebreos prefirieron darse muerte por su propia espada antes que ser esclavos del vencedor. Años más tarde una nueva revuelta, la del exilio, vino a ser la respuesta a los asesinatos, expropiaciones y vejaciones que sufrieron los judíos que vivían en el exilio. Esta guerra duró tres años y los muertos se contaron por millares. Aproximadamente quince años después, Bar Kojba, el hijo de la Estrella, se levantaba de nuevo contra las legiones de Adriano y la guerra fue resuelta con la muerte y asesinato de miles de judíos, incluido mujeres, ancianos y niños, y la expulsión definitiva de los judíos de su propia tierra dando así comienzo a la gran Diáspora. En la Edad Media más de lo mismo: expulsiones, inquisición, ejecuciones, persecución, etc. En el siglo XX... El mayor genocidio que la humanidad había conocido hasta ese momento... ¿Hasta cuando? La verdad es que desde el exilio en Babilonia o el de Egipto hasta nuestros días el pueblo hebreo ha sido humillado, vilipendiado, injustamente tratado por el resto de las naciones... y mucho más.
Ya es hora de decir ¡BASTA! ¡Pongamos las cosas en su sitio!