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Geoffrey Parker LARE VOL LUCION MILITAR: INNOVACION MILITAR Y APOGEO. | DE OCCIDENTE, 1500-1800 | Alianza, Madrid, 2002. * INTRODUCCION «Este es —escribi6 en 1641 Fulvio Testi, poeta italiano— el si- glo del soldado.» Pero {qué siglo de la historia europea no lo ha sido? Es muy diffcil encontrar un decenio, antes de 1815, en el sue almeno: ra lugar una batalla. Entre los anos 700 y 1 cr6nicas occidentales subsistentes raramente citan Un afio én el i. no se iniciaran hostilidades en alguna parte, y los tiempos de guerra brepasana los de paz en.una proporcién de cerca de.5 aL En el ‘siglo xvitt, ademés, s6lo hubo dieciséis afios durante los que elcon- See te cstiviene (STATENS ET PART PEPC-EN Medio de e512 Soe tente homogeneidad, los comienzos de la Edad Moderna destacan_ como desusadamente belicosos. En el siglo xvi hubo menos de diez SU ie bled ieee ce hare Segun un mo- dermo estudio sobre la incidencia de la guerra en Europa, los afios comprendidos entre 1500 y 1700 fueron «los mas belicosos en lo re- Iativo a la proporcién de afios de guerra (95 por 100), frecuencia de Jas guerras (casi una cada tres aflos) y promedio anual de duracién, extensidn c intensidad de las guerras». Durante el siglo xvi, Espa fia y Francia raras veces estuvieron en paz; durante el xvui, el Impe- tio otomano, la Austria de los Habsburgo y Suecia estuvieron en guerra dos de cada tres aiios, Espajia, tres de cada cuatro, y Polonia y Rusia, cuatro de cada cinco? Las recientes explicaciones de esta desusada propensién al conflicto armado se han centrado casi siempre en torno a la idea de una «revoluci6n militar» a comienzos de la Europa moderna. Este concepto fue examinado por vez primera (y bautizado) en una deslumbrante conferencia inaugural pronunciada en enero de 1955 por Michael Roberts en la Queen’s University de Belfast, ti- tulada «La revolucién militar, 1560-1660». Se identificaron com creas cuatro modificaciones en el arte de a-guetra durante ste periods. La primera fue la «revolucion 18 LA REVOLUCION MILITAR lanza y la pica por la flecha y el mosquete, cuando los caballeros feudales fueron abatidos por los proyectiles de arqueros y fusileros gotuando en masa. Junto con esta TanOvaCl ibo_un marcado, aumento del tamafio ‘de Tos ejércitos.cn toda Eutopa (donde las fuerzas armadas de varios Estados crécieron diez veces entre 1500 y 1700) y aparecie: ai iosas ¥ complicadas, 1704 strategias mas aml Para poder poner en accién a estos ejércitos mayores. En cuarto ‘itimo_lugar, la revolucién militar de Roberts acentué enorme- mente la repercusién de la guerra en la sociedad: los mayores cos- te, Tos mayores-datios infigidos y las mayores difieultades aden, ulsifativas catisadas por los acrecentados ejéreifos hicieron que la iterra se 0 ga Mayor Ven un problema més di {icil que antes, tanto para las poblacionés civiles como para sus g yemmiaies. a —EEeeO “Huo, como es natural, muchas otras innovaciones a principios del moderno arte de la guerra, como fueron la aparicién de la edu- caciGn militar especializada y de las academias faltares fa articu- lacién de las Teyes positivas de Ia guerra, y el nacimiento de una abundante literatura sobre el arte de la guerra, pero los factores gue Roheris considerd como de evolucién esencial fueron Ta tacti- ca,_el de_los ejércitos, Ja estrategia y las repercusiones. Como muchas otras conferencias inaiigurales, esta eva aporla- cién hubiera sido inmediatamente olvidada, si sit George Clark, en sus «Conferencias Wiles» de 1956, en Belfast, no hubiera sin- gularizado esta idea, alabéndola especialmente como la nueva or- todoxia Durante los dos siguientes decenios casi todos los traba- Jos sobre comienzos de la Europa moderna que hacfan alusidn a la guerra inclufan uno o dos parrafos en los que se repetfan abundan- temente los razonamientos de Roberts. Pero desde 1976 han apa- recido algunas discrepancias. Se ha sugerido que Roberts prest6 F poca afencién a la evolucién naval, que subestimé groseramente la importancia de la guerra de sitio durante el comienzo de la Edad Moderna, que exageré el efecto de las reformas realizadas en el ejército sueco bajo Gustavo Adolfo, y que omitié los cambios, pa- ralelos pero independientes, producidos en los ejércitos francés, holandés y de los Habsburgo.4 Todas estas criticas se refieren a las razones intrinsecas (si asi pudiera decirse) de las transformaciones militares a comienzo de los tiempos modernos, pero también ha habido una cierta revisién del andlisis de Roberts sobre las amplias repercusiones de la revolucién militar. Algunos escritores poste- riores han indicado que los graves problemas administrativos y lo- INTRODUCCION 19 g{sticos planteados por la necesidad de construir més fortalezas y mis barcos de guerra, y de reclutar y equipar més soldados, causa- ron, en efecto, una revolucién en los gobiernios, de la que emergid en el siglo xvitt el Estado moderno.s Ante tales objeciones algunos pueden preguntarse si esta justi- ficado hablar siquiera de una «revolucién militar». zNo se habra atribuido demasiada homogeneidad, demasiada importancia, a una serie de graduales y modestos reajustes hechos para atender las demandas, siempre variables, de la guerra? Esta cuestin, sin embargo, se responde f4cilmente con s6lo comparar lo ocurrido a comienzos de la Europa moderna con otra «tevolucién military no puesta en dud, que (uvo lugar unos 2000 anos antes. El ocaso de la dinastia Chou en el siglo vitt a.C. hizo nacer en China un gran ntimero de estados feudales, mutuamente enfrenta- dos. Entre los afios 770 y 221 a.C. s6lo hubo 17 afos sin hostilida- des: no en vano los historiadores laman-a esta época la «Era de los Estados Guerreros». Pero con el tiempo cambiaron radical- mente la naturaleza, la duraciOn y la intensidad de esas guerras. Las batallas de los siglos vit y vi a.C., protagonizadas normalmen- te por masas enfrentadas de carros, taras veces implicaron a més de 10.000 hombres; sin embargo, hacia el siglo ut los ejércitos se habian multiplicado por 10 y ef total de las fuerzas armadas de los. principales Estados se acercaba a un millén.6 Como ocurrié a co- mienzos de la Europa moderna, este enorme crecimiento se rela- cioné con las innovaciones técticas: los aristocréticos conductores de carro, armados con arcos, fueron dejando paso a una compacta infanterfa de conscriptos, armada con lanzas y espadas de hiciio (y apoyada por un menor niimero de arqueros montados). Como es natural, las transformaciones militares de esta magnitud origina- ron problemas crdnicos de abastecimiento y mando que obligaron a los Estados beligerantes 2 reformar su estructura politica, de medo que los gobiernos, en su mayorfa, pasaron de ser algo pare- cido a una amplia corte, con los cargos més importantes ostenta- dos por los parientes dei soberano o por los nobles mas distingui- dos, a convertirse en Estados autocriticos regidos en nombre de un principe despético por una burocracia asalariada, cuidado. samente adoctrinada (desde el siglo v aC. en adelante) en los principios de Confucio y seleccionada en funcién de los méritos entre todas las clases sociales, Con la ayuda de esta nueva administracién piiblica y debido a los grandes ejércitos, las guerras se hicieron mas largas, menos nu- i oa 20 LA REVOLUCION MILITAR. i merosas pero mas decisivas. Entre los afios 722 y 464 a.C. solo hubo 38 afios de paz (1 de cada 6), miontras que entre 463 y 221 hubo 38 (1 de cada 2,5); sin embargo, durante este tiltimo perfodo disminuy6 constantemente el nimero de Estados independientes. Entre los aiios 246 y 221 a.C. él habil principe Cheng de los Ch'in destruyé los otros seis Estados subsistentes y cred un Imperio uni- ficado de quiz4 50 millones de habitantes, con un ejército perma- nente bastante superior a 1 millén de hombres. En todo el Imperio se puso en vigor un cédigo penal uniformado y la misma estructu- ra administrativa; se cre6 un sistema de carreteras.y canales, una sola moneda y un idioma escrito normalizado; se empez6 Ia prime ra Gran Muralla de China, que se extiende a lo largo de 3.000 km. de la frontera scptentrional. Quiz4s el monumento més revelador del poder del primer emperador de China sea su mausoleo, mayor que las pirdmides de Egipto, construido cerca de su capital. Estaba custodiado por un ejército de 6.000 figuras de terracota, cuyos di versos rostros reflejan la variedad de los tipos étnicos que abareé ba el Imperio, pero cuyos uniformes normalizados (con insignias de colores codificados para identificar a las unidades) y armas fa- bricadas en serie testificaban la formidable centralizacién y efica- cia alcanzadas, La «revolucién militar» de los Ch'in estableci6 un sistema que perdur6, con notable invariabilidad, durante dos mile- nios. Es sorprendente la semejanza entre esta sucesién de hechos y Ja revolucién militar europea. Las dos implicaron un enorme creci- miento numérico, un cambio profundo en Ja téctica y la estrategia ¥ una mayor repercusién de la guerra sobre la sociedad. Ambas ee eee oe iter fe actuacién de Tos gobiernos. Sise admite qui tuy6 una revolucién, To mistho debe hacerse con la otra. Hay que reconocer que las transformaciones a principios de la moderna Europa no hicieron nacer un sistema militar que perdurase, més 0 menos invarigble, varios siglos, pero, por otra parte, aquéllas no s6lo transformaron la forma de guerrear en la metr6poli, sino que aceleraron de un modo decisivo el avance de la expansién europea en ultramar. La superior organizacién militar de los Ch’in les per- mitié conquistar toda China; la de Occidente le permitié, al paso del tiempo, dominar todo ef mundo, Esto se debia a que, en gran medida, el engrandecimiento de Occidente dependia del ejercicio de la fuerza, del hecho de que el equilibrio militar en ultramar en- tre los europeos y sus adversarios se inclinaba inintersumpidamen- q | 4 pein ei INTRODUCCION 21 te a favor de aquellos, y es la tesis de este libro el que la clave del Gxito occidental en Ja creacidn sle_los primeros imperios verdade- ramente globales, entre 1500 y 1750, residia precisamente en aque- sido denominados se en cualquier lugar del mundo. A.partir de esta situacién ‘dé : a aplastante poderfo fue como Inglaterra pudo’ aleanzar, y- ast 16, hizo, el gobierno de las olas.2! oi on Sin embargo, estas logros en la guerra terrestre y maritima’ ré! % presentaron otro umbral que, durante varios decenids, los Hstados = Europeos no pudieron sobrepasar, La acumulacién de ejércitos:) = marinas de guerra tan enoemes Some una tension extremaa | loe-anipliados recursos economicos, politicos y tecnoldgicos ques |: sabi permitiao'su nacimiento, TIRE [os sistemas de Tanda de® fabastecimiento que habfan petmitido a La Grande Nation con: fs { quistar Italia y Alemania, fracasaron cuando s¢_aplicaron a los” ejércitos, atin mayores, necesarios para ocupar Espafia y Rusia. ‘Antes de que los ejércitos mayores que lds.que deseaba Napolesa © pudieran operar con eficacia, se necesitaba’ el telégrafo, los ferro! Carriles y las armas de fuego de carga por el cierre; y fue necesarid el barco de vapor acorazado para desafiar con éxito la supremacia” | de los navios de linea de Nelson 22 Cuando llegé todo esto, los eus: ropeos pudieron disponer, por fin, de los medios necesarios para dominar aquellos pueblos que hasta entonces habjan rehuido, su, abrazo. Y asi fue como, por ejemplo, en febrero de 1841, los dos cafones de 32 libras, montados sobre pivote, del vapor acorazado’ Nemesis, navegando hacia Cantén durante la primera guerra delj-< Opio, destruyeron en un solo dia nueve juncos de guerra, cinco fuertes, dos estaciones militares y una bateria de costa. En 1853; * en Sinope, la destruccién de la Armada turca por los acorazados Tusos abrié el Imperio otomano a la explotacién occidental, Ye 1863, un tardio intento del gobierno de Tokugawa de. prohibir i aguas japonesas a los barcos de guerra occidentales terminé en un tatastréfico desastre, cuando la Royal Navy atacé (a pesar deus {ifén) y destruy6 todos los barcos (y gran parte de la ciudad), de Kagoshima, mientras las marinas combinadas de Francia, los Pali. ses Bajos, los Estados Unidos de América ¢ Inglaterra silenciabat las modermas baterfas de cafiones del estrecho de Shimonoseki” ‘Aproximadamente al mismo tiempo, los caftones de tiro rapide ‘de. Jos hombres blancos aplastaban con rapidez y brutalidad toda 18 oe MAS ALLA DE LA REVOLUCION 209 resistencia de las tribus y naciones indigenas en las llanuras ameri- canas y en el interior de Africa. 5 Ahora el Occidente se habia realmente engrandecido. De un modo que pocos podian haber anticipado, la continuada preocupa- cin de los Estados europeos por luchar entre sf por tierra y mar _ habfa producido, por fin, unos magnificos dividendos. Gracias, so- bre todo, a su superioridad militar, basada en Ja revoluci6n militar de los siglos xv1 y xvui las naciones occidentales habfan consegui- do el nacimiento de la primera hegemonja global de la Historia. ie I. rE

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