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Las palabras tienen vida propia, cambian, ya sean ms o menos antiguas o

ya sean influencia deotros idiomas. El autor habla, en concreto, de su


idioma, de su lengua, el castellano; un regalo que llevaron losespaoles
hace siglos a cambio de muchas prdidas y sacrificios; sacrificios con los
que uno no puede yalamentarse, sino disfrutar de lo que les queda, su
lengua, las buenas palabras que heredaron, el idioma queahora les abre las
puertas y les enriquece

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