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Introduccién Imagenes del siglo XX se han inscritoen nuestra memoria como hitos vi- suales,iconos del pasado que resumen susentidoy nos rstituyen susabor. Todoelmundo conocelasbotellas de Coca Co}ade Andy Warhol, lasilueta delastronauta Neil Armstrong posando el pie spbrelalunaola felicidad art- ficial de las sonrisas de Marilyn Monroe. Cuantio pensamosenlos decenios que seextienden entre unay otra guerra mundial, porelcontratio, todose ensombrece. Vemoslastrincheras,losrielesa a entrada del campo dé Aus- chwitz-Birkenau bajo lanieve delinvierno polaco, el hongoat6mico de Hi- roshima, Laerade losextremos produce su imaginario del horror, dettésdel cual se esconde un universo desufrimiento, pero tambien de experiencias sociales, deculturascompartidas, deideasy deluchasqueeste libro querria, ‘explorara través del concepto de “guerra civil europea”. Este ha sido utili- zado por numcrosos comentadores eintérpretes, desde la época de entre guerras, aunque el tinico que lo ha elaborado de manera sistematica (y bastante discutible) hasido Ernst Nolte. Loretomo aqui paraintentarcaptar elsentido de una época de guetrasy revolucionesen la que lasimbiosisentre cultura, politica y violencia model6 profundamente las mentalidades, las ‘ideas, las representaciones y las practicas de sus actores. Este trabajo res- pondeala necesidad de revisar o superar algunas controversia historiogra- ficas delos itimos deceniosalrededor dela interpretacién del fascismo, lel ‘comunismo, de la Resistencia, para reubicarlos en una perspectiva mas grande, unificando loscontextosestudiados. Apunta también atestablecer ‘una perspectiva hist6rica contra el anacronismo hoy fuertementeextendido que proyectasobrela Europa le entreguerras as categoriasdenuestrademo- cracialiberal como ise tratara de normasy valoresatemporales.Estatendencia consiste enreducir una época de guerras, de revolucionesy contrarrevolucio- nesaloshorroresdeltotalitarismo. Latentaciones tantomés resgosa cuanto quela guerraciviles precisamente un momento enel cual esasnormasse e- velan caducas. Esta tiene su logica, ysus “leyes” propiasse imponen fatal- u Enzo Traverse ‘mentea todoslos combatientes, incluidosaquellos quetomaron lasarmas paraluchar contra lfascismo y para defender o restaurarla democracia. En otras palabras, esum errorde perspectiva querer analizarcon losanteojos de Jorgen Habermasy de John Rawls una época que produjoa Ernst Janger y ‘Antonio Gramsci, Carl Schmitt y Leon Trotsky: Sinoconsideramosla demo- cracia solamente como un conjunto de normas, sino también como un pro- ductohistorico, podemosentenderellazo genético que launeauna épocade guerracivil, Lahistoriadora Annete Wieviorka ha definido nuestra época como la “era del estigo”!,subrayando laatencion quese le confiere hoy en diaal re Tato de los actores del pasado, y especialmente a una categoria particular: las ictimas, quienes, en el vocabulario corriente, han devenidosinénimo de testigos. Este desplazamiento de la mirada, dirigidaanteriormente haciael heéroe y hoy hacia las victimas, ha acompafiado una nueva conciencia histo- rica sein lacualel siglo XX eslaerade la violencia, Enel planohistoriogra- fico, este vuelcoha coincidido con un nuevo y saludable cuestionamiento delos viejos paradigmas positivistas que hactan de losarchivosescritos las fuentes privilegiadas, sino las tnicas, dela investigacién, y con el surgi- mientode nuevos enfoques atentosalas fuentes orales,alavidadelos*sub- alternos” y a su subjetividad. Lus testigos antes olvidados concentran actualmente laatencion de nuestros investigadores. Estamutacion ha sido productiva, puesto que haampliado el horizonte de investigacion, perola interaccion entre memoria historia suscita una gran cantidad de preguntas paralos historiadores del mundo contempordneo. Estasii0 solamente con- ciernenalaposicion yla subjetividad de os testigos. Si, como ha demos- ‘ado Raul Hilberg, la violencia de masases€l resultado de un triéngulo—los vverdugos, las victimas y los “testigos”? (bystanders), es decir,la"zonagris” queseencuentraen el medioy cuyaactitud es con frecuencia decisiva para eldesenlace del conilicto-elenfoque exclusivo sobre la memoria de las vic- timascorreel riesgo de mutilarlareconstruccién y lalecturade unhecho. Hace faltaevitar dosescollos: por un lado, la “empatia” hacialos verdugos, dificil pero necesaria para comprender las motivacionesy el universomen- "annette Wieiorka, Ere duténein Pas, Pon, 198, Raul berg, Exes victimes, tin, Lacatsrophe juve 1933-1945, Pars, Gallimard, 1094 n Asangrey ego taldeaquellos, puede desembocar en suapologia (a “querella deloshisto- viadores"alemanes en losafios 80 es una experiencia sobre laque puede re- flexionarse desde ese punto de vista’); por otrolado, la empatta unilateral hacia lasvictimas puede anularla distancia critica indispensable en un bi toriador, transformndolo en abogado dela memoria que *compadece”en lugarde analizary comprender. Este ibronoignoraalas vctimas~un capitulo esta dedicadoalossufti- rmientos delos civiles durante las guerrasmundiales—pero se centramas que nadaen losactores dela violencia, aquellos quelahaceny que, cuandola pa- decen, la asumen como una consecuencia prévisible de suselecciones. Se trata, en otras palabras, de restablecer el equitjo en la perspectivahistorica volviendo a dar visibilidad alos actores de la guerras y las revoluciones, tantoalos vencedores comoalos vencidos. Oultos por una memoria pt- Dlicadel siglo XXentendidocomo tiempo del fotalitarismo y de los genoci- ae -smumemoradeacnlla"elgoncha” flaca dingeen vvariosaspectos el paradigma'-. elloshan resultado eclipsados, llevandose consigo ciertas para claves para entenderelsiglb que pas6. Estaconstatacion coincide con una observacin metodolégicaiaportante de Reinhart Kose- Teck, segtin a cual, “alargo plazo, las gananciaShistoricas de conocimiento provienen de os vencidos?."Los vencidosde la guerracivileuropeasonde todas partes: se laman Rosa Luxemburgo, Antonio Grafhsci, Manuel Azania, Léon Trotsky, Walter Benjamin, pero también Ernst iinger o Carl Schmitt. Esa es larazén de que sus obras ocupen un gran lugar dertro de esta obra, siendoobjetodereflexionesy deanslisiscriticos, masallé de as simpattasy antipatias que me aproximan ome alejan de unoso de otros. En 1948, Cesare Pavese terminaba Lacasaenlacolina, unovelasobrela Resistencia italiana, con las palabras siguientes: "Yono creo que todo eso puedaterminar. Ahora quehe visto quéesla guerra, laguerracivil, quest terminara, todoel mundo deberta preguntarse: Qué vamosahacerconlos caldos? Por qué murieron? Yono sabria quéresponder. Al menosno porel 3CE ores DieDdeumenatin der Korversber die Eneigaright dereatonasoiaistichen _udervernichtrg Munich, Pipe, 1987. ‘cf PeterNovck, The Holcustin Americal Boson, Houghton Milli, 1999,p.199. Rebar Kose," Mutaion del expenenceet changement deméthode Esquischtolc-anh- ropoogiques, Lesperencede hse, Haves Eudes Pars, GalimardSel, 197, p.239, 3 EncoTraverso ‘momento. Ynocreo que otrossabrian. Tal vez 6lolosmuertossaben, ysslo ellos pueden hacer que la guerra termine de verdad."® Podria leerse esta amargaconclusion como el reflejo del malestar profundode Pavese durante losatios dela guerra, el de un antifascista convencidode que no logré nunca dejar de lado sus eticencias éticasen relacién con laopcién porlasarmasy prefiridaislarse enel campo piamontés, en el momento en que aluchacon- tralaocupacién alemana yl regimen de Salo bramabaasu alrededor. Para ertos criticos, que han hablado del ‘sindrome de lacasaenlacolina’ estas palabras son representativas de una tendencia ms general. En sunovela, Pa- vese habria dadovozala"zona gris’, a vasto grupo indistinto detodosaque- Iles que, por miedo, por rechazo de la violencia 0 por oportunismo, no pudieton o no quisieron elegir su bando durante la guerra civil.” Aquellos {que se retiraron ose ocultaron, no para protegerse de una persecucién sino para escapar den conflcto que desgarraba la sociedad, y dividiasucomu- nidad. Algunos no sabian de que lado ubicarse, otros, atm reconociendo como legitima la accion de los antifascistas, no se atrevian a seguirlos y ‘mucho menosa involucrarse en lalucha artnada, Se sentfan un poco cobar- desy culpables desu pasividad, pero ese sertimiento resultaba opacado por clespectaculo horrible dela violenciay de la muerte masiva, delante del cual ‘ningun valor y ninguna ideologia parecian encontrarjustificacion, Laliteratura,amenudo, es premonitoria! Esta novela formula concepcio- nesy vehicula una vision de la guerra, dela Resistencia y del antifascismo, quereflejan mejor lasensibilidad y las opinionesdeeeste principio dessiglo quelas de quienesdominaban laculturaeuropeaal final dela Segunda Gue- 1raMundial. La inicamemoria de estaeradesangrey fuegoque hoy parece necesatio preservar és lamemoria de las victimas, las victimas inocentes de uma explosion de violencia aberrante, Frente este recuerdo, eldeloscomba- tientesha perdido toda dimension ejemplar,salvocomo un modelo negativo. Fascistasy antifascistasson rechazados igualmente como representantesde ‘unaépoca pasada durante la cual Europase hundigen eltotaitarismo (comu- nistaonazi).Latinica gran causa dela que valfala pena ocuparse, parece suge- * Cesare Pavese,“Lamaisonsurlescollne” (194), Avant quelecoqchant, Parts, Gliard, 1953, p30. Hayedicionenespatol: Buenos Aires: Dewcaln(1957). CL Raffle ie, Latentalone dela casaincolns, dinero deghineltualnelagueracile chara (1943-1945) Mla, ricoh, 1999. “4 Asangrey fuego rirlaraz6n pos-totalitaria, no era politica sino humanitaria, Oskar Schindler hhadestronadoasta Missak Manouchian. Elejemploque deberetenerse esl elempresarioaleman (afiliadoal partidonazi) que salvaasusempleadosju- «fos, noelde aquellos inmigrantes(udosoarmenios,italianosoespatioes) queluchan contraelnazismo dentro de un movimiento ligadoal Partido co- ‘munista,Ysise evocaaesos combatientes,espard ecalcar ques equivocaban, que su causa yano tiene mas significacién para nuestros contemporéneos y que deben reconciliarse con sus viejos enemigos. Es asf que Italia conme- ‘mora conjuntamentea los antifascistas y alos 4muchachos de Sal6", todos ellos patriotas, cada unoasu manera,*Y en Espafase hace desfilarjuntosa uunex-combatiente republicanoyaunex-volunfario dela division Azulque, en 1941,se uniéala Wehrmacht para combatirelcomunismo ateo.? ‘puntolos imperativos del compromiso podian| toria, haciéndolos olvidar sus responsabili conciudadanos, Retomando la distincién cl “etica dela convicci6n’ y una“ética delarespdnsabilidad”"',oponen lase- gunda. la primera, tinica capaz de tomar en tuenta las consecuencias de cadaaccion,afinde excluiraquellas que (apesar delasitftencionesde susau- tores) desembocan en el mal. Segin esta vision, los hombresde la Resistencia predicaban una mora de sacrificio quelos conyertia yaen téroes dispuestos, ‘ainmolarse poruna causa, yaen fandticoscapacesde matarcon laexcusade un fin noble, sacrificando chivosexpiatoriosen nombre de unaideologia. A estamoral execrable que produce héroesy verdugos,amenudo al azardellas circunstancias, anteponen una moral apolitica que no apuntaa construir una comunidad ideal —la utopia otalitaria del Hiombrenuevo-sino quese preo- cupa porlos hombres reales, Susrepresentantesno actian por el deseo deli- "Lucian Volant, "SuiagazadiSalo(1996), en Filippo Foca (ed), Lagueradellamemaria. La Resstenaane batt pliotaiana dal 1945 ogg, Roma-Bai,Latezs, 2005, p. 285-286 Seta deldscusodessuncion dl presidentedelPutamentotliano.. Ci Josep Ramoneda,“Pocomésque undestle, E1Pa, 14 de octubre del2004, ‘Vexporejemplo even Todoro, Unetrapte range. 1994: xnesdeguerece Pas Seu, 1994, "Cl Man Weber, Le SovantetlPoitgue, Pars, LaDécouverte,2003,p. 188-193. as Enzo Traverso beraral génerohumano, sino simplemente conel objetivo de evita victimas inocentes o desocorrerlas. Los nos sientan lasbases de lostotalitarismos, los otros encarnan las virtudesmséshumildes, peroincomparablemente mas nobles del humanitarismo. Enlarealidad de na guerracivilsinembargo,lavasta gamadecomporta- ‘mientos de losactores resulta con frecuencia dificil de inscribiren esos dostipos {deales bosquejacios por Weber. Laética delaconviccion ylaeticadelarespon- sabilidad no estén nunca del todo sepatadas, sino porlocontrario,enlazadas, ‘mezcladas de manera variable. Los hombres de la Resistencia se hacen con ‘mucha frencuencia preguntas obrelasconsecuencias de susacciones-susde- bateslo atestiguan--y loshumanitariosno estan necesariamente desprovistos deconvicciones politicasni mucho menos. Puede culparse alosautoresdel atentadocontra Heydrich,en Praga,enmayode 1942,alquesiguiolamasacre deLidice? gHabriaque haber evitadoelatentado delacalle Rasella,enRoma,en rmarzode 1944,enelcuallaResistenciamat6atreintay dossoldadosalemanes? Esaeslaopinién deaquellos queleimputan lastepresaliasnazis, durante latma~ sacte de las Fosas Adrentinas, donde fueron ejecutados trescientos treinta y cinco iviles, Portoda Europasurgieronestas preguntas, Hacta altasufrirpa- sivamentela ocupacionalemana, sin resistit? ;Qué legitimidad hubieran po- ido eosin sols instituciones surgidas de la Liberacién? Estos dilemas atormentaban alos actores de a época. En abril de 1943, la insurreccién del _ghetode Varsovia fue precedida por un intenso debate enel eno de laResistencia jjudia, enelcualla ética de laconviccion predomindsobrelaética delarespon- ‘sabilidad. Sobrelabase de unseneillo célculo de arelacion de fuerzas,loscom- ‘batientes no tenfan ninguna oportunidad de imponerse su eleccién podtia parecer puramentesuicida, No esdifcilneconocer,retrospectivamente,quela ‘moral delsacrificiode estosinsurgentes valia mas queelsentido delaresponsa- bilidad delosnotables de consejosjudios que, al colaborat,noactuaban siempre poroportunismo oconformismo (laobedienciaalasautoridadescomourtha- bitus,como una norma nteriorizada),sino,amenudo, tras uncalculoerréneo delasconsecuenciasdessueleccién, porelafin desalvar vidashumanas, Elsui- cidio de Adam Czerniakow, presidente del consejojudiodel gheto de Varsovia, en 1942,eslailustraciénmas dramética deesto."*Laideologia delossindicatos FECL Adam Canriakow; Carnes du ghetode Varsovie septembre 1939-23 ult 162, ParsLaDé- couvere, 1996, 16 Asangrey fuego ylos partidos della izquierda holandesa que organizaron,en diciembrede 1941, ‘unahuelga general contraladeportacién dejudiosde Amsterdam valiamasque Iaéticade laresponsabilidad de sir Arthur Harris, elorganizadorde la destruc- ciénde las ciudadesalemanas bajo miles de toneladas de bombas, ode Harry “Truman, que justificaba laaniquilacion atmica de Hiroshima y Nagasaki esgri- miendo, como hombre de Estado responsable, ¢1niimero elevado de victimas norteamericanasenelcasode unainvasiona Japon. Silaprimera mitad del siglo XXestalo suficientementelejoscomo paral ‘permitir una mirada critica, sobre todo por parte de aquellos quenolahan taria aun ejemplo escaloTriante de la maleticencia de TasideoTogias. Parent delaideade que, sitodaslas} ‘guertas civiles soh tragedias, algunas ameritan_ ‘nuestro compromiso. Que nosotros, ciudadanos de una Europa democra tica, hemos contraido una deuda con aquellos que combatieron paracons- ‘truirla. Que una democracia amnésicaesnec¢sariamente fragil, sobre todo ‘en.un continente que ha Gonocido Tos ascisinos. V que seria nevesario no confundlirunaacitud dexechazoapoliico de} ompromiso,decondena de laviolenciay de estigmatizacién de lasideologias, con una forma de sabidu= "aatemporal Nose tala de ponerendudalag vitodes del umanitarismo, sino simplemente de impedir que nuestra cepsibilidad pos-totalitarianos eve atransformar una categoria ético-politica en uns categoria historica, pensando quelacondena moral dela violencia puede reemplazarsuandlisis einterpretacion. esplritude aera conseryadora presenta human rismo como el corolario indispensable del liberalismo, inmunizado contra las ideologias y surgido de las cenizas de un siglo de horrores. Contra esta ccndenia el bitonadoroneameearo Arne] Najera Seritoun gran libro, Las Furias, que merecerfa ser mds leidoy meditado. Allirecuerda, en la esteladé Maqulavelo, Hobbes Marx, quel violenciaesuna"partera"dela_ Historia, cuyo rumbo esbozay cuyo movimiento ritma."* Nose ratanide ‘una asercign filosofica oantropologica™ni de un alegato projacobino 0 pro- 3 Veralespecoloscomentaroseslarecedores de Sergio Luzztto,Lacrisdel anfesciono, Tt, Einaudi, 2008 "Ch Amo]. Mayer, LesFures Vlece, vengeance tereurautempsdela Revolt fanasetdeare ‘elton ase, Paris Fayard, 2002 "Como las quesugiee Woligang Sok, con una complacenciatanambiguacomo efinedzen so ‘Tratédelavilence, Paris, Gallimard 1998, ww Enco Traverse Dolchevique, sino del punto de partida de todo esfuerzoserio de historiza- cidndelsiglo XX. ‘Unabordaje semejanteno tiene mucho que ver, esevidente, conlahisto- riografia della violencia actualmente en boga. Parael historiador de la Revo- lucién francesa Patrice Gueniffey el Terror “es una fatalidad [..] de toda revolucion considerada como una modalidad de cambio”.!* Por consi- sguiente, concluye, aimporancia del acobinismo derivadesu caractet de arquetipo, como bien lo habia entendido Auguste Cochin quien, alanalizar el Terror delafto I, habia contribuido inconscientementea “la autopsiadel polchevismo”."egtin Gueniliey, dosrasgos caracterizan atunarevolucion: ‘un trrorinfinto"yeacesinate en sere dels mas dewcwerto cana escenario que “no ha cesado de tepetitse desde hace dos: i ‘men, os jacobinos habrian provistoa losbolcheviques de un modelo parasu politica de exterminio. Nolie nos habia explicado ya que el “genocidio de clase” delos bolcheviquesconstituye el "priuslogicoy factico” dei ctialnaci6, oFuna suerte deimitacidn reactiva, la violencianazi."Elcirculosecierra‘la_ condena deliotalitarismiose traduce asin el juicioala violencia revoluciona- tia. Estiempo, despuésde casi veinteafios deregresionistoriogrélica, durante hemos soporiar versiones anticomunistas del“Compen- RSE Tsocialismoscha rmando, de edescubirlprosalimpida de sac Deutsche daviaporelsoplodeTaHisioriaconsastormentosy ‘ala vez un acto emancipador deenvergadura universal y : odespiéstotaliario, Larelectura de la Historia del siglo XX despues del fin dela guerra frfano podiadejar de ladola tradicion antifascista.Laoposicion entre fascismoyan- "Pace Guenifey Lapoliqued Tere Ess surlailencerevlon are 1789-179, Pars, Fayad, 2000, p. 226. "id p 234 tp. 338-39. mst Nolte, "Vrgangenbet, de nicht vrgehen vil EineRede diegeschrebenaberichtgeal- tenwerdenkonntes, Hitorersrl.p.ci, p45. Verespeciaimente lesa Deuscher, Le Rovautonnachve, Pris Robert Lafont 1967, Ene ls innovacioneshisoriogriiasmas productive, verlacbracoleciva,diigadaporMichel Dreyfus, Bruno Groppoy tos LeSieledsconomuntes, Pais, tions de Asie, 2000. 18 en pesadilla toralitaria, pero la ideologia ha permanecido al_ Asangrey fuego tifascismodomin6 la cultura politica delosafios 30y 40, cuandotomabala forma de una lternativa dramatica frente. lacual Europase encontrabaco- locada. Después de la guerra, el antifascismo se convirtis enuuna suerte de “religion civif de varios regimenes de juehabfanconocidolaRe- es elobjeto de una revision critica, En Italia, los medios lo presentan como él responsable de las derivas catastréficas dela "Primera Republica”. El princi- pal biografo de Mussolini, Renzo De Felice, habia ibrado una batalla parasu- pperarel paradigma antifascista” que.asusojos fepresentabalataramayor de lahistoriografiade posguerray varioshistoriadoreslo han seguidoenesteca- ‘mino2 En Alemania, a partir de areunificacion, el antifascismo ha perdido todo lugar. Hasidoabandonado unto conelarsenal dogmatico delaantigua RDA, pero su desaparicion se ha levado consigo una memoria piblica—ta delexilioy lalucha contra lrégimen hitleriang~que tba mucho masalla de una ideologia de Estado. Para algunos observadores, ¢] antifascismo enel fondo noera més que un “mito”, degenerado en un conjunto desimbolosy pricticasitualizadas, detris del cual se erigia na ideologiatotalitaria fun- dada sobre losprincipios del partido nico, delkeconomiaestatizaday den orden social jerérquico.”” En Prancia, lacampaa contraelantifascismoco- menz6, hace algunos afos, con un articulo de Annie Rriegel en Commen- taire:® Ha conocido su momento mas mediocre con la aparicién de un panfleto querealizaba un retrato de Jean Moulin como agente sovietico™y, en un plano cultural mas elevado, su apogeo con Le Passé d'une illusion de Francois Furet, un libro donde el antifascismo esta presentado como una ‘empresa propagandista que habria permitidoal totaitarismo soviético ex- tender suinfluencia sobrelaculturaoccidental Atraves del antifascismo,es- BCE Renzo De Felice, sso Nera, Min Baldi &rCaso, 1995. 2 Verpor ejemplo AntoniaGrunenberg, Antfschisas, En detscher Mythos, Hamburgo,Rowohl, 1903,p. 12 Sobrestetema, ver Enzo Taverso,LePasé:madesd empl. Hist mémate palit, Pars, Lafabrique, 2005, captoloV (eLescliermesdeshstoriensallemands), Annie Kriegel, Sur ancascismes, mmaiaire,N°50, 1990. Ver Maurie Agulhon, autre sel hisoie de antlascisme?s, Lemondedplomatiqejuniode 1994, p17 Thierry Wolton,L2 Grand Recruement, Pars, Grasset, 1993, obraquetieneporlomenssel mito , y nadie ocasi nadie, en nuestras las, haba participado della. Esto explica in dudalainsistenciacon acual queriamos reestablecer larevolucién de octubre y buscabamos modelos en otras partes, especial- ‘mente en América Latina, Junto aesta “invencion dela tradicion», sinem- Dargo, los anos de la Segunda Guerra mundial flotaban todaviacomo una forma de relato subliminal. Nos recordaban nuestra historia vacta, Laiz- ‘quierda radical de aquellos afios encarnaba la ruptura, nola continuidad. Eso constituiaala vez su fuerza su flaqueza. ‘Yo tenia dieciséisafios cuando, en 1973, adher{atuna organizacién poll- ticarevolucionaria»; estaba porlo tanto entre los ultimisimos representan- tesdela “ltima generacion de octubre”, una generacién que vivid losafios 70 bajo elsigno de la militancia politica, En mi condicidn dejovencisimo miflitamte, yo habfa heredado un conjunto de categorias politicas yun éxico partido, masas,téctia, estrategia, insutreccién, relacionesde fuerzas, etc-— ‘quese remontabaala épocade la guerra civileuropea. A falta cle uitasuilicia nuestra disposicién, manifestabamos.con cascosy encuadrados por una guardia de aspecto militar. Nuestras cancionestensan estribillos guerreros, anzandollamadosa las armasy anunciandoavecesla“guerra civil” como ‘enelhimno Potereoperaio, No creo que puedareducirse el sentido de nuestro compromisoaeste gusto porel enfrentamientovviolento, oinclusoaestadi- ‘mensién militar, peroes verdad que existioy seria flso negarlo. Paraalgu- nos, sobre todoen Italia en Alemania, aquello tomla forma del terrorismo yylas consecuencias fueron trigicas. Enel fondo, enesta obra,he intentado comprender los origenes de un lenguajey den habitus mental quehan sido también los mfos, aunque vividesa veces bajo una forma parddica. Noin- tentoreducir losconflictos sociales politicos de losanos 70. una repeticién farsesca de una pieza ya conocida, ignorandoast las dimensiones bien reales deinnovacién teérica, practica y hastaestética de esta experiencia, Setrata 5G Benjamin tora LaDeribreGencratond Octobre, Pats, Stock, 2003, 26 Asangrey ego solamente de comprender a parte de herencia que éstaacarreaba, sedimento acumulado de una época anterior, notan lejana y siempre presente en eles- pfritu deloscontemporaneos. Siel inal delosafios 60 estuvo dominado porelespiritude revuelta que tocéatodauna generacin, en ladécada siguiente y dentro dela franjamas politizada, aquellaalaque le gustaba considerarse como una “vanguatdia», se desarroll6 un proyecto revolucionario que tomaba, por momentos, la forma de una preparacion metédica para la guerra civil. El giro queel mundo experimentéen 1989 coloc6 definitivamenteestos debatesestratégicosenel arsenal ideol6gico de un siglo acabado. Si cambiar el mundo sigue siendo unanecesidad—atinantesde ser un proyecto~, las vias para lograrlodeben ser repensadas radicalmente. Y esta experiencia exige que reflexionemos sobreella, sin nostalgiani negaciones Escribirlibros de historia significa ofrecer la materia primanecesariapara uunuso piblico del pasado. Aquellano hace del historiadorun guardian del patrimonionacional~dejémosleestaambicion aotros-porquesuintento consiste en interpretar el pasado, noen favorecer procesosde construccion deidentidad o dereconciliaci6n nacional. Unihtelectualy porlo tanto tam- bien unhistoriador-, “orgénicamente” ligadod una lase,aunaminoria,aun glupoowun partido, coneel peligio de olvida laautonouitaciticaesenial ppata su trabajo. Pero yo no creo tampoco en Ja definition del historiador, sobre todo del historiadordel tiempo presente, como un observador super partes. Para ejercer suoficio, aquel debe ser capaz de asurhir una ciertadis- tancia critica, pero debe er asimismo consciente de aquello que lo uneal ob- Jetode su investigacion, la cual ~Saul Friedlander ha dedicadoaestacuestion ‘una reflexion magistral?'—comporta siempre una parte de “transferenciay, cesdecir, una parte de subjetividad que refracta como un prismalossucesos delpasado y orientasu mirada, Paralos tiempos que corren, sin duda, noesindtil introduciralgunas pre~ cisiones. iyo recuerdo lasatrocidadesde los republicanosespatioles, noes para ponerlosen un pie de igualdad con los franquistas. Sievocoelespecta- ‘culo repugnante dellinchamiento y la cuelga del cadaver de Mussolini olas CE Sel iedinder, “History Memory andthe Historian, Dilemmas and Responsible, New German Citiqu,1°80,2000,p:3-15, 27 EngoTraverso violaciones masivas de mujeres alemanas por parte del ercitorojo, durante lacapturade Berlin en mayo de 1945, no espataconsideraraloscolabora- cionistas yaloshombresde la Resistencia como adeptosala violencia per- fectamente intercambiablesni para asimilar la guerra sovieticaa la guerra nazi. Es porque esosactoshorribles, que nadaen el mundo podria justificar, cexigen una explicacién. No estoy seguro de que exista una y tampoco pre~ tendo haberla encontrado. Almenosno me habré sustrafdoa lanecesidad debuscarla PRIMERA PARTE Pasajesalacto “Laguerracivil, formacyiminante delaluchade lases, anula violentamentetodoslos vinculos morples entre las clasesenemigas” Le6n Trotsf, Sumoralylanuestra (1938) “Laguerracivilesellumcon $najustacausade ambosiados, ‘perotambign con h-justushostsdle ambos lados”. (Carl Schmit, Glossarium (1947) 1 Obertura Intepretaciones Durante la primera mitad del siglo XX, Europa conocié una insélita aglomeracién de conflictos: guerras clasicas” entre estados, revoluciones, _guerras civiles, guerras de liberacién nacional, genocidios, enfrentamien- tos violentos surgidos de clivajes de clases, nacionales, religiosos, politicos eideologicos. Numerosos observadorescontemporaneosy,enlashwellas de éstos, numerosos historiadoreshan intentad| pee eee sentido desta eraturbulenta colocéndola bajo el signo de unk “guerra civil europea’. El cardcler sintético y la fuerza evocadora de esta igrmulale han asegurado un cierto éxito, perosu situacién sigue siendo vagaeincierta Sunsoesbas- tante corriente, pero raramente hasido objeto de una conceptualizacionri- gurosa o de un estudio global.” Su inventor fue sin duda el pintoraleman Franz Marc, en unacartaescrita desde el frente, poco antes desu muerte en. ‘Verdin, Contrariamente alo que afirmaba la propaganda, observabaaquél, Jaguerra mundial no erani una guerra contra tin enemigoeternoniuncon- flicto de razassino “na guerra civil europea, una guerracontraelenemigo invisible del espiritu europeo"” 5 Gsloqueconsatn SiphaneAudoin-Rowzez,HenryRouso, Anne Dumézile Christiano ‘ensuensyobibloglio”Lessoctes a guerre taps (Europa, RusiyURS, Bats Unis Japon) 1911-1946s, Hsorins6Gengraphesn®383,2003,. 155 Paraunareconstnucin dela genealogia Aeesteconcepto, ver laudio Pavone, "Ua Dewsiere Guerre monde: Europeetagucre civil ropéene, en Peto Causano, Valera Galimlet FredeicFred a), LeAXestledegueres, Pars, Edidons el Atelier, 2004p. 472-485;y Glan Envico Rusconi, "La" gue cvieeuropeaelesue conseguenceperlveadinarioneedi Europa» Secesslamodheserewnanazion, Blona, Mulino, 1993,p.101-123, > GtsdoenModisEkstins,Resof Spring. The Great WarandtheBithfthe Modern Age Londres, Bantam Pres, 198, p94 3 Enzo Taverso Formulas similares aparecen en variosautoresde a posguerra. Enlaspri- ‘meras paginas desu ensayo sobre*Lamovilizacién total" (1930), ErnstJan- get subrayaba el vinculo que ligaba “la guerra mundial y la revolucion mundial”, dos fenémenos entre los cuales existia “una intricacién pro- funda». Ambos,estribia, no ran sinolas“vertientesde tn mismosuceso de envergadura planetaria,[...| correlativosel uno delotzo, antoen lo que con- cietne a su origen comoala maneraen la que surgieron’.**Enel fondo, la guerta'del 14 no habia sido sino un apocalipsis que mostr6 "a Europa lu- chando contra Europa», en un clima de “guerra civil’ En noviembre de 1042, Emst Janger, en ese momento afectadoal alto randode la Wehrmacht cenParis, describiae conflictoen curso, en las paginas desu diario, como una “guerracivilaescala mundial" (Weltbargerkrieg) Esta guerrasobrepasaba de lejos el marco de un enfrentamiento tradicional entre potencias para transformarse en unaagitacién mundial terriblemente devastadora, Algunos rmesesmnés tarde, de regreso de una mision enel Catucaso,enel momento de laderrotaalemanaen Stalingrad, eafirmabaestaideaala vez que pintaba ‘atinmAs oscuramenteelcuadro: ‘La guerra del Este esabsolutaaunnivel que Clausewitz no podia concebir, aun despues delasexperiencias de 1812,es ‘una guerra entre Estados, entre pueblos, entre ciudadanos entre eligiones, cuyo objetivoeselexterminio zoulogicu”.” Fn 1940, exiliadoen apn, Karl Léwith reflexionaba sobreladlisolucion delaunidad europea, el verdadero trasfondo dela guerraen curso. Elnuicleo deesta unidad rotano era material, sino que residia en una “disposiciones- piritual compartida’ > Es precisamente porque lo que estaba en juegoerala ‘unidad del continente que, segtin Lowith, la Primera Guerra mundial fue “una guerracivil” * Suresultadono fuelaunidad, sinoeladvenimiento gel 5a jonger La mobilisation totals ,enEmstJnger, tatniverseVLamabilsaion tle, Pars, Gallimard, 1390, p99 (trad. modifica de acuerdo con elorigial,“Dietotale Mobilmachung” (1031), Plitsche Pubes 1919-193, Sagar, Klet-Cotta, 2001, p. 559) >t, p.141(oginalalman,p589,p.572) »EmatJange Journ deguere, Pars, Julie 1980, p73. ip 450, >» xi vith “DereuropaischeNihilsmus, BeuachrungzurgelstigenVorgeschiche deseuropis- dun riegese, Sante Schfe, Sttgart, Meter, 1083, Bd. 2,p.473-540, Sobreestetexode Lo ‘wth. ver Enrico Donaggio, Unsobriaingltuaine Kar Lawihe los iin, Flv 2004, 9097. ‘irl Lowth“Dereuropasce Nhlsmas, op ip. 479. 2 Asangrey fuego nihilismo, unnihilismo que él interpretaba como la “negacion dela iviliza- Gionexstente"™ es decir, ladestruccion de todos los valoreslegadosporla tiadicidn europea, ~ Existe una endencia, en nuestrosdias,aasociarlaideade“guerracivileu- ropea" al historiadoralemén EmstNolte. que hizo deellael ttulode nade sus obrasmas conocidas. lla utilize para definirel pertodo que seabre con larevolucion de Octubre yacaba on laderrotadelnazismo. Suinterpreta- ‘ionestaimplictaen el subtitulo del ibro—Nacidnalsocialismoy bolchevismo= qaeiact alusiona un conllicio engendrado pore germen toalitariodelco- munismo, del cual los crimenes nazis no seriansino élsimple calco.""Enél fondo, sutesis yase encontraba inscripta,en iligrana, dentrodesu primera obra, Elfascismoensuépoca (1963), donde defiiiaal azismocomounmo- vimiento" eee ee xismo,al que habria combatido utilizando“métpdoscastidenticos”."Enun paisajeaislado y generalmente pasado poralto, inclusoadelantaba unaidea «queestardenel centro dela “querella de los histpriadores», cuando atributa Hitler lavision delbolchevismo como “la forma mas radical de genocidio practicado porlos judios" * Como conclusion desu primera obra, Noltesi- tuaba el nticleo profundo del fascismo en la resistenciaala trascendencia” delmundo moderno, una trascendencia” encarhadaen su forma radical por elmarxismo (enel plano filos6fico)y por elbolchevisnro eneel plano poli- tico).Elfascismo era porlo tanto una reaccién drganizadacontraeladveni- uiento de la modernidad, tan radical como su enemigo en tna época de guerrasy revoluciones. Por su rechazo de a“trascendencia prictica® el fas- cismoseinscribianaturalmente en unatradicién conservadora,inclusoreac- cionaria, Pero tomabatambién la formadeuna lucha contralatrascendencia te6rica”, que negaba al mundo moderno impugnandolo desde su interior, “sobresupropio terreno” "Para combatirlamodernidad, cuando estaultima bi, p 458. ‘'EretWole,LaGueretle Euopéee 1917-1945 Natal sclsmectolchevisme, Pats Etions desSys, 2000, ‘Emote, Der Fechsmustn seiner pach, Munich, Piper, 1963,p. 5151. Bid p 490, “thd p.544. Noketomnsba suconcepode"rascendenca" de Heidegger, del cual fuealumno.Cl Volker Kronenberg Ernst Noleund das tte Zeal VrsucheinerVerstandigng, on, Bouvier ‘Vela, 1999, p. 85-105; Hans Christoph Kras,Lhistorographie philosophique dims, La Enzo raverso tomabala forma dela revolucién, hacia falta una contra-revolucién, es decir ‘una‘‘revolucion conservadora”, Ahorabien, Charles Maurrashabiasidoel primero encomprender que ‘reaccién radical significa revolucion contrala fevolucién"® indicandola diecein que tomardn los movimientos fascistas después dela GranvGuerta, Desde luego, lacontrarrevolucién de Maurras aspirabaalaresturacién de los Borbones, pero habiatrazado el camino que seguitfan MussolityHitlercon otros objetivos. Haba tuna continuldadevi- dente entre a contrarrevolucién elfascismo. Es poresto que, acontraco- rrientede laistoriografia(mastarde Sternhellselesumarden elacionaeste punto) Nolteinscribiaala Accion francesa dentro del fascismo. Enpocas palabras, Nolte inte XXcomounaépocadomi- nada por un conflicio radicaLentte la trascendenciay la resistencia contrgla_ trascendencia, es decir, entrerevolucion ycontrarrevoluciOn,cormunismoy— fascismo.* Seguin Nolte, este enfrentamiento iténico que desgart6 al mundo despuésde 1917 habia estado prefigurado, enelplanotilosdfico, por Marxy Nietzche. EnelsigloXX,elautorde Elnacimientodelatragediahabiasidoel primer representante de una revuelia radical contrael mundo moderno.Su isin dela modernidad como un universosindiosesni profetasinspiraba sucritica dela “trascendencia erica", mientras que surechazo dela demo- Cracia,delasociedadl de masasy delsocialismoanuricisla un combate futaro ‘contrala “trascendencia practica”. Marx, que habia dado forma filosoticay politicaala gran “sublevacion delosesclavos" de aera moderna, eralaantite- ssde Nietzche, losdosencarnando respectivamentelarevolucionylacontra- rrevolucign, Noltelee en Nietzche la“prediccion de a gran guerracivil” que ‘estallartenelsigloXX.aligual quee!"concepto delineludibleesterminio” que laacompanara."” Conelbolchevismo,la"amenaza universal” presentida por ‘Nietzche habfacobrado una'Tormaconcreta".*®Nolteno cambiar aslineas principales de suinterpretacion, Enun capitulo de tretpunktededicadoala Fonte palgus, 1994, p 6; Manin Kitchen, “Emst Nolte andthe Phenomenology of Fascism, ‘Scene Soe vol 38.182, 1974,p.139, Sobreelconceptoheideggeranade"wascendencns,vet ‘Martin Heidegger, Questions Pa, Gallimard, 1968,p. 101105, ‘tale, Der Faschsmasin slr Epoch op cit p.179. ‘6 CHansChisioph kr, Thistoriograpiepalosophique d Est Noles... p64 ‘Ernsttloie Nea. Lechampdebtale, Pas, Balt, 2000, p99. “tid 299. 4 Asangrey fuego visiGn nazi del bolchevismo como “doctrina de la humanidad con ropajes asiaticosy barbaros”,recuerda el discurso de Zinovievenel Congresodelos pueblos de Oriente, en Bakou,en 1920. Esta primeratentativa de organizar los pueblos colonizados en un movimiento internacional habia tenidown fuerte impacto sobre el imaginario fascista. Durante las concentraciones nazis, Hitler, Himmler Goebbels tenfan la costumbre de describirlarevo- lucién rusa como una “revolucién de subhombres”™, un gigantesco alza- rmiento dirigidocontrala civilizacion occidental, EnsuLaudatio, pronunciadaen ocasion del otorgamientoaEmst Nolte, enel 2000, del premio de la fundacion Konrad-Adenauer de Munich, el historiador Horst Moller descubre un acento spenglerianoen elaliento que atraviesa la obra de su colega.® Este se presenta como un critico delamo- dernidad esignadoy contemplativo, cast weberiano, petoen sus trabajos resuenaeleco de un estrépito guerrero que guarda las huellas dela “revo- Jucion conservadora", Deesta tradicion, Nolte ha heredado tambien sus demonios, es decir, una visién antisemita del “judfo” comomotorsecreto del mundo modernio: el coraz6n de la “trascendencia”. Sustrabajos, que nos ayudana penetrar el dispositivo mental y¢l sistema de pensamiento del nazismo, reproducen ciertos risgos esenciales de éste. En Streitpunkte, define bien el genocidinde lasjndios como “la masacre mas errible dela historia universal", pero la interpreta como un crimen derivado, una sim- ple “imitacion” del “genocidio" bolchevique. Ahifreside la verdadera fuente delmal,enelbolchevismo, que habia hallado sus portavoces naturalesen losjudios:el pueblo, escribe citando a Nietzche; que “comienzaen lamoral larevuelta de losesclavos”.*? Las polémicassuscitadas poratesis de Nolte son bien conocidas. Hace falta, sin embargo, senalar que aquéllase encuentralejos deagotarlariqueza yylapluralidad designificaciones del concepto de guerracivileuropea, que atraviesala obra de numerosos autores. Rechazando suabordajeapologe- ‘Erna Nake, Strep. Heat und hung Kotroversen un den Nationals, Becin- Frincfor dlieno,Ulstein-Propylen,1993,p.357. Cf Richard eringt"Toaiae Dynami, Del n°24, 2000, p.42. EmatNele,Stepunle op ci 93,p. 290. 2» Eimst Note Nitsheop cp 122 (EL Friedich Netasche, Oeuvres, Pars, Bouguins Lafont, 1993,1,p 639. 35 Enzo Traverse tico, varios is{oriado}es han fechado el comienzode esta guerracivilnoen 1917 sinoek 1914,>Concuerdan en subrayar que, masallédel desmorona- rmientode un sistema de alianzasy de un equilibrio entre las grandes poten- cias, la Primera Guerra mundial marcael final de una ciertaideade Europa yelpunto de partida de una nueva época de crisis, cle conflictos sociales, po- Iiticosy militares. La idea es antigua, pues sus premisasse encuentran en tuna obrade principios de losaftos 50 como Los origenes del totatitarismo de Hanna Arenduj.a Gran Guerra es descripta aht como la “explosién” del Viejo Mundo, cuyas esquirlas chocaban entrestlastimandose en un desor- den que no correspondia mas ni al antiguo sistema imperial nia un con- junto coherente de Estados nacionales. Y los “veinte aftos de una paz Incierta” que se sucedieron acontinuacién del primer conflicto mundial son vistos como un encadenamiento de “guerras civiles [.. mascruelesy san- sgrientas que lasantiguas guerrasdereligiones”,nodesembocandoal final sino en una segunda explosion general, todavia mas fuerte y mas devasta- doraquela primera.* ‘Mas recientemente, lacrsis europea delosatios 1914-1945 hasido cali ficadade “guerracivil” porhistoriadores como Eric]. Hobsbawm yelliberal Frangois Furet, los cuales, a partirde perspectivas diferentes, resaltan suna- turalezaesencialmente “ideologica”. primero contraponcel usundosur- {pido delas trincherasde 1914al quelo habia precedido, una "edad deoro” deestabilidad y de seguridad, dominada porla ideade pazy de progreso. Era ‘un mundo enelcual,al menos en Europa, cuando se calculabaen millones, ceraen referenciaa las oneladas de carbémty de acero producidas por lasin- dustrias del continente yno, como sucedié después, alnumero de victimas delasguerras ylos genocidios. En Laeradelos extremos,empleaelconcepto de" guerracivilideologica internacional" para describ, masalla del con- flict entre comunismoy fascismo, el desgattamiento de un continentearra- Dan Dine as Jarhandervertchen. Ene niersahistorische Deutug, Munich, Luchtethan, 1099p. 21-25;MarkMazower, Le cninentdstnebres Unchistve del Ewopeau.XXesee, Buses, CCoxnplexe, 2005, p, 21 3; Glorgio Galas, Storiad Europa MEtacontenporaea, Bar-oma La ter, 1996p. 13154. ‘Hannah Arend, Les Orgies dutotaltaism, Pars, Quato-Galmard, 2002p 561 ‘SEsie}, Hobsbawm, LAgedesextremes, Bruslas, Complexe, 1999,p 197. Elconceprode“guerra csvlemoped"yahabasidoutiizad porlsaacDetscheren LaRevaluintnadhveo ct. pT 36 Asangrey fuego sado porelenfrentamiento mortal entre “dos familias ideologicasdiferen- tes»: deun lado tlustracion, una tradicionen la cual se inscrbtatambien, naturalmente, larevoluci6n rusa; del otro lado la anti-Iustracion, es decirel fascismo.% La Gran Guerra es una divisoria de aguas: con su estado se acabael largo’ siglo XIXy se abre unaerade guerras civiles.Estacoincide ist conlaprimera parte de unsiglo“breve" queelautorcalificade ‘eradelasca- Uistrofess. "Guerra ivilideol6gica” y “erade lascatéstrofes»:ambas formulas sonenciertomodo intercambiables. Para Francois Furet también la Segunda Guerra mundial esun conflicto que, obedeciendoa una "lgica de laideologia”™”, seinscribe enelcontexto creado porel gitode 1914. Trasla conflagracion surgida delatentado de Sa- rajevo, el rostto de Europa ya no erael mismo. Elhiato que separaestas dos épocasestan profundo quela Primera Guerra mundial e presenta sus ojos como “uno delos sucesos més enigméticos dela historia moderna”. Abreun abjsmo. Elperiodo que comienza en agostode 1914 "reviste una formaalgo absurda: una guerra ivil, entablada entre dos Estadossoberanosen nombre elas pasionesnacionales”.**Estacrisisde Europa permanece comolama- trizde dosreacciones antiliberales, antinémicas, pero dealguna forma pa- ralelasy gemelas, el comunismo y el fascismo, que él interpreta como los actoresdel paréntesis totalitario que interrumpitiaelcamino inevitablede Tacivikzacton occidental hacia el liberalism flemocratice, Para Hobs. ‘bawm, esta guerra valiala pena, hacia falta elegit/un bandoy fuerealmente este combate el que salva Europa. Furet observa de lejos, indiferente y dis- tante, como sila virtud liberal pudiera situarse por encima de la lucha (el conflicto entre comunismo y fascismo).Se trata de dos sensibilidadesy dos memorias, cuyo punto de partidaes, sin embargo, lamisma constatacion: lahistoria de Europa entre 1914 1945 eslade un continente desgarrado por una guerra civil 5 Qabordsje smi aunque descontestualizado, iitindoseainterprearese confi dentrodel dominio delahitoriade sides esl de Zecv Stebel Les n-ne duXVIeseledlaguere Srde Pans, Fayard, 2006 °*Francois Fue, Le Passed ueillusin op. p50. tid, p35, 37 Enzo Traverso Antecedentes Laguerracivileuropea del siglo XXtiene dos predecesores: la guerrade los Treinta Afios (1618-1648) y, un siglo y medio méstarde, la Revolucion francesa,es decir el largo proceso de rupturay transformacién quese inicta conlatomadelaBastllay acaba con la cafda de Napoleén (1789-1815).En ambos casos os efectos fueron devastadotesy cambiaron el ostro del conti- nente. Lacomparacién con el siglo Xe impone casi naturalmente. Elpri- mero en esbozar un paralelo entre a crisis europea del siglo XVILy una fustura guerra mundial fuesin duda Friedrich Engels, en uncélebrearticulo de 1888 ccuyo caricter proféticose ha resaltadoa menudo, En unaguerradeeste tipo, escribta, “unos ocho odiez millonesde soldadosse matarénentresty,alha- cerlo, arrasarin Europa comonuncalo ha hecho un enjambre de langostas” “Las evastaciones dela guerrade los Treinta Aftos”,continuaba, se verdnen- tonces “comprimidas en un periodo de tres ocuatroafies,y esparcidas por todoelcontinentes Esto producirs hambruna yepidemiasen escala masiva, yy hundira la economia en un “caos irremediable” que desembocara, final- mente, enla*bancarrota general", Seasistiraaun “derrumbe delos viejosEs- tados y de su sahiduria estatal tradicional, de suerte que las coronas por decenasrodaran por lascalles, ynohabranadie que quiera recogerlas”.” El general prusiano Helmuth von Moltke le harfa eco, enuin discursoresonante pronunciadoenelReichstagen mayo de 1890, alafirmar que, debidoal po- derioalcanzado por losejércitosnacionales,en.casode un nuevo conflicto, ‘ningin Estado podria imponerse rapidamente sobrelos otrosy el resultado seria unanueva guerra de los Treinta Aftos, teriblemente devastadora. El paralelo fue retomado, en 1919, por elhistoriadoraleman Hans Kohn, en ‘Friedrich Engel, “Einletung, [eu Borkheims“Zar Ennerung fr die deutschen Mordspato ten"), MarsEnges Were, Bern, Dietz Verag 1975,Bd, 21 p390-351 VersobreetetemaGibet ‘Ache, "Engels, penseur dela guere, penser delarévoltionen Georges Labiay Mirille De trace (6), Fredhich Engels, savantetreoltonsaie, Pass, Presses Universitaires France, 1997, 139-160. CX Michel Howard,"A Tait Yents Wer? The To World Watsnstorcal Perspective, Tans actonsoftheRyal storia Soc el 1993,p. 171 SobrelagueradelosTeintaAsoscomo “guetta, cf Roger hicering, "Total War. The Use and Abuses ofConceps,en Mane Bo cecke, Roget Chickering tigre (ed) Antcpatng Total Wor TheGermanandAmerian Espe- riences 1871-1914, New York, Cambridge University Pres, 1999,p 13-28. 38 i Asangrey fuego ‘una obra pionera que intentaba comprender losnacionalismosmodernos resultantesdela Gran Guerra. Durante la Segunda Guerra mundial, la evocacién de la guerra de los ‘Treinta Afiosse impuso una vezmas. En 1939no cabianingunaduda, para losojosdelasdiplomacias, que existia una relacién de continuidad entrela nueva guerra ylaprimera,en tanto Hitlerno cesaba de clamarsu volmntad de borrarladeshonrade Versalles. En 1942, el politologoalemén emigradoalos Estados Unidos Sigmund Neumann sugeria"mnifarlos res ttimas decenios como un perfodoesencialmente unitario, sin duda como una segunda gue- rrade los Treinta Afios”.® En su obra autobiografica Kapult, Curzio Mala- parte, en esa €poca corresponsal de guerraen el frente oriental, recuerdala ‘ronia amarga de lossoldados dela Wehrmacht que habfan rebautizadosu combate como “guerra-relampago de los Treinta Attos" (dreizigiahrigeBlite- hrieg). Este paraletismo fue un leitmotiv para Alffed Rosenberg, primeroen las paginas del Volkischer Beobachter,el diario oficial del Partido nazi, parti- cularmente en un editorial del primero de septiednbre de 1942, y despugsen ‘un folleto dedicadoalcombate contrael bolcheVvismo, la‘enfermedad” de Europa engendrada por la Ilustracion y Ia Revplucin Francesa. En esta lucha, escribfa, se enfrentaban "modos de vida, cbncepciones del Estado; vi- siones delmundo (Lebenshaltungen, Staatsauffassungen, Weltanschauunger)", aun punto al quese traducta, en terminos darwipianos, en una“lucha porla vida misma”. La comparacién aparece asimism) en un discurso del general de Gaulle enlaradio de Londres, en septiembre de 1941, yenla plumade Winston Churchill, quien, en 1948, presentabg su historia de la Segunda Guerramundial comoel “relato de otra guerradelos Treinta Atos”. *Oin- "CE Hans Koh, Theldeaof Natonlion. study ns Organ Background(1919),New York, Transaction Books, 2005, © Sigemund Neumann, Permanent Revluon. oalitarianto in the Age of eration Ci War (1942), Londres, PallMal Pree, 1965,p.260, ® Carao Malapate, Kap, Min, Mondo 1995, 202 Aled Rosenberg, Volker Bnbacer,*desepembrede 1942, y Alfred Rosenberg Der Wel- fam nde WeloevlutionenunsererZet, Munich, FEhe, 194, ladon Michael Geyer, “Urtatar: ttophe, eropaische Barge, Menschenschlachthaus. Wie HisrikerdenEpochenbrach des Ensen Weusieges Sinn geben enRainer Rother (ed), Der Welireg 1914-1918 Eregisund rin nerng, Ben, Minerva, 2004, 29 ‘Bl dscursode general de Gaulleescltadoen Antoine Prosty Jay Winter, PeserlaGrandeGuere. ‘Unesalchisorigrapie, Parts, Sei, 2004, p33; Winston Church The Gathering Sm, Boson, Houghton Mii, 1945 pl 39 EnzoTraverso cluso en Raymond Aton, quien defin‘a la “segunda guerra de los Treinta ‘Aftos” como una guerra hiperbdtica”:nacidaen 1914 dewn “error diploms- tio», habiallegadoasu terminorecién en 1945, después de haber atrave- sadocrisisy guerrasciviles multiples.** Lasanalogis creas .guertas europeas del siglo XVILy lasdel siglo XX son, enefecto, bastante impactantes. Setrata, en ambos casos, de guerrasto- tales. Fueron terriblemente letalesno solamente para lossoldados que parti- cipaton deellas, sino tambign para as poblaciones civiles quelas padecieron ‘ycuyasvictimas se contaron por millones, causa del hambrey de lasepide- tmias en la primera, de los bombardeos, las masactes y los genocidios que acompafiaron os combatesen el asode lasegunda, Laprimera guerra de los ‘Treinta Afiosestuvo marcada,enel plano religioso, porel conflictoentreel catolicismoyel protestantismo; en el plano politico, por elenfrentamiento centreel eudalismoyelabsolutismo. Lasegundasurgié,en 1914,deuncon- fictoclisico entre grandes potencias por la hegemonta continental fuecon- tinuada, después de 1917, por un enfrentamiento entre revolucion y contrarreyolucién, para culminaral fin,en 1941, en una guerrairreductible centre visionesantagonicas del mundo. Toméuna forma politicacompleja, fragmentandose en numerosos conflictosentremezclados: capitalismo con tracolectivisino libertad contraigualdad, democracia contra dictadua, uni- -versalismo contra racismo. En otras palabras, primero un enfrentamiento entre el iberalismo y el comunismo, despues entre la democracia y el fas- cismo, el fascismo y el comunismo, hasta el conflicto final de los fascismos | aliados contra aalianza de las democraciasliberales conelcomunismo. Estas | dos guerrasdelos Treinta Anos combinaban guerras entre Estadosy guerras civiles, modificaciones de fronterasy mutaciones politicasen laestructurade los Estados, conllictos de orden religioso y enfrentamientos ideolégicos. ‘Abas fueron llevadas adelante con unespiritu de cruzada yjalonadas por rmasacres, incluso genocidios. Ambastuvieron porepicentro Alemaniay se saldaron, tantoen 1648 comoen1945, por sudivision.®” pnd Minas Palla 98 46. caer eee dasgusrsdcotrint Atos ndlgloXVyadelsio er Paro] Maye afl ae Pas aDecourere.190 2.3- a ecco ise efyPke LaGures Tees Pe bier a age 0 Asanarey fuego Ladiferencia reside en os resultados. Con lapaz de Westfalia, la primera ‘guerra de los Treinta Afios habia dado origen aun sistema estable de relacio- nes nternaciones fundado sobre el equilibro entrelos Estados. Habiaechado lasbasesdelo quesellamaraeljuspublicum europeum, esdecir,laregulacion Jjurfdica de ls relaciones entre las potencias europeasy la gestion desus gue- ras como conflictos secularizados entre Estados soberanos. Este equilibrio serdsacudido porla Revolucion francesa, y luego restablecido en Vienaen 1815. Laprimera guetrade os Treinta Afios habia colocado, bajola formadel absolutismo, las premisas del Estado moderno, un aparato juridicoy politico derentador dela soberanta, dotado del monopolio dea violenciallegitima dentro de sus fronteras y susceptible de defenderlascontraamenazasexte- rloresa través de un ejéreito permanente (un proceso que Norbert Elias defi- nia como la “curializacion de los guerreros"®). Las guerras de religion permitierona Bodin pensar laidea de soberania, ylarevoluciéninglesains- pita Hobbessu vision del Estado (Leviatan) como antitesisdela guerracivil (Behemoth), es decir, como autoridad absoluta capazdeestablecerunorden politico, pazyy seguridad, por encima del estadodenaturaleza, prepoliticoy porende conflictivo. Bajoelabsolutismo, laguerrase convertiaen unmedio de evitar la guerra civil; la sumnision al soberano era el precio a pagar para mantener alejadoeltemoramorir de una muerte violenta, Lasegunda Gue- rade los Treinta Anos, por su parte, no desembocé ni nun compromiso entrelos beligerantesnien un nuevo equilibriode fuerzas, sino en la destruc- ign de uno delosantagonistas ninguna otrasolucién habia sido posible después de 1941 -yenlareanudacién del conflictoentre liberalismoy co- ‘munismo, los hijos enemigos de la llustracién que se habian unido para combatiral nazismo. Enel siglo XX, laconsolidacién delos Estadosnoe- dujo paralosciudadanosel riesgo de motir de muerte violenta; mas bien creo Jas condiciones para as masacresy genocidiosmodernos. Laprimera guerra delos Treinta Anos fue entendida histéricamente como unaetapa decisiva del procesode civilizacién, lasegunda como el paroxismo de suctisis, Lasegunda guerra civil europea se inici6 con a Revoluciénfrancesayen- ‘contr6 su eptlogo en Waterloo. Elhistoriador Roman Schnur ha colocado bajo elsigno de una “guerra civil mundial” losconflictos queabrasaron Eu- ‘Norbert Blas LaDynamiqude Oden, Eas Pocket, 1975,p, 21954 a Enzo Traverso ropaentte 1792y 1814. Una vezmas,como enel siglo XVII, setratode una sigantesca conmocién social y politica, y de una guerra ideoldgica. En el plano militar, comenzé como unenfrentamientoentre una coalicién demo- rnarqutas y una nacién revolucionaria que,ennombredelderechonatural, habia declarado una guerra sin ronterasal Antiguo Régimen. En varias partes de Europa habian surgidonticleos jacobinos que saludaban lainvasion fran- cesacomounactoliberadory deesta formatransformaban una guerraentre Estadosen unalzamiento interno contrael poderaristocratico, esdecir,en guetta civil. En un discursoen a Convencién, en 1793, Robespierre habia afirmado el principio dela fraternidad de los pueblos que debiaconducirlos ‘a cooperar como alos “ciudadanos de un mismo Estado” y que hacia del opresor de una naciéneel“enemigodetodas”. Ahorabbien, elcombate contra los enemigos del género humano tomaba los rasgos de una guerra civil, puesto que, segiin Robespierre, no podia ser conducidosegin lasreglasdel derecho internacional. “Los reyes, losarist6cratas, lostiranos—proclamaba —deben ser perseguidos por todos, no comoenemigoscomunessino como asesinos y ctiminalesrebeldes’.” De manera totalmente andloga,lacoalicion antijacobina—inspirada porlaemigracién aristocratica francesa nose suble- vvaba contra una nacidn sino contra la Revolucién, lo que Burke habia com- ptendidoperfectamente cuando preconizaba una “guerrade religion’ contra tuna “doctrina armada” en la cual “los métodos de la guerra civilizada yano serdn practicados” Segin Jean-Clément Martin, laRevolucion francesahabia afirmado unanueva vision del mundo organizada alrededor del clivaje“amni- _gosenemigos dela libertad” que, alabolirla iplomacia secreta, pontalin alos conflictosentre monarcase “introducfalas premisas de una guerracivil mun- dial” sobre bases ideologicas.” Es deesta forma quelosbolcheviqueslleva- Roman chal idensice und Welbrereg 791-1792, Reon nd Were Ing Sud cuOnetenach 179 ern Dancer Hub, "cae erase el) or ‘chert oe Der Pris abi, 200,p. 233 tmporanci dese discuso forages del eonspo deur cd euopea” bad bray por Wile Josen, Teg ent Realesk(ed) Cosh Grandi Hochst pass ‘htopcte mDewshland Stag, Ket Cot 1982 863,388, 3 GindenConerCrase Bren odo, AmafexocaCountrRevationenEdnd baste, Rfectowonte ttn in Frm Lode Peng Bok, 1986p 61-2 jean een Matin olen evn Essar dun myohe nation Pan, Se 206.9118 2 Asangreyfuego ronadelante a guerra contra osblancos, entre 1918y 1921, ylas fuerzas aliadas el combate contra la Alemania nazi, entre 1941 y 1945: guerras contra enemigos ilegtimoscon los cualesno se busca concertarla paz, sino destruirios, Talcomosucedis con a primera guerra delos Treinta Anos laRevolucign francesa las guerrasnapoleénicas demolieron elantiguo orden social. In- plicaronalconjunto delosEstadosde Europa, movilizaron los pueblos del continente, suscitaron eladvenimiento de losnacionalismos modemos, yu impactose extendis hasta América, Lapaz de Westfalia habia dado origenal absolutismo; el cngresode Viena ratificaba su deceso, LaRestauraciénno Poniaen cuestinlas transformacionessociles provocadas porlasconquis- tasnapolecnicas,yel Antiguo Regimen “persisente” después de 1815noim- pedia,ciertamente, el desarrollo del capitalismno industrial, pero elorden. politico seguiasiendo el de una Europaaristocrética. Deesta forma, lascon- vulsiones engendradas porla Revolucion y las guerrasnapoleénicasnolo- sgraron aniquiliar el jus publicum europeum. En|1815, el congreso de Viena ‘nsttuia una “paz decien afios” queno resulto perturbada mas que porcon- flictos de duracion eimportancia mésbien limiadas, comola guerra de Cri- mea (1853-1854), la guerra franco-austriaca énelorigen del Rsorgimento italiano (1859), la guerra austro-prusiana (1866-1867)y lafranco-prusiana (1870-1871) que permitieron a Bismarck completar la uhiificacion alemana. Las guerra balcénicas de 1912-1913, porsu parte, surgieron ms como la rmanifestacin de crisis del Imperio otomano que como uriaamenaza pata Iaestabilidad europea, aunque abt se originé la crisis que hariaestallar el orden delcontinente. Seguin Karl Polanyi, esta ‘paz de cien aos” nacida en 1815 reposaba sobre cuatro pilares: el equilibrio entre las grandes potencias (balance of powersystem),elpatrén oro (gold standard) una economia liberal sostenida por larevolucion industrial y fundada sobreel principio de unaauto-regula- cion de associedadesatravésdel mercado, y porltimoelEstadode dere- choconel econocimiento deciertaslibertadesconstitucionales. Dejando de Jado la Rusiazarista,fuertemente defictariarespecto del cuart ilar, todos Josotros paises europeosadherian aeste sistema.” Enelorigen de esta*paz ‘al Polanyi La Grande Wansormaton, arts, Glimard 1983p 8 Enco Traverso decienafos" existiae|sentimiento, profundamente arraigado en todoslos paises del continente, de pertenecera una misma civilizaciony de compartit losmismos valores. Esta civilizacién se definfa comolaantitesis del mundo colonial, mundo de alteridad radical que confirmabasuimagen de superio- ridadyy de dominacién, al igual quesu"mision’ histérica como vector de pro- {greso. Dentro delespacioextraeuropeo,concebidocomoun espacioabiertoa lacolonizacin, laviolencia podia desplegarse sinlimitesnireglas. Denttodel Viejo Mundo, en cambio, elsiglo XIXhhabia forjado un sistema socal institucio- nes, naculturayalgunoscomponentes que parecian inquebrantables. Lator- ‘tra habfa retrocedido en casi todas partes, hasta desaparecer; la paz era reconocida como un valor compartido; las guerras entan una duraciony una importancia limitadas. El sistema de alianzas entre las grandes potencias eraelteflejo de esta civilizacién. La diplomacia era una suerte de castaaris- tocratica que poseia su lengua, el francés, yvinculos continentalesaseme~ janza de las familias reales, acostumbradasa los matrimonios entre coronas ‘de diferentes paises. Paraestos gentlemen cosmopolitas, resultaba dificil se~ parar los intereses nacionales del destino de la Europa imperial. Pero esta casta se encontraba ya profundamente desfasada en relacién con elavance delosnacionalismos."* En 1914, unalto funcionario del Foreign Office bntanico entfattzaba la emergencia de un “tipo tinico” de diplomstico. Todos, afirmaba,"hablando ‘metaforicamente, utilizan el mismo lenguaje; comparten lamismamanera de pensar, aproximadamente, los mismos puntos de vista”. En tanto el destino del mundo estaba depositado en unaelite de hombres correspon dientesaeste tipo nico», laposibilidad de una guerradeexterminio dentro de Europa, asemejanzade as guerras levadasacabo en Africaporloseuro- ;peos, extramuros del "mundo civiizado”, no era concebible. En abril de 1914,apenasunosmeses antes del estallidodela catistrofe, un editorial del Times reafirmaba su fe en las virtudes del “concierto” europeo: “Ladivision elas grandes potenciasen dos gruposbien equilibrados y con elacioneses- trechasentre sus miembros, de tal manera que cada miembro de un grupo ‘pueda entablar telaciones deamistad con uno ovariosmiembrosdelotro,re- 5ileay Sat Haghes, Contemporary Buope:A History, Englewood Cif, N4,Pretic al, 1961, é * Saadoen anes) Te Origins hei Wo Wr Landes Logs, 1984. p 3. “4 Asangrey fuego ‘presentaum obsticulo doble contraambiciones desenfrenadaso explosiones de odio nacional. Cada soberano y hombre de Estado -€ incluso cada na- ciGn-sabe que una guerraentre estos dos conjuntosserfa una inmensacala- midad. Esta conciencia implica un principio de moderacion y limita alos. ‘més audaces y mas agitados. Pues saben que para obtener la ayuda de los ‘demasmiembros de su grupo y para convencerlos de compartirlaresponsa- bilidad ylosriesgos de un conflicto, la potenciaolas potenciasque piensan nla posibilidad de usar armas deben en primerlugar convenceralosotros ‘miembrosde que l conflicto esnecesarioy justo. Nosonyalostinicosamos desudestino...7° Este optimismo innatoeracompartido, en Iineas generales, porelcon- junto de as fuerzas politicas. Durante losatios anterioresa 1914, los ocia- listas europeoshabian lanzado una gran ofensiva pacifistaque habiatenido suclimaxenlaconferencia internacional de ale, ennoviembrede 1912. El ‘movimiento obrero, decian, sabria evitar una guerra mundial o, en caso de ‘queéstaestallara, transformatlaen revolucion socialisa, Pero estas declara- Loside6logos del franquismo realizan una lectura religiosa que estigmatiza alosrepublicanos como encarnacin del mal. En Pamplona, el golpe de Es- tadoes acogidocon una fiesta popular yloscaristas desciendenalascallesal grito de“ Viva Cristo Rey!" Parael poetaJ. M, Peman, se tratade tn com- ‘Sal resto, A conc story he Spanish War, Londres, Fontana, 1996,p. 107. rc). obs baw, porsulado, definela guerra espafolncomola"versionen miniatura de una gueraesro- peat CAgedesetromes op ct p.217 TeGitadoendlbeno Reig Tops, "Lesinspirateure dh mal: communistesjuietindvidusdelameme cengeances,enJean-Clement Mari (ed), LaGuereCovilentrehisttreet memoir Nantes, Univers ‘deNantes Ouest Editions, 1994,p.104 "pal Preston, Franco, Londres, Fontan, 1995,cap.6. 60 Asangreyfacgo bate entre Dios yel Diablo, San Jorge yel dragon, San Miguely Satan, lacarne yelespiritu.?”Es una guerra entre modernidad y conservadurismo, ena ‘cual se enfrentan los partidarios de a Espafiatradicional,catdlicayagraria, ‘contralos dela Espafia moderna encarnada porlarepuiblica. Es na guerra nacional, que opone latradicion imperial castellana alasautonomfas regio- nales, particularmenteen Catalusia. Estambién una guerrade clasesdel pro- letariado urbano y el campesinado contra el capital y la gran propiedad, acompatiadade una guerra poltticaentre el fascismo ylademocracia. Esade- mas una guerracivil dentro dela guerracivil,ya que larevoluciényylacontra- rrevoluciéne oponen dentro del campo republicano, cruzandoelumbral delenfrentamientoarmadoen Catalufia,en mayode 1937. Es, portltimo, ‘una guerra europea entrela democraciay el fascismo, oentre el fascismoyel comunismo, en acual elcampo franquistaessqstenido porla Italia de Mus- soliniy a Alemania hitleriana, mientrasla Unign soviética provee de recur- 305 a las fuerzas republicanas. La dimensién|europea de la guerra civil espatolaesté claramente ilustrada por la presencia de tropasextranjerasen loscamposde batalla, La ntervencién militarijalo-alemana se revela dect- siva. La Italia fascista envia 78,000 oldados, It Alemania nazi 19.000 yel Portugal de Salazar 10.000 quese suman alos 70.000 marroquiesintegrados ‘enelejerento franquista, Adems deesto, laintetvencién italo-alemanaase- guraalosfranquistas una superioridad aérea aplastante que se mantiene lo largodetodoelconflicto. Aistados por lanointervencién franco-briténica, las fuerzasrepublicanas entregadasalareconstruccion delejtrcito recibenel apoyo de 34.000 antifascistas venidos del mundo entero para combatirden- trode las Brigadas internacionales. La Unién soviética, cuyo envio de armas ‘yrecursosecondmicosse concretaal precio de un control policial sobreel go- bierno republicano, ejerce unainfluencia directa graciasala presenciadesus agentes del Kominterny de dasmil onsejeros militares." Delimpactoin- temnacional deesta guerra son testimoniolos quinientosmilexiliadosquese ven forzadosaabandonarel pats!¥en 1939. Chad en Enrique Moradilos,"Nigesaheoianilocurtrigica noevasperspectvashisticas sabre gueracvl, yer Revisadehsianaconempordne,t°50,2003,p.14 Cr. Enique Morandi, "Laimervenconextranjeraen a guemacitmejerciciodecticahis- tories Ayer op ap. 199-232. "Paul reson, A Concise try ofthe Spanish ii Warop.ccap 8. 61 Enzo Traverse flicto dio origen gun conceptohoy deusocorrienteenel lenguaje “quintacolumna» Ennoviembrede 1936, duranteel sitiode Ma- drid por cbejéxcto franquists/el general nacionalista Molaesintertogado por laprensaacerca de un dispositivo militar formado por cuatro columnas, Res- ponde que uestrategiase apoyaantes que nada sobrela“quintacolurnnas, la desus partidarios presentes ena ciudad sitiada, La“quintacolurnna”deviene astsinénimode enemigo interno’. Adoptando unamedida queremiteala “ley de lossospechosos" de 1793, losrepublicanos deciden la deportacion de todosaquellos que, porsucondicién social, aparecen como franquistas po- tenciales, Mas de dos mildeentreellosson jecutadosen losalrededores dela ciudad, Para tener una idea del clima que reina en Espafia durante estecon- flicto, basta recordar palabras con las que Gonzalo de Aguilera, agregado de prensa de Franco, designabalosobjetivos desu ejrcitoal periodistanor- tcamericano John Whitaker: "matar, matary matar” atodoslos“rojos" afin de liberara Espafa del virus delbolchevismo”."' Dela erocidad desta guerra estestimonio el ntmero de victimas. Ethistoriador norteamericano Gabriel Jackson hace este recuentorcien mil muertosen combate, diez mil muertosa ‘causa delos bombardeos,cincuentamil muertosacausade asenfermedades ye amalnutricién engendradas por el onflicto. Larepresion politica, por suparte, se cobra entreciento cincuentay doscientas mil victimas, dela cua- lesal menos dosterciosson debidasa a violencia franquista."*Lanocién de « guerracivillegal”esperfectamente aplicableal primer decenio dela Espana {ranquista, durante el cualelrégimen despliegasu violenciacontralosrepu- blicanos vencidos: doscientossetenta mil deentreellosson recluidosen cam- posdeconcentracién."® Wek Gable Ranaato,"Lagueracialespagnolanelastoriacontemporanea delilensa,n Ga bee Ranzato ed), uerefratride,Leuerredlineacortemporanca, Turn, Bolt Boring 1994,p, 280-281, ‘B Cheedoenjuln Casanova, “Una dictaduradecusrenta aos en ulin Casanova (ed), Marit matress La lenciaenadtadurade Franco, Barcelona, Crtica,2002,p-1) "BSCE Gabel Jackson, The Spanish Republic andthe Ci Wr 1931-1939, Princeton, Princeton Unie ery Pes, 1965, p.526-540- Sobre el nmerodevcimas, ertambén Guy Hert La Guerre UTespogne Pais, Sel, 1989, p. 227 ysobre todo, pra tomaren cuenta lsisvestgicionesmasre ‘Gres Gable Ranzato, Leds della democrasia Lagueraciespagolacle suo Trn Boat Boring, 2004, 384 1 fldn Casahova, "Una ditadure decuarentasise op. p20, a Asangrey ego sien Europa ental y orientala Segunda Guetta mundial esesencial- mente una guerra deautodefensay de liberacién nacional ontraladomina- cinalemana,en los Balcanes yen Italia~en menormedidaen Franciayen Belgica, acausa de larapidez de suliberacién trasel desembarcoaliado-la Resistencia toma también los rasgos de una guerracivil. En Polonia, dondeno hay un régimen colaboracionista, este fendmenoesméslimitado, Aqui,es- tamosen presencia de un conflicto interno dela Resistencia, dividida entre ‘acionalistas, cuyo gobiernoen el exiliotiene sede en Londres, ycomunistas, uy minoritarios pero sostenidos porla URSS, cada unoconsu propia orga nizacién militar. Laarticulacién deeste conflictocon a “cuestién judia" el Ingardel antiseritismo en la historia del nacionalismo polaco y elrol central dePoloniaen eldispositivonazi de exterminio de los udios—tejeune “trama compleja” que haceala singularidad de lahistoria polacaenelsiglo XX. Italia siguesiendo un caso emblematico para estudiar las guerrasciviles durantela Segunda Guerra mundial. Estambienel paisen donde, desde hace ‘una quincena de aios, la historiografia ha colocado el concepto de guerra civil en el centro de su reflexion. A partir del 8 de septiembre de 1943, ‘cuando ellugarteniente Badoglio, nombrado porel réy jefe del gobiernodes- puésdelarresto de Mussolini, anuncia el armisticig con las fuerzasaliadas ‘queliutinvadidoelsurdela peninsula, el Estado scdesmorona. Elejército se disuelve, luego de algunas tentativastrgicas de resistiral0sejércitosale- rmanes que toman el control del resto de pais. Lacontinuidad del Estadoes preservada simbolicamente porlamonarquta mientras que Mussolini, libe- rado por uncomando aleman, anuncia lacreacion dela Republica social ita- liana (RSI) -o reptblica de Sal6, porel nombre desu capital-,destinadaa colaborar con el ocupante alemén, Elconflicto que surge, desde el otofio, entrelaResistenciay las uerzasdelaRSI,y queacompafala guerra ntreale- ‘manesy aliados, se desarolla como una guerracivil. Lostepresentantes dela RSly dela Resistencia se tratan recfprocamente de traidoresa la patria, LaRe~ sistenciano representa un Estado, mientras que lamonarquia yelrégimen de Sal6 no pueden existirsinoen virtud dela ocupaciénaliada yalemana,sin ‘unalegitimidad verdadera. Enestascircunstancias,laResistenciase desart0- ‘jan. Gross, "A Tangled Web: Confronting Stereotypes Concerning Relations Becween Poles, (Germans, Jews and Communs»,en Ivan Deak Jan Gros, TonyJudt (ed, ThePoliisofRetri- bution inBaropeop. cep. 74130. 6 Enzo raverso llaalavezcomo una guerra de liberacién nacional contra la ccupacionale- ‘mana, como una lucha por la democracia contra la dictadura totalitaria y por sus componentes comunistas y socialistas, muy mayoritarios—como ‘una guerra de clases contra laselites tradicionales que se habian identificado conelfascismo.”* ‘Comoenla Francia de Vichy en 1940, la opcién porlacolaboraciénes percibida por un gran niimero de personas-mésalla de las motivacioneside- ologicas de susjefes~ como el precio a pagar para preservar un Estadonacio- nal. Los clivajes se definen, sin embargo, muy rapidamente, en las condicionesde ocupacién del pats. Paralos fascistas,loque primaeslafide- lidadal regimen de Mussolini,elrechazode la democraciay delcomunismo para los hombres dela Resistencia, lalucha antifascistaesel principio de una redefinicion dela identidad nacional y de una reconstruccién del paissobre bases nuevas. Son muchos los que ven ahi un nuevo Risorgimento, Eleaso francés presenta varias caracteristicassimilares: un enfrentamientoentreel regimen de Vichy la Resistencia armada en el marco de una guerraentre las fuerzas de ocupacion alemanasy las fuerzasaliadasque habian desembar- cadoen junio yagosto de 1944. Doselementosimpiden queesteenfrenta- ‘mientotome]a forma de una verdadera guerra civil. Porun lado, larapidez delavancealiado, que liberaal patsenalgunosmeses; por otrolado, la pre- sencia, dentro de las fuerzas angloamericanas, de un contingente militar francés que permiteal general de Gaulle, una vez legado aPar's, proclamar clregreso delarepublica. Loshombresde la Resistencia yloscolaboracionis- taspermanecen de esta forma, enel plano esttictamente millitar,como pe- queitasminoriaslas fuerzasclandestinasretinen alrededor de cincuentamil combatientesenenerode 1944, la milicia cuatro illen|azona Norte yalre~ dedorde treintamilen lazona Sur, de os cuales solamente lamitadson real- ‘mente operacionales, Esto genera, segin Olivier Wieviorke, “un clima de guerra civil”, perono alcanza“colocara Francia en una configuracion de ‘guerracivil"2°Elrégimen de Vichy, proclamado cuatroafios antes por el ma~ Claudio Pavone Unaguerracle SogostaricosllamoralanelaRessenar, Tain, Boll Bo- ringhie, 1990, cap. TCE Oliver Wieworka, Gueteclealafanse? Lecasdesanntessombes(1940-1945), Vig- temeStelen°85,2005, p10. Vertambien Philippe Burin, LaFrance iarallemande 1940-194, Pans, Seu 1995,p.453. 4 i Asangrey fuego riscal Pétain, a quien lo que quedaba en pie de la Tercera Republica habia confiado plenos poderes,esdeclaradonnulo ysin valor. Comienzaentonces ‘unalarga fase de negacion que no se revela,a varias décadasde distancia, sino como una tapa de un "sindrome" persistente. Lasdiscusiones franco-fran- cesasalrededor de Vichy, “un pasado que no pasa” aparecen,desdeeste ‘puntode vista, como las manifestaciones delamemoriade una guerracivil queno llega desplegarse, pero de lacual existian todas las premisas, Enlos Balcanestambien la Resistencia tomaelaspecto de una guerrade liberacién nacional, de una guerrade clases y de una guerracivil. La primera esdirigida contra una ocupacién italo-alemana particularmente ferozy san- guinaria (Yugoslavia tiene un millon setecientas mil vctimas de las que la- ‘mentarse al érmino de las hostilidades). La segunda opone un movimiento debase obreray campesina, dirigido porlos comunistas, alaselites urbanas ‘ylos grandesterratenientes. Latercera opone la Résistenciaalos.colaboracio- nistas~entreelloslosustachiscroatasde Ante Paveli- yaloshombresdela Resistencia entre i, divididos en nacionalistas de obediencia monarquica (tchetniks serbios) ycomunistas (el movimiento de base multiwnia dirigido por Tito). Estostiltimos|legan a formar un verdadero ejercito,la fuerza mili- tarméspotente dela Resistencia en Europa, latinica queconseguiratomarel poderssn lamntervencion del gercito rojo ode las ropas angloamericanas.'* Sofocadaduraieelperiodothia memoria estos cfcos resis en Yugoslavia en 1989, para darlugaraunanueva guerracivil. Eslaherencia brutal y sangrienta de un drama que parecta haber encontrado su eptlogo en 1945, peroque,enrealidad, solamente habia quedadoen suspenso, Uncaso emblematico de cruza entre guerra totaly guerra civil es el de Grecia, donde e articulan conflictos varios.” Se trataen primerlugarde una lucha de iberacion nacional contra as uerzas dela ocupacién alemanase italianas, unidaa una guerra civil entre ia Resistencia los fascistas griegos ‘queoptan porta via de acolaboracién (1940-1944), apoyandose en elapa- rato de Estado heredado del régimen del general Metaxas. Peroestambien ‘una guerra civilentre los dos componentes de la Resistencia, los comunistas "CE Eric Conany Henry Rouso, Vichy unpaseé une passe ps, Pais, Fayard, 1994 »Sobyelahsora dela Ressenciaen Vagos, verlasmeroriasde Mllovan Djs, Wartime, New York Harcourt Brace|ovanovich, 1977. "5°CE Mark Mizower, Dansla Greed Hier, 1991-194, Pat, LesBelles Lettres, 2002, Enzo Taverso quedirigen el ELAS (Ejercito Popularde Liberacion Nacional) ylosnaciona~ lists files ala monarquia exilada, sostenidos por las fuerzas brtanicas que invaden el paisen octubre de 1944, intentando favorecer el regreso del rey Georges Il Latente durante la primera ase de a ocupacién ftalo-alemana, este conflictoestatla de manera abiertaa partir del verano de 1944, Amplia- ‘mente mayoritarios dentro de la Resistencia, los comunistas renuncian a tomarel poder, tantoacausa dela presencia militaraliadacomo desu aisla- iento internacional, ya que Grecia no entraba dentro de la esfera de in- fluencia soviética segin los acuerdos establecidos entre Stalin y Churchill. Esta guerra civil experimenta un resurgimientotragico,entre 1946 1949, favorecido por elcontexto de la guerra fra, y se saldaconladerrota final de los comunistas. Laguerracivilespafiolaaparece, entonces, desde varios puntos de vista, como laprefiguracién del conflicto dealcance mucho mésvasto quese abre cen Europa variosmeses después de a proclamacion de a victoria por parte del general Francisco Franco. LaSegunda Guerrarmundial esta guerratotal cenlacual se cruzan una vez mas varias guetTas paralelas. Al principio una guerra enire as grandes potenciasrivalizando por controlar espacios geopo- Titicos, luego una guerra de autodefensa de la URS amenazada de destruc- cion por el nacionalsocialismo, y linalmente una guerra de liberation nacional levada adelante en os paises ocupacdos por las fuerzas del Ejey.en este marco, una guerra civil de la Resistencia contra osregimenes olabora- clonistas. {Se trata también de una guerra total entre diferentes visiones del ‘mundo y modelos de civilizacién] La campafa anticomunista de Franco tomaahoralas dimensiones titanicas de una guerra deexterminiocontrala LURSS que Hitler concibe como una “cruzada” (Glaubenskrieg)y como una = guerra racial” (Rassenkrieg) enlas que los “arios" sebaten paraimponersu orden contra loseslavosy los udios. Elnazismo desea reorganizar Europa sobrebasesraciales. El genocidio delos utios, consumado entre el principio desu ofensiva militar contralaURSS, enjuniode 1941, yelfindela guerra, ‘esitdiaenel corazon de un doble objetivo delapoliticanazt: por unlado, la conquista del “espacio vital” (Lebensraum) gracias alacolonizacion germa- ‘gabe laSegonda Gucrarmundlal como fasion de varias guers cf, Eest Mande, TheMeaing ofthe econd Word War Londres, Verso, 1986, p.45,y Mark Mazower, LeCotinent cestenes, op cap 7 66 Asangreyfoego nicadelos tertorioseslavos;porel otto, ladestruccién del comunismo. Pues, enlavisionnazidel mundo, loseslavosyelcomunismoaparecencomoun Es- tado dirigido porunaelitejudia. Colonizacién del Lebensraum, lestruccion delcomunismoy aniquilacién delos udiosse conjuganasien unasola guerra deconquistay exterminio. En efecto, el antisemitismonaziconstituye eltras- fondoideol6gicoy cultural deeste genocidio, su presupuesto indispensable pperoessolamenteen el marco de una guerra total queapuntaareformularel mapade Europa que llegaaconvertirse en guerra de exterminio, Esnecesario subrayarlosrasgos espectficos dela Shoah, un genocidiogque fue perpetrado en el coraz6n de la Segunda Guerra mundial, pero que no puede ser simplemente deducido de su logica interna, Sila guerraen el Este, radicalizada por todaslas tensiones que condensa, permitié disparar laoleada de exterminio contra osjudios, la Shoah devino progresivamente auténoma hasta constituirun finensimismodela politicanazi. Laconquista del Lebensraum y laaniquilacién del bolchevismo no explican ladeportacion aAuschwitz de losjudtos de Salénicao de Corfa, comonoloexplicaelcon- texto de as operaciones militares, sobre todoapartirde 1943, luegodelade- rota de Stalingrado. Pero esto no hace de la guerra entre 1941 y 1945 un =paréntesis” dentro del siglo. En el marco della guerra, la Shoah tomabaen cfecto una dindmica propia ligada al proyecto nasi de dominacion racial, perosus premisasseinscribian enel tiempolargode lahistctia europea yale- mana." A pesar de sus rasgos especificos, a guerra nazi contra los judios pertenecia aesta guerra ivilleuropea y mundial, Seriatan falsd querer negat susingularidad, diluyéndola en el conjunto de las violencias dela guerra, ‘como absurdoaislarla deeste contexto global, que fue su abonoy su deto- zante. Nose rata, porlo tanto, de confundir un genocidio con una guerra civil-enelcaso de la Shoah, la victimasno son beligerantes ylos verdugos disponen del monopolio delaviolencia—ni de querer ver entreambas una relacion decausay efecto, sino de situarlaen su contexto historico. Laguerra civileuropeacred un conjunto de condiciones fuera de las cuales el Holo ‘eausto no habria podido er concebido ollevadoacabo "CE Enzo Travero, La Visencnaie, Unegenalole europe, Pats Labrique, 2002, or

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