"Del mismo modo, Marx ignora completamente a un elemento de suma importancia en
el desarrollo histrico de la humanidad, es decir, el temperamento y carcter peculiares a cada raza y cada pueblo que en s mismos son el producto natural de un sinnmero de causas tnicas, climatolgicas, econmicas e histricas, pero que ejercen, inclusive aparte e independientes de las condiciones econmicas de cada pas, una influencia considerable en sus destinos y hasta en el desarrollo de sus fuerzas econmicas. Entre estos elementos y aqullos denominados caractersticas naturales, hay uno cuya accin es completamente decisiva en la historia particular de cada pueblo; se trata de la intensidad del espritu de revuelta y, con ella, quiero decir la parte de libertad de que est dotado o que ha conservado cada pueblo. Este instinto es un hecho completamente primordial y animal; uno lo encuentra en diversos grados en cada ser viviente, y la energa y el poder vital de cada uno deben ser medidos por su intensidad. En el Hombre, este instinto, aparte de las necesidades econmicas que le impulsan, se convierte en el agente ms poderoso de la total emancipacin humana. Y, debido a que es un asunto ms de temperamento que de intelecto o cultura moral, a veces sucede que un pueblo civilizado lo posee slo en un grado dbil, ya sea porque lo ha agotado en su desarrollo previo, o porque su civilizacin le ha desprovisto del mismo, o posiblemente porque desde el principio estuvo menos dotado de l que otros pueblos."