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Martes 14 de agosto de 2007

LOS DADOS Y EL AZAR

Lado, cuadrado, cubo, dado. Geometría plana y del espacio. Creación en síntesis. El ojo
de Dios entre un triángulo equilátero mirando de lado. La túnica de Cristo. Los dados
dando giros y giros y .Urra! ¡Urra!, ¡Bájate de ahí si eres el Dios de los judíos!... Los
dados con sus lados rodando, tras, tras, tras, tras contra el tapete verde y, ¡As! ¡Es mía!
¡La túnica es mía!... La suerte es un regalo de los Dioses, ¡bebamos por ella!

¿Desde cuándo se vinculan los dados con los Dioses? ¿Donde aparecieron por primera
vez los dados? Vamos por partes. Primero el origen. Dios creó el universo. Debió ser a
imagen y semejanza de sí mismo, redondo para que rodara eternamente, para que
alcanzara para todos, para que fuera más manejable, moldeable, acomodaticio, sin
aristas, opaco, sin destellos, gris, anti reflexivo y anárquico. No lo hizo cuadrado por
que le pareció demasiado ordenado o, quizás, muy parecido a sí mismo, formal,
calculador, frió, reflexivo y cortante en las aristas. Excesivos cálculos,-pensaría-, para
tan poca cosa, además si lo hiciera cuadrado no podría jugar a los dados... Pero ahí está,
redondo, mostrando su mejor cara el planeta azul, para regocijo de su inventor, que lo
ve desde la gran pantalla...

Los dados al parecer son oriundos de oriente e ingresaron en la cultura occidental


presumiblemente por Grecia, eso dicen los historiadores, lo cierto es que en todas las
culturas se han encontrado vestigios de su uso: En el sitio de Troya Dioses y hombres
jugaron con ellos; los romanos los usaron en y sus oráculos, en la adivinación, en lo
bueno y en lo malo. Su vínculo con los Dioses los hace de mejor linaje.

Muchas frases dicen relación a los dados y nos descubren parte de su significado: "La
suerte está echada ", Julio Cesar. "Un lanzamiento de dados nunca abolirá el
azar",Stephane Mallarme. "Estoy convencido de que Dios no juega a los dados", Albert
Einstein. "Dios no solamente juega a los dados sino que a veces los lanza donde no
podemos verlos" Stephen Hawking. "Si Dios jugara a los lados Ganaría" Ian Stewart.
"el dado del juicio...el mismo que ustedes, caballeros, usan en éste su tribunal", François
Rebeláis. Y muchas otras que no citaremos para no hacernos prolijos del azar... de los
dados.

Al parecer no hay acuerdo, los dados, esos pequeños cubos numerados por los lados
siguen rodando. Robusta redondez de su significado, abur, abur, azar, azar... Pares o
nones y siempre lo mismo. Dios no juega a los dados porque si jugara ganaría, y, si no
ganara, los lanzaría allí donde no pudiéramos verlos. La trampa esta en el origen. Es un
galimatías, la razón de la sin razón: ¡El origen de la ciencia! Que conste que no es de mi
cosecha tal afirmación y que, para validarla, he citado a las mejores mentes de nuestro
tiempo. Ahora bien, ¿Qué decimos los hombres? ¡Nada!. Si nos sometemos al azar, si es
el dado del juicio el que se usa en el tribunal, si los fenómenos de causa y efecto son
puro azar, si puro azar es la vida y azar es la creación, ¡que rueden y rueden los dados!
¡Que sea lo que los dados quieran!

Sea como fuere, con dados y sin ellos, aun nos queda la esperanza de ganarle una
partida a la vida, de jugar la suerte del burro y arrancarle un destello de luz a nuestro
pobre cacumen a pesar del acierto del poeta:

Relato de Sergio Stepansky de León de Greiff

"Juego mi vida, cambio mi vida.


De todos modos
la llevo perdida...

Y la juego o la cambio por el más infantil espejismo,


lo dono en usufructo, o la regalo...

La juego contra uno o contra todos,


la juego contra el cero o contra el infinito,
la juego en una alcoba, en el ágora, en un garito,
en una encrucijada, en una barricada, en un motín;
la juego definitivamente, desde el principio hasta el fin,
-en la periferia, en el medio,
y en el sub-fondo...-

Juego mi vida, cambio mi vida,


la llevo perdida
sin remedio.

Y la juego, o la cambio por el mas infantil espejismo,


la dono en usufructo, o la regalo...:
o la trueco por una sonrisa y cuatro besos:
todo, todo me da lo mismo:
lo eximio, y lo ruin, lo trivial, lo perfecto, lo malo...

Todo, todo me da lo mismo:


Todo me cabe en el diminuto, horrido abismo
donde se anudan serpentinos mis sesos.

Cambio mi vida por lámparas viejas


o por los dados con los que se jugó la túnica inconsútil:
por lo mas anodino, por lo más obvio, por lo más sutil:
por los colgajos que se guinda en las orejas
la simiesca mulata,
la terracota Nubia,
la pálida morena, la amarilla oriental, o la hiperbórea rubia:
Cambio mi vida por un anillo de hojalata
o por la espada de Sigmundo,
o por el mundo
que tenia en los dedos Carlo Magno: para echar a rodar la bola...
Cambio mi vida por la cándida aureola
del idiota y el santo;
la cambio por el collar
que le pintaron al gordo Capeto;
o por la ducha rígida que le llovió en la nuca
a Carlos de Inglaterra;
la cambio por un romance, la cambio por un soneto;
por once gatos de Angora,
por una copla, por una saeta,
por un cantar;
por una baraja incompleta;
por una faca, por una pipa, por una sambuca...

o por esa muñeca que llora


como cualquier poeta.

Cambio mi vida ,-al fiado-, por una fábrica de crepúsculos


con arreboles;
por un gorila de Borneo;
por dos panteras de Sumatra;
por las perlas que se bebió la cetrina Cleopatra
o por su naricilla que está en cualquier museo;
cambio mi vida por lámparas viejas,
o por la escala de Jacob, o por su plato de lentejas...

¡ o por dos huequecillos minúsculos


-en las sienes- por donde se me fugue, en griseas podres,
toda la hartura, todo el fastidio, todo el horror que almaceno en mis odres...!

Juego mi vida, cambio mi vida.


De todos modos
la llevo perdida...

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