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Griegos:

Criaturas y mitos

Tamara y Carmen Mª
1º B
El Minotauro
En la mitología griega el Minotauro aparece
representado como una criatura terrible con cuerpo
humano y cabeza de toro. Según la leyenda, el
monstruo fue traído al mundo por Pesífae, esposa de
Minos, rey de Creta. Un desaire del rey Minos hacia
Poseidón, dios del mar, provocó la ira de este y dio
origen a una terrible venganza: Poseidón hizo que
Pasífae se enamorara de un toro, con el cual llegó a
unirse y engendró al monstruo.
La muerte del minotauro es considerada la empresa más
heroica de Teseo. Según la leyenda, la ciudad de
Atenas sufría la imposición de Minos, rey de Creta,
que les exigía el tributo anual de 14 jóvenes para
alimentar al minotauro. El príncipe Teseo se ofreció
voluntario y fue enviado a Creta para sustituir a una
de las victimas. Una vez allí, logró seducir a Ariadna,
la hija del rey Minos, y la joven princesa le entregó
un largo hilo, gracias al cual Teseo pudo entrar en el
laberinto y encontrar el camino de salida tras haber
matado al minotauro.
El Sátiro
El sátiro es una criatura mitológica con el
tronco, la cabeza y los brazos humanos,
mientras que la parte inferior del cuerpo
es de un macho cabrío. En la cabeza lleva
un par de cuernos y su cola está formada
por un mechón de pelos.
Hay diversas teorías sobre el origen de los
sátiros. Unos apuntan que son hijos de
Hermes, el mensajero de los dioses, e
Ifthina. Según otros, sin embargo, eran
descendientes de la náyades, ninfas de las
aguas, corrientes, ríos y fuentes, y
representaban las fuerzas de la
naturaleza.
La esfinge
Con este nombre se denomina dos
criaturas monstruosas, una de origen
egipcio y otra griega. La difusión del
mito de la esfinge se extiende por la
zona de influencia de las antiguas
civilizaciones egipcias y griegas,
aunque su imagen se puede encontrar
en otras partes del mundo.
La esfinge griega se suele representar
con rostro y pecho femenino, cuerpo
de león y unas alas similares a la de
las arpías.
Cuando Edipo quiso entrar en Tebas,
tubo que resolver el enigma que le
replanteo la esfinge:¿Cuál es el
animal que por la mañana camina
sobre cuatro piernas, al mediodía
sobre dos y por la tarde sobre tres?
Edipo respondió que era el hombre.
La esfinge, sintiéndose derrotada, se
lanzo desde una roca y desapareció.
El cancerbero
El cancerbero, perro monstruoso
de tres cabezas, era el encargado
de guardar la puerta del Hades o
reino de los muertos. Situado en su
entrada, impedía que las animas
saliesen del inframundo. Su
agresividad e imponente tamaño
eran dos rasgos heredados de su
padre, el terrible dios Tifón,
monstruo alado capaz de
enfrentarse al mismísimo Zeus.
Algunas representaciones del
cancerbero aumentan su ferocidad
añadiéndole cabezas de serpiente
en los costados.
La Hidra
En la mitología griega, la hidra aparece
representada como un dragón de
gran tamaño con cabezas de
serpientes venenosas. El número de
cabezas del monstruo varía de un
autor a otro: pueden ser unas
cuantas o un centenar. Según los
textos antiguos, esta bestia,
hermana del Cancerbero, podía
acabar con todo aquel que respirase
su pestilente aliento.
Dotadas de la capacidad de regenerarse
cuando eran cortadas, las cabezas de
esta criatura monstruosa podían
también aumentar de número con el
paso del tiempo. Según la leyenda, la
más conocida de las hidras tenía su
morada en la laguna de Lerna.
El Gigante
La raza de los gigantes aparece en las tradiciones de muchos países. Esta figura mítica está casi
siempre ligada a los orígenes del mundo, e incluso su historia se entrecruza con la de los
dioses.
Según un mito griego, Atlas o Atlante era uno de los gigantes que combatió contra los dioses del
Olimpo. Cuando fueron vencidos, Zeus le condenó a sostener la bóveda celeste sobre sus
hombros. Cuenta la leyenda que, cuando Perseo llegó al reino de Atlas y le pidió hospitalidad,
el gigante se negó, y Perseo, ofendido, le mostró la cabeza de medusa, transformándole así en
una cadena montañosa situada en el norte de África.
El Centauro
Según la mitología griega, los centauros nacieron de
la unión entre Ixión, rey de los lapitas, y una
nube a la que Zeus había dado la forma de su
esposa Hera para engañarlo. Los centauros
tenían busto humano y cuerpo de caballo. Eran
seres salvajes que comían carne curda, adoraban
el vino y a las mujeres, y se dejaban llevar por
sus instintos bestiales.
El centauro Quirón, bondadoso y sabio, dotes no
comunes entre los centauros, fue alumno del
dios Apolo, del que aprendió el arte de la caza y
de la medicina. Con estos conocimientos se
convirtió en el maestro de algunos héroes de la
mitología griega, como Teseo, Jasón, Peleo o el
mismísimo Aquiles. Al ser hijo de un dios, había
nacido inmortal, pero, durante una batalla, fue
herido sin querer por Hércules con una flecha
envenenada. Como el dolor de la herida era tan
fuerte e insufrible, pidió la muerte para no
sufrir más. Prometeo intercambió con él su
mortalidad.
Medusa
Medusa era el orgullo de toda su familia porque poseía una belleza incomparable. Con una sola
mirada, era capaz de enamorar al corazón mas frió. Se le ofrecía un futuro muy
prometedor. Un día fue a orar al templo de la diosa Atenea para pedirle que protegiera a su
pueblo de un ataque enemigo. De pronto, en una explosión de rayos y agua, surgió ante ella el dios
Poseidón. Medusa se quedó petrificada ante tan increíble aparición.
La belleza de Medusa era tan conocida que Poseidón quiso juzgarla por sí mismo. El dios de los
mares se acercó a ella y le dijo: -Las olas no mentían. Eres aún más bella que una diosa, joven
mortal. Mereces que te preste toda mi atención.
Y, en medio de un torbellino, Poseidón la raptó.
A la mañana siguiente, Medusa despertó en medio de un charco de agua en el templo de Atenea
y se vio reflejada en él. Su opulenta melena se había convertido en un nido de serpientes que
silbaban y escupían. Cuando salió del templo, todas las personas que cruzaban su mirada con la de
ella se convertían en piedra. Aquella maldición era el castigo de Atenea contra la pobre mortal
que había osado seducir a un dios en su propio templo. Medusa, desesperada, envolvió sus
serpientes en una tela y huyó a las montañas para refugiarse en una cueva.
El cíclope
Los textos griegos hablan de dos estirpes distintas de cíclopes. A la primera de ellas pertenecen
los tres cíclopes hijos del dios Urano y de Gea, y sus gestas son narradas por Hesíodo. Homero,
por su parte, nos habla de otros cíclopes, más salvajes y crueles; el más famoso de ellos, llamado
Polifemo, era hijo de Poseidón, dios del mar.
Homero describe a los cíclopes como gigantes salvajes y primitivos de carácter violento. Vivían
en cavernas, apacentaban rebaños y eran caníbales. Uno de ellos, Polifemo, se cruzó en el camino
de Ulises y Eneas, protagonistas de los dos grandes poemas épicos de la Antigüedad.
En la Odisea, Polifemo encierra en su cueva al héroe Ulises y a sus compañeros. Solo la astucia
del rey de Ítaca hace posible que puedan escapar del gigante. En la huida, Ulises deja ciego a
Polifemo al clavarle un palo en su único ojo.
La quimera
Esta criatura monstruosa de la mitología griega es descendiente de Equidna y el
gigante Tifón. Aparece representada de distintas maneras, pero todas ellas son
la conjunción de tres animales: el león, el dragón y la cabra. En la Ilíada se habla
del origen divino de la quimera y se narra como el terrible animal, capaz de echar
fuego por la boca, aterrorizaba la costa de Licia. El héroe Belerofonte se
enfrentó a ella y consiguió matarla con la ayuda de Pegaso, su caballo alado. El
héroe griego consiguió clavarle una lanza con la punta de plomo. El aliento de
fuego de la criatura fundió el metal y, al solidificarse en la garganta de la bestia,
el terrible monstruo murió ahogado.
La sirena
En la iconografía clásica las sirenas eran
representadas con rostro de mujer y
cuerpo de pájaro. Tanto Jasón como
Ulises se encontraron con estas
extrañas criaturas en sus viajes y
tuvieron que evitar oír su irresistible
canto para no ser derrotados. Con el
paso del tiempo, sin embargo, su
aspecto varió notablemente y pasaron a
convertirse en seres de gran belleza
con cuerpo de mujer y cola de pez. Eso
sí, su voz continuó siendo tan bella como
en los relatos clásicos.
Según algunos autores clásicos las sirenas
vivían en pequeñas islas rocosas
cercanas a la isla de Capri. El poeta
griego Homero cuenta las peripecias de
Ulises y como consiguió pasar cerca de
ellas, como ya había hecho
anteriormente la nave de Jasón con los
Argonautas.
Pegaso

El nacimiento de Pegaso está ligado a la muerte de Medusa, cuya


sangre, al bañar la tierra, había generado al caballo alado. Este
mítico corcel blanco de poderosas alas fue dominado por
Belerofonte, que vivió grandes aventuras cabalgando sobre él. Al
morir Belerofonte, Pegaso llegó volando al Olimpo, donde se puso
al servicio de Zeus. Con el tiempo fue transformado en una
constelación de estrellas. Entre las empresas más importantes
de Pegaso se recuerda una fuente coz dada al Helicón, una
montaña de Bohemia consagrada a las diosas. En el lugar donde
los cascos del caballo alado golpearon la roca brotó un manantial.
Lamia
Una bellísima reina de Libia llamada Lamia consiguió volver loco de amor al mismísimo Zeus, que
siempre sucumbía ante la belleza femenina, lo que desencadenó la ira de su legítima esposa, la
diosa Hera, que mató a sus hijos y la convirtió en un ser monstruoso.
En la mitología clásica a menudo surgía el amor entre los dioses del olimpo y los mortales. Eso
precisamente les ocurrió a Zeus y la bellísima Lamia. La esposa de Zeus planeo entonces una
terrible venganza: matar a todos los hijos que habían nacido de esa unión. Lamia, atormentada
por el dolor, empezó a raptar y matar a los hijos de otras mujeres. Su belleza se transformó
rápidamente y adquirió el aspecto de un fantasma sanguinario. Con el tiempo muchos espíritus
negativos tomaron su nombre.
Arpías
La función primordial de las arpías era raptar a los vivos para llevarles al reino de los
muertos. Según los autores clásicos, estas feroces criaturas con rostro de mujer,
cuerpo de ave rapaz y terribles garras eran hermanas. Aelo, Ocípite y Celeno, que así
se llamaban, eran también las mensajeras del dios infernal. Nacidas de la unión del
océano con la tierra, eran comparadas al principio con los vientos tempestuosos que
hundían los barcos. Con el paso del tiempo, sin embargo, fueron identificadas como
divinidades infernales. Muchos autores griegos y romanos hablan de su carácter
malvado y cruel.

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