La seccin de los panes (Mc 6,6b-8,26)

Anlisis de Mc 6,32-44
Carlos Norberto Gmez Jimnez

Anlisis de Mc 6,32-44
En una primera lectura del texto me llama la atencin la relacin que se
establece entre Jess y la multitud; l es el actor principal y ella el sujeto
paciente de su accin. Los discpulos quedan en segundo plano, y aunque se
dice que el gento les ve y reconoce (6, 33a), que corren y llegan antes que
ellos (6, 33b), lo cierto es que iban tras de Jess y no de los discpulos. La
gente le sigue buscando ser sanada de sus enfermedades (Cf. Mc 1,3234.37.45; 2,15; 3,7-8; 5,21); sin embargo, Jess se detiene no slo para
atender sus necesidades, sino sobre todo para ensearles (Cf. 2,13; 4,1;
6,2.34). Los discpulos aparecen en la escena para pedir a Jess que despida a
la gente (6,35), para organizar a la gente (6,39), para repartir el pan (6,41).
Para Gnilka1, estamos claramente ante un relato de milagro de regalo, en el
que la accin es fruto de la espontaneidad del taumaturgo. La indicacin de
que Jess y sus discpulos no tienen tiempo ni para comer (cf. 3,20; 6,31)
estara anticipando lo que va a suceder (6,32-44). Sin embargo, en este primer
milagro el centro no es la comida sino la enseanza (6,34) a diferencia de 8,2
donde la compasin de Jess s se orienta al hambre de la muchedumbre. Esto
ltimo le hace afirmar que estamos ante una tradicin comn de milagro que
Marcos presenta en dos escenas, siendo la segunda una elaboracin ms
coherente con el objeto del milagro.
Sin embargo, el que en Mc 6,34-44 lo primero no sea el milagro nos indicara,
segn Gnilka, que el evangelista nos est invitando a contemplar la actividad
de Jess como pastor que ensea a las ovejas. En esta perspectiva se incluye
el milagro. Esto hara, como indica Miller en su anlisis de Mc 6,6b-30, que
Jess aparezca como portador y generador de vida, el Mesas rey que, como
puntualiza Malbon, no slo se dirige al pueblo judo intuido por las imgenes
del desierto-xodo y el pastor (Nm 27,17; 1Re 22,17; Ez 34,5), sino a toda la
humanidad en la que tambin se incluyen los gentiles, destinatarios de la
segunda multiplicacin.
Finalmente, como dice Gnilka, la compasin que mover a Jess en esta
escena nos revela no slo una actitud puramente humana, sino, sobre todo, la
inclinacin de Dios haca los hombres, su preocupacin por la humanidad
entera.

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Textos consultados:J. Gnilka, El Evangelio segn Marcos, Salamanca 1986.

E. S. Malbon, Echoes and Foreshadowings in Mark 4-8: Reading and Rereading, Journal of
Biblical Literature 112 (1993) 211-230.
G. D. Miller, An Intercalation Revisited: Christology, Discipleship, and Dramatic Irony in Mark 6.6b30, Journal for the Study of the New Testament 35 (2012) 176-195.