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Nig, CARLOS REYNOSO. ANTROPOLOGIA DE LA MUSICA de los géneros tribales ala globalizacion Volumen I ‘Teorias de 1a simplicidad ANTROPOLOGIA DE LA MUSICA: dle los géneros tribales ala globalizacién Drtepaga des hs 4 eben. ene Tete de Samphond Ia Blas ics 68,2006 so DoRa £286: Conga homo, dla pr Raft Eee For, shots y ember) ss 997.1256035 1. Ancpegi dots Man. 2. oviees Tene “Wk de ben eon de a sc de a ras tales ata lain sam 9871056085 Pein, anos Mee, ever de 2006 oto: Cn Reese rectrer cs cabin Rall es Tay AM (UNAM) Ck Meron BA) Dect eat aes © Tees ‘oye Hato dhpite ue mene ey 11.22 Uno de eteidn agate an Argent -Mde a argeoins ose parte a oducdn poe oa, amacseaient, ase, ane aa Wareonmacon thee 75.06 tleceSen 9 mactric, ease floc, ih vo, en ali ers 9 por cusses me atrsineis dclzeio previo y uit dele, Sinha ens pend or eset 1.723 Invern Tals ive Stay, Mees 2952, San, en is, ge eon 6 ‘og 283 -C12V2RCE Cir rn ee ne Aes Te (4589 (1) A981 19129 Resets finest anc Cir Agena del 9 ers Abas: fr Us Hers 2530, CHA2SAGP- Gira Aen de Bees is eh yy an07192¢ coc: Cte 6 1 2662-B763H1CW Mein re de Bueno ies Tet (oxze2| 529980 Para Norma, por todo “1 INDICE 1. INTRODUCCION. a 2. TEORIAS EVOLUCIONISTAS: tt Los argumentus evolucionisias fandamentales B La evolucidn de ta musica segiin Joh Rowbotham as El evolucivaismo modificady de Richard Wallischck i El evolucionisine derivative de Robert Lach ‘s {3} evolucionisino anticevohacionista de Cuet Sichs de FE evolucionismis sinbolista de Marius Schneider 4 Et evolucionisme heterodoxe de Béla Bartok Mf La musica peehistrica seyiin Walter Wiora 5 El evolucionismo ca el Sigko XXE st Los universales de la pnisica 58 Evoluciouisme - Situavién y perspeetivas 0 3, LA ESCUELA HiISTORICO CULTURAL Edy Los cielos culturalesy su misica rs Laantropogengrafia de Ratze y Frobenius as Ciclos culturales y Musiculogés comparada: Werner Danekert.... 8 Erich von Hornbostel y el circulo de quintas. Bo Cut Sachs, difusionista moderado % La hologénesis de Georges Montandonn os Carlos Vega y la ideologia historivo-culiaral de la musicologia sudamericana 100 { CUETURALISMO ¥ ANTROPOLOGIA DE LA MUSICA La misica on Ta cultura: Alan Mervisnn Sonido hamananente organizado: John Blacking Emografia de ly mises: Seeger, Pekd, Joseph, Nkevia Lontextualismo ~ Siuaci y perspectivas 5. SIMBOLISMO Y PENOMENOLOGIA Interpretativizwe y ant fa svwbsicn polo Modclos geertzianas: Rice y Harwood Sonido y sentiment: Seever Feld Etmomusicologia fenomenoligica: Reflesivdad y akesidad Fl emiomusicsiloge humanizador: Kemeth Go Fl “otvo” y la “autoridad”: Grenier y Guilbauie Fenomenologia tautegiriea en Latinoamérica Tenomenclogia en estado salvaje: Jeff Youd Titon Incerpretativismo y fenomenologfa ~ Situacion y petspectivas 6. ETNOMUSICOLOGIA DE LA PERFORMANCE Contesto de performance: Herndon & MeLeod El modelo performative de Regula Queeshi Sociomusiculogta, Experiencia & Performance Etmomusicologias de Ia performance Situacién y perspectivas BIBLIOGRAFIA 1, INTRODUCCION cer nteprsana les incespreceione ge reales tr cote; Prinic ge Bacea08 rpretandi Isco= maps at bo expt X10 Cuando de repente estallé In globalizacién a principios de Ta déea~ da de £999, ni la antropologfa ni la emomusicologin estuvieron a fa ale ve clas eiveunstoncias, En consccuencin, ol correlto anvsieal dela glo- balizactén, la “nuisica del mundo”, sobrevino como una especie de ser- preva, una nueva dimensidn cultural devenida de pronto, una bofetada en samstro de teorizadores bizantinos que estaban distraidos por otras co teria que pesiitira com ccuestiones, sin que se dispusiera dew prender 0 explicar lo que pasaba. Los portavoces sspontinees del fone tneno To expresaban diciendo: “gQuién necesita um Ph, D. cuando hay dlisquertas en Nueva York, Tokyo, Miami, Lond-es y Paris suficiente: nite dotadas para darle a usted un shock cultural permanente?” (Szwed 1982). Ni hablar, por otra parte, qu a mainstream y comenv26 a aKrasa mercial”, fo poco que quedaba de las expresiones naciona- cos del planeta, anto el rock también se mente al wvismo, junto 2 la mdsi ca llamada les, falklévicas y etnograficas en los rincones mas perifé pponiendo en riesgo de extincién, en el foturo, las materias pri ticas” proveaientes de las colors. Fn ells fs formas locales se estaban stegranda, mientras en las metepalis se celebrala la integracién. Elescenario en que manifest la world mie qued6 entonces en el faca de tres fuegos cruzados: el de lo apoecalipticns que se escandalizaban u CARLOS REYINOSO moralmente por cl estaclo de cosas, a imagen de lo que habia pasado ochen- (a afios antes con el advenimiento del jazz (Paicles. 1988; Bacchiocchi 2000), el de los que se capitufaban alborozados a los dictimenes de las in- dustrias culeurales en nombre de los cultural studies (Frith 1989) y el de los yuppies verdes paulati (Feld 1994; 1995), para quienes todo postia ter neta, un fendi imente cooptados por un espirity new age ar siendo, de alguna ma- iene inspitacional, una nueva ocasién para desavrollarse contemplativamente como personas, aunque ya no fuera posible ni opar~ tno, después del nihiisme posmoderno, entender 0 explicar gran cosa Pero ta verdad sca dicha: cualquiera de las wes posiciones tiene al maios un mensaje coherente que comunicar, mientras que la corporacién ‘que gira en tome de la antropologia de la musica sigue discutiendo si es prefevible adoptar un punto de vista interpretative a la manera humnants- tics, aunque ninguno de los que se han propuesto ba resultado dui, o si, bio, lo que hay que hacer es ponce en marcha provedimicntos ana~ lticos etic que a nadie fuera dle quien los in enté (0 que no deba aprobar ta cétedea que el inventor dict le interesa siquieea si funcionan 0 0. En ‘ters palabras, ni por el lado de la sensibilidad estéviea, ni merced a una cieacia (social o lo que fuere) es posible disponer de narcativas 0 métodos creibles que otorguen sentido y estructura a lo que esté sucediendo, 0 ayuden al menos a clavficar si estd sucediendo algo distintivo 0 n0. Prue- ba 7 consecuencia de lo que afirmo es que cuando legs el momento del estllido medidtico de la misica del mundo, ni el piblico en geneal ni los a que se supone se ocupaba de esos menesteres, 0 ¢ erefa que estaba en eapaci- dad de hacerlo. intelectuales prestaron la menor atencida,a una disciplina académi He aqui que despues de siglo y medio de wabajo de una disciplina funcionando a todo tren y a un elevado costo social (con vidas enteras consagradas a ella), resulta que no existen teorias consensuadas y satisfac- torits; y eso es lo que esté necesitando, a todas luces y con toda urgencia, ante semejante ewado de situacida, No se consiguen marcos ea los cua les situar los acontecimicutos, mnds ali de las posibilidlades de seguir acu- mubniclo datos, yustaponiende punios dle vista o multiplicando el ane dottio. La produccién musical se ha disparado en un sentido inaprev to, bs fans y consumidores toman partido, las expresiones tradicionales se extinguen, las identidades se regalan y los te6ricos ni sigutiera tienen nombres para ponerle a lo que p: para algiin aspecto del episoxtio hist a. O silos tienen, s6lo son apropiados ico que se esta viviendo, sin que sea posible ocorgarles una dimension anteopol6giea que permita aborslar ne 2. © por el contrario, son nombies dante ellos cualquier otra circunst aque podrian aplicarse mejor al esclarecimiente de una ceremonia shan nica de la edad de piedea que a comprender el ritmo casa de al halo, coma si a propia sociedad se hubiese tornado de inter viso en la mds ininceligible de todas. © peor ain, se justifivard su impeu piedad afirmando que lo que sucede no es incumbencia de nuestra dist a forma de saber 1 establecida wlavia plina sino de alguna otra, 0 de u de la que alguien se hard cargo si Dios quiets, La antropoloyia, pos de pronto, ha capitulado (ante los estudios culrurales} en lo que concier ie 4 tun asuto que es antiopalsgice por donde se lo mite (ef, Reynnose 15) Este es cl punto preciso que pretend atacar en este ensayo: ui vex que se ha demostrado que alli afuera ocurren acontecimientes vle vantes, y vaya que si vcueren, deberia poder esigirse que existan tanibicw tworias para dar euenta de ellos, ea por el lado de Ja intexpretacion es ‘ologia (0 en la anteapolegis de plicativamente. Y ha de ser en la etnom la misica: no voy a disewtir su nombre por ef momento) dane esas wo Jaubiera sido rias deberian haberse originado si el desempeto disciplina aceptable. La pregunta es, entonces, si bay disponibiidad de esas tevvias, cuales sin, qué es fo que dicen, qué valor de verdad tienen his expresio nes que se generan en su nombre, para qué han servidlo hasta ahora y pa wel Fendmeun de ra qué podrian ser tities de aqui en mis. Pretendo wt a world music y el escenario de la globalizaci6n y las e sales al borde de la extincién como caso testigo en la posible aplivabilidad e on Ia evaluacién dle cada wuss de las diversas teoria, lo que se hari patent de éstas. Pues no existe ni una sola definicién de la etnomusicologia, sunt aque las hay diserepantes y por docenas, 0 de la antropalogia (que bs hay por cientes y todavis mis dispares) que no invohnere a ambas disciphnas en fo que esti pasando (of. Merriam 1977; Lise 19795 Kawfinant 1992) Si de lo que se trata es de la teorfa (y deseuento desde ya que wie teoria es primordialmente algo mediante lo cual se afronten hechios) es entonees de las teorias existentes de lo que babe que acuparse. Lo ye estoy reclamando no implica rendirse ante los hechus @ hacer wo eal te ellos, sino mas bien fo contrario: las teorias son requeridas para maaitenee los hechos conceptsalmente bajo control, a fin de evitar que proliferen (ambien c to, Hasta el momento, lo que lia habido frente a la aparicibn de ka world iceptualmente) ms alld de xoda posibilidad de enteasti ies Imusic se seduce a wna nnuliplicacion de inventaries de estilos y antitas, b que cualquier kctor siempre estimaré superficiales, arbitrarios ¢ insufi- icntes (p. cj, Broughton et al 1994; Titon 1996; McGovern 2000); y fren- te a I proliferacisn de Ia diversidad cultural lo que mejor sobrevive es vung poblacién inabarcable de emogeafias disjuntas. Este desorden, que también es i vacio, lo mismo que el recurso a exeusas estereotipadas achiciendo que “h realidad supera la imaginacién” o “la creatividad hu- rnana no tiene limites”, configura una situaeién adimisible en el momenco de surginienco de una discipling, pero inaceptable ciento cincuenta aiios espués, ¥ en este momento se advierte que no se ha escrito ni un solo tex- co que se haya ocupado de ese particular concreto (las disponibilidades teciricas), y que frente al fensimeno hay mis alarmia, estupefaccidn, indi- ferencis o jolgorio que recursos tesricos o metatesticos genuinos. Mien ta ones aut Ta disp etsegura de lo que vale, ovale De un tiempo ae ta parte, la etriomusicolagts practica dos formas recurrentes de afrontar La evaluacién retrospectiva de sus desarrollas te6- ricos. La primera es una actitud que celeba la cantidad de alternativas isponibles. La segunda posicién, por el contrario, deplora la ausencia absoluts de marcos tedrices elaborsdos evs el interior de la disciplina, y hasta se pregunta a veces sila etnomusicolagia nio deberta ser absorbida por lt cntropologia 6 lx musicologia (que son los vectores de influencia Invis no. orios) las que a su rumno serin absorbidas por los estudios cultu= sales, como siempre pasa de suyo que ls dos posturas ne pueden ser amas rerdaderas sinmultaneamente, o que silo son la cotalidad resultan- temo es demasiado coherente. ¥ sin embargo Ia situacién es és ‘Veamos algunos ejemplos de fs primera postura, Dects George List ese aque gpoca fos temo de Jaap Kunst: en fa década de 1980) el cam ppv de estudio conoride como etnonusicalagia xe ha expandido ean rfpida mente que ahora abarca cast cualquier tipo de actividad humana que de alae ma manota pueda sev relacioada phsiblemente eo fo que se puede lamar isis Los datos y los mdtoos etlizados se detivan le diversas disciplinas -qne se cnerentran en fas artes, fs hmanidades, le cienias sociales y fas een is Fsieas, La caved de filosofias,estntegie y metas utiliza es ener we Es imposible abarcarlas todas en na defini (List 19791), Alan Metra también se congratulaba por ta dinéwica y In ampli- sud de bs disciptina ad [La euomusivologia se encuontr aetunlmente en sn inguet estat de fio. y Ghablemente nada haya polio o pda captar tas sos eomplejilades. Seis ero aus ntede pareca caro bien defies y mientras yo todavia sostengo fe fomvdannental de tis firmackoes fe aquel entonces,ellasrepresenean oy “lo una part de wud fo aca etnomnusicaloga inrokocr (Mariam 1975: 50). bs Philip Bohlman destacay justifies el “tono postiva” de I etsomn- sivologia reciente ss yi fo, mesa creciente refs sobre Mie y is en el corso dele sinas os, ms res son ntleetslh exhii an en deiddamente postive. Este il que price el deves tone pasting puede dere, en pars, a ilo iia que prod Drie: dae ce qe isn de campoes mucho mis mpi do tue muchos han spuesto.o adi, y que los escrirs etromsicldgicns ‘Rtn oftcen ueariguera de I que el esmpo puede hoy beoeiiarse {Gohan 1991: 11). Y James Porter esetibe: Bn la década pasada [la de 1990), la etnomusicolngét he aranzado en formas cnprendentes, De 1960 1989, a etnurnsicologit se encoatré a veces tatan- Ufodle mantcnce su identidad jurto a lx "msicalng hisi6rica”, unis extable ida y elisa, Con frecuencia marginalizads 60 tscudio de la rmisien “exdtien”, “Ho-oceidental” o del Tercer Mundo, fina mente ha comenzado a imponeise ya sobrepasar a su herman en dos aspec- tos ileoldgicamente al abordae residades culeuales y musicales como fend menos globales en ver de fendmenos delimiados,y metodelgicamente, en el : ‘sponibles pars ella parte de la fertlizacintrans-dis: los académieos por set rango de les téenieas di ciplinaria (Porter 1995) Hasta aqui la celebracién y junto con ella el conformismo, que en general se resuelven en una enuumeracién manea muy precisa, con fre ccuencia eteeterizada, mediante ly eyal una cantidad de todos mods pre~ sunt, innomerada, intangible, se presenta come si fuera un indieador de calidad. Ahora consideremos casos de postura contraria Los ejemplos de pesimismo y descontents se inician muy tempra- namente. Escribfa Fritz Bose: ye teint fos atrisparcelt ue nuevo campo pro- J musical coenparc inisorio dened testo Ti aton recientes aca ene ye om el bucked Tose 1934 Jeidagnente dscutide, eon aleaeas anv mandi ) man! En Jos afios 60, Alan Merriam consideraba que la esnomusicalogia contabilizaba unos cuantos fracasos y frustraciones weéricas y metudolé> as. Para él existian probles 1s de fondo que no habian sido compten- disdos cabalmente: El prineto de closes que ly etnomnusicalogia en general ha racasado enol de sarrallo de un conocimiento y una spreciacin de lo que ee cabajo de came po, y en consecuentia uo 10 hy apicad consistentemente en sts extuios ‘Aungue hay obvias excepeiones a esto, resulta clara que hemos estady alec dos por dos dificult importantes. Una es que nuestra estudios de campo se han plasmaudo en términes generales mids que eapecificos; es devi, en uns scida considerable se han formulado sin toner en mente prubleaas preciso y bien definidos. La otra es que b etnomvsicologia ha suftdo a causa del “co- Jestor” de campo amateus, cryo conocimiente esd sev rente Fiitado, Ta les colecrozes operan bajo el supuesto de que el punta importante es simple ‘mente juntar material sonore, y quc ese sonido —2 menudo tomado sin dist ‘inacidn y sin pensar, por ejemplo, en cusstiones de muestiso~ puede ser simplemente evade al wabajalor de laboratorio que “hard algo con lB to conduce al segunda supuesto evtivo de que la ernomiutsicologfa en el pasa so se ha dedicado prinariamente 4 reunir heshos exis que 2 Is solucién de problemas ampliamente plancealos, establesides en tzrminos del estadia dela ‘msice como parte de la eultara hunsana (Blerriam 1964: 38) Aungue el propio aporte de Merriam intenta compensa can cre- ‘vesesas limitaciones, su veredicio sobre lo que entonces era la oriemtacién global de la disciplina es claramente negative. Mis recientemente dice Bruno Newt: Hemos desasrollado may poca teoris. Quias esta es earactersico de un cam po humanista. Las humanidades, como unt todo, no desaerellan eucepos de tworia que expliquen holisicamente ls heshos priaipales dels datos ean los ue tratan, Peto en su asaciacion con las eiencias sociales, en su interés en ‘omparacién, en los procesos y en valde la wnisica en la vida humana, unio esperaria que a etnomusicologia genese woriss. Quiero decir teorins que nos digan eGmo proveder y que expliquen nucstrus hallazgos, Tenenios muy po- cas de dss... importante advertir que en los primero siepos estaiosos como Sachs, Hiombustel y Lach realizaron cantsibuciones a esta cvestion. Pe £0 sus teorias no sow tomadas eo sevio por los extudiosos que estan hoy en ae tividad, y estos jévenes estudiosos no han eeaizad eontsibiciones que toma- fan su logan, quiad porque estén envueleos en ana espocie de pasticularistao ue, dlebo admits, vaen contra de ois sfiemacinnes sobre la naturaleza com parativa del eampa (Nett 1975: 77, 16 Y¥ inds c menos en lt misma época Brverie Lieberman, po abolida, eseribe lose si la disciplina debe se nauk evidewcig ae babes Ai esis que la ernomusicologia 1 ha propore se teansformado 61 va sliscpfina acaldmics independicnte y que no pce por lo tanto, razsin alguna para sy existeuea continua sais que ly pursues dad yocial de sus micros. Mis alin, la existncia continu de La pserkhoiis ssicalingia hien pair bsticulizar auwes ye promover bs 976: 198), sips de aero tobjetivos destarados por sus practicantes (Lieverman Por diferemes exzones, Charles Keil (1998) y Michelle Kistiuk también se expiden a favor de la abolicion: La cimelusion concepaual de te cenacidn es que el término *etoanusicoloy yan tiene seatido, En el pravesa oe Hevar el campo a su conchusisn crap ca, su propia tansformacin conceptval deviene inevitable ZL prubleis? Las instiuciones académvias y comerciales resisten al tasformacion. La gem se alerra a teritorios,dineeo y poder on formas que desafian el uj has twansdlsciplinasio de ideas, y en dlsinia iaxtancia by eransforinaciin jetos politicas, ereativos y activists (Kisiuk 998: 314), Ya en el nuevo siglo, Brune Nett realiema su conviccitin ou of es cancamiento de la diseiplina {Pfiews0 que actualmente nos hallames en ura esperie de agar de desc En otras palabras, no erca que en los times abs se haya hecho aud rac mente nuevo, 6 tempos recientes nas ha had ningin esto que hays timulado a todo ol mundo a pensar subre las casas desde poospectivas ra fi niente nuevas, como sf wourri cand Mervians publics The stbrapalo Masi, o inchs son la cantometia de Alan Lomas. Hi el case de Sat, sb se cintidera que no se etal miovicndo on Tadivsecién adecunda, pets ci tt momento sirvié de estas a odo el mando. Y lo evsine neurtié ean cess awvioses de fa primera época de etnogeafia moderna, como Antlhany Seeger # Steven Feld, Busto, nx creo que hayaios tenido aaa pavevio ea tisapes ‘ientes: toe el munido est miranda sw alvedusor para ver donde se ences ‘4a, Estannos sobre una msseta (Cruses y PSee2 2003). ‘Agrega Nett en la misma enteevista, coincidiendo con las ideas de José Jorge Carvalho, que a propésito deb surgimiento de ta onisies sel inundo, nadie ea toda ba etnomusicelogga ests haciendo las casas dant siado bien a Hasta aqui hemos visto argumentos que afirman primero y que nnieyan después Ia productividad tec a a de ln ewomusicologia. El texto ecomienza en la seccidn siguiente intenta establecer el estado de la teo- revisande sistematicamente las que se han formuilado o las que est implicitas en los supuestos de investigaciones empiticas, Pero antes de abso day esa seecisn, quisiera sefialar que ésta es la primera vez que se 13 za. panorama de ln etnomusicologfa desde e! punto de vista de sus mo: dees tedricos y sus heuristieas eonconsitantes, antes que de la produc- cid de estudios de casos o las vieisitudles biograficas e institucionales de sus practicantes, Desde ya, lay tevisiones parciales de diversos tipos teé= ricor patticulares, como por ejemplo A. Schneider (1976), Feld (1974) 0 Feld y Fos (1994), ¢ historias sucintas en que se mencionan a ly sumo tres © cuatro formas tecricas (McLeod 1974; Merriam 1975; Boilés y- Nattiez 1977), a lade dle mil indicios que trasuntan Jo rica y compleja que es la iis ea on la cultura. Nunca han sido los diez 0 quince modelos existen- tes los que hayan articulado uo caracterizacién de las pricticas discipli- navies o suministeado el ordenamiento de la exposicién. Algunos de esos arcs, en rigor, no Hegan tampoco a serlo, conforméadase con ele tionemienro sumario de las posturas opuestas, con actitudes de corvec- cin poli a9 escéndalo matal y con enunciados de naturaleza progea Pricticamente todos los modelos provienen de otes parte, aunque so podria no ser tan malo después de todo. Peor seria que la etnonnsi- cologfa elaborase, en nombre de la espec " idad de su objeto, estrategias tedriras que no pudieran aplicarse a ninggin otro campo, Hasta donde me consta, este sera también el primer libro que con- sideva lx problemstica de Ia emomusicologia prestando atencién a un contesto discursive mis amplio, que inclaye expetiencias y desarrollos en psicologis cognitiva, métodos formales y matematicas aplieadas a la sintesis musical, estudios culturales, semis lingifsties, inteligencia ar- tificia,fractales y algoritmos genéticas. Me sustento en una familiaridad de farga dara c esos campos y con la teorizacitn en ciencias sociales, y 1 antropologia primeto que nada. También he hecho lo posible por re~ sisar a prodaceidn tesrica completa de los ctnomusiedlogos fundamen= tales, con la excepcidin de algunos textos (pocos, por siterte) imposibles de localisar, Hay todo un oniverso de conocimiento, discusidn tesa y de- mostraciones exper rntales muy hien establecido que es necesario inte~ gran, ms alli de las inenssiones de divulgacién en musicologia o teoria antropolsigica que hasta hoy han sido Ja norma 18 Linrrronuecion Escrito desde fa periferia del mundo academico, este texto también procurard estar libre de las anteojeras, provincianismos y expresiones de diplomacia institucional que se han tornado caneteristicas de una disei- detia norteamericana, desde la plina centrada exchasivamente en fa a coal tiende a ignorarse toda Ia literatura que ne haya sido previamente twaducida al inglés 0 que no frecuente las miodas estrechas y en ocasiones extravagantes « las que dicha tradicién es tan propensa, Esta ampliacisn del horizonte te6rico permities, en no pocas oportunidades, poner coro a ideas estereotipadas que han sido moneda comin en etnomusicologia, respecto de cuestiones tan fundamentales como h naturaleza, rigurosidad ropaligicas de ase, el valor de las ana- y productividad de has tear 38.0 el catscter gniversal 0 particular de logiss semioldgicas y ling determinadas factores, 0 lo que fa teora daceramente. Pues, camo haba de verse, pocas cosas han habido ee la vi- dda académiea tan superficiales, incompetentes ¢ inexactas come ha apro: piacién que algunos etnomusiedlogos han hecho de diversas formas de Ahora salamente lo sfirmo temerariamente; en los anivopolégica ha estipailao ver- tooris antropolégica ‘capitulos siguientes habri ocasién para demostratlo hasta la saciedad, Es importante destacar que este libro no es un manual de introdue- estaba ahora x cargo dela investigacidn de asia folkdérica en el buen {orks Moe Estudios (CSIC) en (Barcelona), Eline hizo saber quel peor Bet ave mings msieslogo expatol me ayudata, También augiio gee ine fera de Espa, {eainente no me imerceaba quedar. Sl venta conmigo nos paces vllo Es cine y no habis hecho estos de etnolgiaespatola.Eets rs sin en 0, 06 primera experiencia cow un aazis, mientras mtaba por sebre vena Sel comer es idiots sutritario, me proms que reat a been eat sami en las iicblas aunque foes lo timo que hicera en mi ide (Lomax 1960; 43) En los afios del apogeo nazi, Schneider comands la fuerza de tareas ‘ie musicologéa compaeaivs en Ia Deutsche Gesselschaft fit Maha senschaft a partir de 1933; su contibucién fue una ponencia sobre "Fra | Poaeso ran SHH Polnsio Sudan eee ee Sudan Suatnés as [i Secor Ciclo Side | | Complcias | Metrrineo {Pron {sto de os Grandes Estados] |Vilb Sex Gade Tadaide | — eel | __ I sina {cia Vile Sextr sii [inode Vld Sector | Gicle Paleo Het Mésise Artin Medierineo Ciclo Mésico Andie 76 | 3 LAESCUM.A HISTORY CUMLUnat ‘Aunque algunos estudiosos partidarios de la teuria de los cielos culturales Hegaron a extremos indeseados de afirmaciones sin sustento vos eonjerurales, los mejores entie fmpitico y r8zonamientes exp! fllos realizaron un podleroso esfuerzo de sistematizaci6n de los elemen- fos de juicio conocidos en su época (entre fines de siglo XIX y, digamnos, ta década de 1930}, constsuyeron los modelos taxondmicos ain vigentes cen organologia y hasta propusierou hiptesis de trabajo que ain resultan ructiferas. Incluso algunos criticos ideolégicamenre muy Iejanos ala es- cuela histérico-cultural, como Melville Herskovits, destacan los criterios tstipulados cuicadosamente la insistencia sobre Ja sautels en el uso de los materiales de origen, la prolijidad puesta de manifesto en las definicio eros aluvionales de ejem nes, la riqueza de su documentacién, los pos, la capacidad para pasar de la concepcisn gencral al nivel de dalle, Ja erudieidn pasmosa (Herskovits 1973: 555). A la larga, el impacto de la escuela en ethomusicologia fue mayor que en su disciplina de origen (A. Schneider 1976). De esa escuela dice Brano Nett: su trabajo fue erticado por su adopcién de una idea de evolocisn cults ‘nilncal ys concepciSn nomoxétia de ta historis cultural. Algunos de sus mniembros fuernn evenuisimente acusados por su sesgoreligioso y luego por sustentar excesos racistasy politicos. Despuds de l Segunda Guerra Murata fue mayormiente sbandonada en anssopologia. Ea etnomusicoleyia jugs wa papel mis duradero y se convitis en Ia base de ceoras historias especficas, pero fue amplamente critcada .poc quienes tenian algin ingerés ancropold te debido a fantasia ico e ignorads por gran parte de los estudiosos res sin control (Nett 1983: 229), Todo ef mundo, sin embargo, incluso los eriticos mas inpiadoses, han elogiado ta amplitud del conocimiento y el carécter sugerente de sus afirmaciones, al menos como hipétesis a verificar Ello no obsta para que cn este punto recordemos que, en el plano politico, numerosos teéricos del movimiento suscribieron posturas aberrantes. Como dice ‘Thomas Hauschild, “Frobenius encontraba placer en servir al Imperio y en pro: lamar visiones racistas;.. Thurnwald public6 una especie de guia de ins talacién y del usuario del Apartheid sudafricano; .. fy] el Padre Wilhelin Schmidt agitd a favor del antisemitismo antes, durante y después de la {guerra cada vez que tuvo oportunidad de hacerlo” (Hauschild 1995: 36- 37), Mas cetca auesteo, Oswald Menghin fue ministro de cultura austrfa co durante el Anschluss, autor de novelas y asticulos definidamvente anti 7 semitas, codificadlor de ls teorias racial tido nazi (Fontan 2005), Los ciclos eulturales y su miisica La escucla Histérico-Cultutal austeaca y al ral austiacay alemana (en adelante F se destaca por haber ordenado las formas eu ore ce alturales en céreulos 0 cielog que combinan distintas manifestaciones de : logéa-y la arquitectura hy pay rasgos que van desde la ergo. asta la organizaciGn social y ls ares. Cada cel en diferentes regiones del mundo, La idea dominante es que di, chos complejos cultarales se difundieron a partie d tros de influencia le determinados cen- Aunque fa obra de José Imbelloni es mis bien taeda y derivatva 's tomaremos como punto de inicio para la caracterizacién de esos vilen culturales, En esta seccin se enumerarin los ciclos eonforme a le den sminacion propuesta por este autor, dedicandase un pérrafo a zacién geogréfca y cultural de cada ciclo y otro a a descripeion de vue catacterstcas musicales. Ambos detalles se establecerdn inivialmente aa comentarios, aunque algunas asignaciones elaman por su erftica -aracteri- Ih Ciclo Pigmoide ; ¢ mprende los grupos pigmeos de Africa ecuatorial, los habitan- ws dels a Arama, los Semang y Senoi de la peninsula de Malaca, los Acta y los negtitos de Filipinas, los pigmeos de Nueva Guines, lo Vedda de Sri Lanka, Kubo de Sumatra, Tosla de Célebes, Probablenente también han pertenecido del Bosquimanos del sur de Africa, aunque es- ‘én may influidos por el patrimonio cultural del eilo siguiente En materia de arte musical, “se desconoce toda cteacidn o aplica- in artistica. Los insteumentos musicales faltan por completo” (Im Sh por completo” (Imbello- Ib. Ciclo Tasmanoide Comprende a la poblacisin (hoy extinguida) de Ts ‘ y extinguida) de Tasmania, los Kur vai y Chepara de Australia los bosquimanos de Africa, los fueguinos Va 78 es del régimen y miembro del pags i de los botocudos y otras de Brasil criental montafioso, ‘bus ; ines a los fueguinos”- : desarrollo de las artes plistias ni instrumentos sana y as tl ‘acialmente a No tienen ningiin musicales 11 Cielo del bumerang puede considerarse como, Jacivilizacién caracte- sea recientes. Se conserva bien en el surest en el borde norte (ex- ‘ustralia (tribu de los Kuin), en el suroeste y aie pci Ldbdas, Nueva Caledonia, Salomény Pi, Nueva Zane oo Hawaii. En Africa, aunque encubierta por capas més recientes, se Ja ae vn Sadan conte yen a regi del Nilo. En Amé- California; en América del Sur en. Ama- Esta protocultara ristica de los australian: reconoce en él UFeSte, tee los algonquinos y en rica, ent vronia Beas oriental, Chaco y Argentina austral “nee ciel aparece ape mbar mina de nades suspend den f ce rodarsipidamente en el ate y produce un sonido wibrante. ee es y mies: También se plea uo aque bs ertudindo bly Fee Snconenoncon ses ceremony gs Tm tare ue mene, enn ee ao gen anaa en steel a spain des danza uae {Umbelloni 1983:57). Illa. Ciclo de Ja Gran Caza alos Arande que ocupan el centso, Su frex comprende en Australia Nad hosere ‘este, superpuestos a Is 20 Domina en Anthem y en la costa sur neva Guinea; también en [a costa norte de Nueva Guinea y en las islas us tg antazgo, Santa Cruz, Salomén (sureste del archipiélago), Nac- ‘a Caledonia, Rotuma y Fiji. En Indonesia aparece en las Molucas y en ire los Batak de Sumatra. En India ocupa el territerio Dravida en 7 sury cae En Africa predomina en el oriemte, pero asoc ada a f cultura de pas- tores de ln que resulta df distinguira. En Amsérien del Sur se encuett sisladas de cazadores; en Amazonia esti diseminada ¢~Tapi-Caribe; la zona occiclen ylos territorios del sur, norte y Yyencia del ciclo del bumerang. tra en varias tribus en el territorio de los agricultores Acaua 9 tal forma una de las capas mas prof capas més profundas sobre las que se asienta la cul. {ur andins, En América del Norte, aunque mezclada com el ciclo de ata 8 muestra ene as agus Pils Rojas, n musica, “ademés de los bastones de ch snes de choque, también la trome Peta primitiva de concha y la flauta de bambai, de grandes dimensioneny con embocadura apical” (Inubelloni 1953: 100). ie 111b. Ciclo de los Pastores Abarca norte y centro de Asia norte Euro, enim diterrinea y Africa Oriental. Comprende a los pueblos ural cae tuco-téraros, los semito-hamiticos y todos los indoeuropeo no un complejo cultural integrante de @ histéricas de los Islimide, ya del todo hisedrico. altaicos y ; presen as civilizaciones pro- pro. 's Meditcurineo e Tndoide y del ciclo En arte hay escaso o ningiin desarrollo de is pobreza dels artes figuestives hae Pewee eee a aes ligurativas hace conteaste un gran desarrollo del ate Gisial Aparecen varios iastoumentos cordfonos, con fasesclementales lela cftaca y el arpa, que la ci desarrollaria t Ja gaita aciones protohistéricas mediterrineas ‘an profusamtente, De los instrumentos aeréfonos aparece Ile. Ciclo Artico, Comprende las poblaciones articas y subirticas, suya delimitacién ~ my lara en América, menos en Asia y Europa. En América compren- Se ls Esquimales (paleoesquimales en el secor oriental y neoesqulimalea en el sector de Behring) y los aleutianos, exten, c Algonkin. Mediant cl predominio deamon aaa fa Me nnetetY : io de elementos aislados ha hecho sentir %influencia hasta en las mi lejanasregiones austales de América, Ey 20a pertenecen a este ciclo los lapones. En Asia los samoyedos, upro £56 (ostyak y vogul), paleosiberianos del Yenisi uranios (yak) goles (eangusos del norte) y paleosiberianos nort-ovcidemales kar Koryak, kamchadales y Yukagir), eo En mmisi veer ica aparecen varios silbatos y flautas. Caracteristico es a empleado en el cito de os shamanes. Otros insteumentos, ep = ‘imente en Asia, han sido vsiblemente introducidos del dtea pastor 80 En Groenlandia la musica vocal aleanza un desarrollo notable (Imbello, 11953: 108) IV, Ciclo de la Azada ‘También lamado ciclo Papa Oriental, Africsno Occideatal, de las ‘Hos Clases o Matriarcal Exégamo. Esta cultura se encuentra en estado de poreza solamente en el océano Pacifico y en decerminados lugares de In- ones y la India. Ba los mares del sur cubre las ishs de Nueva Pomera~ nia, lis Nuevas Hébridas septentrionales, la islas de Bunk y estado oriental australiano de Victoria. En Indonesia aparece en Sumatra entre Jos malayos Menang-Kaban y en Ja India entre los Maravan y Muka-Do a; acaso también entre los Garo, Lahung y Khasi del Assam. En Aftica se encuentra mezclado con el patrimonio del ciclo del Arco (V), tambien mnatriaceal, y Se extiende al Congo y a la Alta Guinea. Se extiende combi nada con el ciclo de los cazadores superiores en Micronesia Oriental, Nueva Ielanda, grupo Salomén (con excepcisn del sudeste) y patte de Nueva Guinea oriental. En Australia, en Nueva Gales del Sus, sureste de ‘Queensland y norte de la Australia del Sur, Australia del sur-suroestes en India acaso las wibus Komati BilisMagea, Halepaih, Santal y Klionds en Indochina los Maniputi, Dimasa y Hojai. En América aparece por mo- mentos en la faja marina del Pacifico entre California y el noroeste cana- diense; luego en la regidn de los Pucblo y en la porcién continental eon as que sie tigua a Florida; en la zona andina forma una de las capas an ven de pedestal al ciclo protohistérico, En mtisica aparecen por primera vez instrumentos capaces ile de- sarrollar una melodia: fa flauta de Pan, el arco musical y la primera citara {no en Australia). Los tambores de madera de tronco excavade y con hendidura han sido adjudicados a este ciclo, aunque no cow cesteza. ¥. Ciclo del Arco Fue llamado cielo Melanesio por Gracbner porque se extiensle so- bre todo a Nueva Guinea (que cubre casi totalmente, a excepeiin del see tor oriental), ls ishs septentrionales y centrales delarchipiélago Salomdn ys algo menos puro, los grupos del Almirantazgo, Santa Cruz, Nueva Ir Janda y Fiji; en Nueva Caledonia y Nuevas Hébridas presenta formas ‘mis primitivas. En Indonesia aparece en muchos sitios, pero mas earacte- rizado en el interior de Borneo y Sumatra y en la islas del sureste. Reapa~ rece en Indochina ¢ India. En Africa, mezclada con el ciclo 1V, domina en ta tegidn del Congo, y de all parten dos ramas, ana hacia Sudan occiden tal, otra hacia Oriente, hasta el vcéano Indico. En América cubre la por. cin seprentrional de América del Sur (en particular [a cuenca del Oring, coy norte de Amazonia) y de all seextiende a través del arco de la pe- quefias y grandes Anillas y por Ia Florida sobre el sudeste de América del Norte. En milsica el tambor largo 0 en forma de reloj de arena, con una Piel extendida sobre un lado es el principal membrandfono ceremonial de este ciclo, Oteos instru rentos comunes son varias formas de xildfonos Hay también cordéfonos, desarrollandose el atco musical con resonader ligneo. VI. Ciclo Sefiorial Es el miismo que ha sido definido como Austronesoide por Mon- tandon, Patrinteal Libre por Schmidt-Koppers, Herenkultur por Meng- hin. Comprende territories insulares de Oceanta, costeros de Asia meri. ional y el Sudan meridional. Estos tes sectores han sido llamados el ir. culo Indonesio-Polinesio, el efrculo Dravida y el efrculo Sudanés (Imbe- Noni 1953; 116). A su ver, el ciculo Polinesio tuvo relaciones con el con. finente americano, y su cultura se encuentra represent ada en la costa Pa- «fica de Norte América (panicularmente en el noroeste) y en la costa Pa cifica de América del Sur, En avisi hay gran desarrollo dela danza, Como instrumentos, la cultura Polinesia posce muchos aeréfonios, la Indonesia varios xiléfonos J metalsfonos, ademés de los cordéfonos. VIL Ciclo de los Grandes Estados Montandon denomina “ciclos" a sus di do (1) el ciclo Sinoide, compuesto por C1 (0) el ciclo Indoide, (3) el ciclo Islémide (Turquestin, Iran, parte de la In. ds, Asia Menor, Arabia y norte de Africa, zona Saharians ete. a partir de {a expansisn del Islam, (4) el ciclo Paleo-Medliterréneo (Mesopotamia, {nin Armenia, Asia Menor, Sia, Palestina, tctritorios Egeos y del Impe- ri Romano, y (5) ciclo México-Andino (México, América Central, Amé- viea del Sur andinay ferentes facies, distinguien- hina, Japén, Korea e Indochina, 82 | | | | | i i UN FSCURLA HISTORIC CUFTURAL La antropogeogratia de Ratzel y Frobenius La BHC reconoce haberse inspirado en fas ideas de Fee Re ef (1844-1904), el fundador de la ansopogeogainy en ls desu dct ; lo Leo Frobenius [1873-1938]. La postura de aquél es in oe Fae clucionista. Ratzel haba cuestionado a Adolf Bastian por que auneeastis demasiada importancia al principio (evolucio- ‘humana y-a la po= fa que era *mucho concedia, asu entender, bs \ nista par excelencia) de la unidad psfquica dela espes Shad de a invencion independiente, Rate sosteia queer “mucho ss couecto arbi al ineect dele rzas naturale’ mayor ester Fidad en todo lo que no afecta alos objetos tas nein ve a fRavzel 1896: 79). Aunque crefa firmemente en [a evolucisn t li, e i se oponia a Ernst Haeckel ya Herbert Spencer y st “e Ma es de la supervivencia del mis apto” (segtin Steinmetzler 1956: 87). 6 en tomo similitudes exis: Partiendo de una observaciéin de Pa eee rts ovmade ae des vere elena de tes ech, Frobenius lev a i spose me eps y I eeaciond i ores en ambas regiones. Inicialmente, noté coincidencias en odode Fabvisein de los ambores(vaciada de un ssc de oven, eabierta de uno o fos ds exremos con cero ete) ete Tos mayne rito de A(viea y Polinesa (1898: 649-41). Uslizando esos pars = Como tno de los criterios de semejanza, Frobenius identifies custro ct tjos eulturales para Africa, que aqu se indican con sus instramentos ex- racteristicos: 1. Negeitico. Palo de ritmo. 11. Malayo-Negritico. Laid de bambi, angola y tambon, bal de madera, marimba, II. Indo-Negritico. Violin, guitarra, tambor de ce de hierro, tamborin. IV, Semito-Negritico, Gubo, go: de mortero, tambor de vasija ica, timbal cueto coma tambor, tambor Estas ideas dle Frobenids sirvieron de base ¢ los estudios etnomu- sicoldgicos que establecieron una y otra vez patallismos entre Abin y Polinesia y afinaron la definicién de ciclos culturales. Algunos de los pri eros estudios de la EHC se hicieron en base a Ia distribucién de instru- 8 4 2.LA ESCUELA HISTORICO CULTURAL smeatos musicales (pe. Anker: ie maa bes Ankemann 190k Wieschof 193), yun aay 0 tan riguroso como Albrecht Schneider estima rm da de la musicologia comparada berliness f eee cién de le escucs en su manestaciin ntropelsen ae consti 66; Danckert 1937) ‘acién antropolsgica (A. Schneider 1976, os con extras eaboracones floss yjuicios de valor, que al corte de mitas de los afrcanos y orientale (p. ieee daplran la carted de mira de losaicanos y orien phos més tarde se publicaria African Genesis, wna compilici6a de oe Iricanas recopladas por Erobenivs que se convirtis en un fi movimiento de la négrinde de Aimé 105 activistas negros, como Wole Soyin rete arsaci ‘eo inspirador del old Senglior, por razones que : Fe Yambo Ouologuem o el eyipcio Mag Youssef estimaron mas tante qquivocadas, paternalistas y estereoripadas (di. Frobenius y Douglss 1983), Frobenius, por timo, se sentia actor protagdnico de un “cambio radical que invadié todo el orbe y que se apodené de manera tan grandio J del pueblo alemén ante todos los dems” (Frobenius 1934: 7), y daba farazéna los que contemplaban su pensamiente como “uno de Jos sinto saire y Léo: 1904 (Gracbner 1940; 154). Peto el mis tnd Probenins algunas desis obvervne een eesamente, ees lerivaban ol aro te #s observaciones exgol6gicas, como las que ne rics ee eel 50 Ren 9 imprison tr de Febenins y nas del restablecimiento de la consciencia alemana” (p. 8), estimando que hho estaban dadas las condiciones para la aparicién de un Filhrer (pp. 203 204), El futuro, como sabemos hoy, habria de ser bastante mis tempes tuoso de lo que ese augurio patriotero del “pensador intuitive” hacia pre- te sistematizadora, mecinica y de de vista muy difere : uy diferente: una conce Bibi. Se rata de un organics ‘trapartida a una visi¢n mecanicista, Numanizante de leyes de causa y e asuntan vn Punto in vials, plagada de metsforas or- © explicito que se formula come con. concebida éta como la bisqueda des pumas ecto, y cuyo ejemplar més cepresenta {ho como puede napinars, el evluionnie Marae Pen ‘smo como un pensador intutiva en estas palabras, Ciclos culturales y Musicologia comparada: Werner Danchert Uno de los ensayos que mejor compendis una versién amplia y te presentativa de la relacién entre la doctrina de la BHC y la dimensidn _musicologica es “Musikwissenschaft und Kulturkreislehre” de Danchert (1937). Como etnomusicéloga, Werner Dancer [1900-1970] {ue uno de Jos mas grandes especialistas en ef estudio de fa masiea popular europea, y st Das europaische Volkslied (1970 [1939)) sigue siendo texto de refe rencia en esa temitica, periddicamente reeditado junto con las de Walker Wiora. Mis alli de su adseripei6n casi oficialista a la doctrina de los ciclos culturales en su manifescacion mas pura, también descolls en eb anilisis cuando el movi- Bl investigad stigadorintuitivo trata de convivireon t Balsa emociones pigsiensslstingc lo ngatiag aca ete dela lsingue lo sigificativo del significant, e sentido dewn monvimienca wo expresivo deus meds, Se suanerge em logis ia. sto y maduracié, que no poe: Y enctientray en Jugar de leyes ‘ ¥ del deveni yen aude fe rates simbdlicos (Frobeaius 1934, 20), i asia tema de todo proceso de formavisn, cesime, La segunda modalidad de Frobenius, cardcter fundamental del trabajo de fenmenos simbolico-musicales en sus afos tard miento teérico de la EHC habia perdido gran parte de su credibilictad (Danckert 1956, 1958, 1962). Pese a haber permanecido en Alemania du. rante toda la Segunda Guerna (y a diferencia de lo que fue el caso de Fritz Bose, quien alegaba su ascendencia aria y sw filiacién al partido en las so- Jicituces de postulacidn institucional) Danckett no sucumbid a la venta & por aitadiduca, ceivindica el rise Fone le campo por oposicién a la etnologia aca la experiencia peictica por encima de la enudicto 19). Us culors sedefine no tanta en funcién de ergologs ne re sino en funcidn de “lo animico” w biden (3 in nimico”, y se rebsutiza como ~in cargos de Glogs coninfarmants mon cry Cae ign de las teorias racialistas. | | ' a % Desde el punto de vista musioldgico, es anal que se demon isp sonalesen Tos estilo melodicos de gran somesenloe 2s de grandes mastor del tain Enid dade out Penal Tpen des Meltesis 9) mente perfecionado y ampliado en Ussyonbole or Ges ti (93) Anton nos concon nee eee oe Se slams categorie que lo lings de ines de Choy lamers we munds" y “erty de sapere” (Bet 198038) sion don onsale hoy en din ya despecho dea org delos materiales sonoros en los ciclos de rigor, Danckert seen tance moxlerno en su inelinaci6m hacia ls aspectos que dl llama sce tivos" (en contraste con los abardajes eu crater de os anglossjones), Danckert sports algunas te. jantitativos que él estima propio delo 2), eal celativa sensatez de sus observaciones merc JOeiea en su itterés por los factors etiiticos ants que por le reat ia de museo), el abajo de campo intersieg te desligarse de las ataduras de Su sistematizacién, asimismo, ptimisca ; por el manejo dele rides ‘uerpo, y {a “tmuisica viva", cuya experiencia permit las transcripciones muertas en el papel aulopta una setitud provisional, aunt o Sien pl Prin obteramosel amp d s 44 nrg ang de singin mode ny caeienca sts ae a nes ds cntros nn y seers del mrtg ie su oa re apatecen muchas concordance parece ja = esperanza de que se podrian eliminar las discordancias Pete ya sea mediante la recoleccisn de mate eaters Coolio (Dancer 1997 terial nuevo, 0 por wn refinamienta me. Al igual que a much Al igual que a muchos antropatogos de | span sel cam Ia mnisica ailos més tarde, an las correlaciones entre los atras dimensiones culturales, como edna am ta ergologia, la econo cial, aunque nada se eso se desattolla en su articulo el, dichas correlacio ee tas correlaciones se dan por sentadas. Fl esquema sistemitice dle 1ado cronolig a woligicamente (aunque él mis- stratigesfica” desde lo mis reciente ha- enfactores esilfticos y melédicos que Fre como sigue Danckert, que aqui presento orden sno lo expone en una progresién “es «ia lo més temprano), se basa m: en organologia. El esquema disci 1. Culturas Antiguas. Inctuy. Sr In cultura pigmea y pigmoide, la tica y diversas eulturas american como los Yamana, 86 ra el estudio de los rasgos pee Selknam, Tehuelche, grupo Gé y Bororo, Uitoto, Tule de Pana snd, Navajo, tribus de California (especialmente Yuma), austra- Tfanos del sur y Tasmanios. En su imisica se manifiesta un espa ‘Go tonal centrado en un punto medio estable, En el estrato cul- tural més antiguo, el pigmeo, no encontramos el cardcter rudi- mentario que podria esperarse desde un punto de vista evolu- onista, ya que el rango tonal es mucho mis amplio que en el “Artico 0 en América, y eso es un factor progresivo antes que un rasgo de primitividad. La imagen sonora y Is forma interprets tiva de todo el ciclo se encuentran, empero, muy ligadas a lo fi- acstilo se siol6gico y alos sustratos raciales. En lo que respec encuentran tres manifestaciones distinta: ()) Melodias en fan- farria, entre pigmeos y pigmoides ecuatoriales y, probablemen- teen su forma més antigua, en la melodia lapona; (2) Melodtas estrechas, entre los Vedda, andamaneses, Semang, Yamana (3) Melodias sobreagudas de mediana amplitud, entre los ‘Tebuel- ches, tribus chaquefias, Gé y Bororo, Uitote, Tule, Navajo, Yu~ ‘ma, Salish, esquimal, Samoyedos y Fino-Usrios. ‘Cultura Matriarcal. Inclaye diversos ciclos, como el de fas Dos Clases, la Cultura del Arco y la Cultura Matriatcal Terciaria de Asia, Segtin su historia evolutiva, en este Ambito se pueden di- ferenciar cuatro sectores estlisticos que se denomninan: (1) Me- Jodia tritdnica; (2) Tetraténica, que se encuentra pura en el nor- te de las Islas Salomén, pero que estuvo antes vigente en el st~ deste asiético, India e Indonesia; (3) Pentatinica anhemiténica, con una difusidn tan ansplia que resulta dificil ordenarla culew ral e histéricamente; (4) Pentatdnica basads en el tritona, Esta Giltima sélo se ha encontrado en das lugares: en Borneo y en el estilo tambatanaba de las Islas Salomén. Fn este ciclo, global- mente definible como “esférico” y “vegetstivo”, ligado a una imbologia basada en el cuatro y el cinco, se enewientra profusa ademas una de las raices de la polifor al principio matriarcal de [a familiaridad tonal, y aparece on Nueva Caledonia, Nueva Guinen, Borneo, el Ciucaso y Africa oriental. En América s6lo hay’ ust rudimenso de polifonia en la inisica andina de las flautas de Pan. Aqui y alld alo largo de es ; sta se encuentra ligada te conjunto de ciclos aparecen también jodel en los Alpes y fal- sete en algunos pueblos del CSucaso, 87 3: Altas Cultures Patriarcales.Incluyesepiones de Austala, Nu va Guinea, el achipidlago de las Bismark, esquimales sbone genes de América del Norte. En este dmbito aparecen vasig trazosindividualesen lo que respecta a sonido y dingmicy, cnn sccmuacidn le Is ualidades masclines: (2) Mavimiens srandes y amplios; (2) Descenso lineal del agudo al yraves Excentricidad ronal, ee con diferentes oe one) formacin de escala especificas predominio del movimienra del ataque dinimico; (5) El acorde de euarta es el que soporte cstruetura; (6) Primacia del principio de distancia antes que de ta familiardad y a fusidn tonal; (7?) Creatvidad oratoria, ya que ta lengua forma el soporte y aticula la totaal, Hay un pri cipio naturalists en la preferencia de recursos que remeden I aaturaleza (imitacién de animales, por ejemplo). En cuanto a perfil mel6dico, se destacan dos patrones: uno de melodia des cendente (strain) y otro de melodia escalonada, Ciclo Cultural Totémico. Compartiendo rasgos con el conjun- fo anterior y con el que le sigue, los rasgos diagnésticos son o bien melodias escalonadas o strains australianos. Se manifiesta en Austealia y Nueva Guinea y aparentemente en Africa y en tre los aborigenes de América del Norte, aunque esta parte del texto es particularmente confusa, como si odo el mundo supie +2 cules son los grupos humanos que configuran los diversos ciclos o existiese consenso académico sobre ello Ciclo de los Pueblos Pastores. Incluye a los pastores de Bura- sia turco-tértaros y mongoles. Fuerte dominio de la melodia descendente y estructura tetracordal, con eventual presencia de escalas pentatdnicas tomadas del dominio del mateiarcado de las altas eulturas de Asia. Uno de las pateones descendentes se caracteriza por lo que Danckert propone lamar weitbewegtes Zoweizonenmelos thon a (motivo melédico muy movido en dos 20 pas). El pulso y ef ritmo muestran una cierta vivacidad y exal- acid, Altay Culturas, Danckert no desarrolla este nivel terminal del es- ‘quema de cilos en su sistematizacign de 1937, debido al cardc- ter lragmentario del conocimiento etnomusicoldgico en aquel entonces. 88 Ep el cuadro antedicho se percibe cierto d:sorden en la clasifea "Los [ncas se expresaron muchas veces mediante esa be | tan estima por Becthoven”, “la msieaincaica se pro- 11 te amsien pentaténica del mendo tiene forrosameante carseter incaico simetfa este ase de lor sistemas rico, » sistemas por eso mismoe -solore cGmo deberiaseeseibirse umn gen ‘ss ot compass enen wn bonito stk de sent que sevla donde nina Ta frase anterior y dine enmpieza a siguiente. Pensar en qae spn fan iis lrgas ef no pensar” (Cini 1997: 121-122) ‘ Carlos Vega se expresaba con frecucnuia en un tegisteo de enuneigs ida soletnne, pontificante, sin suministear las pruebas ea las que seesme. raban los autores histérico-culturales que le proporcionaban sus idea, sin mencionar tampoco de donde las tomaba, y cteyendo que hipstesg controvertibles califieaban como hechos fehacientes: [La escaa peataténiea, que antiguamente domins en los continentes sean zados por el ciclo de las Alas cultures e encwentea en Améries prehispiniea procedente del visio mundo. Comio sistema, es producto de expeculcionee cculeas (Vega 1946: 16) Més chocantes todavia pueden resultar las connotaciones valorati= vas de los hechos que cree establecer, a los que postula como si se viera obligado a hacerlo debido a la fuerza de las evidencias. En su estudio so: bre el origen de las danzas folkléricas argentinas, por ejemplo, dice: Las clases rurals imran a fas urbana... [L]o importante de la inviesin, pet nosotros, no es potensia ciegs, sino la der principal en que se mails: 1a. Bs decisivo aqut reconocer y adnitir como un simple fendmena de hecho, que el inferior ita al superior. (Nos parece innecesario aelsrar que el tming “inferioe”, consagrado en Sociologia y acogido aqui cama vor tenia, no in plica subestimacién o menosprecio. Alude principalmente la base econdmica {EJs claro que cuando el inferior imita al superior ambos estratos sociale coinciten temporalmente en el usufeucto de los mismos benes, tanto mis cuan ‘to-mis lento ese rtmo de las renovaciones. Los biles son especsficanente fle Iaricos cuando el superior abandona y roemplaza la que trasmii y fe imi on ayer; y son folkléicos ia haber sido nsnca arstocitics ent fos dominios Adel ciclo preminente, cuando proceden de ls cclos etnogrificos que eanstite yen el subsuelo coltual yacente (Vega 1956: 27,28, 32), autor que yo conozea ha sefalado que la teoria de Vega de Sm (que él remonta a Gabriel Tarde y-a Walter Bagehot) no es muy distinea ala definicién de folklore como gesunkenes Kuliurgut, un modelo que también siguieron Bence Srabolesi en su geografia musical mundial y 102 rales eaidos desde la noble al vulgo fue elaborada en el corazsn cor dela Alemania del siglo XIX por pensaores hoy tan ignotos tert Naumann Y Rochus von Lilencron ff, New 1988: 228). Ea ot Gabel Td 0 tora de a imitacion pretend er una demoli a ial, ya que las analogias entre sociedades pes cl lea evolucionista c gin de lic in Gistntes podtan explicarse de al imitarse entre si, antes que por convergenia evolutiva. Dado en ms por Ia simple propensién de las z. vin el mismo Vega teconoce, I teorn de a imitacin de Tarde e- Me ej ides ya formladas por Walter Bagehot, he squ que Vega aii rrr oot isprador sociolGgico naa menos que aun eeconocido srerpie social que aienaba cosas tales como que Tos procesos de do- ae eién de los hombres y los animales eran iénios, que el progeeso lado del conflict y que los nosy los salvaje son los imitadores eres que pueda imaginarse (Tiasheff 1961: 84-85, 136-139). En la saologaimitatva de Vega, entonces, convivan en convuso conubernio sr fersinsta socal por Io menos pintoresco, un antevolucionisa rer roy torizadores aristbcratasonglloos de sus Feros, como sie obje- ards nuestro autor hubiera sido compilar uon anvlogia del persamien- oeacial reaccionato, en vez de forjar sus propia ideas teGriezs. Los est feos eatin a la vista. Como diva el propio Carlos Vega, pensar que esta cs tina buena fundamentacién sociolégica es no pens No ayuida mucho tampoco el estilo sintéetico de Vega, cwya pom- posidad ocasiona que hoy en dia esulte dif lero sin escanalizarse un poco, Yaen 1972 Cito Lafén cuestonaba a Vega por ‘su carscter polémi- fh, ou lengeaje mordaz, écido y punzante” (Lafén 1972: 194). Pero, por tinlado, todavia hoy sus discipulos y los dseipuos de éstos uilzan sin Jnmutsrse manierismos veguianos, ales como “deturpado”,sustantivizan Joe verbos w omiten como los articulos indetermiados en la siotaxis: “es danza de pare”. Cada ver es mis evidente que lo que ofende aho- ra noes el carscterinfundado de las afiemaciones sustantivas de Vegas no su pertenencia 2 una escuela desacteditada, la des politica de sus inspiradores y las sonoridades ultrajantes de sus catego ties. ¥ por supucsto su estilo arcaizante y afectado, que leido hoy obliga a. una exégesis de las frases para desentraiiar su sentido, apenas percepti- ble tras una nube de adjetivas que presumfan eleganci ade pronto li ruidosa invasién del africana, y el grado en que lo exxopeo se inserta ene hacer y ene sentir de {A Inimyponcnte presencia del abonigen se 103

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