En las sucias país que buscan en los grandes centros económicos el
mismo espejismo del lujo asiático que vive China. Lle- garon a la ciudad de Fuzhou, la capital de Fujian, un gi- gante de siete millones de habitantes al sureste del país en el que el gobierno pretende crear un nuevo
entrañas del dragón polo económico. Y se quedaron. Dedican su tiempo a
construir un lujoso centro residencial como los que asoman en la lejanía física, económica y moral, al fon- do de la imagen, inalcanzables y envueltos en la niebla. La constructora tuvo el detalle de facilitarles una vi- vienda y, desde entonces, se apiñan en media docena :: TEXTO: FRANCISCO APAOLAZA de contenedores reutilizados como casuchas y malvi- :: FOTOGRAFÍA: ASSOCIATED PRESS ven entre los charcos y el barro. Están allí con sus familias, incrustados en su parque temático de óxido y humedad y el lujo que supone vi- Más allá de su piel reluciente de cifras y perspectivas vir a dos pasos del trabajo. Duermen en los mismos de despegue, el dragón chino esconde sucias entrañas diez metros cuadrados en los que cuidan a sus bebés, de cloaca en las que no hay agua corriente. Crecer al cocinan con una bombona de gas, se sientan en sillas ocho por ciento anual con la que cae tiene un precio de plástico blanco de terraza y viven su sueño a través que pagan, entre otros, trabajadores como los que de una pequeña televisión. En los edificios contiguos, asoman en la imagen de Associated Press (la foto es una habitación de hotel para turistas sólo cuesta once anónima). euros al día. Pero no les llega.