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Gertrudis Gmez de Avellaneda

(Cuba, 1814-1873)
De obra ingente y fecunda, su personalidad humana y literaria escapa
holgadamente a compartimentos generacionales y clasificaciones simplistas.
Sobresaliente en todo sentido, su larga vida es un ejemplo de dedicacin al
arte que, sin embargo, no desdea los imperativos vitales.
A los veintids aos, fecha en que parte para Espaa, escribe su
Al partir
Perla del mar! Estrella de occidente!
Hermosa Cuba! Tu brillante cielo
la noche cubre con su opaco velo,
como cubre el dolor mi triste frente.
Voy a partir!... La chusma diligente,
para arrancarme del nativo suelo
las velas iza, y pronta a su desvelo
la brisa acude de tu zona ardiente.
Adis, patria feliz, edn querido!
Doquier que el hado en su furor me impela,
tu dulce nombre halagar mi odo!
Adis!... Ya cruje la turgente vela...
el ancla se alza... el buque, estremecido,
las olas corta y silencioso vuela.

A una golondrina
Mensajera peregrina,
que al pie de mi bartolina
revolando alegre ests.
De d vienes, golondrina?,
golondrina, adnde vas?
Has venido a esta regin
en pos de flores y espumas,
y yo clamo en mi prisin
por las nieves y las brumas
del cielo del Septentrin.

Bien quisiera contemplar


lo que t dejar quisiste;
quisiera hallarme en el mar,
ver de nuevo el norte triste,
ser golondrina y volar!
Quisiera a mi hogar volver,
y all, segn mi costumbre,
sin desdichas que temer,
verme al amor de la lumbre
con mi nia y mi mujer.
Si el dulce bien que perd
contigo manda un mensaj,
cuando tornes por aqu
golondrina, sigue el viaje,
y no te acuerdes de m.
Que si buscas, peregrina,
do su frente un sauce inclina,
sobre el polvo del que fue,
golondrina, golondrina,
no lo habr donde yo est.
No busque volando inquieta
mi tumba oscura y secreta,
golondrina, no lo ves?
en la tumba del poeta
no hay ni un sauce ni un ciprs.

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