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AMBITOS LITERARIOS/Ensayo Shirley Mangini Disgala por Las Alber de Cuenca v ROJOS Y REBELDES La cultura de la disidencia durante el franquismo MTHROPOS A&é HOMBRE Diseho gfieo: GRUPO A Primers ein: mayo 1987 (© Shirley Mangini, 1987 ita: Editorial Asttopos. Promat, S- Coop. Lda Enric Granados, 114, 08008 Barcelona ISBN 84765840339 Depésito legal: B. 7138-1987 Impresin: Tyas, Bacajor, 147, 08018 Barcelona Impreso en Expat «Printed in Spain ‘evanescence cern nom [EEL fmtcme sprue mo. mec gn ne ‘Spt temas ov hsenm osunrom st Pome ee uisiera agradecer a la Yale University, que me propor cioné varias beeas que me permitieron desplazarme para en trevistar@ los protagonistas de a época estudiada y para tra- bajar elas hemerotecas de Barcelona y Madrid. En particu- Tar, agradezco a lot compafieros del Whitney Humanities ‘Center que me concedieron una beca Mellon para que pusie- ra seguir con mis investgaciones en Yale. Ademés, mi pro- fundo agradecimiento para los amigos espafoles con quienes he sostenido un didlogo sobre estos temas a fo largo de los ffios y he compartdo felices momentos en Espafa. Mis gra- ‘as también a muchos espafoles mencionados en el libro que tne contaron su historias particulares y me facilitaron datos y documentos Yale University ‘Mayo, 1985 NOTA PRELIMINAR Entre el final de la guerra civil espafiota en 1939 y la muerte de Franco en 1975, los intelecwuales espafoles que se ‘opusieron al régimen franguista legacon a ser «soldadose de importancia fundamental en le sorda batalla de a posguerra De esa batalla surgié «la cultura de la disidenciae. El props: sito del presente libro es analigar la actividad de estos intelec- tales en su doble papel: como desheredados de la cultura! de la prepuerra y como parias en la Espana de la poseuerra através de un andlsis slectivo de su labor, sus testimonios. Sus manifestacionesartisicas ¥ periodisticasy de los aconte cimientos politco-culturales que protagonizaron, Ast. por tuna parte. se Hega a comprender el impacto de sla cultura de la disidencia» en la vida sociopolitica del franquismo, Por otra, través de la obra y la actuacién de los intlectuales disidentes. se pueden analizar las repercusiones que el régi men tuvo sobre su cultura en sus aspectos estos, psicols i y sociohistoricos. ‘A efectos de nuestro andlisis, en la evolucign de la seul ta de le disidencias dentro de Espaia se pueden distinguit seis etapas. Entre 1939 y 1949, con aislamtiento de Espaia or las potencias aliadas en la segunda guerra mundial, la ac- tividsd cultural dsidente fue muy limitada. Entre 1950 y 1955, se abandon6 la politica de autarquls practicada por Es 9 pat hasta entonces y el régimen empez6 a incorporarse nue ‘vamente al escenario politic y sobre todo. econémico inter- nacional. La wcultura de Ia dsidencia» tomé forma en esta época; en especial, se comenz6 a escribir poesfa de protesta cen contra del régimen, etiquetada de «poesia socal». En el periodo que va de 1956 a 1961, Ia activided de le oposicién florecié plenamente, caracterizéndose esta etapa por la apari- cidn del lamado «realismo social» —eufemismo que se em- pleo para referrse a la creacign artistca en general (ate, I= teratura y cine) que fue uilizads para denuncar la situaciéa| sociopoltica en la Espana de entonces—. En la primera mi- tad de a década de los sesenta el régimen reafirm6 su fuerza represiva y estos aflos vieron el ocaso del realism social y Ia Lesmoralizacion respecto al ate como vehieulo de protesta No obstante, la represion franquista, por dura que fuera, no logré erradicar del pais la oposicién politica, que auments notablemente en la Segunde mitad de la décads. Entre 1966 y 1972, fue la prense el instrumento clave ce los intelectuales Aisidentes. En el ultimo periodo, cuyos limites sefalan el ase- sinato del presidente de Gobierno, almirante Luis Carrero Blanco, en diciembre de 1973, y la muerte del General Fran- co en noviembre de 1975, se produce el final de la dictadura y-elcomienzo de la libertad politica y cultural La «cultura de la disidencia» en Espafa es la historia del sinéroe intelectual» que el critiso Vietor Brombert describe ‘como «...uno que se siente situado y responsable cara a la historia (..) motivaco pot el ankelo de transformar su angus- tia en acciéne. El desarrollo de esa cultura fue lento, sus ‘exponentes tuvieron que enfrentase a muchas adversidades, fracasos y desengatos. Hay quienes dicen que el régimen franquista nunca tomé en serio alos intelectual diidentes; si eso fuera verdad, no se hubiera levado 2 cabo una campa- fa tan tenaz para silenciarlos El etlebre grito de Millin Astray —«iMuera la inteligen- cial»~ dej6 ver la actitud que caracterizarfa al régimen en su modo de tratar alos intelecuales disidentes durante cua- Fenta afos. Tanto fue asf que el termina «intelectual» s¢ con- virié en un anatema y se cre6 un ghetto donde, tarde 0 tem- Prano, se refugiarfan la mayorfa de las vietimas de la perse- 0 ‘cucién. La historia de a lucha mantenida por la oposiién anti franquista en el campo de las artes y las letras es un testimonio ‘dramitico del intento de supervivencia dentro del vacio cultu- ral que afligié a Espasa mientras duré el répimen franquista En esa lucha estaban implicados tanto socialists y comunistas ‘como otros grupos de iquierda no marxisas y demécrata-cris- tianos que se solian calificar de arojos, yex falangisas y car- listas que se convirtieron en «rebeldes» del sistema Conviene advertir que este libro no es un estudio de los nacionalismos ni de las cuestiones culturales que éstos plan- tearon durante el franquismo. Sin duds, su tratamiento exigi- tia varios volmenes. El lector notara que eentramos nuestro andlisis en la produccin litearia y periodistica, afadiendo algunos ejemplos de arte, cine y teatro. Desgraciadamente, ro ha sido posible abarear todos los aspectos de la cultura por ejemplo, han quedado fuera la musica, las ciencias, la fc losofia ~dicipinas cuyo examen dejamos los especialistas correspondientes—. Nuestra meta aqui ha sido dejar que la historia de le disdencia espafiola se contara por s misma por medio de fragmentos de literatura y periodismo y a través de las mismas voces de los protagonistas de esa historia. El ob- jeto primordial de Ia presente investigacion es sveriguar el ‘modo en que el intelectual disidente sobrevivié a los efectos de una posguerra lena de rencor; cSmo arrost6 la represin, Ja censura, Ia frustracin y el alslamiento que le abrumaban; ¥y cémo manifesta esos elementos en su obra. ‘La historia de la represion durante el franquismo es toda- via un enorme rompecabezas, Siguen existiendo reticenciss y lagunas en la informacion. Por miedo. por olvido o mala fe, hay una confusin de hechos y nombres. Muchos archivos si- fuen cerrados o han sido alierados, Asimismo, parte de la historia ha sufrido transformaciones a causa de la mitomanta de sus protagonistas. Lentamente se van aiadiendo datos y se aclaran los hechos. La intencida de est libro es proporcio- rar algunas claves de la historia de la dsidencia, para ayudar ala comprensién de los enormes problemas que existieron para los intelectuaes que vivieron bajo el régimen Fanquista Y que siguen existiendo para los centenares de intelectuales {que habitan en otros pases regidos por gobiernos represivos n Notas 1. iiamos age mina ura: en st semido mis apo, Com sideramon gu todas manfeacons aon eos oa pute ees seme el oxo sop cna aon cs * cor tombe, the tac Ha Pdi: Li, CapiruLo LA DESCULTURALIZACION DE ESPANA (1939-1949) Expat gue ves tend tas dn Esper La Espata del siglo XX se divide, en todos senticos —po- lvico, cultural social— en dos épocas: lade antes de la gue ra civil y la de la posguerra. En 1936 podia hablar de una ‘moderna tradicion literariaextraordinariamente rica, debida fn parte a la asimiacion de ls corientes vanguardstas, Des- Ge Ia Generacin del 98 hasta la del 25 (a veces llamada del 27), hubo una consciente distanciacién del realismo decimo- nonico —cuyos ménimos exponents inchuyen a Benito Pérez GGaldos, Emilia Patdo Bazan y Clarin— gue coincide con las mis importantes corrientes iterarias europeas, Insatisfecha| om la mimética representacién de la realidad, la mayorta de Tos esritores del primer tercio del silo buscaba un modo es tilizado de representa la realidad. Tenian una vison lena de angustia frente a un mundo absurdo, cadtico —en perte debi- dda al desastre de 1898, con la pérdida de las iltimas colonias| americanas. y la primera guerra mundial— que requeria una Imodiicacion artisica de la vida. Obedecen a ese presupuesto | obra esperpéntica de Valle-Incln, el irracionalismo y Ia destruscion de fronteras entre personsje y autor de Unamu- no, la antinovela de Azorin, la acusada estlizacion de Ga- briel Miro, la novela Kidica de Gémez de a Serna, el surrea- lismo poético de Vicente Aleixandre, Garefa Lorca, Emilio Prados, Luis Cernuda y otros, el efinade iteleetualismo de Rosa Chacel y el alucinante surrealismo antistco-flmico de Salvador Daly Luis Bufuel. ‘Como dice el portavoz de estas corientes, Ortega y Gas: ‘set, scuya palabra era escuchads como un oriculos! «Me pa rece que Ia nueva sensiblidad esté dominada por un asco a Jo humano en el arte. Ortega aplaudia el rechazo del reali mo del siglo XIX y el esfuerzo esteticista sdeshumanizado» de ta lteratura de la preguerra, Pero este esfuerzo comienza 2 perder su impulso con los hechos hstérco-politics de los aos teinta, y desaparecerd despues de 1936: es més, seré severamente condenada por los intelectuales disidentes de mado gereral, con pocas excepeiones. En la década de los treinta, caracterizada por huelgas y sublevaciones que culminan en la contienda de 1936, s¢ ad Vierte un intento de recuperar Ia tradcion realisa del siglo XIX. Estimulados por un clima politico de contenido revolu: ‘ionario, los eseitores ~por ejemplo, Ramén Sender, Rafael Albert, Emiliano Prados, Maria Teresa Ledn— volvieroa la mirada a los hechos sociales. El ambiente era apasionante y la mayor de los espaoles tomaron una actitud politica con: ‘ret; habia un fuerte elemento liberal einquierdista —repu- blicanos, sociaisas, comunistas y anarquistas~ que alters el adicional escenario politic espariol. El movimiento obrero cera sélido y su rebelion se hizo sentir en toda Espana entce 1931-1936. La oposicin de la derecha al presidente Manuel ‘Azafa radicaliz6 las confrontaciones. En las universidades es pafiolas, Ia Federacion de Estudiantes Universitarios (FUE) reclamaba reformas, respaldada por la brllante defensa de ‘Ortega y Gasset. La Tnstitucion Libre de Ensefanza apoyaba una cultura liberal y hubo destacados grupos —las Misiones Pedagdgicas y el grupo teatral «La Barraca», entre ellos— {que levaban la cultura a las provincias de toda Espafa, En 1939, con el pais en escombros, se inicié lentamente 1 trabajo de reconstruccion nacional. Espada estaba radios mente dividida «desgajada en dos mitades, irreconciables cada una de ella y afanosas en destruir ala otra». Los ver cedores impusieron su ideologia implacablemente en todos Jos aspecios de la vida espanola; Ia literatura seria unos de los elementos més afectados por esta imposcion. 4 ‘Casi todos los intelectuales que se habianaliado # la cau: sa republicana, y eran la mayoria, habian desaparecido. Al- {unos murieron, otros estaban en las cérceles de Franco, - {Zunos estaban escondidos y muchos se habian exiiado. La lista completa de los exiliados lenaria unas cuantas péginas de este libro. Entre los ms destacados estuvieron el Premio Nobel de Literatura, Juan Ramén Jiménez, el hisioriador ‘Américo Castro, los noveistas Mereé Rodoreda, Gabriel Miré y Max Aub, la penalista Victoria Kent, los poctas Jorge Guillén, Rafael Albert y Luis Cernuda y el misico Pablo Casals: La desaparicin no s6lo fue fia, sino que también se borré todo rastro de sus obras. Sus creaciones litrarias fueron eliminadas de librerias y bibiotecas y sus cuacros de igelerigs de arte, Hasta se prohibié la mencion de sus nom bres en periédicos, revista y libros. Asf se produjo en Espa fia un inmediato y radical empobrecimiento cultural Poca literatura valiose entraba del exterior. Las obras ex- tranjeras que llegaban, venfan con un apreciable retraso, S6lo algunos (muy pocos) espafioles privilegiados tenfan la oportunidad de conocer lo que se escribfa en el extranjero, Ge viajar y establever contacts con literatos de fuera. Mus chas novelas sobreslientes de autores como Gide, Proust, SJoyee, Faulkner y Hemingway estuvieron prohibidas en Es- pans, aunque llegaban a veces, pero coa cinco 0 clez afios Ge retraso. Hubo la posiilidad de encargar libros a amigos {que se iban a Francia, o de encontrarlos en las librerias de {Unos pocos valienes libreros que escondian obras prohibidas| ‘en la trastienda En la inmediata porguerra, se leja ante todo biografas, énero may acorde con la ideologia fascist y aristocratcista, Segin la eual Ia historia la hacen los hombres excepcionales, {os scaudilos» como Napolesn, por ejemplo. Se publicaban muchas novelas evasivas, desarrolladas en patsesexéticos. El tritco espatiol Gonzalo Sobejano explica este fenémeno: “Para olvidar Ia realidad del ayer y la penumbrosa y triste de [a posguerra, nada mejor que esss novelas largas, muy larges, cen las que, a través de una accién lene de complejidades y Sorpresss, el lector vuela, en alas de Ia fantasia, hacia paises femotos, 0 bien asiste a problemas pasionales encarmados en 1s fguras que llevan nombres extrnjeroy, 0 5 intema en un tscenri misery antic, Hacia 198, 1s novelas Que sumisraban a pubo espanol Ia mecante gusto, 1 apetea droga. eran. por ejemplo, Charo rome Maurice Baring, Daphne se Maurer, Willam ‘Somerset Matghom, Lou Bromfeds* Agua sdroga cultural om, Gions pero slo durante unos pact sos Pronto. a medi dos de os aos, habia wn desperar del estado somnolie to'yemperaia a produccion ierariasraigaa en lates Gad ccundat Lis que se quedton en Espa ve viton lmitado, por un, pane cats del fat de puntos de referenda), por tre dbido a eensra Lon aor de esta primer cp fran afon de un trl lend. Se Jest la obsesin con as dos Espa: For un lado habia te Espa foklrca Sprint propeaa por el reginen trae e los mets de comunicaton soa,» por ote a Espana deta seine miedo Ta dela. gue dur hasta medados de ts aes ‘rein nda quer mundi, se pesenaron unas fia espera a open atifanquta fate ¥ denvo de Esp, Mines restr aaa defy fe. rlleosurbanslamados lo agus hab sido seen Ue desgantadn por In penecucon de as ture de evden fangs. se rout 9 len orantaion police de Te guinda principlnen a tance a Alianza Nac tal de Fucras Demcratise Tambien se movlizaon alg. tos ineleculesdidentes por medio de grupos como la Unit de Itletats Libtess* ue publi clandestine seme eon Domenie 1810 “Un Se jes expla efron ineeorades a ANE en Mj pala qe fron erporaos a ANFD 'A pri de 1939 la fonsin de I uriversid espanola ambi radclmente Tass formas qe haba orade fos de 1a FUE fueron sbolida.¥ la FUE fue reemplarade fore SiniatoEsptol Unvertaro (SEU). ey ler, Jose Miguel Glare deca Io sigientendaro Arba: a a Aviad del Sndcato Univertaro se manlesiara de Wes me. eras: fomacin plc, rman prfesind) fomacon 6 militar, con el fin de dotar a la Miia y al Ejéreto de un uadro de excelente oficiales capaces y wiles para el futu La universiad tendria partir de entonces una semblan- za no intelectual, sino militar, Los profesores de tradicin Ii beral desaparecieron, y fueron feemplazados por otros deta Tante més apropiado para Ia dictadura Pero en 1946 en Ia Universidad de Madrid se removiliz6 la FUE clandestinamente. Su junta diectiva fue compuesta de Tos estudiantes Manvel Laman Ignacio Faure y Nicolis Séncher Albornoz (hijo del Claudio Saachez Albornoz. pre~ siente del gobierno republicano en elenlio de 1962 1971), ‘Consiguieron imprimir y epartir su periodico UFEH, Desde cl primer nimero, denunciaron el SEU eon esta deciaracion: SFalange en todes partes: y ol SEU en la Universidad. son los unicos con derecho oficial de pensar. decir y hacer. Quien 1 les siga debe desaparecer con sus obras y sus ieales».* Tia reogganizacion de la FUE —que empez6 en 1945— se bia‘ varios hechos: primero, la eufriay la esperanza cau sadas por el fin de Ia Segunda guerra mundial y la caida de Vitler, que tambign prespité Ia iniciaciém de activismo entre los antiguos partidos de la igquierda: segundo. el ambiente asfsiante en la universidad. Para maticularse en la universi= dad, habia que pagar la cuota dol SEU, insult para los franquiste, justamente porque los falangistas mis militares ceran los lideres del SEU. y provocaban constantes choques ‘con os estudiantes conocidos como disidentes [La desmoralizaciin con la universdad estaba exacerbada por el recuerdo de la excelencia pedagézica que habia exist Go durante la Repablica. Dice Nicolis Sanchez Alborno hoy dia catedrético de Historia en Nueva York: «Todos esta- bbamos conscientes de la riqueza de cerebros de antes: si no hubiera habido comparacién, habria sido menos tiste el ‘cambio, No s6lofaltaba calidad, habia chanchullos para que los profesores felangstas) ocuparan las eétedras” Muchos de los profesores de las universidades del franquismo fabian sido maestros de insttutos mediocres y, por el mero hecho Se haber luchado entre las filas franguisias. de repente lega- ron a ser catedrsticos en las universidades més prestigiosas 7 de Espa, Entre lon profeoresincapacs ye! lavad dec ebro ques intents dara todos lon estudiantes el ambi. {e-em sumamente deprimente Pr eo e empets «pensar un alterna, Lov esudantes didentes se runian en I unerad de mao foro. erent Aino “ae 2 mas de los aon cuenta empess reaper su inde pendency su ae libra, Se poor en contacto con Ter panids polos clandewinosy on grupos dsidetes en tras partes de Exp, por ejemplo, con la Federation Ne Sion de Estudames de Catal, orgoizacion pare 8 In FUE en ais intensones. Seta eabesendo na fed nr tre estudiantes y sindestos legals. JPRS Std ei FUE s ino mis be: ha clan acon en la cle pitaben mensaje propagandstcs ssa ta feu, Log ear bo de poesia anénimo» (seo por Eugenio de Nora) tiulado Feb cautvo,® uno de los primero ejemplos de poesia de protesta que mis ae se products en Espa en gra cane {iad En los momentos de ds itenen actividad muro de 1947, Franco descub6 que no te iban a castigar en Europe Bor Su nacnmo y eli la represin de los pimeres soe Se a pongurr, Uno de sus pineros ston fl etencion Ge tos gulncemlembror dela FUE etre ellos dos mue- fs. Juzgaos en Consejo de Guerra luo democrta qe Franco yao temia sl ren fuera de Espatarauncue el Gea pela na condena nina, todos saeron con sonde- tas més lars. Sénches Albornez,condenado a seis as, dijo: «En cuamo supe la condena de ses aor ls tents Iinuos habia desddofugarmes." Yall empees & amet ta de as fgas ms cleradas dela idee expats y doeusestada en vais libros Primero, el sre eudante intent gare von aembros del CNT. pero eon empresa fracas, Consi, unto eon Manuel Lamens, que le ais. ra tun campo snes done ta ala te ni concn del monatro de Cuegamaros. En Pars, Se prepara fuga de os dos. Un snigao compat dee saan Bint, berman lave urs Bens cox ‘enc6 dos trsas americana, In eciora Barbara Probst Solomon ~que entonces era una joven en busca de vent: 8 ras como ella expicaba en su libro Los feces cuarenia—. Ia hermana de Norman Mailer, también llamada Barbara, para que fueran a Espana en el coche de Norman Mailer a Fescatar a Lamana y Séachez Allbornoz, La fuga fue fil has- {a legar Barcelona, Cuando se acercaron a la frontera, ‘Sénchez Albornos y Lamana tuvieron que cruzar los Prineos 8 pie. Se perdieron durante dos dias, pero por fin legaron & Francia y'se reunieron con sus reseatadores en Paris sta primera rebeldia estudiaatl fue isuelta por a repre- sin. En los proximos afos, habia otros momentos de rebel- Gia, aungue serfn perpetradss no por los hijs de republica- thot destacados como Lamana, Sénchez Albornoz, Carmelo Soria (que se habia escapado antes de la redada de fos miem- bros de la FUE, pero que vio su muerte en el Chile de Pino- chet en 1978), y Alvaro Liopis, sino por los productos det igeneration gop: hjos de franquistas que rompieron con los padres, como veremos més adelante. En estos afos algungs otros elementos disdentes disper- sos por Espatia como la Unién de Intelectuales Libres de ‘Valencia— publicaban sus revistas 0 periicos 2 cilostil. En Catala, la oposicion empez6 también a reagruparse al ter mminat la segunda guerra mundial, En Francia Josep Iria res- taurd la Generalitat, Dentro de Espaia hubo cierta moviiza- in por parte de ls trabajadores anarquistas y los del PSUC {Partido Socialists Unifieada de Catalusa). La actitud repre: ‘iva del gobierno frente a cultura y lengua catalanas comenz6 & modifcarse @ mitades de la década; se publicaron incluso algunas revistas en catalin y en 1949 la editorial Alpha co- smenzé a publicar libros en la lengua del pals. El centro del fatalanismo miltante ya desde esta primera época seria la badia de Montserrat, con la sancién del abad Escarré, que protagonizara varios dramaticos sucesos de oposicién duran- te el franguismo. ‘De modo que al final de a segunda guerra mundial, habia, crecido la esperanza entre los antiguos republicanos y algu- fos grupos dela izquierda, de que ln catda de Hitler precpi- farfa la caida del generaliimo Franco. Tales esperanzas se y dectaeade on sprint tap del angus m0 8 ve Sere a en pevictcon nen ningun tro medio de forma 2 Sdn ton primes anos, Sim embargo, en la Merature cee jenna sobre agus pct ase puede peri Is ‘Teuton sovopolica de avelloneteles tempos. Veremos seer ever que al quetemos recom el cua socpo- tt dela pucray cl franguinmo, es necesaro ecu ala Utrtura de een, Claro ex qc los jemplos mis exp eee ermara east se publiaron primero fuera Je Espa we Camovan el cso de los dos que ago se anaizarén: La SSjsona de Cannio ose Cela (Buenen Aires. 1951)» She stooge a de Tuan Mars (México, 1973)" Em esos eos seein as condiciones fundamentals de los vencidos Xe inpocin en contrast con obras que enfoca fos vence ‘ores como la de Vineino Cass pane estabeuividda en don mundos: el de los vecidos ot 2s mundo de violencia, miedo y hambre que, hasta la publics cidn de esta novela, en gran medida habla quedado como parte de la historia estrictamente oral. El objetivo de Marsé fs reconstruir una realidad que entonces no se podta captar claramente, porque en los peri6dicos no se mencionabs, y las historias orales se daban fasificadas y retoridas El reaismo «moral» de esta novela contrasta con el libro e Vizcaino Casas, que pretende ser una interpretacin hist- rica de aquellos primeros afios desde el otro punto de vista, ‘Vizcaino Casas nos «soluciona» el problems de la guerra al principio del bro; hablando de la «normalizaién que se prodijo «milagrosamente» en el afo 1939, fasifica la historia on las siguientes frases: «(..] en el corto espacio de cuatro las ~28, 29, 30 y 31 de marzo—, una tercera pare del pais, hasta entonces «rojo», se convert en «nacional». Unos ocho nillones de ciudadanos tenfan que adaptarse sibitamente & tun contorno radicalmente distin al que, durante casi tes aos, habian conacid, [...] vel pats volvia a la normalidad, ‘Al mes justo de terminada la contienda, el uno de mayo [..) se celebraba en Madrid el primer partido de futbol de la pos- guerra, [.] se llen el campo y los equipos empataron a uno. Resultado perfecto, en un momento en que lo que importaba era la concordancia necional...»! Por supuesto, esa «concor- ancia» nacional no se logré por medio de los deportes, como dice el inconscienteescritor. Durante gran parte de la primera etapa del franquismo, se logré la sconcordancia» a base de encareelamiertos, tortures y asesnatos. Seguin el his- toriador Raymond Cerr, hubo entre 10.000 y 400.000 asesi- alos politicos; en ls edrca se encontraban, en 1940, 250.000 prsioneros politicos* Las cifras varfan enormemente segin| €! libro que se le, 1o cual senala oSmo se controlaba la infor- rmaci6n y cudn difcil era conseguir datos veridicos. ‘Vizcaino Casas deja entrever en algunos momentos que no todo iba bien en aquellos scachondos» aflos cuarenta, pero en general, pece de un evasionismo histrico que solo festé compensado por obras histricas o las més numeroras| obras de ficcién come La colmena o Si te dicen que cat, de enorme valor sociohistrico y literario. Algunos autores, como el mismo Cela a pesar de su simpata hacia el franguis- % smo, revelan el ambiente de hambre y sordidez de la posgue- fra, Pensemos en la novela de Dario Fernandez Florez, Lola, {spejo oscuro (1980), donde la fijacén en una prostitute re- Salta la turbia y degradada realidad de los aos cuarenta ‘Cela habla niciado en Espaiia la demuncia social através de su novela La familia de Pascual Duarte de 1942. No obs- tante la afliaion oficial de Cela —era censor—, se consie- faba un smoralista y «bidgrafo» de su tiempo. De modo que Se le puede considerar un precursor de literatura del «rea~ lismo socal», que tenia como meta la denuncia dela injusti- clas sociales del franguismo, Esta obra, no poco naturalists fn 0 presentacién del despraciado asesino Pascual Duarte, fue reabida por el pablico espaol con cierto asombro, no tanto por la excelenca del estilo ~Cela mismo confesd que Ia eserbi6 con rapidee y sin mucho cuidado estilistico— sino por el tratamiento realist, cai sociologico de la temtica. La bra seria aclamada con entusiasmo por los citicos. Pascual Duarte tuvo una indadable influenca en los novelisas reali tas posteriores; su estilo «tremendista» —que destace la vio- leneia y el patetismo de la stuacién del protagonista— sirvio para los jévenes escrtores en su bisqueda, mas tarde, de un ‘modo para denuncar la stuacién sociopolitica espaol. ‘Otro hito en la literatura espanola no oficial seria la pus biicaciéa de Nada de Carmen Laforet en 1945, que gand el premio Nadal aquel afo. Sefal del reaismo evolucionante, Nada twvo un éxito rotundo. Laforet presenta un ambiente y luna temética que podremos ver reflejados en la novelistica posterior: un mundo de posguerra donde las opciones que se {es ofrece alos personajes son desesperantes. Las dnicas po- sibilidades son: el sucido, lalocuray la hufda, apuntando a la acttud existencialista que predominaria en el movimiento social-ealsta més tarde. ‘La colmena es una de las novelas mas explicitas en su des cripeién sociohistérica de In posguerra porque presenta una vision calidoscspica de la Espasa moralmente desintegrada {de los primeros afos dela posguerra. Cela es muy ir6nico en su descripcién de In moraidad de Ta época e insste sobre todo en la falsa moral de Ia ciase media espatiola. Para esta, clase social, el ingrediente clave de la «morale era la absti- n nencia sexual. como bien nos explican dos wseforas- de La ‘colmena: hablando de la poca sdecencia» de Ia época: =Y los cines vo reo que ambien tienen mush alps. Evo de ‘star todo el mundo ta mezlado ¥ a oscues por completo no Pe {ke traer mada bueno. Eso pienso yo. Dofia Marla. Tiene que haber més mora: si no, estamos perdi ‘Uno de los personajes mas caherentes de la obra es dona Rosa. Germanéfila fel que encarna las cualidades més re Dugnantes posibles, doa Rosa contasta dramdticamente con muchos de los personajes menos afortunados. Con una tan te imsstencia en lo esperpéntico elemento que le hace dis- tar de tos narradores del realism social cuando describe Rosa, Cela dice: «Doia Rosa. con sus manos gordezuclas apoyadas sobre el vient. hinchado como un pelle de ace te. es Ia imagen misma de la venganza del bien nutrida con tts ef hambriento». Elvira, une prosttutay huérfana en La colmena. en cambio. est descr:a con cierto patetismo, au que es un patetismo matizado por la implacable ieonia de Cela: «La pobre es una sentimental que se ech a la vida pera no morirse de hambre, por la menos. demasiado de pr sv. Lidia Faleén. en su libro sutabiogrfico sobre su nied en una casa poblada de mujeres. Los hijos de los vencidos. Publicado en 1978. describe los conteastes materiales en los Drimeros aftos de la posguerra en Barcelona: «En las calles doquinadas no se puede encortrar una migaja de comida A los ojos hambrienios de la poblacin civil silo se ofreta el especticulo de los Iyjosos escaparates iluminados. donde se exhiban. con un desearo ajeno a la general misera. los artculos suntuarios que aunca desaparecieron del mercado Una reducida clase privilegiada dispuso siempre de carme de temera y de pieles de vison. En todos los hoteles de lujo era posible encontrar wh sky de primera calidad, caviar y cham Din francés». La colmena queda como un documento de tuna sociedad enferma, lena de vietimas —nifos y mujeres sobre todo~ y vietimarios. Lo que cuenta Cela son historias ‘verosimiles no contadas ni en ls periicos nen las revista. 28 Solo hoy di, en el postranguismo, s pueden ler obras que onfiman lo deseo por Cele como fa de Falcon Vein aos més tarde. nan Marseescribiria ura no seta que tale misma Epoctyslnos de lon mismo spec tov de soedad espanol. En Ste dicen que ct Mare se Iabiepropuesto conver las Ristons rales dl destino de lon venedos aque ch oy6 contr constomtemente en si ner en literatura, como cl expe! =[) yo pretend [=] dr ea imprenon de ambigiedad y confusion que es ua ten tative coment que yo dueraasepiar. Esa ero falda tue ensnoes se via en Espafa, Despucs de la gett, los Scontecimimo. las persone. Ix conven se hizo ter Hemente ambiga, fata de informacion gene desaparecia Bra a epoca de la represin, social. plc, calturl de todo tipo dela suse, del hambre. Entones, pot deci Ae alguna aera, se eoataban muchas histor. agen ‘tema recontu una realidad que s Te ests dando fa Sadae Sie dicen que cu es min radical ene denuncia morta gue La cobnena, Es un experpentcorerto socal {ue ve mas alli que cualgier otro bro exert ef posaue tin, Lon personajes pacecen sr araados dels pores pe Souilas Raa es bo que parece ser" Conrado, el exalefez ar Ta puera que taba con Tos hueranon para haere teat {Slgoo, cs un voseur que esceific Toston Seales mas {egradaos: la victim de este cxeifcaione. qe ates {tabuinva en ef orfanato. ahora prostat: fa madre de Contaco ave cada para I iglesia miso tempo que pelave con sangre tit alos enemigos de regimer Recordando La comena,en St dicen que cate ine so solo puede sor snorlmente>peligrso, sno qe es lh {nr de Tos eetos de pronitosn Ins lamentsbles. Todon et {Sta novela extn depradados, los seneidos porque vven en tn estado de persccuion y habe, prosityendoss aunque Solo sea para conseguir una empanas los venedores Por Gue siven exsamente motivados por Ia veneanza ms dkshumanizadora, Son todos nas runes morales ¥ «50 5 ttm Mars. se debe a a gerra cv ‘Vrcaino Casa, en camo, a pesar desu pretension de proveer una verde version dela storia de Ta penebera. » escamotes la realidad y se fija en Ia cultura popular que el régimen promulgaba. Nos deseribe ese mundo «cachondo» de cine americano, de deportes, de alegria, Bromea sobre los aspectos mas escalofriantes de la inmediata posguerra. Por ejemplo, sus referencias a la persecucién de los «rojas» son siempre frivolas: “Volvieron a venderse los sombreros masi- vamente, porgue no debemos olvidar que le més lejana im- Putacion de afinidades «rojas» era, por entonces, tremenda. [oo] Y para siempre iba a queda, en la historia de los gran- es aciertos propagandisticos, el de aquel slogan, inaudito, politizado y de inusitada efcacia: Los RO!OS NO USABAN SOM RERO»* Su descripeién de la literatura popular nos hece ver solo el lado optimista de las clases «privlegiadas»: «Poco después publicarfa Jose Vicente Puente su novela Una chica twpolino, que constituyé uno de los éxitos mayores de venta en los dd, Era una novela de costumbres, en Ia que se recogia| fielmente Ia mentalidad y a forma de ser de la juventue ale- igre de entonces».* Para eludir la sobrecargante verdad sobre la pobreza cultural de la pospuerta, Vizcaino Casas nos pre- senta un cuadro que habia sido estudiado con mucha mas sol ture e ironia por Manuel Vazquez Montalbén en su Crénica sentimental de Espara, En este libro, Vazquez Montalbn re- salta el escapismo implicto en la cultura popular: «Callaban mucho, Pero por encima de todo trataban de olvidar todo 10 ‘que podian, y el derecho a la supervivencia de sus razones para sobrevivr era la mejor terapéutica automatica que po- dian aplicarse. (...] Esta erGnica sentimental se escibe desde la perspectiva de! pueblo, de aquel pueblo de los aos 40 que sustitufa la mitologia personal heredada dela guerra civil por una mitologia de las cosas...) En los afos cuarenta, lar dio, ensemtanza, los cantantes callejeros y rules, la prensa, la literatura de consumo se aprestaon a despolitizar la con: ciencia sociale.” ‘Véequez Montalbén cumple una tarea parecida a la de Marsé. Los personajes de Marsé encarnan sus propios mitos personales; mete en boca de éstos ls historias orales que cir- tulaban sobre los maquis y sobre los matones del regimen; 4s hace cantar canciones populares, hablar de Ios cémics de entonces, ls tebeos, las peliculas dela 6poca. Vazquez Mon- 0 talbén hace lo mismo sin ficcién, pero el resultado es paresi- do; los dos retratan las peculiaridades del pueblo espattol entro del contexto sociopolitio, "A través de ese mundo escapist y deformado de lahisto- ria de los primeros alos cuarenta, encontramos que lo secto- tes intlectuales buseaban huir de la realidad de aquellaépo- ca. En general, en la universidad habia poca actividad oposi- tora al régimen en Ios primeros fis de la posguerra. La no- velista Carmen Martin Gaite sefala la atitud reinante enton- ces en la Universidad en los primeros afios cuarenta: «La guerra casi nadie la mentaba entonces, ni para bien ni pare mal, si bien en nustras casas resultaba este silencio de la pe- sadumbre por tantas catistrofes y del deseo de conjuarlas, mientras que allf Is Facultad era poco o nada sintomstico, tun rasgo de inovencia propio de la edad que tenfamos. No texan tiempos de poliizacién como ahora sino de olvido» La tendencia sefalada por Martin Gaite se expresa clara- mente en sus novelas, especialmente en su autobiogréfica El cuarto de atrés que, dicho sea de paso, fue Ia primera novela que escribié después del franguismo. «..aborreca la historia y ademés no me la ereia, nada de lo que venta en los libros {de historia ni en los periédicos me lo crea, la culpa la tenfan los que fo crefan, estaba harta de oft la palabra fusilado, 1s palabra vitima, ia palabra tirano, Is palabra militares, la pa- labra pari, la palabra historian. Sin embargo, y como po- ‘demos observar con esta novela, publicada en 1978, Martin Gaite y casi todos sus contemporineos eserbinfan cbsesiva- ‘mente sobre Ia guerra y sus efectos —sobre todo, los psical6- cos, porque, come se dijo, y como se comprobard més ade- lante, tuvieron que aplazat sus denuncias explictas For tan- tos aos que la obsesign de la guerre qued6 intacta en sus La decepei6n experimentada al final de la segunda guerra ‘mundial por aquellos intelectuales que no hebian optado por el exilio seis aflos ants, se habfa convertido en un creciente mmalestar a finales de la década. Aquellos que habian ereido {que el énico camino era el de funcionar centro del sistema, empezaron a cambiar. Incluso hombres adeptos al régimen, como el poeta Dionisio Ridruejo, se sentian desilusionados 3 por el estancamiento del gobierno, mientras que algunos de los hombres y mujeres que ensefaban en las universidades cstaban cada vez mis conscientes de que la vida intelectual Yel sistema educativo eran de una pobreza notable, en gran parte debido al control de la Iglesia catdica sobre la cultura Ya pedagogia. ‘Joss Las Aranguren —entonces un joven falangista que habia eseito su tesis doctoral sobre wmno de los pocos intelec ‘wales (ranquistas que tuso un gran impacto en el mundo del arte del regimen, Eugenio d'Oss— explica su dstanciamiento Gel sistema en su libro Memorias y esperancas espaolas. Su Amistad con otros intelectualesfalangistas, como Pedro Lain Entralgo y otros que se encontraban en la tertlia de la me: cena lteraria Jusna Mord a partir de 1984, y su posterior colaboracién en Cuadernos hispanoamericanos, fueron vines los que al recuerda con nostalgia. por haberle parecido de las escasas contribuciones a la renewacion de ka cultura de quella época. Atanguren describe como los intelectual se cevadia de la situacion sociopoitca éeprimente, retugindo Se en: «la vida privada, la del hogar, la del amor ala mu jet, el earifea los hijos, la fratermidad de fos amigos, la con sideracionfilos6fica-potica del tiempo en su pasar yen st recuerdo, de Ia muerte en su lento acercarse [.] una via religiso-trascendente, vida unamuniana, pero aserenada, a la busqueda y encuentro de Dios.” Atanguten describe ese fenomeno evasivo como un «intimismo existencial». Son pa labras que expresan adecuadamente la acitud de bastantes| imtelectuaes en fa inmedita posguerra. En general, este fe rnémeno es tipico de muchas personas que han experimenta- do la muerte y la destruccin por eausss belicas —recorde ros las palabras de Carmen Mastin Gaite—. El profesor de psiguitria, Robert Jay Litton. que ha estudiado impacto pricolegico de las gucrras en los individuos y su efecto en la historia, se efiera ale que Aranguren llama sintimismo exis tencial» con otra terminologia; Lifton expica que los super vientes de une guerra pasan por lo que él ama un «bloqueo Psiguico»:* es decir, una ruptura inconsciente con la reali ‘dad de la guerra y las imagenes que esa guerra aporta con sigo. 2 Al examinar algunos ejemplos de la poesia de la llamada “Generacion del 36» (tambien lamados «garcilacstas- por haber contrbuido en la revista Garcifaso). nos percatamos de la propensién a refugiase en el intimismo, sobre todo en te mas de Jo ecligioso y familar. Este es el caso de. por ejem plo, Luis Felipe Vivanco. Leopoldo Panero y Luis Rosales EI pooma de Rosales. «La casa ests més junta que una ligt rma.» de su libre Rims, expresa bien ese estilo de devoeisa religiosa, al mismo tiempo que destaea la tematica un tanto pedestre de la familia y el hogar. El poeria empieza con los Sgulentes versos Soon ya sé que extas palabras no son digs de Ti palo, Dero quiero pedine, de algin modo, que no derrbes tin aguela cove deta Cor ‘ta defendos deta tia Nn te cobres demasiado alquier fmt a le mere Como estos versos, hay muchisimos mis entre la obra de este grupo de poetas woficiales, Compaginando siempre sus Sentimientos ante Dios con la vida familiar y cotdiana, estos cscrtores se refugiaban en Tos elementos que también preo ‘copabain al ldsolo Aranguren, ‘Como el titulo ée este libro sehala.consideramos que hay dos grupos esenciales de intelectuales disidentes durante el Franquismo: los que hemos calficado de «rojos, como as se ddesignaba durante y después de la guerra a todos los que se ‘opusieron a Ia sublevacion militar o ala subsecuente dictadu 1 franquista, y los erebeldes» que en un principio fueron simpatizantes del franquismo 0 de la moaarquta. 0 que por lo menos creian con optimismo que la sdemocracia» que prognosticaba Franco fuera mas que uns ilusion, Entre los stojos» se inclan —aunque en distintas épocas— a comus nistas =de caret» como Celaya, Blas de Otero y Jorge Sem- prin, socialists como Tiemno Galvin y Martin Santos y “compaiieros de viaje» como Jose Maris Castllet y Carlos Barra. Los srebeldes», ademés de Ridruejo, eran profesores 3 TEs importante analizar esa transformacin de los intelec tuales de la inmediata posguerra —especialmente los que es tn incluidos, por razones eronoldgieas, en la lamada Gene- raciin del 36. pesar de sus radicalmente distintos arran= {ues politicos y eséticos, se encaminaron de modo parecido hcia la disidencia, Hay que tomar en eventa que compartian| tuna formacion social y educativa parecida en su mayoria “Toran vniversitarios de clase media y todos tenian en co rin el hecho de ser jOvenes ssupervvientes» de la guerra Sobre todo. tenia en comin la pobreza cultural de la pos- fuera, el silencio que imponia la censura, la inacesibilidad f libros © informaciin. Ast que el rote de descontento que se manifiesta en la literatura a fines de los euarenta es una coincidencia profundamente araigada en la realidad sociopo Titi En realidad, el proceso de desengao de Jos intlectuales falangistas empez6 con la defeccién de Dionisio Ridruej. Muy al principio de la década de los ahos cuarenta. Ridrucjo ccomer26 a dudar de su actuacion en la guerra civil y spar ticipacion en la Divisin azul —la daica que Franco mands para spovar a Hldler en la segunda guerra mundial— en Ru- Sia en 1941. En 1942, escribis una carta a Franco en la que expresaba su sdesafeccion de la causa en la que hasta enton ‘ces habia estado implicados.* Sin embargo, aun intent6 cam- bar la stuaciin desde dentro del sistema, No fe hasta fe brero de 1987 que expuso al Cavdillo su «quijtesco» plan para slicenciar» < la Falange con respecto a sus obligaciones ‘dentro del «partido nico» creado en 1937. El desden (log 0, por ota parte) con que Franco recibié las ideas de Ri oca, ha explicado que el termino ssocials: ono es en realidad ms que un eu: mismo para designar esa mezcla de indignacidn, asc y ver fenza ante la realidad en que uno vives." Otros exponentes Ae la poesia social fueron menos vehementes en sts descrip Sones de ese movimiento. tal como José Hierro. que dice =Poesia social sera la que se refiere 8 un “nosotros” crcuns ‘ancial, creado por determinadas condiciones materiales que un dia desaparecerin al transformarse la sociedad. El poeta prancula de ese sujet colectivo. bars poesia social al refere: cg los hombres sometidos a esa citcunstancia transitoria~ 1 Las definciones varian enormemente, aungue todas mucs fan esa comin meta moral de transtocmar la sociedad ‘Como observaremos. los novelistasteiteran esa ideologia al hablar de su obra, Es curioso otar que os primeros expo nentes de la poesia socal. en un principio, habian tenido la misma reaccion personal ¢ intelectual que sus coeténeos del imimismo existencialv. De 1939 a 1944, hubo pocos esrito- Fes que protestaran nor medio de su obra; la mavoria se man tenta en silencio, Gabriel Celaya, por ejemplo, después de Is guerra estuvo. ‘sumido en una crisis psicologica y un estado de extrema sole lad porque todos sus amigos literarios habian desaperecido 37

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