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~~ ~~ Aung lourelw Word. ‘ sw) Ay Suplementin hunts pas w Boecelona , A2AA. Autobiografia y conciencia historica* Karl J. Weintraub ‘Aunque el instinto autobiogréfico puede que sea tan an- tiguo como la escritura, el hombre occidental empezé a valorar la autobiognafia solo a partir de 1800. Asi, una bi- bliografla de todas las obras autobiogrificas anteriores a sa fecha se reducir‘a a un breve fascfcul; por el contrario, una bibliografla posterior a la misma podria componer un grieso tomo. Lo anteriormente afirmado, que tiene un fundamento meramente cuantitativo, no puede justificarse solamente por una ficil referencia a la cultura de masas 0 a las failidades de publicacién del mundo moderno. Se trata tanto de un hecho que se deriva de unas determina- das condiciones culturales como de la significativa rela- cién entre la retbrica y la conciencia piblica del hombre clisico, la relativainsignificancia dela tragedia vista desde la perspectiva de un mundo completamente cristianiza- do, la desaparicién de la épica del mundo no aristocréti- co, 0 la importante afirmacién de la novela en la era de Ja burguesia. El uso del término «autobiografia» es en si mismo sugerente, aunque este modo de explicacién histéri- as siempre injustificado dado que existen otros términos més antiguos, tales como «hypomnemata», «comentarii, «vitas, «confesiones» o «memoriase, que podrfan cubrir sin mayor problema todas las funciones que se encuentran, englobadas en el término autobiografia, més novedoso. En el idioma alemdn este término aparece por primera vez poco antes de 1800 mientras que el Oxford English Dictionary atribuye a Southey su primera utilizacién en un articuio del aio 1809 sobre la literatura portuguesa. “Tein de Aas M. Downe 8 es [Bi objetivo de este articulo es Ie exposicién de los fun- damentos de la tesis que considera que el género autobio- ficativa alrededor del afio 1800. Ta creciente importancia de la autobiografia es, entonces, wo pre de la gran revolucién intelectual caracterizada ‘surgimiento de una determinada forma moderna de conciencia | nck historic ala que. denominamos historicismo._ yricismo. criticos literarios sean mis rigurosos y sistemdticos, ten- derin a pensar que estas consideraciones no son més que Jas reflexiones de un historiador ingenuo. Estas reflexio- ‘nes se apoyan en el trabajo de varios afios sobre la histo- ria de la autobiografia considerando ésta como la forma de expresién que mejor revela el desarrollo de la concep- cién que de si mismo tiene el hombre occidental. En el jor de los casos esas reflexiones sirven para estimular la discusign sobre un género que necesita clarificacién.' L Problemas del género Si partimos de que la palabra autobiografi, que por su ‘origen solo significa que la vidaide la que se da constan- ciaes la vivida por el propio esctitor, entonces el aleance del vérmino es bastante amplio. La poesia lirica raramen- te puede lberarse de fuerte elementos autobiogrificos. Sin embargo, no tiene sentido dejar que este gran género pottico sea absorbido por la expansién imperialista de un término vagamente definido. El elemento autobiogrifico de esa poesia raramente tiene como referente toda «una vida» sino que generalmente se centra en un momento de esa vida y sélo en escasas ocasiones se trata de un mo- ‘mento significativo que resuma la verdadera esencia de la significacién de la vida. Un individuo puede resumir su propia vida en una Igpida pero, de hacerlo as, Ja inter- pretacién de su vida se haria increfblemente breve. Sin em- SUPLEMENTOS ANTHROPOS20 moisorcina | bargo, cuando es mis larga tiende a convertirse en un do- cumento de estado mas que en uno privado. A pesar de (que este criterio pueda parecer excesivamente dristico, por lo menos es razonable exigir que la autobiografia defina su Smbito con precsién. Asi, se supone que en la auto- biografa se ememoran aspectossignificativos de la vids, partes importantes de la experiencia. Memorias En las ves gestae, memorias y recuerdos tenemos siempre tun conocimiento de la identidad del escritor asi como in- formacién sobre sus propias experiencias, que son tam- bin elementos caracteristicos de la autobiografia. Con “> mayor frecuencia de la debida las memorias son conside- radas como autobiografias. Antes de continua, es conve- niente que nos detengamos en una serie de consideraciones importantes, El tema esencial de toda obra ausobiogréf- * ca son realidades exper de una forma concreta Seals que rma pare dl bio de Ls ee riencias cons eirat mismas con Independencia ‘sie gues la Tada s bo Evidememene le reali- dad externa forma parte de fz experiencia pero ésta se ve ‘modificada por la propia vida interior. Todo ello confor- ‘ma nuestra particular experiencia personal. Asi, todo he- cho exerno alcanza un determinado grado de valor sintomitico que se deriva de su absorcién y reflejo inter- nos. Por otra parte, en Ia biograffa este proceso se encuen- tra invertido ya que una persona ajena a la vida que se ‘narra intenta averiguar la estructura interna de la misma tanto a través de una serie de datos extraidos de una con- ducta y comportamiento externos y reales como por medio de afirmaciones sobre su propia vida intima exter- nalizadas por el sujeto de la misma. La autobiografia, sin embargo, parte del supuesto de que es el propio escritor el que est tratando de reflexionar sobre el Ambito de ex- periencias de su propia vida interior, 0 sea, que el autor esalguien para quien ésta vida interior es importante. En cia consciente, fel escritor se dirige m: ia mbito de los 95 EXTErNOS QUE los interiores. Sa jrs del certo de memoria sia en eLnu- do de los acomtecimientos externos y busca dejar cons: tance de Tes ecueiog is Sinise ‘recuerdos mis significatives. Su aspiracion @ Poder verlo todo tal como lo ve Dios. Es signifi- cativo que el historiador ame al sujeto de su biografia y que, cuanto mis confie en él, mas desee ser un testigo «ob- jetivor de su vida, Los hechos autobiogrificos de perso- naj histricos se centran, y de forma similar ocurre en las res gestae, en las hazafias por estos realizadas. El conte- nido reside asi ms en ls hazafias realizadas y menos en tuna reflexin consciente del significado interno que esas acciones tienen para la propia personalidad. En la Res ge- tae, el Emperador Augusto le presenta al mundo las hax ‘zafas historicas por él realizadas pero apenas nos dice nada cde su propia experiencia interior. Asi, esta importante ins- ‘Autoblogrtia y conclenciahltitea. cripci6n histérica forma casi un «tipo ideal» que se sitéa fen uno de los extremos de un espectro de obras que ten- dria en su otro extremo el «tipo ideal» de autobiografia ‘en el que un escritor como por ejemplo san Agustin se explaya casi exclusivamente sobre la reflexin interna de su propia vida en la que los hechos externos slo han te nido un significado interno. El lenguaje qui utilizado ferenciacién entre la era Los tipos ideales,entendidos endl sent son como mecanismos he risticos, como meros instrumentos conceptuaes, sempre ‘mds puros que la compleja realidad que se supone que de- ben explorar. Si estos tipos ideales se demuestran tiles en la clasificacién de las diversas complejidades del mun- cdo real entonces es correcto seguir utilizindolos, pero, si se tratan como algo concreto, se comete un pecado inte lectual de primer orden. Asi, no es sorprendente encom trar en tina zona intermedia del espectro muchas obra «que son un hibrido entre las memorias y la autobiogre fia, En las Mémoires del cardenal Retz la autobiografia y las memorias se entrelazan, aunque las memarias pare cen dominar. Por el contrario, en las Mirnoirgs dioutre tombe de Chateaubriand, el peso de la mezcla recae cor mayor fuerza en el polo de la autobiografia. Por otra par te, una valoracién sobre Ia intencién y perspectiva de autor puede ayudar a precisar el criterio de clasificacion sel libro un intento, preferiblemente consciente, de pre sentar una vida y una personalidad a través de los acta. ppblicos 0, de otra forma, es la historia de un hombn para el que la actividad pablica lené su exstencia la auto biografia de un homo politicus? o, ges la obra un inten de presentar hazafas y hechos por lo que son en si mit ‘mos?, ges, entonces, memorias o res gestae? ¢Se centra | atencién en la coherencia interna de la experiencia 0 e1 el momento y la trascendencia de los acontecimientos de los logros dignos de mencién? El objetivo de la autc biograffa es dejar constancia de toda una vidal y no sim: pplemente de aquellas cosas que han marcado su existencis ‘Sila vida es una interaccién entre el «yo y sus circunstar cas entonces su historia deberfa ser algo més que el mer relato de unas circunstancias. De esta forma, parece qu la autobiograffase acerca mis al verdadero potencial dt pee cemo nite nese ree ae nnalidad, o la concepcién de uno mismo, es decir, tode sos temas de dificil definicidn que en ultima instanc: determinan la coherencia interna y el sentido de una vid La verdadera autobiografia, que es un tejido en el que autoconsciencia se enhebra delicadamente a través de periencias interrelacionadas, puede tener funciones tan d vversas como la autoexplicacién, el autodescubrimiento, autoclarificaciSn, la autoformacién, la autopresentacié la autojustifcaci6n. Todas estas funciones se entrelazs ficilmente aunque todas ells se centran sobre el conoc miento consciente de su relacién y sus experiencas. eeu TT yr Tr rrr rrr ww www wwwcwwcuceusse EsTuoI0s El punto de viea necesario El autéatico y genuino esfuerzo autobiogrifco se encuen tra guado por el deseo de percibi 2. [a vida. Ese esfuerzo se ve dominado légicamente por 1 epunro de vista del escrtor, entendido éte en el sentido smds literal, el de las coordenadas espacio-tm las que el autobidgrafo contempla su propia vida[La cues- ‘Won esencial reside en que ese momento en el Geno ej situado en un lugar de la vida del escritor mds. alld de un imomenio de cus o mls ali de ana Spuieste ‘ult Conjunto de exy i Rincon de una cre Este aspecto destaca enormemente eAraquel tipo de autabiografia gue ee conse en tro, “sconversion»: las Conjesiones de san’ una experiencia gunn y le ctne defen de agosto del afio 386; el Discours de la méthode de Descartes (una obra que merece ser leida como autobiografia) y la noche del 10 al 11 de no- viembre de 1619 «dans une poélens las Confessions de Rousseau y un momento de aquella tarde de octubre de 1749 en la carretera a Vincennes; 0 la Autobiography de Gibbon y la escena en las escalera del «Capitoline Hills 115 de octubre de 1764(n momentos tales de crisis vital ‘iene lugar una experiencia de choque en la que se clarifica ‘una cuestién personal que tenia un cardcter difuso y por Ja que la personalidad adquiere una mayor solides. Es ‘como si se corriera un velo y ahora se comenzasen a ver con claridad aquellos propésitos que antes eran confusos) As, el curso de la vida se ve como si estuviera forma" do por una serie de Tineas conectadas entre si que previs- ‘etlewe ceontbar lar ae eee una direccién en la que anteriormente fan im Bubs eindiona dscoorinaaae Tse ee ‘mostrar sus. de forma gradual. Asi, once afios de cambios lenos de incidentes azarosos transcurren en la vida de san Agustin entre la escena del jardin y la compo- sicién de las Confesiones, y, por su parte, Gibbon dejé pa- ‘sar vari antes de dedicarse a la creacién de Decline ‘cuestién importante aqui es que el autor re- conoce con posterioridad el significativo papel de la cri sis en su vida e iluminado por la introspeccién que favorecen los momentos de lucidez, percibe un orden y tun sentido en la vidaJSan Agustin, que se sentia tan asom- brado ante su vida de iluminado, convirtié todo el relato de la misma en una oracién, un himno al poder divino ue guiaba su vida cuando ésta parecta no tener direccién, alguna y que secretamente dirigfa a un ser errante para que retomara un camino que al final se estrecharia en una senda claramente definida que le dirigirfa a la peregrina- ‘to, Por el contrario, en otras vidas ese momento decisivo 0 crucial no tiene lugar, pero en estos casos se puede ob- tener una determinada panty sigfcado de tos ‘Tiavés de tor efector de otras experiencias que han 1d Heal leaner Cu jando, ala edad de sesenta™ aos, Goethe comend a escribir Dichtung und Wabrheit xno encontré en su vida ninguna experiencia iluminadora © decisiva sino experiencias similares que se repetfan (al- ‘Autoblogratiay conclenia atria ‘gunas de las cuales, como el viaje a Italia entre 1786 y 1788, se sitdan incluso fuera del frea que debe cubrir lo «esencial en un relato autobiogrifico) y que formaban un determinado modelo de experiencia desde el que la per- sonaldad sug con uno Comornos is dete © 52, lun momen dado ev odbiedeonio os armonia ésencial dentro de la complejidad de la persona y de las ferences vieisitudes de una vida azarosa, y solo ‘después de ese momento es posible presentar esa vida con la su- prema imparcialidad «del inds elevado sentido de la iro- nia». Vico, quien redujo todo el significado de su existencia la autorfa de la Nueva Ciencia, relata su vida como el desarrollo de la secuencialidad ldgica de las diferentes y fandamentales experiencia intelectuales en las que no exis ten momentos claves o decisivos y en ningiin momento una crisis de conversién, Cuando el esfuerzo aurobiogrifico carece de esos mo- forma autobiogrdfica, st no se panliza, se encuentra on. ‘wases poco desarrollada. Tras 1 coronacin como pos ta Taureado en 1341 Petrarea regresé a Vaucluse donde comenz6 a sentirse intensamente preocupado por conilic- tos internos y por la direccién que su vida debfa tomar. En su Secretum se explota el gran potencial que tiene la forma del dislogo en esa bisqueda autobiogrifica del sen- tido, el fin y la direccién de la vida. El mismo acto de escribir supone en s{ mismo un intento de encontrar un ‘Buevo marco para el Zmbito a cubrir. Por otra parte, la ‘Miqueds de pate margoa el inate sree de pre- sentar un modelo de vida con un desarrollo significativo. El viejo Cardano, levado por la esperanza de descubrir que el vasto conjunto de detalles que conformaban su vida ‘encontraba su nexo de unin en unas causas determinan- tes, dei 2x con la tarea de realizar ¢] andlisis individual de cada uno de los hech. el casi le una personalidad y una linea vital coheren- {5 Por su parte, un Montaigne ya anciano recoge, de n= we un variado conjunto de experiencias concretas, una cualquiera y, sosteniéndola en alto ante la luz de su mara- villosa y vital mente, es capaz de distinguir en ella los re- flejos cambiantes de su yo miltiple en el acto mismo de entenderlo, Sopesa, examina, experimenta, ensaya y, par- tiendo dela actividad misma que indica el verbo essayer, crea un género literario que él mismo llené de contenido aurobiogrifico creando la impresidn de que su libro for- ma parte consustancial de si mismo. Asi, la forma ensz- yistica en sf sugiere que escribir es solo una de las maneras de poder encontrar y luego situarse en el lugar estratég- co desde ef cual poder tener una visién totalmente coor- dinada.de una vida que pueda representar la estructura csencial de la misma Por consiguiente, alli donde predo- mine el fenémeno autobiogrifico de autodescubrimien- ‘toy autoorientacién, se impide que el arte autobiogrifico pueda presenta la totldad esencial dela vida] SUPLEMENTOS ANTHROPOSI28 ESTUDIOS Interpretacién retrospectiva Cuando el autobidgrafo logra situarse en ese lugar estra ‘égico desde el que es posible una vision iva ‘otal de la vida, consigue imponer el orden del presente sobre el pasado, Un acontecimiento, que en su momento se vio cuando estaba teniendo lugar, puede verse ahora en funcin de sus resultados.(Al sobreponer esta visién presente y consumada de un acontecimiento pasado éste cobra un significado distinto que en el momento en que estaba teniendo lugar no poseia EI sentido del pasado es inteligible y significativo en furicién de su comprensién en el presente, As{ ocurre también con todo intento de comprensién histérica: alos hechos pasados se les sitda de forma que se establece entre ellos una relacién retroac- tiva de la que carecfan en el momento en que tuvieron lugar. No obstante, esta situacién hace que el lector se plantee la siguiente cuestibn: ¢Cudl es la verdad del rela- ‘to? Cuando Rousseau narra en sus Confessions (Libro 1) ‘cémo, cuando era un joven aprendiz, al volver de un pa- sco en las afueras de Ginebra, se encontré la puerta de entrada cerrada y el puente levadizo en alto, ve en este acontecimiento el momento decisvo de su vida. Pero solo podré otorgar este significado a ese acontecimiento aos ‘mis tarde cuando tome conciencia dl sentimiento obse- sionante de estar destinado a ser un hombre que ha per- dido su hogar y a quien le est vedado encontrar otro el resto de su vida. En relacin al significado que Rousseau le asigna a ese acontecimiento el hecho de que esté en lo cierto o no es una cuestién aparte. De hecho, él mismo dificulta la comprensién del lector al afirmar exactamen- telo mismo cuando abandona a madame de Warens y se marcha de Les Charmettes puesto que este hecho supuso ‘un momento decisivo en su vida (asf como otros que ofre- ce en una lista), Rousseau tenia la marcada tendencia de dotar a cada momento pasado con una gran pasién y sen- ‘ido dramético debido a que cuando acometié la tarea de escribir un texto autobiogréfico afirmé Ia intencién de arevivie» cada momento del pasado al mismo tiempo que se escribfa sobre ellos. De abi que, al evaluar la signi- ficacin de cada momento, vistos desde la perspectiva de acontecimientos producto de su lucha contra el destino, pusiera de relieve el impacto dramético de cada aconte- cimiento de una forma exagerada. De esta forma, el Rous- seau que revive ese momento y el Rousseau que le oto al mismo un determinado valor se encuentran condicio- nados entre sf, aunque es claramente el segundo el que dirige todo el proceso de escritura, puesto que es él quien sin duda alguna toma la decisién de seleccionar el inci- dente del puente levadizo y no otro. Y lo hace porque percibe este suceso como un incidente significativo en re- lacién a todo el modelo de su relidad vital (Los elemen- tos de Ia experiencia pasada, que han sido extraidos del ‘contexto en el que se situaban con anterioridad, han sido cescogidos porque abora se cree que tienen un sentido sin- tomitico que podfan no haber tenido antes)Las lineas de conexién entre elementos de la experiencif y otros ante- ‘Autoblograta y conclenciahietétes. riores © poseriores cobran, de esta forma, mayor impor- tancia que las lineas de conexién con el context temporal * en el que esos elementos tienen lugar. Esta reordenacién j © feorganizacidn de la vida pasada se debe a que ésta esd | siendo interpretada en funcién del sentido (0 sentidos) {que ahora se cree que posee. La verdad autobiogrifica que domina es, de esta forma, la vison d= un modelo y ue do de Ia vida que el autot ‘tiene en el momento ‘mismo en que-escribe si autobiografa. Asi si el lector no puede o no quiere volver a tomar el punto de vista del autor como autobiégrafo, no es posible llevar a cabo una lectura correcta 0 apropiads. Diario : Ene proceso esencial de buscar el fundamento de la di- reecién que toma el relato de una vida, en el significado ‘que tiene la misma en el momento presente, es precise mente lo que diferencia la autobiogg i cha d Fand un diario reside en el hecho mismo de que el dia tiene unfin,Tnclso en el caso de un persona yamadun,cuyo 4 criterio de selecciSn estédirigido por una mayor concien- cia de sus propios valores, cada apunte diario sigue siew. de el resultado final de cada da. Cada anotacin en el» diario tiene el valor en af mismo de sere refjo de un, momento breve de determinadsssituaciones vitalesa as? 4 {que se les atribuye una importancia primordial. Aunque indudablemente un diario extenso revelar el desarrollo. { de la persona del escrito, Jo hard de forma muy diferente a la autobiograffa. Por otra parte, de la misma forma que la alteracidn del espfritu y de la navuraeza de la crénica de uma vida a la luz de la introspeccién posterior es un pecado, también es un pecado contra el diario imponer @ el orden del dia siguiente en el registro del dis previo. Tan, @] poco como se puede obtener de sisori al esonar dg ferentes trozos de crénicas se obtiene de autobiograffa al incluir en la misma secciones de las hojas de un di El valor tanto de la historia como dela autobiograia se deriva del hecho de que, en su interpretacin del pasado, ambas presentan como significaivas determinadas partes de ese pasado. En ambos casos los diferentes frgmentos que conforman el incoherente conjunto de a realidad de |a vida han sido previamente clasificados y, posteriormente, seleccionados algunos de ellos alos ques les ha asignado ua ugar apropiado en un modelo de sgnfiador mis completo, El diario, la carta, la crénica y los anales ad-/ quieren valor en el hecho de no ser més que interpreta? , ciones momenténeas dela vida. Su valor reside en ser un / | recuerdo fiel del pasado y no en el hecho de asignaile a ? 4 éste un significado de mayor alcance. En cierto seritido son una ayuda pues traen, por medio de una mirada re- ‘trospectiva, el pasado al presente En la historia y la auto- dentro de una visién desde el presente. No es fil com- 4 / @ VPUUCCUCUUUCUUULUETELECEUERUUEECESEEEEEEELELUES ESI paginar la autobiograffa y el diario pues, al ser ambas formas compuestas, es mis dificil que vayan juntas in- cluso si se las compara con el caso de la epistola den- ‘wo dela historia, como son, por ejemplo, la Vida y cartas/epistolas, esa forma literaria predilecta del si- glo xix. La introduccién de secciones o partes de un diario en relatos autobiogrificos suele tener un efecto ad- verso, Sin embargo, una de las combinaciones mis logra- das es la que se encuentra en la Autobiografia de Gibbon en la que ése introduce, aunque en pocas ocasiones, par- tes desu diario para probar de hecho cémo hubo un tiem- po en que él buseé un tema histérico apropiado para su talento en el que el tema de Decadencia y caida no apare- cla en absoluto. Asf, ls dos formas tienen propésitos cla- ramente distintos y le otorgan un peso diferente a los diversos elementos formales, El caso de un eseritor al- tamente autobiogréfico como es André Gide, que nos hha dado tanto sus diarios como su autobiograffa formal (or no hablar también de novelas de marcado cardcter autobiogrifico), pone en evidencia el hecho de que am- bas formas lterarias no se pueden sustituir entre si. De Ja misma forma, de la lectura de los diarios y anales de Goethe no conseguimos llegar por medio de ningin proceso de recomposicién a la maravlla de Dichtung und Wabrheit. El autorretrato literario Partiendo de que la autobiografia propiamente dicha yt form litera en Ja que un yo rememor sida, €S obvio que esta forma se encontrar condicionada por la concepcién de «vida» que predomine en la misma. Lo ‘que distingue a la vida es el hecho de ser en sf misma ‘un proceso y también el hecho de que, como dijo Georg Simmel, la vida quiere mas vida. Sila vida es un proceso, entonces debe ser entendida como tal. Asi{fz autobiogra- fia, en virtud de sus indicios sobre la experiencia interior, puede verdaderamente tener una funcién especial como ayuda para entender la vida como proceso. Es necesario una vez mas establecer las diferencias en- te las obras auténticamente autobiogréficas y aquellas que pertenecen a géneros que poseen cierto matiz autobiogré- fico, como el autorretrato literario en el que el mero afin de autodescubrimiento y de autoafirmacién da lugar aun retratofijo 0 estitico. Aquellas obras en las que el autor cd intensamente preocupado por explorar el estado pre- sente de su yo 0 en las que se detiene para confirmar la condicién de su yo para asi poder decidir en qué sentido quiere dirigir su vida, como ocurre en el Secretum de Pe- ‘trarca, en su carta Ascensién al Monte Ventoux, o su carta Sobre su propia ignorancia, obras que tienden hacia el auto- rretrato literario. En la autobibliografia, una forma que ha tenido un papel significativo en el desarollo dela auto- biografia, encontramos una tendencia similar: el autor (amenudo a modo de prefacio) desea situar su trabajo ac- tual dentro del contexto de su otra oewvre y busca hacer Jo sin que su relato actual se refiera a su evoluciSn sino, por el contrario, concentrindose en el carcter general de su obra, revelando axel carfcter del escritor en si mismo. ‘A medida que nos acercamos al siglo XVII esta tenden- cia va desapareciendo pues Vico, describiendo al autor de Ja Nueva Ciencia, o Gibbon, repiesentando al creador de Decadencia y caida, presentan sus relatos como «una cevolucién», Cuando la intencién predomins ie sara ys uct a de Bae autor [mente tender4 hacia al autorretrato tng Eee pao a destacar en el autoestudio de Cardano pues, bajo el en- cabezamiento de categorias a las que cree estar refirién- dose, lo que lleva a cabo es la diseccién de los aspectos de mayor interés, Esto deja al lector con la impresién de que el autor estd menos seguro de la configuracidn total del yo que de los detalles con los que debe componerse el retrato, Los Ensayos de Montaigne son, desde esta pers- pectiva, una grandiosa manifestacién de la incesante bis queda del autor por entender y captar con fidelidad la naturaleza de su propio yo, lo cual le otorga una mayor comprensién de sf mismo como un ser variable y cam- biante, Montaigne ve al ser «en un proceso de trinsito» y estd impaciente por registrar todos los cambios y fluc- tuaciones pero, y este es un «pero» importante, Estd mis interesado en conocer el propio yo, y asi vivir y morir fiel a &, que en averiguar el camino por el que ese ser vino a ser Io que Asi lo sugiere el modo en que intro- duce refleriones posteriores en los ensayos previamente escrito (y ya impresos) que son las denominadas seccio- nes By C (afadidas) del manuscrito de Bordeaux. El gran ‘escritor del siglo diecisete, Richard Baxter, escribié su vida ‘como una narracién franca y sencilla pero sintié la nece- sidad de describir su carScter a modo de un autorretrato estitico. El autorretrato se corresponde con Ia larga sec- cién sobre el «Autoandlisi» en la que parece decir: pue- do ver cbmo y de qué manera he cambiado, pero ni sé cebmo ni por qué deberia tener que averiguar dénde sur- gid este cardcter Los impresionantes intentos autobiogré- ficos de Rousseau empezaron con su propio autorretrato en Retrato de bombre (un texto dificil de fechar), en las cuatro cartas a Malesherbes, en las Ebatiches des confesions, y continuaron, después de las Confessions, con los tres dis- logos Rousseau juge de Jean-Jaques,e incluso con Les réve ries du promeneur solitaire. Es esta una de las maneras de leer las Confessions, como el complejo esfuerzo de retra- tar la naturaleza original inmutable y la sensibilidad mo- ral como los bienes iltimos que se encuentran tras las cambiantes aventurs de su vida. En tales obras, la preo- cupacién de fondo relacionada con el autoandlisis y auto- rrepresentacién hace que el autor caiga ficilmente en el ‘autorretrato, Esta prictica se ve reforzada por el dilema de toda tarea gemuinamente historia: la necesidad de equi- librar los elementos diacrénicos y sincrSnicos, la interrup- cién en cualquier momento del tiempo es necesaria para el desarrollo del entendimiento a través del tiempo. No SUPLEMENTOS ANTHROPOS29 -esTuoKs cobstante, en la verdadera autobiograffa los inevitables in- dicios de autorretrato deberfan ser: deentender Ta vida como un proceso. Las dimensiones temporales: , Ad, x todo va bien, la bellota se convierte en el Toble-La vida es el proceso por el cual los seres exponen o revelan su naturaleza. Lo que se en- cuentra presente en un principio se ird revelando progresivamente a través de una secuen- cialidad nécesaria y predeterminada. De esta forma una potencialidad especifica se convierte en una realidad. ‘A medida que se aplica esta forma de pensar a la aurobio- ¢grafla, la pura naturaleza biol6gica del hombre (ji tal rea lidad pudiera ser definida!) se va convirtiendo en una cuestién mucho menos signficatva dela que podria cons- tituir la quintaesencia de la naturaleza en una concepcién del hombre. Si, por ejemplo, el hombre es considerado principalmente como un ser racional (partiendo de una determinada concepcién de lo que es la racionalidad), el objetito de la vida se convierte en un esfuerzo gradual por transformar el propio yo en un yo racionalmente co- herente. Por muchos aspectos «accidentales» que se inclu- yan, el proceso bésico de la tarea en la vida asi concebido estaré dirigido por una l6gica «inherente» que determina 2aSUPLEMENTOS ANTHROPOS En la medida en que el peso resida més en los proce. ‘Astoblogratay conctancla hires ¢l significado dltimo de la historia de esa vida. Ademés, ' ‘es necesario puntualizar que todos los rasgos situados al_| ‘margen de esa secuencialogica estin considerados como algo accidental y no se ponen de relieve para poder reafir~ mar as el significado del todo. «Las vida de ls filésofos, que son esas autobiografias de los hombres sabios, tien- ¢ dena tener la uniformidad moral en el modelo bisico de 4 vvida que se espera de una concepcién de la quintaesencia de Ja naturaleza que se expone a s{ misma bajo el 4 convincente de a coherenciaracional, Pero tambiénlexine el mismo tipo de modelo autobiogrifico formal cuando la concepcién, bisica del hombre es la del «z00n politi- kone, la del chomo fabers o lade la critura ala que su ccreador le otorga una forma y un destino, esa criatura que ‘ se halla a s{ misma como parte de un proceso histérico predestinado y disefiado por un creador omnisciente para lograr darle la capacidad de recuperar una relacidn apro- 4 iada con su creador. San Agustin quiso describir los ele- ‘mentos de este regreso ascendente de la criatura en la vida @ ‘como la peregrinacién cristiana hacia la vita beata. El mis mo descubrié este modelo en su propia vida y, por esa « razén, lo establecié como el modelo para todas las con- cepciones cristianas de la forma esencial de la vida. En @ el relato de esa autobisqueda y autoencuentro (a través @ del aprendizaje de cémo buscar y encontrar a Dios) el én- fasis cae fuertemente en la descripcién de esa nectsidad @ {ntima de la direcci6n que toma la criatura voluntariosa @ la cual, se resiste a dejarse llevar de la mano de upa in- ‘ in. Una vez que para san @ Agustin se hace la luz se enrquece con lt marwilla del q orden inherente en a vida, Es importante sefalar que para san Agustin la vida es un proceso y no una forma estitica @ del ser (aunque este sea su final en la eternidad). También @ ¢s igualmente importante el que exista un orden creado (no determinado) dentro del cual la tarea de la vida sea @ recobrar un lugar apropiado. El proceso principal es el @ de revelacién interior que le asgna a factors y aontecs ‘mientos externos una significacién «catalitica». El:mun- do de los hechos externos es importante slo en la medida @ en que consiga «liberar» en san Agustin un movimiento interior. Asi, esa precisa constelacin historica del mun- doen la que el drama cristiano tiene lugar et de poto va- lor © significacién en si misma. Para la concepciin @ agestnian del orden desu propia vida el haber nacido. en el aio 354 después de Cristo y no en el 344 0 364 tie ne, en Ultima instancia, una menor relevancia. El drama @ interior se sittia al margen de lo que constituia el <{nun- do» de san Agustin y en una relacién més imprecish con A que la relacidn que, por ejemplo, se establecerfa entre @! Goethe y la concepeién de su propia vida. La Vide de Giambattista Vico nos ofrece, a comienzos del siglo die- e ciocho, otro tipo de aurobiograffa (aunque en ella se hace eco de la vida del filésofo elisico) que ilustra ls con @ secucncias de un extenso proceso de descrpcin en re- gq ferencia a la nocién de revelacibn. Vico encontré la significacién de su vida en el hecho de ser el autor de @# / @ 2 a“ EECEECLECLELECEL EL EEL EEELELELELER EERE EEEEEEEES! ESTUDIOS la Nueva Ciencia, guiado por la conciencia de haber sido el artifice de una revolucién en el pensamiento. Por otra pare, considera que determinados acontecimientos en sa vida como puede ser, por ejemplo, el fallido intento por obtener un puesto mejor pagado en la jurisprudencia de Népoles, su ciudad natal, son importantes para la com prensién del curso que tomé su vida, dejando traslucis, ademis, el sentimiento de que su vida ha estado siempre en manos de la Providencia. Al margen de los aspectos amteriormente mencionados casi todo su relato autobio- grifico se centraen la reconstruccién de las diferentes eta- as por las que atravesé su pensamiento el cual, progresiva y sisteméticamenta, iba acercindose a a creacién dela Nue- ‘vt Ciencia. Su relato también ponia de relieve c6mo las diferentes ramificaciones de su pensamiento final se fun- damentaban en asunciones y convicciones bisicas y mos- traba cémo cada asunto y cada pensamiento le evaba 2 una version mds amplia y desarrollada que la precedente, cémo cada pensamiento estd unido a otro pensamiento y-c6mo la revelacién del mundo interior tenia lugar por necesidad propia. Cuando Vico escribié su Vita se encon- .tnba profundamente impresionado por la necesidad de llevar a cabo todo este proceso. Asi el autobidgrafo, esta ba predispuestoareferir la secuencia de la construccin de ‘un nuevo sistema, Ademds, busca llamar la atenciSn sobre este proceso de cexposicién-como-ligica-interna» porque ello le sirve como confirmacién de la conviccién de que su sistema no es una construccién arbitraria sino ‘que se corresponde con la estructura del mundo intelec- tual dado por Dios. La Vita es una obra extraordinaria y, en cierto sentido, el prototipo de determinadas auto- biografias. También ilustra algunos de los problemas fun- damentales de formas histéricas como pueden ser la /historia del pensamiento o la historia de las ideas. Por otra pare, podria esperarse que la autobiografia de un mate- mitico se asemejara a la de Vieo y asi ocurre en el cas0 de Einstein cuyo bosquejo autobiogréfico presenta carac- teristcas similares. La historia de las mateméticastendrd también esas carateristicas. La I6gica interna de los pro- blemas proporciona la fuerza direccional en tales obras. La forma, modelo y significado de las vidas al servi- cio del pensamiento parecen derivarse del orden secuencial del pensamiento. La relacién con el mundo exterior, circunstancial y contingente, se vuelve problemitica. Si Jos procesos del pensamiento de Vico hubieran tenido lugar en el espacio de un afi el relato de su vida ha- bria tenido el mismo orden que si le hubiese llevado (a juzgar por alguna teoria moderna) o valoraba scorrec- ‘tamentes la relacién con su madre. La cuestin no es tam. to la reconstruccién de la auténtica personalidad de san Agustin como figura histérica sino la reconstruccién his- térica de la concepcién agustiniana de su propio yé, Si el enfoque utilizado no se va a centrar en el are del rogresivo surpimiento de esa forma de concepcién del yo, de nada sirve considerar a todas las personas que exis ron (en el pasado) como seres individuales pues nosotros tendemos a creer que cada hombre es una individualidad. La pregunta fundamental plantea la cuestin de hasta Qué Punto los hombres de! pasado se consideraban a si rhis- ‘mos como individualidades y si le otorgaban valor de'iina forma consciente al cultivo de esta forma de concepefSn del yo. Para todos aquellos que crean firmemente en una har ‘turaleza humana uniforme la autobiografia tendré una fun- cién limitada como portadora de una concepcién del ‘Si nos centramos preferentemente en la visién del hom. bre como una criatura que posee un potencial fijo, como un ser en lucha constante por lograr el ideal universal del ser humano, entonces la historia de la autobiografia se re- duce a ser la historia de los sucesivos 'Y repetidos intentos del hombre por alcanzar la verdadera y tinica forma del Hombre. Cada forma del yo da lugar a una forma de ato- biografia. Si, en cambio, nos centramos en la vsién pro- tsea del hombre que &aqull ur Soanaem Gea RRRANRRRAKABeenensannn— -- -- SECEECEECSEEEUSESSECES VESTED T ET ETTrw ~~~ ~~-~----- esTuDIOS ‘hombre, al igual que el sirviente de Poseidén, puede adop- tar la apariencia de mikipls y variadas fo a, ‘srnati ic lic ples y vari varial encial humano, entonces la historia, yar potencal humana, cnn hori dea a : cepciones del yo del hombre. Mientras los hombres ‘aubiea eter exaus concepeiones del yo la cultura en Ja que viven, la culeura que les ha ayudado a crearse asi rmismos, ya la que ellos, a su vez, dan forma, a historia de las concepciones del yo puede funcionar a modo de «barémetro» de las diferentes configuraciones de la cul- tura, Asi la autobiografia, como supo ver Dilthey hace dos décadas, puede tener una funcién muy especial en la clucidacin dela historia y puede ademés ayudarnos a en- tender la vida como un proceso continuo. roteica l Aspectos clésicos y medievales Tncluso el bosquejo histérico més insufiente de ls riadas concepciones del yo que hayan o hubieran di do el esfuerzo autobiogrdfico puede mostrar las rlaciones destructivas que existen entre el ideal del yo la naturale- ade a sociedad en la que este yo existe. En las sociedades tribals os lazos de parentesco tienen una extraordinaria fuerza, el individuo se encuentra fuertemente enraizado cen la realidad social en la que se halla inmerso y solo se impone un grado muy limitado en las diferentes funcio- nes, Por ello, en estas sociedades, la concepci6n de la per- tonal conde stare sera men prolongap cativo que una personalidad homérica como la de Telé- ‘aco ante la pregunta cquign eres t? responda: yo soy ‘Telémaco, el hijo de Odiseo, el hijo de Laerts, el hijo de ‘Autolicus. La autoidentificacin conlleva, de esta forma, a la identificacién con la linea sanguinea dominante. La categoria de un hombre depende asi de la categoria de su descendencia de la misma forma que en las familias ro- rmanas, donde los maiores, los mejores que los precedian, escablecian el ideal de sus hijos. En estas sociedades gue- rreras aristocréticas, de base econémica y diferenciacién social de las funciones claves muy limitadas, la evolucién de la personalidad extari dominada por el ideal, social mente itil, del guerrero perfecto. Cualesquiera que sean los elementos diferenciadores que existan entre un Aqui- Jes, un Héctor o un Odiseo, un Ayax o un Agamenén, ‘no son més que variantes de un ideal guerrero heroico. Ellos forman parte de sociedades totalmente orientadas ala vergienza en las que la aprobacién social, 0 el vemor incurrir en algo vergonzante, dirige el comportamiento de sus miembros, y en las que no hay lugar para el hom- bre encerrado en si mismo. Aunque no poseemos con- cepciones del yo autobiogrificas de esas épocas (ni de sgriegos ni de romanos) es posible suponer la forma que hhubieran tomado. El andlisis extenso de la poesia heroica alemana y de la poesia drabe preistimica realizada por re ‘Atoblograia y conciencia historia. Georg Misch (vol. 2, pte. 1 de Geschichte der Autobiogra- hie) nos ofrece una idea o exquema general de casos de ‘marcos sociales bastante andlogos. El hecho de que el ideal del gran héroe y el ideal del pater familias eran modificados por la fuerea de la po- lis ideal (como se sugiere en algunos rasgos de Héctor) ‘se convirtié en un aspecto fundamental dentro de la con- cepcién helénica y romana de la personalidad. Alli don- de el bienestar de cada uno dependia dela fortaleza y de 1a calidad de la polis, en el chéroe colectivo» (los myrmi- dones dependian {nicamente de Aquiles) en el conjunto coordinado de las energias de todos, el ideal del hombre piblico total dominaba la formacin de la personalidad. La expresién mis clara del ideal habia de encontrarse en el agoge espartano (él ciclo de entrenamiento) aunque este ideal del hombre piblico aparece con igual fuerza en la oracién funeraria de Pericles.(Los hombres se definen a s{ mismos en funcién de las buenas relaciones con las nor- ‘mas sociales dominantes, por lo que sus acciones todavia cst repidas por el temor a incurrir en algo socialmente ‘vergonzante 0 deshonroso)Si la autobiograffa se ocupara de este tipo humano, la probabilidad de que diera lugar a una res gestae y no a una «autobiografiar serla mayor. © , La insinenciasocrtica del contol interior de ls ‘z6n, de la unificacién de la personalidad de acuerdo a la ‘ain, dio Tuga saa pout ox petsonaiee! iodifeaciOn en Ta personalidad jeleénica, El amante de Ia sabiduria, que representaba la armonia personal bajo la tuela de la razdn, convierte a Jacriatura racional, dentro de un cosmos racional, en una forma de ser humano totalmente justificada. En algunas ‘escuelas helenisticas y romanas de filosofla (especialmen- te en el estoicismo romano) el ideal del hombre sabio se ‘mantenia en estrecha relacin con el ideal del hombre pi- blico mientras que en otras escuelas estos ideales se man- tenian separados. Uno de los principales temas que se plantea en las obras autobiogrificas es el dilema entre elegir a vite activa o la vita contemplativa, En la cultura antigua, de cardcter altamente aristocratico, los dos ideales, el del hombre de estado o el del fldsofo, eran los modelos do- minantes hacia los que dirigir la propia personalidad. Por eso, las obras autobiogrificas mds antiguas pertenecen al ssubgénero del la res gestae/memorias, 0 al de la clase de Jas vidas de los filésofos. Gy” Con el advenimiento del cristianismo se acentda ain mis el giro hacia la person: interior, mds encerrada en st misma, que Te otorgaba mayor importancia a virtu-— aS Ue ecucreta muy Uerentes de as clscas Bibs Ai elidel de un ane ite Independien te, que busca configurar su propia vida en orgullosa ba- talla con el destino, deja paso al fiel sirviente del Seior para quien la principal virtud es la humildad. Vivir de ‘acuerdo a una ética del amor internalizada, teniendo que averiguar y determinar constantemente sus motivos y jendo las esperanzas en un futuro en el que el destino de la cultura y de las instituciones (que no sean Ia Igle- ssia), se convierte en un asunto moralmente mucho mas neutral de lo que lo fue nunca para los clisicos. Esto hace [SUPLEMENTOS ANTHROPOS ess que la personalidad cristiana, por Ia fuerza de sus realida- des internas, se vuelva hacia el ideal del monje, el atleta de Dios, cuyo ascetismo dirige el curso de la vida. En las primeras biografias medicvales (hasta el siglo XI) este ideal mondstico predomina incluso en mayor medida en las obras autobiogrfics si se compara con el modelo agus. tiniano caracterizado por la metafisica neoplaténica, De 4a misma forma que la sociedad medieval, que en su ori. ‘gen constituia una compleja amalgama de diferentes he. rencias, de diferentes etnias y tradiciones, de modelos locales y universales, construye un sistema socal altamente estratficado formado por grupos con estatus funcional. mente diferente, los ideals de las diferentes personalida- des que corresponden a los diferentes grupos también empiezan a destacar de forma més acentuada a medida que aumenta el nivel cultural. En el periodo posterior al ‘fio 1110, las obras autobiogréficas que expresaban los idea- les del erudito (John of Salisbury (], Boncompagno, Ra. mon Lull), del poeta (la Vite nuova), del caballero cristiano (Wolfgram of Eschenbach y Ulrich of Liechtens. tein) o del rey cristiano (Jaime I de Aragén), dan fe de la tran variedad de ideales de la dad que las diferen- ciaciones en la sociedad medieval hablan hecho Posibles. El tema de los modelos El conocimiento de ciertosaspectos histbricos de la per- sonalidad de Occidente es insuficiente y no busca sugerir una evolucién especifica sino la clave que caracteriza ala mayorla de las concepciones de la personalidad. Las cul- ‘turas concentran sus valores ficciones esenciales en anodes bumanos. En la tadicion occidental bs ech, modelos ideales como el héroe homérico, el héroe ger. minico, el ideal del pater familias romano, el sabio col, 0, el aner megalopsychos,el ideal del monje y el de santo, el verdadero caballero, el buen burgués, el auténtico in. vestigador. El modelo mds asombroso, el que mds nos hace conscientes de la fuerza de los modelos, fue el ideal ex- presado en la Jmitatio Christi (Todos estos modelos idea. les tienen tn contenido concrlt: exigen unas cualidades determinadas, instan a este o aquel conjunto de valores, recomiendan encarecidamente modos de vida especificos y prescriben normas y conductas) Asi, para llevar a cabo el Proceso de formacién del propio yo, el hombre encuentra s{ un modelo de ser sustantivo y descrito con pre- cisibn que ejerce un intenso poder de atracién y persua. sién debido 2 que el hombre no lo ve como su modelo cexclusivo sino como un modelo al que se le supone validez universal. Poco importa, sin embargo, para nuestras con- sideraciones si ese modelo se asume 0 ‘No se asume como: el verdadero modelo Para todos los hombres, si se con- templa como el modelo daminante de una configuracién cultural especifica, o si en realidad se considera un ‘mode. {o para aquellos que pertenecen a.un grupo con un esta. tus determinado. Si son de importancia, por el contraria, Jos procesos que se pueden distinguir en una vida en for- ‘Astoblogniiay conclenciaMatérca ‘macién que, al seguir un modelo especifico de la conc cidn de la liad, se descubre yjusfica as aise, Cuando el imbito interior del hombre se dirige a la biisqueda de tal modelo de ser humano, dedica firmemente toda su vida a lograr ese ideal objetivo ante si mismo, Al encontrar las lineas a seguir en exe modelo, los perfles «senciales de la vida y de la personalidad estin prescritos de anremano y por ello, en sus acciones y en su afin, no necesita preguntarse asi mismo si esto o aquello se adap. {au narualeza personal. El objetivo finales hacer que Su ser se ajuste lo ms posible a este ideal normative sx biendo que la lucha por conseguirlo no le hard sentir en. cerrado en un molde prescriptive ni tendré ningtin motivo par lamentarse de no poder «er uno mismo». Tampoco sentiri que, por seguir un modelo en su proceso dé for. mmacién, extd «falseando» su propia naturaleza, Si parti ‘mos de la consideracién de que el modelo no puede ser ssunca totalmente «completado> ni puede preseribir wx dos y cada uno de los diferentes aspectos dela vida, en. tonces cada individuo encontrard en los intermcios entre los componentes bisicos de su modelo un espacio para su propia idiosincrasia. Lo que ha sido probado es que dos caballeros en busca del ideal caballeesco munca log ron a perder su identidad especfica, ni nunca dos sabios estoicos fueron iguales, ni nunca ningtin imitador de la vida de Cristo consiguié duplicarla. En suma, que, dem. tuo de los confines de un mismo tipo, siempre es posible ‘encontrar espacio para variacionesidiosineriticas. No obs. ‘ante el ema mis importante de todos es el de dererminar sil valor principal dl proceso reside en esa varacién er- sonal o, por el contrario, en el compromiso fundamental ‘con el modelo. ¢Fomentan esas vidas elcultivo de sus d- ferencias idiosincréticas 0 son éstas principalmente valéa. das como un aspecto que se integra en el modelo a seg? Cuando los hombres, fascinades por el poder de atrac- cidn de los modelos, escriben sus relatos -autobiogrificos, 7atenen en los el gun de los exquemas bios de ut Vidas. Asi, la historia de su vida puede ajustarse a formas literarias basicas. Las e los filésofos tienden a'te- ner aspectas literarios comunes existiendo, incluso, sub- tipos para los epicireos, los efnicos o los estoicos. También existen modelos bésicos para la tipica vite crstana den. ‘10 de los cuales hay algunos claramentedistntivos como son los modelos de los mistics y su experiencia o a delos de ls numerosas aurobiograflas de los puritan, ‘mayor parte de las autobiografias medicvales caen dentro del molde hagiogréfica]Una vida tan idiosinerética como Sinica fue, para nosotra, Ia de Abelardo, una vida tan or? ginal en tantos aspectos que se podria pensar que se sta fuera de los patrones culturales dela época. El mismo, en ‘su obra Historia de mis calamidades, la adapté al modelo bisico de la vida de los monjes. En su propia interpreta- cién trope concibis ls exrontinaria aventura ame rosa con Eloisa para que se adaprara al tipo de vida que corresponde al papel del fldsofo cristiano, : EI poder de influencia de los modelos ha dominads durante muchos afios Jas concepciones del YoY, por tan a at RELALALAeeeeeececesecccccacnn < LUEELEEELELELEELERL ERLE BEELER EE ESELE LER EEL EREEBES sTuD0s to, la forma autobiogréfica. Probablemente, esta influen- cia permaneceri siempre como un factor importante, es- pecialmente durante la adolescencia y Ia juventud pues particulat importancia de los modelos se debe a que son parte de la propia percepcién profesional del hom- bre. Aun asi, la concepcién de la personalidad humana dominante en el mundo occidental no se ajusta al ti modilico siendo, incluso, antietica al mismo, — modlica siendo, tneluso, anvtftica af mismo, La individualidad Desde el Renacimiemto, y debido a una evolucién com- pleja y progresiva, el hombre occidental ha desarrollado in espera ego por el idl dela peronaldad gue de. oainatios al voaldad Exe Wel se cancer por ‘su rechazo de modelos validos para el individuo y su con- cepcién se fundamenta en la creencia de que la sociedad es ‘una masa social en la que existen grandes diferencias entre sus miembros. Asi, ee sutil conjunto, de diferencias que distinguen a cualquier individuo de los demés no es con- siderado, como una desviacién «accidentals de la norma, como algo de lo que se pueda prescindir, sino como una cuestién de gran importancia. Asi, se sidera_ como un aspecto inestimable de la existencia humana el ‘hecho: je que todos y cada uno de Tos maiemt ‘sociedad sean individualmente distintos, de que cada persona sea ‘nica y, por [o tanto, incomparable, i byron the pa ibmeno «Flombre> solo puede ser considerado como una potencialidad proteica. Cada existencia individual no es sino una de las realizaciones concretas de ese potencial hhumano que es indefinidamente variable. Para conocer @ Ja humanidad es necesario conocer al hombre en todas sus posibles variaciones, Erst alle Menschen machen die Menschbeit aus, Cada vida, como una tnica realizacién de ese potencial, se encuentra marcada por un valor irreem- plazable. El hecho de que el hombre Je empiece a otorgar un alto valor a la inefable individualidad del ser es una cues- ‘idm decisiva. Aunque posiblemente nadie pueda «demos ‘trar» la existencia de todas esas individualidades diferentes, ‘es importante por el hecho de que los hombres creen en. cllas. El filésofo Leibniz aporté a este respecto la siguien- te historia: Cuando la princesa Soffa Carlota paseaba un dia acompafada de algunos cortsanos por los jardines de ‘Charlottenburg los dejé sorprendidos al afirmar que no ra posible encontrar dos hojas iguales en el jardin, Des- de entonces no se ha sabido nada del cortesano que in- tenté demostrar lo contrario. Sofia Carlota no podia saber sisu afirmacién era correcta 0 no pero es obvio que creer en a individualidad de cada una de las hojas era para ella una cuestién de gran importancia. Una cosa es que, des- deel punto de vista de la ldgica escolistica, se afirme que ningin hecho individual puede ser definido en thima ins- tancia por medio de categorias generals y que en él siem- re permanece una parte que es indefinible. Otra cosa muy ‘Autoblogratiay concienca hattea distinta es que el ser humano le atribuya un valor césmi- co a tal inefalibilidad, tal y como hizo el joven Goethe ‘cuando en 1780 en una carta a su amigo Lavater le hacia participe de cmo habia adquirido una visién de la reali- dad humana totalmente nueva al reflexionar sobreel ema Individaaom inefabile ext. Si un hombre considera que su propio yo representa una forma de ser humano tinica e irrepetible, entonces su misién en la vida es «satisfacer» co realizar su individualidad especifica. Al hacerlo asi puede enriquecer el cosmos humano con esa forma especifica de humanidad que solamente él representa. Si se negara a satisfacer esa individualidad o la falsificara, cometeria un delito ante todo el cosmos humano pues, al dejar sin expresion una de sus variantes, empobrecerfa ala huma- nidad. El poder del modelo en el proceso de formacién del yo es asi menor. La visién de una individualidad que niega la validez misma de un modelo més general es lo que guia el proceso de formacién del individuo. El indi- viduo debe ser fel a sf mismo y debe tomar las decisio- nes sobre su vida de acuerdo a lo que es apropiado para 1 propio yo, pues guiarse por la adhesién a un modelo iis universalizado conllevaria el peligro de fasificacién de la individualidad. Las caracterfsticas del modelo s6lo tienen una funcién vital cuando se encuentran en armo- ala con las de idualidad. Cuando un hombre po- see tal autoconsciencia de su individualidad, cuando la cultiva como un gran valor, no necesita adaptar su relato autobiogrifico al de un guién dado dentro de un marco literario formal previamente establecido. En suma, que no hay ningtin motivo para representar un papel dado. Dos advertencias Si partimos de esta concepcién de la personalidad es ne- cesario salvaguardarse de dos errores muy comunes. El pri- mero es que no se debe confundir individualidad con individualism, El individualismo, estrictamente hal do, supone una afirmacién sobre la relacién apropiada en- tre la existencia individual y el contexto social més amplio del que esa existencia individual forma parte. El Shorter Orford English Dictionary define el individualismo en con- traposicién al colecivismo como ala teorfa social que abo- 2 por la accién libre independiente del individuoe. De esta forma, la nocién de individualismo da una indica- cién del grado de control social sobre el individuo. Lo deseable es que el control de la sociedad sobre el indivi- duo se vea reducido al minimo y que el individuo prosi- 2 el curso de su vida con el mayor grado de autonomia posible, o sea, bajo una ley autoadministrada o autoacep- tada que deja 2 los hombres libres para que se definan a si mismos. Como teoria de la sociedad exa ley no dice nada sobre la naturaleza de la concepcién individual de la per- sonalidad y no supone necesariamente que en una socie- dad marcada por el individualismo en la que el hombre se puede defini libremente lo haga como individualidad. Es totalmente posible que en una verdadera sociedad in- SUPLEMENTOS ANTHROPOS! ESTUDIOS es dividualist cada hombre pueda perseguir el mismo mo- delo de personalidad. Ast ocutre, por ejemplo, con el mo. delo del verdadero hombre racional que tal ver se que una personalidad parezca poseer caracteristicas individuales en su lucha por dar expresién otro modelo de existencia diferente del que su sociedad busca imponer. Ast, la personalidad de Alcibiades tiene tuna cierta coloracin individuaista aunque en ella se in. vierte el ideal pericleano del hombre de la polis total. Su propia concepcién de la personalidad no necesita en ab- soluto tener las caractersticas de Ia individualidad sien do, de hecho, una vuelta al modelo mas viejo del héroe homérico individual. Al relacionar los conceptos de in dividualismo y de individualidad nos encontramos con |a complicacién de que es posible encontrar individualis ‘mo al margen de cualquier compromiso dé cultivo de la individualidad y también de que se dé el caso contrario en el cultivo de la individualidad sea solo posible en una sociedad que le otorga al individuo una total libertad para su propia icibn, eto es, una sociedad comprome- ida con el individualismo. La cercana y a menudo confusa ‘slacién entre ls nociones de individualidad y de indivi- dualismo (especialmente cuando esta dltima se iguala in- senuamente al capitalismo de libre empresa) a creado por ‘momentos la impresin de que un individuo debe defi. nirse 4 si mismo» por medio de diferencias con respecto a la sociedad ala que pertenece. En exa subversi6n del tér. ‘ino, la sociedad aparece como un juste miliew homoge neo resultado del consenso’ de Ia mediocridad comin, Ante el verdadero deseo de expresarse a s{ misma en su unicidad y franca espontaneidad, se ve la sociedad. como algo amenazante. Un sentido exagerado de la unicidad, el cultivo de una excentricidad arrogante y la reivindica. cién del derecho absoluto de que «cada uno haga lo que quiera» (por muy idiosincrético que esto sea) desacreditan ficilmente la nocién de individualidad. Ademds, el énfasis Puesto en el supuesto antagonismo entre la sociedad y el ser fel a uno mismo» perjudica a la sociedad y al ind'yi- «duo. Como los griegos sabfan bien, es una eestupider» con- cbir el desarollo personal y el bienestar de forma aslada, al margen del impacto que el contexto social pueda tener en ellos. Nadie expresa su yo en un lenguaje hecho por si mismo y para su propio yo sino en el lenguaje heredado como la obra de otros. La individualidad tiene como exi- ‘gencia la creenca en la unicidad personal, pero gcuén Gnica ¢s esa unicidad?, gy en qué consiste realmente esa unici- ded? En virtud de su comiin natuialeza bioldgica y de co. ‘muunes normas de racionalidad el individuo en bésqueda de su individualidad comparte con otros individuos ne- cssidades y aspiraciones humanas. También compare, con sus compafieros de tiempo y cultura, tado aquello que les afecte a todos en esa época y en esa cultura. El individuo puede crear dentro de su propio yo una armonia nal de los elementos de su época. La unicidad de la indi. vidualidad es as la unicidad de estilo. Los elementos que forman parte de este todo estlizado pueden ser compar- | ! | EL progresivo desarrollo de la individualidad ‘Esta excepcional forma de concepcién de uno mismo como individualidad no salié de la nada sino que fue evo- lucionando progresivamente en el mundo occidental des. de el Renacimiento. Los aspectos indicadores de esa ‘evolucién se encuentran en la historia de la jautobiografia | desde la Edad Media, La tesis que se quiere probar en el resente ensayo'es la que sostiene que el Ilo dé la ssiogalcomaane forma cuban nasass Soe Gein b nage haw ee giro hacia la indivic ‘relativamente firmes y convincentes formas cul- turales que sostenfan la concepcién del yo y que dirgian Ja vida de los hombres medievales se fueron debilitando rogresivamente. ¢Quién, entre los hombres medievales, jPodia haber definido su yo en contraposicién al modele, ‘stistiano de la: lidad? Mientras que para el affo 1600 este hecho ya se habia convertido en tna posibilidad, en 1800 era ya incluso més que una probabilidad, La proba- bilidad de cambio era ain ‘mayor en la situaciéa cultural del Renacimiento italiano. Jacob Burckhardr. aporté una idea fundamental sobre el curso de ‘Buestra civilizacién’ al afirmar que el hombre, en los comiienzos de la moder: nidad occidental, se habia ido convirtiendo progresiva. mente en un «auf sich selbestgestellte Personlichtkeits: (apela més a sus recursos interiores) para renacer como ‘un «ein geistiges Individuume, un individuo que encuen- tra su coherencia en la visién mental de si mismo. ‘Cuanto nds se debilita el poder de los modelos tradicionales inclu. soen el caso de que sea solo un. mayor grado de indiferén- cla respecto a los mismos), menos seguridad encientra. al, hombre en su contexto cultural, en su realidad politica y‘ econémica, por lo que se verd abocado a responder a las siguientes preguntas: equién soy yo?, equién quiero ser? No dificil responder a estas preguntas si se tienen todavia ‘modelos vilidos. En su Secretum Petratca refleja ese atracti- vo dilema. Hasta ese momento, mientras todav‘a: ‘se man- tenian los modelos cristianos, lo nico que tenia que hacer ‘ ‘era situarse frente a ellos y medirse con ellos. Asi, en el segundo dislogo del Seeretum, su agustino interlocutor y 41 analizan de forma sistemitica I scuac de Petrarca en relacién a los siete pecados capitales. Sin embargo, el valor del modelo no es tan alto cuando se trata de otros asuntos, como son su grado de sinceridad en sus confe- ssiones, el incumplimiento de sus resoluciones 0 ese senti- miento de desgarro ante. ‘Preocupaciones tan conflictivas. Petrarea necesita saber quién es él y no por qué él no es quien se supone que deberia ser segtin éste o quel mode- 4 En esa bdsqueda de sf mismo tienen lugar complicados LALWAAAAeeerrerersevccnccccannann.-- __-

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