En las ltimas semanas he constatado la sentencia de
muerte en las canchas de ftbol de una valiosa tradicin de nuestra cultura, me refiero al ancestral minuto de silencio. Creo que todos hemos sido protagonistas por lo menos alguna vez de este homenaje brindado a alguna persona fallecida. Manifestacin intensa, sencilla y potente. Encuentro de un colectivo que se rene a travs del nico gesto de no emitir sonido durante un minuto. Un breve lapso de tiempo durante el cual se instala algo distinto y profundo, una pequea rendija a travs de lo cual se insina uno de los pocos asuntos humanos realmente importantes: no somos inmortales. Pues bien, mentes aggiornadas han inaugurado el minuto de aplauso hiriendo de muerte a lo que de todas formas ya est agonizando. Hemos perdido una de las pocas posibilidades de amasar el silencio en forma colectiva. Y ya no nos quedan muchas ms. Dmosle un rpido y distrado aplauso a esta nada original idea y sigamos aturdindonos despreocupadamente.