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¿Qué era aquello que estaban viendo? Ninguno lo -¡Osti, qué miedo si fuera verdad!- exclamó Sergio.
sabía a ciencia cierta. Pero la creencia más fuerte
entre ellos era que podía tratarse de un platillo Los tres se miraron estremecidos.
volante posado en el mar. Aunque jamás habían
2 visto uno, salvo en las películas y en los tebeos, -¿Nos vamos ya a merendar?- propuso Fede que- 3
chiringuito, y durante la merienda contaron en la Sin embargo, sí aparecieron muchas dudas ¿Qué
reunión familiar lo que creían haber visto. era realmente lo que habían visto? ¿Acaso había
sido un espejismo marino?
-Estos niños beben demasiada cocacola. La cafe-
ína y el sol los están trastornando-dijo el padre de Con estas interrogantes volvieron a la rutina vera-
Esteban después de haber oído la insólita historia. niega. Pero, días después, el destino les tenía guar-
dada una magnífica sorpresa.
Al día siguiente, nada más verse, volvieron a
hablar del suceso y se fueron al lugar del avista- Sergio, Esteban y Fede se disponían a pasárselo
miento: un farallón situado en el acantilado de bien en la playa con el juguete de moda, de ese
Barbate. Allí estuvieron largo rato a la expectati- verano. De repente, mientras sus amigos se lo
va de que la visión se repitiera, y así confirmar tiraban, Sergio, que iba unos pasos más adelan-
todas las conjeturas del día anterior sobre el tado, se paró en seco mirando hacia el mar como
carácter extraterrestre de lo que vieron. Mientras petrificado.
esperaban impacientes, charlaban sobre los plati-
llos volantes y el aspecto que podrían tener "los -¡Toma, cógelo!-exclamó Fede lanzándole el arti-
marcianos", cada vez más convencidos, de que la lugio.
nueva aparición sideral iba a surgir del mar salien-
4 do como disparada hacia el cielo. Pero este deseo El objeto cayó en la arena, pues Sergio no se 5
no se cumplió. Ni tampoco que el supuesto plati- inmutó. Sus amigos se extrañaron.
llo volante apareciera posándose en las aguas
oceánicas. -¿Qué te pasa, quillo? ¿Te has puesto malo?- le
preguntó Esteban al verlo tan pálido.
A los tres días de aquel acontecimiento, dejaron
desilusionados el puesto de observación, pues -No... pero mirad lo que hay en la orilla- respon-
nada de lo que esperaban volvió a aparecer. dió Sergio tartamudeando.
-Y vosotros decíais que era un platillo volante- traban en el Mediterráneo porque les gustan
reprochó Esteban. especialmente las medusas(su alimento favorito)
de este mar. Pero los viejos y sabios pescadores
-Yo no. Ese era el Sergio, que tiene mucha fanta- del sureste de la Península Ibérica tienen desde
sía. antaño otra teoría. Ellos dicen que vienen para
escuchar el mismo lenguaje que oyen en las pla-
-¿Yo? ¡Si fue él-refiriéndose a Esteban-el primero yas de América Latina, a sus colegas los pescado-
que dijo que era cosa de extraterrestres!- protes- res de allí.
tó Sergio.
En aquellas playas lejanas se repite desde tiem-
Esta tortuga gigante que estaba en un gran aprie- pos inmemoriales, su ciclo vital de supervivencia;
to se llamaba Kurma, y pertenecía a la especie pues nacen surgiendo de la arena e inician una
denominada tortuga laúd; la tortuga más grande carrera hacia el mar, llena de peligros, ya que son
que existe en el planeta. Un ser viajero que cono- atacadas por los depredadores.
cía todos los mares del mundo, desde el Ártico
hasta las aguas tropicales de Australia, y al que
en su larga vida y en sus muchos viajes le encan-
taba visitar el Mediterráneo; "El Mare Nóstrum",
10 como lo llamaban antiguamente los romanos, y lo 11
definen muchos de los pueblos y etnias que habi-
tan sus costas.
Las fuertes corrientes del Estrecho de Gibraltar y todas las precauciones del mundo por si el animal
su estado de salud no le permitieron llegar dema- le pudiera atacar, empezó a tirar de la bolsa con
siado lejos, y se dejo llevar por el oleaje hasta los dedos, retirando la mano al instante para evi-
alcanzar una playa del pueblo de Barbate, muy tar un posible mordisco.
cerca del acantilado del Parque Natural de la
Breña. Sorprendidos, sus amigos admiraron la valentía
de Esteban, que en uno de esos tirones, logró
Y fue aquí donde la encontraron los niños, que sacarle un poco la bolsa maldita; lo que provocó
después de un rato junto a ella no salían de su que también ellos se armaran de valor y quisieran
asombro. ayudar a la tortuga gigante.
-Creo que está enferma. La bolsa de plástico que Fueron a acercarse más, pero entonces Kurma
tiene en la boca no la deja respirar- dijo Sergio hizo otra vez su ronquido y se movió casi un
acertadamente. metro, creando el pánico entre los niños, que se
escondieron detrás de una barca.
-Qué pena. Se va a morir-se lamentó Fede.
-Vámonos de aquí, que nos va a atacar-dijo teme-
-¿Qué podemos hacer por ella?- preguntó roso Fede-. Será mejor que se lo digamos a la
14 Esteban. Sergio y Fede no respondieron. Kurma policía local. 15
volvió a mover la cabeza hacia arriba con la bolsa
atascada en la boca como queriendo buscar el Pero Esteban no hizo caso y volvió a acercarse
aire que le faltaba; su rostro expresaba desespe- despacio a la criatura marina, y vio que ésta no
ración. expresaba ira en sus ojos, sino que le salía de sus
ojos un líquido viscoso, que él supuso que eran
De repente, en un reflejo de osadía, Esteban se lágrimas de agradecimiento. (Al menos así lo
acercó a la tortuga laúd y despacio, tomándose creyó Esteban.)
-Tengo que seguir ayudándola- dijo-. Y volvió a co, dándole ánimo a la tortuga que parecía cola-
tirar de la asfixiante bolsa de plástico, esta vez borar.
con más confianza consiguiendo sacársela un
poquito más, mientras sus amigos seguían expec- La zona de playa en la que se encontraban no
tantes la acción, detrás de la barca. era de las más concurridas, puesto que tenía
difícil acceso para los coches; no obstante, cada
-Chico, déjame a mí, que soy veterinario-escucha- vez se fueron agrupando más curiosos, que se
ron decir detrás de ellos. Ninguno se había perca- quedaban asombrados con el enorme animal. La
tado de la proximidad de aquel hombre. Éste, concentración formaba cierta escandalera, que
observó a Kurma y dijo: -Se morirá si no le quita- el veterinario quiso evitar pidiendo silencio, para
mos la bolsa pronto. Voy a mi coche a por mis ins- poder concentrarse en la operación que estaba
trumentos. No hagas nada; sólo procura que esté realizando.
tranquila. Ahora vuelvo. Y no os preocupéis, esta
criatura no es peligrosa. Me vais a ayudar a sal-
varla ¿verdad?-
-Si quieren ustedes ayudar, tráiganme algunas toa- La expectación era total, y ahora todos los allí
llas húmedas para que la tortuga no se deshidrate- reunidos se conjuraron para que la operación
pidió el especialista. Rápidamente trajeron varias saliese bien, mandándose callar unos a otros para
toallas mojadas y se las echaron encima a Kurma. respetar al máximo el trabajo del veterinario, que
demostraba otra vez su pericia. Pero la tortuga
Por fin se la sacó, y todos los allí presentes aplau- parecía sentir más esta intervención que la ante-
dieron entusiasmados. rior, y el sanador especialista pidió ayuda a los
bañistas para que la buena de Kurma permane-
-Un momento; que aún no podemos cantar victo-
ciera inmóvil.
ria- dijo el veterinario en tono inquietante.
-¡Bieeen!-exclamaron todos al unísono cuando el
(Recuerda lector, que Kurma se tragó dos bolsas,
veterinario enseñó, agarrada por unas pinzas, la
y la segunda le aparecía en la boca como una len-
segunda bolsa. Algunos abrazaron al doctor de
gua blanca burlona).
animales colmándolo de halagos; incluso uno de
ellos, al darle el abrazo, le dijo-:
-Umh, ésta va a resultar más complicada - se
lamentó-; pero tenemos suerte de que le sobre-
-Eres un mago-. A lo que, el ya famoso veterina-
salga un poco.
rio respondió con ironía: -Me ha descubierto
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Lo que había pasado para suerte de nuestra tortuga usted, amigo; pero no he terminado-. Y cogió de 19
laúd, era que en su afán por digerirlas, sus podero- su maletín una especie de tubo negro, largo y
sos músculos del estómago habían provocado que elástico, conectado a un aparato electrónico, y
las bolsas se enredasen en el mismo, y cuando el con habilidad se lo metió por la boca a la tortuga.
veterinario le sacó la primera, tiró también de la Miró lo que el aparato le indicaba, y dijo.
segunda, que se quedó como ya se ha dicho.
-Perfecto. La sonda me indica que no tiene más
-Vamos a intentarlo-dijo con determinación. plástico en su estómago.
Muchos de los veraneantes iban a la playa donde Sí. Hay mucha y variada vida extra-terrestre que
había varado Kurma, y a los acantilados, para ver tenemos que proteger.
si por aquella zona marina aparecían otras tortu-
gas laúdes, cosa que no se produjo más aquel ¿Dónde?
verano.
Marinero en tierra. Pon tu granito de arena.
Esteban, Sergio y Fede, contaron casi a diario a
todos aquellos que les preguntaban, la historia
que les había sucedido con la legendaria tortuga,
lo que provocó que les asignaran un alias, llamán-
dolos: "Los Salvaores de Tortugas". Sobrenombre
que no les hacía mucha gracia, pues pensaban
que se lo decían con cachondeo. _________________