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CESAR VALLEJO

LOS CREADORES DE LA PINTURA INDO-AMERICANA


Pars, 1929

En Amrica deberase evitar, ms que en parte alguna, la


superchera de los "nios prodigios" y de las obras de
fulminante ejecutoria. Los indo-americanos somos ya, por
ndole y por naturaleza telrica, precoces. Estimular, con el
mito de los "nios prodigios", nuestra precocidad y la
falencia temprana de nuestra vida, es peligros y hasta
funesto.
A los treinta aos, hemos dado ya toda nuestra sangre, en
arte, en vida, en novelera. "Si pasa usted los treinta aos,
-me deca un inteligente amigo peruano- con toda felicidad,
es decir, sin perder ni mancillar su austeridad espiritual y su
fe creadora, est usted salvado. Temo que a los treinta aos,
cuelgue la lira y aterrice". Hasta los treinta aos creemos,
amamos, odiamos, remos exclusivamente y lloramos
exclusivamente. Despus se llora riendo y se re llorando.
Viene el escepticismo total o parcial, refugiando, en este
ltimo caso, nuestra fe vital, en el jamn superior y en el
queso de vaca. Despus reemplazamos el noble y
desinteresado espritu de la primera juventud, por un prctico
y bovino sentido comn. En contados casos sobreviene el
suicidio, la locura, un...(1) o una esttica borrachera de
desesperacin. Nos volvemos pesimistas est-

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