Está en la página 1de 17
2. EL DERECHO COMO INSTRUMENTO DEL CAMBIO SOCIAL En las sociedades occidentales y durante el siglo xx, la legislacién ha sido mui ‘més ambiciosa de lo que hubieran podido imaginar pensadores como Savigny, Sumn Ehrlich, que aunque Ia trataron como fuente del Derecho y se ocuparon de su poder y ‘cuestiones relativas a él, dificilmente podrfan haber sospechado que afios més tarde se rian serios intentos de usar el Derecho del Estado para planificar 0 estructurar a gran es las empresas econ6micas, para promover una revolucién pacifica en las relaciones soci —por ejemplo, mediante el Derecho antidiscriminatorio—, y para fomentar actitude! creencias, de un modo mucho més ambicioso del que se podria haber intentado en ante! res perfodos de la evolucién social. ‘La modema idea del Derecho como insirumento de planificacién a gran escala d vida social y econémica, apenas podria haber sido tomada en serio cuando el Estado era nos poderoso, tenia menores facilidades tecnolégicas para vigilar y controlar, y menos p bilidad de contar con vastas redes de comunicacién controladas a través de los medio: comunicacién social: ‘Ya sc ha aludido al tema de la relacién entre el Derecho y el cambio social, aun cen nuestras sociedades esta relacién adquiere nuevas formas; en ja teor‘a discutida en el pitulo anterior, se fundamenta el Derecho en la experiencia social cotidiana, lo que cor dice los puntos de vista de «sentido comin» en nuestras sociedades, en que se entie Derecho como instrumento del poder y como medio de gobernar; puesto que el gobierno centralizado en el Estado, el Derecho se presenta tinicamente como Derecho del Estado diferencia de las «normas de decisi6n» de EhrlichDesde la éptica profesional y de b parte de los ciudadanos, se percibe cada vez més como algo distinto y separado de la dad que regula; se hace posible hablar ahora de un Derecho que actia sobre la sociedad, que de un Derecho como aspecto de ella; se tiende a interpretar el Derecho ¢omo i ‘mento independiente de control y direccién social, con un cardcter auténdmo; el moc sistema juridico aparece, asf, como conjunto de mecanismos especificos de gobiemo, utiliza una doctrina racionalmente construida, que crean, interpretan y aplican organi estatales especializados. ROGER COTTERRELL echo moderno y Estado moderno La cuestion que se plantea a partir de estos supuestos y en relaci6n con el tema que ‘cupa, puede enunciarse como una interrogaci6rt sobre el grado en que el Derecho in jc independientemente en el cambio social en el mundo actual La pregunta sobre la po- lidad de que el Derecho reestructure los mores de una sociedad se convierte asi en una tin te6rica, por no estar en modo alguno clara la conexién entre el modemo Derecho y 808 vigentes en la sociedad que parece regular. En nuestro sistema, la legislacién la es- cen ciertos grupos gobemantes 0 especialistas profesionales, e incluso cuando es crea. 1 asambleas democréticamente elegidas, resulta ser con frecuencia algo distinto de un idato popular especifico; buena parte de ella no es ni siquiera entendida por muchos ciu- 108, algunos pueden incluso llegar a ignorar que existe.’ «La cuestién consiste en averiguar si y por qué medios se ha vuelto el Derecho algo to de sus rafces sociales y culturales, o puede volverse, hasta el punto de poder ser de- idamente usado para cambiar las pautas de la vida social; si deberfa usarse de esta for- cuestién de decisién politica de los legisladores, a la vista de lo que pueda estable- sobre sus capacidades y limitaciones; en el ambiente intelectual en que trabajaron Sa- © Sumner, la respuesta a estas cuestiones era obvia: en la medida en que el Derecho mcibe como parte de la sociedad —entendida ésta como un todo—, no puede «ser se- lo» en ningiin sentido, ni «actuar sobre» la sociedad. Pero cuando el Derecho se concibe solamente como instrumento del poder estatal, sucede casi invariablemente en nuestras sociedades, su estructura aparece como sepa de otros aspectos de la regulacién social; su efectividad no se entiende ya como deri- de Id congruencia con los mores sociales, sino de la concentracién de poder politico =presenta el Estado; 1a conciencia popular, los vinculos entre el Derecho y la mo arecen relajarse, y eventualmente desaparecer. En los escritos de Ehrlich se problema a la relacién entre las normas de decisién y las pautas'de pensamiento y conducta exis- fen Ia sociedad global; tanto para el legislador como para el ciudadano ordinario, el ho va siendo cada vez més una regulaci6n puramente técnica, que en gran parte care- elemento alguno moral; su alejamiento de los mores del grupo conduce al resultado de uena Parte de él deje virtualmente de existir en la conciencia de muchos. ciudadanos, formandose en un cuerpo esotérico de conocimientos disponible solamente para los Como regulacién técnica es, no obstante, capaz. de cualquier usa; al quedar exento raices sociales, queda disponible como mecanismo auténomo de poder; el Derecho 10 €5 un instrumento del Estado modemo. Hay que considerar dos aspectos de la autonomia del modemo Derecho occidental 0 es su capacidad para funcionar como agente auténomo de control social, no de- nte de Ia moralidad o la costumbre; forma de aparente autonomfa equivalente 4 Ia del con respecto a la sociedad. El Estado incluye el conjunto de los elementos especifi- te politicos de organizacin de una sociedad, que tienden en nuestras sociedades a vol- recientemente concentrados y centralizados en instituciones y procesos especificos, ‘omo las Burocracias gubemamentales; representa una especial concentracin de poder ‘escape 5. » | | i INTRODUCCION A LA SOCIOLOGIA DE. DERECHO 55 politico y ostenta el monopolio de la fuerza (Weber 1978:56, 65). Este importante fenémeno ‘ecidental fue puesto de relieve por los pensadores decimonGnicos, que se refirieron a él como proceso de separacién entre «Estado» y «sociedad civil»; esto es, esfera «publica» de gobiemo, politica e intereses colectivos, y esfera eprivada», de intereses individuales, rela- ciones,consiguientes, y transacciones basadas en los conceptos de propiedad privada y con- trato. 1B Derecho parecfa cada vez mds alejado de la Sociedad, inevitablemente, en la medi- dia en que se alejaban las esferas publica y privada, y el Estado extendifa su control a secto- res cada vez mas amplios de la vida social. © La segunda cuestién es en qué medida son las instituciones juridicas autGnomas res- pecto a otros aspectos del Estados{en qué medida ¢s el sistema juridico auténomo con res- pecto al politico. Esta cuestién se abordaré en el capitulo tercero y siguientes, Por el mo- mento, nos ocuparemos de la primera de las cuestiones planteadas: la capacidad del Dere- cho para funcionar como agente independiente de cambio en la sociedad. Analizaremos parte de la literatura relacionada con el problema de si el Derecho, o algtin tipo particular de Derecho, puede promover o configurar el cambio social en nuestras sociedades. Cambio social Es esencial, aunque no facil, establecer el concepto de cambio Jo mas unfvocamente posible, por la variedad y ambigtiedad de usos que se hacen de é! en las teorfas que intentan ‘explicar la naturaleza del Derecho en forma autosuficiente, Laurence Friedman y Jack La- dinsky, en el contexto de una discusién sobre los efectos sociales del Derecho, lo definen ‘como «cualquier alteracién no repetitiva en Tos modos de conducta establecidos en una so- cciedad» (Friedman y Ladinsky 1967:50). Es importante la cualificacién «no repetitiva», pues Ja definicién reconoce que pocas sociedades, si alguna, son completamente estéticas; en cualquier tiempo y lugar hay seguramente cambios en el bienestar econdmico, las tecnolo- ‘fas 0 las actitudes bésicas de los ciudadanos/ Solo hay-cambio social cuando cambia la es- tructura social —pautas de relaciones, normas y rotes,.Un cambio, en las pautas de relacio- nes raciales o étnicas puede constituir cambio social; jento 0 descenso en el nivel de bienestar econémico, 6) La legislacién debe distinguir, por tanto, entre regulacién del ‘cambio y direccién econémica, aunque evidentemente ambas se influyan, “Un concepto més amplio de cambio social reconoce en él distintos niveles y érdenes (Grossman y Grossman, eds.,'1971:4). Joel y Mary Grossman distinguen la proporcién, de Ja magnitud y la finalidad del cambio, que puede ser creciente, global o revolucionario, pu~ diendo ser entendida su finalidad de acuerdo con cada uno de los estadios 0 niveles. Puede simplemente altear las pautas individuales de conducta —¢j., un crecimiento o disminucién del ndmero de abortos, un cambio en las tasas de natalidad—; las normas y pautas grupales, para con el propio grupo o respecto de objetos extemios como el sistema politico, eeonmi- 0 0 social —ej., la remocién de abstéculos al empleo de negros en puestos de los quc es taban excluidos por la discriminaciGn—; por tiltimo, puede alterar los mores 0 valores basi- ‘cos de la sociedad, cambio éste que resulta «el més dificil de describir ¢ indud més dificil de realizar» (1971:6). f ‘=Estas ideas representan un razonable punto de partida explicativo, siempre que S€ Te conazca aue los tres niveles de. cambio estén mutuamente imbricados en complejas formas. 56 ROGER COTTERRELL - Hay que afiadir algo sobre la cuesti6n de la «medida» del cambio social. Es claro que hay variaciones considerables de una sociedad a otra, que dependen de asuntos tales como el progreso tecnolégico, el entomno natural, el desarrollo politico, la unidad o diversidad cultu- ral, Ia extensién de Ia interaccién gon otras sociedades:fen tanto aumenta la capacidad de controlar y explotar el ambiente natural, el ritmo del cambio social se acelera. «Las socie- dades modernas... estén orientadas @l cambio; lo que significa, no solamente que estdn cam. biando, sino también que quieren cambiar» (Friedman 1969:38). 2 Muchas sociedades cambiatt a Io largo del tiempo, con independencia del nivel de desarrollo social, politico y econémico, en respuesta a variaciones del entomo y presiones intemas y extemas; la idea de que las sociedades «primitivas» son poco cambiantes deriva en dltimo término del hecho de que s6lo las sociedades que poseen escritura pueden reco- nocer y evaluar sus cambios de una forma que no sea intuitiva y asistemiética; en las soci dades sin escritura Ia historia y el mito suelen ser dificiles de separar; la escritura hace po- sible la tasacién del cambio, la reflexién mas cuidadosa y elaborada sobre la experiencia de las anteriores generaciones, y una planificacién del futuro a la luz del anélisis sistemético de esta experiencia colectiva, es reconocido como tal en Estados Unidos, pero.no en Gran Bretafta (Wacks 1980). La intimidad es sin duda un interés de vital importancia, pero una definicién del mismo, que sea operativa para el Derecho, resulta diffeil y controvertida; rastrear hasta sus races las ofensas a la intimidad puede «exigir algunos sacrificios de los intereses del secreto y la sen- sibilidad» (Pound 1917:163). En muchas éreas de la vida social, hace notar Pound siguien- do a Ehrlich, las sanciones del Derecho estatal parecen inttiles, sirviendo més para destruir ‘que para reparar las relaciones sociales. En sus tltimos escritos, Pound menciona otra limitacién especialmente significativa: el Derecho depende de las partes interesadas, no profesionales, para poner en marcha su ma- uinaria; ello implica que las personas estén motivadas para hacerlo, para invocar las reglas ¥y procedimientos legales y apoyar as{ sus intereses. Incluso en el Derecho penal, cn que la iniciacién de los procesos se realiza por agencias estatales en nombre de la Corona o el Es- tado, la actuacién piblica depende en buena medida de la informacién que las personas fa- cilitan a los organismos ejecutivos como la policfa. Muchos otros derechos necesitan, para su ejercicio, de una accién civil,® incoada por la persona, grupo 0 corporacién agraviados, con vistas a una retribucién mediante remedios tales como indemnnizaciones (pagos en di- nero compensatorios 0 punitivos), interdictos (orden de continuar o desistir de un particular curso de accién) 0 declaracién (de los derechos y deberes aplicables). Para que el Derecho sea efectivo, quienes deben invocarlo o cumplirlo deben poner en accién Ia maquinaria. El Derecho necesita establecer incentivos para su propia utilizacién, asegurar la disponibilidad de remedios deseables y adecuados para quienes ha de ayudar 0 proteger, remedios sufi- cientemente atractivos como para motivar a la victima de précticas antijuridicas a buscar la ayuda del sistema juridico, Hacer buena a la gente mediante el Derecho? No siempre se tienen en cuenta las anteriores consideraciones; medidas penales ina- decuadas no son infrecuentes, y los ciudadanos carecen a menudo de mativacién para invo- car las prescripciones del Derécho civil. Se tata 2 veces de lo que se ha dado en llamar «le- gislacién educativa», dirigida mas a la promocién de ideales que a la defensa de derechos. 2._ Bl keno sly iis ine varios sigieados. uo aga om conte con ley penal debe ding el wo aie 28 4 12 tonino parser sss junies espns tsa or pics de drt romano can el ques dsngit Se Common Lan ies 6 ROGER COTTERRELL La primera British Race Relations Act, de 1965, intentaba la conciliacién antes que la repa~ racién legal; hasta el Acta de 1976, quienes alegaban set objeto de discriminacién racial no podian llevar el caso directamente ante los tribunals. En 1967, poco antes de la redaccién de una segunda Acta, el entonces Comité de Relaciones Raciales propuso las bases para una legislacién antidiscriminatoria, en cinco puntos: 1) deberfa suponer tna declaracién inequ ‘yoca de politica contra la discriminaci6n; 2) deberia ayudar a quienes, no deseando discri- rminar, se encontraban sometidos a una presidn social para hacerlo; 3) deberia porporcionar proteccién y reparacién a los grupos minoritarios; 4) deberia proveer medios para un pacili- co y ordenado ajuste de agravios y relajacién de tensiones; 5) deberia reducir los prejuicios, disuadiendo de las conductas en que encuentran expresién (citado en Lester y Bindman 1972:85). Varias de estas propuestas exceden los usos de reparacién o control, y la iltima de cllas apunta inequivocamente a la funcién educativa del Derecho: cambiar las ideas me- ddiante la influencia en la conducta. En fos planteamientos de Pound no hay sefial alguna que permita concluir que tal uso de la legislacidn pudiera nunca tener éxito; se afirmaba simplemente que, en su celo por pro- mover ideales, el legislador olvida a veces los intereses individuales y permite al Derecho incidir directamente en ellos (Pound 1917:165-6), sustituyendo la iniciativa privada en su defensa, La ejecucién del Derecho se ha tratado frecuentemente en relacién con los llama- dos «delites sin victimas» (Schur 1965), 0 delitos en los que, en wltimo término, nadie se re- ‘conoce como victima, entre los que se incluyen ciertos delitos de drogas y sexuales, en que el consentimiento no es defensa, y en que la invocacién del Derecho parece hacerse para re- forzar principios morales, con independencia del dafio causado a otros o a sf mismos, Puede haber precepios que se crean solamente, 0 principalmente, para adoptar sim- bolos o ideales, sin tener en cuenta una consideracién realista sobre las posibilidades de cumplimiento efectivo de los mismos. En la Jegislacion simbélica, a diferencia de lo que su- cede en Ia educativa, no existe una seria intencién de producir cambios sociales significati- ‘vos; su objetivo es més bien armonizar intereses opuestos de varios sectores sociales para evitar el cambio, Siendo por otra parte tan dificil determinar con exactitud las intenciones del legislador? estas dos categorias de Derecho no siempre pueden distinguirse claramente. La legislacién simbélica sera examinada con més detalle en el capitulo 4. = jPuede el Derecho cambiar creencias y conductas? ;Puede actuar tanto en el «inte- rior del hombre» como en su «exterior»? En un estudio publicado en 1952, dos afios antes de la histérica decisién de la Corte Suprema de los Estados Unidos en el caso Brown v. Bo- ard of Education of Topeka,* que proscribia la segregacién racial en el sistema educativo americano, escribia Morroe Berger: «Si bien es cierto que el rea de actuacién del Derecho es la conducta “externa”, también lo es que, en una sociedad urbana secularizada, este cam- po incluye cada vez mayor nimero de relaciones», y que «el Derecho puede tener mucha in- fluencia en esos actos “externos” que afectan el ejercicio de descos 0 aficiones privados 0 cconstituyen sus presupuestos, deseos y aficiones que se entiende excedet los limites de la actuacién del Derecho» (Berger 1952:172)! Se.ha dicho también que la actuacién juridica, ue parece controlar solamente la conducta «extema», puede tener como consecuencia ha- cer més encubiertas y dificiles de detectar las prdcticas y actitudes que realmente afectan al 2 Vente pp. 7213. INTRODUCTION & LA SOCIOLOGIA DeL DERECKO 6 Derecho» (Dror 1959). En estas cuestiones es grande la variedad de opiniones, que reflejan diversas concepciones juridicas y distintos puntos de vista sobre los efectos del Derecho; para algunos, «la legislacién y la educacién no son incompatibles, al ser la primera una po- derosa forma de educar» (Lester y Bindman 1972: ‘| jurista americano Lawrence Fried- man, tratando de una decisién de la Corte Suprema de California, que alteraba la funda- mentacién juridica de a financiacién de la educacién en el Estado, escribié que «muchos coups d'état en pequefios paises habjan supuesto menos cambio social. que este tranqui- Jo coup d'état en un tribunal» (Friedman 1973:27); un eminente laboralista habla de la «creencia mégica en la eficacia del Derecho para estructurar la conducta humana y las re- laciones sociales, calificdndola de «supersticién», de gran importancia politica, pero tinica y exclusivamente supersticién (Kahn-Freund 1969:311); y Ehrlich, polémico como de cos- tumbre, proclama: «deberemos hacernos a la idea de que, simplemente, ciertas cosas no pue- den hacerse mediante una ley» (1936:375). Como en otras ocasiones, el peligro de estas pos- turas es generalizar demasiado a partir de una experiencia juridica particular. ~ La historia del Derecho presenta grotescos y costosos fracasos en el intento de usar- Jo para alterar enraizadas pautas de conducta social; ¢l mas conocido es el realizado en los altos veinte y principios de los treinta para prohibir la elaboracién, transporte y venta de be- bidas alcohdlicas» Una Enmienda (la dieciocho) a la Constitucién de los Estados Unidos, y el establecimiento de medidas draconianas, no consiguieron hacer efectivo el cumplimiento de los propésitos declarados de la disposicién; las sanciones previstas incluian multas de diez mil délares 0 prisién de cinco afios, o ambas, para cada delito; incautacién del licor prohibido; pérdida de los vehiculos empleados en el transporte, y clausura de los locales de fabricacién, sin indemnizacién al duefio, aunque no formara parte de la organizacién delic- tiva ni tuviera conocimiento de lo establecido. Mas de 750.000 personas fueron detenidas entre 1920 y 1932, fecha de la derogacién de la «ley seca»; se impusieron multas por més de 75.000.000 de délares y se incautaron propiedades por mas de 205.000.000 (Warbuton 1933:505-6). El niimero de procesos en las Cortes Federales de justicia pasé de 35.000 al afio en 1922, a 61.383 en 1932. En 1930, sc incautaron 282.122 destilerias ilegales, con sus correspondientes maquinarias, y alrededor de 40.000.000 de galones de liquidos espiritosos, licores de malta, vino, sidra, pasta y manzana pisada. Pese_a todo ello, Ja disposicién tuvo poco efecto sobre el consumo de alcohol, especialmente entre profesionales y ejecutivos; se- gdn un comentarista, tanto esfuerzo inefectivo enfrenté a América con la prohibicién, pero el movimiento por Ia derogacién solamente se puso en marcha cuando Ia escalada de activi- dad represiva bajo la administracién Hoover «empez6 a meter en la cércel a ciudadanos res- petables» (Sinclair 1962:212). En la actualidad hay acuerdo sobre los principales factores que hicieron periencia de control social mediante el Derecho, un completo fracaso. La presién polici fue, en tltimo extremo, débil, y los distintos organismos ejecutivos carecieron de coordina- cidn y medios suficientes para enfrentarse a las organizaciones que controlaban un comercio de licores altamente lucrativo; ni el Congreso ni los Estados Federales pusieron en marcha una adecuada maquinaria’ ejecutiva, y el primero deneg6 repetidamente las se ee que se pedian para este trabajo. Pero quiz lo més importante fueron las fuerzas SOci xe se oponian a la disposicién, surgidas del movimiento abstencionista americano, de origen fe ligioso, y relacionadas con profundos conflictos morales y formas de vida contrapue para un comentarista, se trataba de «un intento de las poblaciones rurales y pueblos (para 6 ROGER COTTERRELL ‘mantener su declinante influencia, ¢ imponer suis modos de vida sobre los habitantes de la ciudad, dado que el mantenimiento de clubs, salones, bares y un extensivo trfico de licor, cra sustancialmente un fenémeno urbano (Warbuton 1933:504). + La promulgacién de la ley se interprets como una victoria de ciertos sectores de la sociedad americana sobre otros, siendo los vencedores capaces de introducir en el Derecho sus propios valores y creencias (Gusfield 1963).tBn este y otros aspectos, Ia prokibicién agravé los conflicios sociales, moralizé abiertamente, y pudo eventualmente aparecer como sectaria y arbitraria, pese al amplio apoyo aparente que recibié al establecerse. A principios de los aos setenta, las leyes que penalizaban la posesién de marihuana fueron calificadas ‘como la «nueva prohibicién», dando a entender que Ia politica legal en este terreno era igual. mente equivocada, al intentar —sin efecto— penalizar una conducta no del todo probada como perjudicial sino interpretada moralisticamente por el Derecho, pese a su amplia acep- tacién por grandes sectores de la poblacién americana (Kaplan 1971). Estrategias legislativas para promover el cambio social El grotesco y exético caso de la ley seca proporcioné algunas lecciones generales; el ‘modo de hacer efectivo el Derecho es claramente una cuestién tan importante como su con- ‘enido. La naturaleza de las organizaciones ejecutivas, el grado de compromiso de los agen. tes de cjecucién, su moral, y —factor muy importante— la cantidad de recursos disponibles para asegurar el cumplimiento, todo cllo constituyen elementos de capital importancia, Tam. bien lo es la estrategia de coercisn o persuasion empleada; en un articulo muy citado, el s0- cidlogo Yehezkel Dror (1959) distingue entre usos directo e indirecto del Derecho en la pro. mocién del cambio; haciéndose eco de pensadores anteriores, afirma la problematicidad de lun uso directo del Derecho a tal fin —un intento directo de cambiar conductas, y quizé tam. bign actitudes, mediante la imposicién de deberes que implican esc cambio, a sujetos juridi- os individuales; pero el Derecho, arguye Dror, puede jugar y juega de hecho un importan te papel indireeto en la promocién del cambio, de varias maneras. En primer lugar, sirve de estructura ainstituciones sociales que, ellas sf, influyen direetamente sobre la cantided o na. turaleza del cambio social; asi, los preceptos que establecen un sistema educativo compulsi- Yo condicionan la finalidad y cardcter de las instituciones educativas que, a su vez, pueden influir directamente sobre el cambio social; el Derecho de patentes, que protege los derechos de los inventores,favorece la investigaciéa y promueve un desarrollo de las tecnologias, que incide directamente en el cambio social; negativamente, las restrcciones legales a las liber. tades de asociacién o discusin, ala revelacién de informacién necesria para la evaluacién ctitica de las acciones de gobiemo, o al contacto con otras sociedades, pueden impedir o di- ferr el desarrollo de nuevas ideas que contribuyan al cambio. En segundo lugar, el Derecho proporciona la estructura a organizaciones instituidas cspectficamente para promover cambios en la sociedad. En el siglo xx es normal establecer legislativamente comités, mesas de negociacién u otras organizaciones encargadas de pro- ‘mocionar fines politicos determinados; por ejemplo, en Gran Bretafa, el Industry Act 1975 re6 el National Enterprise Board, con la finalidad estatutaria de colaborar en el desarrollo de Ia economfa del Reino Unido, promocionando la inversidn industrial a gran escala, por medio de préstamos, garantias o participacién en capital; en 1980, con nuevas prioridaces i eeeEEnEEEEEEmeEEemmmmeemeteeeee ee) INTRODUCCION A LA SOCIOLOGIA DEL DERECHO 3 sociales y econsmicas adoptadas por el gobiemo, sus objetivos fueron abruptamente desvia- dos, de la propiedad piblica y la democracia industrial, a la propiedad privada de la indus. tria, por medio de la enajenacién de acciones y otros titulos.* _-Una tereera estretegia legal que menciona Dror es la creacién de deberesjuridicos en sitaciones que favorecen el cambio; podrian citarse como ejemplos os numerosos impues- tos espevificos locales por prestaciGn de distintos servicios pablicos: en Gran Bretana end, dlitos oficiales a las autoridades locales para planes de educacién comprehensiva o venta de granjas alos agricultores. Finalmente, afiade Dror, el mantenimiento por medio del Derecho 4e Ia estructura econsmica de libre mercado es «uno de los mecanistnos mas importantes de cambio social en muchos pafses»; en capitulos posteriores se hardn algunas consideraciones sobre esta afirmacién. —Estos mecanismos de promocién indirecta del cambio se han usado ampliamente en los paises industralizados, con muchas variedades y refinamientos técnico-legislativos: low valores y orientaciones de los gobiemos influyen en la eleccién de estrategias, aunque no se acepta en general la modema idea de uso politico del Derecho y su aplicacién al control o influencia del cambio social. La legislacin briténica de los afios setenta promovié con en, tusiasmo gran ndimero de comisiones especiales y organizaciones anélogas en la promociGn 4 sus poiticas; en un solo ao, 1976, el Fair Employment (Northern Ireland) Act, para pro- ‘mover la igualdad de oportunidades entre personas de distintos credos religiosos, cred tina Fair Employment Agency encargada de hacer cumplir los objetivos de la disposicién, me. iante la eliminacién de ia discriminacién; el Development of Rural Wales Act establecio una misi6n de seguimiento con poder para expropiar tierras y promocionar el desarrollo eco. némico y social de la zona y en particular de nuevas ciudades en ella; similares organiza. iones son importantes en los esquemas de los Theatres Trust Act, Dock Work Regulation Act y Health Services Act, del mismo aio. Contra Ia proliferacin de este tipo de organiza. ciones se ha producido en los iltimos afios una fuerte reaccién, pero siguen siendo con evi, dencia los més poderosos instrumentos de la politica legislativa (ej, Barker, ed. 1982; y ver cap. 8), La reciente legislacién muestra que no ha habido una reaccién comparable frente a |a creacién de nuevas exacciones por autoridades gubemamentales, por ejemplo, locales: la ampliacin de las facultades juridicas de los gobiernos; la concesiGn de garantias especiales, Préstamos 0 exenciones fiscales; las modificaciones en los poderes de organizaciones gu. bemamentales 0 cuasi-gubernamentales; y la puesta en marcha de nuevas estructuras insti_ Uucionales para introducir cambios en las ya establecidas.* Finalmente, hay también nu ‘merosos ejemplos del uso directo del Derecho para introducir cambios sociales, mediante la imposicién de deberes juridicos sobre tos individuos; los més evidentes son seguramente los Propios del Derecho antidiscriminatorio, aunque hay otros, mds confusos, pero igualmente Significativos. En 1976, el ihimo British Race Relations Act establecié una poderosa es- ‘tuctura institucional para la reparacién y la investigacién de pricticas discriminatorias; en ¢1 mismo afo, sin embargo, el Food and Drugs Act establecié sanciones legales directas para los infractores a la legislacién sanitaria, que inclufan el cierre de los locales; el Crofting Re- Jorm (Scotland) Act implant6 medidas de seguridad y proteccidn para ciertos trabajadores 5. Indy Ast 980,810, (© Gt Edna Ae 9H, Paice Ar 176 on ROGER COTTERRELL, agricola, que tuvieron serias consecuencias para la organizacién de esta clase de trabajo, Es- tos ejemplos no aclaran Ia eficacia real de tales medidas, pero presentan estrategias legales {que permiten concluir que el Derecho puede tener poderosos efectos en la reestructuracién de las relaciones sociales Requisitos para una accién legal efe Varios autores han tritado de especificar las condiciones bajo las cuales el Derecho puede influ en las conduct, y quiz4 en las atitudes, de forma efectiva. Por ejemplo, el reialisia William M. Evan, a la vista del Derecho americano sobre relaciones raciles, se- Fala siete condiciones que offecen buena materia de discusi6n (Evan 1965). En primer tur gar la fuente del nuevo Derecho debe estar dotada de autoridad y prestigio, En las demo- Gracias oecidentales, Ia Iegislacién satisface esta condicién mejor que en otros sistemas: ¢l nandato democritico de legislatura legitima las acciones dirigidas a producir cambios, se- guido en la escala de prestigio por los reglamentos, las decisiones de los organisms ejecu~ tivos y las sentencias de los tribunales. Hay que adverir que, al hablar de tribunales, no se reffere a su prestigio en general, sino a su legitimacién como organismos eecutivos, cucs- tion mas ampliamente discutida en el capitulo 7; la Corte Suprema de los Estados Unidos ‘uscit6, en efecto, una enorme controversia en los afios eincuenta y sesenta, cuando adopts onscienterente un activo papel «legislativo» en su interpretacién de la Constituci. En segundo lugar, Ia racionalidad del nuevo Derecho debe ser compatible y cohe- rente Gon los principios cullurales y juridicos establecidos;en otras palabras, el Derecho puc- de ser una poderosa fuerza de cambio «cuando el cambio deriva de un principio fuertemen- te enraizado en nuestra tradicién» (Pennock y Chapman, eds., 1974:2). El tono de la afi macién parece remitir a un fugaz reconoclmiento de Savigny; el Derecho debe ser ‘compatible con las concepciones culturales y pautas de evolucién més generalmente acepta- das el Derecho” antidiseriminatorio puede ser interpretado como una aplicacién directa de Jos principios fundamentales de ciudadania e igualdad ante la ley, ue se consideran fuerte- meme enraizados en la cultura norteamericana; por el contrario, los cambios que s© consi- eran excesivamente revolucionarios serdn probablemente rechazados. n Bn tervet lugar, hay que establecer modelos pragméticos de conformidad; debe ha- cerse posible larfiear la naturaleza y significacién de las nuevas pautas de conducta reque~ fidas por el Derecho, para los grupos, sociedades o comunidades reguladas. Parece relacio- harse con ello Ia insistencia en que ef Derecho no debe ser ut6pico, sino pragmatico en sus pretensiones, pues las ideas que aparecen como completamente improbables suelen provo- car resistencias. wreiLa cuaria condicién es el uso consciente del elemento tiempo en la accin legslati- va Gf. Allot 1980:167); mientras mAs corto sea cl tiempo de transicién, mis fécil sera la Adaptaci6n al cambio requerido por el Derecho; la reduccién de las dilaciones minimiza las posibilidades-de que surjan resistencias més o menos organizadas. Esta programacion det tiempo es sin duda una importante consideracién en la tarea legisativa, aunque. subraya van que se trata de una respuesta esquemética, y a veces algo confusa, a una cuestién com- + plejas la modema legistacign especifica a veces que los preceptos no entrar en vigor has: ta cierto tiempo después de su promulgaci6n (ej. el Equal Pay Act 1970), 0 prevén que se _nrRODUCKION A LA SOCIOLOGIA DEL DERECHO 6s esarollaré mediante reglamentos ministeiaes o posterior regulaciones detallads (¢} ¢l Gonsier Credit Act 1974; la cuestion estrba en que una legislacién que imple 18 re9r- fanizaco de compleis pritins industrials o comerciales foncionard mejor y menos ei siivamente si as orgaizacionesafectadas disponen del empo necesaro para planificar el cambio. ‘Dado que ello puede significar tiempo para inventa téenicas de elusin, una estrate- sia temporal adecuaa depende de Ia extensén y completa de! cambio que se pretend ae acre ia clase de insituciones y pricticas a que van dirigidos los preceptos, y 18 evalua. ape legislador sobre la clativaimportancia de la rapidez del cambio o Ja minimizacién sos esgos: la programacién del cambio, como de cualquier acién de gobiemo por sae pguna torfa puede proporcionar una litve mégica para la comprensién 4 fe- Benrenos, por mucho que sea fuerte Ia tentacin de tratar Ia teoria como don © idcologsa. aoe eal prinipio el método cientifico como un intento de superar perspec ts Ere ae as hacen explicit solamente las implicaciones logieas y emplncas 1 tales vtun asf, suponen un paso necesario para posteriores avances hi re jesarrllo de una teorfa jurfdica como forma especial de una, ‘aunque siempre neceseria. ciale perspectivas: ‘dencia; por esta raz6n, tia social, ¢s una tarea inevitablemente interminable,

También podría gustarte