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Cuando el zorro Antonio conoce a la ciudad de La Paz.

Por
Antonio Qh. Conde

El mundo andino se caracteriza por la estrecha relación entre los diferentes seres que vivimos

en la Madre Tierra. Los vínculos fraternales permiten una convivencia entre todos los seres,

vínculos hoy cuestionados por el modo de vida consumista. El zorro Antonio es una personaje

clásico en los cuentos andinos, caracterizado por su picardía y carisma; hoy es el mismo Antonio

una de la víctimas del desarrollo que no respeta la Madre Tierra.

Un día el zorro Antonio estaba jugando cerca del rió con viento Huayra; pero ya era tiempo que

Huayra se fuera a otras tierras. Antonio no quiere que Huayra se vaya, pues él se encontraba ya

muy solo y no encontraba con quien jugar. Así mismo, Huayra está también triste pues a las

tierras donde iba no había niños con quienes jugar. Tras una despedida sin muchas palabras,

pero con un fuerte sentimiento de reencuentro en un tiempo cercano Huayra emprende su

viaje.

Como sabemos el zorro Antonio se caracteriza por ser juguetón y sus pesadas bromas, pero en

estos días ya no hay jóvenes hermosas a quienes cortejar, ni niños a quienes hacer bromas

cuando estos van a pastear. El zorro Antonio empezaba a enfermaba de tanta soledad, hasta

que un día no pudo soportar más y decidió ir en buscar de amigos. Se dirigió al pueblo a dar

encuentro de sus anteriores amigos, quienes habían envejecido. Se acerco donde Don Nicanor,

a quien - cuando era niño - había robado un par de ovejas como era característico de la bromas

del zorro Antonio. El zorro con cautela se acerca a la puerta de la casa de Don Nicanor. El zorro
pregunta a Don Nicanor: Nicanor ¿no te acuerdas de mí? soy el Antonio. Don Nicanor con voz

ronca responde: pero, ¿cómo no acordarme? si me robaste dos de mis más gordas ovejas; pero

¿qué quieres de un viejo?. A lo que el zorro respondió que se encontraba mal, pues hoy en el

campo ya no hay niños, ni niñas y la soledad estaba descomponiéndolo. Nicanor viendo el mal

semblante que traía Antonio y con una voz muy triste respondió: Antonio, mis hijos ya viven en

la ciudad y sus hijos ni siquiera saben que tiene un abuelo. Don Nicanor recibió al zorro en su

casa, hasta que el zorro decido ir en búsqueda de los nietos de Don Nicanor, conocerlos y

traerlos a la casa de Don Nicanor, para que estos conozcan a su abuelo y el zorro Antonio tenga

con quien jugar.

A la mañana siguiente el zorro Antonio se despertó muy emocionado porque iba a la ciudad de

La Paz, pero principalmente iba a conocer a los nietos de Don Nicanor. El simple hecho de saber

que iba a tener con quien jugar había mejorado el semblante del zorro. El camino era largo de

tal forma que llego a la ciudad de El Alto, cuando ya estaba por anochecer. Descanso en la

ciudad de El Alto para muy temprano salir en busca de sus nuevos amigos. En la ciudad de El

Alto tuvo problemas para encontrar donde quedarse, pues al verle al gente le botaba, sin

importar esto él durmió en un plaza soportando el frió de la ciudad joven.

Muy de temprano le despertó el ruido de los camiones recolectores de basura. Era increíble la

cantidad de basura que salían de las casas. Una peste invadía la ciudad, el hedor era tan

insoportable que obligo al zorro a escapar; pero no importaba por dónde ir, el hedor de la

basura había tomado toda la ciudad. En su intento de escapar había llegado al centro de la
ciudad de La Paz, sede de gobierno por tanto de intenso movimiento. Ciudad donde los autos

con sus bocinas y los humos que desataban malograban la condición de nuestro amigo. En un

escape extraordinario el zorro llega a la zona de San Antonio (una zona popular de migrantes

del campo) donde viva los hijos de Don Nicanor. Una vez encontrada la casa, se dispuso a

encontrar a los hijos de Don Nicanor; pero su sorpresa are grande cuando sólo encontró a unos

niños. En una ciudad era común dejar a los niños solos pues padre y madre deben trabajar.

Los niños al principio no le podía entender al zorro Antonio, pues él sólo hablaba aymara. Pero

el lenguaje no fue un problema, pues empezaron a jugar, sin duda pasaron el día entre risas y

juegos. Ya a las ocho de la noche llego el hijo mayor de Don Nicanor junto a su esposa, a los

que el zorro Antonio se presento. Don Valentín, hijo de Don Nicanor, había olvidado su idioma

aymara, así que hablar con el zorro Antonio se torno algo complicado. El zorro Antonio estaba

muy consternado del porque Don Valentín habrían olvidado hablar aymara, después de

compartir la mesa, con ayuda de la traducción de Don Valentín el zorro Antonio se dispuso a

contar la vivía en el campo, sus aventuras y hazañas. Les dijo que extrañaba a los y las niñas con

quienes jugar; como así extrañaba los cantos que hacían los hombres en las noches. Pues en el

campo se conforman grupos de música, y cada grupo practica tres veces por mes, habían tantos

grupos que no pasaba semana sin que un grupo haga de la noche, una noche artísticamente

agradable. Pero como ahora sólo viven los ancianos y las ancianas en la comunidad, esta

tradición se estaba perdiendo.


Tras la historia, lo niños preguntan: a, Don Valentín, su padre: ¿porqué el no toca un

instrumento?, a lo que él responde que es el trabajo no le da tiempo. El zorro le dice que

vuelvan a la comunidad, su abuelo Don Nicanor les extraña, y para el zorro Antonio era difícil

entender cómo pueden vivir, en un lugar con tanto humo, basura, donde no pueden hablar con

el viento, la paja, el agua y como habían olvidado hablar aymara. Estas fueron reclamaciones

tan fuertes que Don Valentín se encontrar sin respuesta para escapar de la situación mando a

todos a dormir. Una vez sólo Don Valentín se pone a tomar por las frustraciones causadas por la

vida en la ciudad.

El zorro Antonio se había que dado cinco días en casa de Don Valentín, los humos y los olores

de la basura le molestaban; pero eso era soportable mientras el zorro tenía la compañía de los

niños que alegraban su día. El problema surgió de la comida, porque el zorro comía un plato de

comida y eso implicaba gastos dentro de la familia, de tal forma que se hizo ya difícil a la familia

mantenerlo, por lo que al día siguiente le pidieron que se marchara, a lo que él respondió es su

intento desesperado: vamos todos juntos, acá están muriendo.

Pese a las buenas intenciones del zorro, la familia no le escucho. Y lo despacharon, así

dejándolo morir sólo, lo mismo que llegaría a pasar con Don Nicanor, su lengua y los distintos

seres que les esperan en las zonas alejadas de las urbes.

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