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Gatheriie Wathielin 40uS [3 #3 ieulos 12c10 b A FTeUG alc guias para padres | paidés ‘Titulo original: Qu'esi-ce qu'on a fiit & Prewd pour aves des enfants pascils? Publicado-en francés, en 2000, por Editions Denoél, Paris. © Editions Deng, 2000 Traduccisn de Virginia Gallo 158 24 Mathelis, Catherine MAT Qué le hemos hecho a Freud para tener semejantes hijos? Noias a los padres apasinnados por ef Psicoanslisis. I* cuicidn. Buenos Aires, Paidés, 2002, 200 psigs,, 22 x 15.¢m. (Guia para padres) ‘TraducciGin: Virginia Gallo ISBN 950-12-3568. 1. Titulo - 1. Relaciones interpersonalesPadees-Hijos (Cubicita de Gustave Maeri Esta obra, publicada en el marco del Programa de Ayes 4 fa Publicacisn Victoria Ocampo, suena con el apoyo del Ministerio de Asurtos Exiranjeros y del Servicio. (Cultural de ts Embsjada 4 Francia en la Argentina ‘Cet ouvage, publi dans fe cade du Programme d'Aide 4 fa Publication Vietoria Ocampo, beneticie du soutien du Ministée des Aifaices Exrangéres et dx Service Culturel de I Aanbassade de France en Argenta F edividn 2002 (Ques rgunsamcn prohibits, nina ast ckn esi de i laos 9 cpr hj os sons exible en as ley fa pacino parcel deexa oa oe Ccunkjuer mein © procesmicns,cxsaprendilcs Ia rpeoerllay el saaiome nfm a, yl cistibucSin de ejomplares dell mesanie agus cst pico, © 2002 de todas las ediciones en castellano Editorial Paidos SAICE Defensa 599, Buenos Aires E-tnail:literaria@editorialpaidos.com.ar Ediciones Paides Ihérica, SA Mariana Cobi, 92, Barcelona Editorial Paidés Mexicana SA Rubén Darfo 118, México DF ‘Queda hecho el depdsito que marca la ley 11.723. Impreso en I Argentina, Printed in Argentina Impreso ea Grafica MPS, Santiago del Estero 338, Lants, en mayo-de 2002 Tirada; 3,000 ejemplares ISBN: 950-1 3564-6 Sumario Prélogo: 13 1, El drama de los celos Acto I. Escena | 23 1. Notas a los padres . 7 2. Autoridad y tirania Acto I. Escena 2 ... 43 2, Notas alos padres... 47 3. Los nuevos padres Acto I, Escena 3 61 3. Notas a los padre: 67 4, Separaciones Acto I. Escena 4 79 4, Notas a los padres 85 5. Las familias ensambladas Acto IL Escena 1 5. Notas a los padres 6. Las familias monoparentale: Acto IL Escena2 . 6. Notas a los padre: 7. Pequefios maltratos cotidianos Acto Il. Escena 3 139 7. Notas a los padres 145 8. La adolescencia precoz Acto I], Escena 4 ....... 159 8. Notas a los padres 165 9. La consulta psicoanalitica Acto II, Escena 5..... 177 9. Notas a los padres 183 Bibliogratta ..... 193 Prélogo En estes tiltimos aiios, la influencia de la modernidad ha modificado el paisaje del psicoandlisis. La clinica ha adoptado nuevas formas, los sintomas han cambiado. Los crecientes problemas econémicos, el de- sempleo y la dificultad para vivir al dia hicieron que los candidatos al se convirtieran en «consumidores» un tanto particulares. El derecho a la salud y al bienestar acentué Ja exigencia de eficacia y de rapidez. Actualmente hay que ser «muy eficiente», no correr el ri go de perder el trabajo porque una depresién o una simple pena de amor podrfan volvernos menos rentables profesionalmente. Los re- sultados deben ser espectaculares, el sintoma debe suprimirse de inmediato. Se desconfia de la transferencia y ya no se quiere empren- der un trabajo que pueda resultar largo y alienante. Las terapias bre- ves, conductistas cognitivistas, trang! izan casi tanto como los an- tidepresivos. No hay tiempo que perder, hay que curarse rapido, sin arriesgarse demasiado por el camino de la dependencia. Internet ofrece modos de consulta: «Haga su pregunta y le dare- mos una respuesta, Marque el casillero correspondiente a su proble- ma y tendré la solucién. No olvide dejar su mimero de tarjeta de crédito», Ya ni siquiera hay ne Es just que hoy se evita, como si asistiéramos a la instalacién de un compor- sidad de encontrar un «psin. mente este encuentro, el de la consult psicoanalitica tamiento fébico, como si todo estuviera organizado especialmente pa- ra no entender nada y no dar nada a entender. Lucia, una pequefia nifia de 5 afios, que vine a consul- tar con su mamé por trastornas de sueiio, al final de la pri- 3 mera sesién, en la que yo habia hablado mucho con ella y habia pedido a su madre que hablara de sus propias dificul- tades, me dijo: Yo sé fo que haces: jcuras las orejas! Pero para pedir una cita con alguien que cura las orejas también hay que exponerse a la transferencia, es decir, a un encuen- tro en el que se cenfia una parte de sf al otro, quien puede recibirla y permitir que sea transformada. Es esta confianza dindmica la que esta cuestionada por el «usua- rio» ansioso que elige su estilo de terapia como elige su lavarropas en las vidrieras de los negocios 0 en el catalogo de las revistas de consu- midores. |Descanfianza! Comparemos los precias, los resultados. No hos dejemos «atrapar. Tener mds, estar mejor: es la consigna del huevo siglo. En la época en que las portadas de las revistas anuncian «Freud, instrueciones de uso», se busca ante todo la eficacia. La cien- cia da explicaciones a todo, ;c6mo imaginar que no hay un remedio para cada sufrimiento, una cura para cada pena? El lugar del deseo, el enigma del inconsciente, no cesa de preocu- par y perturbar. {No habria una manera, aplicando un método, de evi- tar enfrentarse a él? Enel campo del psicoanilisis de nifios, las cosas también han cam- biado. Hace treinta afios, cuando recibiamos a los nifios y a sus padres en la primera entrevista, la demanda de un «hacerse cargo» analitico era planteada con mucha frecuencia, Hoy, los pa con Jo que creen que es el psicoani Ja radio o Ia television, no dudan en venir a pedir un consejor ¢Debe- nos inseribir a nuestro hijo en te colonia de vacaciones? ;Debe hu- cer yudo? Tenemos ta intencién de divorciarnos, gcémo le hablamos res, familiarizados sis por los articulos de los diarios, al respecio para que sufra lo menos posible? O incluso: Espero un be- bé, ccéme le habla a mi frija may Los adultos que se volvieron padres esperan evitar, «aplicando» ar de ld Hegada de su hermanito? los consejos de los psicoanalistas, todo tipo de dificullad con sus hi- jos. Esta necesidad de prevencién va de la mano de In ideologta ac- (wal de lt perfeccisn. El nifto de nuestros dias, esperade, deseado, de- be contar con todas las posibilidades desde su origen, Los padres mo- dernos tienen «derechon a un hijo sin problemas. Para estar seguros de no equivocarse, para no correr el menor riesgo, se dirigen a aque- lisis y la pedago- gfa, olvidando que lo importante no es el «hacer», la manera correc- ta de «hacer», sino el «ser», es decir, la manera de ser padre con ese + los que saben, Confunden cada vez mas el psicoans hijo. Desde que existen los manuales de pedagogia y de psicologfa, si la manera correcta de hacer pudiera aprenderse, todos los sintomas de los nifios habrian desaparecido desde hace tiempo. Recordemos lo que respondié Freud a una madre que pedia consejos: Haga lo que quiera, de todas maneras estard mal. Esta frase ha sido recordada tinicamente en el sentido culpabiliza- dor. Sin embargo, Freud queria sobre todo poner en evidencia la im- posibilidad para los padres de aleanzar un ideal La madre quiere, en efecto, que el hijo la valorice: Que brilte y que yo brille con él. Que haga de ella una buena madre. En el lengua- je psicoanalitice decimos que ella quiere «gozar» de él, como en el sentido juridico decimos que podemas gozar de un bien: Tengo el go ce de ese camino o de esa casa. Cuando no hay nada que prive a la madre de ese gece, el nifio busca hacerla «des-gozar», Si nadie va a decitle a fa madre: Ne gozards de tu trijo, y ésa es la funcién del pa- dre, el hijo se desvela, por muy pequefio que sea, por privarla de ello, Sélo tiene que actuar para que ella no se sienta valorizada por él, con el riesgo de castigarse a si mismo. Exhibe entonces todo tipo de sin- tomas. La escuela y sus buenos o malos resultados le proveen un te- rreno de opciones. Ya no estudia, ya no trae buenas notas. Pero pue- de también volverse grosero, maleducado, enfermarse, etcétera, Es su Gnica posibilidad de seguir siendo un sujeto no identificado a un bo- letin de notas o a un cuadro de rendimiento, Prefiere castigarse antes que volverse objeto del goce de su madre. Es por eso que los sinto- mas resisten Freud se cuidaba mucho de dar consejos. {Por medio de qué truco de prestidigitacién el pensamiento freu- diuno fue falsificado, pervertido en el sentido etimolégico de | pala- bra, es decir, apartado de su camino? Freiid, desde luego, alterd los ja educacién. Pe- FO No por ello podremos evitarlas por medio de recetas. (Por qué los padres se sienten inaposibilitados para representar su Papel de padres si de cualquier manera todo to que hagan estara mal? Pensar que existe una buena manera de preservar el narcisismo mien- tras se educa a los hijos es leer a Freud al revés £Qué hemes hecho para volver asi de insipido el pensamiento freudiano? ;Cudnta res- ponsubilidad tienen los psicoanalistas en los vagabundeos de nuestra poca? ,Por qué no decir a los Padres: «Sean naturales, tengan con- flanza en ustedes, de todas manera estard mal, astimanlo»? Pero los padres ya no quieren arriesgarse, Quieren la garantia cientifica de que todo sera perfecto, Los pediatras y los genetistas reemplazaron a las abuelas que ya no dan ningtin consejo, éQué es lo que no funciona en la tansmisién? Freud nos transmitié justamente que una educacién lograda era tuna educacién que tenia los suficientes defectos como pata ser cues- tionada en la adolescencia, periodo estructurante en el que los hijos pueden devolver a los padres sus inevitables etrores. La tinica espe- tanza de gratificacin, pensaba Winnicott, es que un dia vuestros hi- Jos acepten confiarles a su bebé. En ese momento podran pensar que no se equivecaron completamente. La peor manera de traicionar al Psicoandlisis es pretender igno- tar el inconseiente. Dar soluciones prefabricadas para problemas Particulares, hacer generalizaciones cuando cada caso es tinico, es negar la existencia del inconsciente. iCémo se puede hacer eso y creerse freudiano? Una tinica consigna en la actualidad: no mas suftimiento, ni vio- lencia, ni odio. Parece querer evitarse la condicidn humana misma, 4Vamos a fabricar robots? Los padres no renuncian ficilmente a la idea de la receta. Para tener hijos perfectos bastard con fectos, felices y abiertas, como los que vemos en las publicidades te- levisivas. Para eso habra que escuchar los consejos de los pecialis- 'as, como si los psicoanalistas pudieran ser el relevo de una sociedad mods de pensar tigando las causas de las ne si padres per- que desfallece en lo que atane a sus ideales ¥ que a cambio no propo- ne nada mas que consumo, lo Pero los padres perfectos no existen, Lo cual es mejor pa fos, que no podrian estructurarse sin ser «alcs los nie zZados» por el deseo de sus padres, ;Queremos impedir, proponiendo frases y actitudes «he- chas»», que los nifies sean «contaminados» por su padre y su madre? Lo que transmitimos a nuestros hijos es justamente lo que no sabemos, Lo que el lenguaje transmite la mayoria de las veces es lo que no es dicho. Y las frases bajo receta olvidaron esa transmis' no pueden dar respuestas estereotipadas a los padi darlos a tener otra mi oanalistas n. Los psi Pero pueden ayu- ada sobre sus hijos, a desmitificar algunos prejui- cios y muchas ilusiones. Pueden Hevarlos no a saber lo que hay que hacer», sino a preguntarse por lo que quieren, y pueden preponerles cuestionarse sobre lo que esperan. Los psicoanalistas pueden mostrar lo gue los nifios dicen. Mostrar lo que puede estructurarlos © destruirlos, asf como pueden localizar en el andlisis de los adultos eso que forma parte de su sufrimiento de nifio, y que para ellos, una vez convertidos en personas grandes, no deja de vivirse o de revivirse. Elegi hacer subir a un escenario imaginario a dos familias moder- nas que evolucionan en los decorados de un mundo prefabricado en Ja biisqueda de una felicidad fieticia, la que proponen los medios. Ese bienestar es un engafo, no esté hecho sino de «cartén-piedra». Sus aventuras los llevan a chocar contra los escollos de nuestra locura moderna. En efecto, ese deseo de ideal y de perfeccién, de total segu- ridad, que no puede sino volverse caricatura, es una locura, Tienen un texto. Y van a réepetir las frases hechas que les soplaron numerosos articulos de diarios, no necesariamente especializados {Pero qué texto se les sopla alli? ;No es un texto de ocasién? ,Y cuando se trata de psicoanilisis no es un texto en oferta? ;Es ése su texto? ¢No ocultan otro munca visto bajo las candilejas? Atravesarin por réplicas y por didlogos interpuesios de las escenas de la vida de todos los dias en las que encontrarin al analist ‘aque, por medio de sus «notas a los padres apasionados por el psicoanilis a hacer callar al apuntador. s», inten! Pero ahora se levanta el telén y comienza la funcién. 1 E] drama de los celos «éQué le hemos hecho a Freud para tener semejantes hijos?» Pieza en dos actos y nueve escenas Parts, en ic actualidad. Los personajes ISABEL: Madre soltera, 34 afios, trabaja en publicidad. JONAS: Su hijo, 5 afios. SILvIA: Madre de 3 hijos, 36 afios, periodista en el rubro «psy de una revista femenina. Pepro: Segundo marido de Sil te realizador, ia, padre de gemelos, 38 afios, asisten- Juan: Tercer marido de Silvia, 39 afios, agregada comercial MARIANA: 6 ajios, hija mayor de Silvia y de su primer marido, Francisco. ARTURO Y¥ ADRIAN: Los gemelos, hijos de Silvia y de Pedro, HELENA: Madre de Silvia, abuela de Mariana, Arturo y Adridn, 56 aiios, mujer de negacios. Lisa: Una amiga de Silvia y de Isabel, 35 afios, Paris, atardecer El teléfono suena en el depariamento vacto de Isabel. Excucha- mos ef coniestador que se conecta «Hola, se comunicd con ta casa de Isabel. Jonds y yo fuimos al psicélogo, vuelva a llamarnos 0 déjenos un mensaje y lo lamare- mos». «lsabel, habla Silvie, acabo de volver de la ecografia. No to vas a poder ereer, json gemelos! No hay un bebé, jsino dos! Lléua- me répido, o sino llegas a eneontrarme déjame en el contestador los datos de tu “psi.» Cuando Isabel, at regreso de su sesidn, logra encontrar a Silvia, la conversacién transcurre muds a menos ast: ISABEL: Cref que no nos irfamos nunca. Jonas estuve terrible. Tu- ve que Hevarlo a la fuerza, Dice que no quiere ir mas, y una vez alli acttia como la victima de una madre loca. Pero lo conoces, sabes lo odioso que puede ser conmigo, exigente y trinica. Dedica su tiempo a insultarme, arafiarme, morderme. Me vuelve loca y delante de la «psi» hace su numerito angelical, quiere saltar sobre mis rodillas, se queda tranquilo y sonriente. ‘on cierta in- Entonces, por supuesto, ella me mira con extraiez sistencia, y hoy no falld, la «psi» me propuso que pida una entrevis- ia para mi con algtin otro profesional. Deberfas haber visto su expresidn de descreimiento cuando le di- je que estaba todo bien, que y que ahora me Sentéa mejor preparada en la vida, Por supuesto, ella no me habja ¢ jo tres afios en terapi: ereyd. El pequeio tramposo se la metis en el bolsillo, No obstante, es evidente que estd mal, lo sabes, toclos mis amigos lo dicen. Lef libros sobre la autoridad vapuleada de Jas madres solas, y luego Io escuché en la radio o en la tele, hay que hacer algo con Jos nifios demasiado revoltosos. Evidentemente, la «psi» piensa que soy yo quien debe darse una vuelta por el divan... Es un nifio que me ridiculiza todo el tiempo; sin embargo, no es por no haber hecho todo, por no haber intentade tado para que sea equilibrado, Esel tercer «psi» que consulte, y éste es el resultado. Esté mas te- ible que nunca y yo cada vez més desarmada. Estoy furiosa por ha- berle dado todas las oportunidades de encontrar psicélogos desde que nacié y que nolo aproveche. Hubiera querido estar en su lugar. jSi mi madre hubiera hecho eso por mf cuando era pequeiia! Hubiera queri: do Ia infancia de Jonas, no la mia Su primer psicoanalista, ése fue genial. ;Cuando pienso que me prohibi ir a verlo porque atendia a mi hijo! A Jonés le daba igual. Hizo cuantos malabarismos quiso con los objetos frigiles de su consultorio, dibujé en la madera preciosa del escritorio, pegé mas para modelar en Ia alfombra hasta que el pobre doctor termind estallando: Veelva mds adelante si Jonds lo pide -dijo-. En cuanto a usted, no puedo atender- fa, éste es un lugar para su hijo, deba dejarte la posibilidad de volver, Es quiza el tnico «psi» con el que tuve un flechazo, jy por Jonas no pude ir! Estoy segura de que le hizo a propésito. Pero bueno, sdlo hablo de mi. {Qué es esa historia de los geme- los? ¢Una broma? Jna catdstrofe! La fatalidad, el destino, El mé- dico es categdrivo, son gemelos, Mariana proponta que adoptaramos SILVIA: Para nada, una tortuga en vez de tener un hermanito. Ahora, te imaginas, dos be- bés! Se encerré en su cuarto después de que se lo anuneiamos. Pedro esté ahora frente a la puerta y trata de hablarle. Dice que s6- lo va a salir si le prometemos abandonar a los bebés en el SPA, Pedro traté de explicarle que dos bebés eran mejor que uno, pues- to que cada uno le taerd un regalo a ella cuands nazea. El truco del regalo To escuchamos en la radio. Parece que evita que los nifos se pongan celosos. Pero con Mu ana no funcions, Le respandié a Pedro que Ja tomaba por una tonta y que a los 6 aiios ya se sabe que no hay (Mgueterfas en la panza de las mamids, Y que, ademas, él no es su pa- dre, asi que no queria escuchar mas sus mentiras. De rabia, dio otra vuelta ala Mave de la puerta. jTenemos la impresién de que somos nosotros los que estamos encerrados en el departamento! Ya ni siquiera quiere hablar,. Suegra que viene a cenar! ¢Piensas que tu «psi» aceptard da conscjo por teléfono? Ya sabes, en el mismo momento, no vale la pe- na embalar el consejo para hacer un paquete de regalo. ;Conoces a mi suegra! Ademiis, me detesta, dice que soy incapaz de educar a Mariana y que Pedro jamas debié elegirme para tener hijos. No te cuento el psicodrama que me espera esta noche si este pequeiio demo- hio ne decide abrir la puerta. IsaBeL: No sé si va.a poder hablarte por teléfono, pero puedes in- tentarlo. Si ne, en el diario de hoy, hay un articulo sobre los celos de los hijos mayores, deberfas tratar de leérselo a través de la puerta, SILVI libros que compré Pedro sobre Ia manera de anunciar el nacin de un bebé al mayor. Incluso tenemos esa emisién en la tele que gra- bamos a propésito de los celos. Lo intentamos todo, Isabel. y no pa- sa nada. Mariana no debe ser normal éPero por qué los consejos no funcionan con nosotros? : Me estas cargando, ya se lo lefmas esta semana, mds tres nto Felon, on 1. Notas a los padres apasionados por el psicoandlisis Les adultos no siempre comprenden que un nifo al que le anuncian que debera compartir su vida con uno nuevo no podré vivir esta He- gada como un cuento de hadas. El sentimiento de celos se instalara naturalmente, Querer deshacerse del intruso no es signo de [a maldad del nifio, para él es simplemente una cuestién de supervivencia, Por ser prematuro en extremo al nacer, el bebé humano tiene una necesi- dad vital del adulto. Contrariamente a muchos de los animales peque- fos que se vuelven auténomos muy rdpidamente, el cachorro de hom- bre, si lo dejamos solo, sin cuidado y sin palabra, muere en algunos dias. El bebé experimenta muy temprane este gran sentimiento de de- pendencia. El otro le pertenece porque sabe que lo necesita absoluta- mente, y todavia no lo distingue de sf mismo. Toda persona que ven= gaa tomarlo, oa intentar compartir ese objeto de amor indispensable, sera vivida como peligrosa. Lisa, una nifia de 3 alos, venia a mi consultorio acom- paitada por sus padres, muy enojados con ella, Estamos muy preocupados —decian-, nuestra hija que era adorable esta convirtiéndose en un monstruo, Acaba de tener ua hermeanita, y maltrata gravemente a ese bebé de 2 meses. Leimos en los libros que habia que dejarla decir tado el mal que le deseaba a su hermano, no prestarle acencién Pero dijo cosas terribles que los otros niftos no dicen. Nos daba miedo. Queria abrir la panza ded bebé con un euchi- ilo, queria abrir también la panza de su madre para vol- ver a poner a su hermano adentro, cortarte la cabeza, reducirlo a migas para hacerle comer los pedazos a su mamd. |Una pelicula de terror! Ne dijimos nada, pero es- tdbamos trastarnados. Después de algunos dias, de las palabras pasé a los actos. Ahora lo arremete fisicamente, se sienta sobre ef moisés, quiere hacerlo caer del cambiader. Haste la en- contramos el oir dia tratando de cortarle los dedos con una tijera, Retarla ne cambia nade, Estd cada vez mas vio- lenta y se pone agresiva incluse con los bebés de nuestras amigas, a con los que se cruza por la calle, E verdadera= mente peligrosa, parece atacada por una locure asesina, Hay que curarla, no podemos nds. La extrema violencia de las palabras de sus padres pa- recfa reflejar la violencia de Lisa. Hundida en el sill6n frente a mi. in decir nada, ella los escuchaba explicar cémo habfan traido al mundo a una ase- sina serial. Ponfa cara rabiosa y decidida cuando me dirigia a ella, Si retomaba con ella su historia y la de sus padres, se negaba 4 responderme. A medida que avanzaba la entrevi: ta, parecia menos enojada, pero su cuerpo y su actitud su- gerfan una gran tristeza. Evidentemente, su padre y su ma- dre no podfan comprenderlo. Entonces hablé mucho con los tres sobre lo que me parecia que era la rebelién y la deses- peracién de esa pequefia nifia. gPor qué reaecionaba tan violentamente? Los padres saben, a fuerza de ofr repetirlo a los psicdlogos, que no hay que hacer sentir culpables a los hijos al nacer otro. Na tienes vergtienza de na querer a te hermana. Eres malo. Debes estar contento por tener un hermanito son, en efecto, expresiones devastadoras. ‘Tranquilizar a un nifio explicindole que tiene derecho a no querer al bebé, que le impediremos lastimarlo, y que sus padres aman al recién Negado al igual que aman a su primer hijo desdramatiza la situacién en ia mayoria de les casos. En el caso de Lisa se inquietaron mucho por las palabras extremamente violentas de su hija con respecto al bebé. Un sentimiento de harror, dectan. A pesar de todo, la habian dejado hablar, porque era la actitud aconsejada. Durante la entrevista, la madre evoce el asco y el espan- to que sentia cuando Lisa emitia esos discursas de carnice- ro criminal Ella la dejaba hablar, pero su historia con su propia her- mana reaparecia de golpe. Una terrible historia de celos, de odio y de abandono, que todavia hoy le provocaba pesadi- las, La dejaba hablar, aun estando horrorizada por lo que decia, Lisa no se habia librado ni de la culpabilidad ni de la angustia que seguramente no dejaba de notar también en su madre, Sin duda esta pequefia nifia esperaha que le habldramos. A falta de palabras verdaderas, hab{a enloquecido todavia mas, y la serie de pasajes al acto habia comenzado. Sometidos a los ciktats de los manuales de psicologia jlos padres no se encuentran a veces cohibidos, prisioneros de su preacupacién por hacer |o correcta? ;No se les impi- de a los padres hablar verdaderamente al darles palabras

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