Después de la derrota de la guerra franco-prusiana en 1870, que provocó
el hundimiento del segundo imperio francés, determinó la devastación de
los teatros parisienses y como consecuencia la retirada de la ópera. Esta fue reemplazada por nuevos géneros llamados operetas, de carácter frívolo y popular.
La opereta es un género dramático musical de signo ligero y motivos
satíricos que alterna pasajes hablados con fragmentos cantados, muy parecidos a la zarzuela. Su nacimiento se sitúa en torno a la segunda mitad del siglo XIX y sus principales focos de propagación y creación fueron en Viena, París, Barcelona y Madrid.
Durante la década de 1860, las obras cómicas precursoras del género se
asomaron a los escenarios franceses y españoles como parodias del estilo serio de la gran ópera francesa. Le Petit Faust (1869) de Florimond Herve, una de las primeras operetas de entidad, emulaba en clave de comedia la ópera Faust (1859) de Charles Gounod. Sin embargo, la cumbre del género se alcanzó con Jacques Offenbach, autor entre otras de Orphée aux Enfers (1856).
La opereta vienesa obtuvo gran éxito en los círculos centroeuropeos
gracias a la popularidad de sus valses y tonadas. Las obras de Johann Strauss, entre las que se destaca Die Fledermaus (1874).
Un género similar, conocido como opereta anglosajona, se desarrolló en el
Reino Unido a fines del siglo XIX y se trasladó a los Estados Unidos, donde alcanzó su máximo esplendor. Durante el siglo XX, se destacaron títulos como Rose Marie (1924), de Rudolf Friml, o, se ha transformado el género en comedia musical, obras como Kiss Me, Kate (1948), de Cole Porter, West Side Story (1957) de Leonard Berstein.
Íntimamente ligados a la tradición de las operetas se hallaron diversos
géneros que, aunque de orígenes dispares, fueron influidos por los medios y las técnicas de las primeras. Así, la ópera cómica, resultante de ciertos números interpretados en los intermedios de la ópera seria, adoptó nuevos formalismos hasta casi identificarse con la opereta desde el siglo XIX; y la zarzuela, manifestación costumbrista de la música cantada en España, enriqueció su aspecto musical, desde la proximidad con la revista hasta los lindes de la ópera seria.