Mirando a Oriente
FERNANDO Vaupés, Universidad Auténoma de Madrid
SE ACEPTA COMUNMENTE QUE EL PROCESO DF ISLAMIZACION DE AL-ANDALUS se hallaba
finalizado durante el siglo x1. Fs decir la mayor parte de la poblacién se habia convertida
alislam, con independencia de la cifra de érabes llegados ala Peninsula Thética, y el arabe
habia pasado a ser su vehiculo de expresion hablada yescrita, sn distincién de credos. No
parece que el latin, el hebreo o algiin dialecto beréher tuvieran papel alguno, fuera de la
esfera de lo privado 0 de lo religioso,en el caso de las dos primeras lenguas. Delos dialectos
beréberes no estamos ni siquiera seguros de que pasaran a este lado del estrecho con alguna
de las sucesivas migraciones norteafricanas, Asi pues, puede hablarse de al-Andalus como
dde una tierra integrada por completo en la da-al-dslam, tanto en su faceta religiosa como
cn la linghistica yen la cultural
Desde el momento mismo de la conquista arabe todo lo nuevo procedia de Damasco,
Hnbo andalusies conacidas en Oriente, pero seria a partir del siglo x1 cuando comenz6 a
constatarse alli una presencia importante de andalusies y no sélo como meros y devotos
creyentes que cumplian el hag (‘peregrinacisn’), sino como comerciantes, estadiosos,
eruditos 0 todoa la ver,
Después del 750, cuando se produjo el golpe de Estado de los abbasies y la entronizaciin
de un prineipe omeya en este extremo oceidental de Europa, aunque la enemistad
politica entre ambas dinastias era manifiesta los intercambios eulturales entre las dos
‘margenes del Mediterraneo no parecen haberse interrumpido. Algunas piezas valiosas,
procedentes del tesoro del califa abbasi Hari al-Rasid (786-808) acabaron en manos del
emir Abd al-Rahman Il por intermedio de comerciantes que sabian de la sed de novedades
orientales que habia en la corte cordobesa y es un hecho que los soberanos occidentales
Hevaban puntual cuenta de todo aquello que sucestia en la de sts enemigos. De hecho. a
‘rientalizacién del Estado andaluisi ~que fe una iranizacion— es un fendmeno parejo al
dde la creciente presencia de formas artisticas mesopotimicas en el arte de al-Andalus. Los
intercambios con Oriente siempre fueron intensos, pero ejercidos de modo predominate
en direccién £-O y mucho menos en direccién optesta, Muy pronto los devotos
‘occidentales comenarian a peregrinar hacia Oriente y no slo por motives estrictamente
religiosos, Una cosa era la actitud politica oficial y otra la necesidad de reftescar su acervo
cultural, lo que Occidente no podia cumplir en ningiin aspecto.
Sabemas de los contactos diplométicos con Bizancio, que se hicieron muy fluidos en la
segunda parte del reinado del califa ‘Abd al-Rahman [III al-Nasir yen el de al-Hakam [Ll]
al Mustansir, y tambien de la legada de artistas bizantinos para cubrireiertas carencias,
andalusfes ~p. e}, los mosaistas enviados por el empetador Constantino VII para decorar
Ja magsura de la tercera fase de fa aljama cordobesa (961), pero es obvio que la aparicicn,
‘un ritme creciente, de esquemas florales de origen claramente mesopotsmico en la
decoracién omeya occidental habla de unos vineulos manifiestos y de un conacimiento muy
exacto de lo que, a esas alturas,estaban haciendo los artistas abbasies de Iraq y sus vicarios:
de Egipto.
La produccidn de cajas de marfiles el mejor testimonio de esa indisimulada mirada
cordobesa a Oriente. Ciertos elementos de la decoracion y, por encima de todo, la
ieonografia, cuando la hay, tienen sus raices remotas en Irn y sus vincules proximos en
Iraq y Egipto. Pero la propia presencia de esta industri, sin antecedentes peninsulares
conocidos, habla de la implantacién en la capital de al-Andalus de un taller oriental. Y susproduccio Ia corte y en los regalos diplomiticos, fueron,
yaiin son, la mas lograda carta de presentacién de la dinastia, que devolvia a Oriente, en
que tenian su doble destino e
forma de estuches, su versidn reinterpretada de los infhujos atisticos legados de ali,
El hundimiento del estado omeya de al-Andalus no debid interrumpir los contactos
caulturales, dela mano de los peregrinos y de los comerciantes, Poseemos expresivos,
testimonias a este respecto en el ain insondable fondo de la genizd 0 depésito de papel de
In antigua sinagoga de Ben Ezra en El Cairo, Los negociantes andalusies, muchos, pera no
exclusivamente, judios, se movieron por el Mediterraneo sin trabas aparentes, por encima
de las dificultades fsieas y polticas. Fue el caso de la familia de un tal Ismael ben Isaac
orlundo de Badajoz, cuyas actividades se desarrollaron, durante la segunda mitad del siglo,
x1, entre El Cairo, Damasco y Jerusalén,
Quizis uno de los testimonios mis interesantes dejados por un viajero andalus‘ en
su viaje a Oriente sea of del malaguedo Yasut b. al-Sayj (1132-1207). Este personaje,
perteneciente a una familia acomodada, vivid durante el dominio almoravide y almohade
yrealiz6, como devoto musulmn que era, la peregrinacién a La Meca, aprovechando
asistira las lecciones de algunos maestros en las ciudades por donde pas6, lo que era,
por otra parte, lo habitual en un momento en que fos viajes resultaban largos y peligrosos
‘ylos viajeros debian organizarlos en etapas pausaclas, que los haefan permanecer largas
‘temporadas en algunas de las ciudades de su itinerario. Nuestro viajero llegé a Alejandra
en 561 H. / 1165 yalli resid casi dos aitos. Cumplide el precepto y vuelto a al-Andalus
decidié redactar un libro para ayudar a la edueacién de su hijo menor. Es el titulado
Kitdb Alif Ba’ (Libro del abecedario), donde recogio, entve toda una serie de materiales
relacionados con la aritmeética, la fisiea, la botnica, la Zoologia, la antropologia, la religion
yl filologia, una impagable descripcién del Faro de Alejandra, la mis exacta de cuantas
nos legaron los autores érabes, cuyo estudio fue publicado en 1933 por el insigne arabista
cespaiiol Miguel Asin. Nunca supuso el malagueiio que su testimonio habia de ser de tan
‘gran utilidad a la arqueologia
Un valenciano, Aba-L-Hasan ibn Yubayr (1145-1217), casi contempordneo del anterior,
de familia acomodada, que habia estucliado en Jitiva, inicio desde Granada la peregrinacién
La Meca (1183). Se embarcé en Tarifa, hacia Ceuta, y luego, por Cerdena, Sicilia y Creta,
desembarco en Alejandria, Pas6 a Fl Cairo, navegé hasta Arabia por el mar Rojo y en la
Ciudad Santa cumplié con el precepto de la peregrinacisn, Después se trasladé a Bagdad, a
Mosul, a Alepo ya Damasco y de alli, por Tiro, a San Juan de Acre. En este puerto palestino
tembarcé hacia Cartagena, por Sicilia. Residié en Granada hasta que le llegé la noticia de
Ia reconquista de Jerusalén por Salah al-Din al-Ayyah (Saladino}. Emprendié entonces
tun segundo viaje a Oriente (1189-1191), pero no parece haber dejado ningiin relato de
61. Sorprende, leyendo a este autor, la relativa facilidad con que se podia transitar por los
territorios mediterraneos, a veces en estado de guerra, si se estaba dispuesto a afrontar
el peligro de las travesias la arbitrariedad de los Funcionarios y lo peligroso de algunas
regiones. Y, ademas, la propia biografia del personaje es un ejemplo de la faciidad con
ue se iniciaban unos periplos de final azaroso, cuando se disponia cle medios ecandmicas
suficientes. Fe, curiosidad, afin de ganancias, todo a la vez, movian a aquellos inquietos.
‘occidentales a buscar un conocimiento en Oriente que ya no les llegaba si no lo buseaban
por si mismos.F12de rajah de 725 H. / 13e junio de 1325 dC. iniiaba la peregrinacidn a La Meea un
viajero oriundo de Tanger, Setrataba de Sams al-Din b, Yasuf a Tang
Ibn Battata (1304-1377). Su viaje, on el transcurso del cual vsit6 Egipto, Palestina, Sitiay
La Meea, lejos de concluir entonces continud por Iraq, Juzistan, Fars, Tabriz, Kurdistan y
Bagdad, pars, otra ver desde La Meca,recortcr Yemen, Adén y la costa oriental africana
fin 1382 volvid a cumplir con la peregrinacidn y desde la misma civdad, donde habia
residido tres anos, volviéa recorter Egipto, Siria, Anatolia, el sur de Rusia, Constantinopla,
Transoxania, Afganistin, la India, donde vivid entre 1333 y 1342 las islas Makdivas, Celin,
Bengala, Assam y Sumatra. Aunque en su obra narr6 su estancia en China, caben dudas
razonables de que este extrem fuese cierto
nas conacide como
En 1347 se hallaba en Malabar. De ali regres6, por via maritima, a Bagdad, Siria y Egipto,
Cumplié con la peregrinacién por cuarta y diltima ver y, en 1349, embareé hacia Tiinez, De
all pasé a Cerdetia, luego a Argelia y, por fin, a Fez, en 1349, Y atin tuvo tiempo de cruzar a
al-Andalus, donde visit6 Granada, y de viajar a la lejana region africana dle Mali
El testimonio de Ibn Battita, sus inapreciables informaciones acerca de las regiones que
recorri6, no sélo lo convierten en el viajero arabe por antonomasia, en un simbolo para la
10 en el testimanio fidedigno del permanente interés de los musulmanes
ceidentales por Oriente y por todo lo oriental y, al mismo tiempo, si se considera la
relevaneia que poseen en su obra las noticias sobre al-Andalus, en una prucha del corto
papel que ya desempenaba este territorio en el conjunto del mundo islimico, cuando,
apenas faltaba un siglo para la extincién del ultimo estado musulman ibérico: el sultanato
rnazari de Granada,
caaltura iskimic:
No cabe dda de que el occidente islimico siempre estuvo muy pend
pero, también es cierto que, en algunos aspectos, el islam andalusi dej6 de tener un papel de
activo importador de modas orientales, sobre todo artisticas, después de hundise el caifato
‘de Cérdoba. Es decir, a comienzos de! siglo x1. No quiere eso decir, como permiten deducir
los periplos a los que he hecho mencién, que los contactos se interrumpieran, pero si que
se fueron circunscribiendo a esferas menos relacionadas con el arte, en la medida en que
las sucesivas dinastias occidentales restringleron sus creaciones, con pocas excepciones, al
repertario -reinterpretado— del mundo formal creado por los omeyas occidentales, como
forma de legitimar su propio poder y de demostrar su vineulo con ellos.
inte de Oriente,
Oriente sig
se desentendio del arte oriental. Puede aventurarse la Mlegada de nuevas tecnicas a parcelas
especiticas de la actividad industrial ~coramicas,tefdos, etc, pero las grandes obras
arquitectdnicas, la mayor parte deellasdebidas al patronazgo de la oigarquia politica,
no acusan,o lo hacen en tina medida minima, el impacto de lo que se estaba haciendo
cn las cegiones nucleares del islam, Y eso a pesar del activa comercio mantenid con el
Mediterraneo oriental, en especial con Egipto. Al-Andalus habia dejado, iremisiblemente,
de ser Oriente y solo la mirada atenta de los viajeros, eayos relatos hemas tenido la suerte
de conservar;refleja esa curiosidad que todo lo oriental les prodtcfa, En realidad, no dejaba
de ser anoranza por um pasado que se antojaba mejor y angustia por lo que se intuia como
colotin de un mundo cas perdido,
endo el manantial de los aportes intelectuales iskimicos, pero al-Andalus.Al-Andalus:
Oriente en Occidente
Frawanpo VALDES
EN EL ANO 721 Los Anages (en la Peninsula Ibérica los términos «érabe» y emusulminy son sindnimos)
desembarcaron en el territorio mis occidental del Mediterrsneo europeo y, al poco tiempo, después cle muy
pocas batallas y de algunos asedios, resueltos casi todos de modo negociado, provocaron el hundimiento
del reino visigodo de Toledo e incorporaron la dar al-Islanro territorio de dominio politico de los érabes
musulmanes lo que, desde entonces, se lamarfa al-Andalus. Una expansion tan rpida seria incomprensible
silos eonquistadores no hubieran gozado del apoyo de una parte de la aristocracia goda, de algun sector de
2 Iglesia, dela oligarquia terrateniente hispanorromana y de la, al parecer, amplia minoria judia. Se repitid
el mismo proceso, con matices, que les habia permitido la conquista de Sivia y de Egipto.
En términos generales, la historia de la Peninsula Ibérica, que hoy ocapan Espana y Portugal, sufrié, desde
ia Prehistoria, fases europeizantes y fases orientalizantes, segin que el grueso de los influjos culturales de
cada momento llegara de més arriba de los Pirineos, de la peninsula Italica 0 del Mediterréneo oriental,
divectamente o por el norte de Africa. La conquista drabe nusulmana fue, sin la menor duda, ta iltima de
las grandes fases orientalizantes que afectaron a este extremo del territorio curopeo.
a historiografia espantiola, muy influida por conceptos ideoldgicos que se remontan, en clertos casos,
muy pocas anos después del 711, se ha obstinado en destacar, acaso en inventar, el papel desempenaclo por
Ia tradicion indigena ~en el momento de la conquista queria