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La imagen de la paternidad Por Antonio Poluso 'r2 domingo y mi familia y yo tbamos a Ea alos servicios dedicatorios de un centro de reuniones de nuestra area que habia sido remodelado. Minutos antes de que ‘comenzara la reunién sacramental, el presidente de estaca me pidi6 que le hiciera el favor de ir hasta el centro de reuniones de nuestro bartio, ‘que quedaba a tres kil6metros, para buscar algo que necesitaba. Tenia el tiempo justo para ir y volver. Mientras cumplia con ese sencillo en- cargo, tave una experiencia que conmovic mi espiritu: fue un maravilloso recordatorio de lo ‘que es importante Cuando solo me faltaban unas pocas cuadras ‘para regresar a la reuniGn, vi que iban delante de smi dos bicidetas: una grande y otra un poco mis equena que se pedaleaban con mucha energia. En seguida reconoci a los cclistas; eran dos per- ssonias que conocia bien: un buen hermano de mi barrio y su hijito, que iban a a capilla, tal como lo ‘hacian cada domingo. Al contemplarlos, acudio a mi mente una ima ‘gen del futuro, cuando ese nif, al igual que su padre, recordaran es0s viajes en bicicleta y pensé: “Qué gran ejemplo est dando ese padre y qué influencia eterna tendei en el preciado hijo que Dios le ha dado! Ese nifio’, reflexioné, ‘probable- mente crezca y llegue a apreciar esa experiencia ¥y quiza la repita cuando él mismo se convierta en. padre’ Alalcanzarlos, vino a mi mente la imagen de los recuerdos de mi infancia con mi propio padre, que solia llevarme en el manubrio de su bicicleta Es un placer gozar de la estrecha relacién que se ‘crea mediante ese tipo de experiencias y es muy dulce recordarlas, Guando llegué a la capilla, saludé a los cicis- tas con tina sonsisa ¥ obsuve fa misma expresion ‘que denotaba una silenciosa felicidad por asistir No era raro ver dos figuras en bicicleta, pero ese domingo, esa simple imagen me hizo recordar el pasado y me dio seguridad en el futuro. 2 la Iglesia. En la reuni6n del sacerdocio de aquella tarde, tuve la oportunidad de expresarle a ese hermano lo mucho que me habia impresionado esa tierna imagen de recta patemidad. Su rostro se ilumin6 y quiza se haya sorprendido, ya que lo que yo descrbia era algo comin para él Como Santos de los Ultimos Dias, somos afortunados por tener la imagen de tantos padres como ése que estimulan el ienestar espiritual y emocional de sus hijos. Y, como hijos que ticnen la beadicién de tener padres asi, podemos sentir ‘ratitud sincera por sus sencillos, pero profuncos, ejemplos y sacrificios. Ml

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