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Anteriormente la gente tena un contacto mucho ms estrecho con todo lo referente a la muerte

y crea en un cielo o en una vida despus de la


muerte. Solamente hace cien aos que empez este
proceso en virtud del cual cada vez es menor el nmero de personas que sabe con certeza que despus de abandonar el cuerpo fsico nos espera otra
vida. Pero no es ahora el momento ni ste el lugar
para demostrar este proceso.
Actualmente estamos ya en un nuevo tiempo de
valores espirituales (en oposicin a los valores materiales), aunque no hay que identificar la expresin valores espirituales con religiosidad. Se trata
ms bien de una toma de conciencia, de la comprensin de que existe algo mucho ms grande
que nosotros que ha creado el universo y la vida,
y que en esta creacin representamos una parte
importante y bien determinada que puede contribuir al desarrollo del todo.
En el momento del nacimiento cada uno de nosotros ha recibido la chispa divina que procede de
la fuente divina. Esto quiere decir que llevamos
una parte de este origen, y gracias a ello nos sabemos
inmortales.
Mucha gente empieza a comprender que el
cuerpo fsico no es ms que una casa, un templo,
como nosotros solemos llamarle, el capullo de
seda en el que vivimos durante un cierto tiempo
hasta la transicin que llamamos muerte. Cuando
llega la muerte abandonamos el capullo de seda y
somos libres como una mariposa. Nos servimos de esta
imagen del lenguaje simblico y la utilizamos al hablar
con los nios moribundos o con sus hermanos y
hermanas.
A lo largo de estos ltimos veinte aos me he
ocupado esencialmente de enfermos moribundos. Al
empezar este trabajo no estaba interesada en la vida
despus de la muerte, incluso no tena una idea
precisa sobre la definicin de la muerte, dejando de
lado, por supuesto, la definicin desde el punto de
vista mdico, que evidentemente me era familiar.
Cuando se reflexiona sobre la definicin de la
muerte, muy pronto se comprende que nos referimos nicamente al cuerpo fsico, como si el
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