CAPITULO
1
La maldicion de fray
Bartolomé
obra de fray Antonio de Remesal, publicada
‘Madrid en 1619, entré en la historiografia
‘ajo el titulo que llevaba la portada impresa:
\general de las Indias Occidentales y particular de
cién de Chiapa y Guatemala. Con este nombre
ste es citada por los estudiosos. Sin embargo,
jan de 1619 presentaba una segunda portada, gra-
con un encabezado completamente diferente:
ia de la provincia de San Vicente de Chiapa y Gua-
de la orden de Nuestro Glorioso Padre Santo
ago. Esta segunda férmula expresa mucho mejor el
foque y el contenido de la obra; ademés, concuerda con
a atncin eineractd del uo impeso, No exist nunca“
de Chapa y Guster Huber ongo mie sonal exprsion
de Gusteraay ase, por lo manosparstonshee 15301530,
“doen ena parody en nau oven feraraaco, ls Sos eves
Tndminarades por Pedro do Alara, De T599 1544, Custards
Camo gobernaion ao Alvarado, mines Chapa paso» se ober
Franco de Monto En To44, con ntl dole Acie de
on Grains bic, andor, Ssapareceron ins “gobaraciones”
"Chapa. Amos trtariosenraron forma prt ol ito deo
“uo pradente tambtn seria! gobierno supreme ye mando
ltl de captn gener Ov lia cosurirs oe armaa prt de
dato dele Avsiencl lo Captarla General oe Reno de Guster
tid comets por Rernesa slo serps scapes quo eo
38 contains po nluecia Jel vo grabado, ene cua gure
“ie province San Vicon Se Chapa y Gua Esta we une
ndminevativaecesanien,nacigs on Yes}, cuando ios Fales Sori
capil regosa de! dnrmaya de squat ato, rigaron elterro
ba 6 teresa erenoladoe on pounce pat con
2LOS ENAEDOS DE REMESAL
lo dicho por el autor mismo en el prélogo: “EI principal
intento de este libro es tratar la fundacién, aumento y
estado de la provincia de San Vicente de Chiapa y Guate.
‘mala, y de los excelentes varones que ha tenido en reii-
gién, letras y gobierno, que la ‘han ilustrado y hecho
famosa"?
Para Remesal, el varén més excelente entre los domi
ricos de la provincia de San Vicente indudablemente fue
fray Bartolomé de Las Casas, obispo de Ciudad Real de Chia-
pa de 1544 2 1550. Las Casas recibe en la Historia de
Remesal un trato privilegiado, puesto que su biogratia se
extiende sobre més de setenta capitulos. Una buena parte
de ellos describen la actuacién de fray Bartolomé como
‘obispo, desde su salida de Espana hasta su llegada o
32 (libro V, capitulos |-Xil), pasando por los primeros.
enfrentamientos con sus feligreses en Ciudad Real y con
las autoridades de la Audiencia de los Confines en Gracias
8 Dios y Guatemala (libro VI, capitulos |-Xll y libro Vil,
capitulos IV-VI) y terminando con el viaje de retorno a
Chiapa, los Ultimos disgustos habidos con los vecinos de
Ciudad Real, y la decision final del prelado, de abandonar
ppara siempre su didcesis (bro Vil, capitulos VIl-X, XIV,
XVI).
‘Allo largo de la biografia lascasiana, Remesal sigue de
‘cerca la relacién manuscrita de fray Tomas de la Torre, uno
icos que acompafiaron a fray Bartolomé en su
viaje de Espafia a las Américas. Tuvo la oportunidad de
leet y copiar esa crénica en el convento dominico de Gua-
2 En algunos puntos, sin embargo, se aparta de su
fuente para poner algo de su propia cosecha. Uno de ellos
1486 La provincia de Sn Veate de Chise y Guatemaia compton
do Chaps y Gotorala ne provinces de Nlearepiay Honduras. Cl. Aronio
de Rome Hstoria genera Ge lat Ioas Oceaenaies y paricusr de Ie
‘Gabernacin de Chapa y Gustemol, Madi, Biotec do Autores Expats,
$864 "568 tor capo Vi pao, 1968, 211
“aide logo, 164.78
5 Remeea aude «wa varios veces, por ejemplo, ene prlogoy on lire
‘Hl coputeV-paratol, 086, p. 30% ie paras Se pure fey Toms dos
‘Teme: qu coftmascaldodo que v0 estbloascose ests provi, y ">
22
LAMALDIOON DE FRAY BARTOLOME
nicistiva de disculpar alos espafioles de Ciudad Real
i compertamiento violento que tuvieron hacia el
Gntes de que éste abandonarala tierra chiapaneca.
fs: “las ocasiones que para ello hubo, no
fieles ni pequeras. Lo uno, por ser la contienda
fprelado sobre interés y cosas de servicio yhacienda,
"el sustento de la vida humana. Lo otro, por ser el
‘obispo uno de los hombres més malquistos de
ntos vivian en las Indias”
‘odio hacis fray Bartolomé entonces era tal, que los
tes de Ciudad Real recibieron varies cartas en las
Hes daba el pésame por haberles tocado un obispo
onflictiva Se explica, pues, lairitacion que provocé
"ios habitantes de Ciudad Real la presencia de Las
durante aquela turbulenta navidad de 1546. Asimis-
fentiende por qué Remesal dedica un capitulo
a la descripcign del alboroto que en Ciudad Real se
Yen torno al prelado malvenido, apoyandose para ello
cronica de fray Tomés de la Torre, quien fue testigo
os hechos.*
viene al caso repetir aqui lo dicho por uno y otro
2 Nos intoresa el hecho de que Remesal en narrar
slemre tener muchas nti de todo lo que suction todo
manusci ae peste pu una buena parte sobre oni fori de
ie San Vicente ds Chapa y Guatemala deve Orden deProdeadores.
svededor de 1720 portray Hance Rime, quo cop test
Stns EI priows cust porn roam de anero 0 1 ferhaen Que Oe
domricassleron cl convero de Son Etoban Ge Satumanc, hata
soptmre do Te, aca
ee ol eon fancacao ny Franco Vernon ibe
la ona Slo regjoross In ronnco oo Chapa eltiera.
icomotan estimable sx guaran el dopesto del conventa ce rues padre
Domingo de Gstemaieruncs dea Provincia del Sontamo Nombre
‘de Gustenaa, TG, iro, ephlo XAN.Veneetmbion Saene Ge
Matin Fay Antone ue Rms! OP. 20 obo, 1864, pp. 3697
sicher can i Nncaterombann pt honor Se
fae.ck ire Vs cpio Vl, 1966, 50.32.36
hahechoun ani minusono door dos reistos n Un pisode
de Las Cases le erie secur de ovague de Cop
23LOS ENREDOS DE REMESAL
los suces0s, se sienta en terreno tan seguro que $e anim
2 efutar una “falsa opinién del vulgo", 0 “fébula", que as.
bre aquiéllos se habia formado. Resumida en pocas pe,
labras, esta “fébula" decia: “que los vecinos de Ciudag
Real, en las furias de sus céleras y pesadumbres con |
sefior fray Bartolomé de Las Casas, arremetieron a jg
posada donde estabe, le sacaron de ella con violencis
‘apedresndole, le echaron fuera de la ciudad [..]. Revivis y
‘como pudo se subié al cerro de San Cristdbal, que este
sobre la ciudad y la predomina toda, y desde all le eché
ta maldicién [...). De esta maldicién dicen que provie.
nen las desgracias tan grandes que los vecinos han tenido,
asi de pleitos y bandos, como en pérdidas de hacienda,
esterilidad de los campos e ir siempre la ciudad a menos.
Y otra cualquier desgracia que atin en particular les suce-
da, luego se atribuye a aquella culpa de apedrear al obispo
¥ 8 oir Dios sus plegarias en la maldicién que echd a la
I consideré esta leyenda suficientemente ne-
fasta como para dedicar medio capitulo a la refutacién de
la misma.’ Su preocupacién en primer lugar tuvo que ver,
‘con la gran divulgacién que sele habia dado: “Era una cosa
muy publicada en todas las Indias, no ignorada en Espafia,
nirepetida pocas veces de hombres graves y no graves.
Pero también le molest sobremanera la mala fama que
los vecinos de Ciudad Real por ella habian recibido, tanto
‘en Europa como en América. Es decir que Remesal consi-
deré que la leyenda era no sdio un irresponsable invento,
sino ademés una malévola calumnia.
ar at ous (106) Loge ie conclusion de que Remasl adams do
Srneer le hecos con algunos retoques haptics te ra id
"Rimes, op. ci, sro Vi, capo XV, parte V, 1968p. 6
‘biden. or caput XM, pares 48,1966, pp. 62.88
"(oer xo Vi, enptloXV,pal 186, p68,
24
LAMALDIQON 0€ FRAY BARTOLOME
perts en Remesal la primera
be ol olor 2 sormén que exhslabs la historia. El
10 y la maldicon le recordaron con deme
cisco! uno del Nuovo Testmento
hagiografia espanola. En el primer caso, el
scaate be parece "no menos matratado Gu
ay Sen Bernabe, cuando los de la ciudad de
nan alos el mismo modo"." Enel otto caso,
ronunciada contra Ciudad Real la consideré
foa la que echo “Santo Tord
cuando siendo toda de heres pi
jen, Remesal sabia que Las Casas en sus en-
‘con los habitantes de Ciudad Real nunca
do ni a Jos extremos sufridos por san Pablo y
os excesos cometidos por santo Tor
rminar su biograffa de fray
schabla dicho con toda puntualided todo lo que
“Sefior obispo [..] le sucedié en Ciudad Real, desde
‘dla en que entré en ella, hasta la hor
6, Sogn y mejor que lo pude averiguer, asi de
procesos de Ia Audiencia de Guatemala como
"de l0s libros de eabildo de la misma Ciudad Real,
jel tiempo por
de estas fuentes mencionaba los dos aconte
ios en la leyenda. De hecho, fray Bartolomé
25
Una historia inverosimil "So Pics Manion ne
son BSERBAMPBB NI sxLOS ENREDOS DE REMESAL
salié de Ciudad Real en tres ocasiones. La primera vez, se
fue ol pueblo de Chispa de los Indios. La segundo, viajé 2
Guatemole pera entrevistarse con el presidente y los oido-
res de la Audienci ‘vez, salié para irse, primero
a México, después a Espana. S6fo
pudo suceder el intento de linchamiento por:
Vecinos y la maldicién pronunciada por la victima malhe-
rida. Pero, segin los documentos disponibles pas6 exac-
tamente lo contrario: “tan lejos estuvieron de esto aquellos
nobles espafioles, que antes mostraron sentimiento por le
Susencia de su obispo yle sirvieron como mataloteje pare
el camino”."*
Entonces, Zcémo y cudndo se cred la leyenda de la
maldicign de fray Bartolomé? Remesal ofrece la siguiente
explicacién:
Elfundamento que tuvo esta opinién, no fue otro
{ue querer juntar ena culpa dos ciudades de estas
partes, que son la da Le6n de Nicaragua, y ja del
Reel de Chiapa, viendo que se parecen en Ia pena
de trabajos y disminucién. ¥ ya que no pudieron
decir que en Ciudad Real habian muerto su obispo
‘como en Leén de Nicaragua, dieron que le habtan
lo y &l echédoles ta maldicién; lo cual
Vale Ia pena desglosar el argumento, ya que contiene més
elementos que los expresados. Segin Remesal, a leyenda
e formé a partir de tres hechos reales. En primer lugar
‘estén los dos draméticos enfrentamientos habidos entre
Las Casas y los habitantes espafioles de Ciudad Real de
Chiape, en marzo de 1545 y abril de 1546 respectivamente.
Fray Antonio no los menciona aqui, por haberios tratado
con amplitud en las paginas anteriores de su Historia
‘general. Los considera suficientemente conocidos para no
tener que volver a insistir en ellos. El segundo hecho es el
26
LA MALDICION DE FRAY BARTOLOME
“ssesinato de fray Antonio de Valdivieso, obispo de Nica
fague, perpetrado en 1550 por los vecinos de la ciudad de
Le6n, enfurecidos contra el prelado por su enérgica defen-
‘8a de los indios."* Finalmente como tercera evidenci
hist6rica, esta el poco crecimiento, mejor dicho, la lamer
{able decadencia padecida, alo largo de la segunda mitad
del siglo Xv, por las dos ciudades centroamericanas men-
-cjonadas,
‘Algunas personas, no identificadas por Remesal, inter
‘pretaron estos tres sticesos como relacionados entre si,
‘empezando por subrayar la semejanza que segin ellos
texistia entre las dos cabeceras coloniales: “viendo que se
parecen en la pena de trabajos y disminucién". Elsegundo
paso fue explicar esta triste situacién como la consecue!
tia directa del mal trato que las dos ciudades habien dado
‘48us respectivos obispos: “queriendo juntarlas en la cul-
pa”. El tercer paso, sin duda el més atrevido, fue el de
inventar una analogia entre los tratamientos hostiles reci-
bidos por los dos prelados: “ya que no pudieron decir que
fen Ciudad Real habian muerto su obispo como en Leén de
Nicaragua, dijeron que le habian apedreado y él echédoles
la maldicién’. El material para construir esa analogia, lo
extrajeron, siempre segin Remesal, del Nuevo Testamen-
toy de la hagiografia espaficla, como ya vimos més arriba.
ZQuiénes podrian haber sido las personas capaces de
semejante fabulacién? Probablemente el grupo de frailes
dominicos que desde 1546 residian en el convento de
Giudad Real, pero trabajaban pastoralmente en los pue-
blos indigenas de los Altos. Siaceptamos que son ellos los
todos los rasgos de la leyenda se explican:
que la figura de fray Bartolomé; la exe-
eraci6n dada a la hostilidad de los vecinos espanioles de
Jefe sno sain y's mata dey etn Yvon,
Hasan ttoe key 30898 Ee hore ee ats enn
Yadvieso on 1547 on donde ef obispo de Let curseLOS ENREDOS DE REMESAL
Ciudad Real; la velada relacién establecida entre Las Casas
y Valdivieso, ambos fralles dominicos; las fuertes tintas
biblicas y hagiogréficas en que viene pintado el episodio;
lainterpretacién religiosa dada ala situacién de pobreza y
estancamiento; el clima moralista de culpa y castigo que
domina la narracién.
‘Ademés, los frailes seguramente tuvieron conocimier
to del famoso Testamento, redactado en 1564 por fray
Bartolomé y solemnemente abierto en 1566, pocas seme-
nas después de su muerte.” En ese texto figura un parrafo
‘que contione una de las invectivas més severas que hayan
salido de la pluma de Las Casas. En un esfuerzo por
denunciar, aun por titima vez, la conquista de las Indias y
medir la grave responsabilidad de Espafia en esa lamen-
table empresa, el viejo obispo exclama con voz moribun-
da: "Yo creo que por estas impias y celerosas e ignomi-
‘niosas obras tan injusta, tiénica y barbéricamente hechas
en elas y contra ellas, Dios ha de derramar sobre Espana
su furor y su ira, porque toda ella ha comunicado y part
cipado, poco que mucho, en las sangrientas riquezas ro-
bbadas y tan usurpadas y mal habidas y con tantosestragos
y acabamientos de aquellas gentes.”" Es ésta una verda-
dera acusacién profética, lanzada contra la nacién espafio-
la entera, en la cual se sentencia también a las generacio-
nes por venir y se anuncia, con soberana seguridad, que
‘el crimen seré castigado.
He aqui, en un documento fidedigno y ampliamente
difundido, el pronunciamiento de fray Bartolomé que mas
facilmente se deja interpretar como una maldicién.* No
veo por qué los dominicos de Ciudad Real, herederos de
{a Veracruz imo colaborador da ray Baiomé, ona Bibioteca Nacional
Pua Fue pblends po jomgs tc lables ent Colcegn de documon
fo para a histor de Moc, val 2, Mien, Y8EE, p. 809.814 eves HR
‘Wagner, the ite and Wetings of Bartolome de as Coser, 187, 23,
ie tn dlioaror ts ad lr de Todorov La enguita
Todorew pep. 25; "Ess paras a meds ete a protect ya
Retato de Bariolomé de Las Casas, gral
‘anos. Foto Ere!
bade por Tomas Léper Engu
able pan neevor aecoscerovebe vc mavourcuone
quel lepido, no hubieran hecho ta iterpretacén, ap
ai oedeeleecaslane a ef rune dea covury
Ss cesta poe tmaginarnos el momenta
arent uaractla vil igun sermon procicaay
oe rae on al tempi de Santo Domingo tg
Pes cmatsde -y dogudado~ de flgretes on
la conquista miltar de Chiapa ocups un espaci
te en su obra: no menos de cinco capitulos,
‘ademés de las pSginas directamente rela
fp refutacion, las cuales se encuentran en el
pafoles y mestizos, allé por los aios 1580. En esa épocg, "ycontundent
nena de webojos y disminucion’ de Ciudad Real e:tabg Bei por sys ew é
2 a vista de todos. Ademés, los dominicos habian vuelto g fan dividida ala ciudad; la esterilidad de a tierra en
tener serios pleitos con las autoridades ¥ los encomende. Bdedores, y el poco o més bien nulo aumento de la
ros de la provincia, El mensaje del predicador, sin duda
Tespaldado por sus compaferos religiosos, después de
haber sido propagado por ellos, no sélo entre la poblacién
loce también entre los demés frailes de Chiopa y
‘Guatemala. Convertido asi en patrimonio de toda la pro-
vineia dominica de San Vicente, un buen dia cruz6 el
‘océano como anéedota piadosa, inserta en uno de los
informes dirigidos a la corte de Madrid o al convento de
San Pablo de Salamanca, para liegar a ser, principios del
siglo Xvi, aquella “cosa muy publicada en todas las Incias,
fo ignorada en Espafa ni repetida pocas veces de hom
bres graves y no graves, y con todo eso no més cierta que
Jo que tiene mas incertidumbre en el mundo”.
“Halla la respuesta por tres veces en sucesos
os con la fundaci6n de la ciuda
bandos entre los vecinos [.J, los hubo
‘desde ol principio de la ciudad; tuvieron su
fen al ejécito de los conquistadores, cuando
Diego de Mazariogos unis, ala gente que
1de México [que habla verido do Guate-
‘eon el Capitan don Pedro de Portocarrero;
Bis chided mune fue de wayo ily
Fque, como el ejécito del Capitan
2 Mazareges, cuando lo escogi, sala de
1a de mosquitos que los atormenta-
de dla y de murcislagos que los inquietaban y
ban de noche, atendieron més ala frescu
oy. a verse libres de estos animales que &
terra;
El origen de las desgracias
Refutada la leyenda y aclarada su gestacién, segin Rome
sal sélo quedaba por explicar el como y el por qué de les
esgrecies padecidas por los habitantes de Ciudad Real. 08 Y poca abundancia delete
¥ parte,
den in rn rating Cs | ager aon nae
tay reload no ef ol espana de ots, Se) Nieman beter hn so
eroncs two apa dean ce pobreza) Coy | eam gerne reece
SE a ae ean nd or.
Seat oe ecg, partcultmente one posedo om! | mmuumlannimercaderes ae pr su genancaaumen-
Se su fundacién en’ 1528. He aqui la raz6n por la cus! !@ eee
tivo,
ibe V. caput x2, 964, pp. 375-293; xo Vl
soioians os. ZY eltko XM, patos 188, pp. 6165
30 ‘ 311.05 ENREDOS DE REMESAL
ten la ciudad. Demds de esto, el puesto que tiene
‘SS muy adentro de la provincia, sin abundancia de
Ta terra, como cacao, algodén y otras
bligan a los que viven de comprar y
SShder's ira las partes donde los hay, prometio
UJesde el principio este poco aumento.”
Hay que sdmirar lo acertado del diagnéstico que Romesal
WY to a situacin en la que Cluded Real se encontraba
hizo ojo de 1616, El cuadro desalentador de pobreza,
on ol Many estancemiento esté comprobado por muchas
eS Nios mas. Sobre los pleitos que mantentan diviidos y
Seerebrecidos a los vecinos, existen varios pertinentes
Smpovirios. £0 1543, e1 Adelantado Francisco de Montelo,
teary gobernador de Chiapo, calificd a Ciuded Real
etonrpueblo escandaloso y rebelde donde habla mu-
cpm’ gecandalos y alborotos”.® Una relacién anénima,
cho gen 1570, express la misma opinién,calificando ale
cee Chiapaneca como “pueblo de muchas disensio-
cari Esta mala costumbre siguié en vigor alrededor de
1950, ei podemos creer a fray Francisco Ximénez, quien
2 cof aos visit 0 la ciudad y caracteriz6 2 sus habi-
Por oe dela siguiente manera: “Cuando se ven en aprietos
artesr al cielo, pero pasado el ance olvidan los propési-
(ee e0 vuelven luego a sus pleitos que tienen consumida
‘quella ciudad.”*
En cuanto ala poca fertlidad del valle de Hueyzacatlén,
te documentacién es relativamente escasa. Como era un
fobiema sin posible solucién, los netivos generalente
Pre incluian en sus miltiples quejas ala real corona. ¥ @
Toe vistantes que venian de paso les llamaba més la
demo VL capt XV. plato yl, 1868, pp 63-4
Fite pr de Haro de Monta en Graces «Dos, Honduras de
ayaa ethan en ura petin heche por Pear de Cail, roca
oe oe nt la Auden de Guatemala, 883, 0, Gute, 2, Ct
fe Seen, The Gabermarshp of Adelantado Monte fo Chiapas, 159%
Tag, 49,5202
eee os pusbos de castalance de Nueva Espa, arededor de
15, no nrant Gaea 1820.
732mm, apt, eat 1973, 9.10.
32
A MALDICION DE FRAY BARTOLOME
ee i aes
es. ae oe of para comer." ip .
de la ciudad—, que los testimonios eauren strsiatd
Beet ees
ee ree cert
apuntd en su diario de viaje: “La ciudad tiene como ciento
“En Ciudad Real hay més de doscientos treinta vecinos
eee reas eet
‘otros muchos son nobles por haber sido esta ciudad
Fae rets ies [chan martin
es
GENE PSone wince ttm
ey cen es nee a
a pele
Erich nt Seen ates teal
cence tonto, aes cron
Ade Chuded Reel, Tratado cunaso y docto de las grandezas de ls Nueve
33eee ee
[LOS ENREDOS DE REMESAL LAMALDICION DF FRAY BARTOLOME rnoreson
aa 4 CREA pO FUORGLEZ Ganon
cerca, ni cércel, ni carnicerla suficionte, ni otras cosag dela nacién mexicana |... Sus edificios pdbli-
forzosas y necesarias en una repiblica.”=
Entre todos estos visjeros, el dominico inglés fray
‘Tomés Gage dej6 una descripcién particularmente morday
de aquellos hidalgos venidds a menos que poblaban ¢
Ciudad Real. Después de una estancia de varios meses
durante el verano de 1625, llegé a la siguiente negative
‘conclusién:
iuded de Chiapa Ia Real os une de las menores
cde América [..]. En ella no hay més iglesia parro-
uial que la catedral, que sirve para todos los
hhabitantes [..] Los mercaderes son apretados y los
caballeros guardadores y econémicos ..]. Los c
balleros de Chiapa son el reftan y hazm
todas aquelias tieras, cuando
‘grandezas 0 saber profundo,
‘majaderos que sean. En of
se jactan siempre de veri
de duques de Esparia ode los primeros conquista-
*
Para la historia de la Nueva Espana, incluida la de
Chiapa y Soconusco, Herrera utliz6 en abundancia los
escritos de fray Bartolomé de Las Casas, a quien conside.
aba como “autor de mucha fe". También tuvo @ su dispo-
Gn las relaciones que los presidentes de las audiencias
pos
dos de las ciudades espafolas habjan enviado a la reel
corona a lo largo del sigio xv1. A pesar de contar con este
‘abundante y valioso material, Herrera no logré superar del
todo la falta de perspectiva causada por su desconoci-
rmiento personal de las tierras descritas, ya que nunce
‘estuvo en las Indias. No faltaron, pues, las personas que
pusieron en duda sus afirmaciones, especial
terreno geogréfico. Sobre su valor como historiador, Juan
Bautista Munoz, de 1779 a 1799 a su ver Cronista Mayor
de las Indias, emitié este juicio: “Bien es verdad que a las,
veces usando de documentos de otros autores y de su
juicio, abandona o corrige @ sus guias y va por mejor
‘camino; perolo més ordinario es errarotropezar conelios,
Ya veces caer por su precipitacion o ligereza donde ellos,
no cayeron.””
Lamanera en que Herrera narra la conquista de Chiapa es
Un ejemplo de ese “erraro tropezer” mencionado por Mufioz.
Herrera empieza por equivocarse sobre el primer in-
tento de conquista, hecho en 1524 por el capitén L
Marin desde Coatzacoalcos. Este episodio después fue
2% Harrra opi, Moi, Edo de Juan des Cuneta, 163
3748 Minox, Matra del Noevo Mando, 1793, mioduesion
38
LAMALOGION DE FRAY BARTOLOME
nte conocido, gracias al testimonio personal que
lo escribié Bernal Diaz del Castillo en su Historia
de la conquista de /a Nueva Esparia.™ Herrera
acceso a esta valiosa obra, puesto que ella quedé
rita y medio escondida hasta 1632, fecha de su
ipublicacién. Sin embargo, tuvo conocimiento de
te de primera mano: una corta escrita por un tal
Ho de Godoy inmediatamente después de la expedi-
militar y publicada ya en 1525 como apéndice a la
jedicin de las Cartas de relacién de Hern
do. De esa carta, los historiadores
cisles Gonzalo Fernandez de Oviedo (1545) y Francisco
sz de Gomara (1552) habian hecho un resumen en sus
ss obras.” Sin embargo, ni Oviedo, ni Gémara, ni
byéabe deus conueinde estunaorean
iothvesads Incomplete, puesto que une
Maca, sopunel ism Sosay esta dence Zina
mobrelcycodioon's peers etapa de incomps
Malo, se helie perdido, e mane queso guess
ado, one coguna sv do 15251 ‘elocionedo
tl sito oi folea do Chora ol Tgroso
pucos eaves Sela pronnca do los aque’
.
=
“28. lado anit, istoraverdadora del conqusa de a Nueva Expat,
“tap 16,196 pp e397. “Como Corte mance al capan ss Msi os
fate concutatypaciict a provi do vane y and ue ee con
"ye uo an a paccasion paso
“paneer dn carta en Historindorespsimitos de nds, Madi,
ide Autores Caples, 196, Hp 470. ldo completo es
nec por Ougo Godoy a Herando Corts, que vata del desc
de diversas audadesy provincia gues que vo con oe nosy 3
elas caninosaiteies ype.
‘can St st comienzo dee cars: “Muy magnifico senor: desde al puablo de
‘8 abla que hace eaters vuosa Mores, dla sca para hacer ser 8
utataMercedtos ls amas go erpune socedao18-p ce.
39LOS ENREDOS DE REMESAL LAMALDICION DE FRAY BARTOLOME
la relacién de Godoy a un sélo pérrafo. Sin
sas pocas lineas contenian dos datos que He-
raconmucho entusiasmo incorpord en su propio texto,
in Gémars, las provincias. conquistadas por Godoy
necian a una “tierra entre Chiapa y Quauhtemallan",
Ta principal de ellas la que tenla como cabecera
buen pusblot.« Herrera, atin menos
rizado que Gémara con|a regién, ley6 esta informa-
jcomo si se tretara de una sola provincia, “tierra entre
pa y Guatemala", cuya cabecera se lamaba “Chamo-
rque “era toda de aldeas"=
nla invencién de la “provincia de Chemolla”, con-
| mismo tiempo pero sin relacién con la de
pan, Herrera hizo el primer mal paso en una larga
‘de tropezones. Disponia de alguna informacion
a existencia de una primera entrada militar efectua-
jel mismo afio de 1524 contra los chiapanacas. Por
BI abla lida documentce que se eterien a Diego de
lazariegos como el verdadero pacificador y poblador
incia de Chiapa, Resolvd el dlema, inventando
uista nica y definitva, realizada a partir de 1524
gos sin conexion alguna con la dela provincia
alla, levada a cabo por Diago de Godoy. Segin
terpretacién, Mazariegos salié de México en 1824;
2 Chiapa, hallé a un grupo de conquistadores
de Guatemala; antes de verse con ellos, libré
con los chiapanecas; después so entrevisté en
[sic] con los espanioles de Guatemala y los con-
Pata que se unieran a los suyos; fund6 una vil
tro de la provincia conquistada; reparté la tierra y
bit mente entre los “mexicanos” y
Tergiversada también, puesto que Diego de Godoy en su.
carta dio la impresién de que él encabez6 la expedicion,
cuando en realidad habia sido Luis Marin el capitén de
conquista enviado por Cortés.
Precisamente en contra de la versién unilateral trunca
de Diego de Godoy, Bemal Diaz del Castillo escribié el
devolvera lacontra los chiapanecasy ala actuacin
de Luis Marin la importancia que de hecho habian tenido.
Pero, como ya dijimos, Herrera sélo conocié lo dicho por
Godoy sobre la toma de Chamula y, ademas, se limité 2
leerlo en el resumen hecho por Oviedo, en vez de recurt
al texto original de 1525.° De Oviedo tomé prestado lo
esencial de los acontecimientos, incluidos los nombres de
los pueblos conquistados, ya citados muy defectuosa.
mente por Godoy. Los ley6 tan superficialmente, que
alter6 aun mas su escritura. Por ejemplo, la cabecera tzowzl
fe Zinacantn, deformada por Godoy y Oviedo en Ce.
nacantean, se convirtié, bajo la pluma de Herrera, en
Canacantean y Chinantlan. El pueblo zoque de Tapilula,
transformado en Clatipilula por Godoy y en Clatipiluta o
Chapiluta por Oviedo, fue reducido por Herrera a Pilulo
‘Algo parecido le pasé a la comunidad vecina de Ixtapan-
guajoya: convertida en Estepaguejoya por Godoy y Ovi
do, fue deformada por Herrera en Paguajoya.
Todos estos nombres billaban por su ausencia en e|
texto de Lépez de Gémara, ya que este cronista habia
‘rpodiion En ncvbrimeno veces caves uns contustn muy desagrada=
fomo, por elemol, on el comentario sobre le secon inl dl pueblo Je
peace
*Etocivamonte de un resumen so tata, ya que Oviedo aso expos
twsaualmente: de la laclon fecha por a eaptn Diego e Godoy a gob
‘adorernanda Conde} decree hao sussancal por evita plc ioro
oa captuo XUV.
“Goma, ot. capo CLK“. an esta ornade de Godoy |. no hubo
cosas notable 13, 1,703
8 0. dtcadatrcera, Ure V, capo Vi (1725, p. 169). La
sir ar Shap y Gator wt crc La ei contd
ula y Huan electivemante consi una provincia
ie China, sacrament siabavtunn rent ett, een,
En todo exo Harreraertuvo en lo art. Su err fe of
40 4LOS ENREDOS DE REMESAL
los “guatemaltecos”; tomé para si mismo el pueblo de
Chiapan y dio a su primo hermano Pedro de Estrada el
pueblo de Chinantlan [sic]; volvié a someter a los chiapa-
hecas cuando éstos se rebelaron por segunda vez.”
Fue esta version simplistd y confusa la principal fuente
para Remesal cuando éste, a su vez en 1617 se puso a
escribir la historia de la conquista de Chiapa. La confianza
que el fralle dominico tuvo en la autoridad de Herrera fue
tal, que copié literalmente la mayor parte del texto del
Cronista de las Indias. Por otro lado, la ceguera causada
por esta confianza lo llev6 a limitarse estrictamente a la
lectura del capitulo XIV del libro V, sin darse cuenta de la
cexistencia, unas pocas paginas antes, de los capitulos Vill
IX, donde Herrera habia narrado la conquista de Diego
de Godoy. Fue éste un gran descuido de su parte, pues
‘estuvo suficiente tiempo en la provincia para haber recono-
cdo sin dificultad la verdadera identidad de “Chamolla”,
"Canacantear', “Chinantlan", “Pula” y “Pegusjoya". Elhecho
es que no lo hizo. Acepté la versién de Herrera, no sin hacerle
tuna enmienda de su propia cosecha, la de inventar para Die-
go de Mazariegos dos viajes a Chiapa, un primero y provi
sional en 1524, y un segundo y definitivo en 1626-1527.
El relato fabricado por Remesal no se explica, sit
‘embargo, por la sola dependencia de Herrera. Hay que
‘aceptar ademés la influencia de la tradicién oral que circu-
laba entre los vecinos de Ciudad Real y que el cronista
dominico tuvo la oportunidad de conocer durante su visita
fen 1616, Se trataba de una version muy sui generis de la
jad, ena que se enfrentaban, como en
tun cuento maravilloso, dos personajes antagonicos, un hé-
roe y un villano. El héroe, dotado de todas las posibles
‘cualidades, era Diego de Mazariegos, padre y protector de
Ciudad Real. El villano, poseedor de todos los vicios ima-
ginables, era Juan Enriquez de Guzmén, enemigo mortal
de Mazariegos y destructor de su obra. Esta leyenda, con
us fuertes contrastes de negro y blanco, por alguna razon
ada orev, i Vaho do 1524, capt XIV dbcaea cua,
ro Xs do T85, capo Xt, 178, pp. 172 Thay 220-225,
42
=.
LA MaLDICION D€ FRAY BARTOLOME
mistoriosa encanté a Remesal. Le tradicién del muy noble
ro Diego de Mazariegos parecia confirmaro escrito
Herrera, pues segin este autor el capitén no s6lo fue
Blonico conquistador de Chiapa, sino ademas habia ej
‘cide un excelente papel como gobernador de la nueva
incia colonial fundada por él. Por otro lado, lo dicho
fobre Juan Enriquez de Guzmén parecia asimismo encon-
frat su confirmacién en el primer libro de cabildo de la
cludad y en las probanzas de méritos y servicios de los
descendientes. de Mazariegos, puesto que estos docu-
mentos daban testimonio del trato injustoy hastacruel que
éste habia recibido de aquél.
Diego el Bueno y Juan el Villano
‘Asi nacié en Remesal el deseo de presenter, en su narre-
‘ién, a Diego de Mazariegos como el caballero sin tacha
y,enelreverso dela medalla, a Enriquez de Guzmén como
tl responsable de todos los males que después cayeron
‘sobre Ciudad Real y sus vecinos. De don Diego subrayd
"la acostumbrada cordura", “la prudencia” y “la condicion
‘compasiva y humana”. Lo pinté como “hombre de ver-
dad en lo que prometia", “patrén y protector de los natu-
fales” y “muy humano en el buen tratamiento de los indios,
si naturales como forasteros”.* En cambio, resalté “la
Basién*, més atin “el odio” con el que Enriquez de Guzrmén
rocedié contra su rival, quiténdole su encomienda y su
‘asa, expulséndolo de la provincia de Chiapa y hasta cam-
biando el nombre de Ia villa por &! funded.” Llegé a la
I eer ree on hincnincen
pelts arama iio aie,
aon inher ta st Manes
‘etictory saris ei Ge hesnogon, Yor, _
Si Sa ny ty 3778
Se
et mt 79 et
fen
TORS itn, tp a
43conclusién de que el buen gobierno establecide por Ma-
zariegos “cesé todo con la inquietud que caus6 la venids,
de don Juan Enriquez de Guzmén, quien [..) @ todos
desasosegé con revueltas y pleitos’.!
Las citas indican que el Fetrato de Diego el Bueno y
‘Juan el Villano no se limitaba a las personas de los dos
Fivales, sino se extendia a las obras de los mismos. Todo
lo realizado por Mazariegos fue excelente, todo lo hecho
por Enriquez fue desastroso. En esta nterpretacion, Reme-
salllegé al extremo de afirmar que la salida de Mazariegos,
2 ralz del juicio de residencia que le hizo Enriquez en ei
otofio de 1529,
fuela couse de quelos grendesprincipos quellevaba
Ia funeacin de Vila Real no pasason adler, que
sin dda i Mazrigos] duraraon ala algunos ao,
fuera de les mejores ciudedes més bien goberne-
dos defodes ls Indios. Fale su fundodor al melor
tempo yas no hay que maroviloae eémo se 0
‘ment ian poco, due antes shade tener gn mucho
Comono se despoble y desi del todo
Esta titima cita tiene su peso, ya que demuestra la intro-
duccién en la leyenda de un elemento mitico, el de poner, al
principio de la historia de Ciudad Real, un tiempo
seguido pronto por un cataclismo que destruyé irremet
blemente aquel orden ideal.
Era de esperar que la leyenda, sancionada
dad de Remesal como cronista fidedigno, haya tenido un eco
lextreorcinario en la historiografia local posterior. En este sen-
tido llaman particularmente la atencién los escritos de dos
autores sanctistobalenses del siglo XX, Mariano Robles Do-
minguez de Mazariegos (1813) y Vicente Pineda (1888).
‘Mariano Robles presenta a Mazariegos como un hom-
bre “de presencia apacible, trato agradable y natural de-
(J; que logré la pacificacién [de
LAMALDICION DE FRAY BARTOLOME
pa} sin necesidad de la fuerza’, y a Enriquez como
Pore revoltoso, intrigante, soberbio, leno de ambicién
mue llevo consigo la agitacion y cuantos males han
ado por largo espacio de tres siglos aquelias desgracia
sprovincias |], invirtiendo todo el buen orden y méto-
"gobierno que [Mazariegos] habia establecido”.*
fando aun a Remosal en la exaltacién de le buena
ide don Diego, se atreve a afirmar que “en poco mas
tho ély el ayuntamiento hicieron una poblacién muy
pea y tal, que segin Tomés Gage y Remesal prometia
i¢on el tismpo no solamente una de las mejores de la
fice Septentrional, sino también de todo el orbe, pot
jsimo vuelo que habia tomador
‘Vicente Pineda a su vez explota con gusto el filon
o descubierto por Remesal y abierto por Robles. Seguin
wariogos “con sutino, desinterés, amabilded y miras
niropicas se atfejo la benevolencia de todos los habi-
antes de [a Provincia, tanto espanioles como indigenas"
blar dela fundacin de Ciudad Real, firma “que se
ry con fundemento, que esta poblacién seria con el
la primera ciudad del colono-continenti setentr
"Su carecterizacion de Juan Enriquez se convier-
tuna tipologia del mal gobernador, en flagrante opo-
‘al ideal del buen gobernante encamado por Diego
rariegos:
El nuevamente nombrado era como otro de los
muchos gobernantes que hemos tenido, que no
Teconocen més norma en su conducta que la de
‘subordinar el interés pUblico al particular [
Yendose, por otra parte, y con justcia, que desde
a provincia
Fobles Doringuas de Mazariage, Memoria iti del provincia
tind onde Gunter, 1813, eesela onc0S ENREDOS DE REMESAL
la época en que pisaron los esparicles este tierra
hasta nuestros dias, el mejor gobernante que he
tenido Chiapas ha sido el Sevior de Mazariegos.*
Pineda escribié esas lineas en 1888. Tres afios més tarde,
‘en 1891, Emilio Rabasa entr6 a gobernar el estado. Una de
‘Us primeras medidas fue la de trastadar la sede edminis-
trative de San Cristdbal de Las Casas a Tuxtla Gutiérrez
Pronto, las malas lenguas empezaron a divulgar que el
‘cambio obedecia a un profundo resentimiento por parte
del nuevo gobernador. Este fue tratado en forme muy
Gescortés por la sociedad sancristobalense, cuando, @
principios de los ochenta, vivio en la ciudad desempe-
Rando los puestos de diputado local y director del recién
fundado Instituto de Ciencias y Artes del Estado. Se
contaba que Rabesa, en el momento de abandonar la
‘antigua capital chiapaneca, pronuncié, como buen lterato
que er uiente advertencia en verso: “San Cristobal,
fo volveré a verte; y si vuelvo, seré para... joderte”
‘José Casahonda Castillo, quien recogio esa tradici6n
orai en su ensayo Historia de dos ciudades, firma que el
Yerso nunca salié de la boca de Rabssa, ya que éste “fue
‘siempre un hombre educado y su formacién espiritual le
impedia obrat por caprichos”.* No tengo argumentos para
poner en dude tal interpretacién. Pero quiero afadir que
fa anéedota lleva # pensar que nos encontramos frente 2
tuna versin secularizada de la vieja leyenda de la maldi.
‘ibn de fray Bartolomé. Ahora es un gobernador civil el
protagonista, pero no han cambiado ni la esencia del
drama ni la identidad del antagonists.
Fue la (itima ver que el chisme de la maldicion levant6
la cabeza. Parece que ya habia muerto al llegar el siglo
fe. NO asi la leyenda del muy noble caballero don
ide.
1 You ol esbozo bobisiogrsico de Elo RabasaEstebenl en Octavio
corgi yor icaanaro ogrdce de Chiapas, 177, p, 203-206
‘Casha Casto," de dos Gudade 6 Revia 0 priora
‘paca, am 196, p. To, reedtase en Oneuete aos de revolution 67
Chiapae 9974. 0
46
LAMALDIOON 0& FRAY BARTOLOME
Esta sobrevivié hasta la actualidad. Prueba de ello
ja estatua que en 1978 se erigié a la memoria del
jador de la ciudad. Constituye el Unico monumento en.
hhonor a un conquistador que se exhibe en toda la repabli
‘ea. Pero, atin mas elocuente es la persistencia de la figura
texaltada de don Diego en la historiografia local. En parti-
ular, el elogio que Eduardo Flores Ruiz en 1976 escribio
fen su Libro de Oro de San Cristébal, supera con creces lo
dicho por los autores decimonénicos.*!
Las exageraciones de Mariano Robles y Vicente Pineda
de alguna manera se entienden. El primero nunca quiso
escribir un ensayo histérico. Sus declaraciones figuran
dentro de un discurso politico, pronunciado en 1813 ante
Cortes de Cédiz. El segundo es un representante tipico
historiografia patristica que estuvo tan de moda en
la segunda mitad del siglo xix. En es
| y-cortiente la roméntica idealizacién del propio pasado,
haciendo caso omiso de los inevitables errores cometidos.
En cambio, en un autor moderno como Eduardo Flores
Ruiz, el culto ala leyenda es més dificil de digerir, sobre
todo por ser precisamente este historiador el que lleva la
‘exaltacién al extremo. Flores Ruiz presenta a un Diego de
‘Mazariegos quien, si no llega a santo, por lo menos es un
hombre digno de los altares de la devocién patriotice, ya
"que “supo ser grande en los designios de su mente, en los
___Sentimientos de su espiritu y en las obras de su brazo”.”
El autor tuvo por el heroico pater patriae una veneracién
‘al, que no dudé en inventar una interpretacién del blasdn
de armas de la familia Mazariegos con base en una serie
de virtudes supuestamente poseidas por don Diego. He
‘Aqui, en resumen, lo mas sobresaliente de esta hagiografia,
‘disparatada:
BE Fors is, ior ce ro ae San Crsthbal de Las Casas, 1976, pp, 2325.
cqubidem, p23. Vee tabi, del miso ar, area pro
\otdades ves de Chapas durant a colon en San Cristdba de Las
se lari Cac Pol on of 450 avers de su tandacén, 98,
donde desc t Masugoa como “nabs, pragntey verdadero
adit amisme tere aus valonts mito” p 62 ye oreuo Porgaminos
Yor en nvesigaciones ator sabre Chapos, 1873, pp. 482,89
ra 47{LOS ENAEDOS DE REMESAL
El escudo retrata a nuestro fundador de cuerpo
entero [.]: el oF0, que eampea como fondo princi.
pal, expresa nobleza de prosapia, justcia en el
gobierno y constancia en los peligios ||; la cruz
de gules dice: militar valiente, esforzado y victorio-
50; la bordura también roja, que en los combates
‘slié empurpurado con|a sangre de sus enemigos;
torres de oro sobre campo de gules: que al con.
uistar la fortaleza enemiga, también derramé su
[propia sangre, luchando con intr el pret,
ue es color sable, simboliza prudencia y recitud;
la celada 0 yelmo que corona el escudo, que sus
Pensamientos fueron siempre nobles y los supo
ejecutar; la celada con mirada hacia la derecha:
ue era de legitima ascendencia. Como todo lo
anteriormente expuesto, que consta por testimo-
hos histéricos, concuetda con esta setie de em-
bblemas, Mazariegos se ostenta digno de una me
‘motis Inmortal™
éCuales son los testimonios histéricos en los qué Flores
Ruiz se apoya? No hay otro que la tradicién oral recogida
reglads por Remesal. Los demés, es decir, los docu-
Mentos de archivo, muestran a un don Diego muy distinto
del presentado por el cronista dominico, De todos modos,
cel esboz0 idealizado de Remesal resulta sorpresivaments
‘ealista en comparacién con el grotesco retrato que ofrece
Flores Ruiz. El ditirambo heréldico que acabo de citar de-
‘muestra, al rojo vivo, la distorsién provocada en la histo
riografia chiapaneca por la interpretacién desbocada de ia
versién remesaliana, Sin embargo, la exaltacién de la
figura de Diego de Mazariegos es sdlo una de muchas
arbitrariedades que Remesal se permitié. La ligereza con
la que admitié lo escrito por Herrera y lo narrado por la
familia Mazariegos, Io llevé a cometer més de treinta
errores en menos de veinte paginas. Casi igual de nume-
donde pinta Mazariogo como un hombre “eu presi ra reconocio por
‘usltesy agmirado por sur comps tae, p.50y"un prec vren
‘uulvabalepary ato aabn de sia cuans ere eoperuaie™ 51,
‘Sibidem, pp. 2625: Las carsives son mies
48LOS ENREDOS DE REMESAL
rosos son los historiadores que lo imitaron, a veces equ.
vocandose junto con él, a veces creando sus propiog
enredos,
Hacer el inventario de esta lamentable secuencia de
‘malos pasos, que empez6 en 1619 y atin no termina, serg,
el objeto de los siguientes dos capitulos.
50.
CAPITULO
2
H a llegado ef momento de emprender una lec-
ture minuciosa de la version dada por Reme-
a conuista de Chiapas en suHlstoria general libro
Joly libro V,capitulos Xilla XV. La haremos desglo-
p los dos textos en una secuencia de treinta y un
8, una sobre la conquista de Soconusco, y
¥y analizaremos asimis-
puntos en donde Remesal amplié o alteré la infor-
encontrada en Herrera. Para realizar el cotejo,
smos al material contenido en varios documentos
rchivo, algunos de ellos inéditos.
tes de iniciar el trabajo hermenéutico propiamente
vale dejar en claro el plagio que Remesal cometio
‘a su fuente, Herrer
sia. No hay mejor demostracién que la yuxtaposicién
dos versiones. La de Herrera consta de tres pasajes,
breves, que se encuentran, el primero en la
all ibro V, capitulo Vil el segundo en el capitulo
{dea trisma seccién: y el ‘itimo en la década lV, libro
tulo XI, Copiamos los textos, cambiando ligeramen-
den establecido por el autor; es decir, poniendo ol
n segundo lugar, puesto que ésta fue la secuencia
Pitulo XIII, ya que éstos constituyen la informacién bé-
que Remesal tom6 prestada del Cronista de las Indias.
51