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Hace mucho que la diferencia entre objeto de arte y objeto mundano se hace ausen
te o se nos escapa con frecuencia. Ambos pueden portar o estar atravezados por u
n discurso, pero sin l dificilmente el objeto de arte subsista como tal. El arte
y los dems objetos pasan al olvido con la misma frecuencia.
Si hay tantos objetos lo que falta es la atencin suficiente para apreciarlos caba
lmente, es decir, no desde una perspectiva especfica (esttica, por ejemplo) sino d
esde cualquier perspectiva posible. Se necesita una actitud clida para poder apro
ximarse a cualquier objeto que se presente, como fra para no desesperar ante la i
nfinitud de cosas o, an, de caras de una misma cosa.
Vista una msica como objeto, es sabido, sta efervece y no puede situarse. Desde nu
estra perspectiva creativa esto es favorable. El nico peligro que corre es el de
ser cargada de un discurso demasiado pesado mediante el cual sea contradictorio
y colapsante para la obra el hecho de ser olvidada de un da a otro. Una msica o un
a esttica que nos ayude a acercarnos al mundo de los objetos tiene que contemplar
y aceptar su finitud interna (como obra temporal) tanto como su finitud externa
(como "objeto de consumo")

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