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Martha C. Nussbaum La fragilidad del bien tica en la tragedia y la Filosofia griega Z ¢€ Fortuna y m Visor Martha C. Nussbaum ee Fortuna y ética en la tragedia y la filosofia griega ble teh Malone, Visor La balsa de la Medusa, 77 Coleccién dirigida por Valeriano Bozal Ticulo original: The fragility of goodness. Luck and ethies in, Greek. tragedy and philosophy * a Published by the Press Syndicate of the University of Cambridge © Cambridge University Press; 1986 © de la presente edicién, Visor. Dis., S.A. 1995 Tomds Bretén, 55, 28045 Madrid ISBN: 84-7774-577-3 Depésito legal: M-26.179-1995 Visor Fotocomposicién Impreso en Espafia - Printed in Spain Graficas Régar, S.A. Fuenlabrada (Madrid) A Raquel Hay quienes piden oro, y otros, tierras ilimicadas, yo pido deleitar a mis conciudadanos hasta que la tierra cubra mis huesos — un hombre que alabé lo digno de elogio y sembré la acusacién contra los malvados, Pero la excelencia humana rece como una vid nuttida del fresco rocfo y alzada al htimedo cielo entre los hombres sabios y justos. Necesitamos cosas muy diversas de aquellos a quienes amamos sobre todo en el inforcunio, aunque también el gozo busca unos ojos en los que confiar, Pindaro, Nemea ,VUII. 37-44 La verd siendo en si misma, por sf misma y consigo misma, eterna y tinica, y verd que todas las otras bellezas participan de ella en modo tal que, aunque nazcan y mueran las demés, no aumenta ella en nada ni disminuye, ni sufve ninguna alteracién... En este lugar, querido Sécrates, més que en ningiin otro, es visible }a vida del ser humano, allf donde contempla Ja belleza en sf... Crees acaso que la vida serfa vil para quien pusiera la mirada err élla de la manera apropiada y estuviera en unidn con ella? ¢O no te das cuenta de que sélo alli, donde ve lo bello.con la facultad con la que es visible, podré engendrar, no simulacros de excelencia, ya que no estd captando un simulacto, sino la verdadera excelencia, pues esti aprehendiendo la verdad;,y de que el que ha procreado y alimenta una excelencia verdadera seré amado por los dioses, e inmortal, si es que esto le fue posible alguna vez. a un hombre? Platén, Banguete, 211b-212a Socrates: entonces, :qué es el ser humano? Alcibiades: no sé qué contestar. Platén, Alcibtades, 1, 129e 9 Indice Profacio Agradecimientos.. Abreviaturas... 1. Fortuna y ética Una preocupacién del pensamiento ético griego: la vida buena depende de factores que los seres humanos no dominan. La bisqueda de la autosuficiencia mediante Ia razén; sus limites. Por qué.estos pro- blemas, tan importantes para nosotros, se tratan raramente en la ética moderna. Ties subproblemas: elementos vulnerables del buen vivir; con- Micto contingente entre valores; elementos ingobemnados de la persona- lidad. Esquema de estudio. Las obras literarias, indispensables para una investigacién filoséfica sobre estas cuestiones .. ° paRTEI ( $i La tragedia: Fbgilidad y ambicién 2. Esquilo y el conflicto préctico El tratamiento de los dilernas pricticos en la tragedia griega: seriedad con que se toman, irresolucién del conflicto trdgicor critica de dicho tu tamiento, considerado un signo de pensamiento ilégico-y primitivo L Bosquejo del problema. Factores que habitualmente juzgamos importantes en la valoracién de los casos de conflicto prictico. Razones para no considerar que la distincién moral-no moral sea central para la investigacién ..... 19 21 25 27 53 TI, Algunas «soluciones filoséficas al problema... ae III. Dos casos de conflicto trégico en Esquilo: Agamenén en Aulide, Etcocles ante las puertas.... IV. Concepcién implicita en la obra de la respuesta apropiada en tales casos. Qué significa decir que estas experiencias pueden ensefiar... V. La concepcién tragica frente a las teortas de los fildsofos del ept- grafe II. Logros de la concepcién de Esquilo . am 3. La Antigona de Séfocles: conflicto, visién y simplificacién @Podrfa una persona racional planear su vida para evitar en la medi- da de lo posible situaciones como las descritas en el capttulo 2? Una forma serfa simplificar y reducir el ambito de los propios compromisos tun ejemplo de razén préctica ordinaria, dividida y en Sus inteligentes redefiniciones; sorprendentes consecuencias para el amor y la religién. Los motivos de su plan; el fracaso de éste .. IIL. Antigona: su concepcidn del valor se hace también més estrecha, pero de modo diferente. Su reinterpretacién de determinados tér- minos y concepciones. Por qué su plan, a pesar de sus defects, es superior al de Creonte. IV. Para Hegel, la obra apunta a una sintesis en la que se hace justicia a las dos esferas de valor en conflicto. La lirica coral ayuda a examinar esta tesis. El parodos: los ojos y la visién, lo simple y lo complejo. La oda al ser humano: las profundas ralces del conflicto en la vida civil. La oda a DAnae: pesimismo sobre Ia relacién con el acaecer. Un conflicto de orden superior acerca del conflicto mismo. La res- puesta pesimista de Schopenhauer... a V. Tiresias y Hemén: racionalidad humana flexible, Su relacién con la atmonia, con la fortuna. La invocacién.a Dionisos. Conclusiones de la parte I La tragedia y la vulnerabilidad de los valores considerados individual- mente., PARTE II Platén, gbien sin fragilidad? Introduccién Continuidad del pensamiento de Platén con Ia tragedia. Dos proble- mas metodolégicos: la evolucién del pensamiento filosdfico en el tiempo, la forma dialogada... 12 60 | 4, BL Protdgoras: una ciencia del razonamiento prictico 64 a La antitesis entre tfche y tdcbne (arte 0 ciencia) y Jos mitos sobre el potencial salvador de esta tiltima: una esperanza de progreso humano.... 75 I. El escenario dramético: los problemas de la wehe. 83 IL. El concepto general de la téchne en la ciencia griega preplaténic: ; | TIL, El relato de Protigoras acerca del progreso humano pata’ dominar la tfche. Qué rtchne ensefia y de qué modo ésta supone un avance en la solucién de nuestros problemas. Piatt ITV. La ciencia' de la medida: qué la motiva y qué progresos permite. En * tomo a la akrasfa: la funcién del placer como ctiterio de la eleccién. Modo en que la conmensurabilidad de los valores sirve para elimi- 89 nar [a ahrAsldceo V. Una conclusién socrética para el mito de Protigoras 93 Interludio I: El teatro antitrigico de Plat6n El didlogo filoséfico, nuevo tipo de escritura. Indistincién anterior 94 entre lo filos6fico y lo literario. El poeta como maestro ético. La deuda posi- tiva del didlogo con la tragedia y su repudio de ésta. La ruptura estilistica de Platén es la manifestacidn de una profunda critica MOFal escsssssessoee 105 5. La Reputblica: el verdadero valor y la perspectiva de la perfeccién Inicio del didlogo: a qué merece la pena verdaderamente aspirar.... 1. Supuesta insuficiencia de los argumentos de Platén para situar la vida contemplativa en la cima de la jerarqu‘a. Un razonamiento a profundo, aunque dificil, acerca de la necesidad y el valor intrinse- . co, Repiiblica IX: paralelismos con el Gorgias y el Filebo I. El discurso de Aristéfanes: el amor entre individuos tinicos: pers- pectivas y problemas 124 IIL, Diotima y el ascenso del amor. Motivaciones prdcticas. Lo que ofte- - cen los juicios de homogencidad cualitativa. Cémo el amante con- sigue la autosuficiencia... TV. La entrada de Alcibfades. Su declaracién de que dird la verdad mediante imagenes. El relato de un amor particular; el deseo de conocimiento del amante ... oe V. Alcibfades procesado. Eros y esclavitud. Confrontacién entre dos concepciones del valor = 129 : 6. El discurso de Alcibiades: una interpretacin del Banguete La crftica de que Platén no tiene en cuenta el amor personal: esta 133 acusacién debe valorarse considerando el diélogo en su integridad..... 135 138 141 149 158 172 ates Gm 193 196 213 214 220 223 1. Composicién del didlogo, Fechas draméticas in IL. EI discurso de Arist6fanes: el amor entre individuos tinicos; pers- pectivas y problemas IIL. Diotima y el ascenso del amot. Motivaciones précticas. Lo que ofte- cen los juicios de homogeneidad cualitativa. Cémo el amante con- sigue la autosuficienci IV. La entrada de Alcibiades. Su declaracién de que dird la verda mediante imagenes. El relato de un amor particular; el desco de conocimiento del amante jensen i V. Alcibiades, procesado. Eros y esclavitud. Confrontacién entre dos concepciones del valor.. 7. «No es cierto ese decir: locura, razén y retractacién en el Fedro Aparente distancia entre el Fedroy los didlogos intermedios: el pues- to del amor y la locura en Ia vida buena... I. Locura: qué es, cémo se critica en otros didlogos. Los dos primeros discursos contienen elementos de la postura defendida por Platén en los didlogos intermedios .... ta . El elogio socritico de (ciertos tipos de) locura. Los elementos no incelectuales, importante fuente de energia motivacional. Su fun- cién de orieatacién, incluso cognoscitiva, en nuestra aspiracién al bien, Relacién entre amor y saber, La pasién personal, parte intrin- secamente valiosa de la vida éptima. Consecuencias para la con- cepcidn platénica del alma y la identidad personal, Relaciones entre la accién del didlogo y sus tesis &ticaS.sssmemusnenmenmunene IIL. La psicologta moral en la condena de los poetas. Hasta qué punto el discurso podtico recupera un lugar de honor, Filosofia y estilo .. IV. Motivos de la retractacién. Naturaleza de sus verdadcs... oe PARTE III Aristételes: la fragilidad de la vida buena del ser homano Introduccién Motivos de un estudio general sobre el método y la accién. 8. La salvacién de las apariencias de Aristételes Aristételes anuncia su intencidn de filosofar sin salirse de los confi- nes de los phaindmena (apatiencias). Dificultad para interpretar y valo- rar esta concepeién 14 232 238 243 252 263 269 273 284 297 302 31 315 L Qué son los phainémena. Relacién con el lenguaje y Ins opiniones ordinarias. fae aah IL. Funcionamiento del método. Cémo se recogen las apariencias y _ cuales conviene Seleccionar. Dificultades. El retorno a las aparien- cias: la funcién de un juez competente. TIL. Las apariencias mds basicas. EL ptincipio de no contradiccién nece- sario para el pensamiento y el discurso. Cémo puede refurarse un principio en el seno de las apariencias. a TV. Defensa del método contra las criticas de pereza intelectual y con- servadurismo, Labores positivas y negativas de la filosofia aristotéli- . ca: contraste con Wittgenstein... 9. Los animales racionales y la explicacin de la accién Relaciones entre las cuestiones éticas planteadas en esta obra y una teoria de la accién, Los (aparentemente) insdlitos modos de proceder de Aistételes: una «explicacién comtin del movimiento de los animales» .. I. Las opiniones (griegas) ordinarias sobre la explicacién causal del movimiento animal. Intencionalidad de la creencia y el deseo .. II. Un modelo fisiolégico de explicacién causal en la ciencia primitivas tendencias reduccionistas y sus consccuencias. Las ctfticas de Platén; su defensa de un modelo de explicacién psicolégica que afsla el intelecto de las restantes facultades del animal... i TIL El interés de Aristételes por una concepcidn genérica del desear. El término drexis;su funcién en el rescate de las nociones ordinarias de intencionalidad. Una relacién entre el movimiento dirigido por fines y la falta de autosufiencia.. IV. La explicacién por los procesos cognoscitivos y el nacién de una conexién ldgica y causal entre explanantia y expla- nandum puede-considerarse ina ventaja, y no un defecto, de la con- cepcién aristotélica. Por qué una descripcién fisioldgica no es una dlescripcidn causal... a V. La explicacién aplicada al «movimiento voluntarion. Retacién con la evaluacién ética y juridica 10. La deliberacién no cientifica La prudencia no es un saber cientifico; el criterio de la eleccién correcta es la persona prudente, Aparente relacién de estas tesis con la crftica de Aristéreles a la autosuficiencia platdnica . L El antropocentrismo de la biisqueda de la vida buena IL, Critica de la conmensurabilidad de los valores 319 321 328 337 343 346 349 354 357 364 373 375 377 15 IIL. El requisito platénico de generalidad. Defensa atistotélica de la pri- macia de lo particular concreto IV. Funcién de los elementos no intelectuales en la deliberacién, Comparacién con el Fedo... a V. La persona prudente y un aparente problema de razonamiento en circulo . seen VI. Un ejemplo de deliberacién aristotélica. Esta concepcién convierte al agente en vulnerable al acontecer 11. La vulnerabilidad de Ja vida buena del ser humano: actividad y desastre La eudaimonfa wnecesita bienes exterioresy: cudles, cuando y en qué medida... 1. Dos posturas extremas en torno a la fortuna: el método dialéctico de Aristételes.. as TL. Primera poscura extrema: la fortuna es el tinico factor decisivo para Ja vida buena, Rechazo de esta tesis; hechos y valores en la investi- vida humana buena es enteramente invulne- rable a la fortuna. Dos versiones. La critica de Aristételes ala teorfa de la «buena condicién»: dificultades e impedimentos para la acti- IV. Impedimentos a la activi Priamo. Otros casos trdgicos similares ... V. El deterioro del propio cardcter bueno ve VI. Funcién del riesgo y las limitaciones materiales en Ia constitucién del valor de determinadas virudes importantes... 12, La vulnerabilidad de la vida buena del ser humano: los bienes relacio- nales , Los constituyentes relacionales de la vida buena: su especial vulne- rabilidad .... I. La actividad y la afiliacién polfticas. Su precariedad. Su valor ins- trumental para el desarrollo y conservacién del cardcter bueno. Consecuencias para la teorfa politica. Su valor intrinseco, Gestién politica del conflicto.... Il, Los philoi son «los mayores bienes externos». Naturaleza de la phi- lia. Tipos y fuentes de su vulnerabilidad. Su valor instrumental para el desarrollo y conservacién del cardcter bueno, la permanencia de la actividad y el conocimiento de uno mismo. Su valor intrinseco. 16 382 391 393 396 403 404 406 407 413 422 426 431 433 443 Apéndice a la parte Ill: Lo humano y lo divino ‘Textos aristotéljcos que evidencian una postura plat6nica, més préxima a la perspectiva divina. Los textos sobre una jerarquia general de las vidas en funcién de su bien. El caso especial de Erica Nicomaguea,'X. 6-8; su incompatibilidad con el resto del pensamiento ético de Aristételes... Interludio HI: La fortuna y las pasiones trdgicas Un controyertido pasaje de la Poética: relacién entre la primacta de la * accidn trdgica y'determinadas ideas sobre las funciones del cardcter y la accién en la eudaimonta. Relacién con las ctiticas de Aristételes al tedtico de la buena condicién y al platénico, La tragedia examina la diferencia entre ser bueno y vivir bien. Por qué la compasién y el temor son irracionales ¢ inttiles para quienes niegan el papel de la fortuna, pero valiosas fuentes de aprendizaje para el aristotélico. La fort ra de Aristételes.. Epflogo: La tragedia 13, La convencién traicionada: una interpretacién de la Hécuba de Eurfpides Bl fantasma de un nifio asesinado. Rechazo de la obra por quienes piensan que el cardcter bueno no puede edtromperse.... I. El discurso de Hécuba sobre la firmeza del cardcter bueno en la adversidad. Su postura en el debate naturaleza-convencién. Relaciones con la narracién de Tucfdides sobre Corcira. Polfxena, ejemplo de noble ingenuidad im TL, La unidad de la obra. El crimen de Poliméstor. Descomposicién del cardcter de Hécuba i i TIL La venganza, nueva «convencién» de Hécuba. Estructura y explica- cién.. i IV. Relacién de la obra con las tesis aristotélicas V. Nada humano es digno de confianza. Significacién positiva y nega. tiva de esta idea. La roca de Hécuba, sefial por la que se guiardn los navegantes... Bibliografa.... Nota del traductor sesesssi Indice de nombres y materias, Indice de textos. 463 Prefacio Eite libro puede leerse de dos maneras, Salvo en la parte dedicada a Aristoteles, en cada capitulo presento un estudio de tina sola obra, estructura filos6fico-literaria, Ello significa que el libro contiene interpretaciones de tragedias completas (en el capitulo 2, de partes significativas de dos tragedias rela- cionadas), en lugar de una investigacién sistematica sobre el pensamiento moral del siglo v. Significa también que, en los capitulos consagrados a Platén, he tomado muchas precauciones antes de formulae afirmaciones gencrales sobre el pensamien- to de este autor (como cn el capitulo 5, intentando establecer una conexién entee cllos sélo en la medida en que dicha conexién concuerda con la interpretacién filo- ssfico-liveratia de didlogos concretos. Pienso que este proceder se adapta mejor a la complejidad de los textos que un enfoque sistematico por temas, En consecuencia, los distintos capitulos son relativamente autosuficientes y cada uno arroja una luz particular sobre los problemas que se sefialan en el capftulo 1. En otras palabras, el lector puede dirigirse libremente al capitulo 0 capitulos que més le interesen. Sin embargo, el libro contiene también una interpretacidn histérica general de ln evo- lucién del pensamiento griego acerca de las cuestiones planteadas, muy relacionada con el debate filoséfico general sobre los méritos de las distintas propuestas de vida autosuficiente. Dado que la estructura que he elegido conficre a las conexiones tematicas una forma mds parecida a una tela de arafia heracltea (véanse las pigs. 113- 114) que.a una linea recta, oftezco las siguientes ayudas al lector interesado en seguir mi estudio de un determinado tema a través de los sucesivos capftulos: 1) un esque- ma general en el capftulo 1; 2) un indice general bastante detallado; 3) frecuentes referencias de unos cap{tulos a otros; 4) un pormenorizado indice analitico. La mayor parte de los debates eruditos sobre las interpretaciones de otros auto- tes, toda la bibliografia y una serie de cuestiones filoséficas petiféricas aparecen en Jas notas numeradas. Las notas con astetisco contienen informacién esencial para la comprensién del texto. para respetar su compleja 19 Agradecimientos Para Ja planificacién inicial de la presente obra, en 1977-78 disfruté de un perfodo sabitico concedido por la Universidad de Harvard y de una beca de huma- nidades de la Universidad de Princeton. En 1979 se me concedié una «National Endowment for the Humanities Summer Grant», con la que llevé a cabo mis.pri- meros trabajos sobre la parte de Aristételes. En 1981, una beca Guggenheim me permicié ultimar la primera versién del libro; el Instituto Bunting del Radcliffe College fue un estimulante ambiente de trabajo. He lefdo partes de este libro en lugares muy diversos; he publicado algunas y distribuido copias de otras. Gracias a ello, el ntimero de personas a las que debo manifestar mi gratitud por sus sugerencias y criticas es superior a lo habitual, La mayor parte de los agradecimientos por aspectos concretos se recogen en las notas de los capitulos. Aqui deseo expresar mi gratitud por su inestimable ayuda a Julia Annas, Myles Burnyeat, Sissela Bok, Geoffrey Lloyd, Hugh Lloyd-Jones, Nancy Sherman, Gregory Vlastos y Bernard Williams, que leyeron el manuscrito en su totalidad en sus etapas finales y aportaron generosamente sus observaciones. Tengo una deuda de gratitud menos tangible y més general con varias personas cuyo esti- mulo y conversacién han sido alimento de mi obra durante afios, especialmente, Stanley Cavell, Arnold Davidson, Robert Nozick, Hilary Putnam, David Wiggins, Susan Wolf y Richard Wollheim. Hace mucho que este proyecto me daba vueltas en la cabeza, pero por primera vez. tomé forma concreta como posibilidad real en el seminarjo Moral Luck ditigido por Bernard Williams en Harvard en 1972-73, Las * criticas de Williams y su obra filoséfica han sido de gran valor para mi durante afios _ de trabajo éobre estos temas, y no en poca medida en aquellos aspectos en los que discrepamos; deseo expresarle mi reconocimiento. ~ Finalicé este libro durante el afio que pasé como profesora visitante en el Wellesley College. Siento especial gratitud hacia quienes hicieron posible mi nom- bramiento, y hacia esa institucién en general, por el clima de serenidad y ayuda del que disfruté durante aquel periodo de intenso trabajo; asimismo agradezco a Mellon Grant, también del Wellesley College, su colaboracién en la compilacién de la bibliografia. Como no redacté este libro en Brown, no puedo expresar el acostumbrado agea- decimiento a mis compafieros. Sin embargo, puesto que envie el manuscrito a la imprenta durante mi segundo semestre en esta insticucién, no quiero omitir el res- Peto y afecto que siento por mis colegas de Filosofia y de Clésicas. El compaftris- mo que he encontrado aqui, el entusiasmo de los dos departamentos por la filoso- fia antigua y la atmésfera de armonfa y respeto mutuo en la que se han debatido y 21 puesto en practica los planes de la asignatura, me han conyencido de que este es un espléndido lugar para cl estudio y Ia investigacién. Deseo expresar mi especial gra- titud a los dos jefes de departamento, Dan Brock y Kurt Raaflaub, por el calor con que me han acogido, su amabilidad y el estimulo de su conversacién. Los capitulos 11, 12 y 13 y el interludio I fueron presentados en las conferen- cias en memoria de Eunice Belgum, pronunciadas en el St. Olaf College de Northficld, Minnesota, en febrero de 1983. Eunice Belgum fue estudiante de licen- ciatura en St. Olaf, y becaria de posgrado conmigo en Harvard a principios de los afios 70. Entre los temas que le interesaron figuran vatios de los que se tratan en esee libro: las concepciones griegas de la pasidn y la accién, la relacién entte conflanea y autonomfa y la conexién entre las teorias filosdficas y los ejemplos literarios. Eunice se suicidé en 1977, cuando daba clases en el William and Mary College. Al recor- darla y dialogar con sus padres sobre la relacién entre el contenido de las conferen- cias y sus esfuerzos por comprender la muerte de su hija, empecé a pensar que el vinculo que me une con los temas en que trabajo era mucho mds complejo de lo que habja supuesto, Como investigadora y docente, sent{ que, lejos de ser pasiva- mente vulnerable a la fortuna, posefa recursos para desarrollar una actividad auto suficiente. Se me ocurrié preguntarme si el hecho de escribir sobre la belleza de la vulnerabilidad humana no serfa, paradéjicamente, una manera de volverse menos vulnerable y dominar mejor los elementos incontrolados de la vida. Quiero dedicar ¢s0s capitulos a los padres de Eunice, Joe y Esther Belgum. Al lector (a m{ misma), dejo planteada la cuestién de qué tipo de acto ético es la redaccién de este libro. Después de un periodo tan prolongado, el niimero de mecandgrafos a los que debo agradecer su habilidad y dedicacidn es muy superior al acostumbrado. Quiero dar las gracias a Cathy Charest, Peg Griffin, Lisa Lang, Susan Linder, Leslie Milne, Jan Scherer, Jane Trahan y Martha Yager, Paula Morgan confeccioné la bibliografia, ordenando una enorme cantidad de referencias. Russ Landau merece todo mi agra- decimiento y mis elogios por la preparacién de los dos indices. A mis editores, Jeremy Mynott y Paisline Hie, les agradezco su inteligencia y comprensién poco comunes. Providence, Rhode Island ; Martha C. Nussbaum Pa Febrero de 1985 Diversas partes de este libro han sido publicadas anteriormente: El capitulo 2 aparecié en Ethics 95 (1985), pags. 233-67; una versién abreviada se publicé en un volumen en memoria de Victor Goldschmidt compilado por J. Brunschwig y C. Imbert (Paris, 1984). Algunas partes del capitulo 4 se recogen en mi trabajo «Plato on comensurability and desires, Proceedings of the Aristotelian Society Supplementary Volume 58 (1984), pigs. 55-80. Una versién anterior del capitulo 6, con el titulo «The speech of Alcibiades: a reading of Plato's Symposiums, fie publi- cada en Philosphy and Literature 3 (1975), pégss. 131-72, Del capitulo 7 existe tam- bién una versién anterior itulada «This story isnt true: poetry, goodness, and 22 understanding in Plato's Phaedrus», en J. Moravesile y PB Temko, comps. Plato on Beauty, Wisdom and the Arts (Totowa, Nueva Jersey, 1982), pigs. 79-124. Una versién resumida del capitulo 8 puede encontrarse en M. Schofield y M. Nussbaum, comps. Language and Logos: Studies in Ancient Greek Philosophy in Honor of G. E. L. Owen (Cambridge, 1982), pigs. 267-93. Una versién més antigua del capftulo 9 se publicé bajo ef titulo «The ‘common explanation’ of animal motion», en B. Moraux y J. Wiesner, comps. Ziveifelhafies im Corpus Aristatelicum (Berlin, 1983), pigs. 116-36. 23 OSAP PAPA PAS PASS PBA PCPS Phil Lit PPA PR REA RM TAPA ¥cs Abreviaturas con que se designan revistas y obras de referencia Archiv fiir Geschichte der Philosophie ‘American Journal of Philology Classical Journal Classical Philology Classical Quarterly Classical Review Greece and Rome Greek, Roman, and Byzantine Studies Harvard Studies in Classical Philology Journal of the History of Philosophy Journal of Hellenic Studies Journal of Philosophy A Greek-English Lexicon, compilado por H. C, Liddell y R. Scott, revisado por H. S. Jones, con suplemento. Oxford, 1968 Museum Helveticum New Literary History New York Review of Books Osford Ssudies in Ancient Philosophy Proceedings of the American Philosophical Association Proceedings of the Arisgotelian Society Proceedings of the Aristotelian Society, Supplementary Volume Proceedings of the British Academy "Proceedings of the Carsbridge Philological Society Philosophy and Literature Philosophy and Public Affairs Philosophical Review Revue des études anciennes Review of Metaphysics Transactions of the American Philological Association Yale Classical Studies : 25 Fortuna y ética «Pero la excelencia humana crece como una vid, nuttida del fresco rocfoy alza- da al hiimedo cielo enere los hombres sabios y justos»', Pindazo presenta de esta forma un problema que se encuentra en el nticleo del pensamience griego sobre la vida buena. Es un poeta que ha dedicado su existencia a escribir odasliticas en ala. banca de la excelencia humana, Esta trayectoria presupone, tanto por pare del autor como de sus lectores y oyentes, la idea de que la excelencia de una persona buena le cs propia, pudiéndosele pedir cuentas de su posesién y de su ejercicio® Tamediatamente antes de los versos que acabamos de citar, cl poeta eucga que se le conceda morir como ha vivido, es decit, como alguien que ealabé lo digno de elo. Bio y sembré la acusacién contra los malvados». Su «pero», que podria haberse tre ducido igualmente por «y», contin y matiza esta plepari sgna buena es como Ia planta joven: crece en el mundo dé dad constante de alim de una buena cepa, Per La excelencia de la per- el mundo débil y quebradiza, en ne tion’. Para desarrollarse bien, la vid debe proceder Recesita, para mantenerse sana y perfecta, una * Pindaro, Nemea YIU 40-2; las citas siguientes son de las lineas 39 y 42-4, «Vid aparece en virtud de una corceccién de Bury, hoy da aceprada ampliamente, aunque no por todos los extudiosos el tex , sin corregir decia ecrece como un Arbol. La cuestién no afecta a mi argumentor Sobre la areté 6 exec, lencia, véase mds adelante, pag. 33, i | Las convenciones del epinicio han sido objeto de estudio en la obra ya clisica de Elzoy Bundy Studia Pindariea (Berkeley, 1962), que transformé la critica de Bludaro mostrando la medida en que la con vepcién compartida, y no al hecho aucobiogeéfico idiosincrésico, es Ia que modela la autopresentacion del poeta y otros rasgos de su prictca. Sobre estos dessrollos de la ctltica, véase H Lloyd Jones, *Modern interpretation of Pindar, /HS93 (1973), pigs. 109-37; para una interesante introduccién al Poeta y a la critica sobre di, véase Hi. Lloyd-Jones, «Pindar, Lecture on 2 Master Minds, PBA (1982), Pigs, 139-163. Dos estudios recientes sobre la tradicién del epinicio y el lugar que ocupa Pindaro en ella son los de M. R. Lefkowits, The Victory Ode (Park Ridge, Nueva Jersey, 1976) y K. Crotty, Song and Action (Baltimore, 1982). » El simil de la planta es tradicional; véanse, por ejemplo, Himne Homérico « Démcter 237-41, ¢ Mada XVUL, 54-60, 437-41 sobre el desarrollo del héroe. Veremos otras apaticiones posteriores del siail ¢n los capitulos, 3, 4, 6,7 y 13. Para un interesante estudio sobre su rela con la amencacién, que apoya nuesera idea ce que fa planta connota una excelencia especificamente mortal y vulnerable, véwe G. Nagy, The Best ofthe Acheans (Baltimore, 1979), pigs. 181 y ss. Nagy ofece una explcacién muy perspicaz del desarrollo, en la tradicién poética antigua, de una concepcién de Ia excelencia humana ina ‘anzable para un ser aurosuficiemte y carente de necesidades. (En mi articulo «Pyche in Heraclitus, IL, Phronesis 7 (1972), pags. 153-70, estudio los trabajos anteriores de Nagy y ateibuyo a Herddlito la afr, 27 meteorologia favorable (rocfo y Huvias suaves, ausencia de heladas repentinas y de vientos fuertes), y la dedicacién de cuidadores solicitos ¢ inteligentes. Lo mismo sucede con los seres humanos. Hemos de nacer con las aptitudes adecuadas, vivir en circunstancias naturales y sociales favorables, relacionarnos con otros seres humanos que nos brinden ayuda y no sufrir desastres inesperados. El poema prosigue con los siguientes versos: «Necesitamos cosas muy diversas de aquéllos a quienes amamos: sobre todo en el inforcunio, aunque también el gozo busca unos ojos en los que con- fia.» También aqui icién a la fortuna y nuestro sentido del valor nos hacen depender de algo que existe fuera ¢ a primera, porg te fuera de nosotros: Ia primera, porque suftimos penalidades y podemos necesicar algo que sélo otros estan en condiciones de ofte- cernos; el segundo, porque aun cuando no tengamos necesidad de la aytida de ami- gos y sees quetidos, el amor y la amistad nos importan en s{ mismos. Incluso el gozo del poeta es incompleto sin la vaga dicha de verlo confirmado en otra mirada en cuya comprensién, buena voluntad y sinceridad se pueda confiar. Ese gozo es como el cazador al acecho de una presa siempre esquiva', Gran parte del poema versa sobre la envidia y el modo en que la mentira puede corromper el mundo. El macién de un contraste entee la excelencia autosuficiente de los dioses y la excelencia necesitada de los seres humanos vulnerable.) Para otros datos relacionados con las concepciones tradicionales sobre la ssituacién humanas en Ja pocsfa griega antigua, véase J. Redfield, Nature and Culture in the Iliad (Chicago, 1975), especialmente las paginas 60-6 y 85-8. Una utilizacién mis peyorativa de la imagen de fa planta por parce de Aristételes se comenta mis adelante (capitulos 8 y 11). También Platén (Zimco 90a) insiste en que no somos plantas terrenales, sino celestiales. Algunos textos al respecto de Platén y Asistétcles los comenta E. N. Lee en «Hoist with his own petards, en Lee, Exegesis. Para otro uso del smil de la planta en el poema, véanse la linea 12 (dblasten, el nifio brota), y ta linea 28 (phytyehéis, ta salud puede ser «plantada y cuidada» con la ayuda de un dios). 4 Esco parece set lo que implica aut el vebo masteéi: compérese con el Agamenén de Esquilo (1093- 4) el comentario que sobre el pasaje hace E. Fracnkel, Acscylus: Agamemnon (Oxford, 1950), El tér- mino parece significar en general, ebuscar, wacechar, eseguit la pista des. En el pasaje de Esquilo, cemnestra es comparada explicicamente a un perro de caza que sigue el rastro de la sangre; la frase siguiente masteyéi d' hin aneyrési phénont la teaduce Fraenkel por «sigue el rastro del homici autores ofrecen versiones similares. Dada la relativa rareza del término es dificil saber si su sola presencia implica la idea de cazar o seguir un rastro. Al menos podemos infer del pasaje de Esquilo que esta acep- cci6n se consideraba particularmente adecuada para el tipo de biisqueda intensa y ansiosa que efectiia un perro. La frase en Smmasi shéitaipistén, ie sigue al verbo, es dificil y presenta miltiples ambigdcdades. Literalmente puede traducirse «situar para uno mismo lo digno de confianza en los ojos». A st vez, esto puede incerpretarsc al menos de cuatio modes: 1) depositar fa confianza (siruar lo digno de confianza para * no mismo) en los ojos de alguien (el amigo); 2) situar algo o a alguien digno de confianza (cl amigo) ante los propios ojos; 3) hacer visible (poner ante las ojos) algo seguro o digno de confianca (tal vex el poem’); 4) establecer un vinculo o hacer tna promesa dignos de confianza ance los ojos de la gente. Ea fesumen, no podemos determinar si los ojos en cuesti6n son los de la persona, los del amigo 0 los det grupo; tampoco sabemos si ta pistér es el amigo, el poema, una promesa concreta o la cualidad de mere- cer la confianza en abstracto. He elegido para la traduccién la primera interpretacién, preferida también y justificada adccuadamente por Farnell (The Works of Pindar (Londres, 1932]); cada una de las versio- nes restantes tiene sus propios ¢ influyentes defensores. No pretendo eliminar un modo arbitrario la ambigiiedad de una frase sugerente, pues parce de dicha ambigitedad es sin duda deliberada, Sin embas- 80, pienso que la primera y segunda versiones se ajustan mejor en algunos aspectos al contexto del pocma aque la tercera y la cuarta. Todo el pasaje se relaciona con la amistad personal y el vinculo de la confian- za que une a dos amigos. El sentido general ha de ser: «Necesicamos a los amigos amados especialmente en las dificultades (0 en el erabajo); pero debemos también confiar en ellos en los tiempos felices (0 com- partir con ellos nuestra alegria por la victoria, como con alguien en quien confiamos), No puedo hacer esto en el caso presente, pues Megas ha muerto y no puedo devolverle la vida. Mi deseo de compartir esta alegela es vano y vaclo. Pero al menos puedo escribir este poems...» Las interpretaciones primera y 28 gavr 7 amigo en quien confia y a quien invoca el poeta ha muerto, se encuentra més alld del alcance de sus vetsos. Todas estas necesidades de cosas que, como humanos, | escapan a nuestro control, no sélo se relacionan con sentimientos de felicidad o de satisfaccién, Aquello que lo externo autre ¢ incluso contribuye a constituir es la excelencia o el valor mismo dei hombre. Proxima al final del poema, entre la expresién del deseo de motir elogiando el bien y la invocacién al amigo muerto, la imagen de la vid ilustra un hondo proble- ‘ma que afecta a la situacién del poeta, que, por otro lado, es también la nuestra. Se trata de la mezcla entre lo que nos es propio y lo que corresponde al mundo, entre | fa ambicién y lamulnerabilidad, entre el hacer y el ser hecho, mezcla que se da en ; e8t2 vida y en toda vida humana, Con ello se plantea la cuestién de las creencias que j Sustentan la prictica ética. {Cémo puede Pindaro ser un poeta que elogia el valor humano si éte no es més que una planta necesitada de Iluvia y riego? Se invita, pues, al lector a examinar la idea que tiene formada de s{ mismo. En qué medida podemos distinguir entre lo que cabe atribuir al mundo y fo que corresponde al ser humano en Ia valoracién de una vida? Por otra parte, zhasta qué punto debemos insistir en semejantes distinciones, si de hecho vamos a seguir elogiando el valor , humano como hasta ahora? Y, por tiltimo, :podrfamos mejorar esta situacién some- tiendo a nuestro dominio las cosas mds importantes, como los éxitos personales, la politica y el amor? El problema se torna més complejo si se considera otra sugerencia de la imagen poética, a saber, que la peculiar belleza de Ia excelencia Jumana reside justamente en su yulnerabilidad. Ta delicadeza de una planta no es la dureza destumbrante de una gema. Aqui parecen coexistir dos tipos de valor, tal vez. incompatibles. Quizé la belleza del verdadero amor humano tampoco sea del mismo tipo que la belleza del amor que puede suscitarse éntre los dioses inmortales; es decir, el primero no sélo se distinguirfa del segundo por su brevedad, El hiimedo cielo que cubre a los mor- tales y resttinge sus posibilidades confiere al mismo tiempo a su medio un esplen- dor fugaz que, sospechamos, se halla ausente del universo divino. (Un poeta poste- rior hablard de la frescura hdimeda, «rociada» del joven Ganimedes secindose tras el bafio como de una belleza y una sexualidad perdidas desde el momento en que el segundz se ajustan a este significado general; la primera parece algo mis adecuada porque en dmasi sige enn ince See gf en tas ge msds ao ai la segunda interpretacién, no podemos comar una decisién definitiva. El comentador establece una ‘comparacién con el fon de Euripides (732) donde se dice es ommat" eynou ph6tor emblépein giiky, «con- tcmplar la dulzura en los ojos de una perscina bien dispuestas, mostrando que entiende el pasaje en el primer sentido. La tercera versién (al menos tal como el profesor Lloyd-Jones me la ha transmitido de ‘manera informal) que hace del poema una mucstra de amistad, no me parece demasiado convincente, pues no esperamos que el poeta diga que sus esperancas se han visto frustradas por la muerte de Megas. Si la esperanza en émmasi ores istin se frustra, no puede ser la esperanza de escribir cl poems. El poema se presenta, nto como ef cumplimiento de esta esperanza (pienso que ello es imy concepcién de Pindaro de la magnitud y la importancia ‘ica de ia pérdds dela amistad) es coo sustituto 0 consuelo tras el término de la amistad y el cambio de la confianza por Ja muerte. Con tela- ci6n a la cuarta versi6n, no veo claro en absoluro qué promesa tienen en mente sus defensores; tampo- co he descubierto paralelos convincentes de shéstai pistin en este sentido, Una iiltima razén para prefe- rir Ia primera versi6n radica en la idea que transmite de que es en los ojos donde se asienta la confianza centre los amigos. Esta idea, omnipresente y hondamente enraizada en el pensamiento griego, que comen- ‘aremos con mds detalle aportando otros ejemplos en los capttulos 3 y 13, es muy adecuada para la alu- sign de Pindaro en este contexto, ya que entiquece el sentido del poemna. 29 dios enamorado le concedié la inmortalidad, condenando asi su propia pasion)’, En el poema de Pindaro, y de modo omniprese la tradicién poética griega, la excelencia humana es considerada algo necesitado por naturaleza, de modo que table esplendor de Calipso)®. Las contingencias que hacen problemitico el clogio son también, de algiin modo todavia poco clato, constitutivas de aquello merecedor de nuestras alabanzas. Si esta imagen pasiva de la vid se nos antoja incompatible con determinadas aspiraciones que albergamos respecto de nosotros mismos en cuanto agentes huma- nos (y es probable que los destinatarios griegos del poema pensaran lo mismo), nos queda el consuelo de que, hasta ahora, Pindato parece haber olvidado algo. Con independencia de cuanto se asemejen los seres humanos a formas de vida inferiores, somos sin duda diferentes en un aspecto crucial: la razén. Podemos deliberar y ele- git, elaborar un plan y jerarquizar nuestras metas, decidir activamente qué cosas tie- nen valor y cn qué grado. Todo esto debe de servir para algo. Aunque no puede negarse que, en gran parte, somos seres necesitados, confusos, incontrolados, enrai- zados en la tierra e indefensos bajo la lluvia, hay cn nosotros algo puro y puramen- te activo, que podemos llamar «divino, inmortal, inteligible, unitario, indisoluble c invariable». Parece que este elemento racional podria gobernar y guiar el resto de nuestra persona, salvindonos 2 ir a merced de ta fortuna. ~""Esta esperanza espléndida y equivoca fuc una de las preocupaciones centrales del pensamiento griego en torno al bien humano. Por una parte, un sentido funda- mental de la pasividad de los seres humanos y de su humanidad en el mundo de la naturaleza y, por otra, una respuesta de horror y célera ante dicha pasividad, coexis- tfan uno al lado de la otra, alentando la creencia de que la actividad racional podia salvar la vida humana y, asi, hacerla digna de ser vivida. De la necesidad de una vida digna de ser vivida se ocuparon la mayorta de los pensadores griegos, concepto este Ultimo en el que englobamos tanto a los que tradicionalmente han sido Ilamados filésofos como a otros que, por lo general, reciben un titulo distinto (por ejemplo, poetas, dramaturgos o historiadores). Parece que fue sobre todo dicha necesidad la que impulsé alos fundadores de la filosofia humana y ética hacia la bisqueda de un arte nuevo superador de las opiniones y pricticas ordinarias; la tradicién filoséfica gtiega nunca olvidé el problema de la realizacién del buen vivir, ni siquiera en sus investigaciones metafisicas y cientificas. Pero en el reverso de esta busqueda de la autosuficiencia, complicando y limi- tando el intento de desterrar la contingencia de la vida humana, hubo siempre un vivido sentido de la especial belleza que atesora lo contingente y mudable, un amor al riesgo y a la vulnerabilidad de la humanidad empirica que se expresa en numero- sos relatos sobre dioses enamorados de mortales. Para cualquier pensador profundo, el problema de la salvacién de la vida se transforma asf en la delicada y compleja cuestién sobre i bien humano: gcémo puede idamence b al + Burlpides, Mujeres royanas, 820 y ss. Ganimedes reaparccerd como ejemplo de excelencia vulnera- ble y espectficamente humana en el Fedro de Platén (cfr. cap. 7). * Odisea, 214-20. ” Platén, Fedén, 80b. 30 mismo tiempo, bellamente humang? Para todos los pensadores que estudiaremos -2gul, era manifiesto que Ja vida buena de los mortales debe, en cierto grado y sen -fido, ser autosuficiente ¢ inmune a los araques de la fortuna. ;Hasta dénde una ve humana puede y debe hacerse autosulicience, qué papel desempefia la razdn en la brisqueda de dicha autosuficiencia y qué tipo de autosuficiencia es el adecuado para we vida humana racional? Estos interrogantes no s6lo suscitaron la cuestién genc-_ ral de quiénes pensamos qué-somos y dénde (bajo qué cielo) deseamos vivir sino que entraron a formar parte declla, El presente libro es un anilis pi el Pensamiento ético lve de fa for i : lefitido de modo estricto pero. seguin espero, perfectamente inteligible, préximo al sentid i : ban de la nehé*. No me refiero, cuando hablo de Ia foruina a fol ee 0 nncién activa, na lo que hace*. En general, eliminar vida, 6 al menos cL dominio del agente (0 de los elementos que xtcrior que aparece reflejada en loble"pregunta: gcon qué grado pensadores griegos que it para que nuestra vida ‘d La cuestién, como he sefialado, ya fue crucial para los griegos, y reviste también gran importancia para nosotros. Sin embargo, no en todas las épocas histéricas ha sido considerada un verdadero problema, La e ‘cons norme influencia ejercida por la ética kantiana™ sobre nuestra cultura intelectual ha 7 sumido en uni latgo olvido el signifi- * Para un examen mds detenido.de la nocién de syché. n i sis entre la pebe y la séchue racional, véase el cap. a N. del Tz Nussbaum, preocupada pot los aspedtos sexistay del liga introduce aqui una ‘ndta en a que expone la regls que se propone seguir para contrarrestar el predominio que la lengua inglesa ctorga all usa del género masculino, He optado por omiti dicha nota, que s6lo es significativa en el con. - texto morfosintéctico del inglés, y, por mi parte, cefitme en lo posible a las gecomendaciones dadas en ¢1 mismo sentido por insticuciones como el Instituco de la Mujer, Este es el motivo de que en la traduc. cin aparezean, pot ejemplo, spersona(s)» o eser humano» con una frecuencia tal vez inhabitual en can. cellar, El problema de ae las a griegas suelan hablar también de shombres Jo solventa sbauin scfialando que el término es perfectamente int Tr on « » O 4) 1» Si desvirwar el Tignlfcado a efectos de los emas vrnados) Mee eee eer Existen, por supuesto, otras concepciones poscldsicas que han influido significativamente en la ‘aloraciéa de estas cuestiones: nos referimos, por ejemplo, a las ideas estoicas y crstianas sobre la provi- dlencia diving ya la perspectiva cristina sobre la relacidn entre la bondad humana y la gracia. Si me cen- tro en la influencia de Kant ¢s porque, como mostraré mas adelante (especialmente en los capleulos 2, 11, 12, 13 y en el interludio ID), las perspectivas kantianas han afectado profundamente a la erftica de cxtos textos priegos; esa influencia, omnipresence en nucstta época, constituye el mayor obstéculo para una adecuada valoracién de la importancia de dichos textos. Excepto en el capitulo 2, donde comento {as concepciones de Kant sobre el conflicto de obligaciones, hablaré de los #kantianos» y de la sinfluen. cia de Kant» en lugar de referirme a las posturas expresadas directamente por este autor, normalmente ms complejas y sutiles que las de sus seguidores, 31 cado real de estas cuestiones dentro de la ética griega. A menudo se afirma que el modo en que los griegos planteaban los problemas del agente y 1a contingencia es primitivo o erréneo. En efecto, el kantiano piensa que existe un Ambito que estoral- mente inmune a los asaltos de la fortuna: el del valor moral. Con indep Tadependencia de ‘or To que pueda ocurrir en el mundo exterior, el valor moral de la voluntad buena no queda afectado, Es més, existe una nitida distincién entre el valor moral y cualquier otro tipo de valor, y aquél es infinitamente més importante que todos los deméds. De admitise esta tesis, una investigacién como la nuestra sélo servirfa para descubrir fal- sas creencias sobre los problemas importantes y creencias verdaderas sobre cuestiones triviales. Mostrarfa que los pensadores griegos sostenfan la concepcién errdnea y pri- mitiva de que el valor moral es vulnerable a fa fortuna y, por otra parte, que estaban en lo cierto al creer en la vulnerabilidad de los testantes valores (pero esto tiltimo tiene relativamente poca importancia), Finalmente, en el proceso se pondria de manifiesto el carécter primitivo de un pensamiento ético que ni siquiera intenté distinguir con claridad el valor moral de los demés valores. Cuando Jas tesis kantianas y la impor- tancia de la distincién moral-no moral* se coman como punto de partida para un, estudio sobre las concepciones de los griegos’, &tos no salen muy bien parados. Hay algo insélico en el modo en que se angustian ante la contingencia lamentindose ante tun conflicto practico insoluble y arrepintiéndose después, ponderando los riesgos del amor y la amistad, calibrando el valor de la pasién frente a sus excesos destructivos. Es como si la causa de sus dificultades radicase en no haber adivinado lo que Kant descubrié, en no haber reparado en lo que sabe cualquier kantiano. ‘Ahora bien, si evitamos aproximarnos a estos textos utilizando un enfoque que ni siquiera permite ver los problemas que plantean, dificilmente podremos dejar de sentir la fuerza de sus interrogantes®. Comenzaré mis reflexiones desde una postu- ra bastante comin, la de quien piensa que los problemas suscitados por la oda de * Aqut intentaré evitar, no sélo la diferenciacién moral-no moral, sino todas sus versiones y su apli cacién al razonamiento y al conilicto practicos. En Tos textos griegos no ses icidn. Se Gpinienea con la pregunta general ucSmo debemos vvie» se considera que todos los valores humanos son elementos constitutivos de la vida buena; ho se supone la existencia de ningdn grupo de valores al que pueda atribulrse prima facie tin caricter supremo, Pienso que este plantcamiento responde adecua- damente al modo en que procede de hecho niiéstro tazonamicnto préctico intuitive y recupera ciertos aspectos de nuestra vida prictica que suelen perderse en las obras en que se parte de la distincién moral- no moral, con independencia de cémo se entienda ésta, En el capitulo 2 presentaré algunas versiones de ladistincién y mostraréspor qué son inadecuadas como base para nuestro estudio. El que en {os préxi- mos capitulos se hable sobre la justicia; la obligacién civil y los deberes religiosos tiene por objeto con-| vencer a los partidarios de la distincién de que nuestros argumentos sobre la fragilidad son aplicables también a valores. que, én la mayorfa de las versiones de dicha distincién, serfan considerados valores morales esenciales, * Como, por ejemplo, en fos influyentes trabajos de A. W. H. Adkins, especialmente en Meri el autor comienza afirmando (pag. 2) que choy todos somos kantianos» y utiliza los supuestos del filésofo alemdn tanto en Ia exégesis como en la valoracién. He criticado la metodologfa de Adkins en Nussbaum, «Consequences», pigs. 25-53. Para otras criticas interesantes, véanse Lloyd-Jones, JZ; A. A. Long, ‘Morals and values in Homer, JHS90 (1970), pags. 121-39; K. J. Dover, «The portrayal of moral eva- uation in Greek poetry», JHS 103 (1983), pigs. 35-48. "© Dos articulos recientes que ponen en cuestién cada uno a su manera las concepciones kantianas con respecto a la fortuna son B. A. O. Williams, «Moral luck» PASS 50 (1956), reimpreso en Williams, ‘ML, pags. 20-39, y Thomas Nagel, «Moral luck», PASS 50 (1976) reimpreso en Moral Questions {Cambridge 1979}, pags. 24-38. Las concepciones de Williams sobre el pensamiento ético griego en estas aterias se examinan en el presente capttulo (pags. 47-49) y en el capitulo 2 (pag. 59). 4 32 | Pindato podrén ser cualquier cosa menos insélitos, y dificilmente puede entender fque alguna vez hayan dejado de ser considerados auténticos problemas; soy un agen- te, pero también un ser pasivo como la planta; gran parte de lo que no he hecho. me hace acreedor af elogio o la censuta; debo elegir continuamente entre bienes opues- {06 y aparentemente incomensusables, y las circunstancias pueden forzarme a adop- tar un curso de accién en el que no podré evicar traicionar algo o actuar mals un hecho que simplemente me sucede, sin mi consentimiento, puede eransformat ii vida; an problematico es confiar el propio bien alos amigos, al amante o ala patra, |como intentar vivir bien prescindiendo de ellos. No creo que dichos problemas sean sélo el alimento.que nutre la tragedia; pienso que forman parte de los hechos coti- dianos de la razén préctica, Por otro lado, también parece imposible ¢ inhumano no sentir Ia fuerza de la coneepeién placbnica de unser aucsufcietey puramence recional,limpio de as scl econchas dela psi, de la muchas cos snes y sivestes ques le an adherido por todas partes", libre de las limitaciones contingentes que ahogan su poder, Platén nos muestra a Glatuc6n, un representante dela aristocracia, descu- briendo en s{ mismo, mediante la conversacién con Séerates, un intenso amor por ta actividad pura y estable del razonainiento matemitico, amor que le exige deni- grar gran parte de lo que antes habfa apreciado. Al ler los dislogos de Platén y sen- tirnos fascinados por ellos, probablemente se nos evidencia una aspiracién ala pure- zay ala libertad frente ala fortuna que también forma parte de nuestra humanidad mds profunda, aspiracién que se mantiene en tensién constante con nuestras per- cepciones empfticas. Ahora bien, si dicha tensién no es una experiencia meramen- te particular sino un dato de la historia natural de los seres huimanos, entonces el buen razonamiento prictico sobre la autosuficiencia previsard una investigacién que cramin ambasconcepciones determine el valor de cada una los proponemos investigar el papel de la fortuna en el Ambito de | i humana" y de ls actividades relactonadas con ll, dejendo de ldo la inoarsen bles formas en que afecta al mero contentamiento o bienestar_psicoldgico" Nuestra tarea se desarrollard en tomo a tres cuestiones bisicas, La primera se rela- Zuwsorkes gel LiBeo. O, an eee Gia. * La eacelencia (areé) debe entenderse aguf en sentido amplio, sin’ que s i scleccin de um grupo especial de virudes morales; hast ahors hemos conriderado rode les autoves ~_ | de las personas por los cuales éstas viven y actian bien, es deci, se hacen merecedoras de alabanza, Act ues, como minimo, la excelencia comprende, por una parte, lo que Aristéreles llama las ‘excelencias del cardcter” (Conjunto no equivalence a las ‘vttudes morales, pese a que ésta sea la traduecién mis comin tn el capitulo 11) y, por otra, lo que el filésofo de Estagira denominaria las eexcelencias del F ** La incerpretacién de algunos de los textos que examinaremos en los capftulos siguiem quedar oscurecida. en este punto como resultado ‘adele traduccién del término: rs "liad Debido especitmente a legado kantiano y utilitaisa de nuestra flosofla moral, eadiciones ambas en las que “elicidad’ se entiende como un sentimiento de satisfacci6n o placer, y como consecuencia, por otra parte, de In idea de que la felicidad es el supremo bien (lo que, por definicién, hace que se valoren fos estados psicoldgicas por encima de las actividades), dicha traduccion provoca confusiones graves Para los griegos, eudaimonia significa algo parecido a ‘el vivir una vida buena para un ser humano’; 0, como ha sefialado tn autor reciente (ohn Cooper), florecimieneo human’, Aristételes nos dice que, en al discurso ordinatio, el érmino equiva a‘vvi y actuar bien’. Para la mayorla de los griegos, eda moniaes algo esencialmente activo, con relacién a fo cual los comportamientos dignos de ego no son s6lo medios, sino pares constitutivas. Cabrla en lo posible que un griego afirmara que euddimonla equi = 33 ciona con la funcién que desempefian en la vida humana las actividades y relacio- - Res ile, Por su propia naturaleza, son especialmence vulnerables al cambio y la mudanza. ;En qué medida debe un plan racional de vida contener elementos como’ ry la amistad, el amor, la actividad politica o el apego a las posesiones, todos los cua- les, siendo en sf vulnerables, exponen a los avatares de la forturia a quien fia su bien on ellos? Sin embargo, cabe pensar que estos ubienes externos» pueden formar parte Hasta ahora hemos hablado de lo que cabrfa denominar «contingencia exter- na” (0 las mudanzas de la fortuna que afectan al agente tanto desde el mundo como desde su propio sistema de valores, on la medida en que este tltimo le vincu. ta con el exterior), Aqui se situar4 nuestro principal foco de atencién. Pero hemos de considerar también un tercer problema, que concierne a la relacién entre la auto- ? : en fo sutfciencia y las partes menos gobernables de la estructura interna del ser humano. ‘ de la vida excelente, no s6lo como medios instrumentales necesatios sino, supo- En particular, Ta p de los dos primeros problemas nos lleva'a interrogarnos niendo que los valoremos lo bastante, como fines en si mismos; en tal caso, su falea | : b por cl valor ético de las llamadas «partes irracionales del almav: los apetitos, los sen- contingente privatia a la persona, no sélo de ciertos recursos, sino de un valor intrfnseco y, en parte, de la posibilidad de vivir bien. Es su vulnerabilidad razén suficiente para no valorarlos ni admititlos en un plan racional de vida? En estrecha conexién con este problema sobre los constitutivos de la vida buena se plantea una segunda cuestién que concicrne @ sus relaciones mutuas. iGoexisten de forma arménica o bien es posible, en circunstancias ajenas al actuat del agente, que generen exigencias encontradas que puedan ir en perjuicio de lat bondad dela vida de'éste? Si un agente asigna valor intrinseco'a més de una acti- vidad, existe siempre el ri que le exijan cursos de accién incompatibles; ntonce a . Guanto més rico sea mi sistema de valores", mas expuesto estaré a tal posibilidad; ino obstante, una vida planeada para excluir dicho riesgo puede empobrecerse gra- vemente, Este problema se relaciona de varias formas con el anterior. En efecto, una vida estructurada sobre actividades que el agente pueda siempre llevar a cabo al margen de las circunstancias contiene menores probabilidades de conflicto; a su vez, las estrategias de la razén pata hacer m{nimo el conflicto reducen significati- vamente (como veremos mas adelante) la fragilidad de algunos valores importan- tes considerados en s{ mismos. vale a un estado de placer; en la medida en que esto fucse as, ta actividad no formarfa parte del concep- timientos y las pasiones. En efecto, nuestra naturaleza corporal y sensible, nuestras pasiones y.nuestra sexualidad actian como poderosos vinculos <¢ ‘ mundo del riesgo y Te mudanza, Las actividades relacionadas con los deseos del Suerpo no sdlo ilustran Ta Variabilidad ¢ inestabilidad de la articulacién interna de este tiltimos también nos empujan hacia el mundo de los objetos perecederos y nos ligan a el, colocéndonos ante el riesgo de Ia pérdida y el confficto. El agente que valore positivamente las actividades relacionadas con los apetitos y pasiones depen- der por ello mismo del universo exterior, de ciertos recursos y de otras personas, Para poder actuar bien. Por otra parte, estos apegos «ittacionales» suponen un acen- tuado peligro de conflicto préctico y, en consecuencia, de fracaso contingente en la aspiraci6n a la vida buena, Ahora bien, aun cuando las actividades pasionales no se consideren valiosas en si mismas, las pasiones pueden seguir consticuyendo fuentes de perturbacién, trastornando la planificacién racional del agente desde el exterior, deformando su juicio y tifiendo sus acciones de debilidad e inconstancia, Alimentarlas de cualquier modo equivale a exponerse uno mismo al riesgo del desorden 0 Ia slocurar", Por tanto, debemos plantearnos dos cuestiones: en primer lugar, si una reestructuracién del ser humano, una transformacién o supresion de determinadas partes de nosotros mismos, podria conducir a un control racional y una autosuificiencia mayores; en segundo lugar, si cabria considerar esta la forma adecuada de autosuficiencia para una vida humana racional. | ~ to, Pero incluso en este caso debemos tener en cuenta que muchos pensadores griegos eoncebfan el pla. Como ¢s manifiesto, plantear cualquiera de las tres cuestiones que hemos sefia~ cer més como algo activo que como algo estético (cfr. cap. 5); asf pues, la mencionada equiparacién entre lado exige también una reflexién en torno a la razon humana. Sise presume que la ~ eudaimoniay placer no significarta lo mismo que, por ejemplo, en e! utilitarismo. Laiidea de que la endai- sazén, y la filosofia como arte de la razén, van a salvar o transformar nuestras vidas, monde const cn un cade #paceneo no es convencional ni Searentements ineuiive = ee trae hemos de preguntarnos en qué consiste esa parte de nosotros, cémo acta para orde- - licién griega (cft. cap. 4). Una concepcién muy extendida en la antigua Grecia fue la adoptada pot ° + - Fi . ae ; drittder ia dain cosines cee oat) ec ee eee por nar una vida y oSmo se rélaciona con el sentimiento, la pasién y la percepcidn, De vista, el objeto de nuestra indagacién estarla constituido por los modos en que la fortuna afects, por una - forma caracter(stica y con bastante acierto, los griegos relacionaban estrechamente parte, ala cudaimeniay, por otra, a las excelencias que le sirven de baée. Cuando sea importante para la las cuestioncs éticas que acabamos de formular con los problemas de los métodos, ~ claridad de la exposicidn, dejaremos el término griego sin traducit. ; posibilidades y Ifmites de la razén, En efecto, sabfan instintivamente que algunos : También pataré pot alto en el andliss otro aspeco dela cust sobre la excenci: papel de los proyectos de vida autosuficiente eran cuestionables, ya que exigian ir més alld delos —* ~ factores que confieren al agente, sin control por su parte, las Facultades iniciales necesarias para vivir bien linertes del ‘miento hi : satel 7 humanamente, Me limitaré a suponer, como se hace en los textos, que la respuesta a dicho problema no mites 6" conocimiento humano; por otra parte, eran conscientes de que muchos 7 Fe Ee cera ee eb et de los intentos de aventurarse en el razonamiento metafisico o cientifico mas alld de * Cualquiera que tenga dudas sobre la pertinencia de usar el término evalor» cuando se trata de tex- dichos I{mites se debfan a motivos éticos de dudosa honorabilidad, motivos relacio- 7 cr eg fe emis mons wang, ol encaoe safe espe, x medida gue svancemos en nados con la intolerancia, la seguridad y el poder. Los I{mites del conocer humano ‘nuestro anilisis y se evidencie por qué esta nocién es apropia traducit determinados términos éti- ‘ 7] aod 7 iain 7 u eral pe NG oc ween a eee circunscriben el conocimiento y el discurso éticos; y un tema importante dentro del siempre evalors; sin embargo, esta tiltima cs con frecuencia la mejor solucién para ciertos usos de ‘egat- 'y expecialmente de ‘kelén’ "bello'o ‘intrinsecamente bueno™. Ottas frases conexas son ‘lo que es digno de elogio’ xian), ‘lo que merece ser eegido'(hairetbn),y diversas locuciones verbales que inclayen los sustantivos «eleccién» y «estimacién» en sus dos sentidos. Sobre el concepto de kalon, véase el cap. 6, pdg, 250. 34 ” Esta terminologla es utilizada por Williams en ML. Aunque hace tiempo que empleo las expresio- nes econtingencia interna» y «contingencia externas, y he llegado a considerarlas naturales, es probable que las escuchase por vez primera en un seminatio ditigido por este investigador en la Universidad de Harvard en 1973. "Sobre la locura fmaenfa) y la concepcidn platnica de su funcién en la vida buena, véase el cap. 7. 35 discurso moral debe ser la determinacién de una actitud humana correcta frente a ellos. Por ambas razones, consideramos que en nuestra investigacién ética debemos referienos a determinados problemas relativos a los primeros principios, la verdad y las exigencias del discurso. En este libro se presentard, por regla general en orden histérico, una secuen- cia de reflexiones interrelacionadas sobre estos problemas tal como aparecen en las obras de los tres grandes poetas trdgicos, de Platén y de Aristéreles. En lugar de realizar una descripcién sistematica de lo que cada uno de los grandes pensadores griegos ha dicho al respecto, he optado por estudiar en detalle una serie de textos que juzgo representativos ¢ importantes". A tal fin, comenzaré describiendo el modo en que se explora esta problemética en diferentes tragedias del siglo V, en las cuales resalta el papel irreductible de la fortuna en la conformacién de la vida humana y su valor; después me referiré al heroico intento emprendido por Platén en los didlogos intermedios para salvar la vida humana haciéndola inmune a la fortuna; finalmente, comentaré el retorno aristotélico a muchas de las intuiciones y valores de la tragedia mediante la articulacién de una concepcién de la raciona- lidad préctica tendente a un tipo de autosuficiencia propiamente humano. Sin embargo, esta estructura simple se vuelve mas compleja cuando, como es el caso de nuestra investigacién, las obras objeto de estudio contienen més de una pos- ura sobre el problema considerado, Es caracteristico de la tragedia mostrar la lucha entre la ambicién de trascender lo meramente humano y el reconocimien- to de la ruina que ello acarrea. Tampoco los didlogos de Platén se limitan a defen- der una concepcidn ética revisionista; antes al contrario, este filésofo utiliza la forma dialogada para mostrarnos una confrontacion de posturas y poner de mani- fiesto la pérdida que puede entrafiar cualquier «olucién», Por otra parte, pienso que en un momento dado, concretamente en el Fedro, Platén elabora una critica explicita del modo en que es concebida la oposicién de las distintas posturas en los didlogos precedentes. En fin, el método anunciado por Aristételes consiste en trabajar sobre posturas encontradas, ponderdndolas y respondiendo en consonan- cia; sin embargo, tampoco esta «solucién» se encuentra libre de tensiones inter- nas. Todo ello significa que, aunque nuestra explicacién adoptard una cierta direc- cién general, el movimiento entre la ambicién y el retorno, entre la trascendencia y la aceptacién, s¢-pone también de relieve en casi todos los apartados en que se divide el libro. . « - En los capftulos 2 y 3 abordaré la concepcién que se desartolla en tres tragedias sobre la vulnerabilidad del ser humano a la fortuna, prestando especial atencién al problema del conflicto contingente de valores. (Sin embargo, la reflexién sobre Mi investigacién no Hega hasta el helenismo, en el que las cuestiones de ta autosuficiencia y la inmunidad a la fortuna revistieron enorme importancia, y los problemas del libre albedrio relacionados ‘con ellas se aproximan més a los planteamientos modernos. En primer lugar, contrariamence a la mayor parte de los escritos que conocemos de fa época helentstica, los textos antiguos se han conservado en su integridad: esto permite plantear cuestiones sobre la relacién entre contenides y estilos que dificilmente podrian abordarse con simples fragmentos. En segundo lugar, uno de los rasgot més llamativos de buena parte de la ética helenfstica es que se da por sentado que la inmunidad del individuo a la fortuna es un fin &tico valioso, incluso ef fin ético por excelencia. Ello significa que la discusién que més me interesa ‘en extos momentos, la relaciva al valor de la autosuficiencia ~ya sea individual 0 comunitaria~ aparece con menos frecuencia. No obstante, es mi intencién comentar los textos helenisticos en las Martin Classical Lectures que tendein lugar en el Oberlin College en 1986. 36 dicho ‘problema conduce al examen de la fragilidad de algunos valores en si mismos, + ya que los valores que ms a menudo generan conflictos se cuentan también entre - los més vulnerables.) Especialmente en el capitulo 2 intentaré mostrar el modo en que la aplicacién de un planteamiento kantiano a los problemas relacionados con la fortuna ha dificultado la comprensién contempordnea de los textos griegos; a este Fespecto veremos que la caracterizacién esquiliana de dichos problemas constituye una alternativa mds que convincente a las concepciones de la érbita kantiana. En el capitulo 3, donde amplio estas reflexiones sobre casos concretos de conflicto préc- tico, estudio la aspiracién a una planificacién del curso completo de la vida que eduzca al minimg et riesgo de que dicho conflicto se produzca. En mi interpreta- cidn de la Antigona de S6focles distingo varias formas de esta aspiracién. Examino también Ja caracterizacién que se hace en la obra de los valores como plurales ¢ inconmensurables y su critica a la ambicién humana de dominar Ia fortuna simpli- ficando los propios compromisos valorativos. Al mismo tiempo, intento mostrar la continuidad subyacente entre Esquilo y Séfocles en lo relativo a estos problemas. En el capftulo 4, dedicado a Platén, sostengo que la idea propuesta en el Prosdgoras de una ciencia del razonamiento prictico es, por una parte, una respues- ta a los mismos problemas que preocuparon a los trégicos y, por otra, un desarrollo de las estratagemas para derrorar a la fortuna prefiguradas en las obras dramaticas. Este capitulo reviste gran importancia, no sélo porque muestra una continuidad entre las motivaciones de Platén y las de la tradicién literaria, sino también porque revela las interrelaciones existentes entre nuestros tres problemas, ilustrando el modo en que la aplicacién de un plan para poner remedio a !a inconmensurabili- dad entre valores y suprimir el conflicto confiere a éstos mayor estabilidad. Por otro lado, al modificar la naturaleza de nuestros apegos, dicho plan transforma las pasio- nes, es decir, las fuentes de desorden interior. En los capitulos 5 y 6 se comenta el desarrollo platénico de estas’ ideas en los didlogos del perfodo medio: Fedén, Repiiblica y Banquete. (En el primer interludio se plantean algunas cuestiones sobre la forma dialogada como alternativa al drama trdgico, indicindose de qué modo la eleccién de esta forma literaria se vincula estrechamente con ciertos contenidos éti- cos analizados por Platén.). El capitulo 5 considera la defensa, desplegada en el Fedén y \a Reptiblica, de una vida de contemplacién autosuficiente, en la cual las actividades inestables y sus objetos carecen de valor intrinseco. Ein el capitulo 6 se estudia la exposicién que se hace en el Banguete de estos temas con referencia al amor personal. A pesar de que el punto focal de-estos capitulos lo constituye el pro- blema de la vulnerabilidad de los valores tomados aisladamente, la cuestién del con- flicto entre valores sigue de alguna manera presente; su pertinencia para las argu- mentaciones expuestas en la Repidblica se comenta al final del capftulo 5. El capitulo 6 muestra el grado en que la interpretacién platdnica del amor se rela- ciona con la belleza de la fragilidad humana, aun cuando el autor proponga abando- nar esa belleza por otra més permanente. De este modo, sirve de preparacién para el capttulo 7, donde se intenta demostrar que el Fedro pone en cuestién y modifica la concepcién del valor que Platén defendfa con anterioridad. Pienso que el Fedro otor- ga un lugar destacado en la vida buena a las relaciones apasionadas entre individuos (Frégiles por su propia naturaleza), a la vez como medios instrumentales y como com- ponentes intrinsecamente valiosos. En este marco, intento.valorar la autocritica ela- borada por Platén y su nuevo planteamiento sobre e! bien humano, 37

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