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I Maguet: RAG PIERRE BOURDIEU {QUE SIGNIFICA HABLAR? Yi en todo.o en pats, na ab en eusquie ipo de sop (oufra Albe (Hee) Depésico legals M-40.574-2001 SL Timpreso en M 165458 1 11. n INDICE INTRODUCCION ECONOMIA DE LOS INTERCAMBIOS LINGUISTI- cos 1. La produccién y reproduccién de ia lengua legitima 2. La formacién de precios y la prevision de beneficios . LENGUAJE Y PODER SIMBOLICO 1. Ellenguaje autorizado: las condiciones sociales de la eficacia del discurso ritual Los ritos de institucién La fuerza de la representacién Describir y preseribir: las condiciones de Posibidad ¥ los limites de la eficacia politica ANALISIS DE DISCURSOS ‘Censura y formalizacion : 2, Blaisurso «importantes: algunas reflexionessocto- Idgicas sobre «Algunas observaciones eriticas en tor- ‘no a “Leer el Capital”’» 3. La retorica del cemtfismo: coniribucién @ un andli- sis del efecto Montesquieu . 105 109 134 152 INTRODUCCION Enel ensayo para introduciren Flosofia el concept de magnitud rnegriva, Kan naga un homer de eer prado de svar Gus oe Csr en doce as onaa de tres gradon, yenpar de ana mero es moralmente super dos grados cont deberiamos someter a un and juzgar los trabajos cientifico herente, o, segiin Chomsk legio concedido a las propiedades formales de la gr mento de las coerciones funcionales Por haber emprendido, un poco antes del acmé de la moda, un trabajo académico —que afortunadamente no legs a publicarse donde me apoyaba en una «lectura» metédica del curso de general de la cul- ue otros a los efectos més visibles romados en su valor parcial o de simj cl opus operatum del modus opera va que pue- siempre he creido que la obra de Saussu- cia del modelo de la palabra (y de la préctica) como ejecucié ngo a las disposi neradoras, plantean a la Soci Lo que no es dbice para qi a, excluye de esta disc {que relacionan la lengua con la etnologia, excluye la dde los que la hablan o incluso la geografia del Ambito en que se habl ya que no aportaria nada al conocimiento de la lengua considerada én s{ misma. Nacida de la autonomizacién de la lengua con rel de reproduccién y de ica productos de sign del model efecto generalizar al conj dde parentesco, sistemas gural que ha hecho de esta: les separando el instrument de produccién y de utiliz Es obvio que las diferentes ciencias estaban desigualmente predis: ‘aa recibir este caballo de Troya. La relacién particular que une gia en victima elegida. Por supuesto, con la tradicién de la del arte o de I jin de un método de andlisis que implica la neutralizacién de las funciones no hacia mas | modo de aprehensién de la obra de arte que desde exigiendo el experto, es decir, la disposicién «pura» y fas sus conse- inte empre- 1 cat, ce rou parc eat ae ei tris sues yngurosos ands capaces ~y eulpabes de labora por ia oer, pi ae m0 pecan menor Je todos; en suma, hay qu excoger el pagar por la verdad un precio tnis clevado con un beneficio de distincion Mas pequeno". 1 [A DE LOS INTERCAMBIOS Mi ECONO LINGUISTICOS lo puede liberarse de las formas de dominacién juistica y sus conceptos ejercen todavia hoy sobre las cien- cias sociales a condiciOn de hacer patentes las operaciones de cons- truccién del objeto en que esta cultura! Para romper hay que mostrar legitimo que sea tratar las relaciones sociales —y las propias rel nes de dominacién— como interacciones simbélicas, es decir, como ( . socialmente modeladas, ican una cierta propensién a habl sas (interés expresivo) y una cierta capacidad de hablar ai vez como capacidac ica de infinita creacién de discursos gra. “Omo capacidad social que permite 2ar adecuadamente esta competencia en una determinada eiisas Por otro, las estructuras del mercad S estruc {uras del mercado linguistico, que se imponen como un sistema de cna, ciones y censuras especificas lingitistico co. ico y los mercados en que se ofre- como objeto ni recusar tuir el and- igliistico del cédigo; pero permite comprender los ara racas0s a que la lingistica'se condena cuando, a py 10 solo de los factores en la competencia propiamente sesperadamente en la len- nes sociales donde funciona, o de €s decir, con el peligro de descubrir Sociologia espontaneo del lingiista saber! en la gramatica misma lo que ha importado inconscientemente La gramatica s6lo define no la menor, se produce iticamente y desde fuera. El origen del sentido PPictivo que se engendra en la cirulacién linguistca hay que tence lo Propuestos en un determinado espacio social lingdistico solo se realiza completa. ‘OmO mensaje cuando es tratado como tal, es decir, cuando co descifrado. Asimismo, los esquemas de interpretacion que lnc vc peop Ponen en Practica en su apropiacién creadora del producto Propuesto pueden estar mas o menos alejados de do la produecién. A través de esos efect Ye a crear no s6lo el valor simbélico sino también del discurso. La cuestion dele: ea «separacién in lo se podria considerar desde esta perspectiva: idual con respecto a la norma lingiiistican, esa Gaperacion particular que tiende a conterit al dscurse propingade dlistintvas, es un ser percibido que sOlo existe en telacionrece sujetos Percibientes, dotados de esas disposiciones diacriticas que pervirce 2 BAO Car dal Aseria pd s entre formas de decir diferentes, entre artes de ha- ae De donde se deduce que dl et ieee dele posta bla ita cor le la ién de una clase (social, sexual compara ct conparada con fade ota clas, solo este on ‘a Sona a entes dotados de esquemas de percepcién y de apreciacin cion emiten ‘constituirlo como conjunto de diferencias sister ie Shecdcament apsbenida, Lo ques en el meeado ing sees discursos estilisticamente caracterizados, ia lengua, sino Serer ai cu © a : “colocan a la vez del lado de la produccién, en | iscursos que se cada locutor se hace un : didn a cidn, en la medida en que cada receptor contri- ‘bea prod el mensaje que peteibe inroduciendo en él odo lo y* onstituye su experiencia singular y colectiva. Lo que en princi. consti que pio solo se afirma del discurso poético, es decir, su cualidad —cuando maximo grado la posibilidad de provo- cesta conseguido— de elevar al maximo gr Posibilidad de provo- segin los diferentes in ode dio. A airens enta ‘la parte etable comin a todos los nolacion is ala singularidad de las experier ales lo aie lee dei aur tase consttaye en una rela socancine raters donde Jos recepores pone en juego la dierdad de sus instrumentos de apropiacon simbdlica. La paradoja del nicacion consisteen que, aunque implica un medio produce —y esto puede verse elaramente en el caso ef ee kd Sh x helrey ecto con la lengua comiin,<—3 socialmente ca- jones précticas én que funciona, I palabra de los dccionarios n tiene ninguna exis tenn soci en fa pratense exe sumertda en stacons, basta el punto de que el cleo de sentido que se mantiene relativamente invariante a través de la diversidad de los mercados puede pasar inadvertido. Como observaba Vi dryes, si las palabras recibieran siempre todo su sentido a la vez, el discurso seria un juego continuo locare— y de palabras; mas si, como en el caso de alquilar alae * recuerda que, en las situaciones revolucionarias, > 4 . bar —faudare—, todos los sentidos que pudiera recibi fueran com> pletamente independientes, cualquier juego de palates (ex particu, lar los ideolégices) re imposibie*. Los difere ‘una palabra se definen en relacin entre el ncleo inv ia logi- ca especifica de los diferentes mercados, éstos objetivamente situa. dos con relacién al mercado en que se sentido mas comin, Solo existen simulténeamente por la conciencia culta que les hace surgit rompiendo la solidaridad orgdnica entre la competencia y el mercado. Los mayores efectos ideoldgicos de la religion y la politica se deri. van de las posibilidades que encierra la polisemia inherente a la ubi- cuidad social de a lengua legitima. En una sociedad diferenciada, los nombres llamados comunes, trabajo, familia, madre, amor, reciben cn realidad diferentes significaciones, significaciones incluso antago 4 que los miembros de la misma «comunidad ling izan, mejor o peor, la misma lengua y no varias lenguas di Fentes —Ia unificacién del mercado linglistico es asi causa de que ca dda vez haya més significaciones para fos mismos signos . Bakhatine s palabras corrien tes reciben sentidos opuestos. De hecho, no hay palabras neutras: la investigacién, muestra, por ejemplo, que los adjetivos mas corriente- mente utilizados para expresar los gustos suelen revesti sentidos di- ferentes, incluso opuestos, segtin las difer smerad mezquino. La polisemia del lenguaje religioso y el efecto ideoldgico de unificacién de los contrarias 0 de negacion de las divisiones que produce slo se mantiene a costa de las reinter- pretaciones que implican la produccidn y recepcién del lenguaje co- in por locutores que ocupan posiciones diferentes en el espacio so- cial, locutores, por tanto, con intenciones e intereses diferentes. Su- cede asi que ese lenguaje pueda hablar a todos los grupos y que todos los grupos puedan hablarle, contrariamente a lo que ocurre con el len. Buaje matematico que sélo puede asegurar el cardcter univoco de la Palabra grupo controlando estrictamente la homogeneidad del grupo de los matematicos. Las religiones que llamamos universales no lo son en el mismo sentido y en las mismas condiciones que la ciencia, El recurso a un lenguaje neutralizado se impone siempre que se trate de establecer un consenso prictico entre agentes 0 grupos de agen- Sones de ceci apaces de utorzar ua els separaday gr (er en P. Bourdieu y 3. C. Passevon, Rappor pédasosique» com andlisis de las variaciones segin el origen sol dela amplitude =r 8 decir, en qué grado son dominadas las diferentes varidades ‘Vendyes, Le langage. Introd 1980, P. 208 5 Los imperatives de la produscio imo de comunicacin ent Pot tanto, el acceso de (00r ejemplo, los inmigrados) a una especie de minimo vital ng 4 tion lnguisique Histoire, Paris, Albin Mi ql tambien eon ere clases (0, 6 as sociedades colonials © a. La coma inias) representa siempre una situ in criti¢ para la jen torno al sentido mas abiertamente cargado de conno- provocar un 1640r" jando se pronuncia la palabra campesino ante al- tacione ocaba ‘de abandonar el campo, nunca se sabe como esa per- suien ae ton irlo» onsideradas asi las cosas, no hay ya palabras ine el lnganecorent. Cada palabra, cad oe pede wala A ent agonicos segtin la manera en que el emis esi don sends aE EN seals el receptor Yaya ce acompafan a la lengua en su utlizacion corrien- t ie ermanente de la «metedura de pata», capaz de volatilizar 10s de intereses par tes donate ven el campo ai identementé lenguajes politicos o rel slenten oducidos por individuos totalmente opuestos a reco set namo mensaje. La eficacia de os discursoscultos:procede de fa oculta correspondencia entre la estructura del espacio social en que Se producen campo politico, campo religioso, campo artistico 0 cam- po ilos6fico— y la estructura del eampo de las cases sociales en que fe sitian os receptores y con relacién a la cual interpreta el mensaje. La homolog entre las oposiiones constitutvas de os campos espe cializados y el campo de las clases sociales origina una anfibolosia esencial que puede verse especialmente cuando, al difundirse fuéra del campo limitado, los dscursos esotéricos experimentan una especie universalizacién automatica y dejan de ser exclusivamente palabras de dominantes 0 de dominados en el interior de un campo especifico para convertirse en palabras vélidas para todos los dominantes 0 to- dos los dominados. Lo que no obsta para que la ciencia deba tomar nota de la autonomia de la lengua, de su légica especifica, de sus re- alas propias de funcio En particular no se pueden compren der os efectos simbelics del lenguaje sin tener en cuenta ol hecho, mn veces atestiguado, de que el lenguaje es el primer mecanismo mal cuyas capacidades generativasno tienen limites. No hay nada que no pueda decirse y puede decirse la nada. En la lengua, es decir, en los limites de la gramaticalidad, se puede enunciar todo. Desde Frege sabemos que las palabras pueden tener un sentido sin referise a na da, Lo que es tanto como decir que el rigor formal puede oculta despegue seméntico. Todas las teologias religiosas y todas las teodi- ceas politicas han sacado partido del hecho de que las capacidades generativas de la lengua puedan exceder los limites de Ia intuicion o de la verificacign empirica para producir discursos formalmente co- 1s 165446. rrectos, pero seménticamente vacios. Los rituales representan hasta € extremo todas las situaciones de imposicidn en las que, a tra. vés del ejercicio de una competencia téenica que puede ser muy Perfecta, se ejerce una competencia social, la del locutorlegitimo, » rizado para hablar, y para hablar conm autoridad: Benveniste hacia observar que, en las ienguas ind. s palabras que sirven para enunciar el derecho se decir, formal mente correcto, pretende por es0 mismo, y con posibilidades de exvo zo desdenables, expresar el derecho, es decir, el deber ser. Quicnes, ‘como Max Weber, han opuesto al derecho magico o carismnatice del juramento colectivo o de la ordalia, un derecho racional fundado en la calculabilidad y la prev que hasta el derecho mas rpsamente racionalizado es solo un acto conseguido de magia EI discurso juridico es que enuncia. Es el extremo dos perf ibra creadora, que confiere vida a lo el que pretenden todos los enuncia. maldiciones, érdenes, votos o insul- la palabra divina, la palabra de derecho divino que, tuitus originarius que Kant atribuida a Dios y contrarvamente & los enunciades derivados o comprobativos, simples registros de un da fente, dan existencia a aquello que enuncian, No se de. F nunca que la lengua, por su infinita capa én originaria en ei sentido de Kani el poder de producir existencia produciendo su 1 cidn colectivamente reconocida, y asi realizada, es sin te por excelencia del sueno del poder absolute, ida el sopor- 16 CAPITULO 1 ‘CION Y LA REPRODUCCION DE LA LA PRODUC LENGUA LEGITIMA «ae ai, cable, Debramor nr ie ara ro tesmignios sage teter en yr ejemplo, el caso de uno de nuestros buenos alum- Nears PO Gente que dese wus clases de gramaticn ha o- Ineszndo.arellear su cuadernillo de expresiones. ; TF ts ques durante vente afos peoieate de 1s labios dt co clu NS scabads por cear une speed pequet pec sus profesor et ca eat pero le parence come le perene P. Claudel, ef Zapato de satén Respect alas arquezas que impican una posesén simulténe sin experimenter ninguna alteracin>,ellenguaje ces ple comunidad en ag todos sprovchandose treme Soro univers, colaboran expontineamente en su conserva doserbir a apcopiacion simbolica como sna especie de participa a8 sociales dela apropiacion de la lengua sin lega a plan- tesrela nea recurrendo, como Augusto Comte, ala metdforad tesor0,aplicada por él ln «comunidad o a individuio: habla de «texoro interior», de un stesoro depostado por la practi de bra en fos sujetos que pertenecen lam Suma de tesoros indviguales de lengua» o incluso de una acerdos depositados en el cerebrow. Chomsky tiene el meito de ar buir explictament al sujeto hablante en st competencia que la trade ‘deal, inserto en una comunidad lingiistica completamente homoxé- ‘nea, que conoce su lengua perfectamente y al abrigo de los efectos Bramaticalmente no, tracciones, desliza cacién de su conocimiento de la lengua, Tal icién de los fundadores de la lingiistica ge ninguna razén convincente para modificarla ral moderna, y no hay En suma, desde este Cambridge, de phonologie génrat 9 por a autor) bien N. Choma 4 P. Encreve, Paris le 8 punto de vista, Ia compete bre de fa lengua saussui Chomskiana no es més que ot nom. Ala lengua conecbida como stesors inv por todo! aro, eases. Gividuo de este wtesoron o como partipacon de sale yeaa “comunidad lingustian en exe ben pubico. El cab Se ages cult aft urs por medio de la cual Chomsky an a ee lees inmanente del dics lego en norman unnesateacn tes ings escamotealaeueston de las condones moma svi de aauhiin dea compte eon sc ‘imo y de lo ilegitimo *, ables © kmpone eta dein. LENGUA OFICIAL ¥ UNIDAD Potitica Su espacio, Saussure observa gue sl ove limites naturales, puesto e itucion, por ejemplo, de la s por lac latin, determinan e espacio dedifusion por feng se eet a través del conjunto de sujetosparane gceplanhacerse sus portadores. Esta flosota de In tetera la dindmica interna de la lengua el unico prncpe aa ent esta i mnptei conocimeno de rama terioviead (N, London, The Hague, Mouton, 1998, P se dle Loe. Cit) 0 ‘sues in Linguistic Theo # Cuando Habermas co 4o rtativoinscitoen los be respecto a k adc decor ins fucaa produtven,Aungue fue dcora roo igen didlogon 0 ra ussure, Cours de. 5." ed. 1960, PP. 375-380 18 Lingstiquesénérate, is y Lausanne, Payot sién, oculta el proceso propiamente politico de unificacién de sn difusin, on in determinado Conjunto Ge «suetos parlantes» ain dl ilu derminado outa de cus ran 1 rege saussuriana, ese digo a la Vez legislativo y comunica- te subsiste al margen de sus uilizadores («sujetos par- tive aus de sus utlizaciones («palabras»), tiene de hecho todas las lantes»} ¥ es cominmente reconocidas a la lengua oficial. Por oposi- fo, se beneficia de las necesarias condiciones institucio- cai ¢inpasiidn senraleadas As reconos- fonocida (mis 0 menos completamente) en todo el ambito de day sore sutordad pollca,contribuye de rechazo a reforzar la auto. iad que funda su dominacion: asegura, en efecto, entre todos los ad ingistica» —-desde Bloomfield, tradicio- tivo que © ma de signos lingitis d tituye la condicidn de la produccién econémica ¢ incluso d n simbdlica Hablar de /a lengua, sin ninguna otra pr lingiistas, es aceptar técitamente la definicion ofi cial de una unidad p la lengua que, en los de esa unidad, se impone a todos los sibditos como la tinica legitima, ‘tanto mas imperativamente cuanto més oficial es la circunstancia (pa- labra esta, oficial que traduce con toda precisin el format de los lin- ‘guistas de lengua inglesa) '. Producida por autores que tienen auto- ridad para describir, fijada y codificada por los gramaticos y profe- sores, encargados también de inculear su dominio, la lengua es un digo, entendido no sélo como cifra que permite establecer equivalen- cias entre sonidos y sentidos, sino también como sistema de normas ‘que regulan las pricticas linguist La lengua oficial se ha constitudio vinculada al Estado. Y esto tanto en su génesis como en sus usos sociales.Es en el proceso de constit cidn del Estado cuando se crean tas condiciones de la creacién de un ‘mercado lingtiistico unificado y dominado por atorio en las ocasiones oficiales y en los espacios oficiales (escue! ‘administraciones piiblicas, instituciones politicas, etc.), esta lengua de Estado se convierte en la norma tedrica con que se miden objetiva- ‘mente todas las practicas linguisticas. Se supone que nadie ignora la que tiene su cuerpo de juristas, los graméticos, y sus len, 1958, P. 29. Asi como lates Londres, por su propia fuerza ida que Sela ca mean ome en cco dea sone wuniiaue que lose ee eel mode ea eng ritian, queen educa ann a tanto rnd ug go rol constituye la condicién tauracion de relaciones de dominacién lingiistica, IE STANDARD: UN PRODUCTO «NORMALIZADO» Dela misma manera que hasta el advenimiento de la nueva indus- tria las diferentes ramas del artesanado constituian, en palabras de Marx, «otros tantos espacios separacos», hasta el siglo XVIII las va Fiantes locales de la lengua de oil y los dialectos regionales diferian deuna si, como muestran los males de los dialec- 20s, los rasgos fonolégicos, morfol6gicos y lexicologicos se dis aspectos que nunca resultan pefectamente bles y que solo muy accidentalmente se ajustan a lo cripciones administrativas o religiosas de una objetivacién idica correlat codificacion tucin de una lengua oficial, las «len- 0, es decir, en forma de habitus linguisticos al menos parcialmente orquestados y dle producciones ora les de esos habitos : mientras s6lo se pida a la lengua asegurar un ‘imo de intercomprensin en los encuentros (por lo demas muy ra. Fos) entre pueblos proximos o entre regiones, nadie piensa en erigir tal o cual forma de hablar como norma de otra (aunque en las dif, lengua media (como les producen, sobre todo jas percibidas no deje de encontrarse el pretexto de afirmaciones rencias perci de superioridad). Francesa, el proceso de urifiac Hasta la cevolus . ies ings ces de consiidn del Estado fan ee sdades que se atribt sot eves de algunas & la propieda en en bree ‘mayor parte de las Cuales son objeto de un uso escrito, acte i eraciones comune, te) yas eng fos pases de Oc), especie de alenguas de he sec oo daetostileados ye conjunt dl ertorio en donde crculan, jor idos —al menos en algur ‘ ® e Tengua comun que seelabora en Pars en los relgouculivado, lengua gue, promovidnaleatuo de engua oft tlza en forma que le han ene, debido apa ala destgreeaion (por ita fou vez dea devaluasion social de que son objeto crtode os mmolengua cuanto as woe orl a perpetuacion en el antigo régime d ass wos rally, sguron send predominate, Se endo ion ol lengua oficial al estatuto ‘comerciante y ismos que 21 idn y reproduecién del hombre ia lengua en un met ri ¥, especialmente, entre Paris y la provi de un centralismo decidido @ aplastar conflicto entre el francés de Ia intelligentsia revol tomas 0 las jergas es un conflicto por el poder simbolio en armacion y re-formacion de las estructuras mentales, En urso de In Nuevo vocabulario politico, con sus ter Y referencia, sus metéforas, sus eufemisinos la re. cial que vehicula. Por estar vineulada a los nuevos indecible para las hablas locales mo. 105 alos intereses especificos de los ‘Asi, pues, solo cuando aparecen los usos y funciones inéditas que implica la constitucién de la naci6n, grupo completamente abstracto lado en el derecho, se hacen indispensables la lengua standard, los us0s oficiales a que debe servir trabajo de normalizacién de los productos de icos. Resultado ejemplar de este trabajo de codifi. ‘ionario acumula mediante la anotacin lad de los recursos lingtiisticos acufiados a lo largo del izaciones de la misma pa- bra (o todas las expresiones posibles diel mismo sentido), yustapo. vendo usos socialmente extranjeros, e incluso exclusivos (sin per} los que traspasan los limites de la aceptabil con un signo de exclusion tal como Aut., Pop. o Fam.). ario proporciona una imagen bastant » predispuesta 4 cumplir las funciones de ese cédigo «universal»: Ia lengua normal, jade es capaz de funcionar al margen de la coercion y del apoyo de la On ¢ id6nea para emitirse y descifrarse por cualquier emisor ignorantes el uno del otro, de acuerdo con lad y calculat de la posit icos, que implican funcio- otras cualidades que las asignadas por fa de su Estado, En el proceso que conduce a la elaboracién, legitimacién e impo- n de una lengua off istema escolar cumple una funcidn determinante: «fabricar las similitudes de donde se deriva esa come, nidad de conciencia que constituye el cemento de la nacion». ¥ Geen, ges Davy contintia con una evocacién de la funcién del maestro de escuela, maestro del habla que, por sar: « 2 fa conocen confusamente o que incluso hablan css indice a natralete a ty enti sma mamiera;y rabaja asi en la edificacién de la con- sera somun de a acon > La eva whorfana ose quire enh aoa nies canta wn dese my eacolar como instrument d etal y moray fi sentido de Durkheim, prese send? Jess autor, tesiguada por fo demas con cor desi transferdo la palabra codigo del detecho ala Sbligar enel sentido de cia, q gua esc hfe as lengua coves en opsi converse. ruage), considerada imy n . ‘entire ley chy por el sera de ensetanza ™ El Sinema de enanza, dn va ganando en extension e intensidad a todo lo iateo del siglo XIX", contribuye sin duda direcamente ala devalua- Udi de los modos de expresion populares, rechazados al estado de ‘Gerga» y sjerigonza» (como dicen las !notacones marines de ot nee ‘tla imposiciOn del reconocimiento de la lengu tna No estan pape mis importante en dealason des Giaiectosy la implantacion de la nueva jerarquia de usos ftngutscos coresponde sin dda a ta relacion diletica entre a cela y el mereado de trabajo o, mas pressament, entre a unica Gin del mercado escolar ( ngistico), vinculado al istitucion de los aeadémicos con valor nacional ¢ independiente —al meno oficialmente- de las propiedades sociales o regionales de sus porta- dores, y la unificacién del mercado de trabajo (que conlleva, entre ible, nios que sé la co Gialectos o jergas divers: "6. éments de sociologie, Paris, Vrin, 1950, P, 233. , Dow, lent de soir, Pa, Vin. ‘kaltacion de a pares, ‘ec suede qu rel acuerdo det partsipo pasada conju fo se debe a que, a través de los la gramatica yl on: rafo (por ejemplo a Fra tad con el verbo Avo) sean objeto de decretos 3 que estos eximenes permiten conse Sengudo impert de ninos dea 13 aos que no sabi XIX, venen suministrando un mero pat tmeno a su ver vinculado, yaessabido, france secunda ‘levada tasa de escolarizaion en la ens. 23 otras cosas, el desarrollo de la administracién de los cuerpos de fun- rr eat Sucntnes pouecdores de competencis ing stias do. re ‘destruccidn de sus instrumentos de expre- ove por ejemplo en hablar France mas 0 menos explicita de aumentar su valor en el mercado escolar, ie preciso que el Estado se considerara como el principal medio de neluso el nico, para puestos adi tioma —a excepcién de es del Este— que en las regiones de «patois» de la mitad norte de Francia. LA UNIPICACION DEL MERCADO Y LA DOMINACION SIMBOLICA, como el di fabricacién de la lengua que los linguiistas acep- natural ni imputarle toda la responsabil generalizacion del uso de la lengua dominante —dimer ficacién del mercado de bienes simb tercambios mai ese momento condenados a cireu- lar en el recinto protegido de los mercados locales, obedeciendo a sus propias leyes de formacién de precios, se devahian brucamente por la generalizacién de los criterios dominantes de evaluacién y el des. 10 de los «valores campesinos», que implican el hundi lor de los campesinos sible en todos los terrenos de la préc habitat, etc.), el proceso de unificacién y pro: bienes econémicos cia progresiva di ién y el proceso d la obsoles- antiguo modo de produccién de los habitus y de sus productos. Asi se comprende, como tantas veces han observa do los sociolingiistas, ‘nes antes adoptan la lengua o la prot na: condenadas a la do to a los usos sociales dominantes por la divisién del trabajo entre los SeX0S, y Cor la Idgica del matrimonio, via principal para las, sino exclusiva, del ascenso social, las mujeres estan siempre pre dispuestas a aceptar —ya desde la escuela— las nuevas exigencias del ‘Asi, los efectos de dominacién correlativos a la uni cado sdlo se ejercen a través de un conjunto de instituciones y nismos especificos entre los cuales la politica propiamente ling ¢ incluso las intervenciones expresas de los grupos de presion solo re- presentan el aspecto més superficial. Y el hecho de que presupongan 12 unificacion politica o econémica que contribuyen de rechazo a re. 4 ye licas (que en el mejor de los casos pueden jito no la utilizacién generalizada ni, por tanto, la reproduccién aut6. Pere ade la lengua legitima). Sobre todo por parte de quienes la su- nomas imbdlica implica una forma de complicidad \i adhesion: en las disposiciones que se largo y lento proceso de ad- ai ones del mercado lingi iones que se ajustan, pues, independientemente de todo ¢: mmacion de precios en un ci poseedores de un certo capital To propio dea dominain : ue, por parte de quien la suf, a alternativa coriente de libertad = coercion: las welecciones» de hab tus (Por ejemplo, la que consiste en corregi a R en presencia de lo- cutoreslegitimos) se realizan, ete y si ninguna coer- cidn, en virtud de gue sean indiscutiblemente producto de dten es se consttayen al margen de 10- dainencion conseenteo coaccién. La propension areduci Ia inves. tigacion de as causas a una investigacign de las rexponsabilidades im. pide percibir que ia timidacion, violencia simbalica que se Como tal (en la medida en que no necesariamente implica un aero de intimidactn), solo se puede ence 5 persona predispucsta Su habitus) a sufrria en tanto que otros la fgnoran, No esa tan falso decir que la causa de la timidez reside en I relacon ente last twacidn ofa persona intimidante (que puede negar la conminacion que dirig) y a persona intimidada; ms exactament, entre las condicio- nes sovale de produccidn de ambas. Lo que acaba remitiendo a toda la estructura social “Todo hace suponer que las instrucciones més determi la construccién del habitus se transmiten sin pasar por laconcienca, através de sugestiones inscritas en los aspectosabaren temente mds insignificantes de ls cosa, de las stuacioneso de las Pricticas dela existencin comin: asl, la modalidad de las pr las maneras de mirar, de comportarse, de guardar silencio e incl de hablar (airadas desaprobadoras, stones» o wate de reprod ® Lo que 1 las «costumbreslinguistcas decretos stelen erer los partidarios de una pli 28 ete.) estan cai tan tan poder ciosas e insidi tuye la condici irgadas de conminaciones. Co1 s de revocar, es sas y di liosa ién de et que puedan ejercerse frirlos. La relacién entre dos aparezea una para que inme siquiera sea necesario que 1 ordene— una definicién de i dada, por ejemplo) tanto m: lasituacion y dest mina ea ids absoluta e scant imera lo desee, menos atin que lo SEPARACIONES DISTINTAS Y VALOR SOCIAL Asi, cuando n« ido al uso legiti rivilegio, inevi imo de la lenj blemente se 10 se percibe el val see reconocido del lenguale solo y exclusivamente en proviosaccy discurso culo la fetichicain de la lengua legima id, basa con desrbi,siguende a Bernstein as n'y de reproduction es des loca pata rare la pducaci, alas condiciones escoores as, si luta de todas las pré den pensase va en a logic dela deprivactin. Ala nversa, la ignoranta do que e us0 popu el uso 0 sus relaiones objetvasy inestctra dela elacin de dominacion entre Sie propia, conduce la eanomeaton de nadas cuando Laboy, deseoso de eh ara reproducie en de los adolescentes burgueses a la pret thetos negros, tiende hacia esa canonizacién. Lo que equivale & ol ‘mo el propio Labov ha mostrado (a través del ejemplo de esos ex lentes que se muestran particularmente severos ala hora de juzgar a deformados, y, por tanto, el suyo), ‘norman lingiistica se impone & todos fos miemibros de una misma comunidad lingistica», muy particular. ‘mente en el mercado académico y en todas las sitvaciones oficiales donde el verbalismo o la verborres suelen estar a la orden de! dia La unificacién politica y la correlativa imposicién de una lengua ficial instauran entre los diferentes usos de esta lengua relaciones que difieren totalmente de relaciones tedricas (como la relacién entre mou- ‘ton y sheep sehalada por Saussure para fundamentar lo arbitrario del Signo) entre lenguas diferentes, habladas por grupos politicos y eco- ‘nOmicamente independientes: todas las practicas lingiisticas se valo- Tan con arreglo al patrén de las practicas legitimas, las prdcticas de los dominantes. Por eso, el valor probable que objetivamente corres Ponda a las producciones ligiiisticas de los diferentes locutores, asi como la relacién que cada uno de ellos puede mantener con la lengua Por tanto, con su propia produccién—, se define desde dentro el sistema de variables practicamente competitivas que se instituye Git vez que existen las convicciones extralingtiisticas de constitucion de un mercado linguistico. ig St, PO* ciemplo, las diferencias linglisticas que separan alos stib- titos de las diferentes regiones dejan de ser particulaismos inconmen- sonsbles: referidas de hecho al patrén tinico de la lengua «comin», Aon fechazadas al infierno de los regionalismos, de las «expresiones “iciadas y de las faltas de pronunciacién» que los maestros de escuela 7 castigan ", Reducidos al estatuto de jergas dialectales 0 vulgare propias también para las ocasiones oficiales, los pares Lusos populares de lz mit Pertinentes linguisticamente. Die idas por la confrontacién Por grancle que sea la parte de funcionamen a as variaciones, en el orden dela promen nae a, existe todo un conjunto de di nente asociadas a diferencias sociales que civ ortancia para el linguista, son pertinentes des Socibloge Pues isa, Son perinentes desde el punto de vista del que con: ctural de la lengua inspirada en Sat er sos fea abating Sansa eee iclas lingilisticas socildgicamente pertinentes y sisten on iructurados de diferencias sociales. 2 Semas tambien es. Fencias (entre las variantes atic Jerarquzados y jerarqtzantes, dea a través dela clases de indices Al privilesiar las cosntantes mento elas variacionessocolon ir ee artefacto que els eng ie t 13 brocede Como sf ‘paid de hablar, ago mas menos uniersalmeareeaesann at Simbios asociado apo ema. i ode los bene Drestigoss 0, al menos, no 28 er ‘cable con /a manera socialmente condicionada de realizar ad natural, que presenta tantas variedades como condi- “es de adquisicion existen. Una competencia suficiente para vices susceptibles de ser comprendidas puede ser completa- snte para producir frases susceptibles de ser escucha- 1a ser reconocidas como de recibo en todas las, a identifi esta capa siones oc roducit f frases propias par das, ease donde se hable. Una vez més, la aceptabilidad social no situaciontan este caso tinicamente a la gramaticalidad, De hecho, los a wistos de la competencia legitima quedan excluidos focutores despro de los universos s ‘ociales en que ésta se exige 0 condenados al sile detosso no e5, Dues, [a capacidad de hablar, que por estar inscrita 1 d patrimonio bioldzico es universal, y, por tanto, esencialmente | sino la competencia necesaria para hablar la na competencia que, al depender del patrimonio social, reex- propiamente simbélica de en la logica propia de legitima, presa las distinciones sociales en la l6gi fas separaciones diferenciales, en una palabra, Ia distincién”. ‘La constitueién de un mercado lingtistico crea las condiciones de una tivalidad objetiva en la cual y por la cual la competencia legitima puede funcionar como capital linguistico que produce, en cada inter- Cambio social, un beneficio de distincién. Como.en parte se debe a [a rareza de los productas (y de las correspondientes competen: ese beneficio no corresponde exclusivamente al costo de formacién, dicha (partiendo de la base de que sea posible dar una de te téeniea de la formacién necesaria y suficiente para cump! y dela propia distancia del rob» —es deci definicién de ésta a medida que hes). Asi, por ejemplo, la duracién de los estudios (que baremo del costo econémico de la formacion) tiende a valorarse por si mis: ma con independencia del resultado que produce (lo que determina a veces, enlas wescuelas de élite», una especie de puja en el alargamiento de los ciclos. de estudios). Ademés, y amas opciones no son excluyente, la cualidad so- sial de la competencia adquirida, contrastada en la modalidad simbélica de " Séto to fac ‘dela adquiscion de la eapacidad de no cabe tomar turaleza y con que el proceso ara que aparecandieen 29 esa competena, puede aparecer como indisociable dela emi ee peshonos de dlr sobre sus producto oy veigon do Hecho mar forzadas o los estigmas de la recuperacién de rerdido. consi Tbuido a una compet cia socialmente garant ficada» por el sistema escolar), Ce ee eas arian de iguales con- ima que las que disfru- 3 poseedores de una com ‘ etencia excepcionaly* es sdsribuye logicamente en funcion de las posbidades de acco 9 estas condicioni tunel gstas condiciones, es decir, en funcién de la posiciin ocupada en la por cemplo pars decir em en lugar de vren, como dicen ois) pero slo echt tet de aera diva ven aan echo tea vl stra de diferencia economies vocals, nos enone mos no con un uivero reat deferens capacs deta neem ua fra de sso aro mene netaiment sono mo, es dei, como el patron de valor de los Productos ings: La competi damian funciona coe Strelain con a otras compentias en antoen cuanto se eumpan Ye J produccign de la competencialeitima y a os lu. eitima) para quelos grupos que la detentan estén ior ce neria como Ta inca legtima en Tos mercados fones dt mundan escolar, politica, administrativ) yen (omercados Mm rreracciones linguisticas en que se halen rumentos d Sompiometi05 eran defender um capital ingincoamens- econ iso ea cpm es do, come Can condenados a una lucha total: slo = puede salvar el lr a enc lifes ova de ous que conflere el co onstitutivos de la gramé haciendo profesion de fe Tlamedas al orden de quienes Hugo liamaba altivamente los «gr Cabe que ninguno de los actores comprometidos en las luchas li- terarias desee nunca como tal la desposesién objetiva de las clases do- minadas (ya se sabe que siempre hay escritores para celebrar la len- arriobajera», por ejemplo, u olvidarse del diccionario» o imitar Jas populares). Lo que no impide que tal desposesidn esté rela- cionada con la existencia de un cuerpo de profesionales objetivamen- te investidos con el monopolio del uso legitimo de la lengua legitima, roducen para su propio uso una lengua especial predispuesta a ‘cumplir por aitadidura una funcién social de distinci6n en la nes de clases y en las luchas que les oponen en el ambito de Y que se relaciona también con la existencia de una institucién como el sistema de ensefianza que, comisionado para sancionar, en nombre de la gramatica, los productos heréticos y para inculcar la norma ex- Mejor que m ‘slo cobrarian 4 sentido pleno mediante un verdadero andi hstérico del estado 4 campo en que, en cada caso particular, se producen, nos quienes quieren hacer de esta locha pers Les dctionnares du francais moderne, 1939-1863, Pais, Did 207,210,216, 226, 228, 29, 230 m1, 231, 233, 237,239, 24 Op’ Cit, sobie todo T” 1 ‘ulstica det norveso Jamie de los roles ye las estraegias entre Los escrtor n, Language Confit and Language Planning The Case of Norwesian, Harvard University Press, 1966, sobre todo PP. 296 y siguientes) 33, plicita que contrapesa los efectos de las leyes de Seen gran medida a constituir como tales ios sane ee sicién les induce a ite los demas, fo de este mis cone Pre, anti mismo ye Ben, por lo demas, ¥ Perseuir ocala fetos externo: ismo desconocimiento. * In siem, is propiedades que csr Fesumirse en dos palabras he terizan la excelenci distincién y correc ngtistica pueden EI trabajo que s¢ ias de una lengug ue tienen por pr «vulgares». El valor nace siempre de la di. no, con telacin al uso ide ‘0s corrientes», cgiros rv eo weeps 2. En fs sos de ara designar’ «ordinarion, hab lo inmominabl, ga. oposiciones gue, ta izan desde el punto de dctosde. evs dos: la oposicion entre « isting, de Ta engue fe ita, se or Imiants,pucden reduce a vulgar» 0 araron y scoen ‘nobten) y wdescuidadon (on Pecificacién en el orden it aa eesion forza Se guinea se tiene sentido con rlacion as eee 34 EP pios prodvers ‘La relativa perdurabilidad en el tiempo (y en el es- pacio) de ‘una economia de esfuerzo y de rigor que grace aa simpiieacin anal (Pr sjemplo, cabo por quepo © Fn a on tt a tee Te Se a ee ae et deat a ee aeasinpere les de juciones espe glares. A trav vy de sus mi nes sociales de produccién de las condiciones sociales de imp: Ito como principio de producsién y de valoracién de la idm de conceptos como los de waparato» sno se eevaa la segunda potenia con ls eapara- tos ideoldpicos de Estadon, no ese! menor e desconocimiento de la economia de ls Inaitciones de producei de bienes clturales: basta con pensar, por ejemplo, en Ia fcntada hacia la produccion de servicios y de instruments de €o- ite otros, la edie de manuaes, gramaticas, diccionario, «gulas ‘scompendios de discursos modelo s de sectors pablico 0 prvado igida en todas la ocas las que se apela por rolado 9 tenso dela lengua. EL Fablado de la lengua cerita solo se adquiere en condiciones en que objetivamente {Se uso se insribe en ia situacion en forma de Hibertade, faciidades y, sobre todo, 35 LA DINAMICA DEL CAMPO LINGUISTICO caso particular de las le tara entre las genes my las aspiraciones y los rnzan su grado maximo en las regiones in- Esta pretensidn, reconocimiento de la ‘esfuerzo mismo para negarla apro- -ampo de competencia una presién. ategias de distincion distintivas que se re- inguidas. La hipercorreccién pequefio-burguesa que ‘trumentos de correccion de acuerdo con los 10, académicos, gramaticos, cva con Ia «vue Como el dominio de es deci rolongada de ok la lengua pusea sus modelos mas consagrados art profesores, se define como zgaridad> popul: Hbucidn que este esfuerZo fal mismo tiempo que de ‘aporta al cambic 10 ¢s simplemente més Vi sn que suscita de rechazo por parte de los po- rpetencia mas escasa. El evitar consciente 0 in- las marcas mds visibles de la ten idez lingiis- ‘pequenos burgueses (por ejemplo, a redichas» da imagen de «viejo maestro») puede les hacia la hipocorreccién cont ica y la soberana ignorancia de las reglas pun- mn de desenvoltura en los mas peligrosos jonde el comiin de las gentes ce~ jonde se muestra el esfuerz0 condena a las el Iereado escolar, des unos medi es resultados reproducirse debido a Jelamente a su rendimic y adoptar el lengua @ ese Lenguaje y a autoridad delega- ‘ion duradera racién y la inten- tas estrategias —frecuentemente inconsci jan lugar a infinitas pujas, con incesantes ¥ biisqueda de propiedades no relacio- qu contra hechos para desalentar la fatores determinants dea dnd © miso, dos cmbios de lengua Ene or en de estos cambios supor en fo s) el mismo recon ous Conocimientos desiguales de ete woe, Moet a de tempo fit 'P. 22) Ea realidad, como Pi the ‘ue sea xcepconaimenteafecta al nivel he fa que os eee conuneiacoa. ¥ aes sb ‘que crea totale; ° ai 36 yr nidos como en Francia, de usos con relacién a loss criti estan gs or a propa cut ad tu en ella de quien los: al ne ies dee Se la sracciones tomadas en su inmedit er te yn cinteraccionista» no pur al de sib as des “ependen es -o mis bia en Ia estructura de distribucion del caps’ rein dan gnome estat me alas or ou tb doe nstuye I mara de la pequcha Drs ems eden 0 al sistem: jepende 2 dela ide a su ved Sistema escolar, dep« ‘ciones de clase. Asimismo, esa vision no puede ‘anismos profundos que, a través de los scanismos Pi Dirico de la escasez ¥ de su evolucién en Su poder discriming de ia pos s (lingisticas 0 de ot fsociada a la pos alabras sa de una competencia rara, ¥, Por tanto, ién de una competencia rara, ¥, Por ta esi palabras que se divulgan © gastadas, pues ‘duda, el origen de los motor del cambio no es, {ico 0, mas coneretament igendran cor Conjunto de las acciones y react mente en el univerno de las relaciones con Sentto de este movimiento perfecto extd en en ninguna, ante la gran se des. ue el proceso resul- ‘a que conduce a cada agente, a través ragbias de asimilacién y de disimilacion (eon vo: 10, por ina. Esta constancia e endidas ala vez como capacidad de produecién y ‘capacidad es yea 0, en otfas palabras, como la capac opacon frente agentes que aetuan en a itercambo ara dad ave Het terios de apreciacién més favorables a sus product poner [of td no se determina s6lo desde el punto de vista lingtis parmcaacded 1 acon ene ls competence tingisticas —ave {Ger ae proc cent ci ter CAPITULO I ent ores fe aproriae {0 a ddades de produccion lingistica también socialmente cla- teria ven tanto que capacidades de apropiacion y de apreci sifeadas, ¥. Fmnercados, asimismo socialmente clasificados— contri oe pena la ley de formacién de precios que se impone para En cualquier caso, a relacién de fuerza linais- mente determinada por las fuerzas lingisticas « Tenguas habladas, los locutores que las .p0s definidos por la posesién de la correspondiente . haperenca, es toda [a estructura social lo que esté presente en cada receptor, fundg, _Sueraecidn (9, a8, en el discurso). Esto ¢s Io que justamente ignora wienteen cles: ja deseripcioninteracconista que trata la interaccién como un impe- eradora, io en un imperio, olvidando que la forma particular que reviste lo Tic ocurre entre dos personas —entre una patrona y su doméstica, ‘ratdndose de una situacién colonial, entre un franc6fono o un ara- ono incluso, en una situacién post-colonial, entre dos miembros dela nacion antiguamente colonizada, arabéfono el uno, francéfono SFotro-~ se debe ala relacin objetiva entre las lenguas o los corres- fondientes usos, es deci, a la relacion objetiva entre los grupos que fablan esas lenguas. Para mostrar hasta qué punto ese esmero en vol- ‘er ea las cosas mismas» y cefirse al maximo a la realidad» que sue- ic inspirar la intencion «mierosociol6gican, puede conducir a la fuga ray simple de lo «real», algo que no se entrega a la intuicion inme- fata en cuanto que reside en estructuras transcendentes a la interac- cidn de que estas estructuras informan, no hay mejor ejemplo que el de las estrategias de condescendencia. Asi, a propésito del alcalde de fea uele entrar en con. Pac, que durante una ceremonia en honor de un poeta bearnés sd gl Beet sim. rigid al publico en bearnés, un periddico en lengua francesa publica~ ad, a préctica do en Bearn (provincia del sur de Francia) escribe: «Este detalle jn sobre lama movié mucho @ los asistentes» ', Para que tal asistencia compuesta nia algo, co conservabs pmo si se estuviers habla io en una glyprotecan ~Y sord ial toes. ‘i CAPITAL, MERe, + MERCADO ¥ PRECIO . ‘completamente ins6l an 2S dscutsos sé co is propss aon a In mera ‘obran su valo rigor en : saracterizad CY su sent th cena cios ef valor aeigtetzado por una ley ido) en relacis del disens arti cid con ‘mentee impresion my seer tablece coneratans ae utS® depende de a relacion oe ormacion de pre- dhs forms pretest de os, hr Monte edi entre las competene sciot de Fuerzas que see Sarucn nun stsenebesnes .) M.Labariereleale de Po) respond aM 0 clas lingisticas de los occ. Famene Giteden presidente dela essuela, en un bearnés de calidad. Esta atenc locus esaat abla gnmente (La Repubigue des Pyrene, 4 ferna es el Bearnés sienta co que un afcalde bearnés se din conozea tcitamente esa fe se impone Como la ti tuaciones Oficiales, consiste en bene gues queen lap lacon, es dec Semejant esta rencia objetiva entre las se Opiedades sociales) ex fo ea a jerarqusia entre esas lenge ios vinculados @ ella imb6lica de est® jerarc lerarquica, De hecho, ¢l alcand. efecto de condescencia en con el aval de ciudadan; rofesor agregado) que gai 10 en Ia «superioridad> de uede producir este él es un locutor titu s un Francés «de cal Por lo demés, sociold Sociologi ablado por un campesin a pensado en ser aleal n0 Como el que, ide de su ciudad 70 de votos, decia (en franco jen dew conperon Pe de subversion de as jer come en materia de en estates de ney te sepuros de su Poses oder negarlas sin COrrer ef 1 iones de fuerza: wes de fuerzas que aparecen en el mercado rr riaciones determinan las variaciones del precio que un mis- ayseurso puede recibir en diferentes mercados se manifiestan y rea. Sn uanto que cirtos agentes no estin en condiciones de aplicar “al sroductos lingUfsticos ofrecidos, por ellos mismos 0 por los Ge sos presto ngtisics areca, pr alos mimoso po os de ‘pitjos, Este efecto de imposicién de legitimidad es tanto mayor —-y ses del mercado tanto mas favorable alos productos propuestox fs detentadores dela mavor competencia inguistica-~ cuanto con ponga el uso de la lengua legtima. Es decir, cuanto acion —y, por tanto, mas favorable a quienes Euan miso menos oficialmente acreditados para hablar y cusnto snds total sea el reconocimiento (aunque relativamente independiente de su conocimiento de esta lengua) que los consumidores conceden Sia lengua y a la competencia legitimas. Dicho con otras palabras, el mercado es tanto més oficial, es de- cir, pricticamente de acuerdo con las normas de la lengua leg, to:mas dominado esti por los dominantes, es decir, por ios de. tentadores de a competenca legitima, autorizados a hablar con auto. a ad estatutaria que suele venir acompafiada de una capac . undue s6lo sea porque esta capacidad téenica de- pende de la asignacion estatutaria (anobleza obligan), ala inversa de lo que se suele creer comiinmente, entendiendo la eapacidad téenica mmo el fundamento dela capacidad estatutaria. La competencia le- ima ela capacidad estatuariamente reconocida a una persona alto. Fizada, @ una «autoridad>, para emplear en las ocasiones oficiales la lengua legtima, es decir, oficial Vorma, lengua autorizada que crea autoridad, palabra acreditada y digna de crédito o Performativa, ue Dretende (con las mayores posibilidades de éxito) producir efecto, Una ‘ez definida asi esa competenca legttima que implica la eficacia reco. nocida a lo performativo, se comprende que ciertas experiencias de Psicologia social hayan podido establecer que la eficacia de un dis: curso, el poder de convieein que se de la pro- rnc : Ta pronun- Cia, es decir, idad del locutor, através de ese indi- ce particularmente seguro de la competencia estatutaria. La evalua. cin préctica de larelacign de fuerza simboliea que determina los eri terios de valoracion en vigor en un mercado determinado solo toma én cuenta las propiedades propiamentelinguisticas del discurso en la ™edida en que anuncian la autoridad v la competencia sociales de quic- nes las prontuncian. Lo mismo puede decise de otras propiedades no lingisticas como la posicin dela vor (la nasalizacin o la faringel zacién), disposocién duradera del aparato voeal que constituye Uno de los més poderosos signos sociales, y de todas las cualidades mas abiertamente sociales, como los tituls nobiliarios 0 escolares, el ves. Uido y especialmente ios uniformes y vestimenteas oficiales, los atri butosinsttucionales, el pulpito del sacerdote, el estrado del prove. Sor, a tribuna y el micro del oradot, que colocan al locutor legtimo yet m0: po is a lad. La competencia linglifstica no es una simple capacidad té: I produecién, les liberan de la 16gi- en posicién eminente y trudtura del copmeie aug etucturan Ia inter m leva a cabo el ing opia. comosicion d aves deavinmentecomparaivay de 10 dsing 3 del valor. Dicho reambic. H ‘al, asi mas provisionalmente suspendida due realmente to, la ley of ae jaida, sigue siendo valida y se impone » os dominados en fas provineias francas en el que el hablar rn el hecho de que sea ella la que rige ‘momento en que estos estn cO- nada autoriza a considerat co: loca(verdaderan lengua popula el uso ue ircula en ese islote de li mo donde obene licencia (palabra ikea de os diccionarios) puesto onuales ¥ no hay por qué entonces «igilarse>. TAP gues Srerdad que la competencia popular, cuanes afronta un mer- i oficial como el que representa = salvo control expreso—y la si- cade de investigacion, reslta aniguilada. EY hes ‘de la legitiml investi ecisamente en que los dominados Son Vi - a reside Piri ley oficial, incluso si se pasan toda Su ¥- ‘Sblar Weber, fuera de su controle inclu- ion condenados al silencio o a ese dis- registrar, muy a menudo, la encuesta ica dominant tiene tiene tanta mas pot trans ammento en que salen de Is dlgneo eircula, como To mus framguccion de sus portavoces en el te pigos en situacion oficial. Asi Pues, aque se esté en producciones linguist la coercién d a marge ‘mismo de je este mdo de es dad fing yea mayor gr: ex jad lingi Mayor sao, sere mente justi lores practica. da, como el ladrén del que hi a-Grando, en situacion ofa, ema ci ieado, en Funk {urso descompuesto que st eo de los in funcion & su pos lingiistica. ia que disminuye e io Vel grado en mnie Cl grado de oficial ‘Lo que quiere decir que las product "t mercado y que toda observacion idea Keeerse Feaistra un discurso que es producto de 8 a lacerse menos favore reels nptistica y ese mercado particular que cs Ja Siar ot de en- idos. Cierto que tencia Tingtgo de un muy alto grado de tension ya aue 1s Teyes de Guest. Tyr de precios que lo igen se asemejan alas de mercado esco- formas gusqueda de variables capaces de explicar ‘ss ‘variaciones sgiistico varian segiin set objeto de una negoctacion tos limites, puede ser bre las cond manipulade condiciones de loa Por un meta Plo, de las expresiones que sion so, siscurs0: tal Scurso queversa so- ini registracas tiende a olvidar al propio efecte ide la situacién de en si ‘cuesta, variable escondida que constituye sin duda el origen del peso inv el e450 por e fen para introduc excuse ite («81 me Io perenne eae sar una pala Giferencial de las diferentes variables. Asi, quienes , «si se me perdo- diferencia de Ut ones dela lnguistica se esfuerzan en estabiecc Co 1 ates de la competencia Linguistica (medi- Texicologico o sintctico) se que- braldemasiad I na esa espesion: apo a «Ports Sisticament los factor da con tal o cual indice fonoldgico, dana mitad de camino: oWvidan, mmedidos en una stuacion & cuesta, en una situacion de mercado particular, cuesta en we ason diferente, podtian recibir pesos - ferentes; y que se trata, pues, ‘de determinar como varian Tos pesos a explicativos de los diferentes factores determinantes de la competen- cs dues apican aos meri explicaivos de los dere sstemavicamente las stuaciones de merea os entre upartenairess homme oq sugnaa da a rus ‘Rarcha de un verdadero E0005, Ios plan de experimentacién). ° imos» se miden c :on arreglo a criterios to mas imy ortante sea Unificacién di ite sea el capital lel mercado no es nunes tan absoluta como ue dependen las leyes 7 En materia de lengua, I dnieaafirmacin, dew cs el arpots pero se tata de una lengua de wefesr EL CAPITAL SIMBOLICO: UN PODER RECONOCIDO. La cuestién de los enunciados performativos se aclara en el mo- mento en que estos se contemplan como un caso particular de los efee- tos de dominacin simbélica que tiene lugar en todo intercambio lin. ico. La relacion de fuerzas lingiiistica no se define nunca excl or la relacién entre las competencias lingiisticas en preset vamer cia. ¥ el peso de los diferentes agentes depende de su capital simbdl €0, es decir, del reconoci de'un grupo: ento, institucionalizado o no, que obtiene imposicidn simbélica —esa especie de eficacia magica no ya la orden o la consigna, sino también el dis- la simple comunicacién, la amenaza o el insulto— slo puede funcionar en tanto en cuanto se reinan condiciones sociales ab- solutamente exteriores a la l6zica propiamente Para que el lenguaje de importancia del fildsofo se reciba como lenguaje pide ser recibido es preciso que se retinan las condicio- nes sociales propias para que esté en condiciones de obtener que se le conceda la importancia que él se concede. De la misma form: ‘auracién de un intercambio ritual como el que la mi centre otras cosas, que aparezcan res y de los OF €80, la del lenguaje religioso se ve amenazada en el mo- ‘mento en que dejan de funcionar el conjunto de los mecanismos ca- aces de asegurar la reproduccién de la relacidn de reconoci que funda su aut Algo que puede decirse también de cual relaci6n de impo: ‘anto que tal, encierra la preten- uso creido y obedecido, y que s6lo puede io del beneficio de dis- ién que procura todo uso de la lengua legitima os componentes, y no de los menores, de ese bene! carlo en el hecho de parecer de la persona— reside en el conjunto del universo social y de las rela. ciones de dominacién que le confiere sue La investigacion aus (0s s6- magica le de la existencia de una ins- titucién que defina materia de agente, de de momento, etc.) que deben reunirse para que la magia de las pala. bras pueda actuar. Como indican los ejemplos analizados por Aus tin, esas «condiciones de fe les y quien quiera proceder con gozo al bautismo de un navio o de tna persona debe de estar habilitado para hacerlo de la misma manera que, para ordenar, hay que tener una autoridad reconocida sobre el destinata- 46, de esos actos de insti oem encom: x format p performati= inguistas se han apres . 1 er reel um petexto par hacer desparecet Yor Branteado y para volver a una del ba el hecho del mercado: al en para reali Wm 919, 10 —o, mas simpler ingiistico como dei¥@t 12 sic como abrir la sesif PO Matis de fase teen con atoridad para ro ads nes, sociales del funcionamiento de refiren ad de ave Austin nba loge reeten ida es aca ar oes ay aE i ee fata at COMED, hn eas op ena eta EP tae ty ngceaamente lo que 30 digo Pero lene a pce ce ing a only petende Tanda su autonome CSP de casi, prazmatcs demure! 2 Jos actos que Austin describe son actos de instituciey da, seater sone ano, nana sero alordenseca Sen cleo prs eee len ay ead de ctr en fen Se ln denuded ace sare Sethe Senne ue moo men ce Coan peender Pt hay ae ag ‘Rae reste y no todo el mundo Hen POI Jase re pe sear un at de plas cO™2 0. de manera que cualquiera puede pretender realizar tayen os pet- a mane a Penton putosn que cose RIS va fects hacer desape eet #2" rest elopcsos de os pstormaines coven 20 Ny Ia referencia a sus condiciones sociales de ealizaciO= 77 quer cosa tr a co, ckulra pute ace Sonat St de a eit gona esecapan que Parra etn, Pero, desde un punto de vista sociol6gic, el que fad, es ee ‘Austin cuando se interroga sobre las condiciones d@ [ters sélo puede fo que'no todo el mundo puede afimar todo. O, sis Were SSO Pers hacerlo corriendo unos determinados riesgos, com? Btudes de Lingist «Le nocibn de autointerpretaciom>” 982, P. 1982 41 laza publica: adecreto la I faltar la autoridad requerida, «estas, 10, no son mas reducen a demente*». El socio-logicamente con independencia de la ins- itucién que le confiere su razon de ser y que, si a pesar de todo se produjera, socialme ia desprovisto de sentido", Puesto que igna, s6lo puede ser a favor dé de las cosas y puesto que su re: nes de orden que definen el orden si puro») puede concebir como pos El enunciado performativo encierra «una pretensidn exhibida en po- seer tal o cual poder», pretensién mas 0 menos reconocida, y, por tanto, mas 0 menos sancionada socialmente. Esta pretension de ac- ir una identidad legitima, —es decir, universalmente teconocida—, pueden oponerse como dos actos de nominacién magi- ca muy desigualmente garantizados socialmente, El limite hacia el que ticnde el enunciado performative es el acto juridico que, cuando es Pronunciado por quien esta habilitado para ello en forma'', es de- Benveniste, Problémes de lngisique générale, Paris, * Eni , todos los actos de nominacion son, propismente ie pretenden product tc 8 quienes pertenece el derecho de endnciarlos» (E. Benvent bid). i en nombre de todo el grupo, puede susti- jjuer puede con- conjunto de agen- La bis- sith po an asa ee oe tesa mn agent singular, rey, través de la cual un ag ingul rdote, portava fo para hablar y actuar en nombre del grupo, wy por ’; mas precisamente, en las condiciones sociales de fncarna al mandatri legiimo, me- tanto ae agente apa de acts ene otras Tlaspalabras sore el mundo sol, Lo que leva a cabo, eno Formas proporcionandole signos sgn destinadon a reocdar pursonalmente en su nombre ni con su propia autoridad. I diun entr no act ‘0 al médico mito y la toga declaran que al juez 0 al ‘con fundamento juez o médi taba) al pode por la palabra. Cuslauir Szado, de su ettica, su sintaxe, st leico © inly- razon de se que jeauién lo die. ! a laramente institucionalizada. De don- ‘ena Edad Media 4 a mente. (er Yate Modine somo conjunto de derechos, iene capacidad ténica. de se sigue que el ejercicio de un poder simbélico do de un trabajo sobre la forma que, como puede verse claramens fen el caso de los poctas dé las sociedades arcaicas, esta destinado’s atestiguar el dominio del orador y a otorgarle el reconocimiento vat grupo (logica que volvemos a encontrar en la retorica popular del sulto que busca en la puja expresionista y la deformacion reglada de las fOrmulas rituals la realizacion expresiva que permita «poner a los reidores de su parte). aparece acompatig. Asi, dela misma manera que tratndose de constativos las con ciones de aceptabilidad y, a través de ellas, la forma misma del dis. idn con el mercado, traténdose de enun- ciados performativos, las condiciones de felicidad se determinan tam. bién en relacién con ‘mercado. Por consigt cién de un orden propiamente lingiiistico, debe de quedar bien senta. do que toda palabra se produce para y por el mercado al que debe su existencia y sus propiedades mas especificas LA ANTICIPACION DE BENEFICIOS La ciencia de un discurso que tinicamente puede’existir, y en la forma en que existe, en la medida en que no solo sea gramaticalme correcto sino también y sobre todo socialmente aceptable, es deci escuchado, creido y por tanto eficiente en un determinado estado de las relaciones de produccién y de circulacién, deberd tener en cuenta las leyes de formacién de precios y caracteristicas del mercado consi- derado 0, dicho con otras palabras, las leyes que definen las condi- ciones sociales de la aceptabilidad (que engloban las leyes propiamente lingtifsticas de la gramaticalidad): afectivamente, las esperadas con- ‘ones de recepcién forman parte de las condiciones de produccion ¥ la anticipacién de las sanciones del mercado contribuye a determi- nar la producci6n del discurso. Esta anticipacién, que no tiene nada ue ver con un célculo consciente, es consecuencia de un habitus lin- glistico que, en tanto que producto de una primordial y prolongada Felacién con las leyes de un cierto mercado, tiende a funcionar como un sentido de la aceptabilidad y valor probables de sus propias pro- duccién lingiisticas y de las de los demas en los diferentes mercados '. Es este sentido de la aceptabilidad, y no ninguna forma de cdculo racional orientado hacia la maximizacién de los beneficios simbélicos, lo que, al incitar a que se tome en cuetita valor proba- be del discurso en a produccién, determina a su vez las eorreeciones oc dewaceeniiad que absracion sel conepio decor yr jones que se concede + formas de autocensurasconessiones que sco sores eho de nase aoa par unit er ngUistios son también ienescondenados 2° en os poder propios para aseguratum ro Caria cir um precio. Prcado en que aparecen colocados) a produccién gu as ees del mesh pnt aestada po a antipaion de as Dinette 56 pescado: todas las expresiones verbal, tratese de es sanciones iad entre do amigos, el dscrso dean porn aurea gepeion. Ash deben parciaimente sus propiedades @e'v- clones de severe gramética) al hecho de que, baséndose todas las otra dn fo, sus autores — son pr de las leyes del mercado considerado, sus wores = pact pais elon quero expresamente— sexu eh ener beneficio simbolico que pueden conse fraximizat jeaciony expuestas 218 ee dexinades a [a comunicaion y expuesas 2 inesparabemes ge quiere deci que el mercado fi el presi de un valoractolinglistico cuya naturaleza, y , por tanto, sa valor Obie Pro erninaran ‘parte por la anticipacion. préctica Be ia ieee cn con el eead ada, M2 2% me mo. ‘silencio, etc.) que contribuye a fundar $3 el pre mosis, sence Srenerente ea sani de Te GUE pio mercado, Rentees producto. “ratandose de peoducién ejerce mediante Ta antcipa 1 mercado on simbstea, a coersin que el mercado Sib dees ponbiades de Deneticio a ein fora de una censure acipada, de ona U0 se ature ol deterna la ranera de habla, a lesion del CenSUTE ae codigo switching de las situaciones de bilingtismo= Tea eee tambien fo que pod © no podré ea dale rec como sien ada stasn partial, soma Hagin (5p de frmacion de presion a etna, ede, por el ocutos dominant mds seca ec ormatanto a iguost cuanto ayor e866 Sode of tad del intercambio (en publico, en un dscuso clo (po siemplo, uo cal uno eu condcones souls de we ais atu eos recat Seca Soest eee Be Se dn orate ie ‘conju temas productores, es d¢ los sor ei ta ha een a snag nga 31 si el efecto de la censura ejercido sobre el dominado la necesidad s en el caso tanto més aguda, gue esta coercidn desapareceria entre los poseedores de un y lingtistico equivalente, por ejemplo entre campesinos. Las bilingtiismo permiten observar en forma casi experimental is variaciones de la lengua empleada en funcién de la relacién entre los interlocutores (y de rentos de expresién) en la estructura de la distribucién del capital lingdistico y de otros tipos de capital. Asi, en una serie de inte- Tacciones observadas en 1963 en una ciudad del Bearn, la misma persona (una mujer de edad habitante de un caserio) que se dirige en un «francés- dlialectizado» a una joven comerciante del burgo procedente de ovro eran burgo de Bear (por lo tanto mas wurbanizada» y que pudiera desconocer 0 fingir desconocer el bearnés), instantes después habla en esa lengua a una mujer del burgo pero procedente de un caserio y més 0 menos urge, originario de un easerio y mas 6 trevistador, en tanto que habitante de traren sus entrevistas 0 un francés: idn del bearnés es capaz indudablemen uiera élo no, sigue siendo una estra- mn no menos artificial El conocimiento y reconocimiento précticos de las feyes inmanen- tes de un mercado y de las sanciones en que esas leyes se manifiestan, determinan las modificaciones estratégicas del discurso, tratese del es- Fuerzo por «corregir una pronunciacién devaluadap en presencia de representantes de la pronunciacién legitima —normalmente suelen ser ies que tienden a valorizar la produceién lingiistica por una cidn més intensa de los recursos disponibles— o, a la inver- is menos compleja, a ese ti- po de frases mas cortas observadas por los sociélogos en los adultos sen a niflos. En algun modo, los discursos son siempre ‘eufemismos inspirados en la preocupacién por el «bien decir», por ‘ar productos de acuerdo con las exigencias de un determinado mercado, de forma- ciones de compromiso, resultado de una transaccién entre el interés expresivo (Jo que hay que decir) y la censura inherente a las particula- mnes de produccién lingiistica —tratese de la estructura de interaccién lingiiistica o de la estructura de un campo especializado— impuesta a un locutor dotado de una cierta competencia social, es de- cir, de un poder simbélico mas 0 menos importante sobre esas rela- ciones de fuerzas simbdlicas . ‘Asi, las variaciones de ta forma del discurso, y mas coneretam: teel grado en que esa forma aparece controlada, vigilada o refinada, dependen, por una parte, de la tensidn objetiva del mercado, es de- Gin, del grado de oficialidad de la situacién y —en el caso de una {nteracci6n— de la amplitud de la distancia social (en la estructura de la distribuci6n del capital lingufstico y de las demas especies de ca- pital) entre el emisor y el receptor, 0 sus grupos de pertenencia; y, or otra, de la «sensibilidad> del locutor a esta tensidn y a la censura Gue implica, y de la aptitud, estrechamente vinculada a ese locutor, para responder a un alto grado de tensi6n con una expresidn fuerte- nente controlada, y, por tanto, fuertemente eufemistica. En otras pa- Jabras: la forma y contenido del discurso dependen de la relacién en- ire un habitus (el mismo producto de las sanciones de un mercado ‘aun nivel determinado de tensién) y un mercado definido por un ni- vel de tensi6n mas 0 meno: lefinido, pues, por el grado de rigor de las sanciones que inflinge a quienes carecen de esa «correc- ion» y de la «formalizacién» que implica el uso oficial /ormal). Asi r ejemplo, di icas si no es relaciondndolas con las variaciones de iy" ofrece una buena muestra de esas variaciones cot puesto todas se orientan hacia el mismo resultado préctico: «;Veng «No quiere usted venir?», «;Vendra usted, no?», ‘Digame que vendra!», «;¥ si viniera usted?», «jDeberia usted ve- nicl», «;Venga agui!», «Aqui» y alas cuales podrian atadirse «; Vie- ne usted?», «j«Vendrd usted!», «Haga el favor de venir!» «Concé- dame el honor de venir...», «Sea amable, venga...., «jLe ruego que venga!», «;Venga se lo ruego!», «Espero que venga usted...», «Cueto con usted», y asi hasta el infinito. Estas formulas, tedricamente equi- valentes, no lo son: en la practica, cada una de elas, cuando se em- plea expresamente, realiza la forma éptima del compromiso entre la intencion expresiva —en este caso la insistencia, que puede aparecer como una intrusion abusiva 0 como una inadmisible presiGn— y la ens mas 0 menos disimétrica, sa- ‘cando al maximo partido de los recursos disponibles, estén estos ya objetivados y codificados, como en las férmulas de educacién, 0 lo tirsen, a condicién me el honor de venir» convenga, venir?» realmente formalismo magico, «grosero». En el formalismo soci en cada caso s6lo hay una férmula que «acta». Y toda la labor de , ¥ la informacion que informa, condensan y simbolizan toda la estructura de la a la que deben su existencia y su eficiencia (la famo- -utionary force): lo que se lama tacto consiste en el arte de captar isor y del receptor en la jerarquia de las di- ferentes especies de capital, pero también del sexo y de la edad, y de los limites inscritos en esta relacidn. Limites que, si lega el caso, se Bracias al trabajo de eufemizacion. Eufemizacién que en los casos de «Aqui», «Venga» o «Venga aqui», mientras que la a Sn de la coercién aparece mas seftalada en el «Haga- me el favor de venir». La forma empleada para neutralizar la «inco- rreccién» puede ser bien la interrogacién simple («;Quiere usted ve nir?>) 0 la reforzada por la negacién («No quiere usted venir?»), que reconoce al interlocutor la posibilidad de la negal ‘muta de insistencia que se niega declarando la posibilidad de negativa yeel valor reconocido a la aceptacién y que puede revestir una forma familiar, apropiada entre iguales («Se amable venga»), «al («Hagame el favor de venir») e incluso obsequi honor de venir»). O, en fin, una interrogacién met a la legitimidad misma del asunto («{Puedo pe ‘;Puedo permitirme pedirle que venga?» Lo que el sentido social descubre en una forma que constituye una ecie de expresién simbélica que todos los rasgos sociol6gicos per- ‘uacién del mercado, es también lo que orienta la pro- liscurso, es decir, el conjunto de caracteristicas de la re. ién social entre los interlocutores y las capacidades expresivas que el locutor pudiera invertir en el trabajo de eufemizacion. La interde- endencia entre la forma linguistica y la estructura de la relacién so- cial en la cual y por la cual esa forma se produce aparece claramente en las oscilaciones entre el usted y el tti. Estas se producen a veces ‘cuando la estructura objetiva de la relacién entre los locutores (por. ejemplo, la desigualdad de edad y de status social) entra en contlicto con la antigiiedad, y la continuidad, por tanto con la intimidad y fa. mitiaridad de la interaccién: parece entonces como si el nuevo ajuste del modo de expresidn con Ia relacién social se buscara a través de Japsus espontneos o calculados y de progresivos deslizamientos que suelen concluir por una especie de contrato lingiistico destinado a ins- faurar oficialmente el nuevo orden expresivo: «:Y si nos tutedramos?». Pero la subordinacién de la forma del discurso a la forma de relacion fen la que ese discurso se emplea estalla en las situaciones de ilfstica, es decir, cuando el locutor se enfrenta con un audi- Imente muy heterogéneo. O, también, en el caso de dos in- erlocutores tan alejados social y culturalmente que los modos de ex- resin sociolégicamente exclusivos de que se sirven, modos que nor- ‘malmente se realizan, mediante un ajuste mas o menos consciente, en espacios sociales separados, no pueden producirse simulténeamente. 34 Ia forms rae eee ne Lr esracteriza— definido en abstracto por un locutor, sino la relacién ipacién de las Fee caine Danced aliistica. EL HABITUS LINGOISTICO Y LA HEXIS CORPORAL terminado. Es decir, mediante intercambios dentro de una fami ia que menos ale oe ommend ia Escuela Tos productos oir: el sistema de refuerzos 0 de desmentidos sucesivos constituye para aa ic aaa otal aaa pees mah a ead gu a aug ato et enertnetaon es ec, sn SE esa ete nas ees ue kes cto sei aids ett en ‘afectivo @ la «lengua maternay, cuyas palabras, giros y expre- am a tn seat es ling Ne los productos lidad. (Ya es s nueva experiencia puede cidn de «com riencias ya duccién y de apre lectiva resul mminado campo impone en la produscion dl decuren oe lencio 0 aun lenguaye hipetofiado a unos defands tas libertades de un lenguae gorantizado, Lo que competenca, que se aquiers por a pratica, a dominio practic de un uso de la lengua y las situaciones en las que ese uso de la lengua es sox bie. El sentido del valor de los propos productos, dimensién fundamental del sentido di cados y Ia experiencia de las sanciones impartidas a las ducciones constituyen, juntamente con la experiencia del cedido al propio cuerpo, una de las mediaciones a través de Inc ox Se constituye esa especie de sentido personal del propio valor ue regula la relacién practica con los diferentes mercados (dmicen .) ¥, mas generalmente, toda la manera de _ undo social, *desompor: 1d0s los locutores son ala vez productores luctores y consumidores Sus propias producciones linguistcas, no todos estan en condicicgas® ya lo hemos lenen con sus propios productos (y ién, juzgada por ellos, como ha : r severidad) se debe al divorcio entre los esquemas de produccidn y los esquemas de apreciacidn: en alguna medida divididos en si los pequetios burgueses son a la vez sus esfuerzos. Asi debe juzgarse su st ready, por es ica — correccién para si mismo y para los otros ®* empuja a la hi- iat mostrado que los pequetis by 5 populares peradescub recciGn, su inseguridad que llega al paroxismo en las ocas creando «incorrecciones» por hipercorreccién 0, en .das audacias de la forzada desenvoltura, Como puede Ue elase al que él pertenece, ica y diacrénicamente en la es ca) entre las mujeres de fambién dentro de la misma l6gica: condenadas por la divisién del srabajo entre los sexos a esperar el ascenso social de sus capacidades de produccién y de consumo simbélicos, estas mujeres tienden ain ‘més a invertir en la adquisicién de competencias legitimas. Es légico as de la pequefla burguesia impresionaran quienes, como laboy, las observaban en los mercados particularmente tensos que crea i6n de encuesta: situados en el punto maximo de la tensidn subjetiva, por su particular sensibilidad a la tensidn ob- jetiva —efecto de una separacién especialmente neta entre el recono- jiento—, los pequefios burgueses se diferencian de los miembros de las clases populares que, como no estan en condi- ciones de imponer las libertades del habla Ilana, reservadas para su uso interno, no tienen otros recurso que las formas descompuestas de un lenguaje copiado o la huida en la abstencidn y el silencio; pero, asimismo, se diferencian también de los miembros de la calse domi- nante cuyo habitus lingiiistico —sobre todo cuando han surgido de esta clase— es la norma realizada, y que pueden manifestar una ab- soluta seguridad asociada a la perfecta conciencia de los principios sé produce una coincident isposiciones del habitus: la ley del mercado no necesi- mn o de una censura externa puesto pasa las exigencias objetivas del campo. Tal es el fundamento de Ia forma mas frecuente y mejor disimulada de la teen colocar en posi bra a ager tes dotados de disposiciones expresivas censuradas «de anteman« uesto que coinciden con las exigencias inseritas en esas posicion Principio de todos los rasgos distintivos del modo de expres nante, la distensién de la tensidn es la expresion de una relacién con el mercado que solo se adquiere en la frecuentacién precoz y constan_ te de mercados caracterizados, hasta en las ocasiones corrientes, por tun alto nivel de tensién y por una atencién constantemente sost hacia la forma y las formas que definen la estiligacidn de que a medida que las personas se elevan en do de censura y, correlativamente, de form: ‘a constantemente, y esto no sélo en las ocasiones les (como es el caso de las clases populares y sobre todo en la pequefta burguesia, que llevan a cabo una neta oposicion centre lo cotidiano y lo extra-cotidiano), sino en las rutinas de la exis, arse no slo en la manera de 10 también en la manera de hablar, que tiende r toda espontaneidad, libertad o licencia, algo que esas perso- Esto es lo que in ala Labov cuando observa que esa conducta consistente abiertamente, en casa de los amigos, el precio de un ob- 's a nice rug. What did it cost?» — Qué bonita al- mbra ,Cudnto te ha co: algo que seria aceptable en los me- so podria aparecer como un cumplido), o revestiria una forma atenuada » — ¢Puedo preguntarte cu jucede que, cuanto mayor es gencia permanente del mas alto gra- esfuerzo por Esfuer- que préctico de los instru- ivamente exigidos en los mercados de ‘0 el mercado mundano, aumenta a medida que se eleva la jerarquia soci ir, a medida que se s donde se plantean ues, que se va adquiriendo pr los medios de satisfacerlas. Asi, el uso burgués se caracteriza seguin censura, mayor es tam do de eufemizacién, 20 relacionado con el Jin de lo que llama hedges, tales como ,, regular, par ex‘ ff, por la Lakot chs rather, speaking, technica Labov, por el recurso inten: seg =%42%felleno como. such a. thing as, something nes aeiariy™, No basta con decir, como hace Labov, patabilitare enguaje popular hasta el punto de invert Ponte la tabla de valores, que esas sponsables de la Palabreria (verbosity) y de Bipertluas y ociosas desde el pu Ge la comunicacién, cumplen una impo: del valor de una manera de comunicar: aps Sela distancia ne detavelacion burgues isdado que reten por efectos sepun Lakofl welevar los valores intermedis yre- b > y, segiin Labov wevitar cualquie . producido por y para \égica», y no solamente en el bién de antemano a esa otra forma de (0 de la realidad (y de las otras cla- de la vida, esa formaliza- jo, la forma fa apropiado también para todos donde la necesidad de formali- VYormal) se ‘que anima su relacién con el cuerpo. idad que orienta las précticas lingil ‘ofundo de las disposiciones corporales: srpo lo que responde con su postura pero también por sus reac- ciones internas 0, mas espeficicamente, articulatorias, a la tensién del trato. El lenguaj mente linguist es una técnica corporal y la competencia propia .¥ muy especialmnete fonoldgica, es una dimension de la hexis corporal donde se expresan toda la relacién del mundo so- cial y toda la relacién socialmente instruida con el mundo. Todo per- mite suponer que, a través de lo que Pierre Guiraud llama el «estilo articulatorion, el esquema corporal caracteristico de una clase deter- icos de una pro- ‘nunciacién de clase: la posicin articulatoria mas frecuente es un ele- mento de un estilo global de las wtilizaciones de la boca (en el hablar, pero también en el comer, el beber, el reir, etc.), por tanto de la hexis corporal, que im; ‘in sistematica de todo el aspecto fonolégico del articulatorion, estilo de vida cor- poreizado, como toda hexis corporal, constituye los rasgos fonol cos, a menudo estudiados aisladamente relacionando cada uno de ellos lente en otras pronunciaciones de clase, en una total que debe ser aprehendida como tal. ‘Asi, en el caso de las clases populares, participa de manera evi- dente en una relacién con el cuerpo dominada por el rechazo de los \elindres» o «remilgos» (es decir, de la estlizacién y de la formali- zacién) y por la valorizacién de la virilidad, dimensién de una dispo- sicién més general para apreciar lo que es «natural»: y Labov segura- ‘mente tiene razén en explicar la resistencia de los locutores masculi nos de Nueva York a asumir la imposicién de la lengua legitima co- mo consecuencia de que éstos asocian la idea de virilidad con su ma- nera de hablar 0, més atin, de utilizar la boca y la garganta hablando. Seguramente no es casual que el uso popular resuma la oposi tre la relacion burguesa y la relacién popular con la lengua en la opo- sicién, sexualmente sobredeterminada, entre la boca mas bien cerra- ida, es decir, tensa y censurada, y por eso femenini ro, amplia y francamente abierto, «hendidon, es decir, distendido y libre, y por eso masculino®. La’ vision, mas bien popular, de las «apretados», «sin mover los labios») indices corporales de disposiciones muy generales respecto a los otros y respecto al mundo (y particularmente, tratandose de la boca, respecto a los alimentos) como la altivez y el desdén («torcer la bo- ca»). Por el contrario, el «morro» —o la «jetan, 0 el «hocicon— se asocia con las disposiciones viriles que, segiin el ideal popular, se ba- san en la tranquila certeza de la fuerza que excluye las censuras, es decir, las prudencias y disimulos tanto como los «remilgosm, y que permite mostrarse «naturab» (el «morro» pertenece al mundo de la naturaleza), actuar sin «remilgos», «no tener pelos en la lengua simplemente, «ponerse de morros»; designa la apti ficada con la fuerza puramente sonora del discurso, por tanto con I 3% Casino es necesaro recordar que la censura primordial, la que aac a las co sas seals ~y mas generalmente corporales, eimpone con igor ase mi. Jere (0, buen ejemplo del efecto de mereado, en presencia de les mere) 60 voz y con la violencia fisica que vehicula, especialmente en Ia injuria (acomper los morros», «un pufetazo en los morros»). Asi, a través de tales términos, concebidos como «asiento» de la persona («buena Jeta» 0 «mala jeta»), como su categoria esencial, ya la vez como gar privilegiado de su afirmacién, se alude al interlocutor en el prit eipio mismo de su identidad social y de su propia imagen. Por una parte, el lenguaje domesticado, censura naturalizada, que proscribe las palabras «gruesas», los chistes «groseros» y los acentos ‘tordinarios», va a la par con la domesticacién del cuerpo que excluye cualquier manifestacidn excesiva de los apetitos o de los sentimientos (tanto los gritos como las ligrimas o las gesticulaciones) y que le so- mete a todo tipo de disciplinas y de censuras con objeto de desnatura- lizarlo; por otra, la «relajacién de la tensidn articulatorian (que segu- ramente no es tanto un efecto de «despreocupacién»” como expre- sién de un rechazo a «pasarse», 0 a conformarse demasiado estricta- mente con los puntos mas estrictamente exigidos por el cédigo domi- nante, ain a costa de otro esfuerzo), se asocia al rechazo de las cen- suras impuestas por el decoro, sobre todo las censuras sobre partes tabi del cuerpo, y al hablar llano, cuyas audacias son menos inocen- tes de lo que pudiera parecer toda vez que, al rebajar la humildad a Ja comin naturaleza —vientre, culo y sexo, tripas, manduca y mierda—tiende a poner patas arriba el mundo soci como la describe Bakhtine, la fiesta popular y sobre todo ta crisis re- volucionaria, por a expresion verbal que favorecen, recuerdan la pre- bre los dominados— a través de las coerciones y controles aparente- ‘mente insignificantes de la «buena educacidm». Buena educacién que, por medio de va mulas de cortesia) o de las maneras corporales et de tension objetiva del mercado, impone el recon: rarquias entre las clases, sexos y edades. Es comprensible que desde el punto de vista de las clases domina- das la adopeién del estilo dominante aparezca como una negacién de la identidad social y de la identidad sexual, un repudio de los valores 9s de la pertenencia de clase; de ahi que las mujeres puedan identificarse con la cultura dominante sin aislarse tan radic: ‘mente de su clase como los hombres. Para éstos, adoptar el estilo do- simiento de las je- ‘etsona en ay verdad 9eporadas la justifieacion o ‘minante, y en particular un rasgo tan caracteristico como la pronun- ciacién legitima, es en alguna medida renegar doblemente de su virili- ddad, puesto que el hecho mismo de la adquisicién exige docilidad, dis- posicién impuesta a la mujer por la divisién sexual del trabajo (y por Ja division del trabajo sexual), y puesto que esa docilidad inclina a disposiciones percibidas también como afeminadas. Llamando la atencién sobre los rasgos articulatorios que, como Ja apertura, la sonoridad y el ritmo expresan perfectamente en su 16- gica las disposiciones profundas del habitus y, mas concretamente, Gel hexis corporal, la sociolingiistica esponténea muestra que una fo nologia diferencial deberia tener siempre presente los rasgos articula- torios caracteristicos de la clase o de la fraccidn de clase de que se trate, tanto en su seleccién como en su interpretacién, en relacién a la vez con los otros sistemas con referencia a los cuales otros rasgos cobran su valor distintivo, por tanto su valor social, y con la unidad originariamente sintética de la hexis corporal de donde nacen y por la que representan la expresién ética o estética de la necesidad inscrita, en una condicién social El linguista ejercitado en una percepcién anormalmente aguda — particularmente ai nivel fonoldgico—, puede percibir diferencias alli donde la gente corriente no las ve. Ademas, obligado a referirse, por las necesidades de la medida estadistca, a crterios discretos, tiende a una percepeién analiti- ‘ca muy diferente en su ldgica a aquella que, en la existencia corriente, funda los juicis clasficatorios y a delimitacién de grupos homogéneos: a parte de ue los rasgos lingbisticos no aparecen nunca claramente autonomizados con relacién al conjunto de las propiedades sociales del locutor (hexis corporal, fisonomia, cosmética, vestido, etc), los rasgos fonolbgicos (Iéxicos u otros) ‘no son nunca independientes con relacién a los demas niveles del lenguaje Yel juicio que clasifica un lenguaje como «popular» o una persona como «ul ‘Bar, como toda predicacién préctica, se apoya en conjuntos de indices que no afloran en tanto que tales a la conciencia, incluso en el caso de aquellos esteorotipos que tienen un peso mis importante A través sobre todo de la disciplinas y de las censuras corporales y lingiisticas que suelen implicar una regla temporal, los grupos in- culcan esas virtudes que constituyen la forma transfigurada de su ne- cesidad ¢ incorporan las elecciones coustitutivas de una relacién con el mundo econémico y social en forma de constantes montajes par- cialmente sustraidos al control de la conciencia y de la voluntad * De abi, la estrecha correspondencia entre las utilizaciones del cuerpo, de la lengua y seguramente tambign del tiempo. Verano 1980 2 No se rata, pues, de una casuaidad que vn sistema escolar, como el de Ia Es cuelarepublicana coneebido durante la Revalucgn y realizado durante la Tercera Re- publica, cuyaintencion es modelar completamente los habitus de as clases populares, fe organice alrededor dela inculeaion de une relacion con el lenguaie (con la abot. Clon de la lenguas regionales, ec), de una relacion con el cuerpo (asipinas de hig he, de consumo —sobriedad—, ee.) y una relacion con el tempo (eélculo.— ‘sconémico-, ahorra, et) 02 I LENGUAJE Y PODER SIMBOLICO La ciencia social tiene que vérselas con realidades que han sido ya nombradas, clasificadas, realidades que tienen nombres propios ynombres comunes, ttulos, signos, sigas. Ast, so pena de asumir ac- {os cuya légica y necesidad ignora, debe de temar como objeto las operaciones sociales de nominacidn y los ritos de institucién a través de los cuales esas realidades se cumplen. Pero, mas profundamente, es preciso examinar la parte que corresponde a jas palabras en la cons- truccién de las cosas sociales, y la contribucién que la lucha de las clasificaciones, dimension de toda lucha de clases, aporta ala const tucidn de clases, clases de edad, clases sexuales 0 clases sociales, pero también, clanes, tribus, etnias’o naciones. Tratindose de! mundo social, la teoria neo-kantiana que confiere el lenguaje y en general a las representaciones, una eficacia propia~ mente simbética de construccién de la realidad, esta perfectamente justificada: al estructurar la percepeion que los agentes sociales tie- nen del mundo social, la nominaciOn contribuye a construir la estruc- tura de ese mundo, tanto més profundamente cuanto mas ampliamente sea reconocida, es decir, autorizada. en la medida de sus medios, no hay agente social que no desee tener ese poder de nombrar y de hacer 1 mundo nombrandolo: chismes, calumnias, maledicencias, insultos, elogios, acusaciones, eriticas, polémicas, alabanzas son sélo el pan nuestro de cada dia de los actos solemnes y colectivos de nominacién, celebraciones 0 condenas, que incumben a las autoridades universal- mente reconocidas. Al revés de lo que ocurre con los nombres comu- hes, que tienen un sentido comin —el consensus, el homologein de 'un grupo, en suma, todo lo que implica el acto oficial de nominacién mediante el cual un mandatario reconocido discierne un titulo oficial {como el titulo escolar) —los «nombres cualitativos» («idiota», «ca- brén») al que recurre el insulto tienen una eficacia simbolica muy re- ducida, en tanto que idios logos, gue solo compromete a su autor’. " Sobre fa scsi ingdticarespeto al insulo, puede lest N. Ruwet, Gram 65 Coinciden con aqueltos en que ambos tienen una intencién que po- dria lamarse performativa 0, més simplemente, magica: el insulto, ‘como la nominacién, pertenecen a la clase de actos de institucién de destitucién més 0 menos fundados socialmente por medio de los cuales un individuo, actuando en su propio nombre o en nombre de tun grupo mas 0 menos importante numérica y socilamente, manifies- ta a alguien que tiene tal 0 cual propiedad haciéndole saber, al tien po, que se comporta de acuerdo con la esencia social que le es asi asignada, En suma, la ciencia social debe englobar en ta teoria del mundo social una teoria del efecto tedrico que, contribuyendo a imponer una ‘manera mds o menos autorizada de ver el mundo social, contribuye 4 hacer la realidad de este mundo: la palabra 0, a formatiori, el re- frdn, el proverbio y todas las formas de expresién estereotipadas 0 rituales son programas de percepcién y diferentes estrategias, mas 0 ‘menos ritualizadas, dela lucha simbética diaria, de la misma manera ue los grandes rituales colectivos de nominacién o, mas claramente atin, Ios enfrentamientos de visiones y previsiones de la lucha propia- ‘mente politica, contienen una cierta pretensidn de la autoridad sim- bolica en tanto que poder socialmente reconocido a imponer una cierta visién del mundo social, es decir, a imponer divisiones del mundo so- . J. L, Austin, Quand dire c'est faire (How 10 do Things with Words) La ingenua cuestién del poder de las palabras esta légicamente con- tenida en la supresion inicial de la cuestiGn de los usos de lenguaje, por tanto, de las condiciones sociales de utilizacién de las palabras. Desde ef momento en que se trate al lenguaje como un objeto auté- nomo, aceptando la radical separacién de Saussure entre la linguist ca interna y la linguistica externa, entre la ciencia de la lengua y le ciencia de ios usos sociales de la lengua, nos vemos abocados a bus: car el poder de las palabras en las propias palabras, es decir, alli don- de este poder no esta: en efecto, la capacidad de ilocucién de las ex- presiones (illocutionary force) no puede encontrarse nunca en las pa- labras mismas, ni en los «performativos», en los cuales aparece indi- cada 0, mejor dicho, representada —representada en un doble senti- do. Sélo excepcionalmente —es decir, en las situaciones abstractas y attificiales de la experimentacion— lo’ intercambios simbélicos se re- ducen a relaciones de pura comunicacién y el contenido informative del mensaje agota el contenido de la comunicacién. El poder de las Palabras sélo es el poder delegado del portavoz, y sus palabras —es ecir, indisaciahlemente Ia materia de su diseurso y sn manera de hhablar— s6lo pueden ser como maximo un testimonio, y un testimo: no entro otros, de la goranta de delegacién del que ese portavoz etd investido. Tal es el principio de ese error cuya més cabal expresién nos le Proporciona Austin (o Habermas después de él) cuando cree descu- vir en el propio discurso, es decir, en la sustancia propiamente lin- {uistica, —si se nos permite la expresién— dela palabra, su principio ic ficacia, Intentar comprender lingisticamente el poder de las ma- Difestaciones linguisticas, buscar en el lenguaje el principio de la logi- f2Y dela eficacia del lenguaje de insttuctén, equivale a olvidar que a autoridad Mega al lenguaje desde fuera, como lo recuerda concre- ‘mente el skepiron que, en Homero, se tiende al orador que va a t0- 0 LA NUEVA LITURGIA O LOS INFORTUNIOS DE LA VIRTUD PERFORMATIVA* «Le confieso que estamos absolutamente desconcerta- dos ante Ias instigaciones que nos hacen para que deserte- mos de las iglesias y celebremos la Eucaristia en pequefias comunidades (1}, a domicilio o en capilias, donde uno mis- mo se sirve {2] una hostia en bandejas por laicos {1} para comulgar en el mismo lugar donde se esté {2].» (p. 47) «Siempre que quieran podran ir a rezar a su iglesia. Pero una plegaria en una iglesia en que el Santo Sacramento estuviera ausente no tendria ningiin sentido (2). Seria tan- to como hacerlo en Ia propia casa de uno.» (p. 48) «En nuestra pequeiia iglesia ya no se celebra Ia misa, ahora se celebra en una casa particular (2].» (p. 59). «No se puede decir que en Ia didcesis de B se nos mi- me mucho: por el contrario, tenemos que aguantar extra- vagancias de un grupito de curas jévenes», que el aito pa- sado, antes de que las supriman, se les ocurrié Ia idea de realizar la primera comunién solemne en el Palacio de De- portes [2], cuando aqui hay dos grandes y hermosas igle- sias en donde cabria todo el mundo.» (p. 66) «Mi madre se quedé horrorizada por el capellin de ACI ‘que queria decir la misa en la mesa del comedor [2].» (p. 90) "Todas estas cits remien (por iniclackén de a pina entce paréntesis) a a obra ‘de R.P. Lelong, Le dossier noir dele communion solennell, Pais, Mame, 1972, 2 ‘irasentrecorchetes exprsas uno de Tor errores observados po lo files ela itu is {error de agente [2 error de lugar; [3] errr de momentos; (4) error de tiempo: {5} enor de comportamiento: [erode league [7] eror de atuendo; (8 esor Se 68 a mar la palabra'. Como maximo, el lenguaje se limita a representar ésta autoridad, la manifiesta, la simboliza: en todos los discursos de {nstituci6n, es decir, de la palabra oficial de un portavoz autorizado {ue se expfesa en situacién solemne con una autoridad cuyos limites coinciden con los de la delegacién de la institucién, hay siempre una reldrica caracteristica. Las caracteristicas estlisticas del lenguaje de los sacerdotes y de los profesores y, en general, de todas las institu- ciones, caracteristicas tales como la rutinizacién, la estereotipizacién y la neutralizacién, proceden de la posicién que ocupan en un campo ‘de competencia es0s depositarios de una autoridad delegada. No bas- ta con decir —como en ocasiones se hace, para obviar las dificultades inherentes a una aproximacién interna del leaguaje— que el uso que fen determinadas situaciones hace de él un determinado locutor, con su estilo, retdrica y toda su persona socialmente inscrita, incrusta en las palabras «conotaciones» vinculadas a un contexto particular, in- troduciendo en el discurso ese excedente de significado que le confie- re su «fuerza ilocucionariay. De hecho, el uso del lenguaje, que im- plica tanto la manera como la materia del discurso, depende de la po- sicidn social del locutor, posicién que rige e: acceso que éste pueda tener a la lengua de la institucion, a la palabra oficial, ortodoxa, legiti- ma. Pues es el acceso a los instrumentos legitimos de expresién, y, por tanto, a la participacién en la autoridad de la institucién, lo que ‘marca toda la diferencia —irreductible al propio discurso— entre la simple impostura de los masqueraders que disirazaban la afirmacién performativa en afirmacién descriptiva o constatativa? y la impos- tura autorizada de quienes hacen lo mismo, pero con la autorizaci6n y autoridad de una institucién. El portavoz es un impostor provisto {ae skeptron Si hay enumeraciones, como sefiala Austin, cuyo papel no es s6lo sdescubrir un estado de cosas o afirmar un hecho cualquiera» sino tambief «ejecutar una accidn», eso quiere decir que el poder de las Palabras reside en el hecho de que quien las pronuncia no lo hace a titulo personal, ya que es s6lo su «portadory: el portavoz autorizado solo puede actuar por las palabras sobre otros agentes y, a través de su trabajo, sobre las cosas mismas, en la medida en que su palabra concentra el capital simbolico acumulado por el grupo que le ha otor~ ado ese mandato y de cuyo poder esté investido. Las leyes de la fisi- 2 social slo aparentemente escapan a las leyes de la fisica y el po- der que detentan algunas consignas de obtener trabajo sin gasto de ‘abajo —lo que constituye la ambicion misma de la accion Magica—' tiene su fundamento en el capital que el grupo ha acumu- " B. Benveniste, Le vocabulaire des inttuionsindo-européens, Pais, Editions de Minuit, 1963, pp. 30537 BL. Aun, op cit p40. 2 Ls accion magica extende ala noturaleza la accion por las palabras ave Neva 8 cabo, en iertas condiciones, sobre los hombres. En! orden de fa accion socal el ‘valent sa empresa que consse en ntentar actuara través de a palabras fuera 4 los limites de a delepacion (habla ene deseo, Tera desu parfoaua) 6 «gY qué piensa también, Padre, de esa comuaién he- cha por Ia manana (3) sin ninguna ceremonia [5], como en Ia parroquia?» «Vamos a pasar el dia en la mesa del comedor, comien- do y bebiendo, me dijo una mamd desolada.» (P. 72) «En algunas parroquias de por aqui, ya no se hace na- da, En Ia nuestra, profesion de fe por Ia tarde [3], que ape- nas dura una hora (4), sin misa ni comunién [5]. Los ni- fios van a misa el dia siguiente (3].» «gY qué pensar de la actitud de algunos sacerdotes (en ciertas parroquias todos, se conoce que debe ser contagioso) que no manifiestan con ningun gesto [5], con ninguna ge- nuflexién o Ia més pequefia inclinacién, su respeto hacia os santos sacramentos cuando los cogen 0 los Hevan al taberniculo» (p. 82) «Antes se decia: ‘‘no nos dejes de sucumbir a la tent: cién’’, ahora en cambio se dice (6): “‘no nos sometas”” 0 “no nos induzeas a la tentacién”. Es realmente monstruo- $0, yo nunca he podido decirlo.» (p. 50 «Estos dias pasados, en una antigua iglesia gética creo haber oido el “‘os Saludo Maria” reducido en “Yo te sa- Iudo Maria”. Este tuteo [6] no corresponde al espiritu de nuestra lengua francesa.» (p. 86) «Comunién solemne: asi se ha resumido al cabo de dos dias de “Retiro” {6}, una profesién de fe a las 5 de Ia tar- de [3] de un sébado [3], con ropa normal (7), sin misa [5] y sin comunién. Para la comunién “‘privada”’, se utiliza Ya un simple trozo de pan [8] y sin confesién [S1.» (p. 87) «Pero desde ahora le sugiero que “de pie [5]” ni haga una mencién especial respecto a esa actitud de hombre apresurado [4] para recibir Ia Eucaristia, resulta chocan- te» (p. 49) «Sin ni siquiera avisar, el vicario hecha mano del pri- mero que se encuentra (3), se hace todo en bloque, se saca Ja hostia del bolsillo (5) y jhala, alld va! Y eso, todavia pase. Porque a veces lega también un Iaico (1), cualquie- ra con el santo sacramento en una polvera [8] 0 en una cajita de pildoras [8] vagamente dorada.» (p. 120) 70 ‘ lado por su trabajo y cuya practica eficaz se subordina a todo un con- into de condiciones, la que definen los rituales de la magia social mayor parte de las condiciones necesarias para que un enunciado performativo tenga éxito se reducen a la adecuacién del locutor —o, ejor dicho, a la adecuacién de su funcién social— al digcurso que pronuncia: cuando no se pronuncie por una persona que tenga el «po- der» de pronunciarlo 0, en general, cuando «las personas 0 circuns- tancias particulares» no sean «las convenientes para que pueda invo- carse el procedimiento en cuestién» *, en suma, cuando los locutores no tienen autoridad para emitir las palabras que enuncian, performa- tivo esté condenado siempre al fracaso. Pero lo més importante es, tal vez, que el éxito de esas operaciones de magia social que son los actos de autoridad 0, lo que viene a ser lo mismo, los actos autoriza- dos, esta subordinada a la reunidn de un conjunto sistematico de las condiciones interdependientes que componen los rituales sociales. Asi, todos los esfuerzos para hallar el principio de la eficacia sim- bolica de las diferentes formas de argumentacidn, retdrica y estilisti- ca en su I6gica propiamente lingtistica, estén siempre condenadas al fracaso mientras no establezcan la relacién entre las propiedades del discurso, las propiedades de quien las pronuncia y las propiedades de la institucidn que autoriza a pronunciarlos. Las limitaciones —y el interés— de la tentativa de Austin para caracterizar los enunciados performativos se deben a que este autor no hace lo que eree hacer, Jo que le impide hacerlo totalmente: aunque cree contribuir a la filo- sofia del lenguaje, en realidad contribuye a la formacién de la teorfa de un tipo de manifestaciones simbdlicas entre las cuales el discurso de autoridad es s6lo su forma paradigmatica. La eficacia especifica de estas manifestaciones se deriva de una apariencia: el principio de un poder que en realidad reside en las condiciones institucionales de su produccién y su recepcién, parece estar contenido en ellas mismas. Asi, la especifidad del discurso de autoridad (curso profesoral, ser- ‘mén, etc.) reside en el hecho de que no basta que ese discurso sea com- rendido (e incluso en ciertos casos, si lo fuera, perderia su poder) Y¥ que s6lo ejerce su propio efecto a condicién de ser reconacido co- ‘mo tal. Obviamente, este reconocimiento —acompafiado 0 no de la comprensién— sélo se concede bajo ciertas condiciones, las que defi- nen el uso legitimo: debe ser pronunciado en una situacién legitima Y por la persona legitimada para pronunciarlo, el poseedor del skep- iron, conocido y reconocido como habilitado y habil para producir esta particular clase de discurso, sacerdote, profesor, poeta, etc. Y, en fin, debe ser enunciado en formas egitimas (sintacticas, fonéticas, tc.). Las condiciones que podriamos llamar lituirgicas, es decir, el con- junto de prescripciones que rigen la forma de la manifestacion pibli- a de autoridad —la etiqueta de las ceremonias, el eddigo de los ges- tos y la ordenacién oficial de los ritos— son s6lo, como se ve, un ele- *T.L, Austin, op. city ps 64 1 «Para la comuni6n, ha adoptado deliberadamente la siguiente forma: los fieles se ponen en semicirculo detrés del altar y el platillo con las hostias santas circula de ma- no en mano [5]. Después, el propio sacerdote presenta el céliz (todos los domingos creia que el santo Padre habia hecho aqui una excepcién). Como no podia decidirme a comulgar en Ia mano (“‘sed santos, los que tocsis los va- sos del Seiior”’... ;Entonces es el propio Seiior?...), tuve que parlamentar y discuti coléricamente para conseguir que me pusieran Ia hostia en la boca (5].» (p.p. 62-63) «Este invierno, recién salido de una enfermedad, pri- vado de la santa comunién durante varias semanas, me fui a una capilla para participar en la misa. Y se me negé [5] Ja sagrada comunién porque no acepté coger la hostia con Ja mano (5) y comulgar del céliz {5].» (p. 91) «El abuelo de la comulgante estaba pasmady ante el ‘amatio de las hostias [8], todo el mundo “‘se podia pre- Parar con ellas un tentenpié.”» (p. 82) «Me encontré en una iglesia donde el sacerdote que ce- Jebraba Ia misa habia hecho venir a misicos modernos (1), no entiendo de misica, pienso que tocaban muy bien, pe- ro, en mi humildad de opinién, esta misica no invitaba 4 rezar.» (p.p. 58-59) «Este afio nuestros comulgantes no tenian libro, ni ro- sario [8], sdlo una hoja en Ja que aparectan algunos cénti- cos que ni siquiera conocian, cantados por un grupo de aficionados [1}.» (p. 79) Gones, las més importantes, las mas insustituibles son aquellas que producen la disposicidn al reconocimiento como desconocimiento y reencia, es decir, a la delegacién de autoridad que confiere autori- exclusiva atencién jal hace olvidar que, y eficaz no son nunca sui a de autoridad gobierna siempre con la colaboracién de aquellos a quie- nes gobierna, es dé tencia de los mecanismos so- de la crisis de la institucién religiosa y de la eri- tual que sostenia y que la sostenia, constituye una imentos, momentos, fe unidos en un sistema icién encargada de su pro- mn y de su reproduc le las condicio- lidez y eficaci artis y pobre, cidn de todas en negativo, se desprende, conjunto de las cor ales que deben, reunirse para que sea reconocido el discurso ritus ¥ aceptado como tal. Para que el en primer lugar laf dad sino.en tanto que depostario de un mandato. «Hace dos aos ‘una anciana vecina moribunda me pidié que fuera a buscar al sacer- dote. El sacerdote llegé, pero sin la comunién, y, después de la extre- maucién la bes6. «Si pido un sacerdote para mi fo es para que me bese, sino para que me traiga eso, es paternalismo y nc Ee «Ast, pues, aiiado una stiplica a favor de eso que hoy est tan depreciado, los sacramentos [8], agua bendita » Ja entrada de Ia iglesia, palmas los domingos de Ramos, cuya bendicién se ha empezado ya a escamotest...), de- vocién al Sagrado Corazén (mas o menos ya muerta), a Ja Virgen, los “‘sepulcros” del jueves santo, dificiles, in- luso imposibles de conciliar con el oficio de la noche; y, Por supuesto, a favor del gregoriano con tantos admira- bles textos de los que hoy se nos priva; incluso las rogati- vas de antaiio, ete.» (p. 60) «Hace muy poco, se reunieron en un ccnvento, proce- dentes de toda Francia, gentes jévenes que ten/an “un pro- yecto sacerdotal”’; y el sacerdote, para celebrar la misa, 0 puso ni ornamentos, ni copas, ni copones [8]. Vestido de seglar [7], en una mesa corriente (2], con pan y vino corrientes [8], con utensilios corrientes [8].» (p. 183) «Hemos tenido, por television, misas tan desconcer- tantes... misas préximas al sacrilegio (en Lille, misas cele- bradas en mesitas, con Ia santa comunién distribuida por mujeres [1] con cestas [8], jaz {5}, etc...) que, francamente, a partir de ahora he decidido no seguir esas increfbles ce- remonias.» (p. 158) «Las mujeres [1] leen publicamente las epistolas en el pupitre, no hay apenas monaguillos [1] e, incluso, como Alen Con, las mujeres te dan la comunién {1} (p. 44) ++-¥ €50 10 es todo, porque hay casos incluso en que ese sacramento se distribuye como un caramelo de propa- ganda por Iaicos (1] de parroquias donde, mds que esca- sez, habria plétora de vicarios.» (p. 49) =~ ~~ 4 coxa observancia del o6digo dela fiturgia uniforme que rige Tos as palabras sacramentales co a ntrato de dee y la contraparti detentador de lel poder de controlar esté en juego se para que funi la crisis de los mecanismos que asegurarian sores y de los receptores legit n cuando vineulan de la institucién jesia sea roca y que posea la verdad’. La di mas evidente mar especie de desmontaje las «condiciones de felicidad» que permiten al conjunto de los agen tes comprometidos en el rito realizarlo con - Po, manifiesta retrospectivamente magia performati :6l0 funciona plenament en tanto en cuanto el apoderado religoso encargado de realizarla en nombre del grupo acta como una especie de medium entre el grupo 5 RP. Lelong, op. cit p. 183, t 5 «En el momento de Ia comunién, una mujer sale [1 de Ia fils, toma el céliz y hace comulgar a los sistent bajo Ia especie del vino [8}.» (p. 182) yy & mismo: es el grupo quien, a través de él, ejerce sobre 1 mismo ja eficacia magica encerrada en el enunciado performativo La eficacia simbolica de las palabras s6lo se ejerce en la medida ‘en que quienes la experimentan reconocen que quien la ejerce esta auto- , lo que viene a ser lo mismo, olvidandola ¢ . CAPITULO II * LOS RITOS DE INSTITUCION Con la nocién de rito de paso, Arnold Van Gennep ha nombr incluso deserto, un fendmeno social de gran importancia, Per no creo que haya pasado de aqui. Y lo mismo puede decirse de quienes, omo Vicor Ture, han edtvado su teria ypropuesto una descrip cidn mas explicita y sistematica de las faes del ritual. De hecho, me parece que, para ir mas lejos, hay que plantear a la teoria del rito de transgresion. Puede uno preguntarse, en efecto, si l hacer hincapi encel paso temporal —de la infancia ta edad adult por jemplons esta teoria no oculta uno de los efectos esenciales del rito, a saber, el de separar quienes lo han sufrido no de quienes no lo han sufrido, Sino de aquellos que no lo sufrfén de ninguna manera e institu ash ua diferencia constant ene aque auens concen yo prelerira decir ritos de consagracon, 0 vtos de leelamacion oy simplemente, ritos de insttucion —dando esta palabra el sentido ac- lve que tee, por ejemplo, ena expresion ansiucin de un hers lero», :Por qué cambiar asi una palabra por otra? Yo sacaria a cola. cién aqui a Poincaré que definia la generalizacion matematica como sel arte de dar mismo nombre a coer dferentrn gue insti Tenguajehaclegido bien, devi, ls demonacionssrelcadas eso ‘objeto conocido se aplican a todo tipo de nuevos objetos. Los andi sis que voy a adelantar aqui estan producidos por gegeralizacion de ue se desprende del andlisis del funcionamiento de as esculas de (ver prueba escolar y consagracién social, Actas de la investiga. s. ules, 39, septiembre 1981, pp. 3-70). Mediante un ‘un poco peligroso, querria intentar desprender las propieda. ites de Tos rituales sociales entendidos como ritos de das para un Hablar de rito de institucién, es indicar que cualquier rito tiende a consagrar oa legitimar, es decir, a hacer desestimar en tanto que a soerario 0 reconocer en tanto que legitimo, natural, un limite arbi- aremo; 0, 10 que viene a ser lo mismo, a llevar a cabo solemnemente, orc, de manera lita y extraordinaria, una transgresion de los li- Sites constitutivos del orden social y del orden mental que se trata Tu salvaguardar a toda costa —como la divisién entre los sexos tra~ “fads de rituales de matrimonio. Al marcar solemnemente el paso ‘iStana linea que instaura una division fundamental del orden social, (0 atrac 1a atencién del observador hacia el hecho del paso (de sxpresiOn de rito de paso), cuando lo importante en realidad rca. ZQué separa, en efecto, esta linea? Un antes y un después, for supuesto: el nito no circunciso y el nifio circunciso, O incluso el Ponjunto de los niflos no circuncisos y el conjunto de fos adultos cir- Sumcisos, Pero, en realidad, 1o més importante, y lo que pasa desa- pereibido, es la divisién que realiza entre quienes son aptos para la PrrcuncisiOn, los muchachos, los hombres, ninos o adultos, y quienes no lo son, es decir, as nifiasy las mujeres. Asi pues, hay un conjunto ‘escondido con relacién al cual se define el grupo instituido. El mayor ffeeto del rto es el de pasar completamente desapercibido: la tratar diferentemente a los hombres y alas mujeres, el rito consagra la dife- fa, la instituye, instituyendo al mismo tiempo al hombre en tanto {que hombre, es devi, en circunciso, y ala mujer en tanto que mujer, ‘e decir, no apta para esta operacién ritual. El andliss del rito Kaby- fo muesira esto claramente: Ia circuncisién separa el muchacho no tan to de su infancia, o de Jos muchachos que estan todavia en Ia infan- tia, sino de las mujeres y del mundo femenino, es decir, de la madre J de todo lo que a la madre se asocia, la humedad, lo verde, lo crudo, primavera, la leche, ete. Observemos de paso que, como la institu- cion consiste en asignar propiedades de naturaleza social en forma tal {que aparezcan como propicdades de naturaleza natural, elrito de ins- iucion tiende ldgicamente —como han observado Pierre Centlivres y Lue D. Heusch— a integrar las oposiciones propiamente sociales Zomo la de masculino-femenino, en series de oposiciones cosmolée cas con relaciones tales como la de el hombre es a la mujer lo que el soles ala luna—, lo que constituye una manera muy eficaz de na- turalizarlas. Asi, ritos sexualmente diferenciados consagran la dife- rencia entre los sexos: constituyen en distincién legitima, en institu- ‘ion, una simple diferencia de hecho. La separacién que opera el ri tual en s{ mismo una separacin— ejerce un efecto de consagracién. {Pero se sabe realmente que significa consagrar, y consagrar una ‘Cémo actia la consagracién, que yo tiamaria magica, encia y cuales son sus efectos técnicos? {Es que el hecho de instituir socialmente, por un acto de consti¢ucién, una diferencia istente —como la que separa los sexos— s6lo tiene efectos sim- icos, en el sentido que se da aesta palabra cuando se habla de don ‘nulos? El Latino decia: tu ensefians a nadar al pez, Lo mismo ocurre con el ritual de institucion. Este dice: este hom- 9 ic. En este caso, ccir, san Si es cannes Sea, ee estidura (del cat ademas pra al tempo ramformalare rsona se hace de ella misna Tos com. Portamientos que se cree obligada a adopt ajosarse ne Dresentaion, Dentro dee de credibildad ia io de noblezao el Gesu portador m edad dee een vo mes un acto de magia Socal ue puede cea adie nu lo que es el caso mas fre oe, en alguna mati erent recente, como fa els Seto o eel cao por empl feein el derecho de primoge as if ces son las que apa- Ror ejemplo, en la -omo puede verse Ja magia social consigue siempre producir discontinuo en lo cont Elejemplo por excelencia de esto exel dela oposcon academic, punto 80 > ae { de partida de mi reflexién: entre el ultimo aprobado y el primer sus- pendido, la oposicién crea diferencias de todo o nada, y para toda fa vida. El uno seré politécnico, con todas las ventajas que el cargo jeva consigo, mientras que el otro no serd nada. Ninguno de los cri- terios que puedan adoptarse para ju: snicamente la distincién (como diferencia legitima) de la nobleza es valido. Por ejemplo, el peor esgrimidor noble sigue siendo noble (aunque su gen pueda resultar empalidecida, en diversos grados segtin | tiones nacionales y las épocas) y, a la inversa, el mejor esgrimidor plebeyo sigue siendo plebeyo (aunque, en una practicatipicamente ‘pueda verse en su calidad de esgrimidor una forma de «nobl zap). ¥ lo mismo puede decirse de todos y cada uno de los {que define la nobleza en un momento dei tiempo, p% etc. La institucién de una identidad, que puede ser 22.0 un insulto («tu no eres mas que un nombre, es decir, de una esencia social. Insttuir, asignar una esen- cia, una competencia, es imponer un derecho de ser que es un deber ser (o un deber de ser). Es sig jien lo que es y significarle que tiene que conducirse consecuentemente a como se la ha significa- do. El indicativo es en este caso La moral del honor no es més que una forma desarr la que consiste en raducir el fa heautou pré debe hacerse ‘mo un noble, no rebajar ponde actuar noblemente y lo mi ble como el principio de ia nobleza que considerar la nobleza como . Esta mafiana k «al pre presar el martes por la noche el pésame del Con: io por la muerte del presidente Anouar Sadat». Bs al portavoz. jien corresponde, a quien inumbe hablar en nombre gio y un deber, su .cidn que tiende a producir lo que designa. n es un acto de comunicacién, pero de a alguien su identidad, pero a la vez en y la impone expresindola frente a todos licamente) notificéndole asi con 1e que ser. Algo que se ve clara- ‘én (sacer significa también mal- (0) qu ‘como tn destino. Pero esto es todavia mas cierto en la investidura el nombramiento, juicio de atribucién propiamente social que na a su objeto todo lo que esta inscrito en una definicion social. A través dl efecto de asignacidn etatutaria (anobleza obliga») elit de instucion produce ss efectos mis arcalesy: quien ent natiuid se ve conminad a estar de acuerdo con su definiion, ata allura de su funcion, El heredero designado (segun un criterio mas o menos at. bitrario) es reconocido y tratado como tal por todo el grupo, en pri ‘mer lugar por su familia, y este tratamiento diferente y distintivo solo pucde lea alia ncaa vide acted cons at Los socilogos de la cena han dejad earamente ex tablecido que los mayores ico debian a ives res salidos de las mas pres jetivas que deter vo, de esas aspiraciones y "objet la asignacion de una determinada ex. ase de hombres (los hombres, los alum los escritores consagrados, etc.). La ex- ionesno solamente sean concediasyfe- €onocidas como derechos o prvilepos (en oposcin ls pretenco. sas pretensiones de los pretendientes), sino asignadas, Impucstayc0- imo deberes mediante refuerzos, alientosy constants llamada al or. den, Pienso en ese dibujo de Schulz donde seve a Snoopy inclinado {nel techo de sunicho, dicendo: « Como se puede set modesto cian do sees el mejor?». Habria que decir simplemente: cuando es de no. toriedad publica —‘al es el efecto de ofiializacion — que sees el me. jor, aris, “cConviereteen el que eres». Tal ela formula contenida en la magia performativa de todos los actos de institueion- La exeneia ig naa por ef nombramiento oa investiura, en el més verdadero sea. ido de a palabra es un Tatum (lo que puede decree tambien y sobre todo de las conminaciones, a veces tictas, a veces expletas ae los miembros del grupo familiar drigen continuamente al mushicho'y que varian en st intencon einensdad segun es, den tro de éstas,sepin el sexo y el rango en la ratria). Todos los destinos sociales, psitivos o negatives, consagracion oestma, son iguanente jatles “quiero decir morales puesto que eneetan a quienes di Unguen en Tos lites que efes signa) ue els hace rsonoce a jeredero que se respeta se comportard como heredero y sera here- gero Por herencia, segiin la formula de Marx; es decir, investido en las cosas, apropiad por las cosas de las que se ha apropiado. Sal. Yo ssid por supe ay eed ndgos, sae gue lan los habitos, nobles que se rebajano burgueses que se encore. lan. De nuevo nos encontramos ene limites la tronersegrads: more desia de a marallade Ching que no Cion el impedir alos extranjeros que entraran ene pedina los chinos que sara ronteras mégicas ~fratese dela fronera ene lo ma _ menino entre la de los elegidos y los ‘xcluidos, ‘seme cacola impedir que los que esin denteo, del ado bueno dela ines, pueda sar, pueda rebajarse,deslasayse, Lassies, deca Parte, cusade 82 ismas, cuando pierden la moral y su moral inea de demarcacién en el mal sentido, estén condena- tar permenentemente a tentacién del paso Ge esta linea de demarcacién, la transgresion, la deserciOn, la dim Sion, constituye también una de las funciones del acto de in . “Todas las aristocraci iderable ener en hacer aceptar por los elegidos los sactificis implicados en el privi- fevio o la adguisicion de las anentes que constitu- yen la condicion de la conserv legio. Cuando el partido Ye los dominentes es el de la cultura, es decir, casi siempre, el de la {scesis, la tensin, la contencidn, el trabajo de institucion debe de te- ner en cuenta la tentacin de a naturaleza o de la contracultura. (Que- friaindicar, entre paréntesis, que al hablar del trabajo de insttucion al hacer de la inculpaciGn mas o menos dolorosa de disposici permanentes una componente esencial dela operacién social de {ucidn, no he hecho més que dar su sentido pleno a esta palabra.) ‘Después de haber recordado, con Poincaré, 1a importancia de la in de las palabras, no me parece initil que basta con reunir los sentidos de instituere y de institutio para obteer Ia idea de un acto inaugural de constitucién, de fundacién, incluso de invencién que a través de la educacién desemboca en disposiciones permanentes, habitos, usos. La estrategia universalmente adoptada para rechazar permanentemente Ia tentacién de derogar consiste en haturaliza la diferencia, en hacer de ella una segunda naturaleza me- diante su inculcacién e incorporacién en forma de habitus. Asi se ex- plica el papel que se impartea las précticas sociales, incluso al sufri- miento corporal en todos los ritos negativos, destinados, como dice Durkheim, a producie gentes fuera de lo comin, gentes distinguidas, en una palabra, y el que corresponde tambien a todos los apre je universalmente impuestos a los futuros miembros de la «élite» (aprendizaje de lenguas muertas, que se prolonga constantemente, ete.). Todos los grupos confian ai cuerpo, tratado como una memo- Fia, sus més preciosos depdsitos. Y cuando se sabe, como numerosas légicas han mostrado, que las genes se adhieren tan- ea una insttucién cuanto més severos y dolorosos sean os ritos iniidticos que esa institucion les impone, se comprende facilmente la utilizacién que los rtos de iniciacién hacen, en todas jento que se inflinge al cuerpo. Bl trabajo inculeacién mediante el cual se realza la cosnstante impos limite arbitrario puede tener como objeto naturalzar los cortes deci sivos constitutivos de lo arbitrario cultural) resan en las parejas de oposicion fundamentales, masculino-femenino, ete.— en forma de sentido de os limites que induce a unos a mantener su ran g0 y guatdar las dstancias y, alos otros, a conservar su puesto y oi tentarse con lo que son, en ser Jo que tiene que ser, privandoles ast de la propia privacion. ¥ puede, también, tender a fa inculeacién de Aisposiciones permanentes como los gustos de clase que, en principio «cleccién» de los signos exteriores en que se expresa la posicién S0- 83 cial, como el vestido, pero también la hexis corporal acaban incitando a todos los agentes soci ciadores entre los cual se, apropiados para reu ras y los Mas ain ‘cuerpo, como las decoraciones, 10s incorpora” los inadas 2 funcionar como ot orden mediante las cuales se recuerda s quienes Olviarls,olvidan tambien el lugar que les ha ssignad La fuerza del jusio categéreo de atrbucion que realiza ciones tan grande que seu Brdtios, Es conocido ea Cuerpo del rey expitsto ala enfermedad, la imb un énieo resulta nulo en Mate Dosto 0 que ha invertido su intlgencia en cosas nas impor Pero el mejor ejemplo dela autonomia de ta wseriptian en rlacion sin eoueverent"fvoti a ve mis Talon Paton con el hacer, aparece en la ¢ recurrir a estrategias de condescendencia que perm Mievar muy 6 jos al desmentdo dela definicion socal mientras e Dargo, sigue siendo peribido a traves de condetcendenca esas tranagresionessimbolicas de Ta'ver Tos benefiios dela conformidad con la dtinicion s, se pensaré que lo hace a pro: ies de su concepto, de teatro que de pronto empezara a hace ensa en los profesor amente la transgresin de los ue, arrebatado por la pa- lo mismo, ides con su pri i que, en materia de uso del lenguaje, los burgueses y sobre todo los 84 intelectuales puedan permitirse formas de hipocorreccién que a los jequetios burgueses, condenados a la hipocorreccién, les estén pro- ibidos. En suma, uno de los pr e al hecho de que confiere a los misagrados una esenci iza transgresiones de otra forma pro- puede jugar con , puede decir, por ., Aznavour 0 las peli- culas de serie B. "Actos de magia social tan diferentes como lo matrimonio 0 la cir ja ceremonia de armar jiento de puestos, wn de una firma o de una rbrica sélo sucidn, en el sentido activo de acto que 10 en tanto que dotado de tal o cual garantizada por todo el grupo \que este acto se realice por un gular, debidamente delegado para realizarlo y para reali- ‘arlo en las formas reconocidas, es decir, segiin las convenciones con- ‘Sideradas como convenientes respecto a lugar, momento, instrumen- s, efC., y cuyo conjunto constituye el ritual legitimo, es decir, so- eficaz, se funda en la creencia de todo tun grupo (que puede estar fisicamente presente). Lo que quiere decir {que se funda en las disposiciones socialmente modeladas para cono- eer y reconocer las condiciones institucionales de un ritual valido (to que implica que la eficacia simbélica del ritual vari a 6 sucesivamente— segiin el grado en que los destinat ‘0 menos preparados, mas 0 menos dispuestos a acogerlo). Esto es 10 ‘que olvidan los lingUifstas, que, en la linea de Austin, buscan en las propias palabras la «fuerza i jue detentan a veces en tan- to que performativos. Contrariamente al impostor que no es lo que se cree que es, que, dicho con otras palabras, usurpa el nombr lo, los derechos 0 los hon al «sustituto», suplente o a © profesor sin tener los t ejemplo, el portavoz autorizado, es un objeto de creencia garantiza~ iene la realidad de su apariencia, es real- se toma? quik garantizada p tales como galones, respeto, que consisten por ejemplo en dar a alguien Dido a sus tit Ex fe. tas repeticiones jucidn realizado por una autoridad universalme fundada en el con- sensus omnium; tienen valor de juramento de fidelidad, de testimo- 85 imiento Fespecto a la persona particular a . Fespecto ala que el respeto por 1as formas y la buena educacién sean tan profundam: se predica Tos conv Simibstica desaparecerfaeh el moment comprendiera latmagia de las palabras no hace masque desencadenatTeortes tog disposiciones— previamente montados. Para acabar, querria planar una itima pregunta que temo pa- rezcaun poco metaisica :acaso Tos ios de in ae san, podran ejerer el poder que les pertence mas evidente, en el de ex05«eonajerogn, comm los gue son las cdndecoracionesy otras distinciones) sino Tueran apa derpresentar al menos la apariencia de un sentido, una Taso de ‘Ser, a es0s seres sin raz6n de ser que son los seres humanos, de darles et semtimiento de que tienen ung funciOn,o, simplemente, ane ie portanca, el sentimiento de la importancia, y arrancarls asf de su ‘erdadero milagra que pruducen los actos deine, © seguramenteenel hecho de que consiguen hacer erect, a los indviduos consagrados que su exitenca etd sustiheadl, que suexistencia sive para algo. Pero, por una espe Dido ala naturaezeesenialmentediacrtica,dferene uida al Se tiene como apartia la caida de la clase complementaria ela Naz menor Se. ‘ CAPITULO IIL LA FUERZA DE LA REPRESENTACION La confusi6 neralmente, de tituyen 3s Pricticos ‘olados y empiricamente fundados di sifica ra hacer aparecer asi su Pero, mas profundamer 10 de representaciones mental percepcién y de apreciacién, de conocimiento y de reconocimiento, fen que los agentes invierten sus intereses y presupuestos, de repres taciones objetales en forma de cosas (emblemas, banderas, insignias, etc.) 0 actos, teresadas de manipulacién simbélica cuyo objeto es deter jos demas pueden hacerse de esas pro- piedades y de sho con otras palabras: Ios rasgos 1s que recoge! logos 0 socidlogos objetivistas, en el fo en que son percibidos y apreciados como en la préctica lo son, funcionan como signos, emblemas o estigmas, y también como poderes. Por ser esto asi, y porque no hay sujeto social que en la prac- ica pueda ignoratlo, la propiedad (objetivamente) simbdlica, aunque se rate de las mas negativas, pueden utilizarse estratégicamente en funcién 87 de tos intereses materials pero también simbélics de su portador' ara comprender ‘a cabo en principio, spontanea, entre la representacién jas a manipular esas imagenes mentales (e delegaciones encargadas de organizar las m: car las representaciones mentales de origen y sus caso particular de las luchas pecto al poder de hacer ver y hacer creer, hacer conocer y hacer reco nocer, imponer la definicién legitima de las divisiones del mundo so- cial y, a través de esto, hacer y deshacer los grupos: en efe se ventila en esas luchas es la posi ‘mundo social a través de principios de division que, cuando se impo- nen al conjunto de un grupo, constituyen el sentido y el consenso so- bre el sentido y, en particular, sobre la identidad y unidad que hace en el sentido de con- “gar el porvenir de lo 88 ia muerta del acto de autoridad consistente en circunseribir el se dice también fines), en imponer la defini- ido de finis) le 'y reconocida, de las fron- , en suma, el principio de di 10 de derecho consistente en mundo social. Este ridad una verdad que tiene fuerza de ley es un acto de conc que, fundado, como todo poder simbélico, en el reconocimiento, pro- duce la existencia de aquello que enuncia (como recuerda Benveni la auctoritas, es la capacidad de producir que impartida al auctor)”. Incluso cuando se limita a decir con autoridad lo que es, incluso cuando se contenta con vtunciar el ser, el auctor produce un cambio en el cs decir, frente a todos y en nombre de todos, pill Jo arbitrario, las sanciona, las santifica, las consagra haciéndolas ex ‘como dignas de existir, «naturales». ‘Nadie pretenderia hoy que existan turales» en regiones « ‘que posteriormente se diré que esta mas 0 menos fundada en alencias mas © menos numerosas y mas 0 me- nos fuertes de los elementos que esa frontera congrega (dando, por supuesto, que siempre se podra ites de las varia- ciones entre los elementos no semejantes). Todo el mundo ¢s ;cuerdo en observar que las «re- giones» recortadas en funcidn de los diferentes criterios concebidos engua, habitat, est en nada de natural y que en parte son producto de una imposi- itraria, es decir, de un estado anterior a la relacién de fuerzas en el campo de las luchas para la di a. La frontera, cia cultural en a misma medida que cia: basta con pensar en la accién del sistema escolar en materia de lengua para ver que la voluntad politica puede deshacer lo que la hi toria habia hecho*, Asf, la ciencia que pretenda proponer TE. Beneveniste, op. + aah if fundados en la realidad, los de mayor fundamento en lo real, debe de tener siempre bien presente que en realidad slo registra un estado de la lucha de jones. Es decir, un estado de la relacién de fuerzas mat quienes tienen que habérse- las con uno u ‘grupos que suelen invocar Ja autoridad cientifica arbitrario que desean de imponer como cer conocer y reconos dominante y descon« legitima—, que la ignora. se reconocer 0 es por si mismo un poder: gorias «étnicas» o «regionales poder de revelacién y de const el-discurso. El acto de llamar «occitana»* la lengua que hablan aque- los a quienes se llaman «occitanos» porque hablan esa lengua —que en rigor nadie habla puesto que no es mas que la suma de un gran niimero de hablas diferentes— y de denominar «Occitaniay — pretendiendo asi hacerla existir como «regién» o «nacién» con todas las implicaciones hist6ricamente constituidas que estas nociones en- cierran en un momento determinado— a la regién (en el sentido de espacio fisico) en que esta lengua se habla, no puede decirse que sea tuna ficci6n sin efectos ®. El acto de magia social consistente en inten- tar producir la existencia de la cosa nombrada puede tener éxito si quien la lleva a cabo es capaz de conseguir que se reconozca a su pa- labra el poder que ella se arroga por una usurpacién provisional definitiva, la de imponer una nueva y una nueva division del mundo social: regere fines, regere sacra, consagrar un nuevo La eficacia del discurso performativo que pretende el advenimiento de lo que enuncia en el acto mismo de enunciar es proporcional a la autoridad de quien lo enuncia: la formula «yo le autorizo a partir» 20 ipso es s6lo una autorizacién cuando quien la promuncia esté auto- rizado a autorizar, tiene autoridad para autorizar. Pero conocimiento que ejerce el hecho de la obj depende s6lo del reconocimiento concebido a qui también de en qué medida el discurso que anuncia al grupo su identi- dad se funda en la objetividad del grupo al que se dirige, es decir, en el reconocimiento ¥ la iidad que le conceden los miembros de ese grupo tanto como en las propiedades econdmicas o culturales {que tengan en comtin, puesto que solo en funcién de un determinado principio de pertinencia puede aparecer la relacién entre esas pro} dades. El poder sobre el grupo que se trata de hacer exist ‘que grupo es insepars le principios de vision y de Uinica de su ider de queen las ymentalmente por el recono ién de percepciones y de der casi magico de las izacin que de hecho las representaciones (en todos dad» olvidando que esas representaciones pueden provocar el adve~ 10 en la realidad, por la eficacia propia de la evocacién, de lo esentan, y la actitud subj ica y mediante la cual los militantes pasan de la repre- sentacién de la realidad a la realidad de la representaci6n. Alternati- va.a la que se puede escapar tomandola en si misma como objeto 0, mas precisamente, tomando en cuenta, en la ciencia del objeto, fundamentos objetivos de la alternativa del objetivismo y del subjeti- alternativa que divide la cienci iéndola aprehender la » donde se desarro- id». Captar a la vez que estd instituido sin olvidar que se trata solamente de la resultan- te, en un momento dado del tiempo, de la lucha para hacer exist mativos que pret el acaecimiento ala vez las estructuras objetivas y la rela pezando por la pretensién de transfor de comprender mas cabalmente la «realidad», y comprender y pre- ver, pues, mas exactamente las posibilidades que encierra o, mds con- cretamente, las posibilidades que ofrece objetivamente a las diferen- tes pretensiones subjetivas. Cuando es reintegrado en las luchas de clasificaciones que se es- fuerza en objetivar —y es dificil impedir este uso, como no sea prohi- biendo divulgacién—, el discurso cientifico se pone de nuevo a fun- cionar en la realidad de esas luchas de clasificacién: esta condenado @ aparecer como critico 0 como cémplice segin la relacién cémplice © critica que el lector mantenga con la realidad escrita. Asi, el simple echo de mostrar puede funcionar como una manera de mostrar con el dedo, de poner en el indice, de acusar (Kategoresthai) 0, a la inver- sa, como una manera de hacer ver y de hacer valer. Lo que vale tanto mn en clases sociales como para la clasificacién en, nevesidad de exp! principio de di se desarrollan en el fico y las que se sitéan en el campo social (y que, por su ldgica especifica, conceden un lugar preponde- ante a los intelectuales). Toda toma de posicién que pretenda ser «ob- ietivay sobre la existencia actual y potencial, real o previsible de una regidn, de una etnia o de una clase social y, al mismo tiempo, sobre ppretensién a la institucién que se afirma en las representaciones «tni- litantes», constituye una patente de realismo o un veredicto de uio- pismo que contribuye a determinar las posibilidades objetivas que tal entidad social tiene de acceder a su existencia’. El efecto simbélico mn con esas estr las, es proveerse del medio scregiones» 0 « a. 9) 0, en un grado de ambicién superior y en un las profecias anunciadoras elas enuevas clases» de las ence Y de las wiejas luchasn), dos ” que el discurso cientifico ejerce sancionando con él un estado de divi- Jones y de la vision de esas divisiones, es tanto mas inevitable cuanto {que, en las luchas simbélicas por el conocimiento y el reconocimien- {b los criterios llamados «objetivos», los criterios mismos que asu- men Tos estamentos cultos, son utilizados como armas: designan los qasgos en que se puede fundar la accién simbdlica de movilizacin para producir la unidad o la ereencia en la unidad (tanto en el interior del propio grupo como al final, yen particular atra- és de las acciones de imposici6n y de inculeaciGn de identidad legiti- ma (como las que se ejercen en la escuela 0 en el ejécito),tiende a engendrar Ja unidad real. En suma, los veredictos més «neutros» de ia ciencia contribuyen a modificar el objeto de la ciencia: a partir del momento en que la cuestidn regional mente |, aunque sélo sea p te (minoria que puede sacar partido de su debitida Ia estrategia propiamente simbdlica de la provocacion y del testimo- nio para arrancar respuestas, simbolicas 0 no, que impliquen un re~ ‘condcimiento), todo enunciado sobre la regién funciona como un ar- ‘pumento que contribuye a Tavorecer o destavorecer el acceso dela re- Bidn al reconocimiento y, a través de ese reconocimiento, a la existencia, ‘Nada es menos inocente que la cuestiOn, cuestion que divide al mundo culto, de saber si deberian introducirse en el sistema de los wentes no s6lo las propiedades llamadas «objetivas» (co- a, el territerio, la lengua, la religidn, la actividad eco- nomica, etc.) sino también las propiedades llamadas «subjetivas» (co- ‘mo el sentimiento de pertenencia, etc.), es decir, las representaciones {ue los agentes sociales se hacen de las divisiones dela realidad y que Contribuyen a la realidad de las divsiones ". A partir del momento en que los investigadores quieren instaurarse en jueces de todos los is y en crticos de todos los criterios, algo a lo que se sienten i .dos por su formacion y sus intereses especificos, quedan imposi- bilitados para captar la ldzica propia de una lucha donde Ja fuerza social de las representaciones no es necesariamente proporcional a su valor de verdad (medida por el grado en que se expresan el estado de relacién de las fuerzas materiales en el momento considerado): en efec- 1 Las rarnes dea eno puede mo ‘ecunower oWos determinants dela sein socal quetos que estan ha los iteresen Tos estan desu cienca y desu rango— a mulipica los signos dela ruprura con las Fepresentationes del sentido comin que es condena a un objetivismo reducte, ig ida de las representacionescomunesenla represen 3 to, en tanto que pre-visiones, esas mitologias «cientificas» pueden pro- ducir su propia verificacion siempre y cuando consiga la creencia colectiva y crear, por su virtud movilizadora, las condi nes de su pro} Pero no otra cosa hacen esos investiga- la distancia del observador, reintegran las representaciones de los agentes en un discurso que, como no pue- de proveerse de los medios de decribir el juego en el que esta repre- la creencia que la funda se producen, no es més que una contribucién entre otras a la produccién de la creencia cuyos funda- mentos y efectos sociales se trataria de describir. Cabe admitir que, mientras no sometan su préctica a la ciol6gica, las orientaciones de los socidlogos se deteri u otro polo, objetivista o subjetivista, del universo de las posibles re- sociales tales como la posicién en 1a (es decir, su nivel de competencia i mente jerarqui- zado, suele coincidir con su posicién central o local, factor particu- larmente importante cuando se trata de regién o de regionalismo) y en la jerarquia técnica: asi, estrategias «epistemoldgicas» tan opues- {as como el dogmatismo de los guardianes de la ortodoxia teérica y el espontaneismo de los apéstoles de la participacién en el movimien- to podrian tener en comtin el hecho de que ambas constituyen una ‘manera de escapar a las exigencias del trabajo cientifico’sin renunciar a la pretension de la auctoritas. Algo que resulta funcional cuando no se puede 0 no se quiere satisfacer esas exigencias, is aparentes de cllas, es decir, las mas académicas (com cidn de los textos canénicos). Pero dado que aceptan la pr objetiva, es decir, la propia estructura del campo de lucha en que tan en juego lar ismo, esos socidlogos pueden tam- bién oscilar, segin la relacién directamente experimentada con el o jeto, entre el objetivismo y el subjetivismo, Ia censura y el elogio, la ‘complicidad mistificada y mistificadora y la desmitificacién reducto- Porque entran en el debate respecto a los criterios que per- in decir el sentido del movimiento regionalista o predecir su por- venir sin preguntarse sobre la Idgica de una lucha que recae precisa: mente en la determinacién del sentido del movimiento (sea regio © nacional, progresivo o regresivo, de derecha o de izquierda, etc.) y sobre los criterios capaces de determinar ese sentido. En suma, aqui como en otros casos, se trata de escapar a la alter- nativa entre wdesmitificacién» y los criterios objetiv sctivas (como las reivindicaciones re- sionalistas) mediante las cuales los agentes pretenden ponerlas al ser- 94 vvicio de sus intereses, materiales o simbdlicos, 0 transformarlas y con- servarlas; o incluso las relaciones de fuerza objetivas, materiales y sim- bolicas, y los esquemas practicos (es deci (0s, confusos y mas ‘0 menos contradictorios) mediante los cuales los agentes clasifican a Jos otros agentes y aprecian tanto su posicién en esas relaciones obje- tivas como las estrategias simbélicas de presentacién y representacién de si mismos que se oponen a las clasificaciones y representaciones (de ellos mismos) que los otros les imponen " En definitiva, slo a condicién de exorcizar el sueno de la «cien- cia reab» investida del derecho regaliano de regere fines y de regere ‘sacra, del poder nomotético de decretar la unién y la separacién, puede Ia ciencia objetivar el juego mismo en que se disputa el poder de regir las fronteras sagradas, es decir, el poder casi divino sobre la visién del mundo y donde no hay otra eleccién, para quien pretenda ejercer- lo (¥ no sufrido), que la de mitificar 0 desmitificar, sma) y del economisin0, sit hablar fencia),Indudablemente la eficacia del conjunto de esos factores aparece p Trecuentemente des sobre las fe problema (ae, POF fone espacales © de las CAPITULO IV DESCRIBIR Y PRESCRIBIR: LAS CONDICIONES DE POSIBILIDAD Y LOS LiMITES DE LA EFICACIA POLITICA La accién propiamente politica es posible porque los agentes, que forman parte del mundo social, tienen un conocimiento (mas 0 me- nos adecuado) de ese mundo y saben que se puede actuar sobre él ac- tuando sobre el conocimiento que de él se tiene. Esta accidn pretende producir e imponer representaciones (mentales, verbales, grificas 0 teatrales) del mundo social capaces de actuar sobre él actuando sobre la representaci6n que de él se hacen los agentes. O, mas concretame te, pretende hacer o deshacer los grupos —y, al mismo tiempo, las acciones colectivas que esos grupos puedan emprender para transfor- mar el mundo social de acuerdo con sus intereses—, produciendo, re- produciendo o destruyendo las representaciones que corporeizan esos grupos y les hacen visibles para los demas. Objeto de conocimiento para los agentes que Io habitan, el mun- do econémico y social ejerce una accion que reviste la forma no de una determinacién mecanica, sino de un efecto de conocimiento, Es claro que, al menos en el caso de los dominados, este efecto no tiende a favorecer la accién politica. Ya es sabido, en efecto, que el orden social debe en parte su permanencia a la imposicién de esquemas de clasificacién que, ajustados a las clasificaciones objetivas, producen una forma de reconocimiento de este orden, forma que implica el des- conocimiento de la arbitrariedad de sus fundamentos: la correspon- dencia entre las divisiones objetivas y los esquemas clasificatorios, entre las estructuras objetivas y las estructuras mentales constituye el fun- damento de una especie de adhesion originaria al orden establecido. Hablando propiamente, la politica comienza con la'denuncia de este contrato técito de adhesién al orden establecido que define la doxa originaria; dicho de otra forma, la subversion politica presupone una subversién cognitiva, una reconversiOn de la vision del mundo. _Pero la ruptura herética con el orden establecido y con las dispo- siciones y representaciones que ese orden engendra entre los agentes ‘modelados segiin sus estructuras supone en si misma una coinciden- 96 cia entre el discurso critico y una crisis objetiva, capaz de romper la concordancia inmediata entre las estructuras incorporadas y las es- tructuras objetivas de las que esas disposiciones y representaciones son, productos ¢ instituir una especie de épock? prictico, de suspensién temporal de la adhesidn original al orden establecido. La subversin herética explota la posibilidad de cambiar el mun- do social cambiando la representacién de ese mundo que contribuye su realidad 0, més concretamente, oponiendo una pre-vision para- dojica, utopia, proyecto 0 programa a la visién ordinaria, que apre- hende el mundo social como un mundo natural: enunciado perfor- ‘mativo, la pre-vi ina pre-diccién que pre- tende el acaecimiento de lo que emu ‘contribuye p a la realidad de lo que enuncia por el hecho de anunciar! verla y de hacerla pre-ver, de hacerla concebible y, sobre ble y crear de esta forma la representacidn y la voluntad colecti que pueden contribuir a producirla. Toda teoria, la palabra lo dice, es un programa de percepcién; nunca es tan cierto como en el caso teorias del mundo social. Pocos casos como éste, sin duda, en der estructurante de las palabras, su capacidad de prescribir bajo Ia apariencia de describir 0 de denunciar bajo la apariencia de ‘enunciar, sean tan indiscutibles. Hay numerosos «debates de ideas» que resultan menos idealistas de lo que podria parecer cuando se sabe en qué medida pueden moditicar la realidad social modificando la re- presentacién que se hacen de esa realidad sus agentes. La realidad so- ial, por ejemplo, de una practica como el alcoholismo (y lo mismo ia decirse del aborto, del consumo de la droga o de la eutanasia) i ida y pensada como una tara heredi- na tradicién cultural o una conducta de compensacién. Una palabra como la de paternalismo causa verda- deros estragos introduciendo en todo lo que seduce la sospecha de re- lacién, de dominacién por una impugnacién permanente del célculo, Como ocurre c ‘organizadas bajo ese mo- po doméstico, todas las formas de capital simbol ‘ma, encanto, y todas las relaciones de cambio mediante las cuales se acumula ese capital, intercambio de servicios, dones, atenciones, cui- dados, son particularmente vulnerables a la accién destructura de las palabras que desvelan y desencantan. Mas el poder constituyente del Tenguaje (religioso o politico) y de los esquemas de percepcién y de pensamiento que procura nunca estan tan claros como en las situa- ciones de crisis: esas situaciones paradéjicas extra-ordinarias, recu- rren a un discurso extra-ordinario, capaz de elevar al nivel de pios explicitos, generadores de respuestas (casi sistematicas, los prin- ipios practicos del ethos y de expresar todo lo que pueda tener de inaudito, de inefable la situacién creada por la crisis. El discurso herético no s6lo debe contribuir a romper la adhesién ‘al mundo del sentido comiin profesando piblicamente la ruptura con el orden ordinario, sino que debe también producir un nuevo sentido 7 dando su I que cont taria de sus experiencias en la persona de su aut (5 pantallas que impid las razones de unos efectos que no hacen mas que desis itorizante y autorizado a autorizéndole. En cada uno de los agentes concernidos, y en primer lugar, en el productor del discurso herético, ese proceso dialéetico se realiza en el trabajo de enunciacién necesario para exter brar lo innombrable, para dar a reflexivas y a exp fables o inobservables un p! objetivacién en palabras que, por su naturaleza, les hacen a la vez ‘comunes y comunicables, por consiguiente, sensatas y socialmente san- cionadas. Lo que puede también suceder en la dram: cularmente visible en la profecia ejemplar, tinico proces paz de desacreditar las evidencias de la doxa, y en la transgresion dispensable para nombrar lo innombrable, para forzar las censuras, institucionalizadas o interiorizadas, que prohi chazado, en primer lugar, en el propio he Pero’es en la constitu Ia eficacia de las represent: de representacidn (en palabras o en teorias, pero tam! taciones, ceremonias 0 cualquier otra forma de simb siones 0 de las oposiciones) eleva a la objetividad de di social hasta ese momento relegada al estado de disposi © de experiencia técita y a menudo confusa (malestar, revu y nencia propio para constituirlos como indices de pertenencia a una misma clase. El paso del est (clase, nacién, etc.) supone la construccién del principio de clas 98 capaz de producir el conjunto de propiedades distintivas carac- -as del conjunto de los miembros de ese grupo y de anular al 1po el conjunto de las propiedades no pertinentes que una idad de sus miembros posee por otras razones (por ejem- en la construccién de la clase (soc po que no sea campo de una lucha para la imp mayor rango'. tre sicon el consenso, acuerdo fundamental sobre els do social convertido do sobre los princi Al trabajo motor de la eri tente de la ortodoxia. Los dominados forman parte del discurso y la conciencia, incluso de la ciencia, puesto aue sélo pueden consti estado potencial a condicién de poner en tela de jucio las categorias de percepcién del orden social que, siendo producto de ese orden, les imponen una actitud de reconocimiento hac ‘Los dominados son tanto menos aptos pa ye la condicion de la reepropiacion de fa iden ‘conacimiento, los sub-proletarios y los campesinos proletarizados introdu- ente en los discursos y las acciones destinadas a subvert el frden de que son victimas los principios de division légica que fundan ese ‘orden mismo (ver las auerras de religibn). Por el contrario, los dominantes, ai no poder restaurar el silencio de la doxa, se esfuerzan en producir a través de un discurso puramen- te reacional la suplencia de todo lo que esta amenazado por la exis. tencia misma del discurso herético. Al no encontrar nada que volver 1a decir sobre el mundo social tal como ese mundo es, se esfuerzan por imponer universalmente, por medio de un discurso impregnado icidad y de la transparencia del sentido comiin, el senti- miento de evidencia y de necesidad que ese mundo les impone; intere- sados en el dejad-hacer, hacen todo lo posible por anular la politica ‘en un discurso politico despolitizado, producto de un trabajo de neu- . de impugnacién que pretende restau- nario de la doxa y que, orientado hacia ‘den social, se apodera siempre del lenguaje de de la cientificidad. Esta nostalgia de la protodoxa se expresa con la maxima ingenui- dad en el culto de todos los conservadurismos por el «buen pueblo» (generalmente encarnado por el campesino) cuya propiedad esenci orden establecido, se manifiesta a través de los eu dicutso ortodoxo («las gentes simples», «las gentes mo- De hecho, la lucha entre la ortodoxia y la heterodoxia que se desarrolla en el campo politico disimula la oposicién entre el con- que esta fuera de discusidn. Es decir, todo lo que esta fuera de la aceptacién del discurso, todo aquello que, relegado al estado de doxa, se admite sin discusién ni examen por aquellos mismos que mundo social no tendria objeto si cada agente encontrara en si mismo el principio de tun conocimiento infalible de la verdad de su condicién y de su posi- cidn en el espacio social y si los mismos agentes no pudieran recono- cerse en discursos y clasificaciones diferentes (segtin la clase, la etnia, la religion, el sexo, etc.) 0 en valoraciones opuestas de los productos de los mismos principios de clasificacién; pero los efectos de esta cha resultarfan totalmente imprevisibles si no hubiera ningdn limi a Ia alodoxia, al error de percepcién y sobre todo de expresién, y si la propension a reconocerse en los diferentes discursos y en las dife- 100 rentes clasificaciones propuestas fuera igual para todos los agentes, cualesquiera que sea su posicién en el espacio social —por tanto, sus disposiciones— y la estructura de ese espacio, la forma de las distri. buciones y la naturaleza de las divisiones segtin las cuales se organiza realmente tal espacio, El efecto de pre-vision o de teoria (entendido como el efecto de ‘via en el margen de incertidumbre resultante de la discontinuidad en- tre las evidencias silenciosas del ethos y las manifest centre el orden de la practica y el orden di ciones pueden reconocerse en tomas de posicién muy diferentes, a ve- ces opuestas. Lo que quiere decir que la ciencia esta destinada a ejer- un efecto de teorfa, pero en una forma muy particular: manifes- tando en un discurso coherente y empiricamente valido lo que hasta ese momento se ignoraba, es decir, segiin los casos, implicito o inhi- ido, la ciencia transforma la representacién del mundo social y al ismo tiempo el propio mundo social, en la medida en que al menos hace posibles practicas de acuerdo con esta representacidn transfor- mada. Asi, si es cierto que las primeras manifestaciones histéricas de Ja lucha de clases e incluso las primeras expresiones ms 0 menos ela- boradas de una «teoria» de esta lucha puede hacerse remontar précti- camente tan lejos como se quiera (en la légica de los «precursores»), no lo es menos que sélo después de Marx e incluso después de la cons- titucidn de partidos capaces de imponer (a gran escala) una vision del mundo social organizada segin la teoria de la lucha de clases puede hablarse en rigor de clases y de lucha de esas clases. Lo que no impide que quienes, en nombre del , buscan las clases y la lucha de economismo que si car las clases en la reai marxista, que ha ejercido un efecto tedrico sin paralelo en la historia, no concede ningiin lugar al efecto de teoria en su teoria de la his y de la clase. Realidad y voluntad, la clase (o la lucha de clases) es Tealidad en la medida en que es voluntad y voluntad en la medida en que es realidad: las practicas y representaciones politicas (y particu- Jarmente las representaciones de la divisién en clases) tal como pue- den observarse y medirse en un momento dado del tiempo y en una sociedad permanentemente expuesta a la teoria de la lucha de clases son parcialmente producto del efecto de teorfa. Queda subentendido 2 La comitante tnsién en los escrito de ls tebricos marxsts en sociologistay el voluntrismo espontaneista se debe sin duda a que ‘in en fa division del trabajo de produccia cultural, y eqn el an las clases sociales los dicign o en la clase como voluntad que este efecto debe parte de su eficacia simbélica a que la teoria de Ta lucha de clases, objetivamente, se fundaba en propiedades obj ‘vas e incorporadas, y contaba asi con la complicidad de las disposi ciones del sentido politico. Las categorias con arreglo a las cuales un ‘grupo se piensa y segtin las cuales se representa su propia realidad con- tribuyen a la realidad de ese grupo. Lo que significa que toda la his- toria del movimiento obrero y de las teorias a través de las cuales cons- truye la realidad social esta presente en la realidad de ese movimiento considerado en un momento determinado del tiempo. Las categorias de percepcién del mundo social y de los grupos construidos segun esas categorias? se construyen a su vez en las luchas que constituyen la historia del mundo social. ; La descripcién cientifica mas estrictamente mostrativa esta siem- pre expuesta a funcionar como prescripcién capaz de contribuir a su propia verificacién ejerciendo un efecto de teoria apto para favorecer Por la misma razén que la for- 0 sobre su poder de cor tentada a rado de realismo de las posiciones en presencia, sdlo pue- cl espacio de las luchas donde se ventila, entre o fuerzas comprometidas y de sus posi sin ignorar que cus é dades de éxito. Y todo de esos aspectos de para ejercer efectos com| pmo No ve que la previsién no sélo en (tanto més potente cuanto més reconocido es), bien como exorcismo tar las acciones idéneas para desmentirla? Como bien palabras claves del léxico de la ‘«equilibrio», Conceptos mas costos reales» 0 econémicon, «na- To que habria que aft ivas y preceptivas). 7 To que conviene la historia (y en particular ta ‘condiciones dela toma de posesin del peacamiento Por neutra que sea, la ciencia ejerce efectos que no lo son en ab- 0: asi, por el slo hecho de establecer y d la funcién de probabilidad de un aconteci mo indica Popper, la fuerza de propensidn que este acont: agentes a que se preparen y se sometan incitarles a mo nocimiento de lo probable para hacer mas di aparicién. De la misma manera, no basta con académica entre dos maneras de concebir la diferenci ‘mo conjunto de estratos jerarquizados 0 como conjunto de ria, de saber si, en el momento dado, las clases dominadas constitu- ta capaz de definir su propios objetivos, en suma, una clase movilizada 0, por el contrario, un estrato situado en el punto mas bajo de un espacio jerérquico y definido por su tancia con los valores dominantes; 0, dicho con otras palabras, si la lucha entre las clases es una lucha revolucionaria, que pretende de- rrocar el orden establecido, 0 una lucha competitiva, una especie de carrera ey la cual los dominados se esfuerzan por apropiarse de las propiedades de los dominantes. Nada estaria rhs expuesto al mentis de lo real, y nada, por tanto, seria menos "0, que una respues- ta a esta cuestién fundada exclusivamente en las prt i jomento dado que no tuvi de agentes u organizaciones capaces de elaborar con vistas a confirmar o desmentir una u otra vis pensadas correspondan a divisiones real ‘cuanto mayor sea el grado en qui vvés de las cuales se caracteriza expl se reconoce encubran las propiedades con que los agentes con: ‘vos del grupo estan dotados (y que definen su posicion en la dis idn de los instrumentos de apropiacién del producto social acum do), mayor es la fuerza poten zada por la constitucién simbélica, La ciencia de los mecanismos soci de herencia cultural vincul Dicho con otras palabras: rropiedades clasificatorias a les, que, como los mecanismos stema acadé- 103 mico 0 los mecanismos de dominacién simbsI ficacién del mercado de bienes econdt gurar la reproduccién del orden estat cio de un dejad-hacer oportunista, a desesperanza de esos mecanismos p: de una negati las leyes de produccién de la eventualidad rechazada. 104 Mr ANALISIS DE DISCURSOS No hay ciencia del discurso considerado en si mismo y por si mis- mo; las propiedades formales de I entregan un sentido jones sociales de su ‘que ocupan sus autores en ‘I mercado en el que se han propio campo de produc- $0, con los mercados sucesivos en las que han ie haya habido inmensos precursores, como el s provinciales, el Nietzsche del Anticristo o el Marx de la Ideologia alemana, |a ciencia de los discursos como pragmiatica so. ciolégica ocupa hoy un lugar vacio; esta ciencia, en efecto, se aplica a descubrir en las propiedades mas tipicamente formales de los dis- cursos los efectos de las condiciones sociales de su produccién y cir- culacién. Es la institucién lo que aparece en una cierta ret6rica de éta- blissement y los procedimientos formales revelan las intenciones ob- jJetivamente inscritas en las coacciones y necesidades de una posicién social. El analista capta al mismo tiempo las propiedades sociales del estilo y las propiedades sociales del autor: detras de los efectos ret cos, Marx descubre la Escuela que los ha producido produciendo la posicién y las disposiciones de su productor; en tal o cual otro efecto, Marx y Nietzsche descubren invariantes de Tes. Como las mismas causas producen los extrafar que en la polémica de Marx contra Stier aparezcan ar sis que puedan aplicarse hoy palabra por palabra a las lecturas fran- cesas de Marx. O que los procedimientos mas tipicos del discurso «im- portante» confluyan con los de filosofos tan alejados en el espacio tedrico como Althusser y Heidegger, ya que ambos tienen en comin €l sentido de la altura tedrica constitutivo del estatuto de filésofo. Nada de sorprendente tampoco que de las estrategias ret6- ricas de Montesquieu vincula los exteriores de la ciencia a una mitologia semiprivada con supuestos procedimientos que conflui- 107 yente en todas las fe irmar completamer s ciencias de ayer y de hoy. ‘odo afindndolo, habria desgajando poco a po- CAPITULO ‘CENSURA Y FORMALIZACION fe las palabras que la componen, cuando momento pare- cen guardar Una determinada relaci6n, aunque realmente esa rela y reproducen mediat sOn a su vez prodi ‘que ese discurso se construye y circula. Mas 0 segiin la competencia especifica de cada produc ,, para hablar con palabras de ‘reud, es el producto de estrategias de eufemizacién, estrategias que isten en dar forma y en introducir formas, cosas ambas en juego! ‘La metéfora de la censura no debe inducir a engafo: es la propia estructura del campo en cuestién la que rige la expresion rigiendo a la vez el acceso a la expresion y a la forma de expresién, y no ninguna tancia juridica especialmente preparada para designar y reprimir ransgresién de una especie de cédi rentes modalidades de expresi tor de bienes simbélicos, incluido el portavoz autorizado cuya pala- bra de autoridad, més que ninguna otra, esta sometida a las normas del decoro of \dena a los ocupantes de las posiciones domi- nadas a la alternativa del silencio o del hablar Ilano escandaloso. Cuan- to més capaces sean los mecanismos encargados de la distribucién de los agentes entre las diferentes posiciones (mecanismos que se borran por el éxito mismo de sus efectos) de asegurar que tales posiciones ‘estén ocupadas por agentes aptos e inclinados a mantener un discurso (0 a guardar el silencio) compatible con la definicién objetiva de la posicién (lo que explica el lugar que los procedimientos de coapta- cién conceden siempre a los indices aparentemente insigniticantes de Ia disposicién para introducir formas), menos n festarse esa censura en forma de pri tas y sancionadas por una autoridad institucionalizada. La censura zo es nunca tan perfecta e invisible como cuando los agentes no dicen més que aquello que objetivamente estan autorizados a decir, en es- 108 casos, e! agente ni siquiera tiene por qué ser su propio censor, a través de las formas de percepcién y expresion que he inte- imponen su forma a todas sus ex- que consisten en e determinados agentes de yyendoles de los grupos que hablan o de los lugares donde se habla ci ‘dad. Para comprender lo que puede y no puede decirse en un grupo, hay que tener en cuenta no solo las relaciones de fuerza sim nese grupo y que impiden a eros ndvios hab eres) 0 les o imbién las Tey expulsion cons (por ejemplo alas mu- sn a conquistar por la fuerza su derecho a la palabra, sino smas de formacién del grupo (por ejemplo, a Logica de € @ inconsciente) que funciona como una Asi, pues, las producciones especiticas a las condiciones sociales de su produccién y, més concre- tamente, a la posicién del productor en el campo de produccién que determina a la vez, por mediaciones diferentes, el interés expresivo, Ja forma y la fuerza de la censura que se competencia que permite satisfacer ese interés en los limites de tales coerciones. La relacién dialéctica que se establece entre el interés expresivo y la censura impide distinguir en el opus operatum la forma y el conteni- do, lo que se dice y la manera de decirlo o incluso la manera de enten- derlo. Al imponer la formalizacién, la censura ejercida por la estruc- tura del campo en cuestién determina la forma —que todos los for- no i ; malistas desean arrebatar a los determinismos sociales— e, insepara- bblemente, el contenido, indisociable de su expresién, ¥, por tanto, im- pensable (en el sentido verdadero del término) fuera de las formas co- nocidas y de las normas reconocidas. La censura determina también Ia forma de recepcién: producir un discurso filos6fico en debida for- ‘ma, es decir, adornarlo con el conjunto de los signos convenidos (una sintaxis, un Iéxico, referencias, etc.) en los que un discurso filoséfico se reconoce y a través de los cuales se hace reconocer como tal, es producir un producto que exige ser recibido de acuerdo con las for- mas, es decir, de acuerdo con el respeto por las formas que ese pro- ducto se ha dado 0, como puede verse claramente en literatura, ent tanto que forma, Las obras legitimas ejercen una violencia que las protege de la violencia necesa un interés que s6lo expresan bajo una forma que del arte, la historia de la literatura o de la filosofia testimonian la efi cacia de esas estrategias de formalizacién a través de las cuales las obras consagradas imponen las normas de su propia percepcién; y no cabe ver una excepcidn a esto en un «métodon que, como el anilisis es- tructural 0 semiolégico, pretende estudiar las estructuras con inde- pendencia de las funciones. Lo que quiere decir que la obra se vincula a un campo determina- do tanto por su forma como por su contenido: imaginar lo que Hei- degger habria dicho bajo otra forma, por ejemplo, la del discurso fi- loséfico que se practicaba en Alemania en 1890, o la del articulo de ciencias politicas tal como se practica hoy en Yale o en Harvard 0 ba- jo cualquier otra forma, es imaginar un Heidegger imposible (por ejem- plo, «errante» o emigrado en 1933) 0 un campo de produccién no me- ros imposible en la Alemania de la época en que Heidegger producia su obra, La forma a través de la cual las producciones simbdlicas par- ticipan mas directamente de las condiciones sociales de produccién ces también el instrumento a través del cual se ejerce su efecto social ms especifico, la violencia propiamente simbélica, que sélo puede ser ejercida por quien Ia ejerce y sufrida por quien la sufre en una forma tal que sea desconocida en tanto que tal, es decir, reconocida como legitima. 2 Con lo eul, por supuesto, nada contibuye tanto como el estatuto de «ildsofo reconocido a Su ator y 1s signose insignias —1 plemer econ To que se pseu ro iaquerdistas ‘es» no resltaran completamente verosimiles de no venir scompatadas de algun modificacones de la form), LA RETORICA DE LA RUPTURA La lengua especi cencubre la heteronot sidn de independencia mediante est rentes procedimientos segiin los campos de que st en cada campo, segiin l ‘momentos. Asi, po! del elemento por su ‘a rigurosa toma del lenguaje nor tema construido; y el hecho (a menudo ine- palabra comin antes que a un neologi , desde un punto de vista met que esta totalmente definido por las operaciones y las rel definen propiamente su estructura y que son fundamento de sus pro- piedades. Por el contrario, la mayor parte de los usos especiales de sa palabra que recogen los diccionarios —por ejemplo, en pintura, «reunion de varios personajes que constituyen una unidad orgénica ciones que ra el dominio practico de ese sentido. Son incontable bras heidegerianas tomadas del lenguaje comiin; pero estas palabras aparecen transfiguradas por un trabajo de formalizacién que produ- ia de la lengua filosotica insertandolas, de semejanzas formales, en una mnes manifestadas en la forma sensible del lenguaje y que vinculada en forma sensible, por su forma misma, a todo un conjun- to de palabras de la misma familia, Sorge, cuidado, Sorgfalt, aten- incuria, despreocupacién, Sorgenvoll, Lebenssorge, preocupado por la vi Selbstsorge, preocupado por si mismo. El juego con palabras dé , Muy frecuente en todo tipo de refranes y prove ‘uno de los medios form: seguro, de producir el significados. La asoci -20 de las formas: icos de palabras del segundo Heideg: enken = Daken, pensar = agradecer, o los encadenamientos rrugcanos sobre Sorge als besorgende Fursorge, «el cuidado en dl cielo silos rasgos de las alusiones morfoldgicas y de las remisiones etimoldgicas no produjeran la ilusién de una coherencia global de la forma, por tanto del sentido, y, por eso mismo, la ilusién de la nece- sidad del discurso: Die Entschlossenheit aber ist nur die in der Sorge Gesorgte und als Sorge Mé Iucién no es sino la autenticidad de! propi el cuidado y posible en tanto que cuidado’ Se implantan todos los recursos potenciales de la lengua comiin para que parezca que existe un vinculo necesario entre todos los sig ido que se cuida en labras «técnicas» que constituyen formas ennobl bras comunes (Enideckung, descu . y Entdeckh descubierto), nociones tradicionales (Dasein, palabra comin a Hei degger, Jaspers y algunos otros) pero empleadas con se, destinado a subrayar una separacién alegérica (ont ieologismos de nuevo cufo para co: pretendidament para producir en todo caso el miento de super ncial y existenciario; temporal, Z lich, y temporal, oposicién que por lo demas no desempeita un papel cidn produce siempre paralelament través de ésta y 200-301, A medida que su teste sentido, se sentra noma del sistema. Al entrar en la red de palabras a la vez morfologi- amente semejantes y etimoldgicamente entroncadas, y, a través de la trama del léxico heidegeriano, la palabra Fursorge queda la de su sentido original, el que aparece sin ambigliedad en la expresién Sozialfursorge, asistencia social: transformada, transfi- sgurada, pierde su identidad y su sentido corriente, para cobrar un sen- tido desviado (el que traduce poco més o menos la palabra procura- cin tomada en el sentido etimoldgico). Asi, el fantasma social de la asistencia (social), simbolo del «estado providencia» o de el «estado de la seguridad» —denunciados por Carl Schmitt o Ernst Junger en un Ienguaje menos eufemizado— puede manifestarse en el discurso legitimo (Sorge y Fursorge estin en el centro de la teoria de la tempo- lad, pero en una forma tal que no lo parece. I rechazo del sentido original, el que la palabra tiene con refe- rencia al sistema de la lengua corriente, se leva a cabo mediante | sercidn en el sistema de la lengua filosdfiea, si bien el pri tido, aunque oficialmente rechazado fuera de sistema patent del doble juego que autoriza la doble informacién de cada elemento del discurso definido siempre simulténeamente por la pertenencia a dos sistemas, el sistema patente del idiolecto filos6fico y el sistema latente de la lengua corriente. ‘0 experimente la necesaria transformacién para que pueda acceder al orden de lo decible en un determinado cam- po, arrancarlo de lo indecible y de lo innombrable no consiste s6lo en cambiar una palabra por otra, una palabra aceptable por una pa- labra censurada. Esta forma elemental de eufemizacién esconde otra, ‘mucho mas sutil, la que consiste en utilizar la propiedad esencial dei lenguaje —el primado de las relaciones sobre los elementos, de la for- ma sobre la sustancia, segiin la oposicién saussuriana—, para ocultar los elementos rechazdos integrindoles en una red de relaciones que Sélo con lenguas es- a, Ia forma adecuada, que analiza jones rechazas, tedricamente reconocibles, siguen siendo en la préctica desconocidas; presentes en tanto que sus tancia, como el rostro perdido en el follaje, estén ausentes en tanto que forma, ausentes de la forma. La funcidn de la expresion es aqut, tanto como la de descubrir, la de enmascarar las experiencias primiti- vas del mundo social y los fantasmas sociales originales; para asi sig- © Lo que constituye una de as esraegias espontineas de la cortesia que sblo pue nificarlos, signifieando, por la manera de significar, que no los signi- fica, Sélo puede enunciarlos bajo una forma que les desfigura puesto due la expresién no puede reconocerse como expresion que les enun- cia. Sometida a las normas tacitas o explicitas de un campo particu- Tar, la sustancia primitiva se disuelve —si puede hablarse ai en la for- ma; formalizéndose, introduciendo las formas, se hace forma misma Y resultaria intl buscar el centro de ese circulo que estéen todas partes ¥en ninguna parte, en un conjunto de palabras claves o de imagenes, Esta formalizacién es, iempo, ¢ inseparablemente, transformacién y transustanciacién: la sustancia significada es la forma significante én la cual esa sustancia se realiza La formalizacién convierte a la vez en justo ¢ injustificado reducir Ja negacién a lo que ésta niega, al fantasma social originario. Por esta «Aufhebung del rechazo», como dice Freud con palabras +hegelianas, la formalizacién niega y conserva a la vez el rechazo ylo rechazado, permite acaparar todos los beneficios, el beneficio de decir yel beneficio de desmentir Io que se dice por la manera de decir- Jo. Es claro que la oposicién entre la Eigentlichkeit, es decir, la «auten- ticidad», y la igentlichkeit, | autenticidad», «formas cardi nales del ser ahi», como dice Heidegger, y alrededor de las cuales, desde el punto de vista mismo de los lectores mas estrictamente inter- nos, se organiza toda la obra, es solo una forma particular y particu larmente sutil de la oposicién comiin entre la «élite» y las «masas», Tirdnico («la dictadura del se»), inquisidor (el «se» se mezcla con to- do) y nivelador el «se», el «uno», Das man, el hombre comin, elude Jas responsabilidades, se descarga del peso de su libertad, se abando- na ala frivolidad y ata facilidad, en suma, se conduce como un tido que viviera, irresponsable, a cargo de la sociedad. A todo lo lar- go de este pasaje tantas veces comentado’, se podrian resefiar una se- Fie de lugares comunes de la aristocracia universitaria,alimentada de topoi sobre el dgora, anttesis de la Schol2, ocio —y— escuela: ho- rror de la estadistica (el tema de la «media»), simbolo de todas las yy sus mas preciosos atributos io a todas las fuerzas «niv de las «masasy; mecanismos so- ciales tales como la opinién, enemigo hereditario del fildsofo, que vuel- ve a aparecer aqui a través de los juegos sobre dffentlich y Offentlich eit, «opinién publica» y «publico», y contra todo lo qué simboliza 7 MM, Heidegger, op. cit, pp 126-127 (ad. fr, R. Boehm y A. Waelhens, Pars, Gallimard, 1964, pp. 159-160). A pe hora la primera cfraremitird.alaedieion alemana, y la segunda a la traduccion francesa cuando esta lh ™ ia social», la democracia, los partidos, las vacaciones pa- ‘gadas (atentado ‘de masas», ‘pastoral, el propio Heidegger diré todo esto mucho mejor cuando, en su Einfuhrung in die Metaphysik, escrita en 1935, intente mostrar como el triunfo del espiritu cientifico-tecnolégico en la civilizacién lental culmina y concluye con la «huida de los dioses, la destruc- én dea tierra, la masificacién del hombre, la primacia de lo medio- cre» (die Flucht der Gotter, die Zerstorung der Erde, die Vermassung des Menschen, der Vorrang des Mittelmassigen* Es claro que entre espiritus filos6ficamente distinguidos, esta opo- sicién entre lo distinguido y lo vulgar no puede revestir una forma vulgar. El aristocratismo universitario diferencia entre formas distin- guidas y formas vulgares del aristocratismo: de ahi que los adversa- Fios de filésofo intenten imitilmente buscar en su obra, incluidos sus escritos p més Ilamativas del nazismo, ¥ que sus fi les, por el contrario, se pasen la vida reuniendo pruebas sobre su in- tencin de desmarcarse de las formas mas evidentes del desprecio a las masas"*. La oposicién que podriamos llamar «primaria» —en el doble sentido— sélo funcionara ya en la obra en la forma en que ha entrado para siempre, forma que se transformara continuamente, de acuerdo con la evolucién inmovil del sistema, para revestir otras for- ‘mas nuevas, pero siempre altamente sublimadas. Por si misma, la formalizacién es una advertencia: por su altura, expresa la distancia soberana de todas las determinaciones, aunque se trate de conceptos en-ismo que reducen la unicidad irreductible de un pensamiento a la uniformidad de una clase logica; y la distancia, también, de todos los determinismos, muy especialmente, por supues” to, de los determinismos sociales, que reducen la singularidad insusti- le de un pensador a la trivialidad de una clase (social). Esta dis- tancia, esta diferencia aparece explicitamente instituida en el centro ilos6fico en forma de oposicién entre lo ontolégico y ico) y suministra al discurso ya eufemizado una ino de poesia para cuya confes- I poeta hoes en absoluto mis importante que el aprende encuadermador, el que daa encuadernar las posias para una biblioteca de empresa eservand, por ejem= carton necesario» (M. Heidegger, Essais ef conferences, Pars, Gallimard, 1973, ot subrayado es del autor de este libro). = la peyorativacoloracign de todos los ad a preflosfica:winautenticom vulgar, seo los desarollos sobre el biologi (ver M. Heide: ard, 196) Aan desde ese momento, todas je la ruptura que separa el imente ontoldgico del sentido vulgar y corriente ins- trite a veces en la sustancia significante, por uno de esos juegos fono- Togicos que tan frecuentemente se han imitado después (existentiell. existenzial). Asi, el doble juego con palabras desdobladas tiene una prolongacién natural en las advertencias contra Tes» y «vullgarmenten «antropoldgicas» que desvelarfan las signifi Giones rechazadas pero no renegadas y condenadas por Ia sublima- ‘Gidn filosofica ala presencia ausente de una existencia fantasmal: «bajo ‘1 titulo de preocupacién, se apunta en primer I cién pre-cientifica que podria ser, por ejemplo, re: 6 solventar un asunto. También puede hablarse de preocupacién pa- ra decir que se espera una ocasién de procurarse algo. En fin, esta misma expresién aparece también en este caracteristico sesgo: estoy preocupado por el posible fracaso de esta empresa Estar preocupado fiene aqui el sentido de temer. En opasicidn a esas significaciones pre- ‘entificas Snticas, el presente trabajo las utiliza como un término on- toldgico (existencial) caracteristico del ser de un ser en el mundo posi- ble. Este titulo no se ha elegido porque el ser-ahi contenga primera- mente y en una alta medida una realidad econémica y practica, sino porque se quiere manifestar que el ser del ser-ahi es €1 mismo una preo- ‘Cupacién (Sorge). A su vez, este término se entiende como un concep- to que designa tna estructura ontoldgica. La palabra no hace ningu- nna alusién a las «dificultades», a las «molestias» y a las «preocupa- Giones de la existencian que dnticamente puede descubrirse en todo ser-aht "2, La imposicién de un corte que zanja entre el saber sagrado y el saber profano constitutivo de la ambicidn de cualquier cuerpo de es- pecialistas que pretende asegurar el monopolio de un saber o de una practica sagrada constituyendo las otras como profanas, reviste asi sentido autént 1 M, Heidegger, Sein und Zeit, pp. 56-57 (18-79). Es ospechas de los letores Sime cuando es tradusciones ie ono» fo etl. En efxto, ls obstaculs gue opone el ads una ors a ogouuco de etfateaas de cfemizacionconscintes esquemtics viene a aa Mash ve cas uno de los mas perticiososefetos de la xporaion de productos cial o politi “el dscurso ua primer desde que dspone de téeicas de 0b) Joan tous Tas connotacones «administrativas» que Adorno Jar ur deutschen Ideologe, Franklrt Subskarpp, 1964, pp 66-70) ino eminentementeambigho, a a vez fen el corazén, que habia sido 47 cca lo que parec miillas 0 por una al do no por la simple vinculacién léxico, la distancia que separa el sentido «aul ygenuo» ", Desacreditando las signiticaciones pri ras que siguen funcionando como soporte oculto de numerosas rela- tivas del sistema patente, se ofrece la posibilidad de ele- var ef doble juego, si se puede hablar asi, a un segundo plano. En efecto, a pesar del anatema que pesa sobre ellas, esas significaciones rechazadas cumplen también una funcién filosofica puesto que de- sempefian por lo menos el papel de referente negativo con relacién al cual se establece la distancia filosofica, la «diferencia ontologica» que separa lo «ontoldgic profano, tinico responsabl ble evocacién de significaciones vulgares. Utilizar de diferente forma las palabras que todo el mundo utiliza, reactivar la verdad sutil, el to a que utiliza elementos toscos, sino sobre todo a que piensa con las propiedades comunes de esos elementos toscos y no con las virtu- 18 es nunca otra cosa que viene a ser fundado por asistencia (Fursorge), or ejemplo, se funda if como ser-con-los otros. La se debe a que en principio le a fuerza de ser evidente, con- hecho de que nunca se tribuye a ocul de hablar de asis dedicada a una ‘gPor qué me mientes diciéndome que e Yo crea que vas a Lemberg, cuando en reali- proclamando lo que hace realmente, que no hace realmente I -a ha dejado de hacer. En efecto, no cabe la menor duda’ , Sozialfursorge es ciertamente lo que «se preocu| ‘wen su lugar», lo que les evita que tengan que abandona a fencia de los otros), ana, se descarga de ser-ahi. Y ser-ahi de su ser, el 'se" se com- » conservar, ¢ incluso ineremen- EI juego con las formas sensibles del lenguaje llega a su cul cién cuando recae no sobre palabras aisladas, sino sobre parejas de términos, es decir, sobre relaciones entre términos antagonistas. A ferencia de los simples retruécanos filos6ficos fundados en la asonanci en la aliteracién, los juegos de palabras «cardinales», los que orien- tan y organizar en profundidad el pensamiento, juegan con las for- ‘mas verbales en tanto que éstas son a la vez formas sensibles y formas de clasificacién. Estas formas (que reconcilian las necesidades ido en el milagro de una expre- atin principios de oposicién objetivamente politico— que aparece re- sistrado y conservado en el lenguaje corriente. No de otro modo se explica la predileccién de todas las lenguas cultas por el pensamiento Por parejas de términos: en este caso, lo que es censurado y rechaza- do no es un término tabi tomando aisladamente, sino una relacién de oposicién entre palabras que remite siempre a una relacién de opo- sicién entre grupos sociales. La lengua corriente no es s6lo una infinita reserva de formas sen- sibles abiertas a los juegos poéticos o filoséficos 0, como en el caso del ultimo Heidegger y sus continuadores, a las libres asociaciones de lo que Nietzsche llamaba en Begriffsdichtung, sino que es tambi reserva de formas de la apercepcidn del mundo s social comunes a todo un grupo (germanico-welsch o lat complicado, rural-urbano, etc.). La estructura de ese designa y aprehende siempre a través de for- i, alin en el caso de tratarse de las que vehicu- la el lenguaje ordinario, no son nunca independientes de esta estruc- tura (algo que suelen olvidar los etnometodélogos y todos los andlisis Jformalistas de esas formas): en efecto, aunque las oposi lente mas caracterizadas (vulgar-distinguido) pued: caciones muy diferentes segtin los diversos usos y guaje corriente, producto del trabajo acumulado de un pensamiento dominado por las relaciones de fuerza entre las clases, y, con mayor Y las sociedades dis ses, dindale la expresion mis compatible con conve Iiencas convenciones que varian de uno a otro campo y de uno a otro estado dentro 120 raz6n atin, el lenguaje culto, producen campos dominados por los in- tereses y los valores de las clases dominantes, constituyen en alguna ‘medida ideologfas primarias que se prestan més «naturalmente» au lizaciones de acuerdo con los valores y los. intereses de dominantes®, Pero alli donde el trabajo normal de eufemiza por ejemplo, el de la «ciencia politica», pone una palabra por otra © neutraliza visiblemente el sentido ordinario de una palabra dema- siado caracterizada por una advertencia explicita (las comillas, por ejemplo) 0 por una definicién distintiva, Heidegger procede de ma- nera infinitamente mas compleja: utiliza la palabra corriente pero en tun contexto tal que, por el juego continuo con los diferentes sentidos de las palabras, incita a una lectura filolégica y polifénica idénea pa- ra recordar el sentido normal, y condena entonces ese sentido, recha- zAndolo oficialmente, con sus connotaciones peyorativas, en el orden de la comprensién vulgar y vulgarmente «antropolégicay”, La imaginacién filoséfica que, al igual que el pensamiento mitico, queda inglistica, materialmente atestiguada por verbales que son al tiempo formas clasificatorias hreit, la oposicion entre la «esencian (Wesen) y la «no-esencian o «desesen- cian (un-wesen) se duplica con la oposicién subterrénea, evocada y rechaza- da ala vez, entre el orden —especie de término fantasina— y el desorden, luno de los posibles sentidos de Un-wesen. Las oposiciones paralelas, v tes también cufemizadas de algunas oposiciones «cardinales», también ellas eramente intercambiables entre ‘ue existen innumerables ejem- plos en la obra del Heidegger posterior 2 la «conversién», afirman —en for- jones cuanto mas irrecono- y patciales, que sel mas manic apuntado un-wesen) de una oposicién secunda- {ue no excluye la anterior, negando pura y sim- enfermedad y la impotencia», ohn-macht, fundamento de una forma de igualdad y solidaridad en el desamparo. Los juegos de palabras so- lida de los usos de clase ode los uss especies (vinculados a campos espeializado). 2 "Se podria objetar que esos anlisis, en parte, no hacen mas que revelarpropie- dades del uso heidegeriano det lenguaje que el propio Heidegger habia expresamente —al menos en sus mas recent ‘mos mostrar en as paginas siguientes, ests falsas de Selbtinterpretation y de Selbstbhaunptane at oH wesenacumulanfodos esos efectos, reaizando una forma de re in de los contrarios que s6lo tiene equivalente en la magia: cin del orden establecido (evocado \inicamente por: tentativa de ejercer sobre el texto la violencia que el propio Heidegger como legit 1a cuando la aplicaba a Kant, y la tnica que permite «captar mas alld de las palabras lo que esas palabras quieren decir». Para los guardianes del tesoro®, toda exposicién del pensa- inario que rechace la pardfrasis inspirada en el idiolecto intraducible est condenada de antemano. La unica manera de decir qué quieren decir esas palabras que no dicen nunca ingenuamente lo que quieren decir 0, lo que equivale a lo mismo, que lo dicen siempre pero sdlo de manera no ingenua, consiste en reducir lo irreducible, traducir lo intraductible, en decir lo que qui ‘genua que precisamente quieren negar, negacién que constituye su te designadda, indica una po- ilidad universal —como la «inautenticidad»—, pero una posibili- éndola como tal y abriéndose al mismo tiempo a la posibi iberarsen de la «inautenticidad», especie de pecado original convertido a través de la conversacién de algunos, en culpa responsa- ble de si misma. Tal es lo que dice con toda claridad Junger: «tener un destino propio, o dejarse tratar como un que cada uno, Linico en poder resolverto (...). Queremos hablar del hombre libre, tal como sale de las manos de Dios. No es la excepcién, ni representa tuna élite. No: ese hombre se oculta en todo hombre y sélo existen las diferencias en la medida en que cada individuo sabe actualizar esa li- bertad que ha recibido como don™.» Iguales en libertad, los hom- A través de esrategias no menos paradjicas —aunque revsanaies de iencia— clases sociales cuya exstncia por lo dems niega, contribuye & ‘efuergo de una faa clencia a todos fos mecanimot 122 W bres son desiguales en la capacidad de usar auténticamente su liber- tad y s6lo una «élite» puede apropiarse de las posibilidades universal- mente ofrecidas para acceder a la libertad de la «li rismo ético —que Sartre llev limite— converte la dual jetiva de los destinos sociales en existencia, haciendo de la existencia auténtica «una modificacién exis- es decir, hablando en claro, una revolucién en autenticidad con la aprehensidn de la inautent ‘mo proyectando el orden en el mundo por su decisién, especie de « »» (Kierkegardiano) en Io desconocido o, por el contrario, desc r la reduccién del hombre al estado de instrumento como otra «ma- nera de aprehender la existencia cotidianay. La existencia del «se» que, considerdndose como un instrumento, «preocupandose» de instrumen- tos en tanto que son instrumentables se convierte él mismo en instru- mento, se adapta a los dems como un instrumento se adapta a otros strumentos, cumple una funcién que otros podrian también cum- plir y, reducido al estado de elemento intercambiable de un grupo, se olvida de si mismo de la misma manera que el instrumento se abole cen Ia realizaci6n de su funcién. Todo lo cual equivale a reducir la dua- idad objetiva de las condiciones sociales a la dualidad de los modos le existencia que favorecen, evidentemente, en forma muy desigual; y, al mismo tiempo, a considerar tanto a quienes se aseguran el acce- a [a existencia «auténtica» como a quienes «se abandonan» a la existencia «inauténtica» responsables de lo que son, unos por su que les arranca de la existencia ordinat ss el campo de los posibles, y los condena a la «decadencian y a la Esta filosofia social esta en perfecta armonia con la forma en que se expresa, En efecto, basta con situar de nuevo el lenguaje heidege- iano en el espacio de los lenguajes contemporaneos donde se definen objetivamente su distincién y su valor social para ver que esta combi- nacién estilistica particularmente improbable, es rigurosamente ho- méloga de la combinacién ideolégica que se encarga de vehicular: sea, para no sefialar mas que los puntos pertinentes, la lengua convencio- nal hierdtica de la poesia post-mallarmemiana a lo Stephan George, lengua académica del racionalismo neo-kantiano a lo Cassirer, 0, la lengua de los «tedricos» de la «revolucién conservadoran como Moller van den Bruck o, sin duda mas cerca de Heidegger en ) y tambien M. Heidegger, Sein und Zeit, pp. 298-301 y 305-310. 2 M. Heidegger, Sein und Zeit, pp. 3322333, 387-388 y » F, Stern, The polis of culture Despair, Berkeley, University of California Press, 1961 123 uaje heidegeriano, , a favor de la fchtung, (Por ejemplo Fiirsorge) y temas excluidos tanto, ido comin, Heidegee universitaria (segun fa parabola, que con tanta com taba, del horno de Heréclito), palabras y cosas hasta ese mom: desterradas pero mservadoray y Heidegger, que introduce en lad de sus tesis y muchas de sus palabras, re- hace irreconocibles. Pero no cap- pastoral del samente co! xin «auténticay de un Fuhrer filoséfico que nunca ha sido otra cosa {que un Fiirsprecher, humilde cura parroco, por tanto sacralizado, del verbo sagrado. LA LECTURA INTERNA Y EL RESPETO DE LAS FORMAS Fri cién de los «mandarines» Spranger que, en 193% studi la formalizacin y en las advertencias cont smo», es decir, contra toda destruccion d ir el discurs simple expresién y, determinantes sociales de su produccidn, Baste como prueba ma que revste en partir de 1945 y desde diversos lados, se ha hablado del fascismo de Heideg- ger. El centro de este debate se situaria esencialmente en el Discurso de rectorado de 1933, en el que Heidegger celebraba la “transforma cidn radical de laexistencia de Alemania’. Sila critica se atiene a es- to, es esquemétiea, Por el contrario, es mucho més interesante averi- guar cOmo el autor del Ser y del Tiempo (y este libro es el aconteci- miento filosético més importantes desde la Fenomenologia de Hezel), ‘cémo por tanto un pensador de este rango ha podide descender a un ‘modo de pensamiento tan evidentemente primario que, para una mi- rada hicida, resulta ser el pathos sin estilo de esa apelacin a la autoa- firmacién de la universidad alemana "n. Como se ve no basta con es- contra lo que pueda tener de «altivon «la postura de in Heidegger escritor respecto a la lengua» ™, para romper con la preocupacion de la «altura» del discurso, ese sentido de la dad filoséfica que el lacién con el lenguaj La «altura» est \dsofo manifiesta fundamentalmente en su re- ica no es una propiedad accesoria del discurso hen Regierong 1933» ‘p.a87-473, 125 filos6fico. Es, por el contrario, aquello que anuncia que ese discurso es un discurso autorizado, investido, en virtud de su conformidad, de la autoridad de un cuerpo especialmente delegado para asegurar una especie de magisterio te6rico (con dominante logico 0 moral se- atin los autores y épocas). Y es también lo que permite que no se di- gan algunas cosas que no tienen sitio en el discurso formalizado o que no pueden encontrar los portavoces capaces de dar la forma confor- ‘me; mientras se dicen y entienden otras que de otra manera serian in- decibles e irrecibibles. Tanto en el lenguaje vulgar como en el discur- 80 culto, los estilos estan jerarquizados y son jerarquizantes; a un «pen- sadorm, y a un pensador «de alto rango», conviene un lenguaje de «altos vuelos». De ahi que el «pathos sin estilo» de los discursos de 1933 resulte tan incon ara todos aquellos que tienen el senti- do de ‘of; los mismos que saludan como un acon- 0 filos6fico el pathos filos6ficamente estilizado de Sein und El rango del discurso en la jerarquia de los discursos y el respeto debido a ese rango se recuerdan por la «altura» estlistica, Una frase tal como «ta verdadera crisis de la vivienda consiste en que los morta- les han buscado siempre el ser de la vivienda cuando lo que necesitan ¢s primero aprender a vivir», no se trata como una frase del len- guaje cortiente del tipo de «se agrava la crisis del alojamiento» o in- cluso una propuesta del lenguaje cientifico como la de wen Berlin, en Ta Hausvogteiplatz, en el barrio de negocios, el valor del metro cua- drado de terreno, que en 1865 era de 115 marcos, en 1880 se elevaba a 344 marcos y a 990 marcos en 1895». En tanto que discurso forma, el discurso filoséfico impone las normas de su propia percepcién ™. La formalizacién, que mantiene el profano a una res- petuosa distancia, protege el texto contra la «trivializacién» (como dice Heidegger) condenandolo a una lectura interna, en el doble sen- tido de lectura encerrada en los limites del propio texto y, al mismo tiempo, reservada al grupo cerrado de los profesionales de la lectura: basta con reflexionar sobre los usos sociales para darse cuenta que €l texto filosofico se define como aquello que s6lo puede ser leido — de hecho— por fil6sofos», es decir, por lectores convertidos de an- Essais et conférence, p- 193. (Classes socales et morphologic, Paris, Ea. de Mir 178, Es obvio que und frase tl queda de antemano exiuida de cualquier Soico que se respeteel sentido de la dstncin entre lo stereo» lo sempiicon ey ‘el sentido dela stincion Tecra temano, lectores dispuestos a reconocer —en el doble sntido— el dis- 150 filos6fico como tal y a expresarlo como ese discurso exige ser .¢s decir, «filoséficamente», segun una intencién pura y pura~ mente filos6fica que excluye toda referencia a otra cosa que no sea ¢l propio discurso, un discurso que, fundandose en él mismo, carece de exterior El circu institucionalizado del desconoci da la creencia en el valor de un discurso ideoldgico s cuando la estructura del campo de produccién y circulacién de ese discurso es tal que la negaciGn que lleva a cabo diciendo lo que dice sélo en una forma que tiende a mostrar que no lo dice, encuentra in- térpretes capaces de re-desconocer el contenido que niega; cuando lo Gque Ia forma niega es re-desconocido, es decir, conocido y reconoci- do so y dnicamente en la forma en que se realiza negindose. En su- ma, un discurso de negacién requiere una lectura formal (0 formalis- {a) que reconozea y reproduzea la negacidn inicial, en lugar de negar- la para descubrir lo que niega. La violencia simbolica que incita al re-desconocimiento solo se eerce en la medida en que consigue obt ner de sus destinatarios que le traten como exige ser tratado, es decir, con todo el respeto que merece, en las formas, en tanto que forma. Una produccién ideoldgica resuita tanto més conseguida cuanto mas capaz sea de hacer caer en el error a cualquiera que intente reducirlo a su verdad objetiva: lo propio de la ideologia dominante es estar en condiciones de rebajar la ciencia de la ideologia bajo la acusacion de ideologia. La enunciaciOn de la verdad oculta del discurso escandali- za porque dice aquello que deberia ser «lo ultimo en decirse». Las més refinadas estrategias simbdlicas no podrian nunca pro- dlucir completamente las condiciones desu propio éxito y estarian, por tanto, condenadas al fracaso, sino contaran con la complicidad acti- va de todo un cuerpo de defensores dela ortodoxia que orquesta, am- plifieéndola, la condena inicial de las leeturas reductoras™. ento colectivo que fun- se instaura Basta con que Heidegger afirme que «la filosofiaes esencialmente inactusl porque pertenece a esas raras cosas cuyo destino es no poder encontrar nun- a una inmediata resonancia en su propio hoy, y no tener tampoco derecho ‘encontrar ninguna“), que «pertenece a la esencia de los fildsofos a uos el ser necesariamente desconocides por sus contemporineos» © — extraordinary gift (of the most euthoritacive interpreters of Heiee culo de 3. Beaute, o tant is shympath estates the theme that the ontological difference isthe single not every Heldeggerean of strict Ob8er- -oncerning Heidegger's re: M, Heidegger, Introduetion aa métaphysique, . 15. M.Hitegger, Nietehe Lp, 213. La bra die on alguna pare Heider capa ala biogratian que slo puede «dar nombre a algo que no pertenece a nadie 127 sario de y-constante ‘Aubier-Montagne, 1963. p. 18. cie de desafio ai més de afirmar la cluso de su poder degger es el primero y mas cumplido de los ready made filoséficos, ‘obras hechas para ser interpretadas y hechas por la mas exactamente, p dialéctica de I por exceso y y correeciones, establece entre la obra y todas las. diferencia andloga a a del Ser con a simple di La analogia es menos artificial que lo que pudiera parecer a pri- al establecer que el sentido de la «diferencia ontol6gica» {que separa su pensamiento de todo el pensamiento anterior “' es tam- bién lo que separa las interpretaciones «vulgares», infraontolégicas ¢ ingenuamente «antropoldgicas» (como la de Sartre) de las interpre- taciones auténticas, Heidegger coloca su obra fuera de discusién y con- dena de antemano toda lectura que intencionalmente o no se atenga al sentido vulgar y reduzca por ejemplo el andlisis de 1a existencia ‘. Algunas observacionescrteas en agosto 1973, pp. 27-47 (std sacado dé Le ideologtaalemana, 134 «Cuando se tienen tareas sa- sradas, dice Nietzs- che, acaso no se es ya sagrado por el hecho di tos de sacraliza- cidn se caracteriza . «limitadas pero important y marcas duplicacién pomposa —«a las tesis y a las formula- izadaso; «en Francia y en el extranjeron; imbombante de la empresa pezai abr que analizarn; weste desplazamient «no es en absoluto una casualidad que se en este sentido a partir de un ani y de mayor gravedac punto tiene una importancia ‘mos a algo mucho més profundo» fundamental»; «por al ete.) LA DESVIACION DEL CAPITAL El yo sacerdotal recibe su autoridad del profeta original; pero, por grande que pueda ser la modestia (condicién de la participacién en el capital de autoridad herededo) que le prohibe hablar realmente en restaurar el capital en su inte- de la lectura que define la 5») — es algo que tiene cierto Desde otro punto de vista, sabe también que esta condenado «tentacién» de la desviacion, pero protegido por el propio respe- to de esos textos que le inspiran desgarradoras interrogaciones («Acaso Ia explicacién de Marx snte materialista s6lo en tanto qu ria? {Acaso es compatil lantear graves contradicciones con Ia problemitica del ialismo histérico?») El sacerdocio normal cita y recita; el gran sacerdocio suscita y re- sucita. Sucede que lleva su audacia hasta el punto de exponer las dis- cordancias e incluso las contradicciones (se ‘Abelardo) que aparecen en las fuentes de la revelaci6n («en ul ancia, esta pro- 137 del materialismo histérico, pero sigu conereto de la ideologia que criti pio, esta situacién no tiene nada de extrafio ni de escandaloson). As se erige en guardian de la autenticidad del mensaje, el tnico capaz ‘aretaida» en los errores «pre-marxistas» Jo pueden contar con sus propias en no volver mds acd de lo que era j (0, més acd de lo que en Marx izacién, completamente trivial en Filo- sofia, reviste aqui una forma original: no se trata sélo de comprender a Marx mejor que el propio Marx, de superar a Marx (el joven) en nombre de Marx (el viejo), de corregir al Marx «pre-marxistan que mee e309 Lo que se ventila aqui es mucho més «importante»: hacer la cien- y garantes del depésito, son restaurad. ha reivindicado) de jueces «en ultima instancian de la prac fica (de la que por es0 mismo quedan dispensados). De esta forma, el doble juego que define el profetismo sacerdotal permite conjugar ios beneficios, normalmente exclusivos, que procu- Ia auctori- jos como tales por su adhesién a ésta su poder social (Marx 1ura ortodoxa, confieren nosotros...). La lucha por el 1 Capital (Leer el Capital) no seria tan encarnizada si el inmenso capital simt del mundo social que es eficiente a la vez en el campo politico y en nombre de las exigencias de escritas que rigen un campo i 139 odes ib sree wransforme LOGS Be tad Beas" oe 70001 cos ae Magy cou oe nsrttc Eatthiey Hatcen detage TE at Wrongs ERIN a ii > avela compl) puede deui ona es com 2 Ge | ae oo a ee Ae SUS LSE Mee Los PECADOS TEORICOS El sacerdocio teérico vive de la culpa teérica, culpa que él se en- carga de descubrir, denunciar, exorcizar: la «tentacién», la «desvia~ cidn», la «recaidan aparecen por todas partes, inaluso en su propio discurso (ver: «esta generalizacién da lugar a un grave malentendi- «cierto que los tedricos marxistas, empezando por el propio En- a veces tiene tendencia a»). La autoridad sacerdotal implica el derecho de correccidn: persigue la culpa hasta en el discurso del pro- feta original (pignsese en las odiadas «interpolaciones» de los fil6so- fos), que habria, si no que purgar y expurgar, al menos corregir y co- regir constantemente, ade rectificacion en rectificacién». 140 i El sacerdocio elabora catélogos de pecados (las palabs icién de etiquetas clasificatorias conceptos y clases ldgicas, asignan condenada «enemigos» politicos 0 teéricos («burgués», «idealista»). 142 EL TONO DE LA EVIDENCIA El discurso ex cathedra se expone con el tono de la evidencia (ver: ‘ano es en absoluto una casualidad», wes claro qué», como funcién el hacer pasar una pasar u disparatada como esta: «digamos que ¢s Este ciimulo de lades abre un campo casi inde! trategias del doble juego inscritas en el profetismo sacerdotal, permi- tiendo tras cosas acumular las protecciones y los beneficios sin ccargar con los costes ni correr con los riesgos normalmente corre vos. Pero lo esencial es que, afirmandose, la autoridad se afirma, si puede hablarse Ja autoridad, em ses soberanas 0 los imperatives cortantes, es una tegias de la usurpacion del poder simbélico. Th B RUS cAMEUTE: Ea! Fay AMORA, fom 145 nunciads por Marxen una problems. ee ia haya podide ser recogda y desa- So eet C10. LA SOSPECHA IDEOLOGICA La aposicién es también el soporte de est pretenden producir la deshonra por contact lismo = Hegel + Feuerbach»). Como en ccontagio es el arma por excelencia, a la vez pode sa y econémica,, de la sospecha ideoldgica. El lenguaje de autoridad, que debe imponerse y se impone, procede por ecuaciones: «esto ¢5 (om, «igual a aquéllon, «signi- ipo de «los Borords son Ara- és», funcionan en la Jogica de la participacién y, diciendo a la vez lo que es y lo que hay que decir, hacer o pensar, llevan a cabo una verdadera transmutacién ontolégica de la cosa nombrada. 146 147 LA TEODICEA DEL TEOLOGO xista y cientifico» de los conceptos marxistas; tinicamente él puede decretar la linea correcta; s6lo él puede llegar hasta lo «més profun- «Para leer los Evangelios, decia Nietzsche, toda prudencia es po- do» (ver: «por ahi Hegamos a algo mucho més profundo) y «plan- tear tesis generales» re «cuestiones de alcance geners que produce a él como cun problema tanto més abordé muy parcialment la que hasta ese momento se ftuye como exclusivo detentador de la verdad del texto sagré ma de proteger a los textos do, inagotable fuente de todas las verdades, positivas y normativas, ares de los simples profanos. El cuer- sobre el mundo social beneficiaban Heidegger y Freu sagrados frente alas lecturas v oun mec ee et 148 BA AUTOCRITICA COMO FORMA SUPREMA DE LA AUTOCELEBRACION sino una prueba suplementa- funcién sacerdotal. La auto- gérmen de un idamente reno- a, como tantos nes que mas han contribuido al éxito de Ja «lecturam: al diablo el «trabajo tedrico», «sintoma de una tenden- al diabl cia teoretic pinocismo, efecto, para produ terrogatorio» en el que se denuncian implacablemente los menores rasgos de herejia que los - - Sade om snietrey i A a _ . ae nen . arxismo, «antimary » 0 «pre- 1ada por su propia dominacién: 0 y las ciencias que lo producen sOfica, a la pretension de el dato histérico del modelo deducir el acontecimiento de la esenci te6rico. Si se levara la au lo que se trata es de repu los modos de produccién existentes gativa det 10> y préctica cientifica, una dico sobre la ciencia de los demés. CAPITULO I LA RETORICA DEL CIENTIFISMO: CONTRIBUCION A UN ANALISIS DEL EFECTO MONTESQUIEU ‘Los gascones tienen més imaginacién que los normandos». . MALEBRANCHE La busqueda de la verdad. Quien quiera anal no encontraria ejemplo més ros suscitados por la ‘ma que se remonta al clasico de antes de la aparicién de E! espiritu de las leyes: «: iimas donde los hombres nacen contribuye a © presuntas, bien dispuestas para encender y alimentar las querellas eruditas; innumerables comentarios que, de acuerdo con las reglas del Juego, se encubren parcialmente tomando el texto candnico a la vez demasiado serio y no lo bastante como para preguntarse no sobre la idad) de las tesis que Montesquieu profesa, sino so- bre la Idgica del modo de argumentacién que empleo para producit uun efecto de verdad. la pena interrumpir la letania de los celebrantes para cuir el jeto de ciencia y, més con- retamente, en documento para la ciencia de la ciencia social, si esta légica de los mitos cultos que atormentan, todavia a la ciencia social. En efect - ye un notable paradigma di dado en la creencia (0 el prejuicio) que que se caracteriza, pues, la pulsién ite que induce a dar a un problema socialmente importante itaria y total, ala manera del mito o de la religion, una respuesta isfacerse recogiendo los modos de pensamiento 0 ex- s6lo puede presién ci EL APARATO CIENTIFICO Cuando, por una preocupacién de politica epistemolégica nos es- Ja conjuncién del aparato «cientifico» (que tiene una eficacia sim- ica independiente de su valor deverdad) y la red de significaciones laborada por John Arburthnot. «El aire frio estrecha las extremidades de las fibras exteriores del cuerpo; lo que aumenta su tensién, y favorece la vuelta de la sangre de las extremidades hacia ‘coraz6n. Disminuye la idn se combina con el esquema dé apretado) y jado para establecer, bajo las apariencias de la descripci equivatencia del frio y de la fuerza (o del calor y la debi- iad) que constituye la esencia misma, como veremos, de la coheren- cia mitica’. Asimismo se podria mostrar hasta qué punto la teoria de los humores se combina con las mas profundas representaciones de los alimentos (el cerdo, por ejemplo, XXIV, 25) para dar razén del régimen alimentario, otra supuesta mediacién entre el clima y las di posiciones corporales y mentales. Pero el aparato y el equipo ficos» no se limitan ai uso de las palabras y de los modelos cultos ni incluso al recurso de la experimentacién (la observacién al microsco- pio de una lengua de cordero). Todo indica que Montesquieu, tomando ‘como modelo el sistema de Descartes, intenta fundar una ciencia de Jos hechos histéricos capaz de captar, como la fisica,.las «relaciones necesarias que se derivan de la naturaleza de Ennom. bre de la ciencia, en nombre de la fe en el progreso de Ia ciencia y ‘en el progreso por la ciencia (ciencia enunciada en términos muy car tesianos en el Discurso sobre los motivos que deben alentarnos a las jencias de 172: es del conocimiento cientifico sucumbiendo a lo que resultaria, para un cienifico més avanzado, como una forma de presuncién, e incluso de usurpacién, LA COHERENCIA MITICA Pero, bajo el aparato -a, Sin entrar en largos andl un simple esquema, la red de op dadera estructura far ‘Como ocurre siem; de un pequefio mimero de oposi can por uno de sus términos, el apoya toda la red de relaciones se engendra a partir ies que generalmente sdlo se indi antes como resortes («el hombre, dice en alguna parte , €5 como un resorte que vale més, cuanto mas tirante hombres del Mediodta estan condenados a la servidumbre, al de los sentidos, de la sensacidn pero también de la imagina- in, principio de la pleonexia erética y asimismo de los tormentos de la sospecha y de los celos; estén condenados a la pasividad (feme- nina) ante la pasin pasiva por excelencia, el amor insaciable oso, pasién de la mujer, entendida como pasién por la mujer y como pasién femenina y feminizante, pasién que enerva, debilita, reblandece, priva de tension, de energia”. Estas disposiciones relajan- tes y relajadas, en una palabra, afeminadas', construyen una huma- nidad doblemente sierva y condenada a sufrir la dominacién por no saber dominarse. Toda esta parte de la oposicién fundamental se rea lugar del amor que «nace y se cal- se deseiben ponder alas angustis imaginarias de Montesquiev»(J-Starobaski, Montesqulew par lui-meme, Paris, Le Seul, 1953, pp. 67-8) 155 NORTE = FRIO enfermedades frias, suicidio (XIV, 12) APRETADO = FUERTE (tenso) fuerza de cuerpo y de espiritu, confianza en si mismo = » VALOR = FRANQUEZA lad (a) al dolor (b) y placeres (c) sosegada (6peras de Inglaterra) (imaginacién reducida) (XIV, cae 1S) caza, viajes, guerra, vino (XIV, 2) (monogamia, igualdad de sex0s) LIBERTAD (XIV, 13) = Monarquia y Republica Cristianismo MEDIODIA = CALIENTE enfermedades calientes, lepra, sifilis, peste (XIV, RELAJADO (COBARDE) = DEBIL, debilidad = desaliento = 0. (deseo de venganza = sospechas, trampas, crimenes = cobardia (XVII, 2) SENSIBILIDAD extrema a los placeres (de los sentidos) (d) = amor = SERRALLO 2 IMAGINACION VIVA = sopecha (e) = CELOS (XVI, 13) PASIVIDAD fisica PEREZA intelectual inmutabilidad de las leyes'y de las costumbres (g) Monaquismo (XVI, 7) ‘SERVIDUMBRE DESPOTISMO (h) Mahometismo, a — «Las sensaciones son por tanto menos vivas» (XIV, 2). b — «Para insuflarle sentimientos a un mosci yy que despelle- del amor apenas tiene fuerza para hacerse sensible» (x1, 2). dd — «Se ama al amor por si mismo; es la causa tinica de la felicidad; €$ la vida» (XIV, 2). «Naciones voluptuosas» (XVI, 8). e — «La naturaleza que ha dado a esos pueblos una debilidad que les hace timidos, les da tambi inacién tan viva que todo les extrata por exceso» (XIV, de los alemanes(.,.) no cas- tigaba al crimen de la imaginacién, castigaba el de los ojos. Pero cuan- do se transporté a Espaiia una nocién germénica (...) se encendié la cid de los pueblos, calentndose también la de los legislado- ley sospecha todo respecto a un pueblo que pueda sospechar XIV, 14) f — «Los pueblos guerreros, bravos y activos, afectan inmediatamen- te a los pueblos afeminados, perezosos, timidos» (XVII, 3). «Segiin determinados célculos que se han hecho en diversos lugares de Euro- pa, nacen més chicos que chicas: por el contrat y de Africa nos dicen que alli mas chicas que chicos» (XVI, 3). 8 — «Siaestadebilidad de érganos que hace a los pueblos de Orien- te los mas impresionables del mundo, se une una cierta pereza de es- piritu, naturalmente vinculada a la del cuerpo, pereza por la que ese tencién, se comprendera que el alma que una vez hi siones no pueda ya cambiarlas. Por eso las leyes, las mujeres son nubiles a los 8, imonio van siempre juntos. Pero la razén no va nunca a la par se podria conseguir la razdn, ya no hay - Las mujeres no pue- den ser independientes porque, en su vejez, la razon no puede procu- rarles un dominio que ni siquiera la beileza les procuré en su juven- ). «Hay climas en que lo fisico tiene una fuerza tal que da tentacién acabard en una caida, el ataque . En este pais, en lugar de preceptos, se neces ‘Hemos dicho ya que el gran calor enervaba imas frios habia una ci hombres capaces de a mas frios les haya mantenido libres» (XVI 2), con la sexualidad, dirige esta mitologia que, como suele ocurrit fre- ‘cuentemente, es producto de la combinacién de fantasmas sociales y Imente construidos. Y no debe set casual da la trama de las razones conscientes, donde se habla de «servidum- bre doméstica» en el sentido de wimperio sobre las mujeres, y de la cadena escondida de ss insconscientes socialmente orga- nizadas, donde se trata del imperio efercido por las mujeres (con el tema de la trampa, fuerza de los débiles) y del despotismo como tini- pecialmente sometidos a tal poder universalmente maléfico". Como jue pedir al mit de la que éste pueda ofrecer. relaciones que lo constituyen. En estas, condiciones nada impide a la intencién racionalizadora que define la mitologfa «cientifica» encubrir la relacién mitica por una relacién «re- que se dobla y que a la vez rechaza. Asi, por ejemplo, ncdad ol actividad y I aparece bajo la mésc: te y un excedente de chi (XVI, 4); asimismo, la rel del excedente de mujeres (XVI, 4). El discurso culto funciona como una red de eufemismos que permiten a la pulsién social expresarse en una forma socialmente ceptable o incluso aprobada y prestigio- snta paginas mas adelar de las censuras que autoriza e impone la la tensi6n vital y de'la energia viril, cobardia: como vemos, para en- gendrar mitos socialmente aceptabies basta con dejar jugar a las pa- labras, basta con hacer el juego de las palabras, con hact palabras. Como cobarde, que signi su aproximacién, en una efecto de sorpresa, y lo bat s, sin embargo, para que la raz6n, Los fantas- mbién por la complicidad y la docilidad de una lengua y de largo del tiempo del incipios fundamenta- Espiard de la Borde ni sno paran de descubs mo, es decir, en un inconsciente so los hombres ¢\ ‘iempo esencia de las éstos hayan pod Lo que no impide que por la libertad o el refuerzo que confiere al Fantasma social y por la autoridad y legitimidad que aporta a su ex- wradicin letrada forma parte de las posibilidades de las fen la biblioteca de M6so condiciones sociales de posi guaje de aspecto cientifico que, si particularmente jende a todo el conjunto de Es- ?. La sumisién y complacencia que is obras legi- timas y la disminucién de la ldgica vigilancia que se observa siempre que el inconsciente social queda satisfecho" se conjugan aqui para ir que se pueda tratar como objeto de ciencia se da como objeto de culto y sujeto de ciencia. ‘Asi pues, el efecto absolutamente especial de imposicién simb« ‘ca que se produce superponiendo la apariencia de cientificidad a las proyecciones del fantas ueciones del prejui- cio mediante la transposicién de los métodos u operaciones de una ia mas conseguida o simplemente mas prestigiosa, en justicia, de- a squieu, Efecto que, ain sin ser descono- al en las ciencias la imitacién mecanica de , son inmontables, Dreferiblerenunciar a [o absolut para salvaguardar unque sea imperfect

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