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Marx, Karl "Manuscritos econdémico-filosficos", Madrid, Alianza, 1995. Pag. 103-119 Primer Manuscrito 103 quiere hacer tanto dinero como sea posible. Da al pro- pietario la mayor renta posible, al arrendatario el bene- ficio del capital més elevado que sea posible, Los traba- jadores del campo estin asi ya seducidos al minimo y la clase de los arrendatatios representa ya deptro de Ja propiedad territorial el poder de la industria y del capi tal. Mediante la competencia con el extranjero, la mayor parte de la renta de la tierra deja de poder’ constituir tan ingreso independiente. Una gran parte de los propie- tarios debe ocupar el puesto de los arrendatarios, que de este modo se hunden parcialmente en el proletariado. Por otra parte, muchos arrendatarios se apoderan de la propiedad territorial, pues los grandes propietarios, mer- ced a sus cémodos ingresos, se han dedicado en su_ma- yorfa a Ia disipacién y son, en Ja mayor parte de los Casos, también ineapaces para disigir la agricultura en gran escala; no poseen ni capital ni capacidad para ex: plotar la tiezra y el suelo. Asi, pues, una parte de étos Se. arruina completamente. Finalmente, el salario redu- cido al mfnimo debe sez atin mis reducido para resistir Ia nueva competencia. Esto conduce entonces necesaria- mente a Ia revolucién. ‘La propiedad territorial tenia que desarrollarse en cada una de estas dos formas para vivir en una y otra su necesaria decadencia, del mismo modo que 1a industria tenia que arruinarse en la forma del monopolio y en la forma de la competencia para aprender a creer en el hombre. EL trabajo enajenado (XXID) Hemos partido de Ios presupuestos de la Foo- nomfa Politica. Hemos aceptado su terminologia y sus eyes. Damos por supuestas la propiedad privada, la se- paracién del trabajo, capital v tierra, y la de salatio, hheneficio del capital y renta de Is tierra; admitamos Ja divisién del trabajo, 1a competencia, el concepto de valor de cambio, etc. Can la misma Economia Politica, con sus mismas palabras, hemos demostrado que el trabaja- los Karl Mars dor queda rebajado a mercaneia, a la més miserable de todas las metcancfas; que la miseria del obrero esté en azén inversa de la potencia y magaitud de su produc. ins que el resulkado necesario de la competencia es la acumulacién del capital en pocas manos, es decir, Ia més tertible reconstitucién de los monopolios: que, por ulti- mo, desaparece la diferencia entre capitalistas y tezrate- nientes, entre campesino y obsero fabril, y la sociedad toda ha de quedar dividida en las dos clases de propieta- rios y obreros desposeidos. La Economfa Politica parte del hecho de la propiedad privada, pero no lo explica. Capta el proceso. material de la propiedad privada, que ésta recorre en la realidad, con férmulas abstractas y generales a las que nego pres ta valor de fey, No comprende estas leyes, es decir, no prucba cémo proceden de Ia esencia de la propiedad pri vada. La Economia Politica no nos proporciona ninguna explicacién sobre el fundamento de la divisién de ta- bajo y capital, de capital y tierra. Cuando determina, por ejemplo, la relacién entre beneficio del capital y salario, acepta como fundamento tiltimo el interés del capitalista, en otras palabras, parte de aquello que deberfa explicar Otro tanto ocurre con In competencia, explicada siem- pre por circunstancias externas. En qué medida estas circunstancias externas y aparentemente casuales son sélo expresin de un desarrollo necesario, es algo sobre lo que la Economia Politica nada nos dice. Hemos visto cémo paca ella hasta ef intercambio mismo aparece como tun hecho ocasional. Las tnicas ruedas* que la Econo. mia Politica pone en movimiento son Ia codicia y la guerra entre los codiciosos, 1a competencia Jastamente porque le Economia Politica no compren- de la coberencia del movimiento pudo, por ejemplo, opo- nex la teorla de le competencin « le del tponopotioy a de la libre empresa a la de Ja corporacién, la de In divi- sién de la tierra a la del gran latifundio, pues compe- tencia, libertad de empresa y divisién de la tierra fueron comprendidas y estudindas sélo como consecuencias ca: suales, deliberadas ¢ impuestas por Ia fuerza del monopo: Primer Manuscrito 105 lio, la corporacién y la propiedad feudal, y no como sus resultados necesatios, inevitables y naturales. Nuestra tarea es ahora, por tanto, la de comprender la conexidn esencial entre Ia propiedad privada, la codi- cia, In separacién de trabajo, capital y tierra, la de inter- cambio y competencia, valor y desvalorizacién del hom- bre, monopolio y competencia; tenemos que comprender la conexién de toda esta enajenacién con ¢l sistema mo- netario. No nos coloquemos, como el economista cuando quie- re explicar algo, en una imaginaria situacién primitiva. Tal situacidn primitiva no explica nada, simplemente, tras- Jada la cuestidn a una lejania nebulosa y grisicea. Supone ‘como hecho, como acontecimiento, 10 que deberia dedu- cit, esto es, la relacién necesaria entre dos cosas, por cjemplo, entre divisién del trabajo ¢ intercambio. Ast es también como Ia teologia explica el origen del mal por el pecado original: dando por supuesto como hecho, como historia, aquello que debe explicar. Nosotros partimes de un hecho econémico, actual EI obrero es més pobre cuanta més tiqueza produce, cvanto més erece su produccién en potencia y en volu men. El trabajador se convierte en tna metcancia tanto més barata cuantas més mercancias produce. La desvalo- rizacién del mundo humano crece en raz6n directa de Ja valorizacién del mundo de las cosas. El trabajo no sdlo produce mercancias; se produce también a si mismo y iT obrero como mercancta, y justamente en Ta proporcién ea que produce mexcancfas en general. ste hecho, por Jo demés, no expresa sino esto: el ‘objeto que el trabajo produce, su producto, se enfrenta a él como un ser extrafio, como un poder independiente del producto. El producto del abso eel tabs cue se ha fijado en un objeto, que se ha hecho cosa; el pro- ducto es la objetivacién del trabajo. La realizacién del trabajo es su objetivacién. Esta realizacién del trabajo aparece en el estadio de la Economia Politica como des- realizaci6n del trabajador, la objetivacién como pérdida 106 Karl Marx del objeto y servidurabre a dl, la apropiacién como extra- Haniento, como enajenaciéa. Hasta tal_punto aparece Ia realizacién del trabajo como desrealizacién del trabajador, que éste es desreali zado hasta llegar « la muerte por inanicién. La objetiva- cidn aparece hasta tal punta como pérdida del objeto gue el trabajador se ve privado de los objetos més nece- sarios no sélo para Ia vida, sino incluso para el trabajo Es mfs, ef trabajo mismo se convierte en un objeto del que cl trahajador sdlo puede apoderarse con el mayor esfuerzo_y las més extraordinarias interrupciones. La aptopiacién del objeto aparece en tal medida como extra- fiamiento, que cuantos més objetos produce el trabajador, tantos menos alcanza a posecr y tanto mds sujeto queda a la dominaciéa de su producto, es decir, del capital Todas estas consecuencias estin determinadas por el hecho de que el trabajador se relaciona con el producto de su trabajo como un objeto extraio. Partiendo de este esto, es evidente que cuanto mas se vuelea el traba- jador en’ su trabajo, tanto més poderoso es el mundo extrafio, objetivo que crea frente a sf y tanto mis pobres son él mismo y su mundo interior, tanto menos duefio de si mismo es. Lo mismo sucede en la religién. Cuanto més pone el hombre en Dios, tanto menos guarda en sf mismo", El trabajador pone su vida en el objeto, pero 4 partir de entonces ya no le pertenece a él, sino al ob- jeto. Cuanto mayor es Ia actividad, tanto més carece de objetos el trabajador. Lo que es el producto de su tra- bajo, no lo es él. Cuanto mayor es, pues, este producto, tanto mas insignificante es el trabajador.’La enajenacién del trabgjador en su producto significa no solamente que su trabajo se convierte en un objeto, en una existencia exterior, sino que existe fuera de él, independiente, extra- fio, que se convierte en un poder independiente frente dl; que la vida que ha prestado al objeto se le enftenta_ como cosa extrafia y hostil (XXIII) Consideraremos ahora més de cerca la obje- tivacién, la produecién del trabajador, y en ella el extra- Hamiento, la pérdida del objeto, de su producto. Primer Manusctito 107 El trabajador no puede crear nada sin Ia naturaleze, sin el mundo exterior sensible. Esta es la materia en ‘que su trabajo se realiza, en la que obra, en la que y con Ia que produce. Pero asi como la naturaleza oftece al trabsjo medios de vida, en el sentido de que el trabajo no puede vivir sin objetos sobre los que ejercerse, asf, de otto lado, ofre- ce también viveres en sentido estricto, es decir, medios para la subsistencia del trabajador mismo. En consecuencia, cuanto més se apropia el trabajador ‘el mundo exterior, la naturaleza sensible, por medio de su trabajo, tanto mas se priva de viveres en este doble sentido; en primer lugar, porque el mundo exterior sen- sible cesa de ser, en creciente medida, un objeto perte- neciente a su trabajo, un medio de vida de su trabajo; en segundo término, porque este mismo mundo deja de representar, cada vez més pronunciadamente, viveres en sentido inmediato, medios para la subsistencia fisica del trabajador. El trabajador se convierte en siervo de su objeto en uni doble sentido: primeramente porque recibe un objeto de trabajo, ev dete. porque rece irebefo; en sundo, lugar porque recibe medios de subsistencta, Es decir, en primer término porque puede existir como trabajador, en segundo término porque puede existir como sujeto fisico. El colmo de esta servidumbre es que ya sélo en cuanto trabsiador puede mantenerse como sujeto fisico ¥ que s6lo como sujeto fisico es ya trabajador. (La enajenacién del trabajador en su objeto se expre- sa, segtin las leyes econémicas, de la siguiente forma: cuanto més produce el trabajador, tanto menos ha de consumir; cuanto més valores crea, tanto més sin valor, tanto més indigno es él; cuanto mis elaborado sw pro: ducto, tanto mas deforme el trabajador; cuanto més ivilizado su objeto, tanto més bérbaro el trabsjador; cuanto més rico espiritualmente se hace el trabajo, tanto més desespiritualizado y ligado a la naturaleza queda el trabajador.) La Economia Politica oculta ta enajenacién esencial 108 Karl Mars del trabajo porque no considera la relacién inmediata en- tre el trabajador (el trabajo) y ta produccién. Ciertamente el trabajo produce maravillas para los ri- cos, pero produce privaciones para el trabajador. Pro duce palacios, pero para el trabajador chozas. Produce belleza, pero ‘deformidades para el trabajador. Sustituye el trabajo por méquinas, pero arroja una parte de los trabajadores a un trabajo barbaro, y convierte en méqui nas a la otra parte. Procluce espfritu, pero origina estu- pidez y cretinismo para el trabajador. La relaci6n inmediata del trabajo y su producto es la relacion del trabajador y el objeto de su produccién La relacién del acaudalado con el objeto de la produccién y con la produccién misma es sélo una consecuencia de esta primera relacién y a confirma. Consideraremos més tarde este otro aspecto. ‘Cuando preguntamos, por tanto, cual es Ia relacidn esencial del trabajo, preguntamos por la relacién entre al trabsjador y 1a produccisn, Hasta ahora hemos considerado el extrahamiento, la ‘enajenacién del trabajador, sdlo en un aspecto, concte- tamente en su relacién con el producto de su trabajo Pero el extrafiamiento no se muestra sdlo_en_el resul- tado, sino en el acto de la produccién, dentco de a acti- vided productiva misma. eCdmo podria cl trabajacor enfrentarse con el producto de su actividad como con algo extrafio si en el acto mismo de la produccién no se hiciese ya ajeno a si mismo? El producto no es mis que el resumen de la actividad, de la produecién, Bor tanto, si el producto del trabajo es In enajenacién, la produccién misma ha de ser Ja enajenacién activa, la ena jenacién de la actividad; ta actividad de Ta cnajenacién. En el extrafamiento del producto del trabajo no hace mas que resumirse el extrafiamiento, la enajenacién en la actividad del trabajo mismo. gEn qué consiste, entonces, la enajenacién del_tra bajo?” Primeramente en que el trabajo es externo al trabaja dor, es decir, no pertenece a suv ser; en que en st Primer Manuscrito 109 trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energia Fisica y espiritual, sino que mortifca_ su cuerpo y arruina su espiritu. Por eso ef trabajador_sélo se siente en si” fuera del trabajo, y en_el trabajo fuera de si, Esté en Io suyo™ cuando’ no trabaja y cuando trabaja no esté en Jo suyo. Su trabajo no es, asi, volun- tatio, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la sa tisfaccién de una ‘necesidad, sino solamente un medio para satisfacer Ins necesidades fuera del trabajo. Su ca ricter extrano se evidencia dlaramente en el hecho de que tan pronto como no existe una coaccién fisiea o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste. El trabajo externo, el trabajo en que cl hombre se ena- jena, es un trabajo de autosacrificio, de ascetismo. En Sltimo término, para el trabajador se muestra la extetio- ridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otto, que no le pertenece; en que cuando esté en dl no se perteneee a si mismo, sino a otro. Ast como en la reli- gién Ia actividad propia de la fantasia humana, de la mente y del corazén humanos, actéa sobre el individuo independientemente de él, es decir, como una actividad extraiia, divina o diabdlica, ast también la actividad del trabajador no es su propia actividad. Pertenece a otro, es la pérdida de si mismo. De esto resulta que el hombre (el trabajador) slo se siente libre en sus funciones animales, en el comer, be- ber, engendrar, y todo lo ms en aquello que toca’a Ta habitacién y al atavio, y en cambio en sus funciones humanas se siente como animal. Lo animal se convierte en Jo humano y lo humano en lo animal. Comer, beber y engendrar, etc., son realmente también auténticas funciones humanas. Pero en la abstracciéa que las separa del ambito restante de la actividad humana y las convierte en fin tinico y sitimo son animales *, Hemos considerado el acto de Ia enajenacidn de la ac- tividad humana prictica, del trabajo, en dos aspectos: 4) la telacign def trabajador con el producto del trabajo como con un objeto ajeno y que lo domina, Esta relacién Ho Karl Mars es, al misino tiempo, la relacién con el mundo exterior sensible, con los objetos naturales, como con un mundo extrafo’ para dy que se le enfrenta con hostlidad; 2) la relacién del trabajo con el acto de la produccién dentro del trabajo, Esta relacién es la relacién del traba. jador con su propia actividad, como con una actividad extrafia, que no Te pertenece, Ia accién como pasién, la fuerza como impotencia, la generacién como castracién, la propia energia fisica y espiritual del trabajador, su vida personal (pues qué es la vida sino actividad) como una actividad que no le pertenece, independiente de <1, gida contra él. La enajenacién respecto de si mismo como, en el primer caso, Ia enajenacién respecto de In cosa. (XXIV) Ain hemos de extraer de las dos anteriores tuna tercera determinacidn del trabajo enajenado. El hombre es un sex genérico no sélo porque en la teoria y en la prictica toma como objeto suyo el género, tanto el suyo propio como el de las demés cosas, sino también, y esto no es més que otra expresién para lo 10, porque se relaciona consigo mismo como el gé- nero actual, viviente, porque se relaciona consigo mismo. como un ser universal y por eso libre *. ‘La vida genética, tanto en el hombre como en el ani- mal, consiste fisicamente, en primer lugar, en que el hombre (como el animal) vive de la naturaleza_inorgi- niea, y cuanto més universal es el hombre que el animal, tanto mis universal es ef émbito de 1a naturaleza inorgé- nica de Ia que vive. Asi como las plantas, los animales, las piedtas, el aire, la luz, etc., constituyen tedricamente una parte de la conciencia humana, en parte como obje- tos de Ia ciencia natural, en parte como objetos del arte (su naturaleza inorgénica espiritual, los medios de sub. sistencia espititual que él ha de preparar para el goce y asimilacién), asf también constituyen pricticamente tina parte de ia vida y de la actividad humana, Fisica mente el hombre vive s6lo de estos productos naturales, aparezean en forma de alimentacién, calefaccién, vestido, vivienda, etc. La tniversalidad del hombre aparece en la préctica justamente en la universalidad que hace de la Primer Manuserito 4 naturaleza toda su cuerpo inorgénico, tanto por ser (1) un. medio de_subsistencia inmediato, como por ser (2) la materia, el objeto y el instrumento de su acti- vidad vital. La nati ‘cuerpo inorgénico del hombre; la naturaleza, en cuanto ella misma, no es cuet- po humano. Que el hombre vive de la naturaleza quiere decir que Ia naturaleza es su cuerpo, con el cual ha de Imantenerse €n proceso continuo para no mori. Que la vida fisica y espiritual del hombre est& Tigada con la rnatutaleza no tiene otro sentido que el de que la natu- raleza esté ligada consigo misma, pues el hombre es una parte de fa naturaleza. ‘Como quiera que el trabajo enajenado (1) convierte a Ta naturaleza en algo ajeno al hombre, (2) lo hace ajeno de si mismo, de su propia funcién activa, de actividad vital, también hace del género_algo_ajeno hombre; hace que para él la vida genérica se convierta en medio de la vida individual. En primer lugar hace extrafas entre sf Ta vida genérica y Ia vida individual, en segundo tétmino convierte a la primera, en abstracto, en fin de la sltima, igualmente en su forma extrafiada y abs tracta 7 Pues, en primer término, el trabajo, la actividad vital, la vida’ productiva misma, aparece ante el hombre_sdlo como un medio pata Ia satisfacciGn de una neces la necesidad de mantener Ja existencia fisica, La vide productiva es, sin embargo, la vida genérica, Es la vids que crea vida. En la forma de la actividad vital reside el carécter dado de una especie, su carfcter genético, y Ia actividad libre, consciente, es el canicter genérico del hombre. La vida misma aparece slo como medio de_vida, El animal es inmediatamente uno con su actividad vital. No se distingue de ella, Es ella. El hombre hace de su actividad vital misma objeto de su volintad-y de ‘su concienc ‘No tuna determinacion con In que el hombre se funda inme- diatamente. La actividad vital consciente distingue inme- diatamente al hombre de la actividad vital animal. Jus- tamente, y sdlo por ello, es él un ser genérico. O, dicho 12 Karl Marx de otta forma, s6lo es ser consciente, es decir, sélo es su propia vida objeto para él, porque es un ser gené rico, Sélo por ello es su actividad libre. El trabajo enaje- nado invierte la relacién, de manera que el hombre, pre- cisamente por set un ser consciente, hace de su actividad vital, de su esencia, un simple medio para su existencia. La produccién prictica de un mundo objetivo, la ela. oracién de la naturaleca inorgénica, es la afirmacién del hombre como un ser genérico consciente, es decir, la afir- macién de un ser que se relaciona con’ el género como con su propia csencia 0 que se relaciona consigo mismo ‘como ser genérico. Es cierto que también el animal pro- duce. Se construye un nido, viviendas, como las abejas, Jos castores, las hormigss, ete. Pero produce tnicamente Jo que necesita inmediatamente pera si o para su prole; produce unilateralmente, mientras que. el hombte produ- fe universalmente; produce tnicamente por mandato de la necesidad fisica inmediata, mientras que el hombre produce incluso libre de la necesidad fisica y s6lo_pro- Gace realmente liberado de ella; el animal se produce sélo a s{ mismo, mientras que el hombre reproduce la haturaleza entera; el producto del animal pertenece in- mediatamente a su cuerpo fisico, mientras que el hombre se enftenta libremente a su producto. El snimal forma Tinicamente segiin la necesidad y la medida de la especie fa la que pertencce, mientras que el hombre sabe pro- uci segsin la medida de cualquier especie y sabe siem- pre imponer al objeto la medida que le es inherente; por ello el hombre crea también segrin las leyes de la belleza “Por eso precisamente es sélo en la claboracisn del miundo objetivo en donde el hombre se afiema realmente Zomo un ser genérico. Esta produccidn es su vida gené fea activa, Mediante ella aparece Ia naturaleza como sw obra y su realidad. El objeto del trabsjo es por eso la objetivacin de la vida genética del hombre, pues éste se desdobla no_s6lo jntelectualmente, como_en la ciencia, sino activa y realmente, y se contempla tismo’en unt mundo creado por él. Por esto el trabajo Primer Manuscrito cre} cenajenado, al atrancar al hombre el objeto de su produc: én, le arranca su vida genérica, su real objetividad genériea, y transforma su ventaja respecto del animal en desventaja, pues se ve privado de su cuerpo inorginico, de la naturaleza. Del mismo modo, al degradar la acti vidad propia, la actividad libre, a la condicién de medio, hace el trabajo enajenado de Ia vida genérica del tun medio para su existencia fisia.. ‘Mediante la enajenacién, la conciencia del hombre que el hombre tiene de su género se transforma, pues, de tal manera que Ja vida genérica se convierte pare él en simple medio. E] trabajo enajenado, por tanto: 3) Hace del ser genérico del hombre, tanto de la na- turaléza como de aus Eacultades espirituales genéricas, wa ser ajeno para él, un medio de existencia individual. Hace SGietion A hombre su propio cuerpo, ly naturslea facta de Al, su esencia espiritual, su esencia humana. 4) Una consecuencia inmediata del hecho de estar_ena jenado el hombre del producto. de su_trabajo, desu actividad vital, de_su_ser_genérico, ss la enajenacién del hombre respecto del hombre. Si el hombre se enfrenta ‘consigo mismo, se effrenta también al ofro, Lo que es vilide respecto de Ja relaciSn del hombre con_su traba- jo, con el producto de su trabajo y consigo mismo, vale también para la relacién del hombre con el otro y con al trabajo y el producto del trabajo del otto. En general, la afiemacién de que el hombre est ena: jenado de su’ set genético quiere decir que un hombre festa enajenado del otro, como cada uno de ellos esti enajenado de Ia esencia humana. ‘La enajenacién del hombre y, en general, toda rela ci6n del hombre consigo mismo, s6lo encuentra redliza, cin y expresion verdaderas en la relacién en que el hombre esté con el otto. Tn la relacién del trabajo enajenado, cada hombre c sidera, pues, a los demés segiin Ta medida y Ta relacié en la que él se encuentra consigo mismo en cuanto tra- bajador, na Karl Marx (XXV) Hemos partido de un hecho econdmico, el ex- tratamiento entre el trabajador y su produccién. Hemos expuesto el concepto de este hecho: el trabajo enajenado, extrafiado. Hemos analizado este concepto, es decit, he- mos analizado simplemente un hecho econdmico. Veamos ahora emo ha de exponerse y representarse en la realidad ef concepto del trabajo enajenado, ex trafiado. Si el producto del trabajo me es ajeno, se me enfrenta como un poder extraiio, entonces ga quién pertenece? Si mi propia actividad no me pertenece; si es una actividad ajena, forzada, ga quién pertenece entonces? ‘Aun ser otro que yo. Quién es ese ser? @Los dioses? Cierto que en los primeros tiempos Ia produccién principal, por ejemplo, la construccién de tem- plos, etc, en Egipto, India, Méjico, aparece al servicio de los dioses, como’ también a los’ dioses pertenece el producto. Peto los dioses por sf solos no fueron nunca Jos duefios del trabajo. Atin menos de la naturaleza. Qué contradictorio seria que cuando més subyuga el hombre a la naturaleza mediante su trabajo, cuando més super- fuos vienen a resultar los milagros de los dioses en razén de los milagros de la industria, tuviese que renunciar el hombre, por amor de estos poderes, a la alegria de la produccién y al goce del producto. El ser extraiio al que pertenecen el trabajo y el pro- ducto del trabajo, a cuyo servicio esté aquél y para cuyo placer sitve éte, solamente puede ser el hombre mismo. Si el producto del trabajo no pertenece al trabajador, si es frente a él un poder extraiio, esto sélo es posible porque pertenece a ofro hombre que no es el trabajador. Si su actividad es para él dolor, ha de ser goce y alegrfa vital de otro. Ni los dioses, ni la naturaleza, sino sélo el hombre mismo, puede ser este poder extrafio sobre los hombres. Recuérdese Ia afirmacién antes hecha de que Ja rela Primer Menuserito M5 cign_del hombre consigo. mismo sinieamente es para_él ‘objetiva y real a través de su relacién con los otros hom- bres. Sid, pues, se relaciona con el producto de_su ‘trabajo, con su trabajo objetivado, como con un objeto poderoto, independiente de l, host, extrafio, se esth relacionando con él de forma que otro hombre indepen- diente de €, poderoso, hostil, exttafio a él, es el duefo de este objeto. Si él se relaciona con su actividad como con una actividad no libre, se est telacionando con ella como con la actividad al servicio de otro, bajo Tas Side- nes, la cumpulsién y el yugo de otro ‘Toda enajenacién del hombre respecto de s{ mismo y de la naturaleza aparece en la relacién que él presume entre él, la naturaleza y los ottos hombres distintos de 1 Por éso la autoenajenacién religiosa aparece necesatia mente en Ia relacién del Iaico con el sacerdote, o tam- bién, puesto que aquf se trata del mundo intelectual, con ‘un mediador, ete. En el mundo préctico, real, el extraiia miento de si sélo puede manifestarse mediante la rela- i6n préctica, real, con los otros hombres. El medio mismo por ef que el extrafiamiento se opera es un medio prictico, En consecuencia mediante el trabajo enajenado no s6lo produce el hombre su relacién con ef objeto y con el acto de la propia produccidn como con pode- res (*) que le son extrafios y hostiles, sino también la relacion en la que los otros hombres se encuentran con su producto y la relacién en la que él esté con estos otros hombres. De la_misma_manera_que hace de_si propia produccién su destealizacién, su_castigo;_de su propio producto fy pda un proto aue-no le per: tenece, y asf también crea ef dominio de quien no pro- duce sobre la produccin y el producto. Al enajenarse de su propia actividad posesiona al extrafio de la actividad, que no le es propia Hasta ahora hemos considerado la relacién sélo desde (2) Sigo aquf al texto de MEGA, que dice Méchten, que es fl téemino que emplea también la’ edicidn Diets, En Ia edicién Se Hillman te dice, por el contrario, Menscber (hombres) 16 Karl Marx cl lado del trabajador; 1a consideraremos més tarde tam- bign desde el lado dei no trabajador. ‘Asi, pues, mediante el trabajo enajenado crea el traba- jador Ja relacién de este trabajo con un hombre que esté fuera del trabajo y le es extrafio. La relacién del ttaba- jador con el trabajo engendra Ia relacién de éste con el del capitalista © como quiera lamarse al patrono del trabajo. La propiedad privada es, pues, el producto, el. resultado, la consecuencia necesaria_ del trabajo enaiene- do, de Ia relacién externa del trabajador con la naturaleza y consigo mismo. Partiendo de la Economia Politica hemos Iegado, cier- tamente, al concepto del trabajo enajenado (de la vida engjenada) como resultado del movimiento de la pro- piedad privada, Pero el andlisis de este concepto muestra que aunque la propiedad privada aparece como funda. mento, como causa del trabajo enajenado, es més bien ‘una consecuencia del mismo, del mismo modo que los dioses no son originariamente la causa, sino el efecto de a confusi6n del entendimiento humano. Esta relacién se transforma después en una interaccién reciproca. gel, timo panto eulminente de su desall lescubre lad ada de nuevo su secreto, es decir, en Primer Fught que ex el producto del: trbele enaenado, y en segundo término que es el medio por el cual cl trabajo se enajena, la realizacion de eita en nacién. “Este desarrollo ilumina al mismo tiempo diversas coli- siones no resueltas hasta ahora. 1) La Economia Politica parte del trabajo como del alma verdadera de la produccién y, sin embargo, no le da nada al trabajo y todo a Ia propiedad privada. Par- tiendo de esta contradiccién ba fallado Proudhon en favor del trabajo y contra la propiedad privada. Nosotros, sin embargo, comprendemos, que esta aparente contradic. cién es Ta contradiccién’ del trabajo enajenado consigo mismo y que la Economfa Politica simplemente ha ex- presado las leyes de este trabajo enajenado. Comprendemos también por esto que salario y propie- Primer Manusctito ur dad privada son idénticos, pues el salario que paga_el. producto, el objeio del trabajo, el trabsjo mismo, es sélo tuna consecuencia necesaria de la enajenaciGn del ttabsio;, el salario el trabajo no aparece como_un fin en si, sino como un setvidor del salario. Detallaremos esto més tarde. Limitindonos a extraer ahora algunas conse- cuencias (XXVI). Un alza forzada de los salarios, prescindiendo de todas fas demés dificultades (prescindiendo de que, por tratarse de una anomalia, s6lo mediante la fuerza podsfa sez mantenida), no seria, por tanto, més que una mejor re- muneracion de los esclavos, y no conquistaria, ni para el trabajador, ni para el trabajo su vocacién y su dignidad hhumanas. Incluso Ia igualdad de salarios, como pide Proudton, no hace mas que transformar la relacién del trabajador actual con su trabajo en la relacién de todos los hom- bres con el trabajo. La sociedad es comprendida enton- ces como capitalista abstracto. EI salario es una consecuencia inmediata del trabajo enajenado y el trabajo enajenadoes la causa inmedista de la propiedad privada, Al desaparecer un término debe también, por esto, desaparecer el otro, 2) De Ja relacién del trabajo enajenado con la propie- ded privada se sigue, ademés, que la emancipacién de la sociedad de la propiedad privada, etc., de la servidumbre, se expresa en la forma politica de la emancipacién de los trabajadores, no como si se tratase sélo de la emancipa- cién de éstos, sino porque su emancipacién entrafia la emancipacién humana general; y esto es asi porque toda Ja servidumbre humana esta encerrada en la relacién del trabajador con la produccién, y todas las relaciones ser- viles son s6lo modificaciones 'y consecuencias de esta re- Jacién. ‘Ast como mediante el andlisis hemos encontrado el concepto de propiedad privada partiendo del concepto de trabajo enajenado, extrafado, asi también podrin des- arrollarse con ayuda de estos dos factores todas las cate- gorias econémicas y encontraremos en cada una de estas U8 Karl Marx categorias, por ejemplo, el txéfco, Ia competencia, el capital, el dinero, solamente una expresién determinada, desarrollada, de aquellos primeros fundamentos. ‘Antes de considerar esta estructuraci6n, sin embargo, tratemos de resolver dos cuestiones. 1) Determinar la esencia general de la propiedad pri- vada, evidenciada como resultado del trabajo enajenado, cen su relacién con la propiedad verdaderamente humana 9 social 2) Hemos aceptado el extrafiamiento del trabajo, su ‘enajenacién, como un hecho y hemos realizado este he- cho. Ahora’ nos preguntamos gcémo llega el hombre a enajenar, a extrafar su trabajo? ¢Cémo se fundamenta ‘este extrafiamiento en la esencia de la evolucién humana? ‘Tenemos ya mucho ganado para la solucién de este pro- blema al haber transformado la cuestién del origen de la propiedad privada en la cuestién de la relacién del traba- jo enajenado con el proceso evolutivo de 1a bumanidad. Pues cuando se habla de propiedad privada se cree tener ue habérselas con una cosa fuera del hombre. Cuando se habla de trabajo nos las tenemos que haber inmedia- tamente con el hombre mismo. Esta aueva formulacién de Ja pregunta es ya incluso su solucién. ‘ad. 1) Esencia general de la propiedad privada y su relacién con ta propiedad verdaderamente bumana. El trabajo engjenado se nos ha resuelto en dos com- ponentes que se condicionan reciprocamente o que son sélo dos expresiones distintas de una misma relacién La apropiacidn aparece como extrafiamiento, como enaje- nacién y la enajenacién como apropiacién, el extrana miento como la verdadera naturalizacién. ‘Hemos considerado un aspecto, el trabajo enajenado ‘en relacién al trabajador mismo, es decir, la relacién del trabajo enajenado consigo mismo. Como producto, como resultado necesario de esta relacién hemos encontrado la relacién de propiedad del no-trabsjador con el trabajador y con el trabajo. La propiedad privada como expresién resumida, material, del trabajo enajenado abarca embas telaciones, la relacién del trabajador con el trabajo, con Primer Manuscrito 9 al producto de su trabajo y com eh no tabaiador, ya relacién del no trabajador con el trabajador y con el producto de su trebsjo Si hemos visto, pues, que respecto del trabajador, que mediante el trabajo se apropia de la naturaleza, la apro- piacién aparece como enajenacién, la actividad propia como actividad para otro y de otto, Ia vitalidad como hholocausto de la vida, 1a “produccién.del_ objeto como pérdida del objeto en favor de un poder extrafio, consi- deremos ahora la relacin de este hombre extraio al trabajo y al trabajador con el trabajador, el trabajo y su objeto Por de pronto hay que observar que todo Jo que en el trabsjador aparece como actividad de la enajenacién, aparece en el no trabajador como estado de la enajena- idn, del extrafiamiento. En segundo témino, que el comportamiento prictico, real, del trabajador en la produccién y respecto del pro: ducto (en cuanto estado de dnimo) aparece en el no trabajador a dl enfrentado como comportamiento tedrico, (XRVI) Tercero. El no trabajador hace _contra_el trabajador todo lo que éste hace contra si mismo, pero no hace contra af 1o que hace contra el trabajador”. Consideremos mas detenidamente estas tres relaciones.

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