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mente dicho es un género modemo. Bs ja en otras clases de escritos, as. Pero el ensayo consciente ensayo clasamente definido co ‘menos, S6lo ea la edad contemporiinea es cusndo dela didéctica que lo englob: ble que en su desarrollo y hegemonia come ge in francesa. La ps de Autoridades co estado de las cosas” (1) , come temmpoco en las Je cerca (2). Bin la actu res que le siguieron n cmbargo, el ensayo esté de- Finido como género literario, no muy fe “Es: crito, —explica el Diccionario de ta Real Academia—, gene: te breve, sin el aparato ai la extensién que requiere un tratado completo sobre la (3). Por “aparato” a materia Se refiere en realidad al aspecto formal del ensayo, y no a stu naturaleza, a Ia estructura esencial que lo separa de otros géne 105 literarios. La aota a una ret6rica del siglo pasado dice que ‘su clasificactén perfecta no cabe ni entze las obeas imaginarias ni entre las didacticas 0 morales, aunque participa de algunos caracteres. En realidad, se reduce el ensayo a una serie de divagaciones, las més veces de aspecto critico, en las autor expresa sus reflexiones acerca de un tema determinado, (4). No es ficil entender cémo es posible alguno”, pero lo que se desprende de esta -cceptiva es el hecino de gue, en lengua espafiote, ero que tardé bastante tiempo en ‘agrega un rasgo definitorio s, se aplica el vocablo a un ver~ dadero género literario que comprende todos aquellos trabajos Jos como literariocientificos” (5). Corominas lo con- ynal que aparece téemino “ensayo” prov in, el acto de pesar al ‘ensaye: prueba o exam: thos dela ci lidad y bondad de los metales”. Tanto pesar como probar son les del ensayo, pero ia_definicién, més clara se ademés relacionado con de Webster: breve que tema, de vista personal y sin intentar se Lo que deslinda el ensayo'de otros géneros literarios no ¢ tanto su brevedad o falta de aparato emudito, cuanto un r1sgo ” propio que consiste precisamente en lo que sugiere la palabra misma: ensayar. Isto es, pesar, probar, teconocer, examinar. Pero, zen qué con: escrito, por lo comii define el objeto sobre e critor ante el mismo. Actitud de prucba, de examen, a veces de tativa 0, de sondeo. El tiento por el que se reconoce un terreno nue No tiene ni requiere ap ‘oni gran ex os tina hipotesis, jue se Se presenta escueto Sia copajes erudites cia enjuta es enga ig. apa in de zonoer siglo X¥t, 0 s ico y experimental al p 10 ha prosperado mucho alli donde pes vere el tema ica pe mis la posibilided de derruir lo que se crela S 1 puede ser por So com los climas del liber género nuevo y revolucionario, pes 1 madre? por pa 0s como de al azar, no cs tam autores, No ¢s tant Bi ensayista no es el poco el que trast cosas dei revés, Es algo parecido a Ia estilizacién que de la naturaleza pueden hacer | jes dibujantes: esos trazos tan puros, tan senci los, tan “Eiciles”, reptesentan muchos afios de esfuerzo, de ob- servacién, de acadernicismo. El ensayo arraiga en una decanta. cidn de los conocimientos, en el sedimento que han ido dejande los hechos, su estudio y an: germina medula misma del ensayo. Asi, es la proyeccién de una idea, niento de una hipétesis que obras posteriozes de otra clase: académicas, doctrinales, confiemaran o rechara diante métodos de comprobacidn sistemtica. Es la prueba o el ensaye de vin pensamiento, pero es también la sus dngulos posibles. Lo demas: qu apatato erudito, que sea hibrido entze la imaginaciéa y el razo- naigito, no son sino rasgos secundarios. Lo esencial en el en. sayo ¢s su sentido de explorac EL ensayo @8, en efecto, ensamiento” (8). No sélo representa un puente entre la obra de arte y la obra cienti fica, entre la fantasfa y la observacida, sino que es a la vez una vanguardia, una aventura en ios territorios inexplorados de las ideas. Se apoya en los heck dad, pero, nice volar. rio fue escogida para denominas sus libros: Essais. Muchos de sus admiradores no estuvieron de les parecia demasiado: humilde ea contraste con la trascendencia de la obra. Escribe un ctitico ha cia 1598: "La miscelénea de obras, bajo el modesto titulo de Ensayos, a ia eles su estilo, la espontinea libertad de hablac sobre lo que se oftez ca y la docta vatiedad de los temas tratados, debiera haber Ie- vado con justicia un gravitan y lo fincan en la clas que a fo largo ido posindose en el fondo de itu, De ahi el caricter subjetivo, personal, de sus En- A propésito del significado de la palabra “ensayo”, e ratio, escribe Juan José Arreola: Cuando Enrique de Navarra pasé dos dias en el castillo de Montaigne, quiso dar a su anfitrién una prueba de confianza, y se negé a que los manjarcs fueran “ensayados mesa. Justo Lipsio, amigo y corresponsal de Mon- igne, piensa que “ensayo” corresponde con exactitud a la palabra latina gustus, esto es, la que el gentil- bre de camara hace a la vista del rey para demostrar iad de los alimentos que van a servirse (10). de las «7 ie debe satisfacer el ensayo moderno pueden resumirse en una serie de rasgos que se enu- meran a continuacién. a). Variedad y libertad temitica. El ensayo es, en efecto, un _géneto literario, pero esta categoria corresponde més a un pro: blema de forma que de fondo, El tema literario puro, el comen: plo, constituye por sf solo un portante subgénero, pero no es necesariamente ef tinico antiguo. Los Ensayos de Montaigne, que como se sabe , parten en muchos casos de citas, de lecturas y de obras literarias, pero hay en ellos mu: ‘chos otros temas motivados pot le observacién de las costum- juego abarcan filosoffa, [a historia, la politica re, fue de hecho lo que le va inal y renovador. Los Ensayos de Montaigne son en realidad act masgen de la Vida; impresiones, reflexiones espontneas sugeridas por las mas variadas experiencias, Este sentido de notas libres, de apuntes tomados casi al azar por un contempiador de la natu- taleza y de los hombres, se ha conservado después en muchos grandes ensayistas. Son el Espectador de Addison, el Andando ypensando de Az Gasset, las Pues b) Pru ensayo arr cepticismo, no t sentido pe que no cree, sino en el etimol6gico del Las cosas. Visto asi id dog: las "Notas de andar y ver" de Ortega y buena parte que el géneso haya flor y épocas que por temperamento y circu t a contemy el de las suger lumbre desde u mada el alina no hacer penser, Un ensayo que no per favor o en contra, pierde casi por compl y del x entre una y ot pectivas. La cc 4c con la ciencia uno de sus propésitos esenciales: 2 fondo ‘ de intensidad y tab la expresién £) Madurez, Se ha niento de criterios, ios de pensamiento. De ahi el tema, desde Inego, pero mis que esto necesita experiencia intelectual —y vital tam- ne] ensayo las ideas estén decantadas, pro- a se desprende de inmedia- to que sucle estas escrito en contra de algo. Sostenia Unamuno {que no silo se debe eseribi har. Contra 1a a anicter po 0 de los ent mediante uw! Por lo coni 2 : |, subjetivo. Es una visiOn part ico desde el cual enfoc Pos pasionado—, pe vidual que pone las cartas en la mesa desde el comienzo y re- in. subjetiva, se refle necesariimente en él la personalidad total del que lo escrib sayo esti tefido por et espfcita propio de su autor. Y exto no debe re primirse ni disimularse bajo "es fs © menos objetivos y académicos. Al revés: en los grandes ensayistas estin presentes ma medida que puedan estarlo las obras de ficcién, No hay en realidad un estilo en eli sayo, sino muchos segtin el cardcter de istas. Quiz, 8 embargo. si exista una condicién esencial en el ensayo que to- dos deben curp aridad. Esta claridad de expresid: trasparencia samiento. No debe haber ensayos a medias. 1.3, Clasificacién Clasificar los temas luye el pénero del es desde luego, arbitrario y a Fl ensayo trata todos los te- mas imaginables. Conviene, sin embargo, para mayor claridad didéctica, sefialar algunos de los campos més import que ha sobresalido 1a ensayistica moderna. Aunque el ensayo 3 un género literaria —y lo es en su 01 azén de estilo—, puede ser tes: la propiamente agrupan objetos de estudio no litetarios. Estos s bles, pero entre los mas importantes cabe especificar los siguien- tes: el ensayo hist6rico, c) Fjemplos del ensayo histérico se espigan en el bardn de Montesquieu: Grandeza y decadencia de # en Vol- taire: Hvsayo sobre las de on Herder: Ideas para la filosofia de Ix historia de la buman cabre ta bistoria de. 5 & bistérico: historia ha sido de gran trascendencia. Fin la época contemporénea tienen. mu- cha resonancia las ides de Spengler y Toynbee, vueltos @ la antigua idea de tos siclos historicos (Eelesiastés, Tuciclides, Vico) No es posible mencionar el ensayo filos6fico sin aludir a Descartes. Como de su tiempo, recurrid al Investigacion de fa verdad por la luz natural, Bueran 0 0 ensayistas i hos los lejéndose de cuando en cuando de las grandes obras doctrina- les y sisteméticas, escribieron obras de cardcter ensayistico. Asi Pascai, Kant, Hegel, Comte, Marx, Schopenhauer, Nietasche, Lammenais, Emerson, Bergson, Croce. Sartte, por ejemplo, tiene an aotable ens cin acerca de! existencialismo. EL ensayo estético tiene ilustres exponentes, como Berenson, Wosringer, Malraux. ‘0 ha sido espoleado por los grandes de- bates en torno de Ios cuzles entran en pugna no sblo criterios académicos diferentes, sino opuestas actitudes ante la vida, El Furor de muchas polémicas famosas no tendria sentido si no se toman en cuenta las personas de carne y hueso y la vida que Jate bajo sus aparentes abstracciones. Ante los enigmas que propone la Esfinge, simbolo de Ia ciencia para Francisco Ba- con, se han ensayado respnestas muy dispares y contradictorias después debe venic la comprobacién sistemética que representa el triunfo de unos y la derrota de otros. Las ideas nuevas, los hechos, las observaciones de los puramente casuales, han originado atisbos, raudales de tinta, Confrontaciones violentas. Recuérdese a plucalidad de los murdos. Uno de estos miento de América—, dio lugar a una verdadera tormenta “en- sayistica". Entse muchos, vino a resolver el antiguo contlicto en Gonzalo Feméndez de Oviedo y sus ¢ suceso de enorme trascendencia fue el de las teo- las de Copérnico y las observaciones telescé de cuyo heliocentrismo todavia no se agota el alcance Fue ca- los escritos de Marx stor por cieeto, mucha produ atrops Vossler, razer, M contra de la guetta a favor de la ecologi yos muy importantes aspectos de ia obra de Castelar 0 de Ignacio Ramirez en México, que debatieron acerca de la conquista'y las raices de los problemas americanos. No puede ni a Justo Sierra, ni a Vasconcelos, maestros de muy importa ficopotitico. Una y para el florec ayo p . determina escritos de Luis Cabcera y as generaciones mis recientes sobresal yo pol ler Casanova, Gastén Garcia C 8, Carlos Fuentes, 2. HISTORIA Janombrado aun, ef ensayo existe en forma germinal desde hhace muchos siglos. No se intentaban satisfacer condiciones es pecificas ni tampoco ra que lo sustentara Como género independiente. Pero a pesar de todo ello, el ensa- yo, contenido todavia en sus mas esenciales limites, estaba pre: fe bajo otros nombres, a veces implicito, 0 incluido en obras de geéneros que entonces Se consideraban mayores. Los libros de maximas, por ejemplo, a los que fueron tan afectos los escti tores griegos y latinos, de més tarde serla el ensayismo. Podrian citarse muchos escritores de Ja an- ds ilustres, autores de obras que, exceptuados sus aspectos formales (didlogos, dis- cursos, cartas. ..), representan en muchos casos ensayos de ca- ricter filosGfico 7 moral: los presocriticos, entre los que estin los “Fragmentos” de Hericlito, de Empédocles y de De to; Platéa; Lucrecio; 5 stados (De Ia brevedad ee tan aencia tendeian en los pucblos bie cas; el emperados Marco Aurelio y sus So lurante te una corriente de py arecida E , Pedro Abelardo, Dante terrado en obras didicticas dieigidas s, lepales| s) a las que fuer los escritores medioevales. Un ejemplo de habla espaol de Alfonso X el Sabio, rey de Castilla, able le fa estas entre 1256 y 1276, constituyen una igo, peso muy especial, porquc nl 4 propisitos que van més alld de la pura enunciac ley. Ademés de estar es as en una prosa consciente de la perfeccién artistica, no s610 declaran la ley sino que la comenta otigenes y su trascendencia. idad, cada ley suscita un pequeiio ensayo. Algunos famasos son los que se refieren al tix rano, al poder de agenerales 0 las uni- versidades, a lac de judios y cristianos. Recuérdese, por ejemplo, fa definicién con que se inicia la ley 10 dei Ten la segunda partida: "Qu de su poder en el reino después que es apoderado de él”, Tirano tanto quiere dé A a quiere decir como sefior cruel que es a derado-en algin reno tera por fuerza 0 por engaio © por ttaicién: et estos tales son de tal natura, que despaés {que son bien apoderacios en la tierra aman més de facer su to maguer sea a dafio de la tierra, que la pro comunal de todos, porque siempre vivan a mala sospecha de la per der (11). Véase el comienzo de otra ley muy conocida, la referente al fablecimiento de colegios y universidades, perfecta en su sex Fstudio es ayuntamiento de maestros et de excolares que es fecho en algiia lugar con voluntad et con entendi- miento de aprender los saberes (12) Hacia 1353, los cuentos det inf sen El libro de Los ejemplos 4 p, estin precedidos por un “Prélogo” que constituye ua ppequeiio ensayo sobre la con humana y su diversidad. El Camino hacia el ensayismo es todavia otros libros. El género evolucionabe hacia formas cada vez mas definidas. Por ejemplo en E/ Corbacho del atcipreste Alfonso Martinez de Toledo, que viene a ser un conjunto de sermonci- Mejor aun en el Tratado josén Diego de Valera y en el prologo de Antonio ambos del-sigla-xv, El primero es una breve diser- ico-moral que parte de un “dicho” de Séneca: “En- sejos saludables busca cu fortuna mas rien- te muestra: que !a fortuna es de vidrio, y cuanto més es se quebranta” (13). Ahondando en el acorde con la doctrina de los antiguos moralistas, que la amistad sincera es tesoro que "aon se puede por precio compraz”. De muy diferente indole es cl ensayo de que prologa su Gramatica castellana ditigida a la reina ia Catdlica y publicada en 1492. Trata del idioma caste idad de su texto, Tres ser. ovechos: 1a in mortalizacién de las hezafias pot la lengua “compaiiera del imperio”); el mejor ica Jatina al ire pueblos y naciones de peregrinas fenguas (entre las cuales 3s africanos, a fos vizcainos y na importantes son 0s de Nebrija para nica, pezo no fue sino en el empieza a adquirir verdadera au lamarse "‘catado” 0 logos a imitacién de los platénicos segtin el gusto don Juan Manuel, teuni- renacentista, Debe sefialarse, en primer lugar, a Erasmo de Ro- tterdam. El Elogio de la leur, por eemplo, ra en cewto sentido un ensayo hi el que vierte algunas de sus tesis, fundamentales: la lucha contea h id escolstica y la in- lo vuelta a la pacifismo. No es necesatio i mismo fue fen espaitol grandes dimensiones, su estilo peca de prolijo. Sin embargo, algunos escritos suyos pueden ser consid i yensw otras obras. Un ejemplo es su Trae. indios; otto el discuiso que pro Carlos V, én respuesta a fray Juan de Quevedo, obispo del Darién, y que termina en estos téx ‘as. ¥ lo que dijo el reverendo Obispo, que son siervos 4 natura, por lo que el fildsofo dice, en el principio de su Politica, de cuya in- tencidn a lo que ef severeado di diferencia como del cielo a la tierra. : Nuestra religién ¢ es igual y se adapta a todas Jer anion el mera, yontees det opel su libertad vi sus seiores, ni meie widumbre, so color mi achagnes de que som siervos a natura, como el revercado Obispo parece que significa. Y por tanto, de vuestra real majestad ser propio, en el prin dipio de su reinado, poner en ello remedio (14) uyen una forma predominante del ensayo incipiente ea el siglo xv2, Esta técnica no s6lo sevivia la. antigua esis renacentista de Jograba atraer amp riedad erudita habria espantado. Ast, los hermanos Alfonso y Juan de Valdés, erasmistas ambos, perse- guidos después de la muerte n el Didlogo de Mercurio y Caron y el Didlogo de la Leng Bl primero es en parte una sitira como las danzes de ia m y en parte una apologia de Carlos V. El segundo es uns eros estudios acerca del origen, de la lengua castellana; en ciesto modo una respuesta a la gra matica de Nebrija y algunas de sus abservaciones sobre la pro- nunciacién del espafiol 2 comienzos del sigio xvi. El Di de la dignidad del hombre (1535), de F @s uno de los més hermosos ejeniplos del de aguella época. El “a esté expuesto al comienzo de Ja obra: ‘Yéndose a pasear Antonio a una parte del campo, don: de otras muchas veves solia venis, le sigue Aureli idole la causa por que acostumbral la soledad. Y tratando por qué cs tan amada de todos, y mis de los sabios, entre otras tazones, Aurelio dice que por el aborrecimiento que con: sigo tienen los hombres de si mismos, por las miserias y trabajos que padecen, aman la soledad, Pareciendo mal esta razén a Antonio, por no haber criatura més excelente gue el hombre, ni que mis contentamiento deba tener por haber nacido, dice que le probara lo contrario; y ansi de- terminados de disputar de los males y bienes del hombre, para més a placer hacerlo, se van hacia una fuente (15). Otros didlogos notables fueron por aquellos afios los de Cer vantes de Salazar, publicados en 1554, escsitos para el apren- dizaje del latin por parte de sus discépulos. Constituyen una de las primeras descripciones de la Universidad, la ciudad de México y sus alsededores, Los Didlogos de Luis Vives, son uno de sus libros més amenos e interesantes por la frescura con que se describe la vida de los estudiantes en pleno renacimiento, Su Tratado del alma es waa de las pimeras tentativas para trazar «una psicologia sistemtica. En los tiempos anteriores a los Essais de Montaigne, el niimeto de escritos con caracter moral o filo- recondarse 1as de fray An- tonio de Guevart: Reloj de p 1 Libro duseo de Marco Aurelio (1529), donide-se halla la famosa anécdota de lano del Danubio” (ristico campesino cuya elocuencia en de- manda de justicia asombra al emperador Marco Aurelio), en la que se ha querido ver una de las primezas imégenes del hor bre critica de la conquista de América; a de aldea, debate en tomo a la antigua antitesis campo-ciudad. Guevara tuvo una enorme ine fiuencia en Ja Literatura europea posterior. Algunos lo con: deran cl primero de los ensayistas espafioles. Es taml de gran interés el original est Examen de ingenios, cu era edivién aparecié ha Es un ensayo cientifico, notable para la época en que # ctito, Dedicado a Felipe II, su pi iciones que favorecen la erentes clases de inteligencia humana que se Jos filésofos antiguos” —escribe Huarte—- “hallaron por ex Periencia que donde no hay naturaleza que disponge al hombre a saber, por demés es trabajar en las tinuacién agrega lo que forma el tema de Pero ningunno ha dicho con dist idad qué naturaleza ¢ la que hace al hombre hibil para uns cien- 10 en particular; ni con qué sefiales Se habia de conocer qué era lo que mas importaba (16). ‘blicado los psimeros de Montaigne, aparece la I nal simboto a fray Luis de se impecable, el libro de Granada concilia el natural pagano con la concepcisn cristiana del ras de la naturaleza, desde los las, como prucba evidente de la sabidhe y misericordia del Creador. Fs fray Lu nada uno de la. Ensayos en certo as ppecto son Jos de otro exteaordinario poeta del siglo xvi: fray Luis de Len. La perfecta casada es wi pequetio tratado moral es de Cristo wna profunda interpretacién simbdti ca de los epitetos evangélicos. En algunos pasajes alcanza la ica. Pero no debié haber relacién entre los escti- tados y Montaigne. Su influencia fue post fundieror te y tuvieron mucho éxito. Uno de los primeros en repetic el nombre de “ensayo”, referido al género literatio, es Francisco Bacon, quien con sus Essays or Countels Civil and M ados en Londres entee 1597 y 1638, inicia la tradicién en- inglesa, quiza la més importante. ‘Nada extraordinario hay en la vida de Miguel Eyquem, na- lo de Montaigne, cuyo nombre harfa famoso i aventuras fueron casi todas interiores. antepasadas judios espaitoles y portugueses. Su madre era protestante y su padre un rico mercader ennoblecido. A su muerte, hered6 el hijo los bienes de fortuna y las tiesras de Montaigne. El 28 de febeero de 1571 mand6 grabar en el muro de la biblioteca su “renuncia” al mundo: Ala edad de treinta y ocho afios, la vispera de las ca lendas de marzo, aniversario de su nacimiento, Miguel de Montaigne, desde hace mucho aburrido de la servidumbre slamento y de los cargos pablicos, pero indose todavia alerta, viene a reposarse en cf seno de las doctas Virgenes, en la paz y !a seguridad; y aqui pasa rd el resto de sus dias. Y pensando que el destino fe per- mita mejorar esta habitacidn, dedica estos dulees retiros paternales a su libertad, a su tranquilidad y a sus entrete- imientos (17) El espiritu de la obra de Montaigne contrasta con los tiempos je le tocaron vivir. Las guerras de religién, la intolerancia, el fanatismo, ensangrentaban Eucopa; més aun: pervertian las con- ciencias, llendndolas de odios y sospechas. Montaigne, por lo contrario, emerge como una isla de screnidad de la tor- S o, su comprensién y respeto a la manera de vis, su actitud escéptica (en c! seatido son muy comunes a fines del siglo é). Se ha qu: iplica la es posicién de Montaigne de diversas maneras. Qu de persecuciones). Se cree también gu riegos y latinos, satu: El hecho es Francesa y bre pensamiento, estilo perso- sentado a su mesa de o, odeado de un mills de libros, Montaigne propias meditaciones. Asi nacieron los Bus Burdeos, publicé los dos primeros libros. Fi tervero apareci6 en 1588, Al cabo, en 1595, una edicidn péstama may aumenta da, preparada por la sefiorita de Gournay, su hija espiritual. Los Ensayox de Montaigne estén precedidos por a de la que se citan estas palabras: hubiera buscado el favor del mundo, me habeia ataviado mejor y me presentarfa con una estudiada actitud. Quiero que se me vea a mi manera simple, natural y or $ ni artificio: puesto que Soy yo quien me pinto, Mis defectos se leerén al vivo, iagenua mi forma, tanto como el respeto piblico me lo permita. De Taber estado en ests actors de las que se dhe viven to davia bajo la dulce libertad de las pri natutaleza, te aseguro q spintado entero y por com mismo soy el tema de mi libro: no es razén que ti em- plees tu ocio en un objeto tan frivoio y tan vano” (18) ho Nisard que pueden 10s que comienzan y acaban en todas las pag éta may bien podefa ser el taigae, por ejem| a libro primero pertenecen 37 ens: Por diversos medios se llega al mismo cano a las fuentes ( forme sign endo en e retito de sv ca s observac ideas y de su est io que habria de t usayos de Montaigne se difundi ie sobre toxlo en F jeas de M bla de los toros, escrito hacia 1600. En Quevedo, en sus Suetios, por ejemplo, que mucho tienen de ensayo alegdrico, amargas sitiras de las costumbres, la hipoctesia y corrupcion de su épo: a, y que serdn la vanguardia del tema de la decadencia de Es- 1690, Carlos de Sigéenza y Géngora publicd un ensayo de caricter ci tacién del padce Kino, dedicado a combatir las supersticiones y falsas que existian acerca del efecto y las causas de los come- tas, La Libra constituye uno de los escritos con ideas mis avan- zadas que se conocen de aquella época. Contemporénea suya, Sor Juana Inés de la Cruz expone en su Carta a sor Filotes una iis inteligentes defensas de la mujer. Su es- fana de sus razonamientos, la sin- hacen de la Carta una de Palla. Se perfla Ia forma ensyistica en la Aaj de mivegar a en verso de los culteranos, y en el Marco Bruto, jas obras capitales de Quevedo. Precursor del ensayo moderno es también Diego de Saavedra Fajardo, autor de la Idea de wn principe cristiano representada en seis empresas Muy grande influencia ejercié Baltasar Gracién, agudo repre: penlunte dal conceptismo: Como iofros 1 espa. fas més notables obras de cardcter ensayistico en el siglo xvu. o, pero su pensamiento Mega ietzsche, Entre sus obras, las que mis se 2.4. El siglo xv 7 son el Orécul ial y arte de pri gudera 9 atte de ingenis, Graciéa parte En el si extraordinatio fl mas, pero, en su en , escribe verdaderos ‘ensayo modem. Es su desa partir de ensayos condensados. En el Or. esta época se deba a dos hechos principales: la difusién de 1a ica y el ceeciente pr ombre de mucha vida, Para vie viven los pacificos, sino que inan. Hase de ofr y ver, pero callac. El dia sin pleito hace Ia noche sofiolienta. 2 y vivir con gusto es vivis por dos, y fruto de la paz. Todo lo tiene a quien no se le da nada de Jo que no le importa. No hay mayor despro- vivir, dejar vivir, y el progreso cienti po, causa y efecto la demanda de cr los diarios y las revistas. E io que ‘odo de propdsito. Igual necedad que nero por lo que tiene de v le pase el corazin a quien no le toca, y que no le entre de miento renovador culmin6 en la F Revoluciéa los dientes adentro 4 quien no le importa (19) francesa. La libertad de pensamiento y de expresion se afiem6 en Francia, y mas tarde, entre primero en Inglaterra, despu a ntes que no acaban, en los paises ‘triigicos acid pero en francés 2 | No se trataba de ensayo Ricardo Steele y José Addison fijaron en In 1 camo lo definiera Mon. yo como género lite‘ario. Después cel Tatler f referido a trabajos vista The Spectator, de 1711 a 1713. Alli, manteniendo el punto ficos, consistiendo en una breve monografia sobre un tema especi el téxmino Pascal y Locke. El a, pero la bieron breves artic literatura en lengua castellana tenia aun suficiente vitalidad pa- ‘Addison, formado en los ideales clasicistas, se ra producir grandes escritores como Calderén y Sor Juana. En media, a las mujeres en buena parte, y esto dete 28 29 ejemplo, se a (C 1727 el Te por completo est pero es quias de tente en cjuicios, divulgé a muy no en Francia, doade Montesq de Coverley y su gnificaciéa que tiene en su ti el primer ex ‘atraso cientifico en que hab cacién det puc nud, ol nueva la proceso, pero mera mitad de 1a bi de polémica entse "ai rastrearse hasta el siglo 4 propésito de Cost tza Bonapaste, ios tica que habria de poner fi cisamente entonces cuand ciales que tiene en le actua rizados por la poiémica y la Rompe el fuego Madame de Stae! con jara. Siguen Stendhal, con su Racine nifiestos comd De Alemania y De inyustos Shakespeare y Manzor Poe escribe su para la teoria literaria y en partic ada péstumamente y consis Ja que se satitiza la decadencia el arte, No fue cosa tieos que Hen6 La vin, y las guerras con. (toses determinantes en ia eclosién romén- al absolutismo clasicista. Y es pre: sayo adquiese los rasgos eset diversos ma fo modemo, Victor Hugo, en sa "Prefacio” al Crontvell, esboza la filosoffa del romant rio. Sus ideas acerca de la ay impor la espafiala fueron el “Pr6logo” de Ramin Lopez Soler a Los bandos de Castilla (1830); el A no a El moro expsito (1834); et del daque de Rivas en ‘sus Romances bisté todo Larra quien representa mis cabal mente el espirita romantico y sus inquietantes contradicciones. Muchos de los ari son ensayos que Levan en la sociedad espafiola de su tiempo. En ese aspecto, ¢3 un precursor de la generacién del 98. En el puramente literario, tuvo Larra una agudeza ido de la realidad que muy pocos otros esctitores 10. ménticos poseyeron, Fl siglo xtx estuvo definido pot dos gran- des movimientos espicituales: el comanticismo, durante st. pri mera_mitad, y el positivismo en la segunda. Este tltimo. se manifestd de diversas maneras, pero la m ficativa, por que al hecho Jiterario se vefiere, fue la novela realista-nati- ralista. Entre los franceses, los ingleses, y los alemanes, el des- linde entre realismo y naturalismo fue bastante claro. No asi ente las espafioles y los rusos. La teoria realista del arte bus- caba sobre todo una visién objetiva y serena de la re La teorfa naturalista iba 4. Supuesto lo anterior, la novela experimental pretendia ser cientifica y hallar las determinantes de la conducta anormal de los personajes en la herencia y el ambiente social, Se asociaba ademds a sta ¥ contra de los falsos valores burgue- de Zola, La m fal, es el ma- nifiesto primordial del naturalismo. En ¢] mundo hispanico, esta mueva manera de ver la realidad produjo un fuerte impacto en los escritores. A la zaga del positivismo filoséfico, que le pre paré el terreno (recuérdese en México a Ignacio Ramirez, a Ignacio M. Altamirano y a Gabino Barreda y su Oracién cleica de 1867), cl naturalismo literario se extendi6 rpidamente en Iberoamérica, sobre todo en la Argentina, No tuvo tanto éxito en Espafia, pucs all! tropez no sélo con la resistencia de fuer- tes estructuras conservadoras, la Iglesia entre otras, sino con la propia tradicién del realismo espafiol. Fueron pocos los escti- tores espafioles que comprendieron el verdadero alcance de la novela experimental y lo que podria significar en lo futuro. Valera, uno de los més finos ensayistas del siglo x1 (y sus Cartas americanas son un ejemplo), nunca lleg6 a aceptazlas, y esto a pesar de su actitud casi siempre abierta a todas las ideas auténticamente liberal. Tampoco Pérez Galdés, para quien cosas distintas. io dos com: una moda pasajera no negra’ de ia literatura; Leopoldo Alas (‘Clacin”). el mejor critico de véanse sus Ensuyos ia Pardo Bazin. Que istOcrata, qui escribié con el objeto de defender a sticular, del alud de inj cos debates que en la época or ensayistica. La independencia de los pueblos amecicanos habja desencadenado, desde comienzos de siglo, sayt en Europa. Sin salir de Mé tamante, a Lucas, index de Lizardi, a Mier, y ico de las revoluciones ame nual respeto de Espaiia. La controver- 18. que paticparn algunos dels primers mis grandes pensadores Montalvo, a José Mar Prada, a José Entique Rodé. Una cadena de ens

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