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LOS RECURSOS DE DIOS PARA NUESTRA

TRANSFORMACIN
Si nosotros anhelamos que Dios opere en nuestras vidas y corazones una
verdadera transformacin, y forme nuestro carcter a la imagen de Jess,
debemos procurar lo siguiente:
1) La intencin ms profunda de nuestro corazn ha de ser Dios. Su gloria, su
voluntad, su fama, su propsito, su placer y no el nuestro. En nuestra intimidad se
tiene que producir esta definicin y correccin (Salmo 73.25; Salmo 26.2)
2) Debemos ser transparentes, sinceros. Sin doblez, sin fingimiento ni hipocresa.
No ocultar nuestras faltas y pecados. Practicar la confesin y andar en luz con
nuestros hermanos (1 Timoteo 3.8; Santiago 5.16; 1 Juan 1.7-9)
3) Cultivar una comunin ntima, personal y secreta con Dios. Ms t, cuando
ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que est en
secreto (Mateo 6.6)
4) No hagas nada para ser visto por lo hombres: ni limosnas, ayunos, oraciones,
buenas obras, etc. Sea el amor tu nica motivacin en todo lo que hagas
(Mateo6.1-6) y 6.16-18; 1 Corintios 13.3)
5) Debemos estar bajo la accin profunda de la palabra de Dios, ella es viva y
eficaz para penetrar hasta lo ms hondo de nuestro ser, para reargirnos,
corregirnos, modificarnos, santificarnos. Bajo la operacin de la palabra de Dios se
producir en nosotros una permanente conversin y transformacin. La palabra es
el bistur de Dios que penetra y corta lo malo en nuestro ser y establece la vida y
la gracia
transformadora de Dios (Hebreos 4.12; Hechos 20.3; 2 Timoteo 3.16-17)
6) Debemos estar bajo la accin profunda del Espritu Santo. Dios por su Espritu
se ha instalado dentro nuestro para transformarnos desde adentro. Debemos vivir
en poder del Espritu y ser enseados por l (2 Corintios 3.18; Ezequiel 36.26-27)
7) Debemos estar bajo la accin del cuerpo de Cristo para ser enseados,
animados, corregidos, amonestados, reprendidos, disciplinados. Debemos tener y
estar en relaciones firmes y en gozosa sujecin (2 Timoteo 4.2; Colosenses 1.28;
Efesios 4.16; Colosenses 2.19)
8) Debemos estar permanentemente corrigiendo la intencin de nuestro corazn.
Como los navegantes debemos siempre estar haciendo correccin de rumbo, pues
nuestro corazn puede nuevamente inclinarse hacia nosotros mismos.

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