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NATURALEZA DEL SIGNO LINGUISTICO = pe § 1. SIGNO, SIGNIFICADO, SIGNIFICANTE2” "Para ciertas personas, la lengua reducida a su principio esen- ial ¢s una nomenclatura, es decir, una lista de términos que sponden a otras tantas cosas 8. Por ejemplo: Taw ne larga note autOgrafa que preciten este pasaje com términot de pri- Gitmn0: «Para certs flblogos, parece que elcontenide de la lengua, reduc inlgitt Primeros raigos, mo es més que una nomenclaturs. Pero admitiendo te caso en que en el origen de la lengua fuera una momenclatura, se 99 Duede mostrar en qué consite el elemento lingitstico, objetos [agut di ‘rbol, del caballo}, nombres (atbor, equos). Hay dos 1 objeto, al margen del sujeto; por otro, el hombre, el ofro término, vocap, sal: atbor puede ser tomado en esos dos sentidos diferentes... «En fim, sia concepcion es citi por muchos conceptos. fe ideas completamen- ‘gua fuera una nomenclatura (que no lo es), el carkcter doble del sgno foemades que preexisten a be RE 4¢ pondria mejor ain de relieves. Iabras (sobre este pun- La nota autigrafa ba sido reproducida completa por Engler (1085, eer sdelanee) papi 1950-1956 F) yease Pag! «El problema del lenguaje slo se plantes a la mayoria de los espiritus, 159), no nos dice si el forma de una gomenclatuta. En el capitulo IV del Génesis, vemos a A, bre es de naturaleza vo- : BQUOS nombres <. - En o capitulo See me ae a a Jas psiquica, porque arbor * ciomes que se hacen, 0 al menos que oftecen los> fil6sofos del lenguaje ‘i pensar en Adin llamando junto asé a lor <: eee 05> animales'y dindoles a cada uno su nombre. Tres cosas estén i ete, mente ausentes del dato que un fil6sofo cree sef el del lenguaje. 1.° ef fondo del lenguaje constituido por nombres. Es un acc cuando el signo lingaistico corresponde a un objeto definido por el sentido tun caballo, el fuego, el sol , todo lo contrario, para somarlo como tipo de lenguaje. Indudable te en cierto sentido no es mis error a partir del ejemplo, Pero abi hay, implicitamente, cierta tendencia que nosotros no px dejar pasar por alto sobre lo que seria , segin fesupone fraxinus deviniendo fténe. Sin embargo, sambiém por ef lado de la ies (). Ya tenemos abi motivo de reflexion sobre el matrimonio de una idea y ddeun nombre cuando interviene ese factor imprevisto, absolutamente ignorsdo, ela combinacidn filosbfica, EL TIEMPO. Pero abi no habris nada de sorprenden- te nada de caracteristico, nada de peculiarmente propio del lenguaje st s6lo bu: iers esos dos géneros de alteracion, y ese een de EE ee que ls idea deja al signo, espontineamente, ya se atere tite 0 no. dos ree stendo, todavia hasta aqui, entidades separadas. Lo Saracteristico son los innumerables casos en que Ja alteraciom del signa lo idea misma y donde se ve todo de golpe que no habia diferencia clase, de momento a momento, entre la suma de las ideas distin- la suma de los signos distintivos. Dos signos, por alteractéin fonética, se confunden. Is idea, en una medida determinada (determinada por el conjunto de otros elementos) se confundira. i Un sigmo se diferencia por -mo procedimiense ciego: ‘infaliblemente, se da un sentido a esta diferencia que acaba de pacer He agui ejemplos, pero constatemo; de modo inmediato la completa signi- Fescion de un punio de vista que parte de la relacién de una idea y de un signo a margen del tiempo, al margen de a transmisin, que es la dnica que mos ense- % expenimentalmente, lo que vale el objets * nombres ‘mientras que la verdadera represensacion es: a —b — c, al margen de Siun objeto pudiera ser, en donde sea, eltérmino sobre el que se ba signo, la lingistica dejarisinstanténeamente de ser lo que es, desde ; también, ef espiritu bumano al mismo tiempo, como evidente a partir de esta discusiOn >. Pero como acabamos de decir, no el reproche incidental que mosotros dinyi mos a la forma tradicional de! ‘mar ta lengua cuando se la quiere tratar dilosificamente. — Es de los objetos designados, que no forman ahi ningiin elemento, No tante, abi no hay nada mis que un efemplo mal escogido, niendo en lugar de ‘os, ignis, 0 Pferd alguna cosa como [], nos situa. ‘alld de esa tentaciOn de remitir la lengua a algo externo. wo 101 patos dos elementos estén ee idosy se re- fmamente unidos. y foetren reciprocamente, Bus- Memos cl sentido de la palabra are Fins arboro la palabra por la que begete Giacin designa el concepto eér- fob es evidente que sélo las com- garsciones consagradas por la len- us nos parecen conformes con Ia realidad, y descartamos cual- pier otra que pueda imaginarse © cic Esta definici6n plantea una importante cuestin de tetminologia. Llamamos signo ala combinaci6n del concepto y de ° laimagen actistica: pero en el uso corriente este término designa, generalmente, a la imagen actstica sola, por ejemplo, una palabra (arbor, etc.). Se olvida que'si arbor es llamado signo, es s6lo por- que lleva en sf el concepto «Arbol», de tal suerte que la idea de la Parte sensorial implica la de la totalidad. La ambigtiedad desaparecetia si se designara a las tres nociones Aqui presentes mediante nombres que se impliquen reciproca- Mente al tiempo que se oponen. Nosotros proponemos conservat En Ia pagina 38 hemos visto, a propésito del circuito de ly Jabra, que los términos implicados en el signo linguisticg fisicos y estén unidos en nuestro cerebro por el lazo de I ciaci6n. Insistamos en este punto. El signo” lingiistico une no una cosa y un nombre, si concepto y una imagen actistica *. Esta dltima no es el sonido terial, cosaypuramente fisica, sino la psiquica de ese soni tepresentaci6n que de él nos da el testimonio de nuestros dos; esa representacién es sensorial, y si se nos ocutte I «materials e8 s6lo en este sentido y pot oposici6n al otro de la asociaci6n, el concepto, generalmente mas abstracto, El caracter fisico de-nuestras imagenes actisticas aparece mente cuando observamos nuestro propio lenguaje. Sin mover labios ni Ia lengua, podemos hablarnos a nosotros mismos 0 tarnos mentalmente un poema. Y porque las palabras de la gua son para nosotros imagenes actsticas, hay que evitar hablar los «fonemas» de que estin compuestas. Este término, que i ca una idea de acci6n vocal, no puede convenir mas que a la labra hablada, a la realizaci6n de la imagen interior en el dis Hablando de los somidos y de las silabas de una palabra, se ese malentendido, con tal que recordemos que se trata de la i gen actisti El signo lingiistico es por tanto una entidad psiquica de caras, que puede ser representada por la figura: * Este término de imagen actstica quis parezca demasiado estrecho, que al lado de la representaci6n de los sonidos de una palabra también est la su articulaci6n, la imagen muscular del acto fonatorio. Pero pata F. de 4a lengua es esencialmente un depésito, una cosa recibida de fuera (véase nas 39-40). La imagen actistica es por excelencia la representici6n narural palabra en cuanto hecho de lengua vireual, al margen de toda realizaci6n habla. El aspecto motor puede por tanto estar sobreentendido o, en cualquiet 0, Mo ocupar mas que un lugar subordinado en relacin a la imagen acdstia. © De las tes figuras, s6lo las dos primeras pertenecen a Saussure; la del &rbol Fie becha por los editores, ast como las flechas de las tres, y la frave: «Estos dos tementos estin intimamente unidos y e requieren reciprocamenter; ademés del termina mot [palabra] para designar atbot. Segin Dé MAURO (pd. 441 y nota 132), de este modo el lector siene la sensacion de que para Saussure sel signifi- ‘ar1c es el vocablo, el significado la imagen de una cosa, y que wna cosa lama a tira como sostienen quienes piensan que la lengua es uns nomenclaturss. Y GO PAL (en Sources manusctites, comenta que «la tercera figura y el comentario su- ieren uma idea inexacta del significante, que no es una palabra para designar un oncepto, y del significado, que no es una imagens (pdgs. 115-116). Asimismo, © la pagina 84, nosa 122, Godel ofrece las figuras segin las notas manuscritas * La definiciOn sawtsureana de signo ha dado lugar a diversas polémicat, fs sificadas por la ambigitedad: en este passfe, y segin la referencia, signo querer aludir a la entidad més pequena que la frase, el vocablo quizh. Godel, la defini va bien com toda entidad lingitstica, monems, sin proposicion, frase; para Buyssens, el signo lingitistico (saussureano) seria él ‘mento mis pequeo que, por la promunciacion o por la significacion, os operaciones complementaras: asociar frases diferentes y oponer frases. janes. 102 103) la palabra signo para designar la totalidad, y reemplazar co © imagen actistica tespectivamente por significado y sig estos diltimos términos tienen la ventaja de sedialar la que les separa, bien entre si, bien de la totalidad de que fg arte. En cuanto a signo, si nos contentamos con ese términ porque, al no sugerirnos la lengua usual ningtin otro, no sab por cual reemplazarlo. El signo linguistico as{ definido posee dos caracteres pri diales. Enuncifndolos dejaremos sentados los principios mi de todo estudio de este orden. ‘Una observaci6n de pasada: cuando la semiologia esté organi- “a, deberé preguntarse si los modos de expresién que se apoyan igoos completamente naturales —como la pantomima— le ponden legitimamente‘, Suponiendo que los acoja, su objeto no dejara de ser por ello el conjunto de sistemas Jos sobre lo arbitrario del signo, En efecto, todo medio de si aceptado en una sociedad descansa en principio sobre costumbre colectiva 0 sobre la convencién, lo cual es lo mis- p, Los signos de cortesfa, por ejemplo, dotados a menudo de ta expresividad natural (piénsese en el chino que saluda a su perador prosterndndose nueve veces hasta el suelo), no dejan de fijados por una regla; es esa regla la que obliga a emplearlos, § 2. PRIMER PRINCIPIO: LO ARBITRARIO DEL SIGNO it decitse que los signos en- El lazo que une el significante al significado es arbitratig también, ya que por signo entendemos la toralidad result la asociacién de un significante a un significa lemos d mis sencillamente: e/ signo lingilistico es arbitrario Asi, la idea de {hermana] no estd ligada por ningu relaci6n interior con la serie de sonidos s—3—r que le sitve de nificante; también podria estar representada por cualquier prueba de ello: las diferencias entre las lenguas y la existencia. ma de lenguas diferentes: el significado «bccufs tiene por si cante b——fa un lado de la frontera y o—4—s (Ochs) al El principio de lo arbitrario no es impugnado por n: con frecuencia es més ficil descubrir una verdad que asignarle lugar que le corresponde. El principio enunciado més arti mina toda la lingaistica de la lengua; sus consecuencias son merables, Cierto que no todas aparecen al primer golpe de con la misma evidencia; s6lo se las descubre tras muchas vueltas, con ellas la importancia primordial del principio ®, tise en el patrén general de toda semiologia, aunque la lengua no eumés que un sistema particular. f Se ha empleado la palabra simbolo para designar el nca completamente azo natural entre el tun carro, por ejemplo. tlo de Benveniste (ed. cit, pégs. 49-55), Naturaleza del signo lingulstico, td afrma que la relacion entre significante y significado es enecesarian y no ehitrans © «Medio de expresibn» y «sistema de expresim> no aparecen en las fuentes erasctas (1129 B Engler), que hablan de wistema, distintos a arbitraros» y [Beas arbitrariosy; algo mis adelante, las mismas fuentes (1129 B Engle) in ** Bl texto manuscrto (1122 B Engler) nifiere del pretentado por lose «El lazo que une el significante ol significado es radicalmente arbitrarion. rbio tadicalmente, suprimido, da una fuerza mucho mayor al pensamie saussureano. © Las notas de uno de los alunos, son ot més claras: «El lugar de esta verdad esté completamente en la cima. Sélo paulatinemente se 2 ‘por reconocer cuéntos hechos diferentes no son ms que ramificaciones, cOM cwencias veladas de esa verdad» (1225-1227 E Engler). En cuanto al tema de la bitrariedad del signo, entre las distinsasinterpretaciones y polémicas, destacd en el papel de la semiologia: «Dinde se detendri la semiologia? Es dificil Bio. Eta ciemcia vend ampliarse su dominio cada vex mat. Los rignos, lo ges- de contests, por ejemplo, entrardn en ella; son un lenguaje en tanto que sig- Fes algo; som impersonales —salvo el m tz, pero se puede decir lo mismo de Mien de a lengua, no pueden ser modificados por el individuo y se perbe- Int al margen de ellos. Seri una de las tarcas dela semiologia matcar los grados 1 diferencias. 1 sérmino de siebolo resulta problematico en la expresion conceptual de Pre, qu lo empleaen 1894 dl traar de Whitney: sibsofs, igcs, pid. 104 105 Este principio es evidente, pero parece que siempre se ha defiado enunciarlo, sin duda porque lo encontraron der imple; sin embargo es fundamental y sus consecuencias son j su importancia es igual a la de la primera ley. To ‘mecanismo de la lengua depende de él (véase pagina 172) oposicién a los significantes visuales (sefiales maritimas, e pueden ofecer complicaciones simulténeas en muchas siones, los significantes actisticos no disponen més'que de la del tiempo; sus elementos se presentan uno ttas otto; forman, cadena. Esté caricter aparece inmediatamente cuando se las senta mediante la escritura y se substituye la sucesi6n en el tier por la linea espacial de los signos graficos. « En ciertos casos esto no aparece con evidencia. Por ejemp acento una sflaba, parece que acumulo sobre el mismo p elementos significativos diferentes. Pero es una ilusi su acento no constituyen més que un acto fonat que esté al lado (véase a este respecto pAgina 181). ‘no hay d dad en el interior de este acto, sino s6lo oposiciones diversas co CAPITULO 11 INMUTABILIDAD y MUTABILIDAD DEL SIGNO Peo sen See _INMUTABILIDAD __Lalengua, por tanto, no puede ser Dy simple, y precisamente por este Sticularmente interesante de estud que la ley admitida en una col ¥ no una regla libremente consentid: !a prueba mis definitiva de ese hec eg 208 Pues c6mo escapa + Y saquemos lue “ste fenémeno, . cualquier €poca, y por muy alto que nos femontemos, la iB ,Pavece siempre como una herencia de la época preceden. Phaig, [6° Pot €l que, en un momento dado, se habrfan distri. !os nombres para las cosas, el acto pot el que se habria pac- imilada a un contrato pu- lo el signo lingutstico es Porque si se quiere de- idad es una cosa que se la, es la lengua la que tho. 4 nuestra voluntad el signo linguis- 0 las importantes consecuencias que derivan 109 tado un contrato entre los conceptos y las imagenes actisticas, acto podemos concebirlo, pero jamés ha sido comprobado, La de que las cosas habrian podido suceder ast nos cs sugerida nuestro vivisimo sentimiento de lo arbitrario del signo. De hecho, ninguna sociedad conoce ni ha conocido j lengua de otro modo que como un producto heredado.d nieraciones recedentes y que hay que aceptar tal cual. Por cuesti6n del origen del lenguaje no tiene la importancia que ralmente se le atribuye ““. No es siquieta una cuestién que que planted; el Gini 1 istica_¢s la vida mal y regular de una idioma ya constituido. Un estado de len dado es siempre un producto de factores hjstOricos, y son esos tores los que explican por qué es inmutable el signo, es decir, qué resiste a toda substitucién arbitraria. Pero decir que la lengua es una herencia, nada explica si mos més lejos. ¢Se pueden modificar de un momento a otto la yes existentes y heredadas? Esta objecién nos lleva a situar la lengua en su marco soci plantear la cuestién como nos la plantearfamos para las demas tituciones sociales. ¢Cémo se transmiten éstas? Tal es la més general que encierta la de la inmutabilidad. En primet hay que apteciar la mayor o menor libertad de que gozan més instituciones; se veré que para cada una de c equil la sociedad. Luego se investigara por qué, en una categoria d los factores del primer orden son mas 0 menos potentes q del otto. Finalmente, volviendo a la lengua, nos pregunta por qué el factor hist6rico excluye todo cambio linguiistico general y sGbito. Para responder a esta cuesti6n se podrian hacer valer mu argumentos y decir, por ejemplo, que las modificaciones de la gua no estnligadas a la secuencia de las generaciones, que l¢j superponerse unas a otras, como los cajones de un mucble, terpenetran y contienen, cada una, individuos de todas las des. Habria que recordar también la suma de esfuerzos que © En el texto manuscrito se dice: adel origen de las lemguass en vex ‘guajer (1191 B. Engler). Al final del parrafo hay un nuevo anadido de les res, que emplean el término atbittatia en su sentido comin de ecaprichoso ‘en el saussureano, que sf aparece al final del fragmento en su auténtica lingiistica. 110 se prendizaje de la lengua materna, para concluir en la imposibi- ide un cambio general. Habria que afiadir que dat rerviene en la prictica de un idioma; que los sujetos son, en s de las leyes de la Tengua; y sino se dan Me medida, inconsciente a 180 si Fueran conscientés, oa, ccomo-podrian modificarla? Jabra que recordar que los hechos lingtiisticos apenas provocan la tia, en el sentido de que cada pueblo esta generalmente satis- *stas consideraciones son importantes, pero no son especificas; eferimos las siguientes, més esenciales, més directas, de las que 1.—EL.cardcter arbitrario del signo. Més artiba, nos habia gcho admitir la posibilidad te6rica del cambio; profundizando, que, de hecho, lo arbitrario mismo del signo pone a la len- al abrigo de cualquier tentativa que tienda a modificarla. inque fuera més consciente de lo que ¢s, la masa no podria tirla. Porque para que una cosa sea cuestionada, es menester se apoye sobre una norma razonable. Se puede debatir, pot forma mon6gama del matrimonio es més razonable fk forma poligama y presentar razones a favor de una o de outa, También se podria discutir un sistema de simbolos, porque ibolo tiene una relacién racional con la cosa significada (véase gina 105); pero por lo que se refiere a la lengua, sistema de sig- atbitrarios, esta base falta, y con ella desaparece todo terreno do de discusi6n; no hay ningan motivo para preferir sceur a 1 Ochs a boeuf, etc. | 2.~La multitud de signos necesarios para constituir cualquier fengua. El alcance de este hecho es considerable. Un sistema de Sititura compuesto de veinte a cuarenta letras puede, en rigor, Streemplazado por otro. Lo mismo ocurtiria con la lengua si en- ttara un nimero limitado de elementos; pero los. signos lingdisticos son innumerables. 3.—E/ cardcter demasiado complejo del sistema. Una lengua petnuye un sistema. Si, como luego veremos, es ése el lado por tI fe fo es completamente arbitraria y en el que reina una raz6n he tiva, también es ése el punto en que aparece la incompetencia 4q ‘masa para transformatla, Porque ese sistema ¢s un mecanis- jaecomplejo; s6lo se puede captar mediante la reflexién; incluso aS mismos que hacen uso cotidiano de él lo ignoran profunda- . Podria concebirse tal cambio s6lo gracias a la intervenci6n Mente, um. 9 menos répidamente los signos lingifsticos y, en ci je bre ee inmanbilideds Sag cl signo*. En dltima instancia, los dos hechos son solidatios _pcondiciones de alterarse porque se continta. fa alteraciOn cs la persstencia de la materia antigua; a infideli- {pial pasado es s6lotelativa, Por eso, el principio de alteracién se fonda en el principio de continuidad [a alteracién en el tiempo adopta diversas formas, cada una de js uales proporcionaria materia para un importante capitulo de pgutstica. Sin entrar en detalles, es importante destacat lo si- de especialistas, graméticos, l6gicos, etc.; pero la experi muestra que, hasta ahora, injerencias de esta naturaleza no tenido ningin éxito. 4.—La resistencia de la inercia colectiva a toda Lingitistica. La lengua —y esta consideraci6n prima sobre to demas— es, en cada momento, asunto de todo el mund dida en una miasa y manejada por ella, es una cosa de la qu los individuos se sirven durante todo el dia. Sobre este punto se puede establecer ninguna comparaci6n entre ella y las de instituciones. Las prescripciones de un c6digo, los ritos de ur ligién, las sefiales maritimas, etc., no ocupan mas que a cierto mero de individuos a la vez y durante un tiempo limitado; er lengua, en cambio, todos y cada uno participamos en ella ent ‘momento, y pot eso la lengua sufte sin cesar la influe dos. Este hecho capital basta para most revolucién, De todas las instituciones sociales, la lengua es menos asidero ofrece a las iniciativas. Forma cuerpo con la de la masa social, y por ser ésta naturalmente inerte aparece todo como un factor de conservacion. Sin embargo, no basta con decir que la lengua es un produ de las fuerzas sociales para que se vea claramente que no es lil al recordar que es siempre herencia de una época precedente, aque afiadir que estas fuerzas sociales actéian en funci6n del te po. Si la lengua tiene un cardcter de fijeza, no es s6lo porque so de la colectividad, lo es también porque esti sit enel tiempo. Estos dos hechos son inseparables. En todo to la solidaridad con el pasado pone en jaque la libertad de ele Decimos hombre y perro porque antes de nosotros se ha di hombre y perro. Lo cual no impide que no haya en el fe total un lazo entre estos dos factores Antinémicos: la convend arbitraria, en virtud de la cual la elecci6n es libre, y el tiem gracias al cual la elecci6n se encuentra fijada. Debido a que els no es atbitrario, no conoce més ley que la de la tradici6n, y P samente por estar fundado en la tradicion puede ser © En primer lugar, no nos equivoquemos sobre el sentido que aqui damos a la palabra alteraci6n, Podria hacer creer que se trata gpecialmente de los cambios fonéticos suftidos por el significan- , de los cambios de sentido que afectan al Jo. Este enfoque seria insut ores de alteraciones, acttien fe aqui algunos ejemplos. El latin necdre, que significa «ma- tat, se ha convertido en francés en noyer [ahogar], con el sentido we todos conocemos. Imagen actistica y concepto, los dos han ambiado; pero es imal distinguir las dos partes del fenémeno; Hasta con comprobar in globo que el lazo de la idea y del signo se felajado y que ha habido un desplazamiento en su relaci6n. Si * Seria injusto reprochar a F. de Saussure, set inconsccuente 0 paradéjico ti» leogua dos cualidades contadioras, Medan a opnto de ds fiBinos chocantes,s6lo quiso subrayar con fuerea esta verdad: que la lengua se tos puedan transformarla, Puede di i 8 intangible, pero able. (Ed) "Un apunte de uno de los alumnos pone de manifiesto las vinculaciones ag eco diacrénico tiene con las consideraciones sobre la funcionalidad tin, fel sistema em Saussure (1248-1250 E Engler): «No hablamos de alteracion 4 en ‘como acabamos de hacerlo momenténeamente para mayor claridad. ot hace creer que se trata sélo de fonética, de cambio en la forma de las pa- fee soap ecaneT ale las oREATERRitcm pd dies ook ego he ‘mal. Cualesquiera que sean los diferentes factores de alteraciom y su natu- ap combletamenteditna, actuando todos de concierto, egan a le alteracn Gung tom entre idea y sino, 0 de a rlacin entre significant ysgnifiado. ‘era mejor decir: al desplazamiento de ta relacién entre idea y signo.» § 2, MUTABILIDAD ‘ El tiempo, que asegura la continuidad de la lengua, posee efecto, contradictorio en apariencia con el primero: el de ate uz 13 Para que se comprendiera bien que la lengua es una institu- ion pura, Whitney insisti6, con toda raz6n, en el cardcter arbitta- ode los signos; y con ello situé 1a linguistica en su verdadero eje. pero no fu€ hasta el fin, y no vio que este caractet arbitratio separa tadicalmente la lengua de todas las demés instituciones. Se ve cla- ramente por la forma en que evoluciona; nada hay més complejo; suada a la vez. en la masa social y en el tiempo, nadie puede cam- piar nada en ella, y, por otra parte, la arbitrariedad de sus signos entrafia te6ricamente la libertad de establecer cualquier relaci6n centre la materia fonica y las ideas. De donde resulta que estos dos ementos unidos en los signos conservan, cada cual, su vida pro- pia en una proporci6n desconocida fuera de la lengua, y que ésta gealtera, © mas bien evoluciona, bajo la influencia de todos los agentes que pueden alcanzar bien a los sonidos, bien a los senti- dos. Esta evolucion es fatal; no hay ejemplo de lengua alguna que reista a clla. Al cabo de cierto tiempo se pueden comprobar desplazamientos sensibles. Y esto ¢s tan cierto que el principio debe verificarse incluso en s les. Quien crea una de ese tipo, la conrrola mientras no se ponga en circulacién; pero desde el momento en que cumple su misi6n_y se convierte en cosa de todo el mundo, el ‘control escapa. El esperanto es un ensayo de esta especie; si triun- fa, cescapari a la ley fatal? Pasado el primer momento, la lengua ‘ntraré, muy probablemente, en su vida semiol i- liti por leyes que no tienen nada en comin con las de la creacién rflexiva, y ya no se podré volver atrés. El hombre que pretenda fomponer una lengua inmutable, que la posteridad deberia acep- : tal cual sale de sus manos, se pareceria a la gallina que ha incu- lo.un huevo de pato: la lengua creada por él seria arrasttada, le Histe o no, por la corriente que arrastra a todas las lenguas. r 4a continuidad del signo en el tiempo, ligada a la alteracién ¢l tiempo, es un principio de semiologia general; su confirma- = Retende del primer principio que actta en esta misma esfera, que no ett si by en ninguna parte distinta mas que en el fondo del alma humana. Pero el gnc ie elrturs noes fundadosen una relci naburt de la coat... Es Whitney jamds se cans6 de repetir para hacer notar mejor que el len- ics ene twain RAE wna intituciom sin anslogo ise le une la estructura) y que seri real: cen lugar de comparar el necdre del latin clasico con nuestto f noyer, lo oponemos al necare del latin vulgar de los siglos 1y que significa «ahogar», el caso es algo diferente; pero tam aqui, aunque no haya alteraci6n apreciable del significante, desplazamiento de la relacion entre la idea y el signo. El antiguo aleman dnifteil, «el tercios, se ha convertido en mén moderno en Drittel, En este caso, aunque el concepto siendo el rtfismo, la relacién ha sido cambiada de dos formas significante ha sido modificado no s6lo en su aspecto material, no también en su forma gramatical; no implica ya la idea de ¢s una palabra simple. De una manera o de otra, siempre ha desplazamiento de relaci6n. En anglosaj6n, la forma preliteraria for, «el pies, sigui fot (inglés moderno foot), mientras que su plural “fot, elos se ha convertido en fet (inglés moderno feet). Sean cuales Jas alteraciones que ello suponga, hay una cosa cierta: ha hab desplazamiento de la relacién; ha surgido de otras cortsponde cias entre la materia fonica y la idea. Una lengua es radicalmente impotente para defenderse los factores que des cada momento la relacién del cado y del significante. Esta es una de las consecu bitrariedad del signo. ~ Todas las demés instituciones humanas —las costumbres, leyes, etc.— estén fandadas, en diverso grado, en las relacig naturales de las cosas; hay en ellas una adecuaci6n necesaria e los medios empleados y los fines perseguidos. Incluso la moda fija nuestra ropa no es completamente arbitraria: no puede af tarse mas alla de cierto grado de las condiciones dictadas pol cuerpo humano. La lengua, por el contrario, no esti lin nada en la eleccién de sus medios, porque no vemos qué impedi asociar una idea cualquiera con una secuencia cual de sonidos ® © En las notas sobre Whitney (1894), Saussure hace bincapié en el die caricter de la historia de las lenguas respecto a la historia de otras instbue (1261 5. F. Engler): En efecto, las dems instituciones se fundan todas eh diverso grado en las relaciones naturales, en una conveniencia entre las 0 ‘mo principal fin. Por ejemplo, ef derecho de una naci6n, 0 ef ristenna po incluso la moda de su vestr, incluso la caprichosa moda que fiia nuestts ‘que no puede apartarse un instante del dato de las proporciones del ewe ‘mano. De ello resulta que todos os cambios, todas las innovaciones... 0! bresuntuoso creer que la bistoria del lenguaje debe parecerse ni sigui Ws, sepin exo, aa de cualquier obra insttaciins ant 114 us ci6n puede encontrarse en los sistemas de escritura, en el. de los sordomudos, etc Pero, gen qué se funda la necesidad del cambio? Quizé se reproche no haber sido tan explicitos en este punto como sol principio de la inmutabilidad: es que no hemos distinguidg diferentes factores de alteracién; habr a que considerarlos ¢ vatiedad para saber hasta qué punto son necesarios. Las causas de la continuidad estén a priori al alcance del of vador; no ocurre lo mismo con las causas de alteraci6n a través tiempo. Mas yale renunciar provisionalmente a dar cuenta de ellas y limitarse a hablar en general del desplazamiento relaciones; el tiempo altera todo; no hay raz6n para que escape a esta ley universal. ¢s un sistema libre, organizable a capricho, que depende Geamente de un pi i {dendo en sf mismo, no se opone precisamente a este punto gevisa. Sin duda, la psicologia colectiva no opera sobre una ma- feria puramente l6gica; habrfa que tenet en cuenta todo lo que juce desviarse a la raz6n en las relaciones pricticas de individuo a ipdividuo. Y, sin embargo, lo que nos impide mirar la lengua co- jo una convenci6n simple, modificable a capricho de los interesa- es. 00 €5 €50; es la acci6n del tiempo que se combina con la de la fjerza social; al margen de la duraci6n, la realidad linguifstica no je completa y no hay conclusién Si se tomara la lengua en el tiempo, sin la masa hablante -supongamos un individuo aislado que viviera durante muchos siglos— quizé no se comprobarfa ninguna alteraci6n; el tiempo o actuaria sobre ella, Y, a la inversa, si se considera la masa hablante sin cl tiempo, no se vera tlefecto de las fuerzas sociales ac- ‘wando sobre la lengua. Para estar ‘nl realidad hay que afiadir, por lunto, a nuestro primer esquema un signo que indique la marcha i iempo Desde ese momento la lengua fo ¢s libre, porque el tiempo per- mitira a las fuerzas sociales que se jetcen sobre ella desartollar sus fectos, y se llega al principio de ‘ontinuidad, que anula la libertad. Pero la continuidad implica ecesariamente la alteraci6n, el desplazamiento ms menos consi detable de las relaciones. Recapitulemos las etapas de nuestra demostraci6n, refiri nos a los principios establecidos en la introducci6n. © Evitando estériles definiciones de palabras, hem« tinguido primeramente, en el seno del fenémeno total que senta el Jenguaye, dos factores: la dengua y el habla. La le para nosotros el lenguaje menos el habla. Es el conjunto de los. bitos lingiisticos que permiten a un sujeto comprender y hac comprender. 2.9 Pero esta definici6n deja todavia a la lengua al de su realidad social; hace de ella una cosa irreal, puesto que comprende mas que uno de los aspectos de la realidad, el a5 individual; es menester una masa ablante para que lengua. Contrariamente a las apariencias, en ningtin mot existen éstas al margen del hecho porque la lengua es un fendmeno semit gico. Su naturaleza social es uno de sus ractetes internos; su definici6n c nos coloca ante dos cosas inseparables ‘mo lo muestra el esquema: ‘Mas en estas condiciones la lengua viable, no viviente; no hemos tenido Masa. cuenta més que Ia realidad social, n0 hablante hecho hist6rico, 3.° Como el signo lingiiistico es bitrario, parece que la lengua, asi di

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