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A medio camino entre la\leyenda y 61 re~ g@istrp histdrico, le bitquede del Gril he fornado perte| del imeginario jeu p80 durénte més de dos mil efos. Andrew Sincleir separe en este libro los hilos Tegendarins de los histdricos pera ofre~ eames el releto de una busqueda que Yecarre media Europa y que termina eri- giéndose en un simbolo de le propia con dicidn humane, vii I) a stressor €1 descubrimiento del Gr: ee Pata) ANDREW SINCLATR El descubrimiento del eel See st ae om ote Pree een fas durante la Uhima para la cultura universal. Pref oreeceeners re neeea neat: Nees ee eee TL que se remontan a la influene y micénica, el Grial ha sido di can muerte de Cristo, y muy especialmente, Peers eben) codicia humana. Recogidas en sagas, Re ee eee la biisqueda y el hallazgo del Grial Pen tetet eee renter pocas controversias, desde quienes Pence es teen) Perec Chee iene on scat e Soars erected Oe eee eee nan) Beene enon ea ss sido objeto frecuente de estudios poco serios y novelas infames. La propuesta del prestigioso historiador Andrew Sinclair es presentar un relato auténtico, errr {ia del Grial (dénde fue visto, SE cathy eee cnr ec eeu Reet Rae teeny Nee eee José, Merlin o Malory e instituciones Renter eens ne Byer een erty Arcee Rear ic del sagrado céliz, entendida también eer eet erect Seer entm tat Andrew Sinclair Andrew Sinclair es historiador, cineasta y escritor. En su amplio campo de trabajo ¢ intereses destacan Ia critica literaria, las biograffas Pree Une Rens eRe geo ke Ler antcy Py Serees ery are tte Cece ee cie Tce teent) Sage er eta 0 La espada y el Grial. Es miembro iene ia Kelis ti Rens] Cea echa rr ee ed en varios paises. El descubrimiento del Grial aiina su vertiente ee een eens etter Mets ETT SOMO Cn IRE OES Peers www.andrewsinclairtemplarcom ANDREW SINCLAIR El descubrimiento del Grial La verdadera historia Traduccién de Alberto Coscarelli Circulo de Lectores Para mi Grial en la tierra, la gracia de Sonia Agradecimientos Las fuentes de las citas se dan en la bibliografia. Alli donde era necesario tener la autorizacién se hicieron todos los es- fuerzos posibles para dar con los titulares de los derechos. Cualquier omisién que llegue al conocimiento del autor sera remediada en futuras ediciones. Lo mismo se aplica a las ilus- traciones. La procedencia, siempre que sea conocida, se men- ciona en los epigrafes. Muchos de los dibujos y fotografias son del autor, o de propiedad piiblica. Prefacio El Grial es una indagacién personal. Pocos de quienes lo bus can quiz lo encuentren. No es la biisqueda del tesoro, sino una exploracién del yo. En consecuencia, la tarea es un con- trol del cuerpo, la biisqueda de los secretos de la creacién. Hay millones de caminos hacia el Grial. Si llegamos a con- seguir alguna vez llegar al final de la senda, lo veremos con la forma de lo experimentado en el camino. Si bien hay un tinico Hacedor de nuestro mundo, ese Uno puede aparecer con tan- tas formas como lo hace la naturaleza. De lo contrario, dificil- mente habria tantas religiones que proclaman saber el tinico método de acercarse al Uno. La biisqueda del Grial es la pa- rabola de nuestra solitaria biisqueda de lo divino. No obstante, hay una geografia del Grial. Si bien el pro- pésito de este libro es presentar la primera historia completa del Grial, también intentaré mostrar algunos de los caminos hacia su descubrimiento. El navio para este viaje, que las na- rraciones del Grial Ilaman la Nave de Salomén, tiene dos ve- las: Creencia y Testimonio. El viento debe hinchar ambas para que se pueda tomar el rumbo certero. Mostraré muchos lugares, cosas y simbolos del Grial. Existen sefiales que indican el sendero a cada peregrino. Hay hitos para el individuo que emprende su camino solitario ha- cia el Uno. Este relato se convertird en algo personal. Hace mucho tiempo, encontré en Escocia el céliz sageado grabado en lépi- das. Me condujeron al destino de los caballeros templarios, designados custodios del Grial por dos poetas medievales. ‘También me llevaron a la historia de mi propia familia con el nombre de Saint Clair 0 Sancto Claro, que en latin significa «luz sagrada». El viaje se extiende por Europa y Oriente Pro- ximo, y a través del océano Atlantico. Como peregrino pecador que soy, s6lo conozco las sefia- les. Adin no he tenido la vision, Sin embargo, intentaré des- cribir cémo otras personas mejores que yo pueden conseguir Ja transformacién de los sentidos, la bendita visién de todos los dones de la creacién. r Las fuentes del Grial La maravilla que encontr6 le aterr6 una y otra vez. Ningiin hombre puede hablar © mencionarlo. Quien lo haga tendré dificultades. Porque es el simbolo del Grial. Gautier pe Denain, La historia del Grial La matriz siempre ha engendrado criaturas. taza han servido bebida. El pote y el cuenco han dado comi- da, De estos hechos de la vida viene la bisqueda del Grial. Los primeros registros de Occidente provienen de Orien- te Proximo. El poder del agua goberné las primeras ciudades y reinos de Mesopotamia. Un bondadoso dios del inframun- do llamado Enki envié su océano de agua dulce a los depési tos apsit de los primeros templos asirios. Los dioses mitad hombre mitad pez acarrearon en cubos el agua para la huma- nidad. Los fieles persas vertian libaciones con jarras a los cuencos dispuestos ante los altares de sus dioses. En estas pri- mitivas escenas religiosas, el depdsito de agua y el cubo, la ja- rra y el cuenco aparecfan representados como fuente de vida, que debia ser devuelta a lo divin. Eran profectas del Grial La teocracia del antiguo Egipto también dependia del rio Nilo, que hacia verdear el desierto. Tot, el dios de la sabidu- ria y la ciencia, inventé las letras y luego se convirtié en el griego Hermes. Ambos mensajeros divinos tienen como sim- bolo la serpiente de la sabiduria. Se decia que S6focles, el dra- El cuerno y la B maturgo ateniense, habia recibido en su casa a Esculapio, el dios sanador, con la forma de una serpiente sagrada. Her6- doto declara en sus Historias que «los nombres de casi todos los dioses Hegaron a Grecia procedentes de Egipto». Y des- pués afiade que los egipcios fueron «los primeros en introdu- cir las festividades, las procesiones y las siiplicas solemnes». Estos ritos fueron incorporadas a los misterios de Eleusis, las primitivas ceremonias del nacimiento y la muerte en Grecia, mientras los ordculos de Dodona y Delfos proporcionaban profecias del futuro. Los propios mitos de la creacién griegos también tienen una base egipcia, aunque algunos de ellos de- rivan de los habitantes primitivos, los pelasgos, que estaban influenciados por los cultos primarios de una diosa de la Ma- dre Tierra y la fertilidad, Al principio era el Caos. Eurinome, la hacedora de todas las cosas, se vio atrapada en los anillos de Ofién, la gran ser- piente. Se convirtié en paloma, un simbolo posterior del Grial, y produjo el Huevo de la Creacién, que se partié en dos por el abrazo de la serpiente para producir el universo y nuestro mundo. Mas tarde, nacié el gran dios Zeus. Su padre era Cronos, que se habia casado con su hermana Rea. Cuan- do le dijeron que seria destronado por uno de sus hijos, Cro- nos se los comié a todos excepto a Zeus, a quien Rea sustitu- y6 por una piedra y lo entregé con forma de cabra a la ninfa Amaltea para que lo criara. La ninfa lo aliment6 con el cuer- no de la abundancia, tan famoso en la leyenda que Gelén, el tirano héroe de Siracusa, lo reprodujo en una gruta del jardin de su palacio en el siglo v a.C. Zeus se convirtié en el cope- ro de Cronos y le dio a beber un emético que le hizo vomitar alos hermanos y hermanas de Zeus ademas de la piedra sus- tituta. Cronos y Jos Titanes, sus aliados, fueron vencidos y exiliados a la remota Gran Bretafia. Mas tarde el dios seria adorado con la forma de una piedra negra. Se dice que el dios Zeus dio su piedra para que sirviera de altar en Delfos, donde el oréculo manifestaba su sapiencia y sostenia la copa que era la boca y la matriz de los dioses. Esquilo, Pindaro y Pausanias 4 escribicron que los délficos consideraban aquella piedra divi na como el ombligo y el centro del mundo. En estos mitos de la creacién, aparecen muchos de los te- mas posteriores del Grial. La serpiente sabia, el huevo roto de la creacién, la piedra de la profecia, el cuerno de la abundan- cia, la copa y el copero divino, el reemplazo del supremo go- bernante, el altar divino todavia en la tierra, En los impor- tantes misterios de Eleusis, no se anticipaba ninguno de estos rituales. De alli partié Deméter para rescatar a su hija Per- séfone 0 Coré del submundo del Hades, s6lo para perderla anualmente durante el invierno en el perpetuo ciclo de las es- taciones. Deméter habia convertido la tierra en el Paramo de las fabulas del castillo del Grial antes de que ella recuperara a su hija y permitiera otra vez el verdor de la primavera y las cosechas de otofto. «Feliz es aquel entre todos los hombres que viven en la tierra que ha visto estas cosas ~proclama un himno homérico de los misterios eleusinos-. Pero aquel que no esté iniciado en estos sagrados ritos, que no los comparta, nunca tendré la misma suerte en las oscuras profundidades de la muerte.» Los vasos sagrados se exhibfan durante los nueve dias de representaciones dramaticas y celebraciones en Eleusis. Cle- mente de Alejandria y Platén mencionan un discurso ritual de los ficles: «Ayuné, bebi la pocién. La cogi del cofte. Des- pués de probarla, la guardé en el cesto y del cesto la puse en el cofre.» Estos sacramentos eran seguidos al cuarto dia de la festividad por una procesion que Ilevaba un cesto cargado con granadas, semillas de amapola, tortas, sal y una serpien- te viva, El iltimo dia, se colocaban dos jarras llenas de vino y agua al este y al oeste. Luego los fieles las derramaban mientras decian ue kue, palabras correspondientes a «lluvia» y «concebir» Estos ritos de la fertilidad tienen sus equivalentes en los contemporéneos misterios érficos de Dioniso, el dios del vino y el espiritu. Era una deidad similar al egipcio Osiris, al fenicio Adonis y al frigio Atis. Todos murieron para renacer 15 y convertirse en divinidades de la vida y la muerte, y dar a los seres humanos una garantia de su propia inmortalidad. En la leyenda griega, el cuerpo del joven Dioniso es devorado por Jos Titanes, que asan su carne en un verdadero festin canibal y comunal. Luego, los Titanes son destruidos por el rayo di- vino, y la humanidad renace de las cenizas. Un elemento de este antiguo y sangriento sacrificio llegaré a introducirse en la religion cristiana, Los celebrantes de Dioniso también comian cruda la car- ne de los animales, como se decia que habia hecho el propio salvaje cazador ademés de dios del vino. Cuando su seguidor Orfeo con su lira fue descuartizado por las frenéticas bacan tes, su sactificio fue el preludio de la ingestion de carne divina y de sangre en un misterio orgidstico, que segiin menciona Platén curé a algunos perturbados y enfermos. Se dice que la cabeza cantante de Orfeo fue arrastrada hasta las playas de Lesbos, un hecho que Milton describe en su Lycidas, y que es otra versi6n de las cabezas parlantes de los dioses celtas y los martires cristianos. Los fieles afirmaban en las ceremonias 6rficas la division entre el cuerpo corrupto y el alma eterna, que descendia al Hades y era enviada de regreso a este mun- do en una interminable repeticién hasta que el espiritu consi- guiera liberarse para unirse a los dioses. Una lapida érfica en el sur de Italia afirma: «Soy hijo de la tierra y del cielo estre- llado, pero mi descendencia es del cielo. Esto lo sabéis voso- tros». Clemente de Alejandria también acept6 esta vision de la carne como prisién del espiritu cuando escribié que los an- tiguos tedlogos fueron testigos de que «como castigo el alma es uncida al cuerpo y enterrada en él El camino al cielo se hacia a través de una visiGn estatica de Dios. La ascética vida de penitencia culminaba en una celebracién religiosa, en la que se empleaban el vino y los narcéticos para inducir la visin de lo divino. Las primitivas ceremonias del culto érfico quizas incluyeron sacrificios mi- noicos y de Anatolia, donde la sangre de ovejas y cabras se volcaba de una jarraa.un caldero en el suelo. En época ro- 16 mana, los drficos tardios se sinticron atraidos por la comu nién cristiana, donde el vino se convertia en sangre divina como un medio para la absolucién, para liberar al espiritu de la carne. Aunque los romanos derrotaron a los griegos, dejaron su educaci6n a sus esclavos. «Cuando estés en Roma ~reza el di- cho-, haz lo que hacen los griegos.» Los mitos de la creacién y el renacimiento mesopotimicos, egipcios y helénicos pasa- ron a formar parte del panteén italiano. Zeus se convirtié en Jupiter y recibi6 el nombre de la Piedra. La maldicién mas fuerte que podia proferirse era Per Jovem Lapidem, «Por Ji- piter, la Piedra». Tanto Poseidén como Neptuno eran adora- dos en forma de una piedra cuadrada, mientras que a Hermes ya Mercurio se les representaba con una sencilla piedra er- guida o una cabeza colocada sobre una columna cuadrada. El primer dios oriental aceptado en Roma fue consultado por el Senado en el 205 a.C, y se le atribuyé la victoria en la Se- gunda Guerra Puinica contra Cartago. El oraculo de la Sibila predijo que Anibal seria expulsado de Italia sila madre de los dioses, la griega Rea, podia ser enviada desde Frigia a Roma. Una piedra meteoritica negra que representaba el principio femenino de la creacién, lo mismo que en la Ka’aba en La ‘Meca, fue entregada por el rey Atalo de Pérgamo y colocada en su templo en el Palatino. La guerra acabé muy pronto, y se senté el precedente para que los cruzados encontraran el camino divino en una piedra caida del cielo, que algunos lla- marian el Grial. Otra importante figura del culto oriental para los roma- nos fue el dios sol Mitra. Su culto procedia de la India y de los mazdeistas persas, que vefan el mundo como un campo de batalla entre las fuerzas de la luz y el bien contra los poderes de las tinieblas y el mal. Mitra era identificado con el sol, el portador de luz a la humanidad, el mediador en la batalla césmica. Los griegos lo llamaban Helios y los latinos Sol In- victus, Sol Inveneible. Las numerosas capillas de Mitra en el Imperio romano se 7 construian bajo tierra o en cuevas con los signos del Zodiaco, en el suelo de mosaico. Parte del servicio era la comunién con tuna copa consagrada y una hogaza, simbolos de la santa cena que Mitra habia tomado con el sol después de su estancia en la tierra. Los cristianos reclamaron que los seguidores de Mi- tra les habian robado su Eucaristia, aunque es también posi- ble que fuese a la inversa. Los paganos también crefan en la supervivencia de la esencia divina en la humanidad, y en las recompensas y castigos después de la muerte. Mitra descen- deria al malvado mundo guerrero como Cristo en el dia del Juicio Final. Luego resucitarfa a los muertos, separarfa a los virtuosos de los pecadores y reinaria en el paraiso en la tierra. El dualismo oriental y el simbolismo de la luz del buen sol fueron caracteristicas importantes en las posteriores leyendas del Grial. Las ceremonias en Eleusis y en honor de Mitra aportaron muchos de los elementos de la procesi6n del Grial. Un dnfora de la coleccién de sir William Hamilton muestra a un genio alado griego en los misterios cargado con un cubo y un disco solar con la luna debajo, todo incluido en la ban- deja redonda del universo. Otra anfora muestra a un segundo genio sujetando una serpiente o una rama de laurel y un glo- bo dentro de un disco, mientras Ceres sostiene el cuenco 0 krater de la abundancia, ademas de otra corona de la sabidu- ria. De estos antiguos cultos y percepciones nacié el simbo- lismo del Grial. Quizis el més curioso de los posteriores mitos de la crea cién se relata en la edda noruega Havamdl, que tal vez data del siglo vii. El krater griego, el profundo cuenco de la crea- cidn y la sabiduria divina, y la crucifixin cristiana fueron paralelos. Odin se colgé de Yggdrasil, el érbol mundo que se- para el Valhalla del Hel, el cielo de los infiernos, y luego dijo: Colgué de un arbol en el viento, colgué alli durante nueve dias y noches, fui cortado, herido por una lanza. Era una ofrenda hecha a Odin, 8 Me ofreci a mié mismo en aquel arbol mas alla de la mente del hombre que no sabe donde llegan las raices. Nadie me dio pan, nadie me dio aguamiel de un cuerno, miré a través de un mundo tras otro, miré en las profundidades, y de alli cogi las Runas. Grité mientras las agarraba y entonces me volvieron a colgar. La alquimia del Grial Al comienzo del primer romance del Grial sobre el loco sa- grado, Perceval, se sefiala la estacién del afto como aquella wen que verdean los campos». Perceval de Gales recogié sus tres jabalinas y se encontré con cinco caballeros que resplan: decian a la luz del sol con los colores rojo, blanco, plata, azul yoro. Los cuatro elementos del cosmos clasico y medieval eran la tierra, el aire, el fuego y el agua. Sus colores eran el azul, el amarillo oro, el rojo y el verde. Para explicar los cambios den- tro del almirez de los alquimistas que podian convertir el me- tal base en oro, la tierra era vista como azul y plomo, el aire era amarillo y azufre, el fuego era rojo y arsénico, mientras que el agua era verde y cobre. Desde el tiempo de los antiguos sgriegos, los alquimistas colocaban el plomo y el cobre en reji- llas sobre el azufre metélico y el sulfuro de arsénico junto con agua en un pote en el suelo caliente de sus alambiques. Los vapores producian dcido sulfirico, que se condensaba y caia sobre el cobre y el plomo, que se ennegrecian en un primer momento, Luego el dcido y las sales emblanquecian los dos metales y, finalmente, los volvian rojos, antes de fundirlos en lat6n dorado, que parecia oro. Los colores usados por los caballeros en los relatos del 19 Grial daban fe de los poderes de la alquimia en la fantasia de la Edad Media. En Perceval, el primer acto del loco después de visitar al rey Arturo fue matar al Caballero Rojo, que le habia atacado con su lanza. Lucgo, devolvié la copa de oro robada por el Caballero Rojo a la corte ambulante en Car- duel, o Carlisle. Esta proeza no sélo fue un presagio de la posterior visién de Perceval de la lanza sagrada y el Grial en el castillo del Rey Pescador, sino también un simbolo del rojo fuego de la alquimia, que transmutaba la base en lo precioso. A través de las sucesivas narraciones del Grial, los colores de los elementos y los cambios alquimicos aparecieron en los vestidos y la herdldica de los diversos héroes de la caballeria, sobre todo el verde, el negro y el rojo. Las referencias culmi- naron en el Parzival de Wolfram von Eschenbach, donde el Grial se revela como una piedra verde o agua caida del cielo ‘como man, el secreto de un sabio astrénomo judio llamado Flegetanis, conocedor de los misterios de la alquimia del Me- diterréneo oriental. Las Visiones de Zésimo, un sabio helénico, son las pri- meras que describen los procesos quimicos de la alquimia. Al principio acaecié la composicion de las aguas sulfurosas, Iue- go su condensacién, seguida por la separacidn de los acidos a partir de los metales base, y al final se produjo la corrosion del plomo y el cobre, que se convirtieron en latén y «oro». El comienzo de las Visiones parece describir el suefio del hallaz- go del Grial: Vial sacerdore oficiante de pie ante mi en loalto de un altarcon Ja forma de un cuenco. A este altar se subia por una escalera de quince peldafios. Luego el sacerdote se irguié y escuché una vor de las alturas que me decia: «He logrado el descenso de los quince peldafios de la oscuridad y el ascenso de los peldatios de la luz yes él quien sacrifica, quien me renueva, tras el abando- no de la vulgaridad del cuerpo; y siendo sacerdote consagrado por necesidad, me convierto en espiritu». Y habiendo escucha- do la vor de aquel que estaba en el altar con forma de cuenco, 20 Ie interrogué, descando saber quién era. Me respondlié con una vor débil, diciendo: «Soy Ion, el sacerdote del santuario, y he sobrevivido a una violencia intolerable, Por alguien que vino de sopetén por la mafiana, desmembrandome con una espada, y despedazndome con la exactitud de la armonia. Y desollan: dome la cabeza con la espada que sostenia con mano firme, _meezcl6 mis huesos con mi care y los quem en el fuego del tra tamiento, hasta que aprendi por la transformacién del cuerpo a convertirme en espiritu>. Zésimo se referia probablemente al krater del Corpus hermeticum, el cuenco sagrado donde el alma de cada indivi- duo se mezcla con la mente universal y la palabra de Dios. En la quinta visi6n del sacerdote que oficia los temibles misterios en el altar sagrado, se le dice que el hombre santo deseaba poner sangre en los muchos cuerpos en el cuenco «para acla- rar los ojos, y levantar a los muertos». Este proceso de rege- neraci6n no s6lo tenia su correspondencia en los otros textos herméticos, sino también en los ritos nérdicos y celtas, como aparece en el caldero de Gunderstrup, recipiente sacrificial danés del siglo 1, En los romances medievales, tales herejias, sobre todo las peldsgicas y gnésticas, jugarian un papel pre- ponderante junto con la alquimia en la biisqueda del Grial, que era la buisqueda directa de lo divino. Los tres grandes pe- cados del gnosticismo -la separacién entre el Creador y Dios Padre, la negacién de la divinidad de Cristo en la tierra, y el odio a la carne y a la materia como fuente de todo mal- se derivaban de las ensefianzas del filésofo judo Filon de Ale- jandria, y también de Zoroastro, el sabio persa. En los tiempos de la primitiva Iglesia cristiana, el alqui- mista Simén el Mago afirmé ser el representante directo del supremo poder de Dios, un mesfas rival de Cristo. Su sabidu- ria era la palabra de Dios. «Fue el primero en declarar -es- cribio san Ireneo-, que él mismo era el Dios que reina sobre todas las cosas, y que el mundo lo habjan hecho sus Angeles.» El fuego era el principio divino, y emanaba en seis elementos: el cielo y la tierra, el vol y ka luna, el aire y el agua, una doctri- za que también derivaba de los adoradores persas del fuego y el sol que seguian a Zoroastro. Se dijo que Simén el Mago ha- bia volado hacia el cielo de Roma como el Anticristo en una demonjaca carroza de fuego y que le habian derribado las plegarias de san Pedro y san Pablo. Como consecuencia de la caida, Simén se rompié las dos piernas. Otro Padre cristiano mandé enterrar vivo al hereje con el anuncio de que resuci- tarfa al tercer dia lo mismo que Cristo. Nunca mas volvié a parecer. Entre las sectas gnésticas, los naasenios creian en una Copa de Anacreonte, que representaba el mundo. En ella, Dios mezclaba los cuatro elementos de tierra, aire, fuego y agua, con el fin de crear ef mundo de formas. Una leyenda persa contemporsnea habla de la Copa de Jamshid, en la que se podian discernir todos los misterios de la naturaleza. En la tradicién hermética, un receptéculo leno con nous, 0 con- ciencia, habja sido enviado desde el cielo para bafiar a la hu- manidad en el divino entendimiento, Como escribié Jung so- bre estas tres leyendas en sus Estudios de alquimia, éstas eran fuentes primitivas «donde la inmersién tiene lugar y se pro- duce la transformaci6n en un ser espiritual ... el ttero de la renovaci6n o renacimiento espiritual», Incluso en el mas cris- tiano de los relatos del Grial, el escrito por Robert de Boron, Jess imparte ensefianzas esotéricas a José de Arimatea, quien encomendaria los misterios del Grial a la custodia de los caballeros hereditarios. El misticismo clasico y el oriental formarian siempre parte, junto con la alquimia, de las sefa- les y las maravillas que encontrarian los buscadores del ver- dadero camino. El héroe y el Grial La idea del héroe que hace verdear la tierra y alcanza el mas alla y lo divino es tan vieja como la poesia épica. Tal como es- cribié un pocta sumerio acerca del primer gobernante divine de Mesopotamia: El gran principe Enki abrié los sageados surcos haciendo crecer el cereal en el campo perenne. La epopeya de Gilgamesh habla del constructor de tem- plos de Uruk, que luché contra el mal encarnado en la figura de un gigante del bosque y viaj6 al mundo subterraneo, s6lo para descubrir que la muerte era el destino de todos los hom- bres antes de regresar a su propio final, de nuevo en la ciu- dad, Esta biisqueda de una respuesta divina a la vida inspi- raria las posteriores epopeyas de los ritos de paso desde la Odisea de Homero al ciclo de poemas artiiricos sobre los ca- balleros de la Mesa Redonda en busca del Grial. El Ulises de Homero representaba el arquetipo del héroe europeo dirigiéndose hacia lo desconocido. El relato de su vi- sita al Hades fue alabado por Alcinoo cuando dijo que la for- ma de la historia era la que hubiera elegido un bardo. Junto con Gilgamesh, Ulises era el viajero incansable entre los vivos y los muertos. Boccaccio loaria su curiosidad, que le convir- ti6 en un intruso «debido a su deseo de ver més alld de la se- fial de la que nunca nadie habia conseguido volver». Y con Edipo, él era el jefe de los héroes. Con palabras ingenio, am- bos consiguieron eludir su destino con el fin de descubrir los secretos del conocimiento en su viaje a través de la vida. Las leyendas hist6ricas griegas quiza sirvieron de docu- mentacién al primer relato del Grial, el Perceval de Chrétien de Troyes, quien afirmé que estaba basado en un libro que le habia dado su mecenas, Felipe de Flandes. Los gobernantes del castillo del Grial tal vez representaban a la casa de Atreo, con el Rey Pescador modelado a partir de Menelao. El salén del castillo tal vez derivé de los prehistéricos palacios de Mi- cenas y Tirinto. La Santa Lanza podria ser el baculo real en- tregado por Zeus a Hermes y por diltimo a Agamen6n. «Ado- raban este cetro, al que denominaban lanza ~cscribié Pausa~ nias-. El hombre que oficia de sacerdote conserva el cetro en su casa a lo largo del afto, y se le ofrecen sacrificios todos los dias, y se sieve ante él una mesa que esta provista con toda clase de carnes y tortas.» Esta es una de las posteriores pro- piedades del Grial: la provision de comida en abundan- que la copa de plata de Arreo, en la cual tun cordero dorado y que significaba la posesion del reino, era un Grial primitivo. Las cortes de Carlomagno y los reyes normandos dispo- nian de traducciones latinas de algunas de las antiguas com- posiciones griegas sobre la carrera de Alejandro Magno. Ha- cia el siglo xtt, sobre todo en el Alexandreis de Walter de Chatillon, las hazaiias del héroe griego rivalizaban con los re- latos de Troya como fuente para muchos capitulos de las his- totias del Grial. Alejandro era un personaje legendario como gobernante universal en Oriente Proximo mucho antes de la Ilegada de los cruzados, y su imperio se presentaba como su- perior al romano. Habia deseado que se le rindiera culto como un ser divino, y las historias le hacian aparecer como un guerrero y un dios. Es un hecho que, cuando Alejandro murié en Babilonia, colocaron el cuerpo embalsamado en un templo con ruedas para trasladarlo hasta Grecia. Pero los divinos restos fueron desviados a Alejandria, donde habian construido un mauso- leo para que fueran depositados en él, Alejandro habia mani- festado su voluntad de ser enterrado en el oraculo de Siwa, donde otro meteorito similar al de la Ka’aba en La Meca ha- cia las veces de piedra de la profecia. Este estaba cubierto de esmeraldas, de la misma manera que la verde lapis exilis cai- da del cielo seria la representacién del Grial en el Parzival de Wolfram von Eschenbach. Cuando un incendio destruyé el mausoleo de Alejandria, se dijo que el sagrado cadaver habia sido Ilevado a Siwa, donde el orculo habia profetizado que el general griego se convertiria en un dios. En una miniatura iskamica, se lo representa rindiendo culto ante la piedra negra 24 dc la Ka’aba. Tenia fascinado al mundo islamico y se lo iden- tifica con el ser de dos cuernos del Coran, a quien «habian dado el poder en Ia tierra y se habia abierto camino hasta el confin oeste y el confin este, y en respuesta a la Ilamada de un pueblo oprimido habia construido una pared o muralla de hierro y lat6n contra las incursiones de Gog y Magog». La leyenda de Alejandro, como no podia ser de otra ma- nera, se uniria a las de Arturo y Carlomagno para represen- tara los tres paladines de la caballeria medieval. Y otra fuen- te comin, la caida de Troya, estaba disponible en la Eneida de Virgilio, que tenfa como referente la Ilfada y la Odisea de Homero, ademas de las hazaiias de Alejandro. Su epopeya la- tina no se ocupaba tanto de las pruebas del alma como de tuna biisqueda particular destinada a cumplir un propésito divino. Si bien Eneas también lleg6 a la Tierra de los Muer- tos, él descubrié alli la respuesta al trabajo de toda su vida: la creacién del Imperio romano. De esta manera la fabula se convirti6 en una prediccién de la historia, Servirfa como ins- piracién para el posterior Sacro Imperio y la unidad del cr tianismo. En la fiesta ofrecida a Eneas, la reina Dido de Cartago muestra «un cuenco de oro, que brillaba con divinas gemas engastadas». Lleno de vino, era utilizado por la casta sacer- dotal de su reino. Se invocaba a Jupiter y a Baco en su pre- sencia. John Dryden describié la ceremonia: Luego ella cogié la copa, rebosante de néctar (rociando el suelo con la primera libacién), y la acercé a su boca con sobria gracia, y después de probarlo, se la ofrecié al siguiente. Todos los invitados se pasaron esta copa de culto y paz como una forma de comunién, y luego Dido la utiliz6 para servir el vino en los votos matrimoniales por Eneas ante Juno, Baco y Ceres, mientras sostenia un cuerno de la abundancia. Abandonada por Eneas cuando éste continu con su misién, 25 Dido se suicidé, s6lo para volver a encontrar al amante perdi- do en el Hades, donde él entré después de cortar la dorada rama de muérdago en un jardin sagcado al que llegé conduci- do por dos palomas. Todos estos simbolos posteriores del Grial culminaran con la curacién de la herida de Eneas, pro- ducida por un dardo, tras un toque de la mano de Venus, su madre, que trajo dictamo de Creta y lo cocié con ambrosia: Invisible permanece preparando la mezcla con sus manos ceestiales, yla vierte en un cuenco, ya coronado. Las sagradas copas y cuencos sanadores de Virgilio deri- van de los misterios griegos, como ocurria con muchos de los. dioses latinos. Algunos de los principales mitos de los dioses escandinavos también parecen tener su origen en Grecia, lo mismo que la mayoria de los antiguos y universales cultos de la diosa Tierra. En los relatos de Valhalla, el Prose Edda del islandés Snorri Sturluson, se habla de un caldero humeante llamado Eldhrimnir, que siempre servia porciones del inago- table cerdo Saehrimnir con su carne renovable, mientras que la eterna cabra Heidriin proporcionaba el burbujeante hi- dromiel de sus ubres para los cuernos de los dioses en su fies- ta interminable. Cuando el poderoso Tor fue desafiado por Loki a ver quién bebia mas, no pudo vaciar su cuerno porque el extremo estaba sumergido en el océano, pero el dios del trueno creé las mareas y la playa con sus tragos. El caldero de hidromiel de Ymir otorgaba fuerza y sabiduria a todos los que probaban su contenido, Estas leyendas de enorme abun- dancia se apoyaban en los primitivos rezos a la diosa de la fertilidad escandinava: Erce, Erce, Erce, madre de la Tierra, iTe saludamos, Tierra, madre de los hombres! Sé fructifera en el abrazo de Dios, lena de comida para el uso de los hombres. 26 La escandinava Friyg, 0 Freya, ao era mis poderosa que Odin, el gobernante de los dioses; era una deidad similar a Ceres en tanto que diosa del nacimiento y las estaciones. Y el dios Baldur, el Adonis nérdico, tenia curiosas afinidades con el Cristo crucificado y la leyenda del Rey Pescador. Amado por Freya, se le pedia a todas las cosas que nunca le hicieran dafio. Pero el ciego Héder lo atraves6 con una lanza de muét- dago, asi que Baldur muere hasta que es resucitado cuando llega el fin del mundo. En el «Suefio de la cruz», un poema del siglo x, se ve a Je- sucristo en una resplandeciente cruz enjoyada, en el momen- fo en que numerosos hombres lo matan atravesindole el cuerpo con lanzas hasta que fluye la sangre. Su cuerpo es re~ cogido por sus seguidores y guardado en un cofre de oro y plata, y su sangre en una multitud de relicarios. Las primiti- vas runas de la cruz Ruthwell cian el «Suefio de la cruz» en referencia a la muerte de Baldur producida por las lanzas que le atraviesan el cuerpo. Es notable la confusién entre el mito de Baldur que sangra por la herida de la lanza arrojada por el ciego Haider y el relato evangélico de Cristo atravesado por la Santa Lanza del centurién ciego, que mas tarde se llamaria san Longino. Y también lo es el mito de la herida sangrante del Rey Pescador, causada por una lanza y que sdlo se cura con la respuesta correcta de un caballero del Grial. Estas creen- cias nérdicas bien pueden haber derivado de las enseiianzas de los druidas o de los antiguos cultos a la diosa Tierra, como se muestra en la obesa figurilla de la Venus aurifiaciense de Willendorf. Esta claro que las creencias celtas se desarrollaron a par- tir de los cultos druidicos ¢ influenciaron las sagas de la cor- te artiirica, que a su vez producirfan su efecto sobre las pos- teriores sagas escandinavas. Las vasijas benditas estaban hechas por los artesanos celtas. Los cimbros enviaron como regalo al emperador Augusto «el més sagrado caldero de su pais». En los enterramientos belgas en Kent durante la €poca de la invasién de Gran Bretafia por César, se utilizaba el or- 7 namentado cubo Aylesford en las ceremonias de muerte y 1 nacimiento, Y el famoso cuenco de plata del siglo 1, el calde- ro de Gunderstrup, muestra en relieve una escena druidica de sacrificio y regeneracién. Los guerreros muertos formaban cola para recibir la vida de un intermediario divino que su- mergia de cabeza a un prisionero en un recipiente con forma de vagina. Los escritores romanos contemporineos habla- ban de los sacrificios humanos celtas, que ahogaban a las vic- timas en una tina de sangre, mientras que a otros les cortaban la cabeza, pero es posible que la escena del Gunderstrup sélo represente un bautismo ritual para la resurreccién de los fa- ecidos. Las més antiguas de las piedras de sacrificio, como la pik dra Knowth de County Meath, que data del 2500 a lizaban para la muerte ritual de personas y bestias, al igual que en la Antigiiedad clasica. Los druidas irlandeses crefan que el alma residia en el cerebro, tan venerado en los primeros mi- tos que el herido Bran el Bendito les pidié a sus compafieros que le cortaran la cabeza y la enterraran en Gran Bretafa, para que sirviera de ordculo parlante (el papel de Mimir desde su ozo en las leyendas escandinavas). Y Dagda, el padre de los antiguos dioses irlandeses, tenia un caldero de la abundancia llamado Undri, que alimentaba a todos los hambrientos. Su sgigantesco garrote tenfa las mismas propiedades de la Santa Lanza: podia curar ademas de matar. Otros antepasados de los nifios de Danu, de quienes se decfa que habian poblado Irlanda desde cuatro ciudades fa- bulosas, eran Nuada o Nodens, y Lug o Ludd. Estos legenda- rios colonizadores trajeron con ellos otros simbolos del Grial ademés del caldero magico: Lia Fa’il, la Piedra del Destino; la espada Gorian, que fue forjada antes que Excalibur; y la Lanza de la Victoria de Finian. Lug, quien quizs dio su nom- bre a Londres ~donde se decia que vivia la cabeza de Bran, concretamente en Tower Hill-, era un dios solar como Mitta. La captura de su terrible lanza por Brian, el héroe irlandés, era otra profecia de las leyendas del Grial, porque Brian maté a 28 su inayestitico propietario y cogié la lanza de un ealdero hir- viendo. Los iltimos druidas vivieron en Holy Island, delante de las costas de Angleset, y las tradiciones irlandesas y galesas moldearian la mayor parte de las leyendas artiricas. El re- sumen de la maxima autoridad en el tema, Roger Sherman Loomis, define las raices célticas del Grial: Es posible a parti de la hipétesis celta dar una descripcién pre- cisa de la forma del recipiente, que correspondia a una fuente hhonda, y de sus propiedades de proveer alimentos milagrosa mente, de seleccionar a quignes alimentar, de prolongar la ju- ventud y la vidas la lanza sangrante y las aventuras relaciona: das con Ia misma; la espada rota reparada milagrosamente; a nave magica en la que viajaron Galahad, Perceval y Bors; la hermana de Perceval; la aborrecible doncella; la sila peligrosa; cl rey tullido; las visitas de Gawain y Perceval a su castillo; la prueba de la pregunta; el despertar de Gawain en campo abier- 10; los nombres de los reyes y los héroes del Grial la introduc cidn de José de Arimatea, y muchos otros detalles. Las creencias antiguas y paganas fueron las fuentes que Ienaron al Grial en su génesis. 29 2 La necesidad del Grial He reunido todo aquello que enconteé en los ana~ les de tos romanos, en los escritos de los San- tos Padres y en las tradiciones de nuestros an- NENNt0, Historia Britton (c. 800). Una religién sabia adopta el paganismo. Los viejos mitos se pueden convertir en creencias divinas. En la leyenda del Grial, los antiguos relatos de los calderos inagotables y los cuernos de la abundancia fueron convertidos en la Edad Me- dia en los vasos y platos cristianos que daban de comer y de beber continuamente. No obstante, la Iglesia de Roma nunca acabé de aceptar del todo la biisqueda del Grial. Porque esta busqueda derivaba de la peor de las herejias, que se predic6 en Oriente Préximo y en Bretafia antes de los tiempos del rey Arturo. La gran ofensa para el obispo de Roma era la idea de un acercamiento directo a Dios sin necesidad de la intercesién de la Iglesia. A principios del siglo v, dos monjes celtas, Pe- lagio y Celestio, fueron expulsados de la ciudad sagrada por predicar que los seres humanos podfan perfeccionarse a tra- vés de sus obras. No existia el pecado original como sostenia san Agustin. Por lo tanto, resultaba innecesaria la existencia de un sacerdote que absolviera de los pecados. El creyente podia alcanzar el cielo solo, con sus actos en una tierra pe- cadora. «Todo lo bueno y todo lo malo -escribi6 Pelagio-, por lo que se nos alaba o acusa, no nace con nosotros, sino 30 {que lo hacemos nosotros.» Fsta doctrina fue condenada por el concilio de Efeso y daria origen a la primera cruzada de europeos contra europeos, cuando los perfecti cétaros fueron destruidos por Simén de Montfort y los inquisidores. Pela- gio también fue un predecesor de Calvino, quien dividiria el mundo cristiano con las doctrinas det puritanismo y la fe protestante, Lo que hizo la herejfa celta de Pelagio fue negar la autori- dad de Roma. Ya se habian producido revueltas briténicas contra los césares guiadas por Ia caballeria de Maximo y Cons- tantino, cuyas conquistas en la Galia anticipaban la leyenda de las victorias del rey Arturo en el continente. En el 429, Germano, més tarde llamado san German en su didcesis de Auxerre, fue enviado en la primera de sus dos visitas a Gales a suprimir la herejfa pelagiana, que era respaldada por el jefe supremo Vortigern. Enfrentado a una incursién de los irlan- deses y los pictos escoceses, Germano utiliz6 sus conocimien- tos militares para destruir a los invasores cerca de Mold, en Flin, con una carga de guerreros que gritaban «;Aleluya!>. Después de esta victoria, Germano fue llamado san Harmon en Gales. Senté el precedente para las posteriores afirmacio- nes de que el rey Arturo gané la batalla, con la imagen de Je- sucristo o la Virgen Maria en el escudo. Sin embargo, Germano fracas6 en el intento de eliminar de cuajo la resistencia de Vortigern al dominio de Roma. El rey galés invit6 a las huestes sajonas a actuar como sus de- fensores contra los irlandeses, quienes ya habjan establecido una cabeza de playa en Gales, y contra los pictos en el norte. Cedié tierras y tributos a los sajones, que més tarde fueron seguidos por otras tribus de anglos y jutos llegadas del conti- nente. Los nuevos pobladores expulsaron a los nativos y des- truyeron la civilizacin urbana romano-briténica del sudeste de Inglaterra. El monje celta Gildas escribié alrededor del 540 en La pérdida y conquista de Bretana que «se produjo la des- trucci6n generalizada de todo lo bueno y el crecimiento ge- neralizado de todo lo malo en toda la tierra». No obstante, 3 tun héroe lideré la resistencia, un comandante de caballeria con un nombre romano, Ambrosio Aurelanio. Aunque era va- liente como infante, escribié Gildas, Ambrosio lo era todavia més a caballo. Primero incendi6 el castillo de Vortigern en Flint para obligarlo a salir. Luego derroté a los sajones en el nordeste, pero no pudo expulsarlos de los territorios sureiios. El con- traataque acabé en el asedio de Mons Badonicus. Gildas no menciona al comandante en esta batalla, pero aparece en los contempordneos Easter Annals, una miscelénea militar que se conserva en el Museo Briténico. Una entrada de alrededor de 518 dice: «Batalla de Badon, donde Arturo lleva la cruz de Nuestro Seftor Jesucristo sobre sus hombros durante tres dias y tres noches, y triunfan los britanos». Este fue un largo periodo de resistencia celta a la penetra cién nérdica, que se convertiria en tema de leyenda. No lleg6 ninguna ayuda de Roma y, efectivamente, con el envio por el papa Gregorio el Grande de un segundo san Agustin a Can- terbury, los sajones se convertirian en las puntas de lanza de la versi6n italiana del cristianismo en Bretafia, Seguin Beda el Venerable, el Papa crefa que los anglos debian unirse a los an- geles en el cielo, Indudablemente, los anglosajones confirma- rian la suptemacia del rito romano en Inglaterra a mediados del siglo vir en el sinodo de Whitby. Sin embargo, el rey Arturo era un comandante celta y un héroe para los pobladores nativos de Cornualles, Gales, Ir- landa y el sur de Escocia. Un rito bizantino diferente habia llegado por el Mediterréneo a través de las viejas rutas del co- mercio de estafio hasta estas civilizaciones celtas. A partir de las ensefianzas griegas, los monasterios irlandeses se convi tieron en los faros de lo que més tarde se Hlamaria errénea- mente las Edades Oscuras. Enviaban misioneros, santos pe- regrinos y eremitas ~segtin el ejemplo de los padres cristianos en el desierto- a Gales, la isla de Man y Escocia. All centraban, en los tiempos del rey Arturo, las primeras lapidas cristianas escritas con la escritura Ogham, la escritura en pie- 32 dea de surcos y muescas quizs derivada de los druidas. San Petroc Ilevé la fe al oeste de Inglaterra y a Bretafia, donde habian ido los refugiados celeas para escapar de los anglosa- jones: muchas iglesias recibieron su nombre. San Sansén. también partié hacia Cornualles y Bretaiia con su carroza irlandesa: su viaje fue conmemorado en un vitral de la cate- dral de Dol. San Colomba Ilevé la palabra de Dios irlandesa al oeste de Escocia y el norte de Inglaterra; san Guillermo la Hevé a lo que luego se llamaria Normandia. Otros santos pe- regrinos llegaron a Galicia, en Espafia, a las Orkney, a las Shetlands, a las Feroe ¢ incluso a Islandia. Y san Colombano_ Ievé la influencia irlandesa muy adentro en Francia y la pro- pia Italia, En Nevers todavia se conmemora su fundacién del primitivo monasterio de Saint Etienne. Traspasado a los be nedictinos durante la reforma cluniacense del siglo x1, una magnifica vidriera del Grial muestra una lampara sagrada ar- diendo encima de un disco solar detras de la cabeza de Cris- to en la Ultima cena, que bendice el pan de su cuerpo en un plato dorado y una copa de vino. La iglesia mas antigua de Inglaterra, el edificio de mim- bres y juncos en Glastonbury, fue fundada en el 433, segiin se dice, por el propio san Patricio; sus supuestos restos fueron colocados en una pirdmide de piedra cubierta de oro y plata junto al altar mayor de la primera abadia. Otros santos cel- tas le siguieron, entre ellos Colomba, Brigida y Benigno, y Glastonbury o «la isla cristalina» se convirtié en un espejo para la fe de los peregrinos que cruzaban el mar de Irlanda. La influencia del rito griego quedé demostrada por el recien- te hallazgo de un incensario bizantino en los terrenos de la abadia, ademas de la presencia de la herejia gnéstica en el anillo espiscopal de jaspe tallado con un dios serpiente, que pertenecié al abad Seffrid Pelochin y que atin se exhibe en la catedral de Chichester. Aunque Glastonbury dio paso a la in- fluencia romana después del sinodo de Whitby, su pasado celta hace que siga siendo reverenciada. El Challice Well y el Tor eran considerados por los galeses manifestaciones de 33 Annwn, el més alla, visitado, segtin se decia, por san David. La Anglo-Saxon Chronicle informa de que el Papa envié un trozo de la cruz auténtica al rey Alfredo, quien la cedié a la abadia. Sus reliquias la convertirian, en palabras de William de Malmesbury, en «un santuario celestial en la tierra». Entre ellas estarian un poco de mans y partes de las varas de Moisés y Aardn; los huesos de san Juan Bautista y la leche de la Vir- gen Maria; y muchos restos sagrados de la Pasion, incluido un clavo de la cruz, Sin embargo, en los primeros tiempos no existia el Grial, a pesar de la posterior identificacién de la abadia con Avalon, la muerte del rey Arturo y la llegada de José de Arimatea a Bretaiia, Una vieja leyenda de Cornualles afirma que José de Ari- matea lleg6 alli con su pariente, el nifio Jests, y le ensefid a extraer estafio ya quitarle las impurezas de wolframio. Se- gin Herddoto y Diodoro Siculo, existia comercio de estaiio entre Fenicia y Cornualles en aquellos tiempos. La cofradia de estafieros de Cornualles acostumbraba a gritar después de Pulir el metal: «José era del oficio», En Somerset, el relato de- ia que Cristo y José llegaron por mar a Tarshish y se queda- ron en Summerland, otro nombre del condado, en un lugar amado Paradise. La gente de Priddy, en lo alto de las colinas Mendip, el centro de la antigua mineria del cobre y el plomo, también crefa que los dos hombres santos pasaron un tiem po en el pueblo. Y también se mantenia en Glastonbury la creencia en la iiltima visita de José de Arimatea con el Grial que contenia la sangre de Cristo, que segiin se dice vacié en el prehist6rico Chalice Well. La tumba de José fue descubierta alli en tiempos medievales, como lo fueron las tumbas del rey Arturo y Ginebra. Sobre los huesos de Arimatea habia una inscripcién: VINE A LOS BRITANOS DESPUES DE ENTE- RRAR A CRISTO. ENSENE. DESCANSO. A esta creencia se afiadié la leyenda de otra visita de José con el joven Jesiis. San Agustin no dudaba de la veracidad de la historia y le escribié al papa Gregorio que en «una isla de reyes» hacia el oeste, los primeros misioneros de Roma 34 habjan encontrado wna iglesia de mimbres y jineas «que no habfa sido construida por artes humanas sino por las manos de Cristo en persona, para la salvacién de su pueblo». Su- puestamente, José habfa recibido doce pieles® de tierra del rey pagano Arvirago para construir su iglesia. Aparentemente, esta cesién aparece confirmada en los folios del registro de empadronamiento de tierras normando: «La casa de Dios, en el gran monasterio de Glastonbury, llamada el Secreto del Se- or. La iglesia de Glastonbury posee en su propio pueblo do- ce pieles de tierra que nunca han pagado impuestos». Se dice que la ruta de José y Jestis hasta el oeste de Inglaterra iba del ‘Mont-Saint-Michel en Francia a su homénimo inglés: el via- je artirico de Tristan con la bella Isolda para ver al rey Mark. Rodearon Land’s End y se dirigieron hacia el Jesus Well cer- ca de Padstow; luego continuaron hasta la zona de Paradise en el rio Brue seftalada en los viejos mapas militares; desde alli fueron por via fluvial a Godney, el puerto de Glastonbury, la famosa isla de Avalon; y volvieron por las colinas Mendip hasta las minas de Priddy para después navegar por el Axe has- ta Uphill, en el canal de Bristol, a fin de emprender el viaje de regreso a Fenicia El renacimiento religioso celta de los siglos vi y vit se basa en las rutas maritimas atlinticas e iba en contra de la auroridad de la mediterrénea Roma. Fue divulgado por los santos peregrinos y eremitas, los apéstoles de los relatos tar- dios del Grial. Estaba a favor de la resistencia a los nérdicos y sgermanicos, y a los posteriores ataques arabes contra el pue- blo celta. Reclamaba un héroe politico que defenderia a su pueblo y la independencia de su fe ante sus enemigos. Escogié a Arturo, el dux bellorum o adalid mencionado a mediados del siglo vitt por el monje galés Nennius como el vencedor de doce batallas, que acabé en la derrota final de 539 descrita en +. La piel era una primitiva medida de superficie que podia variar de los sesenta a los ciento veinte acres, Cada acre equivale a cuarenta areas, (N. del T) 35 los Easter Annals: «La batalla de Camlann, en la que pere- cieron Arturo y Medraut [Mordred]. Y hubo una plaga en Bretafia e Irlanda», En los siglos de estudios del Grial siempre se ha hecho caso omiso del proceso de la fe cristiana en la Bretaiia de Ar- turo. Si él Ilevaba la imagen de Jestis en su estandarte en el asedio de Badon, qué pudo haberle dicho el hijo de Dios? Si era un pelagiano como Vortigern, si cabalgé con sus contem- pordneos celtas en la lucha por la independencia contra | anglosajones convertidos por Roma, entonces quiza sigui6 las palabras del Sermén de la Montafia en el Evangelio de san ‘Mateo: «Sed, pues, perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial». La herejia de la salvacién a través de las buenas obras era la inspiraci6n de los caballeros en la biisqueda del Grial. Por su virtud, cada miembro de la Mesa Redonda podia aleanzar la luz de Dios y del Espiritu Santo sin necesidad de tener un sacerdote para que absolviera sus pecados. Estos caballeros errantes eran aconsejados en su camino hacia el castillo del Grial por hombres santos, a imitacién de los errantes predi- cadores celtas que propagaban su fe independiente por todo el Atlantico norte. En el primer relato del Grial escrito por Chrétien de Troyes, Perceval encuentra el camino correcto para regresar al castillo del Grial gracias a su tio eremita, quien le dice que el herido Rey Pescador vivia slo con la hos- tia de la comunién, que le llegaba directamente del cielo y del Espiritu Santo, y no a través de la Iglesia de Roma, Las le- yendas de Arturo y el Grial estaban destinadas a ensalzar la resistencia de muchas personas a la autoridad de la Santa Sede. Por eso son tan populares en su propagacién a través de Europa y mas alld, de tal forma que el prior de Tewkesbury pudo afirmar que las alabanzas a Arvuro habian llegado a to- das partes, incluida Italia. Sélo es un poco menos conocido entre las gentes de Asia que entre los britanos, segiin nos informan los peregeinos que re- 36 sgrevan de las tierras orientales. La gente de Oriente habla de 41, como lo hacen en Occidente ... Roma, reina de las ciudades, canta sus proezas, mientras sus guerras son conocidas en su an- ago. Antiogufa, Armenia y Palestina celebran tigua rival C: sus hazatias. Roma hizo todo lo posible por apropiarse de la leyenda del rey Arturo y el Grial, aunque era herética, y finalmente lo logré. Esto fue porque las historias de Camelot y la caballeria serian una fuente de inspiracién para los cruzados que se rigieron a Levante. El papa Gregorio el Grande estaba encan- tado de poder sustituir los ritos paganos por los cristianos en Inglaterra. Como le escribié a su enviado, el abad Mellitus: He llegado a la conclusi6n de que los templos de los idolos en Inglaterra no deben ser destruidos de ninguna manera. Agustin tended que destrozar los {dolos, pero deber4 rociar los templos con agua bendita y construir en ellos los altares donde se depo- sitardn las reliquias. Debemos aprovechar la ventaja de tener templos bien construidos purificandolos del culto al demonio y dedicarlos al servicio del verdadero Dios. De esta manera, con- fio en que la gente (al ver que sus templos no son demolidos) abandone la idolatria y continde frecuentando los templos ‘como hacia antes, y asillegue a conocer y reverenciar al verda- deto Dios. Quizas el gran cuenco de plata del tesoro Mildenhall, que ahora se exhibe en el Museo Briténico, ejemplifique la sabi- durfa papal. En las oraciones del siglo 1v a Dioniso, Pan, los semidioses y ninfas que sirven el contenido de las jarras 0 abren las tapas de los cuernos de la abundancia, los simbo- los del pez cristiano asoman entre la barba y los rizos del dios solar Mita. Una religién se sirve de la otra para infiltrar la nueva fe No obstante, en el caso posterior del Grial, el intento de Roma de santificar las leyendas se hace sin mucho entusias- 37 mo. Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda no son in- tegrados como ocurti6 con otros cultos de protesta. En los tiempos del Arturo hist6rico, su posicién como lider celta en Ja guerra y en la fe estaba clara. Estaba en contra de la Roma imperial, que habia abandonado sus dominios al salvajis- mo de los paganos, aunque mas tarde serian convertidos por la Roma cristiana. Para todos los emperadores y reyes que querian resistirse a la Santa Sede, Arturo se convertiria en el simbolo de la oposicién. 2Dénde estaba Camelot? Las doce batallas en las que, segtin escribié Nennius, Arturo salié vietorioso se supone que acaecieron en algiin lugar de Gran Bretafia. Se las ha situado en Lincolnshire, Northum- berland, Cheshire, Strathelyde, Somerset, Wiltshire, Berkshi- re y Anglia Oriental. Desde luego, la defensa contra las in- cursiones anglosajonas tuvo que incluir combates en una frontera mévil trazada desde Devon a lo largo de los limites de Gales hasta el Firth of Forth, mientras que el avance irlan- dés sobre Pembroke y Argill implicé batallas separadas en las costas occidentales, Por lo general, se trataba de acciones de la caballeria contra la infanteria, porque probablemente Ar- turo adopts las tacticas de Ambrosio. En el Libro Negro de Carmarthen, una coleccién de primitivos manuscritos gale- ses del siglo xt, los héroes de Arturo son descritos en una ba- talla cerca de Southampton cabalgando en veloces corceles de largas patas, «lanzados como Aguila blancas». Y en Go- doddin, de finales del siglo v1, se dice que Arturo no tenia pa- rangon matando y devorando cuervos negros. ‘Mantener en campaia a centenares de caballeros involu- craba una sofisticada logistica y una corte ambulante. Las re- cientes excavaciones en el castillo de Cadbury y en otros for tines en las colinas de la Edad del Hierro muestran que los sefiores de la guerra celtas recuperaron estas antiguas forta- 38 lezas para protegerse detras de los fosos y los muros de ado- be, a los que afiadieron terraplenes de piedra y madera junto con torres de vigilancia y salones. El forraje para los caballos lo tenian a mano en las laderas, aunque no por mucho tiem- po. Los ataques por sorpresa eran dificiles en campo abierto. El sistema feudal todavia no estaba desarrollado como en las historias del Grial. Por lo tanto, la corte no podia ser abaste- cida por las poblaciones locales més all de un mes como ma- ximo. El rey Arturo y sus caballeros tenian que cabalgar de un lugar a otro para mantenerse. Incluso en la tardia Edad Media, la corte real era trashumante. En los tiempos de Ar- turo, Camelot viajaba a caballo por toda Gran Bretafia. El palacio de ensueiio estaba alli donde se realizaba la siguiente ‘campaiia. Existen ubicaciones probables de la Camelot nomada de Arturo: la ciudad romana de Colchester 0 Camelodunum, donde batallé contra los sajones en Anglia Oriental; el castillo de Cadbury, donde quiza resistié cualquier avance en el West Country, con Tintagel como el ailtimo bastién; Carleon-on- Usk, donde tal vez atacé la colonia irlandesa en Gales del Sur; Dinas Bran cerca de Llangollen, que llevaba el nombre del dios celta de la cabeza parlante y que recibié el nombre de castillo de Corbenic, otro castillo del Grial, en tiempos me- dievales; Carlisle, donde quiza rechaz6 a los invasores da- neses, y también Arthur's Seat, en Edimburgo, donde supues- tamente se opuso a los pictos del norte, y por el oeste, a los irlandeses, entonces llamados scotti. La necesidad de alimen- tar a los caballos mantuvo a Arturo en movimiento, como hicieron los primitivos celtas de las estepas rusas, los cuales habian luchado contra otro héroe legendario, Alejandro Magno. Las tacticas obligaban al movimiento. Por esa raz6n las vviejas crénicas y los relatos del Grial alteraban los lugares y los nombres con tanta frecuencia. Y como estas sagas y rela- tos eran cantados o narrados por muchas voces antes de ser escritos, las variaciones ortogréficas y de traducci6n eran 39 constantes. Lo que si es cierto es que la verdad de Arturo fue tomada por los bardos celtas para crear la leyenda del héroe conquistador, que reflejaria su fama sobre su pueblo. Ya por el siglo vit, cuatro familias reales britanicas habian dado a uno de sus hijos el nombre de Arturo. Se convirtié en la ma- teria de Bretafia, opuesta a la materia de Francia, que glorifi- caba a Carlomagno, el supremo emperador. También estaba la materia de la edad clisica de Homero y Virgilio, los hé- roes de Troya y Roma, y de Alejandro Magno. Estos relatos de los bardos proporcionarfan la sintesis de las composicio- nes europeas de la Edad Media, donde las tradiciones medi terréneas se encuentran con las britanicas, las francesas y las alemanas, para crear las historias de la busqueda personal de lo divino. Las verdaderos griales celtas que existian en los tiempos, de Arturo eran cuencos colgantes, no célices en las manos de los sacerdotes. Estos recipientes de bronce colgantes esta- ban adornados con esmaltes y volutas. Los encontraron en Warwickshire y Lincolnshire, y descubrieron otros tres en la suntuosa nave funeraria en Sutton Hoo, fabricados por un ‘maestro artesano para la corte de Anglia Oriental. Uno de los cuencos presenta seis medallones de esmalte rojo en los cos- tados, mientras que en la tapa hay un emblema de los prime- 108 cristianos, el pez, el acronimo griego para el nombre de Jesucristo. Recipientes metalicos mas sencillos, colgados en hogares y fogatas, han proporcionado el alimento diario de los cazadores y de las reuniones durante decenas de siglos. Trozos de carne y raices se aiiadian a la olla, que si se Henaba podia suministrar una cantidad inagotable de sopa y estofa- dos. Este era el origen material de los griales celtas, que ali- ‘mentaban a todos cuantos se acercaran. Quizas el tiltimo ves- tigio de aquella tradicién del cuenco rebosante es la copa que se pasa de jinete en jinete en las cacerias modernas. Sin embargo, en las primeras leyendas galesas de Artu- ro, el rey guia a sus caballeros en una incursion para hacerse con el botin de Annwn, incluido un caldero magico del rena- 4 cimiento. Este estaba en otro mundo, la Fortaleza de las Ha- das, y entonces lo mismo debia ocurrir con el castillo del Grial. El borde del caldero estaba ornamentado como lo estaban los contemporaneos calderos colgantes: con esmalte azul oscuro y perlas. En otro poema de los bardos, Culbweh and Olwert, se afirma que el caldero daba comida y bebida a todo el mun- do. No obstante, en esta versin, Arturo lo Ilena con los te- soros de Irlanda y se lo lleva a su condado. En los poemas de Taliesin, otro caldero, el de Geridwen, le da la inspiracién di- vina y la sabiduria, cuando lame tres gotas de la mezcla hit- viente en el recipiente de hierro que sostiene en sus manos. La prueba de Ia ereciente suspicacia de la Iglesia romana ante la leyenda de Arturo se hace patente en los posteriores relatos galeses. El rey es presentado como un tramposo y un ladrén. Y en diversas Vidas de los Santos, se le muestra como la encarnacién del mal. Antes de que Godofredo de Monmouth escribiera favorablemente sobre él en la Historia de los reyes de Bretafia, Arturo era descrito como un ser perverso posei- do por la lujuria en La vida de Cadog, mientras que en La vida de Padarn se le convierte en un gobernante cruel y des- potico. La Santa Sede continué viendo a Arturo como un re- belde contra su supremacia. Las palabras sobre Arturo Los pocos que sabfan leer en la época de Arturo y en los sighos siguientes eran los sacerdotes,y el idioma era el latin, La mayo- ria de la gente era iletrada. Escuchaban lo que aquéllos creian, y cteian que aquello era lo que sabian. Homero y los bardos que le sucedieron en las cortes de los posteriores sefiores de la guerra cantaban las proczas de los héroes. También recitaban las genealogias de sus patrones y vinculaban a estas familias con los superhombres de las leyendas del pasado. Homero, en la Iliada, confirié una extrafia legitimidad a las postetiores dinastias de las ciudades griegas, al vincu- a larlas con los dioses y también con los mitos. Virgilio, en la Eneida, utiliz6 el mismo recurso con los emperadores roma- nos, Estas reverenciadas epopeyas convencieron a los griegos ya los romanos de que sus gobernantes estaban bendecidos y tenjan sangre sagrada. La misma tarea realiz6 Godofredo de Monmouth cuando en 1135 escribié el libro de consulta del rey Arturo y la Materia de Bretaia, Dio una prueba de que los conquistadores normandos habjan heredado los mitos de la sangre y la tierra de los derrotados islefios del mar del Nor- te. Los normandos eran los auténticos herederos de los cel- tas. Los dos pueblos se habfan resistido a las tribus germani- cas y al poder de Roma. En la diplomacia, un pais acostumbra a aliarse con el ene migo de su enemigo. Con el manuscrito de la Historia de los reyes de Bretaia, el galés 0 bretén Godofredo de Monmouth podia inventarse la leyenda de Arturo para ilustrar el hecho de que los celtas y los normandos habian derrotado la incur- sién anglosajona en Inglaterra. Fue mucho més all y dejé fuera todavia mucho mas. Los normandos eran en realidad vikingos que habjan invadido Francia y se habian apoderado de Normandia y Bretafia en el siglo x. Antes de aquello, ha- bian destruido y colonizado las Orkney y las Shetlands, el nor- te de Escocia, las islas occidentales y zonas de Irlanda, ademas de saquear los monasterios y las ciudades de gran parte del norte de Gran Bretafia. La victoria de Guillermo el Conquis- tador en Inglaterra sélo fue el preludi dominio normando hacia el sudeste de Francia, Sicilia y el sur de Italia, donde se convirtieron en los adversarios del islam, para después propagar su fe por Africa, el Mediterréneo y el norte de Espaiia. Este choque entre cristianos y musulmanes condujo a las cruzadas. Jerusalén ya habia caido en manos de los reyes francos cuando Godofredo de Monmouth se invent6 un imperio europeo para el rey Arturo, tan grande como el auténtico de Carlomagno. A partir de la sintesis de las epopeyas, Godofredo creé la propaganda para el imperio normando. Segiin su invencién, a el mitologico Brutus de Troya coloniz6 Gran Bretatia y Ia li bré de una raza de gigantes dirigidos por Gogmagog. Con otras grandes mentiras, dos de las cuales fueron utilizadas por Shakespeare en el Rey Lear y Cimbelino, Godofredo metié a Arturo en su fabulosa historia. Inspirado por el mago Mer- lin, que fue confundido con Ambrosio Aureliano, este legen- dario emperador extendié sus dominios a Noruega, de donde provenian los vikingos, y al Rin después de dominar Prancia, Derrot6 a Flollo, por aquel entonces el tribuno romano en las Galias, en una brillante justa. Arturo apeé a su enemigo del caballo, y él también cay6. Cubierto de sangre por una heri- da en la cabeza, el emperador britano rematé al romano con su espada Calibur, o Excalibur, de modo que devolvié su cuerpo a la tierra y su alma a los vientos. Normandia fue en- tregada a sir Belvedere, su copero, y Anjou a sir Kay, su se- nescal. De esta manera, los normandos fueron confirmados como herederos de los celtas y los vikingos, y como oponen- tes de Roma, que s¢ libré dei avance de Arturo debido a su muerte en Camlann y su entierro en la isla de Avalon. Godofredo de Monmouth insistié en que las hazafias de Arturo aparecian en las memorias y las tradiciones de mucha gente, de forma tan indudable como si estavieran escritas. Afirmé haberlas leido en un antiguo libro facilitado por Wal- ter, el archididcono de Oxford. La mayoria de los trovadores y cronistas de los relatos del Grial también citarian antiguas fuentes para sus obras. William de Malmesbury, que habia compuesto su propio Hechos de los reyes de Inglaterra diez afios antes de la obra de Godofredo, declaré que su rival se lo invent6 todo sobre Arturo y sus sucesores «por un excesivo amor a la mentira, o con el propésito de complacer a los bri- tanos». Pero William también afirmé que Arturo debia ser conmemorado en historias reales y no sélo en las fébulas bre- tonas, por su larga resistencia y la restauracién de la moral celta En los posteriores imperios coloniales, el comercio seguia a la conquista. Pero en el siglo xt, el canto segufa a la espa- 4B da, En los feudos briténicos y franceses de los normandos predominaban los bardos y trovadores bretones y galeses. Eran como Widsith en el primitivo poema inglés del Gran Viajero, que afirmaba haber cantado por toda Europa y Oriente Préximo. Glorificaba a sus pares: Siempre en movimiento, los bardos viajan segin los guia cl azar a través de las tierras de muchos pueblos diferentes. Y siempre acaban encontrando, en el norte o en el sur, alguna persona que se siente conmovida por sus canciones y ¢s generosa con sus re- galos, que aumentard su reputacién delante de sus colegas de- ‘mostrando su nobleza de espiritu antes de que pasen las cosas mundanas, la luz y la vida. Aquel que trabaja para su propio buen nombre sera recompensado en la tierra con una fama grande y continua. Después de las Edades Oscuras, los bardos celtas viajaron por las regiones atlanticas y propagaron las leyendas de Ar- turo y sus compafieros. Uno de los mas importantes fue el ga- és Bleheris, instalado en la corte de Poitou. El era el «fabulo- so traductor» de la leyenda artiirica al francés normando, y fue celebrado por dos rivales como alguien que sabia la his- toria de todos los condes y de todos los reyes de Gran Breta- fia, y «todas las historias del Grial>. La palabra «trovador» deriva de trobar, que significa «componer, buscar y encontrar». En este sentido, las cancio- nes de los trovadores eran biisquedas del Grial convertidas a iiisica y palabras. Por cierto, su arte estaba influenciado por los cantantes orientales de Espaiia ademés de por las leyen- das clasicas y los bardos celtas. Los arabescos, con su encan- tadora tristeza, se convirtieron en parte de su técnica, y los peregrinos y caballeros que partian hacia Palestina repetian sus estrofas. Los bardos errantes eran los animadores y re- porteros de su época, que no siempre podia distinguir entre fantasia y realidad, Los peregrinos santos celtas habian convertido el litoral “4 atlantico al rito griego. Ahora los trovadores galeses y breto- nes divulgaban las noticias del rey Arturo, de sus hazaitas y de su imperio desde el océano a través del continente por via oral. Un texto redactado en francés, y derivado de la historia de Godofredo de Monmouth escrita en latin, fue escrito por Wace de Jersey en las islas del Canal. Dedic6 su creativa tra- duccién de la Materia de Bretaia, el Roman de Brut, a Leo nor de Aquitania, la esposa de Enrique II de Inglaterra y Nor mandia. Con las posesiones de su esposa, el rey podia proclamar un imperio anglofrancés casi del tamaiio del im- perio de Arturo en la Historia de los reyes de Bretaiia. Wace afiadié a la historia la leyenda de la Mesa Redonda, que ha- bia conocido a través de otras fuentes celtas. Y acabé su rela- to con el rey Arturo, listo para resucitar cuando su gente lo necesitara. Estos dos textos originales fueron copiados centenares de veces en los sigios siguientes antes de la aparicién de la im- prenta. Pero en esta época iletrada, los bardos errantes divul- garon la historia de Arturo, y usaron las obras dle Godofredo de Monmouth y Wace como puntos de referencia, Desde Ho- ‘mero, los obsecuentes bardos habjan sido los principales ani- madores de las cortes y condados. Desde Poitou y Aquitania, Ja fama de Arturo llegé a Italia, probablemente con el con- tingente breton reunido en Bari para la Primera Cruzada. En el arco de la puerta norte de la catedral de Médena, Arturo de Gran Bretafa, llamado Artis, y sus caballeros fueron es- culpidos a principios del siglo x, cabalgando para liberar a la reina de Camelot de la Torre de los Dolores. En 1165, en la catedral de Otranto, cerca de Bari, se colocé un mosaico don- de aparece Arturus Rex con un cetro y montado en una ca- bra. Esta burlona descripeiGn del héroe celta como una espe- cie de diablo satiriza la sospecha de la Iglesia catélica romana respecto a la resistencia briténica y normanda. Al final del si- glo, Gervasio de Tilbury visité la corte normanda en Sicilia e informé de que habian visto vivo al rey Arturo viviendo en el ficro crater del voledn Etna, el caldero natural de Annwn. 4s Unia vez nis, los normandos de la epopeya se enfrentaban al Papado por el control del sur de Italia, y el mito del retorno de Arturo se adecuaba perfectamente a su agresiva diplomacia. La divulgaci6n de las historias de Arturo y sus caballeros por Europa y Oriente Préximo fue el semillero del Grial. La época de las cruzadas reclamaba una misin sagrada ademé de una justificacién para la conquista de nuevas tierras en el Mediterraneo. La bendicién papal no era suficiente para la ofensiva contra el islam y la captura del reino de Jerusalén, porque los normandos, los francos y los emperadores ger- manicos, reyes, duques y condes a menudo se oponian a los objetivos politicos del Papado, que intentaba afirmar su autoridad sobre todos los poderes seculares. La caballeria europea reclamaba una basqueda sagrada que santificara las sangrientas acciones individuales sin la necesidad de la abso- lucién de la Iglesia catdlica, que quiza demoraba la redencién de los pecados para beneficio de su astuta diplomacia, No de- bemos olvidar que Roma negaba la comunién a los legos en el siglo x1nt. El cuerpo y la sangre de Cristo, la hostia y el ciliz. estaban reservados para los sacerdotes. Ahora el Grial podia responder a las plegarias del caballero en su solitario camino. 46 3 Los caballeros del Grial Hubo una serie de intentos de forzar que el Grial ofreciera un significado monolitico, de asignarle definitivamente un sin6nimo preciso. Para algunos es el céliz de la Bucaristia para ‘otros una interpretacidn errénea del cuerno de la abundancia correspondiente a la mitologia celta, ¢ incluso para otros un simbolo falico cuando se lo consideraba junto con la lanza. Bra su contenido la Trinidad, la Eucaristiao el mana de los hebreos? Freperrcx W. LOCkr, La bnisqueda del Santo Grial Una invencién tiene componentes. Sin embargo, estas partes no se cohesionan antes del montaje. Sélo son fuentes sin un cauce, tr0z0s sin forma. Chrétien de Troyes creé la historia del Grial en su Perceval. La construyé a partir de numerosos relatos antiguos y contemporsineos, ademas de con su imagi- nacién. Fue una sintesis genial donde fundié muchos mitos y forj6 para los caballeros de su tiempo una justificacion de la biisqueda de la gloria y de Dios. Chrétien fue un personaje afortunado en su nacimiento y en su carrera, Probablemente nacié alrededor del 1135 en Troyes, capital de la Champana francesa. La ciudad era una encrucijada donde se mezclaban las creencias orientales trai- das por los cruzados con la fe cristiana, ademas de una fron- tera donde se encontraban la Materia de Bretafia y Arturo con 7 la Materia de Francia y Carlomagno. Chr n aprendio latin para ser cura, pero se convirtié en traductor de Ovidio, en par- ticular del Arte de amar y del Remedio para el amor, ademas de dos cuentos de las Metamorfosis, la transformacién de hombres y mujeres en bestias y aves. Se cree que escribié Eree y Enide, un relato sobre Camelot. También escribié tres ro- mances para la ilustrada Marie, condesa de Champafia, la hija del rey Luis VII y Leonor de Aquitania, quien més tarde se cas6 con el rey inglés Enrique Il. El siguiente manuscrito se titul6 Cligés, y trataba de Tristan, aunque Chrétien lo situé en la Bizancio griega. El adulterio de la reina Ginebra lo re- lato en Lanzarote 0 El caballero de la carreta, mientras que Yoain o El caballero del leén fue escrito en alabanza del amor noble y el casamiento. Se dice que la condesa Marie y su madre presidieron una corte de amor, que insistia en un cédigo caballeresco de com- portamiento casto ante las mujeres, como ocurria en la Mesa Redonda del rey Arturo. La condesa Marie convirtié la Champaiia en el viiiedo de la cultura de la cortesia y la caba- lerosidad. No obstante, cuando su marido el conde Enrique se fue a Tierra Santa y murié al cabo de una semana de su re- greso a Troyes, Marie abandoné la vida publica y rehus6 ca- sarse con el nuevo mecenas de su poeta Chrétien. Se trataba del viudo Felipe de Alsacia, conde de Flandes, y regente tem- poral de Francia. Murié victima de la peste en la Tercera zada sin conseguir recuperar Jerusalén, que estaba en poder de los ejércitos musulmanes de Saladino. En cierto sentido, la invenci6n de la bisqueda del Grial seria un simbolo de una cruzada para reconquistar la Ciudad Santa en Palestina. Chrétien dedicé su tiltima e inacabada composicién, Per- ceval o El cuento del Grial a este conde de Flandes, cuyo pa- dre, Thierry de Alsacia, habia legado incluso una capilla de la Santa Sangre de Cristo. La reliquia sagrada fue la recompen- sa recibida del rey de Jerusalén por el valor demostrado en la Segunda Cruzada y en otras tres expediciones contra las fuerzas del islam. En una gran procesién que tuvo lugar en el 48 aiio 1150, dono el precioso liquido a la ciudad de Brujas. La capilla construida para albergar la reliquia todavia existe; os- curos arcos de ladrillo conducen a un sombrio altar sobre el que ahora se posa un pelicano dorado. El péjaro era un sim- bolo del Redentor, porque estaba destinado a alimentar a sus hijos con su propia sangre, como se muestra en el mosaico de la capilla de Carlomagno en Aquisgrn; también representa una redoma de la alquimia. Sin embargo, dos lpidas negras del Grial, muy desgastadas por las innumerables pisadas a lo largo de los siglos, recuerdan los recipientes que una vez con- tuvieron la sangre de Jesucristo. En la vecina iglesia gotica de Nuestra Sefiora, donde la nica Virgen y Nito pintados por Miguel Angel fuera de It Jia ocupan un lateral, se encuentran los primitivos frescos f nerarios de la Virgen Maria sentada con Cristo nifio en el Arca de la Alianza con dos velas gemelas y los pilares de! Templo asu lado. Ademés, en una admirable pintura del maestro del Renacimiento Adriaan Isenbrandr, la superposicién del pi mitivo culto de la Magdalena por la Virgen Maria es eviden- te. Titulada Nuestra Seiora de los Siete Mares, la madre de Cristo no sélo limpia la sangre del cuerpo de Jestis bajado de la cruz, sino que también es la primera en verlo fuera de la tumba con Maria Magdalena arrodillada y vistiendo el rojo de sus pecados. Ninguno de los Evangelios dice que la Virgen estuviera alli. Chrétien de Troyes, influenciado por la fe masiva en la sangre sagrada y la fiera postura contra la herejfa adoptada por Felipe de Flandes, convirtié los mitos del Grial celtas de los calderos paganos en simbolos cristianos. De hecho, afir- mé que él sélo habia puesto en verso un antiguo libro que le habia prestado su mecenas. El lo intenté una y otra vez, la mejor historia jamas contada en verso, las cortes reales repiten el relatos es la historia del Grial 49 El conde Felipe habia perdido el favor del rey de Francia antes de partir hacia Tierra Santa. Chrétien también presen- 6 a Perceval como un rebelde contra la autoridad. El senci- llo joven galés que arrojaba la jabalina con una punteria letal incordié a los caballeros que pasaban para saber qué hacian, y luego abandoné a su madre para dirigirse a la corte de Ar turo. Alli descubrié que el Caballero Rojo habia insultado al rey y le habia robado una copa de oro. Persiguié al caballero, lo maté clavéndole una jabalina en un ojo ya continuacién le despojé de la armadura y el caballo. También le devolvié la copa de oro a Arturo. Perceval, guiado por el instinto, conti- ‘nué su camino hacia el castillo del Grial. Esta ingeniosa presentacién anticipa los misterios de la misién. Perceval era entonces demasiado simple como para considerar la biisqueda del Santo Grial como algo mas que una aventura para recuperar un valioso objeto robado. Y tampoco se da cuenta de nada cuando se encuentra con el tullido rey del castillo del Grial pescando en un bote. Envia- do a ese lugar, Perceval se halla en la mas formidable de las fortalezas a este lado de Beirut en Oriente Proximo. Le dan tuna espada forjada al estilo arabe, griego y veneciano. La si- guiente procesién del Grial también fue asociada con Orien- te y los cruzados, como Felipe, conde de Flandes. Iba encabe- zada por un escudero portador de una lanza blanca de cuya punta salian gotas de sangre carmes EI descubrimiento de la Santa Lanza bajo la catedral de Antioguia salv6 del desastre a la Primera Cruzada. Esta reli- quia era considerada como la punta de hierro que Longino, el centurién ciego, clavé en el costado de Cristo y que le de- volvié la vision gracias a la sangee y el agua del Salvador que cay6 en sus ojos. También se dijo que este flujo sagrado ha- bia sido recogido por José de Arimatea en Ia copa utilizada en la Ultima Cena, un recipiente que se convertiria en el prin- cipal simbolo del Grial. No obstante, Perceval, en el castillo del Grial de Chrétien, vio a continuacién a dos escuderos por- tando candelabros, cada uno de diez velas, como en una c 50 remonia bizantina o judia. Estos candelabros también repre- sentaban los candelabros de oro eternamente encendidos que brillaban sobre la tumba del profeta Mahoma en Medina. En otros relatos, el Canto de Antiogua y la Conquista de Jerusa- én, el campeon de la Primera Cruzada, Godofredo de Boui- llon, jura que se apoderaré de los candelabros para colocarlos en el lugar que les corresponde junto a la tumba de Cristo. Luego aparece una doncella con un Grial enjoyado, que brilla con una luz intensa como en la ceremonia del Fuego Sagrado que se celebra durante la Pascua en la iglesia del Santo Sepul- cro. La sigue otra doncella con una bandeja de plata, que pasa junto a la cama del herido Rey Pescador. Esta bendita visién de Perceval estaba més cerca del pan- teismo que de la doctrina de la Iglesia catélica romana. Aun- que la lanza sangrante tenia que ver con la muerte de Cristo, también estaba asociada a la lanza mégica de la literatura ga- lesa e irlandesa. Esta lanza pertenecia al dios Lug, y era a la ver letal y vivificante. Podia matar y también convertir en un oasis el desierto. Podia destruir a todos los enemigos del rey, pero también a un reino entero, Su punta podia destrozar y regenerar. El filo de su punta s6lo se podia embotar en un cai- dero o un cuenco de agua y sangre hirvientes: el principio masculino que crea vida en la hembra. De lo contrario, sus heridas podian convertir en paramo las tierras del Rey Pesca- dor, tullido para siempre por la lanzada entre los muslos. ‘Chrétien de Troyes fue més allé al combinar el caldero cel- tay el cuerno de la abundancia escandinavo con el céliz de la comunién. Sin embargo, no fue el primero en utilizar la pa- labra «grial». Graal, que significa «plato», ya habia apareci- do previamente en un relato sobre Alejandro Magno, y antes como gradalis o cuenco para servir la comida. En Perceval, el recipiente tiene una tapa que se quita antes de servir la inagotable comida que sacia las necesidades de todos los pre- sentes. Plato 0 cuenco con tapa, era proveedor en abundan- cia, lo mismo que el galés dysgl, uno de los legendarios trece tesoros de Gran Bretaiia. Pero también contenta la hostia 0 el cuerpo de Cristo, el tinico alimento del Rey Pescador. Y lo llevaba una joven. Esto era anatema para la Iglesia de Roma. El céliz. de la comunién sélo lo podia Hevar un sacerdote. La elevacién de la hostia a la congregacién continuaba siendo un misterio sagrado, que no podia ser desvelado. Sin embargo, para Chrétien, todos los que buscaban la perfeccién podian ver el Grial por si mismos. Asociaba la entrega por parte de Cristo de su cuerpo y de su sangre con la pagana diosa de la fertili- dad, y el caliz representaba la matriz. También estaba alu- diendo a las herejias gnésticas procedentes de Oriente Proxi- mo que se propagaban por Flandes, Bretafia, Champaiia, Provenza e Italia, Estas hablaban de una Sophia, que encar- naba la sabiduria divina. El Grial era en sus manos la palabra y la luz de Dios, que resplandecia como el sol en las tinie- blas de esta tierra, donde Satands luchaba por el dominio de la carne. Los textos biblicos més importantes para los gnésticos eran los de san Juan el Evangelista: «La Luz brillé en las ti- nieblas, y las tinieblas no la sofocaron». Sus predicadores se veian a si mismos como san Juan Bautista en el Evangelio de san Juan: «No era él esa Luz, sino que vino a dar testimo- nio de esa Luz. Esa Luz era la luz verdadera que, viniendo a este mundo, ilumina a todo hombre», Esta era la Luz que bri- Haba en el Grial de Chrétien, llevado en las manos femeninas de la sabiduria y el renacimiento. El Evangelio también con- tiene historias de Nicodemo y José de Arimatea, tan impor- oo los relatos medievales sobre el rey Arturo y sus ca- alleros. La hostia dentro del Grial vista por Perceval no era la hostia de la absolucién catélica, sino el pan bendecido que se distribuia entre todos los creyentes en las festividades de las primeras comunidades cristianas y més tarde entre los here- jes cétaros, No representaba tanto el cuerpo de Jesucristo como el milagro de los panes y los peces, cuando Jestis ali- ‘ment6 ala multitud. El pez era el signo griego de la cristian- se dad, mientras que el Rey Pescador simbolizaba la bisqueda de la salvaci6n dentro de su castillo. En Perceval, la doncella que lleva el cuenco tapado del Grial era seguida por otra joven con un plato de plata, Servia la comida bendita a los caba- Ileros del Grial, pero no la Eucaristia. Y Perceval no vio ningin sacerdote, cruz o altar dentro de los muros del castillo. ‘Aunque Chrétien de Troyes era un clérigo y poeta de ha: bla francesa, su influencia venia de Gran Bretafia, Roma, zancio y la Jerusalén de los cruzados. Quizé visité los dos pri- meros lugares, pero conocia la historia y las creencias de los cuatro. En los objetos sagrados de la procesién del Grial, combiné lo celta y lo escandinavo con lo cristiano, la Cabala y elislam, La sangrante lanza blanca derivaba del castillo del dios Lug y también de la mano de san Longino, que derramé con ella la sangre de Cristo. Los candelabros llevados por los dos jévenes sugerian las viejas ceremonias judias y bizantinas ademas de la tumba del profeta Mahoma. Existia, efectiva- mente, una famosa escuela cabalistica en Troyes en los tiem- pos de Chrétien, dirigida por el famoso Rashi. El Grial dora- do con piedras preciosas era el cuerno de la abundancia celta y el céliz cristiano. El plato de plata representaba el caldero de la abundancia y la fuente en la que una vez habian estado Ja cabeza de san Juan Bautista y el cordero de la Ultima Cena. EI Grial tenia muchos origenes y muchas formas. Esto era lo que cabia esperar de un poeta que habia traducido las Meta- morfosis de Ovidio. Batir y mezclar era algo natural para el cocinero de Perceval. Eltiltimo relato de Chrétien contribuyé al despertar espi- ritual de la cristiandad occidental de la época. Se produjeron descubrimientos o redescubrimientos en la ciencia, las mate- maticas y la filosofia, se fundaron conventos, monasterios y 6rdenes militares, florecieron la caballeria y el amor cortés, se construyeron las catedrales géticas y se organizaron las cruzadas para llegar a Jerusalén y edificar alli una divina y celestial ciudad sobre la tierra. Y la busqueda de los cruzados alimenté la busqueda del Grial. Ambos eran peregrinajes 3 marciales en busca de la sede del Espiritu Santo, y también de paz y abundancia en la tierra més que de una visién del cielo. Cuando el rey Ricardo Corazén de Leén avisté Jerusalén, se tapé los ojos con el escudo y se alejé con su ejército de cru- zados, como hizo Lanzarote delante del Grial. No se sintié apto para cumplir su deseo. Porque slo un caballero limpio de pecado podia coger el Grial, que atendia las necesidades de sus guardianes en un castillo en el monte Calvario. El camino. hasta el Grial estaba hecho de mortificaciones y pruebas. Un caballero debia sentarse en la silla vacia de Judas en la Ultima Cena, el Asiento Peligroso. Si era un pecador, era devorado. Si no tenia mécula, podia buscar la Luz divina, tanto de he- cho como en la ficcién. La Iglesia y el caballero Perceval inventé la biisqueda del Grial de los bardos. No obs- tante, san Bernardo, el hijo de un noble de Borgofia, creé a los auténticos caballeros del Grial. A principios del siglo x11, cons- truy6 con sus hermanos y amigos un monasterio en Citeaux y una abadfa en Clairvaux (Claraval), que se convertitian en los faros espirituales de la Europa de las cruzadas. El genio de Bernardo fue reunir la Iglesia con la caballetia. Para defender a su orden cisterciense de monjes blancos, santificé la orden de los caballeros del templo de Salomén, con su estandarte blanco y negro, simbolo de la luz y la oscuridad. Los monjes cistercienses y los caballeros templarios siem- pre estuvieron ligados por el lugar y el caracter, pero no por la historia, Cuando los templarios fueron declarados herejes y perdieron sus miles de comandancias, los monjes blancos ‘mantuvieron las distancias y los monasterios. El propio Ber- nardo siempre fue un discipulo de Roma. No podia prever las consecuencias de su diplomacia con el Vaticano cuando ob- tuvo la bendicién papal para los guardianes armados de los 54 peregrinos que visitaban los santos lugares en Jerusalén, don- de los remplarios tenian su cuartel general. Los huesos y el re- rato de Bernardo todavia adornan la tesoreria de la catedral de San Pedro y san Pablo en Troyes. San Bernardo, en cl afio 1146, predicé a favor de la Se~ gunda Cruzada delante del rey Luis de Francia y muchos no- bles en Vézelay. Su fervor y su elocuencia al proclamar el per- dén de horribles crimenes para todos aquellos que abrazaran Ja causa de la cruz provocaron una gran aceptacién. Sus oyentes reclamaron a gritos los favores de Cristo. No tarda- ron mucho en acabarse todas las tiras de tela roja. San Ber- nardo tuvo que entregar su tiinica roja a fin de que se confec- cionasen tiras para aquellos que iban a ir hacia Oriente. Sus ayudantes se convirtieron en sastres y cosieron los votos del santo peregrinaje en los vestidos de los fieles. El frenético ‘compromiso presagiaba otra guerra santa. Después de predi- car al pueblo de Francia, Bernardo le escribié al Papa: «Los cruzados se han multiplicado hasta el infinito. Las aldeas y los pueblos estan ahora desiertos. Apenas si se encuentra a un hombre por cada siete mujeres» Los sermones de san Bernardo eran irresistibles para cualquier caballero cristiano, La promesa de la absolucién era la suprema tentacidn. En su carta a los ingleses, recale6 el mensaje: {Qué estais haciendo, hombres valientes y poderosos tis haciendo, siervos de la cruz? zArrojar¢isa los perros lo que es més sagrado? dEcharéis perlas a los cerdos? TA, valiente sol- dado, t6, poderoso guerrero, ahora tienes una causa por la que luchar sin poner en peligro tu alma; una causa en la que ganar es glorioso y en la que morir es ganar. “Tomad el simbolo de la eruz. De inmediato obtendréis la indulgeneia por todos los pecados que habéis confesado con el corazén contrito. No os costara mucho comprarlo, y silo usdis con humildad, encontraréis que es el reino de los cielos, ss Este era un serm6n para los caballeros a la busqueda del Grial, si es que el hallazgo del Grial estaba relacionado con la defensa de Jerusalén, San Bernardo no predicaba una biisque- da personal de lo divino, sino la redencién de los pecados de los cruzados a través de la Iglesia de Roma, que también de- seaba afirmar su autoridad sobre los sefiores de la guerra en Europa. Una estrofa de una canci6n popular de las cruzadas dice: «Aquel que marche con Luis no tendré que preocuparse del infierno./ Su alma ir al paraiso con los angeles de Nues- tro Sefior». San Bernardo también convencié al Papa para que consagrara a los futuros caballeros del Grial, la orden de los templarios, fundada en Jerusalén en el afio 1118 por Hugo de Payens y ocho compafieros de Champaita y Provenza. Su mi- siGn era proteger a los peregeinos en su viaje a Tierra Santa, donde eran constructores ademas de monjes con espadas. Sus fortalezas y capillas servirian de modelo a muchos castllos del Grial, mientras que su servicio a Dios les convertirfa en ejem- plo para todos los caballeros, antes de que fueran condenados como traidores a la ortodoxia. En su dia, Bernardo de Clara- val los comparé con los primeros santos y peregrinos: Van y vienen a una sefial de su comandante; visten las ropas que é les da, sin buscar otras prendas ni comida. Estén alertas ante cualquier exceso en el comer y en el vestry sélo desean lo ‘que es necesario. Viven todos juntos, sin mujeres ni nifios.. Las palabras insolentes, los actos de vanidad, las risas inmodera- das, las quejas y los rezongos, cuando se perciben, no quedan sin castigo .. Se cortan el pelo muy corto porque los Evangelios dicen que es vergonzoso que un hombre cuide su pelo. Nunca se les ve peinados y casi nunca se lavan, sus barbas estn enma rafiadas, apestan a mugre y llevan las marcas del calor y de los Esta forma de vida seguia el modelo de los caballeros de la Mesa Redonda y de los primeros santos cristianos. Aqui las normas de la caballeria se encuentran con las ordenanzas 56 de la Iglesia. Pero estas directivas no podfan salvar el protun- do abismo existente entre la sabiduria de los templarios y la Santa Sede. Los caballeros de la orden tenfan un ejército per- manente en Palestina, unos pocos centenares de caballeros que controlaban la Ciudad Santa y un puiiado de castillos dispersos en el desierto, Estaban muy influenciados por la secta rival ismaelita de los asesinos, que tenian fortalezas y territorios cerca del mar Caspio y Siria. El fundador y primer gran maestro, Hassan Ibn al-Sabbah, era un poeta, un cienti- fico y el inventor del terrorismo moderno (los fedayines son los descendientes de los asesinos fandticos de la fe). Marco Polo fen sus viajes describié la fortaleza y el jardin de las delicias de este Viejo de la Montafia, donde entrenaba a sus asesinos po: liticos. Junto con las historias de los cruzados que regresa- ban, este relato proporcionaria parte del material a los cuen- tos medievales sobre un paraiso en la tierra y el castillo del Grial perteneciente al Rey Pescador. Habia dos «Griales» aceptados en Jerusalén, Uno de ellos, descrito por Alberto de Aix, era un urna de oro colga- da del centro de la Ciipula de la Roca, el maravilloso santua- rio musulman que los peregrinos cristianos confundian con el templo de Salomon. Se crea que aquel precioso recipiente contenia el mané del cielo y la sagrada sangre de Jesucristo. Y estaba la Santa Cruz, recuperada de los sirios ortodoxos en el afio 1099; un relicario de oro y piedras preciosas que con- tenia un pequeiio trozo de la madera de la tortura de Jestis. El resto de la Santa Cruz habia sido transportado a Constanti- nopla, pero esta reliquia era llevada a la batalla por los caba- eros cruzados hasta que se perdid a manos de Saladino en su victoria en los Cuernos de Hattin. No esta claro si fue vendi- da al emperador bizantino por el hermano de Saladino, su sucesor, o si desaparecié en el transcurso de las guetras islé- micas después de la captura del reino de Jerusalén, La pérdida de la Ciudad Santa puso fin al propésito prin- cipal de los caballeros templarios, protectores de los peregri- nos a los santos lugares cristianos, ahora en manos de los mu: 37 sulmanes. Aunque sobrevivieron como orden militar duran- te otros ciento veinte afios, los templarios necesitaban encon- {rar una nueva misién, Se retiraron al mar y alli construyeron fortalezas, con miras a una nueva cruzada para reconquistar Jerusalén, Cada vez mis, los templarios se convirtieron en mercaderes, banqueros y administradores de sus haciendas mas que perseguidores de lo divino. Su destino fue anticipado por otra cruzada, esta vez diri- gida por Roma contra sus hermanos cristianos en Francia. Las vietimas, los cathari o puros, fueron declarados herejes, como les sucederia a los templarios més tarde. Desde su fun- dacién por Hugo de Payens, los templarios habian estado vinculados estrechamente con la corte de Champaiia, Pro- venza y el Languedoc. Los mecenas de la cultura en el sur de Francia eran sin ninguna duda los mas ricos y civilizados del continente europeo en el siglo xt, apoyaron las eruzadas y murieron sirviendo en ellas. Pero los reyes de Francia codi ciaban estos principados independientes, y los papas descon- fiaban del creciente poder de los clérigos cataros, llamados perfecti, que querian reformar la fe predicando un contacto personal con la Luz de Dios. Tanto los cétaros como los templarios estaban influen- ciados por las doctrinas maniqueas, sufies e iskimicas ademés de por el cristianismo primitivo y la Cabala. Crefan que la carne era corrupta y la vida una ascensién hacia lo espiritual, algo muy parecido a la biisqueda del Grial. En la cripta me- rovingia de la basilica de Saint-Victor, en Marsella, las tallas de la serpiente de la sabiduria y del Arbol de la Vida y del Co- nocimiento del Bien y el Mal con las raices al aire adornan una de las columnas como prueba de las duraderas herejias del Languedoc. Los cétaros estaban convencidos de que Lu- cifer 0 el diablo eran los autores de la creacién del hombre. Platén acierta en Gorgias cuando cita a Euripides: «¢Quién sabe si la vida es muerte y la muerte es vida?». También tenia razén el rey del Grial en el romance Diu Kréne: «Nosotros sélo parecemos estar vivos, en realidad estamos muertos». 58 En dicho texto aleman, el Grial era un pequefio cofre que contenia un trozo de pan, del cual una tercera parte se ofte- cia al rey del Grial. Junto al pan habia una jarrita con tres gotas de la sangre sagrada. A través de la fiesta mistica cono- cida como manisola y el casto beso de la recepcién en la fe llamado consolamentum, los perfectillevaban a los iniciados por el camino del Espiritu. Esta religién era desde luego mu- cho mas pura y personal que el catolicismo de la época, por- que el individuo era responsable de su alma a través de una vida ascética. Las influencias cdtaras eran evidentes en la biisqueda del Grial y en el celo de las primeras cruzadas por llegar a la Ciudad Santa de Jerusalén. La cruzada albigense se conwirtié en una tragedia contra una fuente de las anteriores ctuzadas a Oriente. ‘También san Bernardo incit6 esta perversi6n de una guerra santa. Consideraba a las gentes del sur de Francia poco mas que paganos: Las iglesias estan vacias, las personas no tienen sacerdotess a los sacerdotes no se les muestra el respeto que les es debido. Los cristianos niegan a Cristo y sus templos parecen sinagogas. No se hace caso del caracter sagrado de los santuarios de Dios, y los sacramentos no se tienen como algo santo. Las festividades, no se observan con la solemnidad debida. Los hombres mueren pecadores y sus almas son Ilevadas ante el terrible trono del ui cio sin estar reconciliados con el Sefior y provistos de los sagra- dos sacramentos. Los nifios no aprenden a conocer a Cristo y no se les contiere la gracia del bautismo. Los monjes blancos y negros predicaban la conversién de Provenza a la fe ortodoxa. Denunciaban el contacto directo. con Dios, que resultaba tan atractivo en el sur de Francia, con sus caballeros errantes y sus trovadores. El concepto de la busqueda personal de la perfeccién a través de las pruebas, las esperanzas y el miedo se consideraba una herejia mis ca oriental, a pesar de que su filosofia gozaba de un amplio 9 atractivo popular en los relatos del Grial y en las poesias y cantos de amor de los trovadores. Al despiadado y ambicio- so Simén de Montfort se le encarg6 la tarea de reprimir la he- rejfa a sangre y fuego. Cuando finalmente lo mataron en el asedio a Tolosa de una pedrada en la cabeza, un poeta cataro escribié una irdnica justificacién de su cruzada: Si matar hombres y derramar su sangre, perder sus almas y tolerar el asesinato, creer en el consejo perverso, encender incendios, destruir a los barones y deshonrar su rango, apropiarse de las tierras y apoyar la arrogancia, alimentar la maldad y suprimir el bien, rmasacrar a las mujeres y matar a sus hijos. Y si, por todo esto, un hombre puede, en este mundo, conquistar como Jesucristo, entonces tiene derecho a la corona ya brillar con gloria en el cielo, Las tierras y ciudades del Languedoc fueron arrasadas a conciencia, al igual que los paramos del Rey Pescador. Como era previsible, se consideré como castillo del Grial el de Mont- ségur, que fue una de las iltimas fortalezas cataras en caer, All los perfecti tenfan alimento espiritual. Los atacantes ca- tlicos lo Hamaban la «Sinagoga de Satan», un término que los cétaros empleaban para la Iglesia de Roma. Es posible que hubiera una forma de culto a Mitra en el templo del sol cen Montségur, que era el corazén de la herejia. Se dice que un ciliz y otros tesoros empleados en la manisola fueron saca- dos de contrabando de la fortaleza por cuatro refugiados an- tes de la cafda y que contindan enterrados ~otro Grial mate- rial~en las cuevas cercanas a la fortaleza 0 en Usson. Aunque algunos de los templarios se unieron a la cruzada albigense, Ja mayoria de los caballeros eataros escapados de la masacre fueron recibidos en la orden militar del templo de Salomén, que estaba cargada de influencias orientales 60 Las epopeyas del Grial siempre fueron molestas para la Iglesia catdlica, dispuesta a ordenar la masacre de los cristia- ‘nos que buscaban un acercamiento directo a la palabra y la luz divinas. En Perceval y en el posterior Parzival de Wolfram von Eschenbach, el camino al Grial era sugerido por un san- to ermitafio. Una revelacidn de este tipo podia encontrarse en un castillo que no pertenecia a este mundo. Los curas de Roma tenian muy poco que ver con la transmisi6n de la gra- cia de Dios a la humanidad a través de una copa enjoyada o la paloma del Espiritu Santo. Los primeros relatos del Grial disminuyeron el papel de la Iglesia como mediadora entre el cielo y la tierra. Si bien los caballeros del Grial asistfan a misa con regularidad y el Espiritu Santo lleg6 hasta ellos en Ca- melot durante la festividad de Pentecostés, sus mortificacio- nes a lo largo de los diversos trayectos hacia el castillo del Rey Pescador les permitieron experimentar o seguir adelante por la gracia de Dios. Por sus actos, y no por el latin de la Vul- gata, fueron escogidos para ver lo divino. Los Griales auténticos Después de que Chrétien de Troyes describiera la bisqueda del Grial, se identificaron numerosos Griales auténticos den- to de la fe cristiana, Aunque el sagrado recipiente tenia anti- guas raices paganas, se decidi6 que estaba incluido entre los cuencos, platos, armas ¢ instrumentos que los Evangelios re- lacionaban con la Ultima Cena y la Crucifixién, Cualquier cosa que se creyera que habia contenido o habia rocado la sangre de Jesucristo era considerada una especie de Grial. En Ia exaltada confusién de lo real y lo visionario que era la ins- piracién de las cruzadas y el principio de la Edad Media, las sagradas reliquias se veneraron y se convirtieron en reclamo de las abadias y las catedrales, dedicadas a propagar el cul- to de Dios por Europa. Sila ceremonia de la misa convertia el pan y el vino en el cuerpo y la sangre del Hijo de Dios, su ima- 6 gen, las gotas de sus venas o las pruebas de su martirio en Je- rusalén era las demostraciones materiales de una fe dominan- te. Las sagradas reliquias eran el veredicto medieval de la his- toria sobre la Biblia. Aquello que se creia, habia tenido lugar, Los més preciosos Griales del siglo x11 -la Santa Lanza, el Santo Sudario, el Velo Sagrado de santa Verénica, la Santa Cruz, la Corona de Espinas, la copa de José de Arimatea, las gotas de sangre de Cristo— estaban colocados en enjoyados relicarios de metales preciosos. En el siglo vi, Antonio Pla- centino informé de que la Santa Lanza y el caliz.de la Ultima Cena estaban expuestos en la iglesia de Sin y en la basilica del Santo Sepulcro. Aunque estas reliquias desaparecieron con la conquista rabe de Palestina, pedazos de la Santa Cruz reaparecieron en Bizancio o Constantinopla junto con la Co- rona de Espinas, el Santo Sudario y el Velo Sagrado, rescata- dos de los musulmanes en el sitio de Edesa' y devueltos a las ceremonias cristianas griegas. Tres afios antes de que la Cuarta Cruzada conquistara Constantinopla en 1204, el tesorero de Ia capilla de Faros, Nicolés Mesarites, advirti6 a los enemigos del emperador bi- zantino que no atacaran el lugat. «En esta capilla -escribié Mesarites-, Cristo se levanta de nuevo, y el Sudario con las telas de la sepultura es una prueba evidente ... Todavia hue- Jen a mirra y son indestructibles dado que una vez envolvie- ron el cuerpo muerto, ungido y desnudo, del Todopoderoso después de su Pasién.» Pero un cruzado, Robert de Clari, vio el Santo Sudario en a iglesia de Santa Maria de Blanquerna. Alli «se guardaba el Sudario en el que habia envuelto a Nues- tro Seffor, y que era alzado cada Viernes Santo, de tal forma que las facciones de Nuestro Sefior se vieran claramente». Después de Jerusalén, Constantinopla estaba considera- x. La Balesaa que alude el autor fue en la Edad Media la capital de un prin cipado cristiano fundado por Godofredo de Bouillon, después de la torna de Jerusalén, Est situada en la Turgufa asttiea y actualmente lleva ¢l nom: bre de Urfa. (N. del T) cs da como el segundo depésito de reliquias sagradas de la cris- tiandad. Habia muchas més aparte de la capsula dorada que contenia el Velo de santa Veronica y la enjoyada caja del Sa to Sudario. Nicolés Mesarites detuvo a la chusma que busca- ba las reliquias sagradas al mencionarles otros tres instru- mentos de la Pasién que conservaba en el palacio. El primero era «la sagrada Corona de Espinas, que permanecfa intacta porque se habia vuelto incorruptible al tocar la sagrada ca- beza de Jestis». El segundo era el iltimo «clavo sagrado pre- servado tal cual era cuando penetré en la més sagrada y pia- dosa carne». El tercero era el flagellum, el kitigo de colas que todavia mostraba la sangre de Cristo. Estos cinco restos de la Pasion figuraban entre los sagrados tesoros de Constantino- pla, que atin no habfan sido robados. ‘Habia muchisimos mas objetos sagrados. A principios del siglo tv, desenterraron los cuerpos de san Andrés, san Lu- cas y san Timoteo para darles sepultura en Santa Sofia. La mayoria de estas reliquias fueron expoliadas por los vene- cianos y los cruzados. A través de un largo y complicado pro- ceso de sobornos internacionales, el santo rey Luis IX de Francia consiguié rescatar de Venecia la Corona de E: bizantina con su Grial y Hevarla a Paris, donde se guarda dentro del maravilloso edificio de la Sainte-Chapelle. Incluso cuando se quem6 el Tesoro de la basilica de San Marcos en el afio 1231, los mas sagrados de los restos sacros se salvaron providencialmente de las llamas: la madera de la Santa Cruz, el frasco con la sangre de Jesucristo y la cabeza de san Juan Bautista. El fuego forjaba la fe, no la destruia. Hasta que la Revolucién francesa dispersé las reliquias de la Sainte-Cha- pelle, éstas eran veneradas por su profusion. Robert de Clari, cuando encontré en Constantinopla su mas preciada reliquia, el Santo Sudario, afiadié la descrip- cién de otro Grial, porque la imagen de Cristo aparecia en tuna tela empapada con la sangre y el agua de Jestis. Estaba impregnada con los fluidos de su cuerpo. En la iglesia de San- ta Maria, la tela con sus facciones se guardaba en un lujoso 6 receptaculo «de oro que cuelga de pesadas cadenas de plata encl centro de la capilla». Este contenedor de la sangre y de la faz divinas constituia un Grial para los caballeros templa- ios, No se apoderaron del Santo Sudario hasta después del saqueo de Constantinopla. Cuando su gran maestre Jacques de Molay fue ejecutado en el afio 1314, lo quemaron vivo con otro templario, Geoffrey de Charny, preceptor de Nor- mandfa, Una generacién més tarde, otro Geoffrey de Charny aparecié como poseedor del Santo Sudario, para el que cons- truy6 un santuario en Liray, cerca de Troyes, en la Champa- fia, Era apropiado, porque Chrétien de Troyes habia escrito el primer relato del Grial. Sin embargo, cl nuevo guardién murio en la batalla de Poitiers, donde perdié la sagrada ori- flama de san Dionisio a manos de los ingleses. La mania de exhibir las prucbas de la Crucifixién y los, huesos de los santos y alardear de ellos formaba parte de una fe que crefa en la resurrecci6n del cuerpo. Mas que un culto pagano al héroe muerto, la cristiandad ortodoxa continuaba venerando la carne como hogar del Espiritu Santo. El mismo san Agustin se quejé de los vendedores ambulantes disfra zados de monjes que vendian pedazos de los martires, pero alabé el traslado de los restos de san Esteban a Tiflis, donde obraron milagros. Aunque este comercio era ilegal, los ambi- ciosos abades y obispos continuaron comprando fragmentos sagrados para guardarlos en preciosas cajas y asi conseguir las contribuciones de un mayor niimero de feligreses. El papa Gregorio el Grande se negé a donar la cabeza de san Pablo a Constantina, la emperatriz de Bizancio, pero su condena del desmembramiento de los cuerpos de los martires para su ven- ta resulté completamente ineficaz. Llegaron a Occidente tantas reliquias de Cristo que fue necesario apelar a los milagros para justificar su abundancia. Paulino declaré que la Santa Cruz de Jerusalén se renovaba a si misma, por muchas astillas que se le sacaran. Un profun- do estudio de la fe y las fabulas medievales determind que la creencia en 64 la capacidad de los fragmentos de la cruz de multiplicarse por simismos era una constante en la Edad Media, y resultaba com- parable a la renovacién del cuerpo de Jestis en la Eucaristia. Los clavos de la cruz tenian el mismo poder de multiplicarse, 3s clavos quiza contenian sélo limaduras de los aunque mucl originales. La Corona de Espinas, la esponja, la lanza, las ca- fas, el manto sin costuras, el pilar al que araron a Cristo, la pie- dra del sepullero, la tierra de la sepultura 0 de Tierra Santa, in- cluso las pisadas de Jestis, eran conocidos desde el siglo tv. Habia docenas de auténticos patios con el sudor de Jestis, de tablas del establo de Belén, y de muestras del manto sa- grado que se decia que la emperatriz Helena cedié original: mente a Tréves. Un diente de Jestise incluso el prepucio de su circuncisién estaban guardados en una caja de oro y piedras preciosas. Estos Griales europeos de menor cuantia se multiplica- ban en nombre de Cristo. Angilbert, en su abadia, describi6 partes de la Santa Cruz, del pesebre, las sandalias y las pren- das de Jestis, la esponja con vinagre de la Crncifixién, el agua del rio Jordan, un pelo de la barba de san Pedro y la leche de Ja Virgen Marfa. Habia dos auténticas cabezas de Juan el Bautista y tres cuerpos de Marfa Magdalena, Muchos de los mids de ochocientos monasterios y diez mil iglesias que ha- bia en Alemania en el siglo xit afirmaban poser mas de qui- nientos objetos sagrados. Como en la historia del Grial, a to- dos los restos del sufrimiento de Cristo y de los santos se les atribuia la capacidad de retener la gracia de Dios y de trans- mitir la luz del Espiritu Santo. Podian obrar milagros y eran talismanes contra los peligros. El poder de las sagradas reliquias fue algo tinico en la ctistiandad medieval. Se basaba en los articulos de la fe. En la Ultima Cena, Jesis partié el pan y se lo dio a sus discipulos diciéndoles que era su cuerpo. Les ofrecié vino y les dijo que era su sangre. En la ceremonia de la comunién, los cruzados crefan al pie de la letra que el pan y el vino consagrados se ha- bian convertido en el cuerpo y la sangre de Cristo, Los eris- tianos también ereian que sus cuerpos resucitarian en el se- gundo advenimiento. No existia semejante fe corporal en la religién judia o la musulmana, Pero ésta hizo que los cristia- nos de la Edad Media vivieran obsesionados con los huesos, los frascos de sangre y los objetos que se decia derivaban de las tumbas de los santos y los martires. Incluso se santificaban Jas armas. En el lamento de Roldan por su espada Durandar- ze, en el momento de su muerte, el héroe recuerda los sagra- dos tesoros del arma Ah, Durandarte, ti eres sagrada y justa, ‘muchas son las reliquias de tu dorado mango: tun diente de san Pedro, un poco de la sangre de san Basilio, pelos de la cabeza de san Dionisio. Parte de una tinica que la bendita Maria visti. Estaria mal que te empurtaran los inteles, porque blandirte s6lo es cosa de hombres cristianos. Lo que Arturo habia sido para la historia de los r Gran Bretafia lo era Carlomagno para una Europa que toda- via no sabia su nombre. Habia formado el Sacro Imperio Ro- mano-Germanico, apelando a la majestuosidad del pasado y a la sagrada ciudad sobre el Tiber que solicitaba una cris- tiandad unida. Habia construido su propia y nueva Jerusalén en Aquisgrn, con la sagrada capilla octogonal donde serfan coronados los emperadores posteriores, y la llen6 con reli- quias sagradas. El Tesoro del Dom todavia guarda numero- 508 relicarioss tres de los de Bohemia muestran a través del cristal de roca algunas cosas sagradas: el cinto de la Virgen Maria y la cuerda utilizada para azotar a Jesucristo. Todavia se realiza cada siete aflos una gran peregrinacién en honor del vestido que la Virgen llevaba cuando nacié Jestis, sus pa- jiales, su taparrabos y el sudario de san Juan Bautista. El fé- mur del propio Carlomagno se exhibe en un relicario de tres puntas junto con un trozo del clavo que atraves6 los pies de 66 Cristo, una astilla de la Santa Cruz y un fragmento de la Ci rona de Espinas. Lo mas sorprendente es un cuerno, que se dice pertenecié a Carlomagno, pero que data del siglo x; esta hecho con un colmillo de elefante y sirve como recuerdo del cuerno de la abundancia romana, y también del diltimo toque de clarin de Roldan en Roncesvalles antes de su muerte. La capilla de marmol octogonal del emperador es la fuer te de la Materia de Francia. Influenciados por los baptisterios de la Ravena bizantina y la iglesia del Sanco Sepulcro en Je- rusalén, los mosaicos y los dibujos de los marmoles predicen los simbolos de la leyenda del Grial. Encima de la entrada, un mosaico muestra la Jerusalén celestial, rodeada dentro de sus muros circulares por cuatro hombres con tinicas blancas que vuelcan de dnforas griegas los cuatro rios sagrados del Edén. El templo de Salomén con los dos pilares y los cuatro arcos parece de estilo clasico, pero esta presidido por la cruz, mien- tras que debajo estan las cortinas que ocultan el Arca y una lampara colgante. Junto a las ventanas se encuentran los di- bujos del céliz hechos con marmoles de colores; encima de la puerta, hay una cruz de ocho puntas con una piedra redonda © cosmos que cae sobre ella. Todavia mAs profético es el mo- saico sobre el altar dorado, que muestra al Espiritu Santo como una paloma descendiendo con rayos de fuego, algunos con la forma de la cruz, y sosteniendo en el pico la palabra de Dios para dejarla en el trono vacio de Carlomagno. Esta ale- goria del divino emperador que trae la revelacién a su pueblo como hizo el rey David en Israel esta confirmada por una ins- cripcién latina donde se afirma que Dios dio a Carlomagno el derecho a construir el templo porque gobernaba muy bien. Estos anticipos de la leyenda del Grial son ratificados por el altar de la Pasién de Aquisgran, una obra maestra pintada alrededor del aiio 1520, cuando la Reforma ya habia inicia- do la destruccién de la unidad cristiana y declinaba el culto del Grial. El panel de la derecha corresponde al Descendi- miento de la cruz. Una sensual Maria Magdalena limpia la sangre de los pies heridos de Jesucristo con su larga cabellera o pelirroja, boquiabierta de dolor mientras se arrodilla con su tiinica roja. La Corona de Espinas esta caida a su lado. San Juan y la Virgen Maria rezan con aureolas solares detras de sus cabezas, mientras en el fondo Nicodemo y José de Ari matea trasladan el cadaver de Jesucristo y huego permanecen junto al cuerpo, dispuestos a prepararlo para la sepultura. En el cuadro central, José lleva el cubo que ahora contiene el vi nagre aplicado con una esponja al Cristo crucificado, mien- tras la Magdalena una vez més levanta la mano para tocar los pies sangrantes. La capilla y el tesoro de Aquisgrin se convertirian en fuente de inspiracién para la arquitectura y la coleccién de sagradas reliquias existente por toda Europa. Aunque el im- petio de Carlomagno fue dividido en tres partes cuando mu- 16, y éstas a su vez en numerosos ducados y paises, el miste- rio de aquel imperium bendito capturé la imaginacién de los trovadores medievales, sobre todo en la leyenda de Roldan y su final. Las versiones del Cantar de Roldan se cantaban en los tiempos de la Primera Cruzada, y dan la mejor visién contemporanea del barbaro, aprensivo y orgulloso tempera~ mento del caballero europeo. El recuerdo de una derrota de Carlomagno en su campaiia contra los omeyas en Espa- fia y de la destruccién de su retaguardia en Roncesvalles en tuna emboscada vasca se transformé en una heroica matanza de las hordas musulmanas y en el sacrificio de un héroe y martir a causa de una traicién. Esta legendaria epopeya fue transmitida con la sangre y la seda del periodo. Era una de- claracién de la guerra santa contra el islam, en la que la ca- ballerosidad quedaba restringida a los caballeros de ambos bandos, y no habfa piedad para el resto de la humanidad. Aquellos que morian por la causa de Carlomagno entrarian en el paraiso, tal como prometié el sanguinario obispo Tur- pin. Por su parte, el conde Roldin proclamé: «Los infieles estén equivocados y los cristianos tenemos razén. No daré un mal ejemplo», Roldin consider6 un buen ejemplo matar unos cuantos centenares de infieles con su espada Duran- 68 darte, que partia la roca como el Shamir que construy6 el tem- plo de Salomén y la espada Excalibur del rey Arturo, aunque se condené a sf mismo y a sus veinte mil hombres a morir al negarse a pedir con su cuerno la ayuda de Carlomagno. Las sagradas reliquias en el mango de Dusrandarte la hacen mis asesina, mientras que la arrogancia del conde y la carniceria del enemigo convirtieron la estupidez estratégica en un sa- grado relato. El Cantar de Roldan presagiaba el desastre que acabaria con el posterior reino cristiano de Jerusalén nacido en el con fuso ideal de la cruzada, y condenado por el orgullo y la tr: cién de los jefes de la fuerza expedicionaria que ocuparia Pa- lestina. En el Cantar de Roldén, los francos eran el pueblo escogido de Dios, y sus enemigos estaban destinados al in- fierno 0 a morir por la espada a menos que aceptaran la con- version. Cuando en el Cantar Carlomagno toma Cordoba y arrasa las murallas, el poeta sencillamente consigna que «to- dos los infieles de la ciudad han sido muertos 0 convertidos a Ja fe cristiana». El sacro emperador romano presidié la corte en el gran jardin de la ciudad, creado por el rey moro, «el enemigo de Dios, que servia a Mahoma y a Abadén rezaba». La masacre de los no creyentes que se resistian a una obliga- toria conversi6n al cristianismo fue considerada como una estrategia habitual en la ofensiva de Europa contra el islam. ‘Morir en aquella guerra santa significaba cruzar las puertas del cielo con los angeles guerreros como guias. Mientras el conde Roldan reza por el perd6n de sus pecados con su tiltimo aliento, levanta el guantelete de su mano derecha ofrecién- doselo a Dios, y el arcéngel san Gabriel lo coge de su mano. Y cuando muere: AGI Dios envia angeles y querubines junto con san Miguel de los Peligross y-con ellos baja san Gabriel, para llevarse el alma del conde al paraiso. 69 Erector de la escuela de Carlomagno, el monje britanico Alcuino, quiza le recomend6 al emperador que era mejor copiar el ejemplo de los santos que transportar sus huesos de aqui para alla. No obstante, a la vista de la exitosa mania por las reliquias, su consejo fue desatendido, como ocurrid en elcaso de Roldan y Durandarte. Después de las cruzadas y la caida de Constantinopla, multitud de objetos sagrados ~san- gre, huesos, maderas, telas, pelos y uitas fueron traidos des- de Oriente Préximo para convertirse en el bendito tesoro de Occidente, El éxito de la historia del Grial invistié a estos preciosos objetos de un mayor misterio y veneracién. Y sin embargo, por mucho que la Luz de Dios pudiera manifestar- se a los peregrinos en cualquier parte a través de los objetos religiosos, los caballeros de la Mesa Redonda sélo buscaban tuna fuente del Grial. Con esta diversidad de reliquias disper- sas por doquier, comenzaron a predominar en Alemania, Francia y Gran Bretafia ciertas tradiciones y leyendas sobre unos recipientes sageados. Allé por el afio r204, en la créni- ca de Helinando, un monje francés, el Grial aparece identifi- cado como el cuenco que Jestis us6 en la Ultima Cena con sus discipulos. Haba aparecido en la visién de un ermitaiio bri- ténico quinientos aftos antes. Y una familia vikinga y nor- manda se unié a los caballeros templarios para ser vista y verse a si misma como guardiana del Grial y otros tesoros re- ligiosos. La familia de la Santa Luz Si en la Edad Media la Luz de Dios era vista en las reliquias, la Palabra de Dios se escuchaba en los nombres. Se bauti- zaba a los nifios y se les daba un nombre cristiano tomado de los Evangelios. Las iglesias y catedrales recibian los nombres de los discipulos y los Padres de la Iglesia. Los estandartes de guerra eran designados con los nombres de los héroes y los mértires de la fe, como es el caso de san Jorge, y los Iideres .guerreros eran ennoblecidos con el titulo de santos. Habia un poderoso significado en el nombre escogido. Los miembros de la familia vikinga que eligié el nombre de St. Clair se instalaron primero en las islas Orkney y Shet- lands. Trajeron con ellos [as viejas creencias escandinavas en Odin, que habia buscado la sabiduria de los dioses colga dose del arbol del mundo que separaba el cielo del infierno. ‘También eran cristianos y dieron un san Magno, muerto de un golpe en la sien, a la manera del maestro albafil Hiram Abiff, quien construyé el templo de Jerusalén. Aunque toda- via no se hablaba del Grial, sabfan de la copa sagrada que Jestis habia pasado entre sus discfpulos en la Ultima Cena, y también del recipiente en el que José de Arimatea habia rec gido la sangre del Cristo crucificado. Estos escandinavos de las Orkney fueron reclutados por la partida del caudillo Rollon, relacionado con su hermano Einar, para el ataque a Francia. Hacia el afto 911 ya habian tomado el nombre de St. Clair, el nombre del tratado entre Rollon y el rey francés por el cual éste cedia la parte noroeste de Francia a los vikingos. Para defender a estos nuevos «nor- mandos» de cualquier ataque de Paris, los St. Clair fueron designados barones de la frontera, y construyeron un casti- Ilo junt6 al rio Epte. Aunque el nombre deriva del latin clarus ~«claridad» 0 «verdad»-, y nueve Clares serfan beatificados, este santo en particular era un peregrino escocés llamado Guillermo que vivi6 en el siglo vil. Su nombre, escrito en la- tin como Sancto Claro, dio a su familia escandinava adoptiva la reputacién de buscadores de la luz divina o del Grial. La estatua de Guillermo, que todavia se conserva en el pozo sa- grado junto al Epte, le muestra sosteniendo su cabeza decapi- tada como Juan el Bautista, como otro mértir de la lujuria de tuna Salomé local. Sélo habia otro nombre més popular a la hora de bauti- zar los pueblos de Normandia, y era el de Saint Fraimbault, a quien mas tarde se vincularfa con Lanzarote del Lago. Pri- mero, los trovadores bretones habfan cantado las leyendas arturicas, y después Wace tradujo a Godofredo de Monmouth al francés, para servir la misma causa que el poeta galés. Es- cribié propaganda para la causa normanda. Su Roman de Rou (0 Rollon) era una pequeia Iliada: las hazafias del cau- dillo vikingo le convirtieron en un segundo Arturo. Un epi- sodio de Wace habla de Hugo de Mortimer con otros tres ca- balleros, uno de ellos un St. Clair, en una carga contra «una compaiiia de anglos que se habia retirado a un altozano, y mataron a muchos». De esta manera la defensa de Inglaterra por parte de Arturo era equiparada a la conquista dela isla por los normandos. Nueve de los St. Clair que lucharon en las filas del duque Guillermo en Hastings fueron recompensados con titulos y tierras que llegaban hasta Gales. Una docena de pueblos y castilos llamados St. Clair tam- bién dan testimonio del creciente poder de esta familia en Francia. Su nombre les hace aparecer como buscadores de la luz divina, y quiz como descendientes del propio Lanzarote, de quien entonces se decia que era el popular Saint Fraim- bault. Las correspondencias entre estos dos personajes estn muy bien documentadas. Los nombres de ambos significan «la lanza del lago». Ambos eran hijos de reyes 0 caudillos que vivieron en el siglo v1. A los dos se los llevaron a vivir junto al agua en el Pays d’Erne, en Normandia. Ambos tuvieron aven- turas en carretas y acabaron como ermitafios. Y ambos bus- caron el Grial o la Luz divina, el nombre de sus vecinos los St. Clair, que parecian mas vinculados con Perceval que con el errante Lanzarote. Las investigaciones modernas también han sugerido que Lanzarote era un caudillo escocés, algo que los St. Clair se- rian mas adelante. Godofredo de Monmouth llama Anguselus a aquel supremo caballero, mientras Chrétien de Troyes lo llama rois d’Escoce o rey de Escocia, y Wace lo convierte en Angusel. La tradicin le identifica como el jefe del clan An- gus, que tiene los mismos antepasados vikingo-normandos que los St. Clair, quienes también habjan pasado a Escocia con la princesa Margaret Atheling a la vuelta de su exilio en Hun- gria. Margaret trajo con ella otro Grial, un cofre dorado que contenia un trozo de la Santa Cruz. Su copero y protector era otro St. Clair, quien entregé la dama y la reliquia a su mari- do, el rey Malcolm III. Durante los setecientos afios siguien- tes, los St. Clair serian los guardianes del emblema sagrado dela dinastia nortefia. La familia estaba estrechamente vinculada con los tem- plarios, sobre todo en Escocia, donde el castillo St. Clair y la capilla en Rosslyn se encontraban cerca del cuartel general de los templarios y de la abadfa cisterciense de Melrose. Al igual que el castillo Epte en Normandia, Rosslyn era el bastién que protegia el reino escocés y Edimburgo de cualquier ataque in- glés por el Esk. A su herencia de cristianismo escandinavo, los cruzados St. Clair comenzaron a afiadir el conocimiento de los templarios, obtenido sobre todo de los maniqueos y gnésticos de Oriente Préximo, quienes creian en la lucha en- tre Dios y Satands por el dominio de esta tierra, y en la sabia serpiente, que dio a la raza humana el conocimiento del bien yelmal. Los templarios no pudieron conservar sus castillos coste- ros en Oriente Proximo. Después de la caida del reino de Acre, se vieron obligados a escapar con sus tesoros y archi- vos. Los objetos més preciosos llegarian a la sede de la orden en Paris. Pero cuando ésta fue proscrita, gran parte de sus te- soros fueron sacados de contrabando para ponerlos al cuida- do de la familia del Grial reconocida por los templarios, los Sancto Claro o St. Clair de Rosslyn. Ademas de guardianes de los sagrados objetos de Escocia, se convirtieron en los per- petuos maestres de las cofradias, gremios y constructores. Su tarea seria construir una capilla del Grial para albergar los te- soros secretos de acuerdo con las lineas de la sabiduria y la arquitectura templarias, El cuento del Grial fue cl relato de su época. La creacién de Chrétien de Troyes provey6 una guia para las cruzadas, aungue fue escrita en el momento de la caida de Jerusal Cerca de la ciudad de su nacimiento, los caballeros templa- 2 rios construyeron una serie de comandancias en una cadena de lagos rodeada de bosques, a los que llamaron Gran Orien te, Pequeiio Oriente y Bosque del Temple. Alli Perceval des- cubriria una vez mas el castillo del Grial, y es alli donde se dice que continian enterrados los tesoros de los templarios, incluidos los Griales de Constantinopla. La leyenda de Péri- lle, un principe asiatico, afirma incluso que fundé una orden militar arvirica llamada «los templistas» para proteger al Grial en su castillo de Francia, Desde luego, los verdaderos caballeros militares y las familias normandas vinculadas a ellos trajeron de Oriente una sabiduria especial. La literatu- ra del Grial consagraria su biisqueda esotérica del bien y cl mal, del sol y la noche. 4 El Grial de José «Yo te diré -le dijo el ermitafio a Lanzarote—la razén de la materia.» Andnimo, La biisqueda del Santo Grial José en Avalon y Sarras Los relatos del Grial se hicieron tan populares con las cruza- das que los franceses exigieron una finalidad cristiana y nor- manda. Roberto de Boron afiadié la leyenda biblica de José de Arimatea, quien trajo el Grial de Jerusalén a Gran Breta- fia y Francia, y que proporcioné el linaje del Rey Pescador y los heroicos caballeros. Sobre todo, dos relatos en prosa, La brisqueda del Santo Grial y La historia del Grial, confir- maron los vinculos entre los blancos monjes cistercienses y los templarios de la cruz roja, para dar la sancién del céliz alas conquistas de la caballerfa. Sin embargo, en estas profe- siones de fe cristiana, el paganismo, la herejfa y la alquimia ‘nunca acabaron de convertirse en la auténtica fe. Las fuentes celtas del Grial eran anatema para Roberto de Boron, aunque quiz convalid6 las afirmaciones de los mon- jes de la abadia de Glastonbury, que a finales del siglo x11 de- clararon haber desenterrado los huesos del rey Arturo y de su reino, La abadia habia sido destruida por un incendio en el aflo 1184, y el rey Enrique II murié cinco afios més tarde. El abad Henry de Sully necesitaba un milagro para recaudar fon- dos y restaurar el santo lugar. Como registr6 su contempor’- neo Gerardo de Gales, el abad ley6 la inscripcién en latin que 75 aparecia en la cruz de plomo encontrada junto a las sepult ras, y que decfa: AQUI EN LA ISLA DE AVALON YACEN ENTERRADOS EL MUY RENOMBRADO REY ARTURO Y GINEBRA, SU SEGUNDA ESPOSA, En cuanto al descu- brimiento: El cuerpo estaba reducido a polvo, pero fue sacado al aire fres- co desde las profundidades de la tumba y levado con los fenor ‘mes] huesos a un lugar més apropiado para el enterramiento. En la misma tamba se encontré una trenza de pelo de mujer, ru bio y precioso de ver, trenzado y peinado con un arte exquisito, y que sin duda pertenecia a la esposa de Arturo. Estas reliquias procuraron los fonds necesarios para la reconstruccién de Glastonbury. Bajo el inspirado liderazgo de Enrique de Blois, el sobrino del rey Enrique I de Inglaterra, Ja abadia pas6 por un periodo de reforma cluniacense antes de pasar a manos de los cistercienses, la orden de los monjes blancos fundada por san Bernardo. Construyeron un mistico altar de «zafiro» ~probablemente porfido-, cubierto de oro, plata y piedras preciosas. Se estimuld el culto al rey Arturo y la Mesa Redonda, aunque las tinicas tallas que quedan de los caballeros con armadura en las ruinas de la abadia se en- cuentran en la puerta norte de la capilla de Nuestra Seiiora en tuna secuencia que presenta la Matanza de los Inocentes. Uno de los guerreros asesinos lleva un escudo con la insignia de la cruz. Los huesos del rey Arturo y su reina fueron sepultados en un mausoleo de marmol negro con una pareja de leones en la cabeza y los pies 1a familia del abad Henry de Sully proclamarfa un mila~ gro similar para asegurar el futuro de la abadia normanda de Fécamp. Alli estaria oculta en dos recipientes de plomo den- tro del cronco de una higuera la sangre divina recogida por José de Arimatea. Ambos acontecimientos estaban relacio- nados con la llegada del Grial a Sarras en Francia y Avalon en Gran Bretafia, en manos de José de Arimatea, ste era el 76 tema del pocta borgones Roberto de Boron, que quiz cum- plié condena en una prisién sarracena en Tierra Santa. Aun gue De Boron afirmé que partia de un texto latino original, al parecer tomé préstamos del Perceval de Chrétien de Tro- yes y también de los prdlogos posteriores, uno de los cuales narra cémo el reino de Logres se convirtié en la Tierra de los Péramos. La Primera continuacién de Gautier de Denain expone las aventuras de Gawain en el castillo del Grial, don- de fue alimentado por un recipiente celestial, si bien fracas6 en su intento de reparar la espada rota que habia destruido el reino del Rey Pescador. Sin embargo, Gawain formulé la pre- gunta sobre la lanza sangrante, y asi devolvié la abundancia a los paramos. Otra continuacién de Manessier habla de Pet- ceval reparando la espada para convertirse él mismo en el rey del Grial. En José de Arimatea de Roberto de Boron, José era un ca~ ballero al servicio de Poncio Pilato, quien le dio el recipiente con la sangre de Jesucristo recogida en la cruz, y también el permiso para enterrar su cuerpo. Junto con Nicodemo, pre- paré el cadaver, y dio comienzo a la tradicién del Grial como una piedra sobre la que sangré Jesucristo muerto. ‘Mientras le lavaban, las heridas comenzaron a sangrar, algo que les caus6é mucho miedo, porque recordaban la piedra al pie de la cruz que la sangre derramada parti6 en dos. Entonces José ‘pens6 en su vasija y decidié que alli las gotas se guardarfan me- jor que en cualquier otra parte. Asi que la tomé y recogié la sangre que manaba de las heridas. Envolvié el cadaver en un fino lienzo y lo deposit en el sarcéfago de piedra que posefa desde hacfa mucho tiempo, con el fin de ser él mismo sepulta- do alli. Oculté el sarcéfago con una gran piedra plana para asi cevitar que los diseipulos de Cristo robaran el cuerpo. Pero se Hlev6 el recipiente con la sangre a su casa. José, apresado por los judios, recibié la visita de Jesuctis- to, quien le devolvié el recipiente con la sangre que habria 7 perdido durante los preparativos del funeral. «La tendras y la preservaras ~dlijo Jesucristo-, y lo mismo haran todos aque- Ilos a los que se la encomiendes. Quienquiera que sepa de su existencia sera bien amado en este mundo, y la compaiiia de aquellos que conozcan de su existencia y eseriban libros so- bre ella sera buscada mas que la de otras gentes.» Cuando José le pregunté por qué le daba el Grial, Jesucristo contesté: Tai me bajaste de la cruz y me pusiste en tu sepulero, después de {que me senté en la cena junto a Simén Pedro y dije que seria traicionado. Como esto sucedié en la mesa, las mesas seri puestas en el futuro para que yo pueda ser sacrficado. La mesa significa la cruz; los recipientes donde se haran el sacrificio y la consagracién representaran la tumba donde tii me sepultaste. fista es la copa donde mi cuerpo sera consagrado con la forma de la hostia. La patena donde ser puesta simbolizara la piedra con la que ti tapaste la boca de la tuba, la tela que la eubriea representa la tela con la que tii envolviste mi cuerpo. Asi el sig nificado de tu accién serd conocido por toda la cristiandad has- tal fin del mundo. Para Roberto de Boron, el Grial era un «vaso» que conte nfa la sagrada sangre de Jesucristo. Era el recipiente y el plato para el pan y el cordero pascual de la Ultima Cena, y también tuna vasija para recoger el fluido de las heridas de Jesucristo en la cruz. Por lo tanto, era un proveedor de comida y bebida sa- gradas ademas del contenedor del sufrimiento y el juicio. Mas tarde, cuando José fue encarcelado, el Grial le mantuvo vivo durante cuarenta afios. Sélo cuando se lo dio a Bron, otra ver- sién del dios celta Bran, pudo abandonar esta tierra, mientras Bron se llevaba el talisman de la inmortalidad a Occidente. Ms tarde, Bron cogié un per y lo dejé junto al Grial. De esta manera se convirtid en el Rico Pescador del castillo del Grial de Corbenic. Este simbolismo cristiano también era una sefial de abundancia y vida. IXqEUS era la palabra grie~ ga correspondiente a «pez» y también el acrénimo de Jestis 8 Cristo Dios. Representaba los milagros de comida para todos los panes y los peces- y la vida en las grandes aguas del na- cimiento. De Boron incluso compara la alegria de aquellos que vieron el Grial con un pez que se escapa de la mano del pescador: Bs como la naturalidad del pez que un hombre sujeta en su mano y de alli vuelve a nadar libre José y Bron se llevan el Grial a Sarras y Avalon. Estaba puesto en una mesa junto a una copa y un libro, que era fa Pa- labra de Dios en el Nuevo Testamento. Se habia convertido en una alegoria de la conversién de Francia e Inglaterra a la fe catdlica romana. El castillo del Grial estaba en Glaston- bury, y de esta manera unia la cristiandad con los huesos del legendario Arturo briténico. Este poema confirmaba una preciosa leyenda del apécrifo Evangelium Nicodemi, pero aiiadia que José de Arimatea Hev6 el Grial a la més antigua abadia cristiana en el sudoeste de Inglaterra. Y a pesar de en- salzar la Pasién y la Eucaristéa, continuaba sosteniendo el mito celta del caldero magico de la abundancia y el juicio. La busqueda del Santo Grial La duradera versién de la historia del Grial, que era la par- te original del ciclo en prosa de Lanzarote, probablemente fue escrita por un monje cisterciense. Segtin el comentario de otro miembro de aquella orden, Cesdreo de Heisterbach, el tema resultaba mucho mis estimulante que el Libro Sagrado. Cuenta la anécdota del abad Gevardur, enfrentado a una do- cena de monjes somnolientos. Los desperté con otra version de «En el principio cra el Verbo». Dijo: «jEscuchad, herma- nos, escuchad! Tengo algo nuevo y maravilloso que contaros. Habia una vez un rey. Su nombre era Arturo...» 79 La orden de los monjes blancos siempre estuvo vinculada a los caballeros templarios. Galahad era ahora el preferido por encima de Perceval como el hombre libre de pecado que podia encontrar el Grial. Un hecho destacable es que debia probar que descendia del rey Salomén para empuifar la mis- tica espada de David que le permitiria concluir la bisqueda con éxito. Los templarios eran los caballeros del templo de Salomén en Jerusalén, Emma Jung escribié en La leyenda del Grial: «En La brisqueda se encuentran muchos temas, como la leyenda de Salomén, que surgen de las fabulas orientales, junto a los temas celtas». El propio Grial era un plato de la abundancia cuando aparece en la corte del rey Arturo en Whitsuntide. Alli se dice que la Mesa Redonda del universo de los caballeros es la tercera en importancia de todo el mun- do, La primera es la mesa cuadrada de la Ultima Cena, y la segunda la mesa cuadrada del Grial de José de Arimatea. Se escuchaba el retumbar del trueno y se veia un brillante rayo de luz como si todo estuviera iluminado «por la gracia del Es- piritu Santo». Entonces aparece el Grial, cubierto con una tela de seda, flotando en el aire. «En la sala se olfa una agra- dable fragancia, como si se hubieran derramado todas las es- pecias de la tierr: Grial dio la vuelta a la mesa, sirviendo a Jos comensales la comida que deseaban.» Esta primera aparicién del Grial en la corte de Arturo desde que habia dispensado el mand a los israelitas y el cor- dero pascual en la Ultima Cena, se produjo porque Galahad, el hijo de Lanzarote y la hija del Rey Pescadox, y descendien- te del rey David y de José, se senté en el Asiento Peligroso en la Mesa Redonda, el asiento de Judas que lanzaba al infier- no a cualquier caballero imperfecto. También habia sacado la espada de la piedra flotante para demostrar su santidad. Los doce mejores caballeros, el mismo ntimero que los apés- toles, salieron en buisqueda del Grial, después de oir misa, La primera parada de Galahad fue en una abadia de monjes blancos, donde gané en una justa un sagrado escudo blanco con la cruz roja trazada con la sangre de José (el simbolo de Bo Jos templarios, que eran el brazo armado de los cistercienses). EI Grial se le aparecié después a Lanzarote, el padre de Galahad, quien vivia en pecado por sus amores con la reina Ginebra y no pudo recibir su gracia. Mientras miraba por la rejilla de hierro el interior de una vieja capilla, vio una mesa de plata cubierta por un mantel de seda e iluminada por un candelabro de seis brazos de plata que simbolizaba los seis dias de la Creacién. Mientras suefia despierto ve la mesa, el candelabro y el Grial abandonar la capilla para ir a donde un caballero herido yace al pie de una cruz de piedra. El caballe- ro se cura y toma las armas de Lanzarote, y los sagrados ob- jetos regresan a la capilla, mientras Lanzarote contintia dur- miendo sin moverse, ya sea por el agotamiento 0 por el peso del pecado. A continuacién, una voz celestial le echa en cara su osadia de acercarse al Grial, cuando él es mas «duro que la piedra, mas amargo que la madera, mas estéril y desnudo que la higuera». Después, Perceval cabalga hasta la capilla de su tia, en otros tiempos conocida como la Reina de los Paramos. Alli aprende mas cosas sobre la historia familiar, incluida la lle- gada del Grial a Gran Bretaiia. Los otros caballeros partici pantes en la biisqueda, sobre todo Gawain y Bors, pasan por pruebas y tentaciones en algo parecido a un caballeresco Via- je del peregrino. Pero mientras Bors se justifica a través de sus obras como un protestante prematuro, Galahad se justifica a si mismo por medio de la fe. La pareja, en compaiiia de Per- ceval, llega a la nave de Salomén, rica en referencias biblicas al arca de Noé y al Arca del templo con el mas sagrado de to- dos los tabernaculos. A bordo encuentran una cama como la de Ulises, hecha de un Arbol vivo que representa el Arbol de la Vida en el Jardin del Edén, la sangre de Abel asesinado por su hermano Cain y la Santa Cruz, Los colores de sus tres ma- deros eran blanco, rojo y verde, los colores de la alquimia con- cebida por Salomén, quien era «sabio con el conocimiento que podia ser entendido por la comprensién humana; él co- nocia los poderes de cada piedra preciosa, las virtudes de to- a1 das las hierbas, y tenia un mayor y mas perfecto conocimien- to del curso del firmamento y las estrellas que cualquier otro, excepto el mismo Dios» Sobre la cama yace la espada del rey David hecha por Sa Jomén con un pomo de piedra que combina todos los colores existentes en la tierra, cada uno con su propia virtud en la magia y la ciencia. La empuitadura tiene dos rebordes, uno hecho con la salamandra o serpiente de la sabiduria, y el otro con un pez del Eufrates que causa el olvido del propésito. De disefio celta y gnéstico, era como la espada de Arturo en el Suerio de Rhonabwy, con dos serpientes de oro incrustadas en el acero del arma. Al desenvainarla, «las fauces de las dos serpientes vomitaban llamas, y tan maravillosa era la espada, que resultaba muy dificil mirarla». La nave de Salomén la habia borado un hombre bajado del cielo, que la bendijo con el agua sacada de un cubo de plata. E] hombre le dijo al cons- tructor que el iltimo caballero de su linaje se acostarfa en la cama y le hablé del caballero. Galahad coge la espada de Da- vid y se acuesta en la cama de su antepasado. Mas tarde, Lanzarote reemplaz6 a Galahad en la nave de Salomén para ir en busca del castillo del Grial que estaba en el mar. Al encontrar una fortaleza custodiada por dos leones, entra en una c4mara tan brillantemente iluminada que par ce que todas las velas de la tierra estuvieran encendidas alli dentro. Ve el recipiente sagrado, ahora cubierto con una tela de seda roja sobre la mesa de plata. Los dngeles balancean los incensarios 0 sostienen velas y cruces. Un anciano oftenda la hostia a una Trinidad de tres hombres. Le dan uno de ellos en lugar de la hostia, y él se tambalea bajo el peso del cuerpo divino. Lanzarote acude en su ayuda, pero entonces resulta herido. Mientras se recupera en el castillo marino, el Grial aparece en la mesa para alimentarlos a todos segiin sus deseos. Aunque Lanzarote no puede alcanzar el sagrado recipiente, se beneficia de su abundancia. Cinco afios més tarde, Galahad, Perceval y Bors llegan a Corbenic, el castillo del tullido Rey Pescador. Alli Galahad 82 une los dos trozos de la espada rota que hirid a José de Ari- matea en el muslo. Luego un hombre con las vestiduras de un obispo, llegado del cielo en un trono sostenido por cuatro an- sgeles, se presenta como José, el primer obispo cristiano con- sagrado por Dios en Sarras, la ciudad celestial en Francia, desde donde e! Grial ha sido llevado a Gran Bretaiia. El tro- no es depositado junto al sagrado recipiente en la mesa de plata cerca del Rey Pescador. Ahora los cuatro Angeles lle- van velas, una tela de seda roja y la Santa Lanza sangrante. Las vyelas las colocan sobre la mesa, la tela roja junto al Grial, mientras las gotas de sangre de la lanza levantada caen en la sagrada copa, que después tapan con Ia tela. En la visién de los caballeros, José realiza el milagro de la transubstancia- ci6n en la que un nifio ardiendo reemplaza a la hostia, antes de desaparecer. A continuacién, el sangrante Jesucristo des- nudo sale del sagrado recipiente y le da el sacramento a los arrodillados caballeros, quienes encuentran la bendita comi- da «tan dulce y deliciosa como si toda la esencia de la dulzu- ra estuviese contenida dentro de sus cuerpos». Y la vision de Jesucristo identifica el Gril: Es la fuente en Ja que Jesucristo compartis el cordero pascual con sus diseipulos. Es la fuente que se ha mostrado agrada- ble con aquellos a quienes considero mis ficles servidores, aque- llos cuya visién ha sorprendido a los infeles. Y porque se ha rmostrado agradable con toda mi gente, se la llama muy correc- tamente Santo Grial La visidn de Jesucristo ordena a Galahad sacar la sagrada fuente del castillo britanico de Corbenic y llevarla a la ciudad celestial de Sarras. No obstante, primero debe sanar las her das del Rey Pescador con gotas de sangre de la Santa Lanza. Una vez que el rey esta curado, la Tierra de los Paramos re- cupera su verdor, y él ingresa en un monasterio de los monjes blancos. De esta manera, los cistercienses se unen a la histo- ria de la busqueda, mientras los artiiricos caballeros de la 85 cruz roja de los templarios son comparados, por el espiritu de Jesucristo, con los apéstoles. «Porque asi como ellos comie- ron conmigo en la Ultima Cena, ahora también vosotros ha- béis comido conmigo en la mesa del Santo Grial.» Bors, Perceval y Galahad regresan a la nave de Salomén, donde encuentran el Grial en la mesa de plata sobre la cama del Arbol de la Vida y la cruz. Después del viaje, Galahad car- ga con el gran peso de la mesa hasta Sarras, donde los caba- Ileros son hechos prisioneros hasta que Galahad sea escogido rey. Galahad construye un arca de oro y piedras preciosas para guardar el Grial en su mesa de plata, un enorme relica- rio. Mientras reza delante del mismo en compania de Bors y Perceval, Galahad ve a José de Arimatea, que ha liberado el alma de su cuerpo para alcanzar el ciclo. Una gran maravilla se produjo inmediatamente después de la muerte de Galahad. Los dos compaiieros restantes vieron clara- mente cémo una mano bajaba del cielo, pero no el cuerpo a la ‘que pertenecia, Fue directamente al sagrado recipiente y lo co Bi6 junto con la lanza, y se los Hev6 al cielo, y, desde entonces, ningsin hombre se ha atrevido a decir que vio el Santo Grial. Muchos y muy distinguidos criticos franceses consideran La biisqueda del santo Grial como una alegoria cristiana, in- fluenciada por el misticismo de la doctrina de la gracia y la uunién mistica con Dios predicada por san Bernardo. Aunque nunea se describe el Grial, éste representa la fuente de la U tima Cena, el recipiente donde José de Arimatea recogié la sangre de Jesucristo en la cruz y el céliz.de la Eucaristia. Era la gracia y la generosidad de Dios. Y si bien podia aparecer y ser dada a todos, s6lo los puros de corazén podian recibirla. No obstante, en La biisqueda sobreviven las doctrinas celtas y heréticas. Los caballeros pueden ver el Grial durante sus pe- nutias y tribulaciones sin la mediacién de la Iglesia. Y como admite uno de los partidarios del énfasis cristiano de La biis- queda: 84 En el coraz6n de la leyenda del Grial existe la grave ambivalen- cia de que las reliquias de la Ultima Cena y de la Pasién apate- cen como responsables de los maléficos encantamientos y peli- gros que alligen al reino del rey Arturo, mientras que la Santa Lanza y la milagrosa espada del rey David, la «espada del espi- ritu», aparecen en algunos momentos como armas de la ven- ganza y de Némesis. Por debajo del simbolismo cristiano fluye ‘una primitiva corriente que de vez en cuando amenaza con per turbar la suave y limpida superficie. La historia del Grial Todo el ciclo en prosa de Lanzarote, que culminé con la ¢s- critura de La historia del Grial alrededor del aio 1230, pro- bablemente fue disefiado por un autor de Champaia. Es muy posible que asistiera a la escuela de san Bernardo en Claraval, cerca de la Troyes de Chrétien, quien escribié el primer Per- ceval, Desde luego, el ciclo era de tendencia francesa, y se concentraba en las hazafias de Lanzarote, a quien los nor- mandos habian adoptado como su caballero desde el Ban de Benoic,¢ insistia en el regreso del Grial desde Avalon en Glas- tonbury a Sarras, en el sur de Francia. Las obras del ciclo, so- bre todo la extensa Lanzarote en la que el Grial cura al caba- Hero de la locura, abundan en el cruce de referencias con los otros textos de la serie, mientras que La muerte del rey Arturo seguia a Wace en el uso de las conquistas de Arturo y Lanza- rote para prefigurar el imperio normando en Francia y Gran Bretafia. El autor de La historia del Grial afirmaba haber escucha- do la Palabra de Dios en 717, mas de quinientos afios antes de escribirse el texto francés. Declaré que era un andnimo er- mitafio, que se encontré en las zonas salvajes de un territorio pagano, Fue durante la noche de un Viernes Santo, mientras dormia. Una vox celestial le lamé cuatro veces, y le dijo que se despertara y aprendiera de las tres cosas en una, y una en 85 tres. Vio a un hombre de sorprendente belleza que represen- taba la Trinidad. No podia soporrar la cegadora refulgencia de la visién, asi que el hombre soplé luz en sus ojos, le dio el don de lenguas y le puso una antorcha en la boca. Dijo que élera la fuente de la sabidurfa y el amo perfecto, identificado por Nicodemo, quien trajo a José de Arimatea la mira y el aloe para embalsamar el cuerpo de Jesucristo. El hombre cogié la mano del ermitafio y le dio un libro que no era més grande que su palma. El hombre declaré que habfa escrito las maravillas en el libro, y luego desaparecié entre truenos, temblores de tierra y luces deslumbrantes. El ermitaio cayé al suelo después de la mistica vision, pero al despertar encontr6 el libro y comenz6 su lectura: Este es el libro de tu descendencia, aqui comienza el libro del Sangreal, aqui comienzan los texrores, aqui comienzan los milagros. El ermitafio oculté el libro en un armario junto al altar, pero al dia siguiente habia desaparecido, de la misma mane ra que Jesucristo se habfa levantado de su tumba. Se le dijo ‘que caminara por un sendero hasta la Piedra y el Valle de los. ‘Muertos, o el inframundo, y la Cruz de los Siete Caminos. En elaltar de una capilla en el bosque volvié a encontrar el libro divino y Jesucristo le ordené que hiciera una copia. Esta era La historia del Grial. Y como dijo el autor, él no se hubie- ra atrevido a escribirla, de no haberle sido revelada. Por lo tanto, La historia es la primera descripcién del Grial como palabra de Dios en el sentido literal. Otorgaba la autoridad del Todopoderoso a Ia leyenda de José de Arima- tea, al mismo tiempo que creaba un mito de la conversién de Gran Bretajia al cristianismo. En el relato, José recogié la sangre de Jesucristo crucificado en la scutella, o fuente, utli- zada en la Ultima Cena, Los judios le tuvieron encerrado en una prisin durante cuarenta y cinco aiios, pero se aliment6 86 con el mana del Grial. El emperador Vespasiano le devolvi6 la libertad, fue bautizado y viajé como misionero desde TTie- rra Santa con su esposa y su hijo virgen en la nave de Salo- mon. La sagrada fuente fue guardada en una preciosa arc: Alllegar al puerto de Sarras en el sur de Francia, entonces go- bernado por los sarracenos, José convirtié a los gobernantes infieles. Como iniciado en los misterios del Grial guardado en el arca, fue consagrado por Jesucristo como el primer obispo de la Europa occidental, En el breve periodo en que fue un pecador, un Angel le hirié en el muslo con su lanza, an- ticipando el destino del Rey Pescador. Pero su piedad le curé la herida sin que fuese necesaria la intervencién de un caba- Ilero de la Mesa Redonda Desde Sarras, José continué su viaje a Gran Bretafia EI Grial obr6 sus maravillas, ahora convertido en el simbolo del milagro de Cristo, multiplicando los panes y los peces para alimentar a los millares de fieles. Alain, el sobrino de José y duodécimo hijo de su cufiado Bron, habia sido el pes- cador del pez original y se convirti6 en el primer Rey Pesca- dor. Construyé el castillo de Corbenic para guardar el Grial y esperé la llegada de Galahad, que aqui es engendrado por el anciano José y su esposa con la intervencién divina. El ni- fio recibe el nombre de Galahad, muy parecido al Gilead de la Biblia. El Grial de La historia no era un céliz, sino una fuente 0 un plato de la abundancia. Se decfa que Gran Bretaiia se ha- bia convertido al rito griego directamente desde Jerusalén y Constantinopla, como estaba ocurriendo desde Irlanda en los tiempos del rey Arturo, de quien se decia que la empera- triz Helena, la descubridora de la Santa Cruz en Jerusalén, era una de sus antepasadas. El Evangelio segiin san Juan ha ba puesto el sello del Nuevo Testamento en Nicodemus, José de Arimatea, el pan de la vida y la divina sangre. Casi como tun gnéstico, Jesucristo le dijo a Nicodemo, que en aquel tex- to aparece como «un gobernante de los judios»: 87 Y de la misma manera que Moises levanto la serptente en la es- pesura, también se debe levantar al Hijo del Hombre: Porque aquellos que crean en El tendran la vida eterna. Porque Dios amé al mundo, le dio su tinico Hijo biena- mado. Y fue Jesiis quien le habl6 a los judios de si mismo como el Grial de la abundancia, Yo soy el pan de la vida. ‘Vuestros padres comieron el mand en la espesura, y ellos mu- Este ¢s el pan que vino del cielo, para que el hombre lo co- miera y no muriera En verdad, en verdad os digo que sélo aquellos que coman la carne del Hijo del Hombre y beban su sangre tendrén vida en Ademés, Jesucristo escoge a Judas en la fatal traicién a su Maestro, dindole el trozo de pan mojado en vino, al tiempo que le dice: «Lo que debas hacer, hazlo pronto», y de esta ma- nera creé el Asiento Peligroso que mataria a los impuros en la Mesa Redonda Fueron José de Arimatea y Nicodemo quienes prepararon a Je sucristo para darle sepuleura. [Asi que se lievaron el cuerpo de Jesucristo y lo envolvieron en telas con especias, como era la costumbre funeraria de los judios. Entonces en el lugar donde lo erucificaron habia un jardin; y enel jardin habia una tumba en la que no habia yacido hom- bre alguno. Y fue Jesucristo resucitado quien se acercé a la orilla del lago Tiberfades y observ a los discipulos mientras pescaban 88, i isto les dijo: «Hijos mios, :tenéis suficiente para co- 2». Ellos le espondieron que no. Y Elles dijo: «Lanzad la red por el lado derecho de la em- barcaci6n, y encontraréis». Asilo hicieron, y no podian recoger la red debido a la abundancia de pescado. [Asi que cuando volvieron a tierra, encendieron un fuego, y pusieron a asar el pescado, y el pan... Jesucristo les dijo: «Venid y abandonad el ayuno». Y nin-

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