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LA RUINA O LA ESTETICA DEL TIEMPO por J. L. Marzo «<,lgnordis por qué razén las ruinas agradan tanto? Yo os lo diré; todo se disuelve, todo Perece, todo pasa, slo el tiempo sigue adelante. El mundo es viejo y yo me paseo entre dos eternidades. {Qué es mi cxistencia en comparacién con estas piedras desmorona- das?» La cuestin sobre cual es el momento en el que ya se puede hablar de cultura romantica es obvio que se trata de algo casi imposible. Tam- poco nosotros vamos en su busqueda. Es evi dente que el proyecto ilustrado’ proporciona una gran cantidad de elementos al Romanti cismo. La estética de lo bello y lo sublime, la vivencia tan pasional de la conjuncién entre arte y vida y el sentimiento «interiorizado» del tiempo, y el espacio generarén una radical pos- tura ante la naturaleza. La base esencial de todo el pensamiento ro- mantico se sustenta en el cambio de vision y de relaci6n con la naturaleza. Se produce una «re- gresién estética a la naturaleza> en palabras de Simén Marchén, un canto a su protagonista destacado, que se ha de entender desde un en- frentamiento con el concepto de historia ilus- trado, progresivo. La nueva filosofia de la na- turaleza, creyente de un retorno ciclico («...y puede que estos caracteres permanezcan cuando todo sea ruina una vez més>') provo- card una identificacién espiritual entre hombre y entorno, acentuada por la conciencia romén- tica del alejamiento de la cultura —hombre— y el medio natural en donde esta enraizado lo humano. Aparece el sentimiento estético de la

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