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31 / 07 / 15

Cuento sin moraleja:


A veces cuando extrao todo, pienso que todo no es lo que perd
A veces somos nuestros propios carceleros, y no dejamos que afloren nuestras
pulsiones y deseos ms profundos, tal vez porque al hacerlo, debiramos
romper con vnculos y con convenciones sociales establecidas. Es como
desacomodar una estantera que nos llev toda la vida construir. Como un
soplo de muerte sobre una casilla de naipes, que nos sirve para vivir adentro, y
si la derribamos, nos quedaramos sin casa, a la deriva, sin abrigo, y en
soledad. Entonces por no animarnos a desarrollar nuestro otro yo, preferimos
una existencia rutinaria, en donde uno es un triste engranaje, de una
maquinaria, que compone una marioneta sin vida.
Y entonces, nos transformamos en una mscara, tras lo cual, nadie sabe
quien habita.
Porque detrs de esa mscara existe alguien que es un fantasma.
Juan Enrique
Presedo

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